Nosotros ante todo

Autorstwa sofiagarrido01

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Zoey Parker es una adolescente viviendo en 1992 pero todo cambia cuando Atlas Reed aparece. Descubrirá que el... Więcej

Nota de la autora
Cap.1 "Soy Atlas".
Cap.2 "No rompo mis promesas".
Cap.3 "Déjame besarte".
Cap.4 "Desaparecer".
Cap.5 "Mi playa favorita".
Cap.6 "Cuanto te quiero".
Cap.7 "Estar donde tu estás".
Cap.8 "Tú si puedes evitarlo".
Cap.9 "Cosas del futuro".
Cap.10 "No existe final".
Cap.11 "Déjalo ser".
Cap.12 "En tanto estemos juntos".
Cap.13 "Bailemos así por siempre".
Cap 14. "Vuelve atrás".
Cap.15 "Teo, el cachorro".
Cap.16 "Tendré que imaginarte".
Cap.17 "Disfruta el presente o extrañarás el pasado".
Cap.18 "Es hora de pagarme".
Cap.19 "Yo te lo perdonaré".
Cap.20 "Atrapado en la realidad".
Cap.21 "Siempre te amaré".
Cap.22 "Serás mi recuerdo favorito".
Cap.23 "¿Qué? ¿Nadie me va a abrazar?".
Cap.24 "¿Quieres que desaparezca?".
Cap.25 "¿Besándose con un chico?".
Cap.27 "Esto no va a terminar bien".
Cap.28 "Ni en el infierno te querrían".
Cap.29 "Prometo bailar con ella".
Cap.30 "¿Y quién es el novio?".
Cap.31 "El tiempo que tuvimos".
Cap.32 "¿Es muy tarde para elegir verdad?".
Cap.33 "Entonces acabemos de una vez".
Cap.34 "Tu siempre estarás aquí".
Cap.35 "En otra vida".
Cap.36 "Puedes quedarte aquí".
Cap.37 "Eres toda mía".
Cap.38 "No lo dejes ir".
Cap.39 "Con todo mi corazón".
Cap.40 "Creo en nosotros".

Cap.26 "Serás mia".

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Autorstwa sofiagarrido01

Manhattan, New York. Abril, 1993.

¡Becky! ¡Tu tomaste mi camiseta favorita! —chillé desde nuestro cuarto, revolviendo su maleta para devolverla a donde pertenecía: a mis cosas.

—¿Es esta? —preguntó Holden en el marco de la puerta.

Volteé para verlo. Sostenía mi camiseta en sus dedos y sonreía divertido. Me mordí el labio, queriendo ahorcar a mi hermana y caminé hacia él para tomara en mis manos.

—¿La dejó en tu cuarto otra vez? —pregunté negando con la cabeza.

—Si, le dije que no debía tomar tu ropa —dijo encogiéndose de hombros.

—No te merece —bromeé sabiendo que me escucharía.

—¡Te oí! —gritó ella desde la ducha.

—¡Era la idea! —grité de vuelta.

Holden y Becky pasaron la primera semana totalmente pegados. Al séptimo día, aprovecharon que el resto de nosotros estuvimos fuera por la noche y según me dijo Becky, pasó un par de horas en su cuarto.

Nos habíamos hecho muy cercanos en estos días. Finn me caía genial aunque no era demasiado sociable, vivía demasiado en su mundo. Kim era un chico excelente pero Kiara era tan odiosa que casi no podíamos hablar con él si ella no estaba presente.

Luka era tema aparte. Me había invitado al teatro, al cine y a comer a fuera. Todas las noches hicimos algo distinto, a excepción del sábado que salimos todos juntos por una pizza. Era divertido y me olvidaba de todo cuando estaba con el. Aunque por supuesto no me sentía enamorada ni nada por el estilo, quizá eso era cuestión de tiempo.

Mañana sería nuestro último día y queríamos disfrutar esta noche. Becky terminaba de maquillarse mientras yo seguía viendo que ponerme.

