Sam #PGP2021

By Mialroga_

104K 14.9K 3.5K

Un viaje a mi vida y a los amores en ella. Los llevaré a un pequeño recorrido en mi vida, a mi pasado, más co... More

Antes de...
Dedicatoria
Sinopsis
Introducción
Capítulo 1 - Un final inesperado
Capítulo 2 - Adiós a la Abadía
Capítulo 3 - Un inicio accidentado
Capítulo 4 - La familia siempre unida
Capítulo 5 - Nuestro cinco y seis
Capítulo 6 - Amigas inseparables
Capítulo 7 - Bahías de Huatulco
Capítulo 8 - De amores y bahías
Capítulo 9 - Siempre a tu lado
Capítulo 10 - Monte Albán
Capítulo 11 - Agua de horchata
Capítulo 12 - Mole
Capítulo 13 - Desafinados
Capítulo 14 - Sabor a mí
Capítulo 15 - Hierve el agua, Oaxaca
Capítulo 16 - Hogar, dulce hogar
Capítulo 17 - Gritos, regaños y desacuerdos
Capítulo 18 - Propuesta
Capítulo 19 - Ocho en punto
Capítulo 20 - Viaje Estelar
Capítulo 21 - Películas y hormonas
Capítulo 22 - Noche buena y lejía mental
Capítulo 23 - Muérdago
Capítulo 24 - La magia de las palabras
Capítulo 25 - Ángel
Capítulo 26 - Muñeco de nieve
Capítulo 27 - Casi de año nuevo
Capítulo 28 - Gracias
Capítulo 29 - Anticipación
Capítulo 30 - Querer y merecer
Capítulo 32 - Segundas intenciones
Capítulo 33 - Reacciones a nuestras acciones
Capítulo 34 - Dejarlo partir
Capítulo 35 - Celos cavernícolas
Capítulo 36 - Quédate
Capítulo 37 - Perfectamente imperfecto
Capítulo 38 - Detén el tiempo
Capítulo 39 - Casi una tormenta
Capítulo 40 - Primera plana
Capítulo 41 - Enfermero particular
Capítulo 42 - Sí
Capítulo 43 - Preparativos
Capítulo 44 - Nuestro
Capítulo 45 - Frío
Capítulo 46 - Golpes
Capítulo 47 - Tiempo
Capítulo 48 - Realidad
Capítulo 49 - Ellos
Capítulo 50 - Agosto en Londres
Capítulo 51 - Lágrimas
Capítulo 52 - Sin miedo a vivir
Para ustedes
Pequeño espacio

Capítulo 31 - Sin respiración

816 149 15
By Mialroga_

— ¿Vas a decirme a donde vamos o voy a continuar adivinando? —intenté poner ojos de cachorro, la verdad no funcionó.

— Te daré la misma respuesta de hace 20 minutos —cambió la velocidad del auto —, no.

Hice un puchero, porque vamos, qué otra cosa podría hacer; él por supuesto que no resistió la tentación de pellizcarme la mejilla y sonreír, lo que me hizo sonreír de vuelta.

Teníamos una hora en el auto y estaba ansiosa por saber a dónde iríamos. Hasta el momento no tenía ni una sola pista del lugar a donde nos dirigíamos. Seguía bastante oscuro en la carretera y el día nublado no ayudaba mucho. Había lloviznado un poco en el trayecto, ahora solamente quedaba neblina.

— Pero sé que te gustará mucho —volví a sonreírle —. Tienes una hermosa sonrisa, me gusta.

Sentí mis mejillas enrojecer, inmediatamente me volví para verlo, contemplé su perfil, este día se veía relajado, feliz. Las comisuras de sus labios estaban ligeramente arqueadas hacía arriba, como si estuviera ocultando su sonrisa, como si no se permitiera un momento de felicidad.

Supongo que él cree que no merecer serlo.

