Nosotros ante todo

By sofiagarrido01

14.5K 2.2K 710

Zoey Parker es una adolescente viviendo en 1992 pero todo cambia cuando Atlas Reed aparece. Descubrirá que el... More

Nota de la autora
Cap.1 "Soy Atlas".
Cap.2 "No rompo mis promesas".
Cap.3 "Déjame besarte".
Cap.4 "Desaparecer".
Cap.5 "Mi playa favorita".
Cap.6 "Cuanto te quiero".
Cap.7 "Estar donde tu estás".
Cap.8 "Tú si puedes evitarlo".
Cap.9 "Cosas del futuro".
Cap.10 "No existe final".
Cap.11 "Déjalo ser".
Cap.12 "En tanto estemos juntos".
Cap.13 "Bailemos así por siempre".
Cap 14. "Vuelve atrás".
Cap.15 "Teo, el cachorro".
Cap.16 "Tendré que imaginarte".
Cap.17 "Disfruta el presente o extrañarás el pasado".
Cap.18 "Es hora de pagarme".
Cap.19 "Yo te lo perdonaré".
Cap.20 "Atrapado en la realidad".
Cap.21 "Siempre te amaré".
Cap.23 "¿Qué? ¿Nadie me va a abrazar?".
Cap.24 "¿Quieres que desaparezca?".
Cap.25 "¿Besándose con un chico?".
Cap.26 "Serás mia".
Cap.27 "Esto no va a terminar bien".
Cap.28 "Ni en el infierno te querrían".
Cap.29 "Prometo bailar con ella".
Cap.30 "¿Y quién es el novio?".
Cap.31 "El tiempo que tuvimos".
Cap.32 "¿Es muy tarde para elegir verdad?".
Cap.33 "Entonces acabemos de una vez".
Cap.34 "Tu siempre estarás aquí".
Cap.35 "En otra vida".
Cap.36 "Puedes quedarte aquí".
Cap.37 "Eres toda mía".
Cap.38 "No lo dejes ir".
Cap.39 "Con todo mi corazón".
Cap.40 "Creo en nosotros".

Cap.22 "Serás mi recuerdo favorito".

152 34 5
By sofiagarrido01

Llevaba quince minutos llorando en el suelo. Sentía como si me hubiesen quitado una parte de mi, la hubiesen hecho pedazos frente a mis propios ojos para luego marcharse dejándome aquí totalmente sola y desconsolada.

La música había dejado de sonar en mis auriculares debido a que la canción ya había terminado pero yo seguía allí llorando. Teo se sentó a mi lado, mirándome llorar y cuando se cansó se recostó esperando que hiciera otra cosa. Pero no había caso.

Me quité los audífonos y como un huracán, bajé corriendo las escaleras casi tropezándome. Un trueno se escuchó sobre la ciudad al mismo tiempo que aterrizaba torpemente en el suelo. Me sentía ahogada, me faltaba el aire y las paredes se hacían cada vez más pequeñas. Salí de la casa y el frío de la noche que estaba llegando me recibió, haciendo que mi rostro se sintiera más helado por las lágrimas.

Entonces comencé a correr, mientras la pequeña garua comenzaba a correr y los truenos acompañados de los relámpagos hacían presencia en el cielo nublado de Brown City. Corrí y corrí, como si estuviese en una carrera. Como si alguien me persiguiera o como si intentara atrapar algo que se escapaba de mi. Claro que algo se escapaba de mi. Mi felicidad. Mi amor y mi paz. Mi Atlas. Y no había nada que yo pudiese hacer, ni él.

Lo peor de todo esto era que él me amaba. Él no me había sido infiel con nadie, no me lastimó de ninguna forma, siempre hizo todo lo que le pedí y estábamos en el mejor momento de nuestra relación.

Me di cuenta que tal vez por eso corría. Corría queriendo atrapar el control. Atrapar el tiempo. El que se nos había ido juntos y el que no tendríamos en un futuro, porque claramente no podíamos estar juntos.

La canción se hizo presente en mi mente y me sequé las lágrimas para seguir corriendo. Ya estaba a ocho cuadras lejos de mi casa y no me sentía cansada. Me sentía totalmente destrozada pero si no liberaba todo esto que tenía dentro explotaría.

Llegué hasta un parque al que no solía venir pero agradecí que ya no hubiese nadie. La luz del sol había bajado casi por completo, pero no me dio miedo estar sola. Era lo único que quería. Llorar sin que nadie me viera y no tener que dar explicaciones, porque obviamente, no podía darles. La garua no se transformó en una llovizna, sino directamente en esa lluvia torrencial que comienza de un segundo a otro y no te deja hacer nada más que correr a algún lugar para esconderte y cubrirte.

