YOUR SIDE OF THE BED |KTHβœ”οΈ

By Taekimanne

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Almas gemelas. Oscuros secretos. Un pasado oculto. Amor que trasciende. TRAMA ORIGINAL. NO SE PERMITEN COPIAS... More

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πšˆπšœπš˜πšπš‹|π™Άπš›πšŠπšŒπš’πšŠπšœβ™₯
πš‚ 𝙲 𝙴 𝙽 𝙴 𝚁 𝚈

πšŒπšŠπš™πš’Μπšπšžπš•πš˜ 𝚍𝚘𝚌𝚎

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By Taekimanne


¿Entonces ustedes dos aún no han follado? —preguntó Yeji y Yoongi escupió su café. 

—¡Yeji! —me arrepentí de haber tenido el altavoz mientras hablaba con ella e intentaba limpiar la nevera al mismo tiempo. 

Yoongi estaba quedándose en casa por unos días mientras arreglaba algunos asuntos en Seúl. 

—¡Oh, tengo que irme! —se disculpó Yeji del otro lado de la bocina—. Tengo cita con el obstetra y se supone que veré a Jimin en veinte minutos. ¿Sabes si Tae ya está en el consultorio?

—Yo supongo que sí. Tiene un rato que salió de casa. 

Gracias, querida. Nos vemos pronto para ponernos al día. 

—Nos vemos, Yeji. Ve con cuidado.

Colgué la llamada e intenté no mirar a Yoongi a los ojos, me sentía apenada. 

—Vaya, sí que iba enserio —murmuró él mientras continuaba secando con una servilleta los restos del café—. Creí que ahora que vivían juntos las cosas cambiarían. . .

—La verdad es que nada ha cambiado —le dije al tiempo que tomaba su vaso y le servía más café con hielos—. Pero me gusta así —admití. 

Yoongi sonrió de lado.  —Gracias. 

No hablábamos demasiado, pero nos llevábamos bien. Mi relación con él era más fluida que con Yeonjun —quien me trataba como un cero a la izquierda—, pero no tan eufórica como con Nara. No era muy parlanchín —y al principio me intimidaba—, así que había aprendido a apreciar los pequeños momentos en los que Yoongi se expresaba abiertamente y bajaba la guardia. 

—Sabes. . . —volvió a tomar la palabra. Se había levantado del sofá y miraba por la ventana del comedor—. No te lo he dicho antes, pero me alegro mucho de que ustedes dos estén juntos. 

Sus palabras me conmovieron. En ese momento comprendí lo que Tae decía sobre él. "Yoongi-hyung no es un tipo que se exprese demasiado, pero cuando lo hace, lo valoras para siempre". 

—¿Gracias?—no sabía cómo reaccionar a los halagos, mucho menos a uno de Yoongi. Él se rio, supuse que podía entenderme. 

—No lo parece, pero me preocupaba Taehyung. Lo conoces. . . 

Asentí, un tanto confundida. No sabía a qué punto quería llegar.  

—Tiene un corazón enorme y su naturaleza noble no siempre atrae a la gente correcta —siguió hablando—. Me preocupaba mucho que las personas lo lastimaran. Taehyung siempre suele ver la mejor parte del mundo, y eso le ha llevado a un par de decepciones. 

"¿Decepciones? ¿Amorosas?" me pregunté, no pude evitarlo. 

Yoongi sonrió. —Amistades. Me refiero a "amistades" —aclaró, quizá no me había leído la mente, pero sí que había interpretado mi gesto—. Gente que no merece el título de amigo. A lo largo de su vida, muchos de ellos han terminado aprovechándose de su bondad. Ya sabes. . ., Taehyung siempre quiere dar todo por todos. 

Volví a asentir. Lo sabía muy bien, aquello era el motivo principal de mis contadas discusiones con él. Daba todo sin importar quedar en segundo plano. 

