Inevitable (El juego de Elena...

By migomz

165K 4.5K 327

Elena es una adolescente cuya ideologia intrincada sobre los hombres le hace desarrollar rechazo total hacia... More

Prólogo
Capitulo 1: Comienzo de la caída
Capitulo 2: Roce entre jugadores
Capitulo 3: Táctica defensiva
Capitulo 4: Peligroso acercamiento entre equipos opuestos
Capitulo 5: ¿Primer beso de amor?
Capitulo 6: Declaración comprometedora previa al juego
Capitulo 7: Comienzo del juego
Capitulo 8: ¿Que tú harías qué?
Capítulo 9: Jugada rápida
Capitulo 10: Segundo Strike
Capitulo 11: Cambio de posiciones
Aviso: ¡Una novedad!
Capitulo 12: Golpe bajo
Capitulo 13: Diferencias dentro del mismo equipo
Capitulo 14: Salida familiar
Capitulo 15: Y el imbécil queda en evidencia
Capitulo 16: ¿También tú?
Capitulo 17: Hola a la vieja Elena
Capitulo 18: Bases llenas
Capitulo 19: Home run
Capitulo 20: Primera vez
Capitulo 21: Intensiones secretas
Capitulo 22: Fuerte como goma espuma
Capitulo 24: Out
Capitulo 25: Cambio de estrategia
Capitulo 26: Reescribiendo las reglas
Capitulo 27: Tercer strike ¡Estás fuera!
Capitulo 28: El resultado se esclarece
Capítulo 29: Nuevo jugador
Capítulo 30: Un punto y el juego termina
Capítulo 31: Buen juego con ¿buen final?
Epílogo
Agradecimientos y una sorpresa

Capitulo 23: "La charla"

3.4K 116 21
By migomz

—Elena ¿Quieres comer algo? —Preguntó mamá por quinta vez del otro lado de la puerta.

—Ya comí —Mentí de nuevo mientras no hacía más que permanecer acostada en la cama.

Escuché el suspiro de irritación de mi madre detrás de la puerta pero no valió de nada para mí, estaba encerrada en una ridícula depresión de la que más me valdría salir pronto.

— ¡Gerard! —Gritó con fuerza sobresaltándome—. ¡Quiero esta puerta abierta en 20 segundos!

Me senté en la cama de golpe, bien, mamá estaba realmente molesta y no me convenía hacerla enojar, realmente no.

— ¡Déjala quieta amor! —Escuché gritar a mi padre que suponía estaba en el piso inferior.

— ¡Te quedan 10 segundos Gerard! —Le advirtió a mi padre.

Yo me levanté de la cama de un solo impulso, hay una cosa que realmente temía en esta vida y era cuando mi madre se molestaba, no porque fuera agresiva sino porque sus sermones eran terriblemente largos y ni se diga de esa mirada que te daba de «harás lo que digo o habrá serias consecuencias», incluso mi padre le temía y eso era decir mucho del padre más inmaduro y todo-es-una-broma-para-mí que conozco.

—Mamá estoy bien —Intenté tranquilizarle con voz rota.

— ¡Te quedan cinco segundos Gerard! —Le advirtió con fuerza, la perilla de la puerta comenzó a moverse—. ¡Si no la abres en ese tiempo te castrare!

Solté una risita ante la mala suerte de mi padre.

La puerta se abrió con un intenso Crack, una versión mía masculina me miró ceñudo, yo me encogí de hombros, no tenía culpa de que mi madre tuviera un carácter fuerte cuando se lo proponía, supongo que yo heredé algo de eso.

—Aquí está ¿ya puedo volver a la televisión? —Le preguntó a mi madre con los brazos cruzados.

—No, te quedarás porque somos sus padres y tenemos que saber qué le pasa —Le ordenó apuntándole con el dedo índice.

—Mamá, estoy bien —Le sonreí abiertamente.

Mamá me miró desde mis pies, su semblante se relajó bastante pero cuando llegó a mis ojos soltó un gruñido que me hizo retroceder, mi padre me miró de inmediato.

— ¿Qué fue lo que pasó mi cielo? —Preguntó ella corriendo para abrazarme con fuerza…  con demasiada.

Estoy bien —Susurré intentando respirar.

—Amor ¿sabes algo de esto?

—No, pero me gustaría escucharlo —Respondió mi padre.