Continué corriendo y vi una de las bancas donde me pareció buen lugar para llorar durante un buen rato, pero mi torpeza tenía otros planes. Tropecé con la rama de un árbol y caí de rodillas. No me importó llenarme el jean de tierra ni las manos cuando aterricé. Solo quería que este vacío dejara de sentirse tan abrumador.

Quemaba por dentro y sabía que no había forma de calmarlo. Lo quería aquí, ahora y siempre. Esto no podía terminar de esta forma. Él prometió volver y yo creí que eso sería posible, pero como no me di cuenta que él tampoco podía prometer eso.

Solo podía recordar sus palabras, incitándome a seguir con mi vida y continuar con mi supuesto destino escrito. Conocer a otro chico, amarlo y que me ame porque merezco ese amor como él dijo. Pero ya tengo ese amor, Atlas me ha dado ese amor y mucho más.

Mis ojos veían todo borroso debido a las lágrimas que no paraban de salir. El viento se hizo un poco más fuerte y no me importó congelarme allí. Me costaba respirar mientras intentaba tomar aire, pero cada vez que creía que iba a parar, él aparecía en mi mente otra vez.

Todo aparecía en mi mente. Kárpatos por primera vez, conocer a Rose y a Brooke, su regalo de Navidad y como llegó al hospital luego de la explosión. Todas sus expresiones, ya sean tristes o preocupadas o en sus momentos divertidos y tiernos aparecían frente a mi, como pequeñas fotografías que me mostraban lo que éramos. Lo que teníamos. Lo que pudimos ser y no será.

Mis ojos vieron algo brillar en la oscuridad y levanté la mano para observarlo resplandecer en mi dedo. El anillo que Atlas me había regalado.

No más sorpresas pedí riéndome mientras él metía la mano en su mochila, totalmente divertido, para mostrarme o darme mi tercera sorpresa.

Frente a mi, El Coliseo Romano se veía imponente y majestuoso. El sol brillaba en el cielo y la gente caminaba por el lugar, tomando fotografías u observándolo todo. Atlas me había dicho que tenía una sorpresa para mí y por supuesto, una de ellas fue traerme aquí. Lo volvió a repetir cuando me llevó a un picnic en un parque cerca de un canal de agua y una vez, la tiene ahora.

La última, lo prometo dijo riéndose.

Cerré los ojos como había ordenado y extendí mi mano, creyendo que iba a poner algo sobre ella. Pero lejos de eso, tomó mi dedo y puso un anillo. Abrí los ojos al darme cuenta de lo que era. Abrí un poco la boca mientras me acercaba el anillo a los ojos para poder verlo bien.

Detrás de mi mano, veía a Atlas sonriendo, totalmente enamorado. Bajé la mano para verlo a los ojos y el borró un poco su sonrisa.

¿Qué? ¿No te gusta? preguntó preocupado de mi reacción.

Me acerqué a él e inesperadamente, lo abracé. Él se sorprendió un poco pero después de unos segundos me recibió con fuerza.

Te amo susurré en su oído—. Me encanta igual que tú admití tomando su rostro y besándolo.

Te amo Zoey dijo cuando nos separamos un poco—. Siempre te amaré.

Un trueno se escuchó y me hizo caer a la realidad. La imagen del recuerdo se volvió difusa y volví a ver la tierra y los árboles cubiertos de oscuridad, tal cual como me sentía ahora. Oscura y fría. La lluvia no paraba de caer y ya estaba toda empapada.

Me quité el anillo mientras las lágrimas seguían cayendo y lo observé, recordando esa vez que me detuve a pensar un segundo si esto era buena idea. Y decidí quedarme con él. Decidí seguir con esto porque nosotros podíamos con todo. Pero me equivoqué, solo intentaba convencerme de una ilusa ilusión.

Extendí mi mano hacia atrás con la intención de tirarlo lejos. Pero allí me quede, en esa posición durante unos tres segundos, en los que dudé si de verdad quería hacer eso. Esto me dolía, me enojaba y me estaba matando por dentro. Pero yo amaba a Atlas.

Apreté mi puño y lo dejé caer sobre mis piernas, sin soltar el anillo. Abrí mi palma para contemplarlo y no pude evitar sonreír, totalmente triste.

