Dobles intenciones

By LadyEsmeG

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La rivalidad siempre fue un buen juego previo. Yelehen y Harlen están en vueltos en una carrera por el dinero... More

Capitulo 1: El tamaño sí importa.
Capítulo 2: La arpía.
Capitulo 3: El oportunista.
Capítulo 4: El vuelo.
Capítulo 5: La Isla.
Capítulo 6: Toda la verdad y nada más que la verdad.
Capítulo 8: La boda.
Capítulo 9: Brandy.
Capítulo 10: Proyecto Novis.
Capítulo 11: Sr. Brooks.
Capitulo 12: Sr.Walsreet.
Capítulo 13: Harlen.
Capítulo 14: Los chicos buenos de Daxtonville.
Capítulo 15: Yelehen.
Capítulo 16: Santa África.
Capítulo 17: Un mal al dia I.
Capítulo 18: Un mal dia II.
Capítulo 19: La que escribe.
Capítulo 20: ¡Devuélveme mis bragas!
Capítulo 21: Negocita.
Capítulo 22: Ovarios.
Capítulo 23: El tesoro.
Capítulo 24: Mas traumada que empoderada.
Capítulo 25: Harlen VS rosas.
Capítulo 26: El apagón.
Capítulo 27: Sutil y claro.
Capítulo 28: Si lo tragas, lo amas.
Capítulo 29: Naturaleza.
Capítulo 30: Legados.
Capítulo 31: Cortesía femenina.
Capítulo 32: Si el alma llora.
Capítulo 33: Clichés adolecentes.
Capítulo 34: La sorpresa.
Capítulo 35: La arpía mayor.
Capítulo 36: Sol nocturno.
Capítulo 37: Ardiente paraíso.
Capítulo 38: Alma de letras.
Capítulo 39: Conquistando al vaquero.
Capítulo 40: La mente de un artista.
Capítulo 41: Desfile.
Capítulo 42: África y Harlen.
Capítulo 43: Amada.
Capítulo 44: Amado.
Capítulo 45: ¡Ja! Perra.
Capítulo 46: El gran día.
Capítulo 47: Alegorías de la confianza.
Capítulo 48: Director ejecutivo.
Capítulo 49: Engranajes.
Capítulo 50: Directora ejecutiva.
Capítulo 51: Los "Para siempre".
Capítulo 52: Dulce y amargo.
Epílogo.
Extra 01: Romance erótico para Harlen Brooks.
Extra 02: Feliz cumpleaños para Yelehen Walsreet.

Capítulo 7: La propuesta.

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By LadyEsmeG

.Más tarde.

A la arpía le sentaba bien el azul.

—Harlen ¿Me escuchaste?

Volvió a mirar a Zach, parado enfrente de él vestido para jugar en el partido.

— ¿Que?

Zach volteó, siguiendo la dirección de su mirada, se sintió un poco incómodo cuando lo descubrió mirando hacia las gradas, donde Yelehen y África estaban acomodándose.

—Ya veo...—Sonrió— espero que no estés mirando a África, porque entonces, tendremos un problema.

Se rio, incomodo: — ¿Qué me decías del partido?

—Te preguntaba si sabes jugar –repitió—. Se nos lesionó uno y como verás, este es un partido improvisado, no tenemos suplente.

— Sí, claro ¿Por qué no? de todas formas te lo advierto, hace mucho que no juego al futbol. Puede que esté un poco oxidado...

—No te preocupes...—Puso una mano en su hombro— es un amistoso. O al menos recuerda eso cuando te den en la espinilla. Sin rencores ¿Verdad? ya sabes, por la pantomima de la reunión.

—No te preocupes, Yelehen me lo explicó todo.

Zach arqueó una ceja, era un tipo amigable: — ¿Conseguiste que te dejara llamarla por su nombre?

—No en realidad...—Admitió divertido— vamos, dime en qué posición juego.

.Yelehen Walsreet.

—Siempre te gustaron grandes...—Comentó África de la nada.

Yel guardó silencio, ignorándola. Clavó su vista en el partido, aunque en realidad no le interesaba.

