Sam #PGP2021

Door Mialroga_

104K 14.9K 3.5K

Un viaje a mi vida y a los amores en ella. Los llevaré a un pequeño recorrido en mi vida, a mi pasado, más co... Meer

Antes de...
Dedicatoria
Sinopsis
Introducción
Capítulo 1 - Un final inesperado
Capítulo 2 - Adiós a la Abadía
Capítulo 3 - Un inicio accidentado
Capítulo 4 - La familia siempre unida
Capítulo 5 - Nuestro cinco y seis
Capítulo 6 - Amigas inseparables
Capítulo 7 - Bahías de Huatulco
Capítulo 8 - De amores y bahías
Capítulo 9 - Siempre a tu lado
Capítulo 10 - Monte Albán
Capítulo 11 - Agua de horchata
Capítulo 12 - Mole
Capítulo 13 - Desafinados
Capítulo 14 - Sabor a mí
Capítulo 15 - Hierve el agua, Oaxaca
Capítulo 16 - Hogar, dulce hogar
Capítulo 17 - Gritos, regaños y desacuerdos
Capítulo 18 - Propuesta
Capítulo 19 - Ocho en punto
Capítulo 20 - Viaje Estelar
Capítulo 21 - Películas y hormonas
Capítulo 22 - Noche buena y lejía mental
Capítulo 23 - Muérdago
Capítulo 24 - La magia de las palabras
Capítulo 25 - Ángel
Capítulo 26 - Muñeco de nieve
Capítulo 27 - Casi de año nuevo
Capítulo 28 - Gracias
Capítulo 29 - Anticipación
Capítulo 30 - Querer y merecer
Capítulo 31 - Sin respiración
Capítulo 32 - Segundas intenciones
Capítulo 33 - Reacciones a nuestras acciones
Capítulo 34 - Dejarlo partir
Capítulo 36 - Quédate
Capítulo 37 - Perfectamente imperfecto
Capítulo 38 - Detén el tiempo
Capítulo 39 - Casi una tormenta
Capítulo 40 - Primera plana
Capítulo 41 - Enfermero particular
Capítulo 42 - Sí
Capítulo 43 - Preparativos
Capítulo 44 - Nuestro
Capítulo 45 - Frío
Capítulo 46 - Golpes
Capítulo 47 - Tiempo
Capítulo 48 - Realidad
Capítulo 49 - Ellos
Capítulo 50 - Agosto en Londres
Capítulo 51 - Lágrimas
Capítulo 52 - Sin miedo a vivir
Para ustedes
Pequeño espacio

Capítulo 35 - Celos cavernícolas

804 149 34
Door Mialroga_

Habían pasado cinco meses desde la partida de abu Gab, en todo ese tiempo Gabe y yo habíamos llegado a un acuerdo; trabajaríamos en nosotros como personas y como amigos. Él había dejado de coquetearme, yo había dejado de hacerme ideas. Se disculpó por su actitud, pero no me dio una sola explicación del por qué, yo no insistí más.

En ocasiones lo notaba perdido en sus pensamientos. Su mirada se volvía triste y su actitud se ensombrecía, pero pronto dejaba aquello de lado y volvía a ser el mismo hombre alegré que me había permitido conocer.

Había vuelto a aparecer en algunas fiestas en donde de vez en cuando se encontraba rodeado de inteligentes y hermosas mujeres, pero se mantuvo a distancia de los chismes y habladurías, y mucho más cerca de sus amigos y familia. Incluyéndome.

Habíamos tenido varias salidas, y él definitivamente había seguido el consejo de Erkan y Kaan, quienes se habían agregado a nuestras salidas de amigos, con Mason incluido. Nathan también era parte de los viajes entre amigos, y él sí que disfrutaba de la compañía femenina. Era coqueto irremediable.

Anton era otra constante en nuestros viajes, no obstante, se la tenía jurada a Gabe, pero sabían comportarse cuando estaban juntos. Terin, por su parte, era quién sacaba la idea de las salidas grupales, y coordinaba cada aventura con una energía envidiable.

— Debo decir que estoy anonadado con tu belleza.