—Fuiste lo mejor que me pasó —sollocé poniéndome el anillo—. Nunca te olvidaré y siempre estarás conmigo.

Intenté controlar el llanto que sentía que estaba por salir otra vez y me levanté del suelo. Sin limpiarme la tierra ni las lágrimas, me volteé para caminar a casa. Me abracé a mí misma, llenándome la camiseta de tierra mojada. Mis pies se movían hacia adelante mientras sentía que mi vida se iba hacia abajo.

Nada iba a ser igual sin Atlas. Nada. Iba a tener que acostumbrarme a no tenerlo en mi día a día, en la tienda trayéndome café, en la escuela para compartir el almuerzo o para que me lleve a cualquier lugar cuando el quisiera.

Entonces el recuerdo de lo que le dije en nuestra noche de París apareció en mi mente, vago y triste, pero estaba allí. "Tendrás que recordarme. vivir con mi recuerdo, y saber que aunque no pueda volver, yo te amo y siempre te amaré".

Siempre serás mi recuerdo favorito, Atlas Reed.

**

Mis pies se movían a duras penas, arrastrados por mi poca fuerza. Ya era mucho haber salido de la cama y tener que levantarme pero ir a la escuela era otro nivel de tortura. Ya había pasado una semana en la que no asistí porque me pegué un buen resfriado luego de haber estado bajo la lluvia ese martes.

Mamá dijo que podía faltar esos tres días pero que el lunes tendría que volver. Por supuesto que no le dije lo de Atlas, a nadie. Había pensado en decir que peleamos o que me engañó. Pero no quería que lo odiaran por algo que no hizo, así que simplemente me excusé con todos diciendo que estaba por mudarse con su tía Kelly y por eso no iba a estar más por aquí. Además, si por arte de magia, el aparecía por aquí otra vez no sería algo extraño, debido a que aún Rose vive aquí. Claro que nadie preguntó si eso significaba que habíamos terminado, pero yo sabía que querían hacerlo. Sin embargo, nadie sabía dónde vivía su tía, así que podía decir que vive en la otra punta del país para que dieran por hecho que habíamos terminado.

Que habíamos terminado sin nuestra voluntad. No porque quisiéramos, sino porque estaríamos a la distancia. De esa forma, no les estaría mintiendo. Porque aún había amor pero quién sabe cuántos kilómetros entre nosotros. Alguien podía darme la solución lógica: múdate, viaja a visitarlo, busquen una misma universidad. Pero eso no era lógico, no para nosotros. Porque no importaba a que parte fuese a buscarlo, no estaría ni en el lugar mas recóndito del planeta tierra. Porque no solo nos separaba la distancia, sino el tiempo. Porque Atlas, aquí en 1993, no existe. 

Becky me había reemplazado miércoles y viernes en la tienda, quedándose con mi paga, por supuesto. Destiny apareció en casa al segundo día de faltar a clases. Una inasistencia era normal, dos consecutivas no eran algo mío. Le expliqué la situación de la mudanza de Atlas y ella solo me abrazó durante un buen rato. El sábado, cuando ya me sentí un poco mejor, Jaxon tocó su claxon con todos mis amigos sobre el auto. Les dije que aún me sentía enferma, pero la verdad era que aún me sentía triste.

—¿Segura estarás bien? —preguntó mi hermana mientras entrábamos en la escuela.

—Si, tú tranquila. Solo son cinco horas de clases un lunes por la mañana —comenté sarcástica con una sonrisa triste. Ella sonrió y se acercó a darme un pequeño abrazo.

—Esa es mi hermana —dijo viendo que de apoco recuperaba mi sentido del humor diario.

Estos días me había costado reírme, hablar e incluso comer. Pero todos lo entendieron y no me presionaron a nada. Becky fue mi héroe estos días y no pedo estar más agradecida con ella. Me ayudó con mis tareas e incluso me puso al tanto de esos chismes aburridos que no me importaban, pero seguramente sería de esos que Scarlett me contaría.

Entré en la escuela, alejándome de ella que se iba hacia su otra clase. Mi primera clase era música, así que tendría que sentarme sola. Genial, buen inicio de semana Zoey. Caminé por los pasillos, viendo como algunas personas que no conocía me observaban pero me dediqué a mirar el suelo. Me pregunté si la inasistencia de Atlas y la mía al mismo tiempo había sido tema de debate, o de chisme y rumor. Pero no creía que fuese algo tan importante o demasiado popular en la escuela para que hablaran de mi. Atlas tampoco lo era, así que no era una posibilidad.