—Su nariz es bastante pronunciada...—miraba a Harlen fijamente— ¿Te gusta su espalda verdad? dios, tienes algo con las espaldas anchas –Negó con la cabeza— ¿Es por su acento? Admite que es por su acento.

— ¿Quieres callarte?

—Oh vamos, a ti y a mí nos importa un carajo el partido. Mejor vamos a analizar por qué te calienta discutir con el vaquero.

— ¡No me pone discutir con el!

—Muy bien, Yel. Sigue gritando así, creo que los de la última grada no te escucharon...

—Te detesto... —Murmuró por lo bajo— ojala Zach nunca te de la ruta al tesoro.

África entrecerró sus ojos hacia ella, con claro fastidio: —Eres un ser horrible.

—Lo sé, por eso soy tu mejor amiga, dijiste que era tu alma gemela.

—Lo eres –Afirmo de manera rápida—. Solo digo... que hay una química bastante fuerte entre ustedes dos. Cuando hablaban no sabía si querían ahogarse o besarse. O ahogarse besándose, que se yo.

Yelehen frunció el ceño ante la extraña imagen mental.

—Estás viendo fantasmas donde no los hay, Áfri. Sí, no va a decirle a Hanns sobre mis vacaciones aquí, pero eso no cambia como se ha comportado antes.

— ¿Cómo se comportó antes? –Repitió— Yel ¿De que estas hablando? Hasta ahora su único pecado ha sido llegar a una empresa que tiene vacante el puesto de director ejecutivo. Y darte tus bollos favoritos, y actuar mal en una reunión de la cual nadie le dijo nada...

—Oh ¿Ahora serás abogada del diablo?

—Mira, siempre seré tu abogada, así que no sé, dímelo tú, castaña.

.Esa noche.

.Yelehen Walsreet.

—Oh, no puede ser...—Murmuró cuando bajó al restaurante del hotel.

Estaba casi vacío, y Harlen permanecía sentado en una de las mesas. Sus miradas se conectaron de inmediato, él hizo el menú a un lado, y sus ojos no se despegaron de ella mientras bajaba los tres escalones de la entrada y avanzaba hasta su mesa.

—Así que lo invitaron –Murmuró Yelehen sentándose a su lado, no habían hablado luego del partido.

Harlen arqueó una ceja, aún era extraño verlo sin traje, llevaba una remera marrón, suelta, que no marcaba aquella espalda que ella había visto durante el partido que perdieron.

—Señorita Walsreet...—Sonrió lentamente, él no fue discreto a la hora de observar su vestido— Que curioso, su bikini era del mismo color.

— No sabía que era tan observador...

—Lo soy ¿A qué se refiere con que también me invitaron? Planeaba cenar solo –Volvió a levantar el menú—, pero dado que usted parece tan ansiosa por acompañarme, voy aceptarla.

— ¿Que? ¿Acaso Zach no lo invitó aquí?

Harlen volvió a mirarla, su rostro estaba estoico y sus palabras fueron serias: —No, en lo absoluto. Luego del partido fuimos a ver a sus niños y después nos despedimos.

Bien, ahora ella se sentía estúpida.

—Oh, yo creí que... -vaciló- en ese caso lo siento, supongo que la nuestra debe ser otra mesa.

Se apresuró para levantarse, sintiendo como el calor iba a sus mejillas, había estado segura de que Zach invitaría a Harlen a cenar con ellos.

Lo escuchó soltar una gruesa risa antes de levantarse por completo, cerró los ojos, dándose cuenta de lo que estaba haciendo: —Buena cara de póker, señor Brooks.

Volvió a su lugar y cuando lo observó, él tenía una amplia sonrisa con hoyuelos que le daban un aire jovial y relajado. La tomó por sorpresa lo que sintió en aquel momento, tuvo que desviar la mirada de inmediato, por temor a que se reflejara en su rostro.

—Lamentamos llegar tarde –apresurada África se sentó frente a ellos, Zach venía detrás, mucho más relajado—. Yel no te ha espantado ¿Verdad, Harlen?

Su sonrisa bajó solo un poco mientras contestaba: —No, por una vez, yo la espanté a ella.

