—¡No puedo creer que estemos en Italia!—exclamó Heather, sacudiendo los hombros de Nico.
—Quiero ir a la playa.—susurró el chico emocionado.
Heather sacó silenciosamente su cámara y le tomó una foto.
—Salió un poco mal.
—Tienes que avisarme para poder aplicar mis habilidades de modelos.—bromeó Nico, fingiendo que acomodaba su cabello.
—Para ser modelo se necesita ser un poco... simpático.—se burló Heather, recibiendo una mala mirada.
—Como sea, quiero probar la pizza italiana.—dijo Nico, su estómago rugía de hambre.
—Oh, ¡yo los croissants!
Nico bufó y empezó a reír.—Eso es en Francia, imbécil.
Heather soltó una carcajada ante su propia estupidez. Sus compañeros los miraron como si estuvieran locos, pero ninguno de los dos podía parar de reír. Tony pensó bien en mandar guardaespaldas, sino era posible que se hubieran perdido en las primeras horas.
Peter rodó los ojos y se acercó a Ned.
—¿Viste a Heather y Nico en el avión?—susurró.—Veían películas y se reían todo el tiempo.
Ned rodó los ojos.—Son primos.
—No de sangre.
—No te preocupes. Seguramente no es nada.—reconfortó el moreno.
—Cariño, ¿puedes sostenerme esto?
Peter miró con el ceño fruncido como Betty le dejaba su bolso a Ned.
—Sí, claro.
—Gracias.—Betty le dio un beso en la mejilla.
Ambos se miraron unos segundos hasta que Ned le tocó con afecto la nariz. Cuando la chica se alejó sonriente, Peter observó confundido a su amigo.
—¿Qué fue eso?
—Bueno, hablamos en el avión y tenemos mucho en común. Ahora somos novios.—explicó Ned.
—¿Qué pasó con eso de ser un soltero americano en Europa?—preguntó, creyendo por un segundo que seguía dormido.
—Peter, esas fueron las palabras de un niño. Ese niño conoció a una mujer muy fuerte y poderosa, y ahora es un hombre.
—Cariño...—llamó Betty.
—Ya voy, cariño.—le respondió Ned.
Peter soltó un suspiro de incredulidad. Ned y Betty se conocieron hace 8 horas y ya eran novios, y él aún no había sido lo suficientemente valiente para pedirle a Heather.
Después de un viaje en canoa, todos llegaron al hotel, que supuestamente estaba siendo renovado. Entraron, intentando no pisar la capa de agua del suelo.
—Este lugar se está hundiendo—exclamó Flash.
—Chicos, dejen su equipaje. Dos personas por habitación, dos chicas, dos chicos. Nada mixto.—el señor Dell, miró de reojo a Peter y Heather al decir lo último.—Nos vemos en el Museo Da Vinci a las tres. ¡Vamos!
Cada uno fue a buscar su habitación. Peter con Ned, MJ con Heather, y Nico con otro chico. Luego, fueron a la plaza cerca al Museo, dividiéndose en grupos. Ned y Betty estaban haciendo "cosas de pareja". MJ inspeccionaba todo, preguntando de vez en cuando por universidades cercanas. Heather tomaba algunas fotos, admirando el bello lugat. Le tomó una a MJ, quien por alguna extraña razón estaba rodeada de palomas.
No veía por ninguna parte a Nicholas, pero debía estar a salvo, pues sólo uno de los guardaespaldas estaba con ella. Peter salió de un pequeño callejón de tiendas. Llevaba una bolsita en su mano y un señor se le acercó a venderle algo. Heather rió al ver el rostro confundido de Peter y le tomó una foto.
La agitó, esperando a que apareciera en el Polaroid.
—Buongiorno. ¿Me tomaste una foto?—preguntó Peter con una sonrisa.
Heather le sonrió de vuelta y le mostró la foto.
La chica guardó la fotografía en su mochila.
—¿Cuántas llevas?
—Creo que diez. Morgan quiere que le tome foto a todo.
Peter sostuvo la cámara.—Siempre he querido una de estas. Son vintage.
—Es algo vieja. Era de mi papá.—dijo Heather, pero se arrepintió al ver el rostro de lástima de Peter.
Lo último que necesitaba era recordar a sus padres fallecidos. Antes de poder decir algo, otro señor se acercó, interrumpiendo el silencio tenso. Les tendió unas rosas.
—¡Señorita!¿Alemana?¿Americana?
—Boh.—respondió Heather tranquilamente y el señor se alejó triste.
—¿Qué significa eso?—preguntó Peter.
—Es una palabra italiana, y tiene millones de significados. ¡Sirve para todo!—explicó.—MJ me la enseñó.