Llegué al aula y me apresuré para poder entrar antes que el profesor pero él ya estaba demasiado cerca de la puerta. Entré detrás de él y bajé la cabeza.

—Buen día estudiantes —saludó mientras yo estaba a punto de sentarme—. Ah, señorita Parker, me alegra que un resfriado no la haya matado.

No fue precisamente un resfriado lo que me mató.

—Buen día, señor —saludé pero no me senté, porque ya conocía a los profesores los lunes por la mañana.

—Estoy seguro de que todos sus compañeros están felices de verla. ¿Qué le parece si reparte los exámenes sorpresa de hoy? —preguntó levantando una pila de hojas impresas.

Todos soltaron un quejido y otros un grito de sorpresa mientras yo caminaba hacia él para tomar las hojas. Lunes, eh. Genial.

Después de todas las clases en las que me costó poner atención por fin salí de la escuela. Mis amigos no sacaron el tema de que yo había vuelto a la escuela pero si me preguntaron cómo estaba. Agradecí que se pasarán la hora del almuerzo haciendo chistes para que me riera, y funcionó un par de veces.

A Becky no le importó que caminara con mis auriculares directo a casa, otra cosa que agradecí. Una vez dentro, mientras escuchaba a Eric Carmen cantando de All By Myself en mis oídos, subí las escaleras.

—¿No vas a almorzar? —preguntó ella desde la cocina.

—No tengo hambre —respondí arrastrando mis pies hasta mi cuarto para dejarme caer sobre la cama.

Teo se acercó a mi mano que colgaba y comenzó a lamerla mientras yo contemplaba el techo. Me sentía totalmente abatida y no me gustaba sentirme así. Quería volver a ser yo, en mi esplendor de siempre. Con mis ganas de reírme de todo y por supuesto de comer.

—Lo siento pero tienes que comer algo —dijo Becky entrando en mi cuarto con una sandwich de pollo en un plato—. Y deja de escuchar esta música deprimente —se quejó quitándome los auriculares.

—Becky, ya te...

—Si, ya me dijiste —me interrumpió— que no quieres comer pero papá dijo que hoy tienes que volver a a tienda. Yo te acompañaré y te llevaré el café que venden en la esquina, escucharemos música divertida e intentarás revivir un poco, ¿de acuerdo?

De verdad agradecía lo que mi hermana estaba haciendo por mi. Pero seguir una rutina que ya hacía con Atlas no iba a ayudarme. Pero pasar todas esas horas sola no parecía un buen plan para mi angustia. Sonreí un poco y asentí, tomando el sándwich del plato.

—De acuerdo —acepté.

Se hicieron las cuatro y ya estábamos abriendo la tienda. Levanté las rejas mientras ella prendía las luces. Pasaron veinte minutos y decidimos poneros a acomodar unas cajas que estuvimos desacomodando mientras atendíamos las últimas semanas. Se hicieron las cinco y ella dijo que iría por cafés a la esquina. Continué acomodando cajas hasta que encontré algo que no esperaba.

"Favoritos de Atlas" decía la etiqueta de la caja escrita con plumón negro.

Miré a la entrada, espiando si alguien cliente iba a entrar o Becky volvería, pensando si sería buena idea hacer esto ahora. El impulso fue más grande y abrí la caja, para encontrar unos cinco cassettes allí. Tenían etiquetas escritas y cuando iba a leerlas, la puerta se abrió y volví a dejar la caja donde estaba, tapando la etiqueta con otra caja sobre ella.

—Te traje uno grande, lo necesitarás —me animó extendiéndome el café.

Y por supuesto, estuve todo el día queriendo saber que tenía eso dentro. Pero cuando los clientes comenzaron a entrar un poco más seguido, no pude dejar mi puesto. Becky me ayudaba a atender y a cobrar cuando había más de dos clientes. Se hicieron las siete menos cuarto y comencé a guardar el dinero en mi mochila.

—Voy al baño antes de irnos —me hizo saber, alejándose del mostrador.

La miré alejarse e instantáneamente, mi vista se fue hacia la caja. Corrí hacia ella, le quité la etiqueta y la metí dentro de la caja. Ella salió del baño y me vio llevándome la caja hacia la puerta.

—¿Qué es eso? —preguntó cuando vio la caja en mi manos.

—Ah, solo son cassettes que papá me permitió llevarme para el walkman. —Asintió con la cabeza, sin darle importancia. —¿Vamos? —pregunté apagando las luces.