Bajé la cámara cuando escuché esa voz demasiado cerca de mí. Sonreír de inmediato al toparme de frente a un par de ojos azules, una cabellera castaña oscura y una de las más bonitas sonrisas que hubiera visto antes.

— ¡Oh Dios mío! —No pude evitar lanzarme a sus brazos para abrazarlo con fuerza —. ¡Anker! ¡Qué gusto verte!

— Es bueno volver a verte, preciosa. ¿Cómo estás?

— Yo estoy muy bien —me sonrió de manera tierna colocando un beso en mi mejilla —. ¿Cómo has estado? Hacía tanto que no podía abrazarte.

La sonrisa en sus labios causó la misma sensación que solía sentir en el pasado; felicidad inaguantable y una hermosa sensación de calidez.

Anker había sido mi primer novio, mi primer beso y también mi primera vez, y nos queríamos demasiado. Nos habíamos vuelto muy buenos amigos y confidentes.

— Realmente ha pasado mucho tiempo —aclaró él mientras jugueteaba con mi pelo —. Llevó horas viéndote trabajar y suspirando por tu hermosura.

— ¿Horas? ¿Qué? ¿Dónde estabas?

— Sentado justo ahí —seguí su línea de visión hasta dar con la mesa en donde varias personas elegantemente vestidas se encontraban reunidas.

— ¿Trabajas con ellos? —cuestioné realmente interesada por su respuesta.

— En realidad, estamos trabajando juntos. Tú haces magia con las imágenes y yo hago magia con los edificios a lado de todos ellos.

— ¿Estás en este proyecto?

Sentí una extraña mezcla entre asombro y nerviosismo. Anker había dejado claro tiempo atrás que trabajar conmigo sería maravilloso. Que deberíamos hacer una campaña en conjunto, pero debido a su área de trabajo, y la mía, no podíamos estar más distantes de ese camino; sin embargo y gracias a una oferta de trabajo de última hora, Terin y yo nos unimos a un proyecto que tenía que ver con edificios ecológicos y autosustentables.

— Estamos juntos en esto.

— ¡Eso es fantástico! Anker, de verdad que me alegra muchísimo verte.

— Tanta es tu alegría que tendrás tiempo de salir a tomar algo conmigo. Un helado talvez.

— Para los amigos siempre hay tiempo de todo, en cuanto termine aquí nos ponemos al día.

— Buenos días.

La voz de Gabe me hizo pegar un respingo. Tuve que tomar una profunda respiración antes de volverme hacía él. Le sonreí de manera que pareciera que no sentía el corazón a tope y los nervios a flor de piel. Habíamos llegado a un acuerdo y no iba a romperlo.

— Gabriel, si quieres puedes unirte a nosotros —arqueé ambas cejas sorprendida en dirección a Anker. La familiaridad con la que le hablaba me sacó de balance.

— ¿Se conocen? —cuestioné dando un paso a un lado, justo para situarme al lado de Anker, él aprovechó para rodear mi cintura y acercarme un poco más él. Ese gesto fue seguido por la mirada de Gabe.

— Somos socios en este proyecto —respondió Gabe con naturalidad, pero el tic en su mandíbula, uno con el que me había familiarizado en estos meses, me indicaba que estaba furioso.

— Estamos en este proyecto junto con otras dos personas. Somos cuatro en total. Según tengo entendido, Jamilia fue quien las contacto a ustedes dos para el trabajo —Anker colocó mi pelo detrás de la oreja —. Me gusta como se te ve el pelo así de largo, y sin flequillo.

— Gracias.

— No sabes cuánto te extrañé, preciosa. De verdad extrañaba abrazarte y verte sonreír —Gabe carraspeó acercándose a nosotros, los dos lo miramos con atención, él arqueó ambas cejas en mi dirección, como esperando una explicación.

— ¿Sucede algo? —arrugó la frente dejando caer su mirada a donde la mano de Anker descansaba.

— ¿No está trabajando usted, señorita Orozco? —dejó salir de manera hosca, parpadeé confundida por su extraña actitud.

— Lo estoy —sus ojos seguían clavados en mi cintura, después de unos segundos se desviaron hasta los míos.

— ¿Y comparte abrazos con sus jefes mientras trabaja? Eso, sin duda alguna, no es un comportamiento profesional.

