Nosotros ante todo

By sofiagarrido01

14.8K 2.2K 713

Zoey Parker es una adolescente viviendo en 1992 pero todo cambia cuando Atlas Reed aparece. Descubrirá que el... More

Nota de la autora
Cap.1 "Soy Atlas".
Cap.2 "No rompo mis promesas".
Cap.3 "Déjame besarte".
Cap.4 "Desaparecer".
Cap.5 "Mi playa favorita".
Cap.6 "Cuanto te quiero".
Cap.7 "Estar donde tu estás".
Cap.8 "Tú si puedes evitarlo".
Cap.9 "Cosas del futuro".
Cap.10 "No existe final".
Cap.11 "Déjalo ser".
Cap.12 "En tanto estemos juntos".
Cap.13 "Bailemos así por siempre".
Cap 14. "Vuelve atrás".
Cap.15 "Teo, el cachorro".
Cap.16 "Tendré que imaginarte".
Cap.17 "Disfruta el presente o extrañarás el pasado".
Cap.18 "Es hora de pagarme".
Cap.19 "Yo te lo perdonaré".
Cap.21 "Siempre te amaré".
Cap.22 "Serás mi recuerdo favorito".
Cap.23 "¿Qué? ¿Nadie me va a abrazar?".
Cap.24 "¿Quieres que desaparezca?".
Cap.25 "¿Besándose con un chico?".
Cap.26 "Serás mia".
Cap.27 "Esto no va a terminar bien".
Cap.28 "Ni en el infierno te querrían".
Cap.29 "Prometo bailar con ella".
Cap.30 "¿Y quién es el novio?".
Cap.31 "El tiempo que tuvimos".
Cap.32 "¿Es muy tarde para elegir verdad?".
Cap.33 "Entonces acabemos de una vez".
Cap.34 "Tu siempre estarás aquí".
Cap.35 "En otra vida".
Cap.36 "Puedes quedarte aquí".
Cap.37 "Eres toda mía".
Cap.38 "No lo dejes ir".
Cap.39 "Con todo mi corazón".
Cap.40 "Creo en nosotros".

Cap.20 "Atrapado en la realidad".

134 35 8
By sofiagarrido01

Manhattan, New York. Marzo, 2011.

Caí al suelo agotado, sudando por la frente y sintiendo la boca seca. Brooke se arrodilló a mi lado y me puso una botella en los labios. La tomé de un solo trago y con fuerza, me senté en su cama.

El cuarto de universidad de Brooke estaba vacío, ya que según ella, era la hora del almuerzo y ninguna se perdía ese rato para no sólo comer sino para observar a los chicos.

—Atlas, esto es en serio. No deberías seguir volviendo a Brown City hasta que no sepas porque estás tan agotado —dijo ella, sobando mi espalda y sentándose a mi lado.

—Estaré bien —mascullé algo ahogado y la escuché gruñir.

—¿Cuándo admitirás que no tienes esto bajo control? ¿Qué no sabes cuándo puede empeorar? Sé que no te parece lo que digo y si, lo digo a pesar de que no se lo que es estar en tus zapatos pero no quiero que nada malo te suceda.

La vi preocupada, cruzándose de brazos mientras me miraba algo triste.

—Vamos Brookie —bromeé pellizcándole la cintura—, soy un Reed. Puedo con esto —mentí, infundiéndole confianza.

—¡Dijiste que no volverías a llamarme así! —se quejó retorciéndose y echándome un mal de ojo.

—Lo siento, la situación lo ameritaba. —Ella negó con la cabeza haciendo una mueca de desaprobación.

Ella tenía razón pero yo también. Y no dejaría de ira Brown City ni de volver a 1993 mientras pueda.

—Es en serio hermano, no lo lleves al limite —pidió dándome un abrazo y un beso en la mejilla.

—Estaré bien —susurré.

On The Floor  de Jennifer López comenzó a sonar en algún lugar de habitación. Ella buscó su celular por todos. Metí mi mano bajo la almohada y lo saqué de allí, vibrando.