Clásico de MJ, pensó Peter.
—¿Qué traes ahí?—Heather señaló la bolsita que llevaba en su mano.
Adentro estaba el collar con la dalia negra que había comprado como parte de su plan, pero no podía decírselo.
—Boh.
Heather sonrió orgullosa.—Buen uso.
Empezaron a caminar por la plaza, acercándose más al canal. Peter notó que el guardaespaldas no les quitaba la mirada de encima.
—¿Qué tal los nuevos?—lo señaló con la cabeza.
—Es algo incómodo que siempre te observen...—admitió Heather. Peter se sonrojó, pensando en como nunca despegaba su vista de ella.—Me agradan porque no están pegados a mí, pero extraño a Happy.
Peter sonrió triste.—No te preocupes por él. Está bien, tiene dinero suficiente y pasa más tiempo con mi tía.
—Aún no puedo creer que estén juntos.
—Dímelo a mí.—musitó.
Más adelante, Heather notó como varios cangrejos salían del agua. Se arrodilló para tomarles una foto cuando inesperadamente todo el agua brotó del canal, creando gigantes olas. Una canoa chocó junto a ellos.
—¡Ned!¡Betty!¿Están bien?—Peter los ayudó a bajar del pequeño bote.
El agua empezó a girar en el aire hasta tomar la forma de un gigante monstruo de agua.
—¿Qué es eso?—preguntó Ned boquiabierto.
—No sé.
—¿Qué harás?
Peter lo miró asustado.—Dejé mi traje en el hotel.
—¡¿Por qué?!
—Se me olvidó, ¿ok? Llévatelos a todos. No me pueden ver.—exclamó, empujándolo.—¿Y Heather? ¡Heather!
La susodicha estaba en estado de shock viendo al monstruo de agua. Flashbacks de las torturas que sufrió aparecieron y era incapaz de moverse.
—¡Heat...
Peter fue empujado por el guardaespaldas, cayendo dentro de la canoa. El hombre cargó a Heather y siguió a Ned y los demás. El niño araña se levantó tambaleante mientras el monstruo destruía un edificio con su puño de agua. Peter corrió a ayudar a unas personas a subir las escaleras.
—¡Váyanse!
Cuando Peter se dio la vuelta, notó que el monstruo se lanzaba hacia él.
—¡Dios mío!—exclamó. Corrió por las escaleras, apenas logrando huir antes que el monstruo le pegara un puño al edificio junto a él.
Peter golpeó varias veces sus muñecas hasta encender sus tiradores de telarañas. Suspiró y se asomó, lanzándole una telaraña al monstruo.
Ni siquiera lo rozó.
Peter suspiró exasperado. El monstruo vio a las miles de personas en el puente y avanzó rápidamente hacia ellos.
—No, no lo harás.
Corrió y saltó a través de los postes que sobresalían del agua y con la ayuda de un remo, llegó hasta el puente.
—¿Está bien?—ayudó a una pobre señora a levantarse.—¡Corra!
El fuerte puñetazo del monstruo dio contra el puente, mandando a Peter por los aires hasta chocar con el otro lado del puente, ahora completamente mojado. Tosió un montón de agua mientras jadeaba para recuperar el aliento.
De repente, unos rayos de luces verdes empezaron a golpear al monstruo desde el cielo. Peter se levantó al escuchar un trueno y vio como de una nube de niebla verde apareció un hombre con un elaborado traje, capa y un cuenco de vidrio en su cabeza.
Peter buscó por el suelo hasta encontrar una máscara de festival. Ni modo, pensó.
El misterioso hombre siguió disparándole luces verdes al monstruo y evadiendo sus ataques mientras volaba.
—¡Disculpe, señor, puedo ayudarlo! Soy muy fuerte y pegajoso.—Peter, quien intentaba sujetarse de un tejado, llamó su atención.
—Quiero que lo alejes del canal.—pidió el hombre.
El monstruo golpeó el edificio donde estaba el castaño, mandándolo nuevamente por los aires. Dio una voltereta y logró aterrizar en un techo. Se empezó a balancear, atando redes de telarañas para mantener los edificios unidos.
—¡El Museo Da Vinci!—señaló el profesor Dell.—Por eso vinimos a Venecia.
Nico sonrió, emocionado por ver todas las pinturas y obras de arte.
—Es aquí. Oh... está cerrado.—dijo el señor Harrington.
—¿Qué?¿Hasta cuándo?—exclamó Nico.
—Hasta noviembre.—dijo Brad Davis y, aunque no fuera su culpa, Nico quiso empujarlo al canal.
—¿No revisaste la página web?
—Qué buena idea.—murmuró el profesor Harrington.