Comenzaba a descubrir un poco del mundo de Gabriel, y los secretos que él tan celosamente guardaba, y sin necesidad de preguntar cuál era su mayor miedo, además del que ya me había dicho tiempo atrás, estaba segura de que no era perder a su abuelo, sino ser feliz, y perder esa felicidad, tal como creyó haberlo hecho abu Gab.

— ¿Qué pasa? —Me miró de soslayo.

— Tienes un poco de baba aquí —señalé la comisura de su labio.

— ¿Dónde? ¿Aquí? —se puso en modo serio intentando localizar su inexistente baba.

— Sabes que era una broma tonta, ¿verdad? No hay nada en tu perfecto rostro.

— Así que mi rostro es perfecto —negué dedicándole una sonrisa burlona —. Digo, sabía que era guapo, pero no perfecto. Así que gracias, por lo de perfecto.

— Que bobo eres. ¿Tienes hambre? —comencé a rebuscar en mi pequeña mochila, había preparado unos emparedados dulces, tenía manzanas, peras y fresas con zarzamoras troceadas.

— ¿Cómo es que tienes hambre tan temprano?

— Siempre tengo hambre —le ofrecí un pequeño bocadillo, él lo tomó.

— Gracias. Mi abuelo dice que arrasaste ayer en ajedrez.

— Estoy segura de que está dejándome ganar.

— No lo hace, él jamás te dejaría ganar. Si fueras una niña de nueve años jugando contra él, te patearía el trasero sin dudarlo. Él siempre ha sido un hombre que te hace trabajar por lo que quieres.

No era difícil imaginar que abu Gab era así.

— No recuerdo mucho de mis abuelos. Los padres de mi mamá se fueron cuando yo era una niña, y con los de papá nunca me llevé ni mal ni bien, así que no tengo recuerdos de ellos. Me hubiera gustado pasar tiempo con ellos como lo hago con abu Gab.

— Cuando le platiqué sobre ti, sobre cómo te conocí, le dije que llegué a pensar que me patearías el trasero, y estoy seguro de que lo hubieras hecho si no le hubiera pasado ese camión encima a tu motocicleta —dejé salir una carcajada.

— ¡Oh!, quería hacerlo. Quería molerte a palos, pero eres muy, muy alto y pesas el doble de lo que yo. De un pisotón me envías al cielo.

— Nunca te pisaría, eres demasiado encantadora para pisarte —la radio hizo un sonido terrible por la estática y una canción muy familiar comenzó a sonar.

— ¡Cielos! Vamos, canta conmigo —Gabriel me observó como si me hubiera vuelto loca.

— ¿Cantar? No, ya lo hice y no volverá a pasar.

— Gabriel, somos tú y yo, más un viaje en carretera. No hay nadie más. ¿Qué te detiene? Cantar, por terrible que seas haciéndolo, siempre hace feliz a las personas —se lo pensó un momento.

— No, no voy a hacerlo. Cantar no es para mí.

No, no es cantar lo que no es para ti. Tú crees que ser feliz no es para ti.

Encogí mis hombros y comencé a cantar Whole Lotta Love de Led Zeppelin, pronto él comenzó a seguir el ritmo con la cabeza y al final se unió a la canción. Parecíamos dos gatos luchando por la supervivencia del más apto, pero al final terminamos riendo a carcajadas y por un momento Gabriel se olvidó de sus miedos. Fue, en ese justo momento en que pude vislumbrar por primera vez al Gabriel que tan celosamente se ocultaba en su interior, y me gustó.

— Llegamos —una reja de metal se encontraba frente a nosotros, tenía grabada una K justo en el centro. Gabriel tecleó algo en su teléfono y está comenzó a abrirse.

— ¿Dónde estamos exactamente? —No respondió, lo que agrego más misterio al asunto.

