La margarita II

By Elan_Ruiz

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Nuestro pasado puede parecer borroso y doloroso de recordar. En esta ocasión seguiremos la vida de Freddy Faz... More

La margarita II
La margarita I
Capítulo 1: Freddy Fazbear
\ 1 - 1 /
\ 1 - 2 /
\ 1 - 3 /
\ 1 - 4 /
\ 1 - 6 /
\ 1 - 7 /
Capítulo 2: The Storyteller
\ 2 - 1 /
\ 2 - 2 /
\ 2 - 3 /
\ 2 - 4 /
Capítulo 3: Planeando dos veces
\ 3 - 1 /
Capítulo 4: Halloween
\ 4 - 1 /
\ 4 - 2 /
\ 4 - 3 /
\ 4 - 4 /
Capítulo 5: Freddy the bear
\ 5 - 1 /
\ 5 - 2 /
\ 5 - 3 /
\ 5 - 4 /
Capítulo 6: Frío infierno
\ 6 - 1 /
\ 6 - 2 /
\ 6 - 3 /
\ 6 - 4 /
\ 6 - 5 /
Capítulo 7: Fin del juego
\ 7 - 1 /
Capítulo 8: Mangle es mi heroína
\ 8 - 1 /
\ 8 - 2 /
\ 8 - 3 /
\ 8 - 4 / (18+)
\ 8 - 5 /
\ 8 - 6 /
\ 8 - 7 /
Capítulo 9: La mejor amiga del mundo
\ 9 - 1 /
\ 9 - 2 /
\ 9 - 3 /
Capítulo 10: L'enfant gâté
Élan Ruiz
¡Por fin volví!

\ 1 - 5 /

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By Elan_Ruiz

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Traté de levantarme y ver quién fue el responsable de esto, pero dentro de este cuarto sí había oscuridad total, excepto por la luz azul que mis ojos liberaban en la noche. Removí el mantel y los gorritos de fiesta de mí.

   —¿¡Pero qué mierda…!? —exclamé de dolor y frustración.

   De pronto sentí que ese alguien que azotó la puerta se paró detrás de mí; se agachó tan rápido que no pude ni siquiera escuchar su movimiento. Sentí que con un brazo abrazó mi espalda y con su otra mano tapó mi hocico, así como susurró algo a mi oído:

   —Ne bouge pas.

   No entendí exactamente lo que dijo, pero en ese momento eso no me importaba, estaba más alarmado por saber si saldría vivo de aquí. Estuve a punto de luchar para salir de sus brazos, pero pude ver en una esquina de este cuarto los ojos brillosos del Cupcake, señalando confusión y miedo; fue la primera vez que lo veía asustado. Antes de pensar en otra estrategia de escape, esos animatrónicos patearon algunas veces la puerta de metal, lo cual hacia temblar el suelo debajo de mis rodillas. ¿Y ahora qué hacía? ¿¡Qué demonios era esta mierda!? Pude sentir que este sujeto me tomaba más fuerte, como si alguien lo hubiera lastimado y apretara todo su cuerpo.

   Los animatrónicos duraron algunos minutos golpeando la puerta, pero eventualmente se retiraron de aquí; los ruidos dejaron de sonar. Cuando todo había terminado (aparentemente) pensé en alejar sus brazos a la fuerza, pero no hubo necesidad: él mismo me dejó ir.

   —Ouf, c'était moins une —dijo, así como se levantó y caminó hacia adelante.

   A pesar de que ya era libre de moverme, no lo hice, más bien permanecí de rodillas como esperando la aparición de mi destino. El Cupcake se mantuvo en su lugar mientras lo miraba fijamente.

   De pronto las luces del lugar se encendieron y pude ver dónde estaba. Sí, lo sabía, estaba en un cuarto para alguna fiesta privada para niños, pero todo estaba arruinado por mi caída sobre la mesa del centro; los gorritos se desperdigaron sobre mi cuerpo. Y, lo más importante, ese sujeto no era un humano, sino un animatrónico. Se volteó hacia mí.

   —¿¡Pourquoi avez-vous quitté cette pièce!? —reclamó con un tono hosco.