—¿Quién es la que trajo mucha ropa ahora, eh? —preguntó sonriéndome desde su espejo de mano.

—Ja. Muy graciosa. ¡Ayúdame, maldita sea! —gruñí revolviendo todos mis jeans.

—Ay por Dios —se quejó y se agachó a tomar algo de su maleta para tirármelo a la cara—. Ten.

—¿Que es esto? —pregunté extendiéndolo frente a mi para descifrar que era.

—Es un vestido, estúpida —agregó poniéndose labial.

—¿Y dónde está el resto? ¿Lo dejaste en la cama de Holden? —bromeé riéndome para verla revolear los ojos.

—Es así de corto, ya deja de quejarte y póntelo.

Muchas quejas, un taxi y media hora después, llegábamos a una discoteca. Estaba atestada de gente, una canción del estilo hip hop sonaba. No la reconocí del todo pero me sonaba a la voz de Tupac Shakur.

Entramos en él lugar con un poco de miedo. Ya había tenido dudas respecto a Becky, porque sabía que ni dejaban entrar a menores. Pero al parecer, con todos nosotros, pasó desapercibida. Además así vestida, nadie creería que tiene quince.

Kiara se llevó a Kim y fueron los primeros en desaparecer. Caminamos un poco por el lugar que parecía llenarse poco a poco. Finn se encontró con unos amigos, debido a que el vivía aquí hace dos años antes de mudarse a California y volver de intercambio. Holden le dijo algo a Becky y ella asintió, desapareciendo también, dejándome sola con Luka.

—¿Quieres beber algo? —preguntó caminando hacia una barra.

—Claro —accedí pero no dije qué exactamente porque no sabía que había, así que dejé que me trajera lo que quisiera.

Volvió con dos vasos y bebí de uno de ellos, sintiendo el alcohol que me quemaba la garganta, pero tenía un gusto a frambuesa que lo hizo más leve.

Media hora más tarde luego de que me terminara mi tercer vaso al igual que Luka, ya estaba aburrida. El alcohol me había subido el ánimo pero no me gustaba demasiado la música que estaba sonando. Luka parecía disfrutarla pero no sabía cómo involucrarme.

Cuando salí del baño, pasé por donde Becky estaba y toqué su hombro, interrumpiendo su beso con Holden. Le dije que ya me volvía para la residencia, que no tenía ánimos para estar aquí. Ella asintió pidiéndome que tenga cuidado, mientras que Holden accedió a acompañarme a casa. Lo agradecí pero no quería arruinarles la noche, mañana nos iríamos y no quería que se estropeara por mi. Así que les dije que estaría bien y me fui de allí.

—Creo que ya voy a volver a la residencia —le dije a Luka, tomando lo que quedaba de mi tercer vaso.

—Vamos entonces —dijo tomando mi mano.

—No quiero que te vayas si te estás divirtiendo. En serio puedo volver sola —lo detuve pero el continuó caminando hacia la salida.

—¿Y perderme la oportunidad de pasar un tiempo contigo a solas? Claro que no —dijo guiñándome un ojo mientras paraba un taxi y sonreí.

En diez minutos ya estábamos entrando a la residencia. Zigzagueamos juntos mientras entrábamos. Casi tropecé con los zapatos pero él me atrapó a tiempo y allí explotamos en risas.

—Mierda, mi estómago —dije sintiendo que todo se revolvía. Solo había bebido tres vasos pero dejé de sentir que era fuerte.

—Recuéstate en el sofá. Te traeré agua —me hizo saber y me dejé caer como el me pidió.

Cerré mis ojos, sintiendo un poco de sueño. Cuando algo tiró de mi pie y noté que Luka intentaba sacarme los zapatos de Becky.

Me reí cuando se tambaleó hacia atrás, soltándolos sin querer. Él se rio de sí mismo y negó con la cabeza para intentar otra vez.