—Debe ser alguna de ellas preguntando por mí —dijo riéndose un poco.

—Debiste llevarlo contigo. Nadie sale de la universidad sin su celular —le reproché dejar malas pistas.

—Les dije que tenía rota la pantalla y que si llamaban, no podría contestar.

Brooke también había jugado mucho tiempo a esto de desaparecer. Era difícil al principio tener todo en su lugar. Que nadie nos buscara en casa porque no estábamos allí, que no nos llamaran porque no podríamos contestar. No viajar con ropa que indicara que veníamos del futuro ni mucho menos que nos vieran aparecer o desaparecer.

—Me iré a casa —dije agotado besando su mejilla—. Te escribiré en la semana.

Ella frotó su mano por mi espalda y asintió con la cabeza, saliendo por la puerta. Visualicé mi cuarto y aparecí allí. No sentí la sed grotesca de siempre pero mi nariz comenzó a sangrar mientras mi estomago daba vueltas. Tomé un poco de algodón de mi mochila y me lo coloqué en la nariz.

Bajé las escaleras de la casa para encontrarme a mamá, sentada en la cocina con su laptop frente a ella. Tecleaba energéticamente hasta que me vio.

—Hola hijo —saludó ella—, no te vi llegar. ¿Qué te sucedió en la nariz? —preguntó examinando mi rostro. Caminé hacia ella y besé su mejilla con pereza.

—Hola mamá, llegué temprano cuando dormías —respondí tomando una botella de agua de la nevera—. No lo sé, tal vez el cambio de clima. —Ella me miró confundida y señalé mi nariz.

—Igual que tu padre —dijo negando con la cabeza y volviendo a teclear—. La pizza está en el horno pero aún le faltan unos minutos.

—¿Dónde está papá? —pregunté buscando que comer pero el revoltijo de estomago volvió y se me fue el apetito.

—Está en una reunión. Llegará en veinte minutos más o menos. —Ahora tomó su teléfono y comenzó a observar fotos que le enviaron.

—Lo esperaré para comer —me excusé para acostarme al menos un rato hasta que él llegara.

Mamá dejó su teléfono a un lado para mirarme totalmente sorprendida y extrañada. Se levantó y puso su mano sobre mi frente.

—Hijo, ¿te sientes bien? —bromeó riéndose, pero cuando notó que si tenía temperatura borró su sonrisa y volvió a poner su mano en mi frente—. Atlas, estás hirviendo en serio. ¿No te sientes mal?

—Un poco, solo cansado —respondí apoyándome en la encimera.

Se acercó a uno de los cajones y sacó el termómetro. Tomó mi brazo y me arrastró hasta la sala para hacerme recostar sobre el sillón. Se fue de allí, dejándome con la palabra en la boca. Volvió al minuto con una manta y me tapó.

—Mamá, estoy bien —dije intentando que se tranquilizara. Se sentó a mi lado y me moví en el sofá para que estuviese cómoda.

—Abre la boca. —Lo hice, pero para protestar. Solo que ella fue más rápida y logró meter el termómetro en mi boca, callándome. —Mucho mejor. Ahora te quedas aquí y yo te traeré unas porciones de pizza.

—Gracias —agradecí sonriendo.

—¿Y qué tal el fin de semana con Zoey? —preguntó poniendo mis nervios alerta.

—Fue genial. Fuimos a acampar con los chicos del campamento, me divertí mucho —dije lo que ella quería oír.

—Me alegra verte feliz —agregó acariciando mi mejilla.

Mamá siempre había dicho que quería verme junto a una bella chica que fuese amable, honesta y parecida a mí. No sabía si Zoey y yo nos parecíamos en algo más que eso pero estaba seguro que cumplía el resto de los requisitos.

El termómetro comenzó a sonar y mamá me lo arrebató de la boca. Soltó un gemido de sorpresa cuando lo vio.

—Atlas, tienes treinta y ocho y medio de fiebre. Te quedarás todo el día aquí hoy, ¿me escuchaste? Nada de pista ni skate ni amigos. En casa.

