After Game • Peter Parker ✓

By -ladymarvel

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| ADVERTENCIA: smut | Después de lo ocurrido en Endgame, nadie es igual, especialmente Heather Potts, cuya... More

AFTER GAME
00 | El regreso
01 | After Game
02 | Niño Araña
03 | El chico de la patineta
04 | Chicle
05 | Detención
06 | ¿Eres hija del presidente?
07 | Haría todo por ti
08 | Conquístalo, rosada
09 | Obra de Otoño
10 | Heather Potter
11 | Nico Minaj
12 | No llores, pero...
13 | Confío en ti
14 | Ahora o nunca
15 | No lo sabes hasta que lo pierdes
16 | Promesa
17 | Tres días
18 | Dos días
19 | Día de la Manifestación
20 | Nuevo miembro
21 | Primera Navidad
22 | Pesadillas
23 | Visto
24 | Otra vez
25 | Perfecto
26 | ¿Buen inicio de vacaciones?
27 | Venecia
28 | Quentin Beck
29 | Cabras bebés
30 | Praga
31 | Nadie es perfecto
32 | "Tristeza extrema"
33 | Un mejor Spider-Man
34 | Londres
35 | Pinky Promise
36 | Primer día
37 | Siempre
38 | Storm
39 | Aún no
40 | El chisme es mi pasión
42 | Misión fallida
43 | Mi Peter
44 | Spider-Men
45 | Reencuentros
46 | Nueva Attilan
47 | Plan
48 | No entiendes
49 | Spider-tubbies
50 | Portales silenciosos
51 | Coney Island
52 | Despedida
53 | Recuérdame
Epílogo

41 | Sanos y salvos

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By -ladymarvel

       Heather abrió la puerta del restaurante y tomó una bocanada del aire fresco de la ciudad de Queens. Caminó hasta un poste y se recostó en él.

       —Escúchame por favor. Ella me besó a mí. La separé rápidamente, lo juro, no es mi culpa.—dijo Peter, quien obviamente la había seguido.

       —Si no lo es, ¿por qué me has evitado estas últimas semanas?—preguntó con la mirada fija en la luna, sin atreverse a verlo a los ojos.

       —Porque sabía que te pondrías así.—se defendió.

      Heather resopló.—¿Qué esperabas que hiciera? ¿Riera y te llenara de besos?¿Que dijera que todo está bien?¿Qué yo estoy bien?

       —Nuestra relación no ha estado muy bien últimamente, lo sé, pero no eres la única que está afectada.—atacó Peter, algo molesto.

       La rubia lo miró a los ojos por primera vez y musitó.—Al menos yo estoy intentando mejorarnos.

       —Pero no le pedí que me besara. No hice nada malo.

       Heather tragó el nudo en su garganta y se cruzó de brazos.

       —¿O sea que si te pido que te alejes de ella lo harías?

       Peter frunció el ceño y se quedó en silencio unos segundos hasta que soltó una risa seca.

—No puedo creerlo. Sabes que ella es mi única amiga en ese lugar lleno de idiotas.

       Heather sintió su sangre hervir. ¿En serio tenía la osadía de doblar las cartas contra ella?

       —Pues es ella o yo.

       Silencio. El puto silencio de Peter rompió su corazón. El chico negó.

       —No puedes hacerme eso.—murmuró.—Es como si te pidiera escoger entre Nico y yo.

       —Claro que no. A Nico lo conozco hace casi un año. Literalmente es parte de mi familia. A ella la conoces de un mes.—dijo Heather mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.—¿Pero sabes qué? Si me lo pidieras, te escogería a ti. Siempre a ti, porque yo...

       Te amo. Es lo peor que has escuchado, ¿no?, pensó, sin tener el suficiente valor de decirlo.

       —Porque yo t-te quiero.—susurró Heather.

       Peter suspiró, tranquilizándose un poco. Estiró sus manos para agarrar las suyas.

       —Yo también te quiero.—susurró sincero.—Pero Sinthea me prometió que no siente nada por mí y que actuaremos como que eso no pasó.