—Yo... puedo... hacerlo —dijo tirando de mi zapato mientras me seguía riendo.

Su fuerza le jugó en contra y terminó cayendo sobre mi. Nuestros rostros quedaron a centímetros del otro. Su mirada vagaba por mis labios hacia mis ojos y otra vez lo mismo. Sentí la garganta seca de pronto y no pude evitar tragar saliva. Él lo notó y sonrió.

—Menos mal que no te pongo nerviosa o no podré hacer esto —susurró acercándose más a mi.

Sus labios rozaron los míos, casi pidiendo permiso para besarme. Lo concedí al instante, extrañando la sensación que se sentía tener un cuerpo tan cerca del mío. Concedí permiso a su lengua y dejé que me besara.

—Eres tan sexy —dijo la voz de Atlas.

Abrí los ojos para verlo frente a mi, sobre mi. Parpadeé varias veces, sabiendo que esta vez no estaba soñando. Estaba despierta. Él volvió a besarme mientras se movía sobre mi, frotando su cuerpo con el mío.

—¿Quieres ir a mi cuarto? —susurró Atlas en mi oído y me estremecí debajo de su cuerpo.

—Si —respondí abriendo los ojos, para encontrar a Luka frente a mi—. Quiero decir, no. —Me miró extrañado. —Yo... Si pero no tenemos que hacer nada. 

—¿Estás bien? —preguntó riéndose un poco de mi extraño episodio y negué con la cabeza, riéndome nerviosa.

—Lo siento, el alcohol —mentí tomándome la cabeza.

—Lo entiendo Zoey. Estás enamorada de alguien imposible para ti o aún no superas a tu ex novio.

Bueno, ambas son correctas, así que tienes un diez de diez. Que alumno aplicado, Luka.

—Algo así —admití en voz alta lo que me negaba a aceptar en mi mente.

—No te preocupes. Me encargaré de que te olvides de él —dijo levantándose del sofá y extendiéndome la mano para ayudarme a levantar.

—¿No estás molesto? —pregunté dejando que me levantara.

—No —aclaró negando con la cabeza—, prometo que intentaré hacer lo mejor que pueda y yo no voy a lastimarte como él. Sé que no será fácil pero lucharé por ti. Serás mía —agregó con un guiño de ojo y una risita nerviosa.

—Gracias Luka —agradecí sonriéndole y acariciando su rostro torpemente por el alcohol.

—Pero si solo quieres dormir va a ser mejor que te bajes un poco el vestido —bromeó caminando hacia su cuarto y rápidamente, me bajé el vestido porque había rodado hacia arriba.

Mi última noche en New York fue la mejor de todas. Luka me invitó a quedarme un rato en su cama hasta que el resto de los chicos volvieran y estuvimos charlando de las diferencias de ambas ciudades. Le dije que mi deseo era poder mudarme de Brown City hacia otro lugar y el estuvo de acuerdo conmigo. Mi ciudad era hermosa pero era realmente pequeña y era muy difícil construir una vida allí si no eres conocido de alguien que te de trabajo, ni universidades hay, por eso todos se van de la ciudad a esa edad. A menos que seas como Wells y trabajes en una tienda del centro.

Los primeros en llegar fueron Kiara y Kim pero se encerraron en el cuarto de ella. Oíamos ruidos y gemidos desde su cuarto y no podíamos evitar reírnos cada dos segundos. Intentábamos tener una conversación normal pero era muy difícil con tanta interrupción desde el cuarto de al lado.

Finn llegó con mi hermana y Holden y allí fue hora de volver a mi cuarto. No pude dormirme al instante, puesto que tenía demasiadas cosas en la cabeza. Y de alguna forma, toda esta semana, Luka estuvo en mi cabeza de una forma totalmente inesperada. Hicimos muchas cosas y noté que nos llevábamos muy bien, aunque teníamos algunos gustos diferentes, sentía que podíamos hablar de cualquier cosa.