—Si, mamá —respondí sin opción, aunque no tenía planeado otra cosa. Me sentía fatal como para salir o hacer algo que me llevara más trabajo que respirar.

Papá llegó al tiempo que lo esperábamos. Se sentó en el sofá de la sala junto a nosotros dos y allí comimos casualmente la pizza. Mamá se puso a leer un libro cuando él subió a ducharse y fue entonces cuando me quedé dormido.

**

—Atlas —susurró una voz mientras me movía—. Despierta amigo.

Abrí los ojos pesadamente para encontrarme a Key, Zack y Chase sentados frente a mi. Me senté casi sin fuerzas, sintiendo mi cuerpo sudado.

—¿Que hacen aquí? —pregunté intentando no sonar grosero.

—Pasábamos a buscarte por si querías ir a tomar unas cervezas, pero tu mamá dijo que te sentías mal así que nos dejó que subiéramos —explicó Key, dejando su mochila a un lado.

Noté que estaba en mi cuarto pero no recordaba haber subido. Me toqué la frente y la nuca para darme cuenta que estaba sudado.

—Cambiamos los planes y compramos la pizza para traerla aquí —agregó Chase— pero te trajimos una Gatorade en vez de cerveza.

Me la extendió y la tomé con una sonrisa. Mamá sabía que no me gustaba estar solo cuando me sentía enfermo.

—Gracias chicos —agradecí quitándome la camiseta y tirándola a algún rincón. 

—¿Y qué tal estos días? —preguntó Zack que se sentó en mi cama con la espalda apoyada en la pared, tomando una porción de pizza.

No tenía ganas de comer pizza otra vez pero como solo había comido una porción en el almuerzo, mi estómago pedía más comida. Así que tomé una.

—Lo normal —respondí encogiéndome de hombros.

Los tres se me quedaron mirando mientras masticaban. Los miré uno por uno y fruncí el ceño.

—¿Qué pasa? —pregunté tragando mi comida.

—Bueno... Brooke subió una foto a Facebook —explicó Key, destapando la botella de cerveza.

Parpadeé un poco, intentando entender a qué se refería con eso.

—Apareces tú abrazado con una chica y ella sonriendo junto a otros dos chicos.

Fruncí mi ceño, buscando una respuesta para eso. Brooke no se había llevado su celular y Zoey no llevó su cámara al campamento.

¿Cómo es que...?

Navidad.

Ey, vamos a tomarnos una foto —pidió Wells, tambaleándose de un lado al otro, completamente ebrio.

—Yo quiero aparecer —lo siguió Brooke riéndose.

—¿Dónde están esas dos? —preguntó Zoey, buscando a sus dos amigas con la mirada.

—Lo lamento por querer orinar cada dos segundos cuando beben —agregó Jaxon, quitándole la cámara Polaroid a Zoey de las manos.

—Oye —se quejó ella cruzándose de brazos.

Estábamos alrededor del auto de Jaxon. Yo apoyado sobre el capó y Zoey abrazada a mi. Brooke se subió sobre la espalda de Wells, quien se inclinó hacia adelante casi cayéndose. Jaxon guiñó un ojo y sacó la fotografía.

El papel blanco salió a color y la observó.

—Me encanta —dijo el, devolviéndole la cámara de Zoey.

—Yo quiero esto, gracias. —Brooke le quitó la foto de las manos y la guardó en su bolsillo.

Entonces se la trajo a 2011 donde fotografió con su teléfono la imagen Polaroid.

—Vamos Atlas, somos tus amigos —dijo Zack con la boca llena.

—Si, ya sabemos que esa chica es tu novia. No te vemos nunca abrazado a nadie —bromeó Key, dándome un golpe en la pierna.

—Además esto tal vez sirva para que Jasmine te deje en paz de una vez —agregó Chase mordiendo una porción y revoleé los ojos.

—Dices eso porque la quieres para ti —lo molestó Zack, lanzándole la chapa de la cerveza a la cara.