      Heather soltó sus manos y asintió.

       —Ok. Entonces tomaste tu decisión.—logró no quebrar su voz.—T-terminamos.

       Peter abrió la boca para protestar, pero la cerró. Apretó fuertemente su mandíbula.

       —Si eso es lo que quieres.—musitó brusco. Sin esperar más, pasó junto a ella, chocando su hombro a propósito, y se fue.

Gotas de lluvia empezaron a caer fuertemente sobre ella. Justo lo que faltaba.

       La respiración de Heather se empezó a acelerar a la vez que su inseguridad incrementaba. ¿Había tomado la decisión correcta? Quería dejar caer el escudo que protegía su corazón y correr tras él. Rogarle que la amara. Que lo hiciera tanto como ella a él.

       Sabía que ambos llegaban a ser testarudos y era difícil hacerlos cambiar de alguna opinión... pero no se imaginó que eso llevaría su relación a terminar en tragedia.

       Debió suponer que ella no sería la única persona en el mundo que caería enamorada por el castaño. Fue muy estúpido de su parte. Era un chico amable, adorable, guapo... Pero no vivía en un cuento de hadas donde el príncipe azul la rescataba en su corcel para vivir juntos y felices para siempre.

Ya no.

       Rozó suavemente la pulsera con dije de araña. Por más triste o enojada que estuviera con él, no se la quitaría.

       Heather jamás olvidaría su intensa mirada al pedirle entrar en razón, su espalda al alejarse molesto de ella, el latido de su triste corazón, su último beso, el susurro de su nombre salir de sus labios...

       —Peter...

—¡Peter!

Heather apretó sus brazos alrededor del cuello del chico, sin atreverse a abrir los ojos.

—Ya estamos en tierra firme, puedes dejar de asfixiarme.—rió Peter.

La rubia se soltó y arregló su cabello, algo sonrojada. Estaban en la azotea del edificio del chico.

—Creo que me estoy acostumbrando a viajar por telerañas.—mintió Heather, aún temblando del miedo.

Peter arqueó una ceja, suprimiendo una sonrisa.

—¿De verdad? Tus gritos no decían lo mismo.—bromeó, recibiendo un golpe en el brazo. La jaló de la cintura y le dio un profundo beso.—Creo que no has visto lo que hay atrás tuyo.

Heather giró rápidamente y ahogó un grito al ver las almohadas y linternas que formaban una pequeña tienda de campaña.

—Oh, Pete.—murmuró feliz. Le dio un beso en la mejilla y se tiró a las almohadas.

El castaño se acurrucó junto ella a ver el estrellado cielo sobre ellod mientras conversaban sobre su día.

—¿Qué tal quedó?—preguntó Peter, mostrándole el intento de trenza.

Heather se mordió el labio.—Eh... bien.

—Dime la verdad.

—Está bien.—insistió la chica riendo.—Algo chueca y con nudos, pero para ser principiante, está linda.

Peter suspirió y asintió. No lo iba a decir, pero haberle trenzado el cabello le había hecho imaginar un futuro donde hacía lo mismo con sus hijas. "Sus", indicando hijos de ambos.

Heather bostezó y cerró sus ojos unos segundos. Su novio acarició su cabello.

—Descansa, Wendy.

—No me llames así.—murmuró ella con una sonrisa ladeada.

—Suena genial.—exclamó el chico.—Yo soy Peter y tú eres Wendy.

—¿Y Tony es Garfio?—soltó otro bostezo.

       Peter admiró su rostro, tapado un poco por su cabello.

—Bucky te destruyó hoy. Mereces dormir.—persistió el chico.

Heather le dio un apretón a su mano.

—¿Me prometes que estarás conmigo cuando despierte?

Peter sonrió, colocando uno de sus rubios cabellos tras su oreja.

—Nunca te dejaré sola, linda. Nadie te lastimará, ¿ok? Estamos sanos y salvos.—susurró antes de darle un último beso en la frente que la dejaría durmiedo tranquila.