   Por la resonancia de su voz supe que era un animatrónico femenino, y por el fruncir de su ceño sabía que no estaba contenta. Ella, ahora que la distinguía, se parecía mucho a Foxy, salvo que su cuerpo era de color blanco y rosado, y también tenía ojos amarillos como el Cupcake. Colocó sus patas en su cintura mientras me decía lo que sea que estaba diciendo.

   —¿¡Bon!? —repitió un poco más molesta.

   —No… no te entiendo —respondí mientras desviaba mi mirada de ella, así como me escudé con mis patas enfrente de mí.

   Después de eso ella levantó su cabeza y dejo de verme con cierto estilo maternal. El Cupcake y yo intercambiamos miradas confundidos. Volvió a hablarme unos segundos después.

   —¿Por qué te saliste del cuarto? —dijo con un acento que nunca había escuchado.

   ¡Oh! ¡Ya podía entenderla, qué alivio!

   —Yo… Es que…

   Antes de que prosiguiera ella habló más fuerte.

   —¿¡Sabes qué hubiera pasado si te quedabas afuera!? ¡Te hubieran matado! —reclamó, después caminó alrededor de mí—. Pensé que sólo iba a ir por ti y traerte a este cuarto sin pasar por el área de cena, pero para mi desgracia tú fuiste ahí. ¡Qué estúpida fui al no pensar en ello! Pensé que ibas a estar dormido.

   —Entonces tú fuiste quien abrió la puerta, ¿no?

   Eso explicaba por qué esos pasos eran ruidosos y lentos.

   —¿Por qué nos ibas a sacar de ahí? —pregunté.

   Ella pudo habernos dejado ahí adentro y esos fenómenos no nos hubieran encontrado, o al menos eso pensaba yo. Caminó enfrente de mí y me tranquilizó con una ligera sonrisa.

   —Entre superdotados debemos cuidarnos, ¿no? —Estiró su brazo y estreché su pata.

   Fue un poco raro haber sido ayudado por alguien desconocido, pero debía admitir que su consideración fue bastante amena. Ahora sabía que no estaba en peligro. Cuando me puse de pie, noté nuestra gran diferencia de estatura. Diría que ella me llegaba al pecho.

   —Lamento haberte despertado de esa forma, Cupcake. —Lo levantó de aquella esquina.

   —No hay pedo, ni siquiera estaba soñando con las Barbies en traje de baño de la juguetería, así que no interrumpiste nada. —Sacó de su cuerpo un cigarrillo encendido—. ¿Quieres uno?

   —Non, merci beaucoup —dijo, así como lo colocó en el suelo de nuevo.

   Algo que me preguntaba era el por qué ella era tan consciente como yo y como el Cupcake. Ni siquiera esperaba encontrar otro animatrónico aquí. Decidí preguntarle sin acongojarme.

   —Oye…

   —Oh, perdón, yo me llamo Mangle. Tú eres… Freddy Fazbear, ¿no? —Se volteó al Cupcake—. Y tú debes ser un modelo 2.500 de un Cupcake superdotado.

   ¿Que qué? ¿Cómo demonios sabía todo eso? ¿Quién era esta chica?

   —Sí, pero… yo quería preguntarte otra cosa.

   —¿Ah sí? ¿Qué pasa?

   Si ya sabía mi nombre y el nombre del Cupcake, entonces también debía saber qué carajos estaba pasando.

   —¿Cómo es que tú no eres como ellos?

   Después de mi pregunta, ella se giró hacia la puerta, caminando despacio, como si esta le pidiera que la tocara. Tardó algunos segundos en responder. Estando en esa posición, noté que, a la mitad de su espalda, tenía una gran cicatriz: no era de una cortada con cuchillo, sino más amplia y turbia.

   —No lo sé. —Rompió el silencio—. Yo aprendí que ellos no eran como nosotros el día que llegué aquí, y de no ser por este pequeño cuarto no estaría ahora mismo hablando contigo. —Después susurró para ella—. No sé por qué ellos son así.

   Era difícil para mí entender su aparente aflicción.

   —Bon, encontré este pequeño cuarto y comencé a refugiarme aquí desde entonces. No nos conviene provocarlos: esos monstruos algún día cumplirán su deber y sabrán a dónde ir finalmente, si es que aún les queda esperanza.

   —¿Qué?

   No me resistí las ganas de interrumpir esas palabras. Mangle me miró como si la hubiera sacado de su propia mente.