—Ya, ya —los calmó Key, que era el más racional en momentos serios. Por eso era mi mejor amigo. —En serio amigo, puedes contarnos.

Bueno, la mitad es mejor que nada, ¿verdad?

—Se llama Zoey —comencé para soltar un suspiro—. Tiene dieciocho y está terminando su último año de escuela en Brown City.

—Ya sabía que no ibas solo a ordeñar vacas —agregó Chase y Key amagó a golpearlo para que se callara.

—Yo sabía que no iba a quedarme mucho tiempo allí así que no planeaba hacer amigos —expliqué negando con la cabeza.

—Bueno, pues te ves muy feliz en la foto con todos esos.

—Si, lo sé. No pretendía que nada pasara entre Zoey y yo. Pero cuando comenzamos a hablar y a conocernos supe que no iba a encontrar otra chica igual aquí.

—¿Aquí en New York? Pero aquí hay de todo —dijo Zack sin entender.

Y no lo culpaba, obvio que nadie lo entendería. No si no sabían que es porque ella vivía en 1993.

—Zoey es diferente. Es tranquila, es inteligente y... es hermosa.

Allí, cuando creí que todos partirían en risas, simplemente se me quedaron mirando, algo sorprendidos.

Yo no era un casa nova, lejos de serlo, me costaba coquetear si no tenía la seguridad para hacerlo. Con Zoey fue fácil porque ella no lo intentó de vuelta. Si intentara coquetear con chicas aquí, tendría citas todos los días con chicas distintas, como Zack. No era mi estilo y pasaba de ello.

Por eso es que no había tenido ninguna novia formal. Si había tenido citas y esa novia que tienes a los once años en la primaria, pero nunca nada de verdad. La relación más larga que tuve habrá durado un mes y fue cuando me aburrí.

Así que entendía que mis amigos estuviesen sorprendidos. Un chico que no es muy demostrativo fuera de su círculo, que si bien no es vergonzoso porque me considero una persona sociable no me gusta coquetear y si, me tomo una relación muy en serio.

—¿Por qué no la traes a New York? —preguntó Key.

Genial Atlas. Te hundiste solo.

—Key, vive en Michigan. En Brown City, específicamente, donde no hay nada. Y está acostumbrada a eso, no podría tráela a la ciudad.

—Entonces sigue yendo tu para allá —dijo Chase bebiendo de una de las botellas.

—Es lo que planeo. Al menos hasta que... —Sepa si Rose vive. —Se gradúe y entonces, no se.

—Tranquilo amigo, no pienses tanto en el futuro o explotará tu cabeza —me animó Key.

—Si, apenas sabemos que haremos la semana entrante y tú planeas de aquí a tres meses. Ve con calma —lo siguió Zack.

—Lo hago, es solo que... Es muy importante para mi y no quiero perderla.

—Atlas, seamos honestos —me detuvo Key—. De todos nosotros, eres el único que podría mantener una relación estable. Eres el único más atento y más cuerdo de los cuatro a la hora de las chicas.

—Lo que es raro porque solo has tenido una novia —bromeó Chase riéndose y lo seguí.

—Estarás bien pero ni se te ocurra olvidarte de nosotros, eh.

—Eso nunca —contesté chocando mi Gatorade con la botella de cerveza en la mano de Key.

—La fiesta de Jasmine es dentro de muy poco y tenemos que aprovechar que Brooke estará aquí para ser los cinco rebeldes como antes.

Me reí, recordando que así nos llamábamos a nosotros mismos de pequeños.

—Además, prometiste que la banda tocaría y no hemos estado ensayando porque desapareces a cada rato.

Me reí bajando la cabeza y asintiendo, dándoles la razón. Ni yo lo hubiese dicho mejor.

—Lo sé, lo sé. Lo siento pero les prometo que estaré aquí para ensayar y para terminar ebrios en la piscina en la fiesta de Jasmine, tal cual cómo lo dijimos.

—Eso es todo.

Hicimos un brindis y terminamos de comernos las pizzas. Los chicos se fueron cuando se hicieron las once y mamá entró a mi cuarto, aún preocupada, a tomarme la temperatura otra vez. Había bajado un poco pero aún sentía el cuerpo caliente, así que procuré que una ducha fría me ayudara.