—Pero supongo que eso es parte de lo que es Taehyung. No veo las cosas siendo de otra manera —continuó—. A veces me parecía absurdo, y tonto, muy tonto de su parte. Yo quería enseñarle a defenderse, no quería que nadie jamás lo viera como una persona débil, como un blanco fácil para aprovecharse. Sentía que debía protegerlo  —sonrió de lado en una mueca y ahogó una risita mientras parecía recordar—. Estaba muy equivocado. Él ha sido quien ha cuidado de mí todo este tiempo. 

Se me hizo un rollito el corazón. Escuchar a Yoongi expresarse así de su hermano y sentir que no había mejores palabras para poder describir lo que la presencia de Taehyung significaba en nuestras vidas, me puso sentimental. 

—Mi aparente fuerza y carácter dominante se hace añicos comparado a la fortaleza que emana de Taehyung. No es ruda ni doblega, sino que mantiene la claridad en su mente y corazón. Para mí, él es el más fuerte aquí —señaló, sonriendo e intentando quitar tanta seriedad al asunto— Créeme, el mundo sin tipos como él, sería una completa mierda. 

Me reí, con ojos llorosos. —Estoy de acuerdo. 

—Me alegra mucho que lo entiendas. Y que ames a Taehyung tal cual —dijo, y vi la sinceridad en su semblante.  Le sonreí con el mismo sentimiento. 

—¿Entonces fuiste tú quien le enseñó aquello de la mirada matona? —le pregunté a modo de broma, intentando quitar la incomodidad que le presentaba el haberme dicho todo lo anterior. Lo conocía. 

Él se rio. —¿Ya la conoces? 

—Sí. Le he visto usarla con algunas personas. . ., Taehyung tiene un sensor —me reí. 

Pronto me perdí entre las palabras que salían y salían de mis labios, contándole a Yoongi un montón de graciosos sucesos en compañía de su hermano. 

—¿No dijiste que te verías con Taehyung a las seis, cabezona? —preguntó, mofándose de mí debido a una de las previas anécdotas que le acaba de contar. 

No me dio tiempo de recriminarle por ello. Salté del sofá en cuanto chequé la hora en mi celular y vi el mensaje de Taehyung. Hablando de él, el tiempo se me había ido en un suspiro. 

Alcancé a tomar mi bolso y rociarme perfume antes de salir corriendo. —Yoongi, te encargo a Dobby, por favor. Sus croquetas están allí —señalé a uno de los cajones de la alacena—. Y hay que darle más agua, su bowl está casi vacío —le pedí. 

Taehyung había traído un cachorro a casa hacía apenas unos días. Yo quería llamarlo Taco, pero claramente Taehyung había ganado. Ahora Dobby era parte de nuestros días. 

—Sí, sí. Como sea. No tengo mejores planes . . . —se quejó, pero escuché antes de cerrar la puerta tras de mí, cómo su voz se tornaba dulce al dirigirse al pequeño cachorrito. Eran su debilidad. 



ººº


Su sonrisa se dibujó en cuanto me vio bajar del vagón. Taehyung ya estaba esperándome. 

Salimos juntos de la estación. Tae había entrelazado sus dedos a los míos y acariciaba el dorso de mi mano con su pulgar. Recordé toda mi conversación con Yoongi y suspiré. Me sentía muy afortunada. 

—¿Cómo se portó mi hyung? 

—Esta vez tenía ganas de conversar, supongo. 

—¿Ah, sí? —Tae sonrió y abrió los ojos sorprendido—. ¿Y de qué? 

—No me lo vas a creer, pero tú fuiste nuestro tema de conversación. No paraba de hablar de ti. 

—¿Yoongi? 

—Él mismo —afirmé—. Te quiere muchísimo. 

A estas alturas, a Taehyung la sonrisa ya no le cabía en el rostro. 

—¿Y tú? 

—¿Yo? Yo también hablé mucho de ti —dije mientras le daba una mordida al hotteok que acabábamos de comprar en uno de los puestos aledaños—. Por eso se me ha hecho tarde. Le conté de la vez de los sombreros. . .  

Tae no dijo nada. Yo sabía porqué. 

Me reí y me detuve en seco, provocando que él también parara. Olvidé mi pan por un momento y con la otra mano acaricié su mejilla. —Yo también te quiero. 

Él se sonrojó y volvió a sonreír. 