Nuestro último día fue tranquilo, puesto que a las cinco de la tarde teníamos que volver para Brown City. Sentía que quería a estos chicos tanto como a mis amigos, me di cuenta que en diez días de convivencia puedes conocer mucho de otras personas. Y fue agradable conocerlos.

Respecto a Becky, creí que su historia de amor y sexo con Holden sería solo por este viaje. Pero él se ofreció a ir a visitarnos seguido, lo que me hizo pensar que lo de ellos venía de verdad. Claro que Luka también se ofreció a ir de visita cuando nosotras quisiéramos, así que estaban invitados a una pizza en Mario's el siguiente sábado. Según Holden había dicho, tenía un primo que podría hospedarlos.

Llegó la hora de despedirnos cuando salimos de la casa con nuestras maletas. Kim se quedaría puesto que el vivía aquí. Detuvimos dos taxis y nos despedimos del dueño de casa. Él dijo que no era problema, que había sido genial recibirnos todos estos días. Becky, Holden y yo íbamos en un taxi mientras que Finn iba con Luka y su hermana Kiara.

Llegamos al aeropuerto y nos quedamos mirando entre todos cuando los taxis se fueron, dejándonos parados con nuestras maletas a nuestros lados. Di dos zancadas y abracé a Finn, quien fue el responsable que no muriera de hambre, haciéndome sándwiches cuando no tenía ganas. Me despedí de Kiara con la mano, debido a que estaba un poco lejos de nosotros. Su gesto fue vago pero al menos su sonrisa fue sincera. Aproveché que Becky se despedía de Luka y me acerqué a Holden.

—Gracias por estos días —dije en su oído.

—Gracias a ti —respondió sonriendo—. Y no te pongas triste, me verás por allí muy pronto —susurró cuando nos separamos, observando a mi hermana.

—¿De verdad te gusta? —pregunté observándolo.

Holden era el chico que siempre imaginé para Becky. Tenía piel oscura, ojos grandes y una sonrisa hermosa. Además tenía diecisiete y me agradaba saber que no era un niño de su misma edad, sino que él podía ser más responsable.

—Si, así es —contestó sonriéndome.

—Entonces cuídala —le advertí con un guiño en el ojo y me alejé cuando Becky apareció allí para despedirse de él.

Volteé para ver a Luka a dos pasos. Me acerqué para verlo extender sus manos hacia mi, las tomé sonriendo y lo miré atenta.

—Va a ser extraño no ver tu ropa en el baño o almorzar sin la música que solías poner —dijo tirando de mis manos hacia él, estrechándome en sus brazos.

—Yo también voy a extrañarte —dije en su abrazo y se separó un poco de mi, tomando mi rostro en sus manos.

—Era en serio lo que te dije anoche —agregó mirándome fijamente.

Sus ojos solían atraparme cada vez que me miraba y sentía mis piernas temblaban. Mi estómago se revolvía y me hacía estremecer. Había llegado a creer que tal vez, lo único que había entre nosotros, era atracción sexual. Incluso mi hermana me lo había dicho. Pero algo en él me gustaba y me agradaba.

—Lo sé —dije sonriéndole—. Espero verte el otro sábado. —Lamí mis labios y lo vi mirarlos.

—Allí estaré —concluyó acercando su boca a la mía para besarme.

No quería que este sea nuestro último beso. Me había acostumbrado a sus labios estos días y volver a la agonía de extrañar a alguien no era el mejor plan. Pasé mis manos por su nuca y él me atrajo hacia si por la cintura. No supe cuanto tiempo pasó pero alguien carraspeó la garganta y cuando nos separamos, me di cuenta que obviamente era Kiara

—Ya tenemos que irnos —dijo totalmente seria y queriendo que su hermano se alejara de mi.

—Te veré pronto —saludó otra vez Holden a Becky con un beso mientras Luka me soltaba la mano para irse junto a su hermana.