Intenté poder relajarme con el agua pero eso no hacía que los pensamientos no dieran mil vueltas por mi cabeza. Las preguntas que no tenían respuesta. Como por que Zoey no viene nunca o por qué si ellos van allá, no la verán. O tal vez si, con dieciocho años más.

Me coloqué unos bóxers y sin ganas de ponerme más ropa, me metí entre las sabanas. Estaban calientes debido a que estuve casi todo el día allí. Mi almohada estaba aplastada y la volteé para sentirla un poco más suave.

Tomé mi iPhone y comencé a bajar en la nueva aplicación de la que me había hablado Chase. Según el, Instagram sería la nueva moda de las fotografías. Como aún no tenía demasiados seguidores, salí de allí y entré en Facebook.

La curiosidad me mató y luego de debatirlo un par de segundos, la busqué. Brooke Reed, álbumes de fotos, subidas con el celular. Y allí estaba. Jaxon, Wells y mi hermana pegados a la lente y Zoey abrazada a mi apoyados en el auto.

No pude evitar que una sonrisa se formara en mi rostro. Me mordí el labio, pensando en que estaría haciendo ahora. Si ya estaría dormida, si estaría en casa de Destiny o si habría ido a visitar a Rose por la tarde.

La imaginaba acostada en su cama, escuchando música o leyendo un libro con Teo recostado a un costado.

¿Estaría vestida? ¿Estaría en ropa interior como yo? ¿Me imaginaria apareciendo en su cuarto, tanto como yo quisiera tenerla a mi lado ahora?

Negué con la cabeza, sabiendo que pensar más en el tema me haría deprimir. Tomé los auriculares que tenía sobre el escritorio y los conecté a mi celular. Busqué en YouTube alguna de las playlist que tenía listas y le di play a la primera que vi.

Heaven de Bryan Adams comenzó a sonar y solté un quejido instantáneamente. No era lo que esperaba escuchar para distraerme.

Oh, por una vez en tu vida
Encuentras a alguien
Que dará vuelta tu mundo,
Te levantará el ánimo
Cuando estés deprimido

Sí, nada podría cambiar
Lo que significas para mí
Oh, hay mucho que podría decir
Pero ahora sólo abrázame,
Porque nuestro amor
Iluminará el camino.

Cariño, eres todo lo que quiero.
Cuando reposas aquí en mis brazos,
Encuentro difícil de creer que
Estamos en el cielo.

Y el amor es todo lo que necesito.
Y lo encontré allí en tu corazón.
No es tan difícil ver que
Estamos en el cielo.

He esperado tanto tiempo
Para que algo llegara,
Para que el amor viniera.

Ahora nuestros sueños
Se hacen realidad.
A través de los buenos tiempos y los malos,
Sí, estaré allí cerca de ti.

Me giré en mi lugar para cerrar los ojos y no pensar en la música, simplemente dormir.

**

Tomé mi mochila, listo para partir. Tres días habían pasado, la fiebre se había ido  y me sentía con energía para el ajetreo que viajar en el tiempo me estaba causando.

Una parte de mi no quería creer que la cantidad de viajes que hice fue lo que me causaron enfermarme, pero estaba casi seguro de que había sido eso. Había ido a la universidad de Brooke, de allí directo a 1993, luego llevé a Zoey a Brasil, volvimos, traje a mi hermana a 2011 a la universidad y recién allí, volví a mi casa.

Por eso descansé por unos días. Complací a mamá y pasé tiempo con ella para que no me reclamara cuando no estuviese y pude ensayar con los chicos lo suficiente para la fiesta de Jasmine. Todo listo, todo hecho. Me voy.

Cerré los ojos, visualizando mi cuarto en la casa de Rose. Esperaba por ese cosquilleo en el estómago y los oídos tapados, pero nada pasó. Abrí los ojos para seguir viendo la puerta de mi cuarto.

Ok, extraño.