Condujo durante unos cinco minutos y entonces una enorme casa con fachadas de piedra caliza, tejados hermosos, jardines impresionantes aparecieron. A lo lejos, se podía ver algunos establos. Había un lago en donde el Sol comenzaba a reflejarse. Pequeños tejados rústicos decorando el jardín, con bancas en el centro y lo que parecían ser fogatas justo al lado de cada tejado.

Perros corrían de aquí para allá mientras jugaban entre ellos, algunas aves se encontraban en los bebedores que había dispuestos para ellos y aunque había nieve en algunas zonas, varias flores comenzaban a brotar.

— Este lugar es precioso, es... No tengo palabras.

— Aquí creció papá. Esta es la casa de mis abuelos paternos. Al morir se lo heredaron a él, y papá nos lo heredó a Nathan y a mí. Estamos a poco más de una milla de Bibury, rodeados de naturaleza y más naturaleza, así que... —aparcó la camioneta en la puerta principal y se giró hacia mí —, nadie escuchará tus gritos a millas a la redonda.

— Es una verdadera lástima, pero te contaré un secreto —moví mi dedo índice para que él se acercara, quedamos a centímetros de distancia —. Soy una excelente corredora.

Corrí fuera del auto en dirección a los establos, cuando me giré Gabe ya venía pisándome los talones. Aumenté la velocidad tanto como pude, pero él me alcanzó cerca del lago y me hizo girar en sus brazos.

— Te atrapé —sentenció dejando mi rostro a la altura del suyo, con la luz dándole de frente sus ojos se veían más claros y su sonrisa más resplandeciente.

— Sí, lo hiciste.

Hablé sin notar lo extraña que había sonado mi voz, y aquella confesión, la sonrisa en sus labios titubeo, pero su agarré sobre mí aumento. Rodeó mi cintura con sus brazos manteniendo mis pies lejos del piso.

— Samanta —susurró mi nombre causándome escalofríos —. Yo... —algo sobre mi hombro llamó su atención, lentamente me puso sobre mis pies, salí del extraño trance en el que me encontraba de sopetón —. Erkan y Kaan son hermanos, los capataces del rancho y están en los establos por allá, están viéndonos. Quizás encontremos a Mason en el cuarto de equitación —no mencioné nada sobre el extraño comportamiento que había tenido hacía un momento.

— ¿Podré ver a los caballos? —colocó su mano en mi espalda baja para invitarme a caminar.

— Claro que sí, podrás ver todo el lugar. De hecho, quiero que lo conozcas. Cuidado ahí —me levantó para evitar una zona fangosa —. A los caballos les encantan las visitas, y a los chicos también. Aunque te advierto, son bastante coquetos, todos ellos.

Dentro de la casa los muebles se encontraban cubiertos con mantas. Se notaba que desde hacía mucho tiempo se encontraba deshabitada, y no porque estuviera en mal estado, o porque oliera humedad, de hecho, era todo lo contrario, estaba limpia pero desprovista de vida.

Poseía un estilo variado entre él italiano y el inglés: paredes blancas y color terracota, alfombras de color azul-gris oscuro, vasijas rústicas y estantes de libros vacíos. Era solo un cascarón, pero se notaba que había sido hermosa cuando estuvo habitada. Candelabros divinos adornaban los altos techos, ventanales de piso a techo con cortinas claras y las paredes desnudas. Desde adentro se veía claramente el exterior, y era hermoso.

Legamos al fondo de la casa, había una puerta doble de madera cerrada, cuando él la abrió me quedé petrificada, se hizo a un lado y me indicó que entrara, admiré cada pequeño rincón de la habitación.

— Quería que vieras esto.

Había una piscina de interior hermosa, parecíamos estar dentro de una cueva, me recordó a los cenotes en Oaxaca. Las escaleras y el pasamanos estaban hechos de un viejo tronco de algún tipo de árbol que subía hasta el techo; las luces eran tenues, te daba una sensación de tranquilidad. Al subir las escaleras había un balcón por el cual podías admirar el hermoso paisaje que se alzaba delante de nosotros, y gracias a las paredes de cristal y madera todo este lugar parecía una especie de sueño.