—Te amo, Kim Taehyung —me puse de puntillas para alcanzar su frente y le di un pequeño beso—. Muchísimo. 

Aquello le dio ánimo para prensarse de mi mano y andar con más entusiasmo el resto del camino. Nos dirigíamos una vez más a la torre Namsan. 

Atardecía cuando tomamos el teleférico. Las luces que comenzaban a esparcirse por toda la ciudad me traían buenos recuerdos. Ya habíamos visitado el lugar casi un año atrás junto a Jimin y Yeji, en ese entonces, Taehyung y yo no éramos más que amigos. Los chicos me habían hecho escribirme una promesa de amor a mí misma en un candadito y colgarlo en una de las tantas cercas  que llenaban los barandales.

—¿Recuerdas dónde pusiste el tuyo? —le pregunté, curiosa. 

—Sí. Pero debe estar cubierto por muchísimos más —contestó—. Supongo que aunque intentara, no lo encontraría. 

—Llévame —rogué. 

Apretó mi mano y me guió camino abajo. Nos detuvimos después de unos minutos sin parar. La reja estaba más que tapizada de candados, algunos habían perdido su color original carcomido por el sol. 

—Es en este lugar —señaló—. Pero cuando lo puse aún no había tantos —se encogió de hombros. 

—¿Hace cuánto? 

—¿Unos seis años? —dijo, intentando calcular rápidamente. 

—¡Wow! Eso es bastante —me aferré a su brazo y me recargué en su hombro— ¿Puedo saber qué escribiste? 

—Es un secreto —susurró en mi oído.

—Ah —resoplé. Tenía sentido, era algo íntimo, así como mi promesa de meses atrás. 

—Pero quiero decirte que me prometí regresar algún día. . ., acompañado —sacó un candado color violeta del bolsillo de su chaqueta—. ¿Querrías . . .? 

—Sí, sí —lo interrumpí emocionada—. Busquemos un lugar para el nuestro. 

Su peculiar sonrisa se asomó. —Vamos. 

Tomada de su mano, mis dedos entrelazados a los suyos. El aire fresco jugando con nuestros cabellos. La cámara polaroid apuntándome en todo momento. 

El ambiente que le acompañaba, sus pequeños detalles. 

La manía de tocar su nariz cuando reía, cubriendo su boca parcialmente con el resto de su mano.

Sus ojos profundos y tiernos. Su olor a duraznos dulces en verano y sus tiernos besos con sabor a pastel de vainilla. 

Lo amaba. Amaba todo lo que su presencia había traído a mi vida. A su lado sentía que las maravillas a mi alrededor habían sido creadas solamente para mí. Ahora más que nunca, estaba convencida de que Taehyung estaba hecho de polvo de estrellas y algo más. Estaba hecho de magia. 

Después de años y años de vagar, al fin me sentía yo misma. Al fin me sentía libre. Por fin me sentía en casa. Había entendido que no quería seguir viviendo atada a un itinerario de vida, de perfección y falsas expectativas. Estaba lista para explorar, para sentir, para vivir. Taehyung me había inspirado a ver la vida desde otra perspectiva, donde la magia del caos y la improvisación se convertían en los mejores aliados para al fin disfrutar de ella. 

—No, I won't be afraid  —Tae tarareó de repente, como solía hacer— Oh, I won't be afraid —movió sus manos, esta vez fingía tocar las teclas del piano imaginario—. Just as long as you stand, stand by me.

So darling, darling stand by me . . . —me uní a su canción y Tae complacido me dio una vuelta, como era nuestra costumbre cada que lavaba los platos y yo preparaba la cena. Todo sin importarnos las miradas de las personas que pasaban a nuestro lado. 

—Oh, Tashi —cesó el baile y el canto cuando me señaló la parte de un barandal casi vacío—. ¿Qué te parece ese lugar? 

De inmediato corrí hasta la reja y Tae no tuvo otra opción más que ir detrás. Sacó el candado y el marcador.

—¿Qué deberíamos escribir? —torció un poco la boca, como hacía siempre que se concentraba.