Una vez en casa, mamá estaba allí tomando un café mientras leía un libro en la cocina. Nos saludó y nos dijo que pronto comenzaría a preparar la cena. Becky subió detrás de mi, pidiendo el baño para ducharse. Yo, obviamente, me encerré en mi cuarto. Tomé mi walkman y la caja de cassettes para sentarme en la cama.

El primer cassette que tomé tenía una papel pegado con cinta transparente y estaba escrito con bolígrafo negro. "La realidad". Lo puse dentro de mi walkman para oír la canción. Forever Not Yours de A-ha comenzó a sonar y algo se apretó dentro de mi.

Abrázame fuerte
Esta es una noche solitaria
Y te he lastimado amor
Porque tú eres mi luz

Me haces fuerte
Como me haces débil
Cuando tus manos me buscan
Incluso en tus sueños

Los recuerdos continúan llegando
Los buenos lastiman más
De lo que lastiman los malos
Los días eran buenos
Y las noches profundas
Y te extraño amor

Pronto me iré
Nunca seré tuyo por siempre
No falta mucho tiempo
Nunca seré tuyo por siempre

La letra dolía así que no iba a escuchar la canción entera. La saqué del walkman sin querer terminarla y la volteé para ver la canción del otro lado. La etiqueta decía "La impotencia" y fue donde dudé si seguir haciendo esto. Pero el había dejado esto aquí con algún motivo, tal vez el sabía que yo lo encontraría. Coloqué el cassette y un piano comenzó a sonar. La voz de Elton John empezó a cantar Sorry Seems To Be The Hardest Word.

¿Qué hago cuando un relámpago me golpea?
Y despierto para encontrar que no estás allí
¿Qué digo cuando todo ha terminado?
Y decir perdón parece ser la palabra más difícil

Es triste, tan triste
Es una triste triste situación
Y se está haciendo volviendo cada vez más
Y más absurda

Me quité los audífonos, sintiendo como mi piel se erizaba y en mi pecho se formaba un hueco que comenzaba a sonar. Esto era masoquismo y no era real que la música causará tanto dolor. Tanto pesar. Pero no era la música, eran sus recuerdos, traídos por la música. Era él lo que me dolía.

Saqué el cassette y lo dejé a un costado para meter la mano en la caja y sacar otro. "La tristeza". Lo coloqué en el walkman y con un poco de miedo me puse los auriculares. All Out Of Love de Air Supply sonaba y noté que jamás le había prestado atención a la letra, hasta que sonó en mis oídos.

Estoy acostado solo con la cabeza en el teléfono
Pensando en ti hasta que duele
Sé que tú también estás dolida, ¿pero que otra cosa podemos hacer
Atormentados y separados?

Desearía poder llevar tu sonrisa en mi corazón
Para cuando mi vida parezca tan depresiva

¿Y qué dirías si iré llamara ahora y dijera que no puedo esperar?
No hay un camino fácil, se hace más difícil cada día.

Oh, ¿en qué estarás pensando ahora?
¿En qué estarás pensando ahora?

Estoy totalmente sin amor, estoy tan perdido sin ti
Sé que tenías razón, creyendo en esto por tanto tiempo
Estoy totalmente sin amor, ¿qué soy yo sin ti?
No puedo tardar más en decir que estaba equivocado

—Mierda —mascullé pausando la música.

No había una sola canción que no me hiciera daño y sabía que solo era porque se trataba de él. ¿En realidad se estaría sintiendo de esta forma? Quién sabe cuando dejó esto en la tienda, tal vez creyó que así se sentiría estar sin mí pero ahora está bien.

¿Y si volvió para dejar esto? Negué con la cabeza, sabiendo que eso no tendría sentido. Solo le haría más daño y no desperdiciaría el venir para esto. Me pregunté si tenía el valor para seguir escuchando más canciones pero ya estaba en el tren y si no lo hacía ahora, me acobardaría y nunca lo haría. Volteé el cassette para reproducir el otro lado y ver que decía "El recuerdo". Sweet Talkin' Woman de Electric Light Orchestra comenzó a sonar y me sorprendió escuchar que era una canción alegre, a pesar de que la letra no lo era.

Estaba caminando mientras los días pasaban
Estaba pensando en las noches solitarias 
Se ha ido tanto tiempo, ¿qué puedo hacer?
¿Dónde podría estar? No, no, no

No sé qué voy a hacer
Tengo que volver contigo
Me tienes corriendo, me tienes buscando
Es tan triste que esta sea la forma en la que se acabó

De pronto, sonreí. La tristeza seguía allí pero la canción me había alegrado un poco, había logrado subirme un poco el animo y agradecía que el pensara en mí de esa forma, de todas estas formas. Porque había demasiados sentimientos en estas canciones y me gustaba saber que aún pensaba en mi.