— Gabe, esto es increíble.

— Era mi habitación favorita en toda la casa. Siempre traía un libro aquí para poder leer un rato y así podría ver a mis abuelos y mis padres montando a caballo allá afuera. Antes era más hermosa, había muchas plantas y la cascada artificial de esa pared tiene luces de colores, Nathan y yo jugábamos a ser los reyes del mundo aquí.

— Debió ser increíblemente hermoso.

— Me preguntaba si puedes lograr que este lugar se vea bien en algunas fotografías y videos.

— ¿Verse bien? Gabe, este lugar ya se ve bien por sí solo, pero dime qué es lo que quieres que haga y te mostraré mi trabajo.

— Es para una campaña, quiero que alguien capture la esencia de este lugar tal y como es ahora, y cómo quedará al final.

— ¿Vas a promocionar este lugar?

— Nathan y yo queremos hacerlo un lugar de retiro, en apoyo a personas que requieran rehabilitación física y mental de algún tipo. Es pensado en personas mayores que han cursado con depresión, pero toda clase de personas: niños, adolescentes, adultos y personas mayores podrán disponer del centro.

>> Estamos ampliando la zona Este, hasta ahora han sido construidas treinta y seis cabañas. Esa sería la zona de hospedaje para los pacientes, lo que se recaude será donado para crear nuevas escuelas de rehabilitación física y mental en otras partes del mundo.

>> Daremos equinoterapia, vamos a hacer una piscina para dar terapia acuática, están construyendo una zona de gimnasio para rehabilitación física, y los tejados allá afuera serán ampliados un poco para hacer tallares al aire libre en donde las personas puedan tomar terapias privadas o en grupo.

No lo dijo, y no tenía que hacerlo, pero sabía que la razón de crear un lugar así estaba pensado en su totalidad para personas como su abuelo. Él quería ayudar a personas con depresión a sanar, personas que habían pasado por lo que su familia había pasado.

— Me encantaría poder ayudar —sin pensármelo, coloqué un beso en su mejilla.

— Gracias —carraspeo revisando a nuestro alrededor.

— Gracias por confiar en mí para este proyecto.

— Cómo podría no confiar en ti, Chaparrita —señaló con la cabeza hacía abajo —. Quiero que conozcas a alguien.

Caminamos hacia los establos, había algunas personas moviéndose de arriba para abajo, pude ver a lo lejos algunas de las construcciones nuevas, fui presentada a todos cuanto nos cruzábamos. Erkan y Kaan fueron realmente amables y coquetos. Gabriel había olvidado mencionar lo bien parecidos que eran, y que eran gemelos.

Se emocionaron al saber que yo sería la encargada de tomar las imágenes de este lugar, así que aproveché el momento para tomar algunas fotografías de ellos sin que lo notarán. Si Gabriel quería que este lugar fuera promocionado de la mejor manera posible, qué mejor que retratar la esencia de las personas que trabajaban aquí.

Mason era también un hombre realmente atractivo. Poseía una sonrisa hermosa y los más hermosos ojos grises que hubiera visto en mi vida. Tenía el cabello negro azabache envidiablemente sedoso. De ascendencia neozelandés y griega era una mezcla de sensualidad, y era el más descarado coqueto que hubiera conocido en la vida. También conocí a un hombre cuyo nombre era Napoleón y era muy similar a él, con la excepción de que este usaba un sombrero y botas vaqueras.

— Te presento a Bayard y Horus.

Dos caballos hermosos estaban frente a mí, un Akhal – Teke dorado y un Mustang blanco. Me quede observándolos estupefacta durante largos segundos, me moría por tocarlos, quería abrazarlos fuertemente, pero estaba segura de que me partirían en dos si lo hacía.