   —Sólo necesitas saber que no has llegado a un lugar muy grato, Freddy.

   —Creo que ya me di cuenta: tres animatrónicos casi me matan y tú sabes quién soy, cuando ni siquiera yo lo sé.

   —¿De qué estás hablando?

   —Ese pobre muchachote perdió su memoria por culpa de su novio —explicó el Cupcake desde su lugar.

   …¿Novio?

   —¿En serio? —comentó ella preocupada—, no me imagino el por qué lo hizo.

   —Pero ya la está recuperando, sólo es cuestión de días o de horas.

   —Bueno… yo te podría decir lo que sé de ti, tal vez así puedas recordar más cosas.

   —Es inútil: el Cupcake me contó demasiado de mí y no entendí nada. Sólo esperaré a que esa tarjeta de memoria haga su trabajo.

   Entonces Mangle solo sostuvo una mirada de lástima. El Cupcake continuó fumando.

   Era realmente frustrante no poder saber nada de uno mismo. Hubiera querido poder estar ahora mismo en Freddy's y dedicarme a lo que fui destinado a ser, no a escapar de monstruosidades que buscaban asesinarme. Los recuerdos no parecían estar llegando, por lo menos no después de haber soñado con FunTime Foxy. Sentí por un momento que no valía la pena esperar a recuperarlos si estaba condenado a pasar el resto de mi vida escondido.

   —¿Y eso de qué me serviría? —dije. Mangle y el Cupcake me miraron de pronto—. Quiero decir, pronto sabré lo que fui y lo que soy, pero ¿y después qué? Estaré aquí el resto de mi vida aun teniendo mi memoria de vuelta.

   Pude sentir que el Cupcake brincó hasta estar a mi lado; se subió a la mesa rota.

   —Escucha, hermano, no creas que por venganza del destino estás aquí encerrado. Hay todavía muchas cosas por las que estás aquí, y tal vez cuando recuperes tus recuerdos, sabrás tu propósito. Tienes que ser paciente, Freddy.

   No tenía idea de qué pensar. La oquedad en mí me motivaba a llorar.

   —Por cierto, muñeca, ¿de dónde sacaste ese acento tan sexy? —mencionó el Cupcake.

   La lástima del semblante de Mangle se convirtió en disgusto, pero estaba sonriendo.

   —Había olvidado que Freddy venía de un restaurante en Estados Unidos. Pensé que ustedes hablaban francés.

   ¿Hablar francés? Entonces ¿¡dónde mierda estaba!?

   —¿Dónde estamos entonces? —pregunté.

   —Estamos en Mont-Tremblant, también en un restaurante que vende pizzas. De hecho yo diría que la comida aquí es exactamente la misma que solían dar en Freddy's. Mais no se preocupen, muchachos, entiendo que ahora les cueste entender bastante esto, así que mañana les contaré todo con más detalle, ¿d'accord? Les traeré algo de comer para que duerman mejor. —Mangle abrió lentamente la puerta y salió de la habitación.

   —No sé tú, pero yo ya me voy a dormir. —Me dio la espalda y escupió su cigarillo.

   Al menos sabía que no estaba solo en esto, también había animatrónicos como yo involucrados en una situación de vida o muerte. Me di la vuelta para ver el desastre que había provocado en esta pequeña habitación; no fue mucho, pues los muebles pegados a la pared estaban intactos. Lo único que sufrió daño fue la mesa. Caminé hacia aquellos muebles de madera, y pude ver que tenían fotografías de Mangle. También había una con muchos niños y los tres animatrónicos en el stage, y sí tenían sus ojos normales. El resto de las baratijas parecían ser de gran importancia para Mangle y el restaurante.

   Al observar el piso sucio, me enfoqué en una pequeña margarita y una carta verde. ¿Una margarita?

   Inmediatamente sentí la parte de mi pecho donde, de acuerdo a ese sueño, estaba mi margarita. Efectivamente, sentí una cicatriz. Me agaché para recoger ambas cosas, y por alguna razón sentía algo dentro de mí al ver la margarita, como si la misma me estuviese diciendo más de mil palabras con el sólo hecho de tenerla en mi pata. Cuando miré la carta pude ver que tenía adjuntada una fotografía mía con una pose… peculiar. La carta decía "Feliz navidad Freddy", firmada por "Bonnie".

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