Heather, quien lloraba mientras abrazaba un abrigo de Peter, lanzó con rabia uno de sus cojines contra la pared. Odiaba no dejar de pensar en él. En todo su tiempo juntos, en sus falsas promesas, en su fría mirada cuando terminó con su relación...

Había pasado una semana desde la ruptura y cada vez se sentía peor. No salía de su cuarto, pues tenía su propio baño, y Pepper o Tony le dejaban comida en la puerta. Ni siquiera había ido a sus clases. Pero nadie le decía nada. Todos suponían lo que había sucedido y preferían no involucrarse.

Ahí fue cuando la verdad se hundió en ella, destrozándola. Ya no recibiría más mensajes, abrazos y besos del chicos. Ya no tendrían un futuro juntos. Todos los días le escribía a Ned para saber como estaba Peter. Necesitaba saber si estaba igual de afligido que ella, si la extrañaba, si le hacía falta...

Heather finalmente se dio cuenta que lo amaba. Lo amaba tanto que dolía. Era el tipo de amor que ella quería hacer todo lo posible para tener la atención de Peter. Donde era capaz de cambiarse a sí misma para que no se vaya. Para que este a su lado siempre.

Pero ya era muy tarde.

¡Knock!¡Knock!

Tony asomó su cabeza por la puerta. Sin esperar respuesta, entró con una bandeja de comida. Heather se escondió rápidamente bajo las sábanas.

—Buenos días, bella durmiente.—canturreó Tony.—Traje tostadas.

No respondió.

—¿Quieres mantequilla o mermelada?

Nada.

Tony le dio una mirada a la desordenada habitación. Parecía que un huracán había pasado por ahí. Decir que se sentía culpable era poco. Sí, le había dicho a Peter que terminara con ella, pero no lo decía en serio. Él era el fan número 1 de su relación. Sinceramente, Tony no sabía si ser el padre protector o el amigo chismoso.

Cerró lentamente la puerta tras él, encontrándose con Pepper y Nico.

—¿Qué tal?—preguntó la rubia.

—Sigue mal.—susurró Tony.—Yo ya... había planeado la boda.

Nico bufó.—No es momento para eso. Heather siempre ha tenido serios problemas con la depresión. Estoy muy preocupado que suceda algo...

Pepper ahogó un grito.—Debemos llamar un psicólogo.

—No sé, puede ser.—murmuró Nico.—Pero no podemos dejarla así.

—En estos días sólo ha hablado contigo. Haz algo.—dijo Tony.

El chico arqueó una ceja.—No me miren a mí. Ustedes son los adultos responsables.

—Aunque sea entra y asegúrate que coma.—pidió Pepper.—Por favor, hijo.

Heather seguía bajo sus sábanas cuando Nico entró.

—Hey...—tomó asiento al borde de la cama.—Adivina qué.

Ella no se movió, ni respondió.

—Netflix añadió Heathers: El Musical.—dijo animado, sacudiendo el cuerpo de su amiga.—Es tu musical favorito, ¿no?

Otra vez no recibió nada más que silencio.

—Eh... Chayanne anunció un tour por Estados Unidos.—intentó.—Habrá tres conciertos en Nueva York.

Heather sacó su cabeza y Nico hizo todo lo posible para no mostrar su sorpresa al ver lo demacrado que estaba su rostro. La había visto llorando antes, pero esta vez estaba peor.

—Alexa, pon mi playlist de canciones tristes de Taylor Swift.—su voz sonó ronca y quebrada.

El aparato reprodució la música y Heather volvió a su escondite, sin siquiera mirar a Nico.

—¿Qué tal te fue?—preguntó Tony cuando su hijo salió de la habitación.

—¿Debería llamar al mejor psicólogo de Nueva York o del país?—dijo Pepper, quien tecleaba rápidamente en su celular.

Nico negó.—Conozco a alguien que puede ayudar mejor que un psicólogo.



Here's to the fools who dream...

MJ se inclinó hacia Nico y susurró algo que le pareció impresionante de la escena que transcurría en la película.

—Puedes notar la fotografía está hecha para...—explicaba MJ, pero Nico no la escuchaba, pues estaba muy ocupado llorando.