Sentí un inexplicable pellizco de decepción en el vientre, decepción que se mezcló con molestia y unas irrefrenables ganas de darle con mi cámara en la cabeza a Gabriel, pero la vergüenza le ganó a todo lo demás.

— Tiene razón. —respondí tajante y me alejé de Anker —. Lo lamento, señor Kendrick. Me disculpo por mi comportamiento. No volverá a suceder. Anker.

— Samanta —respondió burlón.

— Señor Kendrick, me retiro a continuar trabajando.

Llegué hirviendo en cólera al lado de Terin, ella notó mi molestia, pero no dijo nada. Contuve mi mal humor el tiempo que pasamos trabajando, al finalizar la jornada seguía sintiendo su mirada sobre mí, pero luché todo el tiempo para evitar ver en su dirección, y hacerle un gesto obsceno.

— Estás molesta con él —Terin se mordió los labios cuando Anker remarcó lo obvio.

— Es mi jefe, es normal estar molesta con tu jefe.

— Entonces estás molesta conmigo.

— No, no contigo, tú eres un jefe lindo —se carcajeó.

— Me gusta mucho esa —señaló la pantalla en donde se veían las imágenes.

— La voy a marcar.

— Peligro, alerta, peligro —se burló Terin colocándose a un lado de Anker y simulando que no estaban disfrutando del momento.

Traidores, deberían de estar lanzando fuego por la boca y dándole de patadas hasta la saciedad.

— Bueno trabajo, señoritas. Los socios han quedado impresionados y encantados con su excelente trabajo. Muchas felicidades, y muchas gracias.

— Nos alegra mucho saber que les ha gustado —respondió Terin mientras comenzaba a guardar sus cosas —. Vivimos por un trabajo bien hecho.

— Muchas gracias —intervine dedicándole una sonrisa para nada forzada —. Ha sido un verdadero honor trabajar en este proyecto —Gabriel asintió en mi dirección, luego dio un paso al frente para acercarse a mí.

— ¿Podemos hablar?

No, no podemos. No tengo absolutamente nada de que hablar contigo, y no tengo ganas de hacerlo.

En su lugar respondí con un:

— Por supuesto, señor Kendrick —él hizo una mueca, yo no me moví de mi sitio, Terin y Anker, por supuesto, estaban muy atentos a nuestro intercambio.

— Yo... —de reojo notó a los dos metiches que se encontraban a su lado —. Siento mucho lo que te dije. Lamento haber sido un idiota contigo.

— Usted tenía razón, yo estaba trabajando, no debí socializar de aquella manera, y me disculpo por ello.

Me tomó por el brazo alejándome de mis dos amigos cuando se hizo demasiado obvio que estaban escuchando nuestra conversación.

— No, no lo hagas —aclaró luciendo molesto —. No te disculpes. Tú no tienes la culpa de mi pésima actitud, y no tenía derecho a avergonzarte de esa manera frente a tu amigo. Por favor, perdóname —se pasó la mano por el rostro, noté lo frustrado y agotado que lucía —. Lo siento, de verdad lo siento.

Suspire internamente. Él tuvo razón en corregirme, aunque no fue la manera ni el lugar, pero Gabriel, al ser mi jefe, podía llamarme la atención si algo no le gustaba, y mi comportamiento dio mucho que desear.

— Yo tampoco debí lanzarme a sus brazos de esa manera, y menos cuando estoy trabajando. Hay momentos, y lugares, y no era el momento, ni el lugar —me acerqué a él —. ¿Has dormido algo últimamente? —negó desviando la mirada sobre mi hombro.

— Estoy trabajando en cuatro proyectos, lo he hecho antes, pero pareciera que no puedo concentrarme, y eso no es justificación por portarme como un imbécil hace rato. Samanta, de verdad lo siento mucho.

— Te perdono —aclaré de inmediato colocando mi mano sobre su hombro, inmediatamente la retiré recordándome que seguía en el trabajo, él notó aquello y lució arrepentido, de nuevo —. Deberías ir a casa, a descansar. Hemos terminado, los modelos y socios se han ido. Terin y yo recogeremos nuestro equipo y nos iremos, ¿o tienes algo más qué hacer?