Metí la mano para sacar el otro cassette y darme cuenta que era el último. Fruncí el ceño al ver que decía "Por favor,". Lo volteé y el lado de atrás decía "no llores". Tomé aire para reproducirlo. Mis manos comenzaron a temblar un poco, sabiendo que si volvía a oír a Whitney iba a llorar. Le di play para escuchar una canción que hacia mucho no escuchaba, se trataba de Rigth Here Waiting de Richard Marx.

Océanos nos separan, día tras día
Y poco a poco me vuelvo loco
Oigo tu voz en la linea
Pero eso no detiene el dolor

Si te veo al lado de "nunca"
¿Cómo podemos decir "para siempre?

Donde quiera que vayas
Hagas lo que hagas
Voy a estar aquí esperando por ti
Lo que sea necesario
O como mi corazón se rompa
Voy a estar aquí esperándote

Di por sentado todas las veces
Que pensé que duraría de alguna manera
Escucho las risas, pruebo las lágrimas
Pero ahora no puedo acercarme a ti

Me pregunto cómo podemos sobrevivir este romance
Pero al final sí estoy contigo, tomaré el riesgo

Las lágrimas se acumularon en mis ojos, fallando por completo al pedido de Atlas. No era un llanto desesperado, sino de esos silenciosos, que no quieres que salga. Sorbé mi nariz y mientras la canción seguía sonando, lloré. Sin mucho espamento, las lágrimas cayeron mientras mis ojos miraban fijamente un punto en mi pared. Triste, sabiendo que tenía que seguir adelante, pero triste al fin.

Tomé una bocanada de aire para reproducir la última canción, mis manos se movían torpes mientras mis ojos aún veían borrosos, pero ya era la última. Coloqué el cassette y noté que debajo de la nota, decía algo más. "No la decires, no salió aún." Entendí que se refería al cantante y la canción. Por un lado, me emocionó escuchar una canción que aún no se había publicado, pero sabía que si Atlas se había arriesgado a mostrármela, es porque realmente no pudo reemplazar esta canción con ninguna otra. Le di play y me recosté un poco para escuchar la letra.

Mirando el reloj en la pared, hace tiempo desde que llamaste
No puedo esperar, es tarde y no puedo dormir
Algo es diferente esta vez, simplemente no se siente bien
¿Hemos roto en dos? ¿Voy a perderte esta noche?

Vienes caminando con lágrimas en los ojos
Fingiendo que todo está bien

¿A dónde va el tiempo entre el hola y el adiós?
¿Cómo llegamos a esto?, hay algo que nos perdimos
Con tus maletas en la puerta, quiero que te acerques
Y abrazarte una vez más a pesar de que...

Sé que te vas, conozco esa sonrisa
Puedo decir que has estado llorando y vas a decir adiós
Desearía poder detenerte pero ya te has decidido
Te ruego que no te vayas pero ya sé que te vayas

Aquí vienen las noches insomnio
Aquí vienen las lágrimas que voy a llorar
Aquí viene el último adiós, dejándonos atrás
Oh, esto no puedo estar bien

El coro volvió a sonar y para ese entonces, ya estaba llorando otra vez. Me dolía el pecho, el corazón y todos los recuerdos de Atlas. Pero lo peor es que ahora estaba confundida, él me había dicho que siguiera sin el, pero algunas de estas canciones no dicen eso. Sin embargo, parece que en algo estamos de acuerdo, esto nos destroza a ambos.

**
Nota de la autora: Holaaa! Actualización por fin! Espero les esté gustando esta historia tanto como a mi😍

Gracias por leer, votar y comentar❤️

Besos distanciados,

Sofi Garrido

Continue Reading

You'll Also Like

72.1K 6.2K 27
Becky llega a la Universidad con su novia friend Y le toca sentarse con freen Qué es una chica interosexual Y tiene fama De usar a las chicas pero po...
13.2K 1.2K 51
Midoriya Izuku es una chica que desde que era una niña de 7 años de edad estaba enamorada de uno de sus amigos Todoroki Shoto, quién en la preparator...
2.8K 139 20
Literalmente el titulo lo dice todo, Esta historia es de Garten Of Banban, básicamente será de los Ships si conoces mi otra historia de GOB podrás sa...