— Son tan hermosos, puedo... ¿Puedo tocarlos?

— Por supuesto, ven. Este es Horus, es demasiado mimoso, —pasé mi mano por su costado y su cuello, y me sorprendí cuando colocó su cabeza sobre mi hombro —. Es obvio que le gustas.

— Hola hermoso —de pronto sentí un suave golpe en mi espalda, giré para ver a Bayard —. Tú también eres hermoso.

— Son celosos, les gusta la atención individual, así que van a hacer de todo para tener tu atención entera.

— No van a pelear, ¿verdad?

— No, no lo harán, a pesar de sus celos realmente se llevan muy bien —escuché un clic, Gabe tenía mi cámara en sus manos.

— Soy un pésimo fotógrafo, aunque sé que es imposible hacerte ver mal.

— Déjame tomar algunas tuyas con estos galanes.

Tome varias fotografías de él con los caballos, de él con los chicos y de nuestro alrededor. Le hicieron algunas bromas a Gabe que lo tenían carcajeándose, parecía haberse liberado por completo de sus demonios. Tomé algunas fotografías grupales y de Gabe y yo.

— ¿Alguna vez has montado a caballo?

— Si no cuentas los del carrusel, jamás lo he hecho.

— Entonces bella dama, ¿me permitirás darte un paseo? —extendió su mano en mi dirección.

— Me encantaría —tomé su mano, algunos de los hombres se rieron, otros carraspearon mientras nos daban espacio.

— Vamos, te llevaré con nuestro acompañante.

— ¿No iremos en ellos?

— A ellos dos les gusta correr, no es seguro si no sabes manejarlo y no quiero que te lastimes de ninguna manera.

Nos dirigimos hacía el establo principal, en donde había docenas de hermosos caballos y yeguas. Un Ruano Azulado se emocionó claramente al ver a Gabe, él se acercó para acariciarlo y llevó mi mano con la suya sobre su lomo, luego llegamos hasta donde un Shire blanco se encontraba siendo cepillado.

— Te presento a Sirena, Sirena ella es Samanta y hoy vamos a pasar la tarde juntos —se me cortó la respiración al ver a Sirena, era tan hermosa y elegante, y bastante grande.

— Gabriel, no hay manera de que yo pueda montar en ella. Es muy alta, necesitaré una escalera para alcanzarla. ¿De verdad quieres que yo, con mi estatura me suba en ella?

— No estarás sola, vamos a ir juntos, te ayudaré a subir, no te preocupes.

Sirena relinchó mientras se acercaba a mí, parecía estar evaluándome y supuse que había llegado a la conclusión de que le caía bien, pues su cabeza tocó mi hombro como invitándome a acariciarla.

— ¿Cómo es que tienes mejor pelo que yo? Es sumamente egoísta de tu parte no compartir tus secretos de belleza. Terin seguramente se moriría de envidia.

— Tu cabello es hermoso —tomó mi trenza en sus manos —, la diferencia entre tu cabello y el de Sirena es que... —se acercó susurrándome al oído —, el tuyo es más suave y huele delicioso.

— Si ella te escucha, te pateara el trasero, y no esperes que te defienda.

— Entonces no le digas que, para mí, tú eres más hermosa, porque estoy seguro de que nos patearía el trasero a ambos.

Sirena relinchó como si se hubiera dado cuenta de que estábamos hablando de ella.

Gabe me mostró cómo se protegía la piel de Sirena y cómo debía ser colocada la silla para no lastimarla de ninguna manera, también me dijo que jamás excedería el peso que ella podía llevar, especialmente cuando notó mi preocupación por ir ambos arriba de ella, luego me explicó una cosa, gran parte del camino él lo haría caminando, yo sería la que iría arriba de Sirena.

— No creo que sea buena idea. Y si la altero y sale corriendo, ella te arrastraría y yo saldría volando.