— No, también he terminado aquí —asentí con la cabeza.

— Entonces ve a descansar, lo necesitas.

Di media vuelta, Terin y Anker disimularon de la peor manera que no habían estado escuchando nuestra conversación. Llevé la mirada al cielo cuando Anker señaló algo inexistente a la pantalla en negro de la computadora.

— Samanta —volví la vista sobre mi hombro —. ¿El helado sigue en pie? —sonreí afirmando con la cabeza.

— Sigue en pie.

Lamentablemente para nosotros, la heladería preferida de Anker, y la mía, estaba cerrada, para mi alegría regresamos al local de Dulces Tentaciones, en donde degustamos una comida tardía deliciosa.

— Gabriel —habló Anker mientras comenzó a juguetear con mi brazalete —, no sé si lo sentiste así, pero me parece muy apresurada la manera en la que Austin quiere llevar las cosas en Tokio. En lo personal creo que debemos reevaluar el terreno, y hablar con los locales —Gabe mantuvo la vista fija en donde la mano de Anker se encontraba.

— Estoy de acuerdo —Terin arqueó una ceja y apretó los labios para suprimir una sonrisa.

— Jamila cree que debería viajar antes del fin de semana allá, para hablar con Hotaka y convencerlo de que se haga una segunda evaluación. No que Austin tenga malas intenciones, pero es nuevo en todo esto y creo que está un poco demasiado emocionado con el proyecto para ver los posibles contras.

Anker llevo mi mano a sus labios colando un beso en mis nudillos, yo arrugué la frente en su dirección. Gesticulé un "¿Qué está haciendo?" en dirección a Terin, ella se encogió de hombros fingiendo inocencia y siguió degustando su comida.

— Sí, creo que Jamilia debería viajar a la brevedad —respondió Gabe apretando los dientes y desviando la mirada. Se estiró y aclaró su garganta —. Si me disculpan, ya regreso.

Lo vimos alejarse rumbo a los sanitarios, cuando lo perdimos de vista liberé mi mano de la de Anker y le di un golpe en el hombro.

— ¿Se puede saber qué rayos haces?

— Es que te amo —soltó burlón tomando mi rostro entre sus manos amenazando con besarme —. Ven conmigo y bésame.

— Te voy a patear el trasero —se carcajeó liberándome.

— Está celoso —aclaró Anker satisfecho, desvíe la mirada hacía mi plato ahora vacío.

— No está celoso —hablé más para mí que para él, así podía mantener las mariposas en mi estómago a raya.

— Está celoso de mí, y de como te trato. Es muy obvio que le gustas.

— Es mi amigo, y resulta ser mi jefe. No está celoso —hablé tajante.

— Sí está celoso —apuñalé a Terin con la mirada.

— No, Roja, no está celoso. Somos amigos, recuerdas —los dos se burlaron.

— Bueno, si no está celoso supongo que no le va a importar que yo haga esto.

Me quedé petrificada cuando sentí los labios de Anker sobre los míos, y más sorprendida quedé cuando Anker desapareció de mi vista de sopetón.

— Nos vamos —habló Gabriel cortante dejando un fajo de dinero sobre la mesa.

— ¿Nos vamos? —indagué entre aturdida y sorprendida viendo a Anker incorporarse del piso.

— Sí, nos vamos.

Gabriel me tomó por el brazo y literalmente me llevó en voladas a la salida. Terin se puso de pie de inmediato, pero Anker la detuvo.

— Pero Anker podría estar...

— Tampoco lo jalé tan fuerte —esclareció furioso abriéndome la puerta del auto —. Entra —arqueé ambas cejas sorprendida.

— ¿Disculpa? —La mirada asesina que me dedicó no me cohibió ni un poco —. ¿A caso me estás dando órdenes? —Gabriel resopló furioso, bajó su rostro a la altura del mío y gruñó.

— Por favor, ¿puedes entrar al auto? —achiqué los ojos en su dirección.

— No —respondí dejándolo con la boca abierta y pasando por su lado.

— Samanta —su voz sonaba amenazante —. Samanta, vuelve.

Ni siquiera me giré para verlo. Su actitud de cavernícola no tenía fundamentos, y aunque los tuviera. Él no tenía derecho a tratarme así, claro que para él parecía ser completamente racional convertirse en un energúmeno.