—Creo que tengo algo en mente —dije. Tae no dudó en cederme el marcador y comencé a escribir:


"Duda que sean fuego las estrellas. 

Duda que el sol se mueva. 

Duda que la verdad sea mentira. 

Pero no dudes jamás que te amo". 



Tae que miraba detrás de mí, sonrió complacido. —Me gusta —susurró—. Shakespeare. 

Asentí y le entregué ambos en cuanto terminé los detalles. Él los tomó y le quitó la tapa al plumín de nuevo. 

—¿Olvidé algo? —pregunté, pensando si me había equivocado en alguna palabra escrita. 

—Lo más importante —dijo él. Y entonces dibujó "T&T" en el espacio restante—. "Tashi y Tae". Ya está.  

La realidad me pegó un poco más tarde, cuando ambos cerrábamos el candado en la verja. Estábamos haciéndolo juntos, eso significaba demasiado para ambos. Una promesa de amor que no era cualquier cosa. 

—Es lindo saber que se quedarán aquí por muchísimo tiempo, incluso cuando nosotros ya no estemos —Tae contemplaba el lindo candado que ahora colgaba—. Es como nuestra propia esencia, uno sigue brillando aún después de irse de aquí —señaló a su alrededor, refiriéndose al mundo. 

Lo contemple mientras lo escuchaba hablar, dándome cuenta por milésima ocasión, de lo mucho que disfrutaba oírlo. Volví a buscar su mano y entrelacé mis dedos con los suyos. 

—Tengo la sensación de que estamos hechos del polvo de la misma estrella, Tae —le confesé mientras caminábamos de vuelta. 

—Yo también —dijo, y lanzó un corto suspiro.

Sonreí. 

—Tashi. . .¿has pensado alguna vez cómo quisieras casarte? —preguntó después de que pasáramos cerca de una pareja en lo que parecía su sesión fotográfica para la boda—. Es decir. . ., Nara se la pasa soñando en voz alta sobre ese momento y me preguntaba qué pensabas tú al respecto. 

—Bueno, creo que mi idea ha cambiado demasiado comparando la que tenía cuando era más joven. Dista muchísimo del vestido, las flores y la fiesta de ensueño —recordé todo lo que alguna vez había preparado para mi boda con Ian—. Creo que ahora lo que más me importa es la intimidad del momento, compartir con aquellos que quieres y te quieren. 

Taehyung asintió y sonrió.

—Disfrutar del momento en el que estás por unirte a tu compañero de vida, para siempre. Sentirte rodeado y respaldado de personas a las que realmente les interesa presenciar ese acontecimiento mucho más que competir por quién lleva las mejores galas o criticar el menú y alardear que lo hubieran hecho muchísimo mejor que tú. 

—Entiendo  —rio Tae—. Suena a que eso no sólo pasa aquí. 

—¡Claro que pasa en todas partes! ¿Sabes por qué? Porque se ha perdido la esencia de la celebración, que va mucho más allá de intentar convencer al resto que tu evento ha sido el mejor del año —resoplé y luego miré a Tae con aquella expresión intentando procesarlo todo, seguramente no había imaginado lo mucho que tenía por decir sobre el tema—. Honestamente, preferiría mil veces pedir delivery y disfrutar con todos, que ver a medio mundo estresado porque las cosas no van conforme al plan. 

Lo vi sonreír. 

—¿Te parece Tashi, si ordenamos pizza para nuestra boda? 

"Nuestra boda". El corazón me dio un brinquito. 

—Me parece —contesté con una sonrisa que por poco no me cabía en el rostro y Taehyung llevó mi mano a sus labios para besarla. 

—Mientras paremos en el super, Yoongi me ha enviado una lista de cosas que faltan en casa para la cena que va a preparar —me señaló la tienda al otro lado. 

Asentí gustosa y ambos cruzamos la calle para entrar a comprar un par de cosas. 

De camino a casa, miré a Tae por el reflejo frente a la puerta del tren. Traía la bolsa más pesada del super en una mano, mientras con la otra sujetaba suavemente mis dedos. El panorama más sencillo provocándome sentimientos inexplicables. 

¿No era rara y hermosa nuestra simple existencia? 





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