—Si no se quedan juntos pido reembolso.—susurró, secándose una lágrima.

—Es una película romántica, por supuesto que terminarán juntos.—murmuró la morena. Llevó su bebida a sus labios y gruñó.—Oh, se acabó esta mierda.

—Pídele a Heather o Peter.—sugirió Nico.

Al mirar a su izquierda, deseó no haberlo hecho nunca. La poca iluminación en el cine era suficiente para ver que Peter y Heather estaban besándose como si fuera el fin del mundo.

—Qué asco.—le susurró a MJ.

—Es la tercera vez que hacen eso aquí.—dijo decepcionada.—Qué mal que no disfrutan de la obra de arte que estamos viendo.

Nico tragó un nudo en su garganta y miró intensamente a su novia.

—¿Deberíamos... ya sabes, hacer lo mismo?—preguntó.

MJ hizo una mueca y negó.—Ew no, aquí pueden haber pervertidos viéndonos.

Nico asintió, volviendo su atención a la película.

—Además, mi madre y mi hermana se irán todo el fin de semana a la casa de mi tía.—susurró MJ en su oreja, provocándole escalofríos.

El chico se sonrojó, imaginándose lo que podía suceder. No pudo prestarle atención al resto de la película... pero sí lloró con el triste final.


—Hola, loser y padres del loser.—saludó MJ.

Nico se recostó en la pared del pasillo con una sonrisa pícara.

—No me llamabas así anoche.—bromeó.

Tony soltó una carcajada y Pepper los miró impactada. Las mejillas de MJ se tornaron rojas y le pegó en el brazo a su novio.

—¿Qué rayos, Nicholas?

—Ok, prendan el modo serio.—espetó Pepper.—¿Sabes que dirás?

MJ resopló.—¿Qué tan grave es la situación?

        —Pues... lleva dos horas escuchando Taylor Swift a todo volumen.—dijo Tony.

       —¿Incluyendo Back To December?—preguntó la morena con ojos como platos.

       Nico asintió.—Esa la escuchó multiples veces.

       —La última vez que pasó esto fue cuando terminó de leer Maze Runner.

       MJ meditó unos segundos y les pidió que se fueran. Después de varias insistencias, le hicieron caso y se encerraron en la habitación de Nico.

       Heather dejó de cantar al sentir un peso hundirse en la cama. Rodó los ojos, imaginando que eran sus tíos o Nico.

       —Rubia...—MJ no pudo terminar pues su amiga salió de las sábanas y la abrazó.

       —Oh, MJ, no sabes cuánto te he extrañado.—sollozó Heather.—Él y y-yo...

       —Tranquila, ya sé que terminaron.—la interrumpió.

        Heather volvió a llorar al escuchar esa palabra. MJ le dio palmaditas en el hombro reconfortantemente.

        —Bueno, desahógate. Cuenta todo.—sugirió la morena.

       Dejó que su amiga le contara todo lo ocurrido, asintiendo y fingiendo que Nico no le había contado nada. Al fin y al cabo, prefería escuchar la versión original.

       —...y lo extraño mucho.—sollozó Heather.—Todo es mi culpa, debo escribirle y pedirle perdón...

      Una cachetada la calló. Se tocó la mejilla con dolor y miró molesta a su amiga.

       —No.—exclamó MJ.—No debes pedirle perdón por nada. Tenías todo el derecho a estar molesta.—se cruzó de brazos.—No puedo creer que Peter eligió a esa chica antes que a ti. Hay algo mal...

       Heather gruñó, escondiendo su rostro en la almohada.—No digas su nombre. Me dan más ganas de llorar.

       —No.—repitió MJ.—Levanta ese trasero. Ya lloraste una semana.

       —P-pero lo extraño.—murmuró contra la almohada.

       MJ la jaló de sus tobillos, quitándole la almohada. Se sentó sobre ella y agarró su rostro con ambas manos.

       —El que debería llorar es él por haber perdido a una mamasota bien buena y perra como tú.—espetó seria.

       —No soy tan bonita como... ella.—susurró.