— Carga más peso que el que nosotros dos juntos tenemos, pero no quiero que se canse.

— Suena egoísta de mi parte si te pido que hagas la mayor parte del camino conmigo allá arriba —besó mi mejilla intentando tranquilizarme.

— Si tú estás nerviosa, Sirena estará nerviosa. Vamos, voy a ayudarte a subir con la escalera.

— ¿Y si caigo? Quizá me parta el cuello y muera al instante, en la mejor de las circunstancias.

— No vas a partirte el cuello y no voy a dejarte caer. Tranquila. ¿Lista? —Me puse más nerviosa al notar la audiencia que nos rodeaba.

— Creo que sí.

Logré llegar arriba al primer intento, sorpresivamente recibí aplausos y varios vítores, Gabe se unió a las felicitaciones que me rodeaba. Llegó su turno de subir a Sirena, lo logró sin la ayuda de la escalera, y no hubo aplausos para él.

— Aquí tienes —Mason le entregó un morral a Gabe —. La zona Noroeste no es segura. Las lluvias de ayer fueron ligeras y no está pronosticado para hoy que tengamos una, pero tengan cuidado.

— Gracias. Nos vemos más tarde.

— Diviértanse —tocó su sombrero a modo de despedida.

— Muchas gracias.

— Por nada señorita, un placer.

Gabriel me rodeó con uno de sus brazos, pego su pecho a mi espalda y me entregó las riendas de Sirena.

— Te ayudaré a llevarla, movimientos suaves.

— ¿No la lastimaré? —estaba temblando dentro de mi piel.

— No, yo te mostraré como hacerlo, y mientras la llevas te mostraré el lugar —señaló a mi izquierda —. Allá habrá una piscina techada, de este lado planeamos colocar un jardín cubierto, las personas podrán plantar sus propias plantas y flores y durante su estancia cuidarán de ellas, les colocarán nombres, podrán volver para ver cuánto han crecido. Vamos a ir un poco más allá, quiero que veas el río, te va a gustar.

— Esto ya me gusta mucho.

— Sí, a mí también —susurró en mi oído causando que se me enchinará la piel, yo traté de mantener a raya mi nerviosismo para que él no lo notará —. ¿Tienes frío?, estás temblando —negué con la cabeza.

— Estoy bien.

Afianzó su agarré sobre mi cintura pegando más mi cuerpo al suyo, cerré los ojos cuando sentí sus labios acariciar la piel de mi cuello y me tuve que morder el labio para no dejar salir un solo sonido, además, tuve que aflojar el agarre sobre las riendas de Sirena, o terminaría con ellas marcadas de por vida en las manos.

Por Dios, Samanta, tranquilízate. No te vuelvas loca.

Pero esos pensamientos salieron volando por la ventana cuando besó mi cuello y susurró mi nombre.

— Quiero besarte.

Y justo en ese momento me quedé sin respiración. 

¿Qué opinan del capítulo, les ha gustado? >>>>

Todo su amor por la historia aquí. >>>>

¿Qué les ha hecho sentir el actuar de Gabriel con Sam en este capítulo? >>>>

¿Cuál ha sido su reacción por la confesión del beso de Gabriel? >>>> 

Muchas gracias por leerme. 


Continue Reading

You'll Also Like

32.3K 3.3K 36
Rebecca chica popular y novia de un chico atlético con sus amigas irin y Heidi las hermosas de la universidad chicos ricos que le hacen la vida impo...
581 69 8
Odiado por humanos y demonios tubo que aprender a sobrevivir solo y se prometió a si mismo volverse un demonio puro. Todo cambia al conocer una sacer...
9.3K 254 6
La oscuridad siempre reinará... ¿Serías capaz de darlo todo por amor...? Ahora que Scott asume como rey del Infierno, las cosas se vuelven un poco...
10.4K 1.2K 20
Cadenas... una de las tantas cosas que siempre los iban a mantener unidos.