Llegamos hacia nuestro avión y subimos para sentarnos luego de dejar nuestras maletas. Un silencio se formó entre nosotras y suspiramos al mismo tiempo. Ella se rio y la miré extrañada, sin entender que sucedía.

—¿Qué te pasa? —pregunté girándome en mi asiento para verla.

—Este fue el mejor viaje del mundo. Te juro que Holden es lo mejor que me pasó en la vida y nunca me separaré de él.

Si, yo también dije lo mismo a los quince. Error, lo dije hace meses atrás y aquí me ves.

—Becky, ¿en serio estás segura de que eso va a durar? —pregunté con cautela, esperando que no se enojara porque la conocía. Había que hablarle con tacto sobre ciertos temas.

—Si, ¿por qué no? —preguntó de vuelta, encogiéndose de hombros.

—Es que el vive en Texas y bueno, estamos un poco lejos —señalé viendo como su ceño se fruncía. Listo, la cagué.

—No es tan lejos. Además creo en las relaciones a la distancia. Que la tuya no haya resultado no significa que la mía tampoco.

Algo se apretó dentro de mi, obteniendo un claro recuerdo de Atlas. Estos días casi no había pensado en él, solo cuando pasamos por una pista de skate donde él me había dicho que siempre patinaba con sus amigos y no pude evitarlo. Pero ocurrentemente, solían ser recuerdos pequeños y no me dolían, solo los eliminaba y continuaba con lo que estaba haciendo.

Pero con esa crueldad y frialdad con la que Becky lo dijo, me remontó a esas noches de lágrimas y tardes de solo pensar. En las que sentía que la alegría se me escapaba y la agonía dominaba. Ella se dio cuenta de lo que dijo y se tapó la boca.

—Lo siento, no quise decir eso —dijo rapidamente, poniendo su mano sobre mi hombro.

—No te preocupes, es la verdad —agregué con una sonrisa que fue más una mueca.

—No Zoey, en serio no fue mi intención. —Se tiró sobre mí y me abrazó con fuerza mientras yo intentaba reprimir las lágrimas que querían juntarse en mis ojos, pero no pudieron. —No debí decir eso. Por supuesto que tú relación pudo funcionar. Atlas...

—No quiero hablar de él, ¿si? —la interrumpí con una sonrisa triste y ella me la devolvió antes de besar mi mejilla.

Atlas siempre seguía presente en mi mente. Poco o mucho, no se iba de allí. Me había marcado mucho como para poder superar todo lo que viví con él en solo un mes. Entendía que era poco tiempo para superar lo que pasó entre nosotros. Pero al fin y al cabo, sólo habían sido cinco meses.

¿Tanto puedes llegar a conocer y amar a una persona en cinco meses? ¿O acaso fue demasiado ingenua con él? Todos tenían casi cero esperanzas conmigo, y no porque me creyera un buen partido, sino porque nadie lograba llamar mi atención. Atlas derribó todos esos muros con unas cuantas palabra de su vida basada en otros países y culturas. Todo lo que hicimos, todo lo que viajamos y recorrimos. ¿Solo fueron cinco meses?

Ya quédate quieta pidió Atlas riéndose con mi cámara en sus manos, apuntando hacia mi.

—Pero aún estoy despeinada —me quejé, arreglando mi cabello para que no pareciera un león en mi próxima fotografía.

—Tomaré la foto en tres segundos —amenazó acercándola su ojo—. Uno...

—Ya estoy, ya estoy —dije riéndome, levantando los brazos sonriendo para la foto.

El imponente y mágico Taj Mahal se encontraba de mi en la ciudad de Agra, en la India. Atlas eligió el lugar porque habíamos visto un documental de este lugar en casa de Rose y fue su idea traerme a conocerlo en persona.

—Listo.

Tomó mi mano para continuar caminando. El sol brillaba sobre nosotros, calentando nuestros cuerpos que ya estaban algo agotados de tanta caminata. Estuvimos unos diez minutos sentados observando el palacio para luego decidir comenzar a caminar otra vez.