Nico bufó. No había explorado la plaza para ver el Museo y resultó estar cerrado. Además, estaba sin sus amigos, lo que hacía todo el doble de aburrido.
—¿Algo puede salirnos peor?
Detrás de ellos, se escucharon fuertes disparos y un monstruo de agua apareció. Nico no pudo correr, pues su guardaespaldas ya lo tenía cargado sobre sus hombros.
Peter vio como la torre de la campana estaba apunto de caer sobre la gente que huía. Lanzó algunas telarañas, rodeando toda la torre y subió hasta la campana. Se quitó la máscara y observó al misterioso hombre que combatía al monstruo de agua. ¿Quién rayos era? No pudo pensar en nada más, pues la torre se agitó. El monstruo golpeó la torre, haciendo que el chico cayera y su cabeza se diera un fuerte golpe contra la campana. Soltó un gemido de dolor. La torre se tambaleó nuevamente y, por las telarañas que aún tenía conectadas, su cuerpo fue hacia adelante, otra vez chocando contra la campana.
El hombre seguía peleando contra el monstruo, pero Peter no pudo más y soltó todo. Al mismo tiempo que el monstruo moría, la torre cayó. Minutos después, Peter se levantó cojeando y sacó la bolsa con el collar para verificar su estado. A lo lejos, vio como la gente le aplaudía al misterioso héroe.
¿Quién era ese tipo?, se preguntó nuevamente.
Heather abrazó fuertemente a Nico.
—No te vuelvas a separar así, idiota.
—Estaba con Marcos.—repitió Nico, dándole palmaditas en la espalda.
La pelirrosada soltó un fuerte suspiro y se sentó junto a MJ en las escaleras del hotel. La cabeza le dolía al rememorar el día. Las gigantes olas, la gente gritando, los profesores y sus amigos perdidos...
—¿Y Parker?—preguntó Nico al notar que el castaño era el único del grupo que faltaba.
El señor Harrington los observó a todos y ahogó un grito.—¿Nadie lo ha visto?
—De seguro está bien.—dijo MJ, quien suponía que Peter debía estar ocupado siendo un superhéroe.
—Sí...—dijo Ned, sin saber qué añadir.
Nico observó a Heather. Tenía su rostro escondido entre sus manos, sin moverse.
—¿No te preocupa tu novio?
—Él está bien.—murmuró, aunque parecía querer convencerse más a sí misma. Peter debía estar bien, era Spider-Man.
Nico frunció el ceño confundido. ¿De repente a ninguno de los tres le importaba Peter? Tal vez no era su mejor amigo, pero no quería que muriera aplastado por algún edificio.
En la televisión del casi destrozado vestíbulo, pasaron la noticia del monstruo del agua.
—Son alienígenas, deben serlo.—susurró Ned, investigando en su computadora.
—Buzzfeed dice que Morris Bench, un marinero, estuvo expuesto a un generador acuático que le dio hidropoderes.—dijo Flash.
—Definitivamente debes creer todo lo que hay en internet.—dijo MJ sarcásticamente.
—Spider-Man puede vencerlo.—musitó Flash.
Heather bufó y revisó su teléfono.
—¿Tony te respondió?—le preguntó Nico, sentándose junto a ella.
—No. Pepper tampoco. Ni siquiera les llegan los mensajes.—dijo confundida, supuso que sus tíos habrían sido los más desesperados.
—¿Será la diferencia de horario?
Heather negó.—Sólo hay seis horas de diferencia. Allá son las dos de la tarde.
Miró nerviosa su StarkWatch. ¿Debía presionar el botón? Tony especificó que lo hiciera en situaciones de vida o muerte. Estaba sana y salva, así que tal vez no era necesario.
—¿Y ahora dónde compraré un nuevo teléfono?—murmuró Nico cabizbajo. Al correr del monstruo de agua, su celular se cayó, desapareciendo en el agua.
—En cualquier parte, aunque estará configurado como italiano y tendrás que cambiar el chip y número cuando regresemos.—razonó MJ.
Heather sonrió ampliamente. Era la primera vez que hablaban en semanas.
—¡Oh, Peter!
La pelirrosada alzó su mirada y suspiró al verlo en la entrada. Su cabello desordenado y la ropa mojada. Antes que Peter pudiera saludarla, lo envolvió en un abrazo.
—¿Estás bien?—preguntó preocupada. Agarró sus mejillas para buscar alguna herida en su rostro.
—Sí, eh... ¿tú estás bien?
Heather se separó y lo miró con el ceño fruncido.
—¿P-por qué lo dices?
Peter rascó su nuca.—No, por nada.
—¿Sabes quién...
El profesor Harrington interrumpió su conversación al empezar a dar instrucciones.