Mamá me alejó y me miró a los ojos, los suyos estaban húmedos. Suspiré odiando todo esto, mamá tenía sus extremos emocionales conmigo lo que no me agradaba.

— ¿Qué pasó cielo? —Preguntó con más dulzura.

—Nada, no pasó nada —Dijo con molestia—. ¿Ahora podrían dejarme tranquila en mi habitación?

—No Elena Ann, dinos qué pasó y te dejaremos sola.

Miré a papá quien estaba apoyado en el marco de la puerta con sus brazos cruzados. Sabía que de esa no saldría, ellos podían ser terriblemente irritantes cuando se lo proponían, supongo que era parte de su trabajo de ser padres.

—Es una estupidez, recuerda que soy adolescente, es normal que pase por estas etapas de llanto anormal y depresión exagerada —Le tranquilicé.

— ¿Acaso estás pasando por tu periodo? —Preguntó papá sin tacto como si no fuera un tema delicado.

— ¡Gerard! —Gritamos mamá y yo al mismo tiempo dándole nuestra mirada asesina.

—No es momento para hablar de eso —Dijo mamá antes de taparme los oídos—, es un tema delicado para alguien que aún no la tiene —Escuché decir a pensar de que casi me aplasta la cabeza entre sus manos.

¿Para alguien que no la tiene? ¿Acaso mi madre está…? ¡Por el amor de Dios! ¡Claro que la tengo!

— ¡Mamá! Yo sí tengo el…

—No es necesario que lo digas —Pidió papá alzando su mano derecha—. Tema de mujeres, no de hombres.

—Cielito, no te preocupes, te comprendo —Dijo mi madre de manera condescendiente.

—Mamá sí tengo mi ciclo menstrual ¿qué te hace pensar que no? —Solté sintiendo mis mejillas calientes, no era nada cómodo decir eso frente a papá.

—Elena creo que fui muy claro —Se quejó el susodicho.

— ¿Qué tú qué? —Preguntó mamá con voz herida como si le estuviera diciendo que ya no era virgen.

Me llevé la mano a la cara. Mis padres me matarían de un momento a otro, uno era demasiado inmaduro y otro demasiado inocente a veces ¿por qué esto tenía que pasarme?

—Papá ¿podrías ayudarme? —Pedí caminando hacia él.

—Amor, soy hombre, no sé de estas cosas y lo único que realmente me interesa de tu ciclo menstrual es que no deje de llegarte cada mes hasta que cumplas 40 años y tengas mi permiso para tener acercamientos íntimos con algún hombre y tengas tu propia familia —Explicó con tranquilidad muy seguro de lo que decía.

— ¿Hasta que tenga 40 años? ¡Papá!

—Ni un año menos, hasta entonces será mejor que adoptes la posición de una monja.

Sentía que iba a morir, él no podía estar diciéndome eso. Tapé mi rostro y respiré profundamente intentando calmar la vergüenza y la incomodidad que me causaba hablar de estas cosas.

—Mamá, ayúdame —Sí, ella definitivamente me tenía que ayudar.

—Cariño, nuestra hija tendrá su familia cuando ella lo decida —Me apoyó mamá dándome una sonrisa.

Papá le arrugó el ceño con fuerza, oh Dios, él a veces era terriblemente infantil en esto de la paternidad.

—Madeleine, mi hija será virgen hasta los 40 años.

¡Oh por el amor de Jesucristo! Mi padre no podía estar diciendo eso en voz alta ¡no podía!

—Papá ya basta.

—Gerard nuestra hija tendrá relaciones sexuales cuando esté preparada no cuando tú digas que puede hacerlo.

— ¡Mamá! —Grité aterrada.

Tapé mi boca sintiéndome temblar, estos temas no podían hablarse de esta manera, al menos no si no querías causarle un trauma permanente a tu hija.

— ¿Cuándo esté lista? ¡Bien! —«Oh no, papá está molesto, nada sano pasará».

Entonces él se llevó su mano derecha al bolsillo de su jean, sin dejar de mirarnos con el ceño fuertemente apretado sacó un sobrecito gris… ¡Demonios! ¡Eso no podía ser un condón!

« ¿Por qué me pones estás pruebas Dios?»

—Si vas a tener relaciones sexuales con Regie entonces las tendrás con conocimiento —Dijo él despegándose de la pared para caminar hacia mi cama ¡oh Dios él no había dicho eso!

— ¿Conocimiento? Mamá por favor dime que él no…

—Sí —Dijo ella con expresión nerviosa.