       MJ bufó.—No puedes ir por la vida comparándote con los demás, mujer. Eres una de las mejores personas que conozco. Por dentro y por fuera. Eres hermosa, divertida, valiente, generosa...

       —Detente.—la interrumpió.—Parece que vas a empezar a cantar una canción de Soy Luna.

       MJ rió, contagiando un poco a su amiga. Wao, no recordaba qué era reírse. Ok, no. Eso sonó dramático.

       Heather empujó a su amiga al otro lado de la cama y abrazó el abrigo de su novio. Bueno... ahora ex novio.

       —Vamos a pasear.—dijo MJ.—¿Qué te parece un helado?

       —No.

       —Eh... ¿vamos al cine?

       —Nooo.—se quejó, encogiéndose más en su cama.

       —Oh, ya sé. Vamos de compras. Así como en las películas clichés.—MJ empezó a sacudirla.—Hace tiempo que no vamos y tu armario se ve algo vacío.

       Heather se giró.—¿Vacío?¿Se te olvida que tengo un walk-in closet?

       —Entonces mi armario es el vacío.—insistió MJ.—Vamos, haz algo de trabajo caritativo y cómprame ropa.

       Heather se levantó, frunciendo el ceño.—Mhm... ¿podemos usar la tarjeta de Tony?

       MJ asintió ferviente.—Sí, sí. Y, eh... podemos ir al mall con tiendas caras.

       —¿Dónde siempre van las Kardashians?

       —Sí, ese.—dijo MJ con una gran sonrisa.

       Heather lo pensó unos segundos. La verdad era que ir de shopping la animaba... a veces.

       —¿Podemos comprar esas zapatillas que tienen lucecitas?



       El fino lugar no le causaba sensación alguna. Para ella era como cualquier otro mall. Sin embargo, MJ sonreía emocionada, jalándola del brazo a diferentes tiendas y probándose todo lo que encontraba.

       Era difícil tener que aguantarse las ganas de llorar porque estaba en un lugar público. Era difícil estar en cualquier lugar cuando sólo quería estar a su lado.

       —¡Heather!

       El chasquido de los dedos de MJ frente a sus ojos la trajeron a la realidad.

       —¿Eh? Perdón, ¿qué decías?

       MJ alzó dos abrigos.—¿El rosa o el negro?

       —Los dos.—contestó Heather, intentando ocultar su desinterés.

       La morena asintió sonriente.—Siento que es navidad.

       Heather deseaba ansiosamente regresar a su cama. Ya tenía sus zapatillas con luces, las cuales tenían temática del Capitán América (quería molestar a Tony), no necesitaba comprar nada más. Pero MJ se veía tan alegre...

       Otra vez ponía la felicidad de los demás antes que la suya. No estaban en Halloween, pero ella ya estaba disfrazada de payaso.

       ¡Ring!

       Sacó su celular y abrió el mensaje de Pepper. Era una página web que la llevó a...

       —No puede ser.—susurró.

WikiHow: ¿Cómo superar la primera ruptura?

       Heather no sabía si reír o llorar. No podía culpar a su tía, pues jamás había tenido que experimentar algo así con una adolescente. Debía estar muy preocupada.

       La chica se prometió a sí misma pasar un poco más de tiempo con Pepper.

       —¿Vamos a Starbucks?

       MJ estaba en la fila para pedir los cafés mientras Heather esperaba sentada en una mesa junto a la ventana. De las bocinas empezó a sonar Falling de Harry Styles.

        —And I get the feeling that you'll never need me again.

       Heather gruñó. Parecía que el mundo quería que estuviera triste. De milagro no había llovido de nuevo. Recostó fuertemente su cabeza en la mesa.

       —Woah, cuidado.—exclamó MJ, levantando los vasos.—Lo último que necesitamos es que te embarres de capuchino.

       Heather no rió. Agarró su latte de vainilla y le dio un largo trago. La cafeína despertó algo en ella.

       —Mira lo positivo.—dijo MJ.—Fuiste feliz cinco o seis meses.

       La rubia rodó los ojos.—Pero no lo seré por el resto de mi miserable vida.