—Si sus padres quieren que regresen, lo deberán hacer. No puedo volver a la cárcel por secuestro.
Todos los observaron confundidos y siguieron viendo las noticias e investigando en Twitter.
—No, no, queremos quedarnos.—le insistió Peter a su tía por teléfono.
—¿Con quién estabas? ¿Con el señor Strange?
—Doctor Strange, May, Doctor Strange.—corrigió.—Y no, no sé quién era. Es nuevo. Intentaba ayudarlo, pero...
—¡Happy, ese es mi almuerzo!
—¿Happy está ahí? Dile que Heather y Nico lo extrañan.
—Él también los extraña, aunque no quiera admitirlo.—rió May.—¿Y... cómo va el plan?
Peter se volteó, viendo a Heather sentada entre Nico y MJ. Tenía la mirada perdida en el suelo.
—Bien, creo.
—No lo pienses. Sigue tu instinto y te irá bien.—aconsejó su tía.
—Lo sé. Te quiero. Adiós.—colgó.
—¿Quién es ese tipo?—dijo Betty cuando en las noticias mostraron los videos del héroe volador.
—Es como Iron Man y Thor en uno.
—No está mal, pero no es Spider-Man.—opinó Flash.
—¿Qué tienes con Spider-Man?—preguntó MJ.
—¿Qué? Es increíble.—dijo Flash.—Protege al vecindario y es inspirador.
MJ, Ned, Peter y Heather se miraron cómplices e intentaron no reír. Oh, si tan sólo supiera...
—¿No es cierto, Heather?—habló Flash con una sonrisa ladeada.
—¿Yo qué?—preguntó molesta.
—Eres hija de Tony Stark, debes conocer a Spider-Man, Thor y a todos los Vengadores.—dijo Flash.—Quiero decir, si esos secuestradores insistían tanto para saber...
—Cállate, Flash.—gruñó Peter con voz seria.
Varios de sus compañeros habían dejado de ver la pantalla para mirar mal a Flash o callarlo. Heather sintió un poco de alivio al ver que se preocupaban por ella, aunque nunca les hubiera hablado. A veces olvidaba que la noticia de su secuestro fue global. Todos sabían y aún así nadie le había preguntado algo o la había tratado diferente. Bueno, sólo Flash, quien intentaba coquetearle constantemente.
Tal vez... ¿sus compañeros de escuela no eran tan malos?
—Parece que se llama Mysterio.—Brad rompió el silencio.
—L'uomo del misterio significa "Hombre misterioso" en italiano.—explicó MJ.—No saben quién es.
—Mysterio...
—Buen nombre.—dijeron Ned y Betty al mismo tiempo. Se miraron con ternura y sorpresa—¡Cariño!
—De todo lo que ha pasado este año, eso es lo más raro.—susurró Nico.
Peter, MJ y Heather asintieron.
—No voy a mentir, se ven adorables.—admitió Heather.
—¿Se conocen de 8 horas y ya son novios?—dudó MJ.
—No hay un límite de tiempo para enamorarse de alguien.—afirmó la pelirrosada.
—Recuerda que ahora es experta en el amor.—bromeó Nico y, al igual que MJ, rió al ver las mejillas sonrojadas de Heather y Peter.
Cuando las noticias cambiaron de tema, todos fueron a dormir.
—Así que...—Peter se encontró a Heather mientras subían las escaleras.— Al parecer mañana vamos a París. Visitar la Torre Eiffel va a ser genial.
Heather ladeó la cabeza.—Me hubiera gustado pasar más tiempo aquí. ¿Sabías que por cada parisino hay dos ratas? Lo que haría un total de 4 millones de ratas únicamente en París.
Peter hizo cara de horror.
—Por eso es mi destino favorito del viaje. Ratatouille es mi película favorita.—añadió ella.
El chico suspiró aliviado. Heather le dio una sonrisa tímida y entró a su habitación. Tan sólo entrar, Ned apareció y lo atacó con preguntas.
—¿Qué vas a hacer con el monstruo del agua?
—Nada, está muerto.—susurró Peter.—Además, ese Mysterio lo está vigilando.
Ned bufó, siguiéndole a su habitación compartida.
—Quiero pasar tiempo con Heather. Hablamos de París y nos besamos en el avión.—dijo Peter con una sonrisa enamorada.
—Qué bien. Como cuando Betty y yo nos enamoramos.—recordó Ned.—Me había comido un postre de fru...
Peter giró cuando Ned dejó de hablar repentinamente. Soltó un grito ahogado al verlo inconsciente en el sillón.
—Spider-Man, eres una persona muy difícil de contactar.
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Ratatouille también es mi película favorita de Disney.