Sé perfectamente que hice una cara de intenso terror pues ella arrugó el ceño en señal de preocupación.

—Cariño quizás es muy pronto.

—Ya tiene su ciclo menstrual Madeleine, está lista —Le dijo mi padre con molestia—. Ven aquí Elena.

No dejes que me dé la charla mamá, por favor —Le susurré aterrada, realmente no quería que mi padre me hablara de eso.

—Cariño…

—Elena —Llamó mi padre a modo de advertencia.

Oh no, no me salvaría de esto.

—No quiero que me internen luego de esto mamá, sólo mátame —Le pedí como último deseo.

—Estarás bien cielo, papá será delicado ¿cierto cariño?

—Tan delicado como una lija —Espetó él desde mi cama.

—Mamá —Me quejé con voz rota.

—Estarás bien —Me consoló antes de darme un abrazo.

Le miré irse hacia la puerta cerrándola detrás de sí. Yo respiré profundamente preparándome para el trauma emocional que me daría mi ya no tan querido padre. Con un suave movimiento me di la vuelta encontrándole cómodamente sentado en mi cama.

Reuniendo toda la valentía que podía caminé hacia la cama, me senté con la espalda sumamente tensa y abrí mi mente para intentar recibir todo lo que él diría.

—Esto —Levantó el sobrecito—, es un condón.

— ¿Por qué tienes un condón contigo papá?

—El punto es que lo tengo y sirve de ilustración —Respondió antes de mirar el sobrecito.

Yo sabía que era un condón ¡no tenía cinco años! Pero era inútil decirle esto, él encontraría la manera de hacerme quedar como si no tuviera la razón y todo iría de la peor manera.

—Cuando estás con tu novio y las cosas se van de la mano debes tener uno de estos —Me lo tendió, yo me alejé.

—Aleja eso de mí, no lo quiero —Él suspiró.

—No te lo voy a obsequiar Elena, sólo quiero que lo sostengas —Me aclaró.

Con mano temblorosa lo alcancé, el sobrecito estaba un poco tibio lo que fue peor. Papá me miró con fijeza como si quisiera ver como reaccionaba.

—Nunca, escucha bien, nunca aceptes estar con alguien si no tienes uno de estos —Me advirtió con semblante más calmado, yo miré el sobrecito—. Ahora, abre el sobre.

— ¡¿Qué?! —Grité.

—Debes saber cómo son

—Puedo buscar una foto en internet —Dije sin pensar realmente.

—Tienes uno en tus manos, no tienes por qué gastar tiempo en una computadora.

Cerré los ojos deseando que nada de esto estuviera pasando.

«Mi padre está loco, debo ser adoptada, él no es normal».

—Abre el sobre Elena.

Sin ganas comencé a abrirlo, papá me indicó cómo debía hacerlo lo que por supuesto no mejoró en nada a mi estado emocional que no era otro que querer lanzarme por la ventana.

—Bien, esto es un condón —Dijo señalando eso.

«Que asco, Dios que asco».

— ¿Tengo que seguir tocándolo?

—Puedes meterlo de nuevo en el sobre —Indicó pasándome el sobrecito gris—, puede servir para después.

« ¿Por qué Jesús? Yo no necesito escuchar eso».

—Bien, ahora hablemos de tus hormonas.

— ¡¿Mis qué?!

—Tus hormonas —Repitió él sin haber captado la sutil indirecta de «no decirlo de nuevo».

—Papá no veo el por qué yo…

—Tendremos la charla lo quieras o no —Me cortó cruzándose de brazos.

No, sinceramente tendría que escuchar todo lo que dijera, no podría escapar de eso.

—Como decía, tus hormonas —Intenté que no me diera fatiga pero no pude, esto era demasiado—. Probablemente ya has sentido cierto… deseo hacia Regie ¿cierto?

De ninguna manera yo respondería eso ¡jamás!

—Y quizás ha pasado por tu mente querer estar a solas para…

—Sáltate esa parte por favor, quiero evitar ir a un psicólogo —Le pedí con seriedad.

—Como quieras —Se aclaró la garganta—. Por lo que quizás llegue el momento en que a pesar de lo que yo diga o tu mamá diga irás con Regie a algún lugar para…

—Papá.

—No iba a decir nada malo —Se quejó—. El punto es que si decides… hacerlo con él debes asegurarte de tener un condón cerca puesto que cuando tú no te cuidas ni la otra persona tampoco hay una consecuencia.