—Vendrás a dormir de Rose esta noche, ¿verdad? —preguntó acercándome a él para pasar su brazo sobre mis hombros.

—Por supuesto. Llevaré comida si tú compras el postre —respondí, recordando cómo había sido la última vez que me quedé allí. Mis padres ya sabían que me quedaba allí cada tanto, así que ya no había problemas con eso.

—Claro —respondió sonriendo y asintiendo con la cabeza.

—Y tienes que comprar algo más —agregué mirándolo seriamente. Él me miró y se quedó esperando por una repuesta. Revoleé los ojos. —Ya sabes.

—¿Qué? —preguntó ocultando su risa, porque ya sabía a qué me refería. Tiré de su mano para que no se riera.

—Eso —dije moviendo mi cabeza, bajando la vista hacia sus pantalones. El dejó salir su risa y movió su mano como si pensara.

—¿Te refieres a preservativos? —continuó para volver a reírse y le di un empujón con la cadera. —Si Zoey, tranquila. —Tiró de mi para acercarme a él y besar mi cabeza.

—Confío en ti —dije mirándolo a los ojos, sobre mi cabeza.

—Lo sé. Ahora volvamos por una bebida que me estoy muriendo de sed.

Tener a Atlas en mi vida era algo que no cambiaría por nada en el mundo. Incluso si no pudiese viajar en el tiempo o a distintos lugares, yo lo querría en mi vida. La forma en la que me trataba, como me hacía sentir. Era mi compañero en todo momento, mi confidente. Y no podía ni imaginar mi vida sin él.

—Zoey —dijo mi hermana moviéndome en mi asiento—, despierta. Ya llegamos a Michigan.

En todo el trayecto de vuelta a casa, no pude pensar en otra cosa que no sean los recuerdos que me invadían. Sabía que Becky no había dicho lo que dijo con mala intención pero no pude evitar sentir un agujero en el pecho, sintiendo que me faltaba algo. Que me faltaba Atlas.

El taxi se detuvo en la puerta de mi casa y allí pude ver a todos. Mis amigos de la escuela, amigos de mi hermana y nuestros padres en la puerta. Charlaban animadamente entre ellos y voltearon a veros. Destiny tenía a Teo en sus manos, quien no paró de ladrar y de moverse como pez fuera del agua para que lo bajara. Bajamos nuestras maletas y al cruzar la calle, ella lo dejó en el suelo para que corriera hacia mi. Dejé que se colgara de mi pierna, saludándome feliz mientras le daba un abrazo a mi mejor amiga.

—Al fin volviste —dijo riéndose y Scarlett se unió a nuestro abrazo—, ya no soportaba a Scar.

—Hey —se quejó la pelirroja alejándose de nosotras cuando desarmamos el abrazo.

Mis padres se acercaron a nosotras abrazándonos con fuerza, diciendo que estaban felices de que hayamos podido vivir esa experiencia pero tranquilos de tenernos en casa otra vez. Jaxon y Wells también se acercaron a saludarme con abrazos.

La tonta y estúpida idea que había generado mi cabeza de que Atlas mágicamente estuviese aquí, se esfumó por completo cuando no lo ví. No sé qué tan pequeña era esa probabilidad, pero me había dado una pequeña esperanza de volver a verlo, cuando en realidad él fue quien terminó conmigo.

—Ahora vamos adentro, mamá te preparó tu pastel favorito —dijo papá abriendo la puerta para que todos entraran.

Por supuesto que estaba feliz de tener a todos mis amigos aquí, a mi hermana y a mis padres. Pero aún había algo de que me dolía y sabía que era su ausencia.