       —Eso no lo sabemos.—la interrumpió.—Además, siempre existirán las drogas.

Heather casi escupe su café. Miró a su amiga con ojos como platos.

—¡Michelle!

—Era una broma, era una broma. Yo también tengo sentido del humor.

—Uno oscuro.

MJ guiñó.—Es mi superpoder.

       Heather sonrió sincera. MJ siempre sabía qué decir para aliviar el ambiente... ojalá pudiera ser como ella.

       —Eres una buena amiga, Michelle.—murmuró, dándole un apretón a su mano.

       —Lo sé.—bromeó.

       —MJ.—llamó un empleado de la tienda desde la caja.

       MJ se levantó rápidamente.—Pedí un café helado para Nico.

       Heather asintió comprensiva. Vio la figura de su amiga alejarse mientras pensaba en lo linda que era su relación con su primo. No eran muy cariñosos en público, pero sabía que se querían mucho. Esperaba que nunca terminaran...

       Alejó su mirada, fijándola en la vacía calle junto a la cafetería. Todo se veía normal hasta que cierta cabellera rubia llamó su atención.

       No podía ser cierto. Su vista debía estar engañándola. No era posible que su maestra Emma estuviera caminando en un barrio tan fino como ese.

       La mujer hablaba alegremente por teléfono y su cabello volaba con el viento. Parecía una princesa. Colgó y se empezó a alejar, cruzando la calle.

       Heather no quería seguirla, de verdad que no. Sabía que era peligroso. Por dios, ya había sido secuestrada. El sufrimiento que habían vivido sus amigos y familia la hacía sentir culpable.

       Pero algo en el fondo de su mente le decía que siguiera a la muchacha.

       Sus guardaespaldas, quienes estaban en la mesa contraria a ella, miraban sus teléfonos, sin siquiera prestarle atención.

       Happy hubiera estado sentado conmigo porque él sí es un buen guardaespaldas, pensó. Oh, lo extrañaba, pero era más feliz trabajando con May.

       Su corazón se aceleró cuando uno de los guardias se levantó, pero este fue directo al baño, lanzándole una corta mirada.

       Emma se alejaba cada vez más. MJ no le dejaría seguirla por nada en el mundo. Debía aprovechar que estaba prácticamente sola.

       —Lo siento... lo siento tanto.—susurró, antes de correr fuera de la cafetería.

       MJ tenía las manos en su bolsillo cuando llegó a la caja y recibió el café. Volvió a la mesa mientras pensaba lugares donde Heather podía divertirse.

       El vaso casi se le cae al ver las bolsas y la mochila de su amiga solas en la mesa, sin rastro alguno de Heather. Miró al guardaespaldas.

       —¿Y Heather?

      El tipo miró su alrededor y se levantó a toda velocidad.

       —Mierda, mierda, mierda.—musitó.

       El otro guardaespaldas regresó del baño con el ceño fruncido.

       —¿Qué pasó?

       —La niña no está.

       MJ abrió los ojos como platos y empezó a negar frenéticamente.

       —No, no. Debe estar en el baño.—corrió al lugar, pero estaba vacío.—No, otra vez no, por favor.

       El primer guardaespaldas sacó su arma, causando gritos de parte de todos en la cafetería, y la apuntó al asustado chico que atendía.

       —Muéstrame las grabaciones de las cámaras de seguridad.—ordenó.

       El chico negó, muy asustado.

       —Hazlo ya o te vuelo la cabeza.—insistió y el chico no tuvo más opción que hacerle caso.

       El otro guardaespaldas agarró el brazo de MJ.

       —Vamos a recorrer las calles en el auto, niña.

       MJ asintió. Con temblorosas manos, buscó su teléfono y llamó a su novio.

       —¿Qué tal la...

        —Heather no está.—lo interrumpió.—D-desapareció otra vez.


__________________
puse demasiados presagios en este capítulo buajaja

no están mentalmente preparados para lo que viene, así queeee les dejó una imagen de las zapatillas de luces de Heather porque me da risa jssjs

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