—Un bebé.

—Exacto, un bebé y tanto tú como Regie están muy jóvenes para asumir ese rol aun —Esto no podía estar pasándome—. Además no quiero tener que cazar a alguien y descuartizarlo, no tengo planes de estar en la cárcel.

Entonces reí con fuerza, eso era demasiado ridículo.

—Papá, Regie y yo no…

—Aun —Me cortó—, y de cualquier forma no quiero correr el riesgo. Bien, entonces debes tomar precauciones para no embarazarte.

«Que alguien termine con esto».

—Papá entendí tu punto desde el principio —Dije con desesperación.

—Espera Elena, estuve practicando esto desde que naciste, no me interrumpas —Pidió con el ceño arrugado.

—Sigue.

—Gracias —Me dio media sonrisa antes de sonar su garganta—. Debo acotar que la primera vez duele, claro, para ustedes…

— ¡Dios mío Gerard! —Grité levantándome de la cama—. ¡No quiero saber de eso!

—Nena, hay cosas que debes saber antes de…

— ¡Yo las descubriré cuando sea el momento! —Me tapé los oídos con fuerza.

—Es importante que no te desesperes, el dolor pasará en un momento.

— ¡Mamá! —Grité con fuerza—. ¡Papá me está haciendo sentir terriblemente incómoda!

Papá se levantó de la cama y me abrazó con fuerza.

—Lamento tanto tener que decirte todo esto nena pero como padre debo hacerte sentir incómoda con estos temas —Se disculpó con tacto.

—Podrías haber esperado un par de años más papá —Dije devolviéndole el abrazo.

—Es la ocasión perfecta, quizás ya has tenido un acercamiento y Regie te hizo sentir mal o no quiso hacerlo contigo, así que yo…

—Alto ahí —Le detuve alejándome un paso.

— ¿Qué?

—No es por eso que estoy así.

—Oh.

Sonreí al ver su expresión de incomodidad.

—Entonces ¿por qué estás así?

—Larga historia que no quiero contar.

Papá me miró con sus increíbles ojos cafés unos tonos más claros que los míos y yo no pude resistirme.

—Será mejor que te acuestes —Le advertí antes de ir a la cama.

Él me acompañó y yo aproveché para acostarme en su pecho como hacía tanto tiempo que no lo hacía.

— ¿Por dónde comienzo? —Suspiré.

—Por el principio —Dijo él con burla.

—Papá —Le di un codazo y él rió—. Digamos que todo empezó cuando conocí al imbécil.

—Matthew —Me corrigió él.

—Como sea, él y yo teníamos un juego o tenemos —Le miré—, es difícil de explicar.

— ¿Esto es algo que yo realmente quiero escuchar? —Preguntó con una sonrisa.

—Yo tuve que escuchar tu charla sobre relaciones sexuales, es hora de que sufras con mis charlas sentimentales.

—Aun no la he terminado.

—Lo harás cuando yo termine la mía.

—Bien, pero sólo si no me interrumpes en la mía —Rodé los ojos, sabía que aceptar eso era peor que hacer un pacto con el diablo pero no importaba, él era hombre y estos temas de sentimientos le aburrían, así que era justo.

—Sí, sí, no te interrumpo —Y él sonrió satisfecho.

Esa tarde la pasé acostada en el pecho de mi padre contándole todo, absolutamente todo lo que había pasado entre Matthew, Regie y yo. No tenía caso que le ocultara algún detalle, él me torturaría con su charla y era mejor que yo aprovechara mi oportunidad de hacerlo sufrir con la mía. Además de que, bueno, me estaba sintiendo mucho mejor mientras le contaba, así que sí, valió la pena.

Continue Reading

You'll Also Like

6.1K 876 40
la historia de un millonario con un pasado oscuro, tras la tragica muerte de su esposa Albert Stivenson pierde la cordura, situacion que lo llevo a l...
60.9K 3K 16
Venimos a este mundo a ser felices, pero antes de encontrar esa felicidad puedes perderte muchas veces. Todos los derechos reservados.©
25K 888 32
Trata sobre un chico qué desde niño andaba metido en cosas chuecas y haora de joven es un chico sin corazón, nunca se ha enamorado el no tiene fami...
47.7M 2.2M 117
Señorita Isabella Mariet Moore acepta como esposo al señor James Alexander Harrison- me quedo en silencio es un debate en mi mente en este mismo inst...