A escasos pasos de la entrada del establecimiento mis pies dejaron el piso y el mundo se volvió de revés.

— ¡¿Qué crees que estás haciendo?! —chillé mientras intentaba aferrarme a algo que no fuera su trasero —. ¡Bájame ahora mismo, Gabriel Kendrick!

No fui lanzada, pero pareciera como si lo hubiera sido, al interior de su auto. Jadeé indignada cuando la puerta del copiloto se cerró en mis narices y activó el seguro para niños. No pasó mucho tiempo para que él rodeara el vehículo y entrará.

— ¿Qué en el cielo ha pasado por tu cabeza para que me trates como un costal de papas? —El cavernícola ni siquiera se volvió para verme —. Gabriel, te estoy habland...

— Estoy celoso —respondió todavía con la vista al frente —. Estoy hirviendo de celos por la cercanía con la que Anker te ha estado tratando durante todo el maldito día —cerré la boca inmediatamente —. Estoy malditamente celoso de ver como te abraza, te acaricia la mano, juega con tu pelo y besa tu mejilla. Estoy a punto de entrar allá y arrancarle la cabeza de un guantazo porque no ha dejado de coquetear contigo desde que te vio en la mañana.

>> Me he tenido que tragar mis comentarios cada vez que lo veía mirarte con ese anhelo dibujado en el rostro.

>> ¿Tienes alguna idea de lo que se siente que la mujer que te trae hecho un pendejo, y que no deja de monopolizar tus pensamientos causándote hasta insomnio sea observada de la manera en la que Anker lo ha hecho todo el día? Apenas te vio, no dejo de seguirte a donde quiera que ibas, de sonreír y de soñar despierto.

>> No soy celoso, nunca he sido celoso en toda mi vida, pero por todo lo sagrado del universo, estoy sintiendo que me hierve la sangre cada vez que le sonríes, que él te sonríe. Cada vez que te coquetea y te toca.

No supe qué decir, creo que no lo había escuchado más allá de la palabra celoso.

Tenía el corazón a mil por hora, me sudaban las manos y estaba temblando en mi piel por sus palabras.

— ¿Hecho un pendejo? —pregunté aguantándome la risa, él me dedicó una mirada mordaz, pero la sombra de una sonrisa se dibujó en sus labios.

— Perdón, por la palabrota y por comportarme así.

— En cierta forma me siento halagada, y perturbada. Nunca nadie se había comportado así por mí. Esos celos cavernícolas que has demostrado hace poco son... lindos, pero raros, y completamente innecesarios —Gabe hizo una mueca.

— Lo siento, de verdad.

— Allá adentro hay dos personas que merecen una disculpa también.

— Lo sé, y lo haré, me disculparé.

— Está bien.

— ¿Me acompañas a un sitio? —Pensé en su propuesta un momento.

— Solamente si dejas al cavernícola que llevas dentro en otro sitio.

— Lo voy a pensar —respondió echando a andar el auto. 

Impresiones sobre el capítulo aquí. >>>>

¿Imaginaron que Gabriel pudiera reaccionar de esa manera? >>>>

¿Qué opinan de la reacción de Sam luego de esa escena de celos cavernícolas? >>>>

¿Les ha gustado el capítulo? >>>>

¿Qué teorías sobre lo que podría pasar a continuación tienen? >>>>

¡Infinitas gracias por leer!

Ga verder met lezen

Dit interesseert je vast

352K 16.2K 58
Un buen final necesita un desastroso inicio, al menos para equilibrar la balanza en la vida de Alexis Thompson, una chica bromista con gracia y todo...
1.7K 236 22
El pasado es lo que recuerdas, lo que imaginas recordar, lo que te convences en recordar, o lo que pretendes recordar. No importa que tan veloz pueda...
101K 9.1K 86
Pobre Joseph, alguien debió advertirle que se estaba equivocando al contratar a Lexy como su nueva secretaria, pero se "emocionó" demasiado y la mesa...
1K 107 8
El comandante primerizo Conrad Bauer recibe una llamada de un antiguo amigo de la academia, quien le pide que ocupe su puesto mientras él está de via...