**

Luka y Holden se habían puesto de acuerdo para venir a Brown City este sábado. Ya había pasado una semana desde que volvimos a casa y me agradaba que no se hayan olvidado de nosotras. No se conocían antes de New York, pero según Luka, se habían hecho buenos amigos. Ambos se quedarían en casa del primo de Holden, que resultó ser nadie mas ni nadie menos que Wells. Nunca había notado su parecido pero jamás creí que se tratara de mi amigo, aunque por otro lado no me sorprendía, no había demasiados adolescentes en la ciudad.

Los cuatro nos encontrábamos en la plaza cerca del centro, tomando los batidos que habíamos comprado en Capricho. El sol brillaba y era un claro día de primavera. La gente corría en camisetas y shorts y otros compraban en el centro, saliendo de unas tiendas para entrar en otras. Un sábado perfecto.

—Entonces luego de que salimos de hospital con el brazo de Kiara vendado, le dije: prometo darte una mano la próxima vez, aunque tal vez la quieras ahora —contó Luka haciéndonos reír a todos con una anécdota sobre su hermana cayéndose de su bicicleta cuando él se descuidó mirando hacia otro lado.

—Eres malo —agregó Becky riéndose. Él se encogió de hombros y se acercó a mí en nuestra banca para limpiar un poco de batido sobre mis labios. Me corrí el cabello de la cara por hacer algo con mi mano libre.

—Tienes que contarle lo que sucedió con Finn —dijo Holden, moviendo su brazo divertido y recordando esa anécdota.

Mi hermana se quedó mirando un punto fijo detrás de mí mientras me reía de la risa de Holden. Luka comenzó a contar algo pero mi hermana a mi lado lo interrumpió.

—¿Atlas? —susurró ella, como si no estuviese segura de lo que estaba viendo.

Luka se calló abruptamente cuando notó que alguien más hablaba. Holden miraba a alguien parado detrás de mí mientras yo miraba a Becky, que tenía la cabeza volteada hacia atrás.

Él solo oír su nombre me hizo querer desaparecer, tal como él lo hacía, en vez de tener que voltear. Pero no podía simplemente decir "ya olvídalo, sigan hablando". Tenía que comprobar que era verdad. Que después de dos largos y extraños meses, en los que lloré pero también reí, sufrí pero también intenté seguir adelante, él había vuelto. Él estaba aquí. Sabía que era probablemente si estaba aquí era para ver a Rose, porque era su motivo principal y creo que luego de terminar conmigo no tenía otro.

Volteé con lentitud y algo de nerviosismo para volver a verlo a unos cuantos pasos de nosotros. Y no era un sueño, una pesadilla o una alucinación. Era totalmente real. Era de carne y hueso y estaba aquí. Había viajado otra vez y estaba aquí. En Brown City, en 1993. Estaba aquí.

Mis nervios aumentaron de nivel cuando sus ojos dejaron de observar a Becky para clavarse en los míos. Tragué saliva totalmente congelada. Tenía una camiseta gris y unos jeans negros, tan básico como siempre. Esta vez, tenía unas zapatillas rojas que jamás le había visto y supe que eran nuevas. Eliminé ese pensamiento de mi cabeza porque sabía que pensar en cómo se veía, me haría poner aún más nerviosa.

—Hola Zoey —dijo totalmente serio, con esa voz ronca que solía tener por las mañanas. Esa que me encantaba.

No se veía nervioso, ni sorprendido. Pues claro, si estaba aquí es porque estaba buscándome. Tenía miles de lugares y fechas a los que ir y venía justo aquí. Aún era algo extraño tenerlo frente a mi, pensaba que en cualquier momento se desvanecería como en tantos sueños que tuve. Pero entonces, se metió las manos en los bolsillos y cambió el peso de su cuerpo de un lado al otro. Un gesto que hacía mucho. No había dudas, era él y estaba aquí.

—Hola Atlas —respondí ahogada.

**

Nota de la autora: Actualización aquí! Que piensan de Luka? Son #TeamLuka o #TeamAtlas? Espero les esté gustando esta historia!

Gracias por leer, votar y comentar❤️

Besos distanciados,

Sofi Garrido

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