Volví a cerrar los ojos imaginándome el patio trasero de la casa de Rose, tal vez otro escenario daría resultado. Pero cuando abrí los ojos, seguía en mi cuarto.

—No —susurré para mi mismo, sintiendo como mi respiración se agitaba—. Vamos, por favor —supliqué a la nada misma.

Volví a cerrar los ojos, ya quedándome sin aire, forzando a mi cuerpo a sentir el movimiento de cuando viajaba, pero nada sucedió.

—Mierda, mierda —gruñí mientras comenzaba a caminar de un lado al otro en mi cuarto.

Me tiraba del cabello como si estuviese loco, pero no estaba muy lejos de ese colapso.

—Otra vez no, otra vez no —pedí mirando el techo, como si le hablara a alguien.

Brooke tenía razón, Zoey tenía razón. No tenía el control de esto, ni siquiera sabía cómo es que podía ir y venir en el tiempo. Fue una estupidez creer que podría controlarlo.

Intenté calmarme porque exasperarme y romper mi cuarto no sería la solución. Cerré los ojos para concentrarme en mi cuarto de Brown City una vez más y entonces lo sentí. El revoltijo en el estómago, la nariz sangrando, la sed incontrolable y los oídos apunados.

Abrí los ojos para encontrarme en la casa de Rose. Me relajé un poco cuando vi mi cuarto. Pero en seguida reconocí que no estaba como yo lo había dejado.

Fruncí el ceño, sin entender porque había tanto polvo y telas de araña. El cuadro que Zoey me regaló no estaba y ninguna de mis prendas. Corrí al cajón y al abrirlo no estaba el dinero que dejé allí.

¿Nos robaron?

Abrí la puerta para bajar las escaleras rápidamente. El polvo se hacía presente desde la barandilla de la escalera hasta en el suelo, donde se iban viendo mis pisadas.

—¿Rose? —pregunté confundido.

Pero no había nadie. La casa estaba vacía y no se parecía a como estaba siempre. Las fotos en la repisa de la sala no estaban pero la televisión si. Entonces entendí que no fue un robo.

Salí a la calle para encontrarme una ciudad distinta. Los autos eran modernos, la gente paseaba con sus teléfonos celulares en la mano y dos edificios tapaban la luz del sol que me despertaba cuando dormía aquí.

Entonces entendí que estaba en Brown City de 2011. Donde Rose ya no estaba viva. Donde las fotografías, papá ya se las había llevado de vuelta a nuestra casa en New York. Donde Zoey tendría treinta y seis años.

—No, no —dije para mi mismo como si esto fuese imposible.

Si, podía tomar un avión y volver a New York como si nada porque estaba en mi tiempo presente. Pero ahora solo podía viajar de un lado al otro y no retroceder en el tiempo.

Volví a entrar en la casa, totalmente desesperado y sintiendo como el sudor comenzaba a aparecer en mi frente y nuca. Me bebí una de las botellas de agua y tomé un poco de aire antes de volver a intentar viajar.

—Tu puedes Atlas. Llevas años haciendo esto, no fallará ahora. No has ido al futuro en mucho tiempo y no saldrás rebotado.

Genial, ya estoy hablando solo. Revoleé los ojos y los cerré, para concentrarme en esta misma localización pero dieciocho años atrás.

Abrí los ojos, sintiendo la sed y la sangre seguía goteando de mi nariz. Pero esta vez estaba en Kárpatos, como estuve hace cuatro meses. De la nada e involuntariamente, mi cuerpo se contrajo en dolor y tuve que inclinarme hacia adelante. Frente a mis ojos apareció el Machu Picchu y nunca le había tenido vertido a las alturas, pero estar aquí sin esperarlo me dio náuseas. De un segundo a otro, estaba frente al Cerro de los Siete Colores de Argentina y como un flash, ya estaba a dos metros de la Gran Esfinge de Egipto.

—¡Basta! —grité tapándome los oídos, escuchando un pitido insoportable.

La sangre que brotaba de mi nariz caía, manchando de rojo mi camiseta. Más destinos a los que había ido solo, con Zoey o con Brooke siguieron apareciendo. Colombia, Mexico, Tanzania y Canadá.

Entonces volví a estar en la oscuridad de mi cuarto. Caí al suelo de rodillas, viendo cómo todo mi alrededor giraba. La luz de mi laptop se veía borrosa y me hacía más difícil el trabajo de acostumbrarme a las penumbras. No sabía que hora era, ni cuánto tiempo había pasado. Tampoco podía estar seguro de que estaba en el 2011, pero si daba fe de que este era mi cuarto y que no tenía más fuerzas para intentar viajar otra vez.

La sangre seguía brotando, mis oídos seguían oyendo ese pitido que me hacía creer que si no se detenía pronto, iba a quedarme sordo. Me dolía, todo me dolía.

El cuerpo, la mente, el alma y el corazón. Estaba agotado físicamente y a pesar de que mi cabeza daba vueltas en miles y miles de pensamientos, solo tenía uno.

Y muchos pequeños alrededor. Como si pudiese oír a alguien susurrando. 1993, Michigan y Brown City pero todo se reducía a un pensamiento: Zoey.

De pronto, entre la nubosidad que tenía frente a los ojos, la imagen de Zoey se hizo presente. No supe si estaba delirando o simplemente imaginándola allí, solo dejé que me hablara.

"Atlas" susurró ella, pero solo era mi mente imaginándola.

—Zoey —jadeé intentando levantarme y que mi cuarto dejara de dar vueltas frente a mi.

"Tendrás que recordarme. Vivir con mi recuerdo, y saber que aunque no pueda volver, yo te amo y siempre te amaré" dijo sonriendo, poniendo su mano sobre mi mejilla.

Nuestra noche en Paris se hizo presente en mi mente, recordando que ella dijo eso cuando le pregunté que sucedería si no podía volver.

—Si volveré —dije sintiendo la sangre y las lágrimas resbalar por mi rostro—. Seguiré intentando.

Su imagen se borró como si se tratase de insípida niebla. Ya no solo veía borroso por los giros, sino que mis ojos estaban aguados por el llanto acumulado en ellos.

Me dejé caer por completo al suelo. Mi cabeza se golpeó contra el cerámico, haciendo que mi cerebro retumbara dentro de mi cabeza pero no me importó en lo más mínimo.

Allí, desplomado en el suelo de mi habitación. Confundido y sudado, sangrando y llorando fue que lo entendí todo a la perfección.

No podía irme. No podía volver. No podía viajar. Estaba atrapado en la vida que llamaba realidad.

Nunca debí llegar al punto de sentirme preso en mi presente, jamás debí jugar con fuego sabiendo que no solo podía quemarme yo, sino causar un incendio para los otros. Y lo peor de todo, y de lo que más estaba convencido, es que jamás debí prometerle a Zoey que siempre volvería por ella. Porque desearlo mucho, no lo vuelve realidad.


**

Nota de la autora: Holaaa!! Perdonen que me tardé años luz para subir este capitulo pero estuve ocupada con mi cumpleaños así que ya estoy aquí! Espero estén disfrutando esta historia!

Gracias por leer, votar y comentar.

Besos distanciados, Sofi Garrido

Continue Reading

You'll Also Like

40.3K 2.3K 17
Arodmy Darotski, no se enamora él se obsesiona. Su pensamiento siempre fue no perder el tiempo con crías menores que él, seres inexpertos como suele...
107K 3K 23
Una autocaravana era la solución para sobrevivir durante una semana, ¿pero y luego..? ¿Cuál era el plan? ¿Volver a Londres y vivir del cuento? ¿O sim...
83.9K 929 200
historias que están publicadas en Fisico o que están Amazon o en otras plataformas. ❌Pronto acabará está historia y ya tengo la segunda parte prepara...
24.4K 2.4K 32
Primera parte de la duología "Silenciosa" Fueron dos personas que estaban destinadas a unir sus almas, pero se encontraron en el momento erróneo. Fue...