—Bien hecho, vaquero –África guiñó el ojo—. Zach debimos invitar a Harlen a una cena más elegante, así se ponía uno de sus famosos trajes.

— ¿Mis trajes?

—África...—Intervino Yel, pero nadie le prestó atención.

—Sí, Yel mencionó que usas trajes muy elegantes.

El maldito seguía sonriendo, y ella solo quería que su mejor amiga se callara. Harlen no necesitaba saber cuánto había estado mirando sus trajes.

—Bueno, veo que usted también es muy observadora...—Yel sintió la mirada de Harlen.

— ¿Siguen tratándose de usted? –Zach frunció el ceño.

—No lo sé –Harlen se hundió de hombros—, la señorita Walsreet es quien lo prefiere así, yo solo sigo sus órdenes.

—Oh ¿Cómo un buen asistente? –No pudo evitar comentar, y otra vez los ojos de Harlen volvían a estar en ella, pero sin sonrisas esta vez. África la pateó por debajo de la mesa, mirándola como si no entendiera porque buscaba acabar con el humor de Harlen. Suspiró— ¿Listo para huir, señor Brooks?

Entrecerró ligeramente los ojos, estaba tan cerca, que podía sentir el olor a su perfume. Intentó ignorar cuanto le gustó el aroma:

—Se necesita mucho más que eso para espantarme —Respondió en tono bajo pero entendible, y por alguna razón, sentía como si la estuviese desafiando. Siempre era así cuando estaba con él.

— ¿Si? espero que tenga esa resistencia en todos los aspectos.

El comentario se le escapó, escuchó a Zach ahogarse con el agua, África abrió la boca sorprendida y Harlen parecía intentar ocultar una sonrisa, aunque sus ojos brillaron con diversión.

Joder.... ¿Qué estaba mal con ella que no podía evitar soltar esos comentarios?

—Tengo... tengo que ir al servicio...—Se levantó de inmediato, evitando la mirada de todos, sabía que África estaba siguiéndola, por el sonido de los zapatos detrás de ella.

—Yelehen ¿Qué diablos pasa contigo? –Preguntó apenas estuvieron solas.

—No sé, juro que no sé, no lo pude evitar...—Se miró al espejo, tenía las mejillas rojas.

—Oh dios, de verdad te calienta provocar al vaquero de traje –Su amiga parecía apunto de tener un ataque de risa— ¿Pero delante nuestro, enserio? ¿Y desde cuando te pone discutir con alguien? No sabía de eso, Yel. He estado engañada toda mi vida.

—Shhh, cállate...—la salpicó con el agua del grifo— ¡Tu empezaste esto!

— ¿Yo?

— ¡Si! lo alentaste.

— ¡Solo hable de sus trajes! No entiendo como eso es alentarlo.

—Oh, claro, hazte la inocente ahora –Volvió a salpicarla, esta vez, África frunció el ceño, se acercó al otro lavado y le devolvió el gesto— ¡No! ¡África!

— ¡Tu empezaste! —Su amiga se lo tomó personal— ¡Pervertida! ¡Quieres provocar a tu asistente!

.Minutos después.

—Pero...—Zach alternaba su mirada entre una y otra— ¿Qué pasó con ustedes dos?

Yelehen lo ignoró, tomó el menú y prácticamente ordenó lo primero que vio. No iba a lidiar con el hecho de que tanto África como ella estaban mojadas.

—Nada, cariño. Solo tuvimos un problema en el baño.

— ¿Se rompió una tubería? ¿Mando a Cris a que lo arregle? –Zach hizo amague de levantarse, África lo detuvo tomándolo del brazo.

—No, no te preocupes. Yel y yo lo arreglamos.

— ¿Arreglaron una tubería? –Preguntó Harlen, curioso.

—Algo así.... —África ojeó el menú— digamos que Yelehen empezó.

— ¿Que? –Preguntaron ambos, cuando la voz de su amiga fue un murmullo incomprensible, pero Yel la había entendido a la perfección.

—Que yo note primero la pérdida –sonrió ambos— ¿Ya ordenaron?

Para cuando los platos llegaron, todos habían olvidado el estado en que ambas habían vuelto, de hecho, Harlen y Zach estaban absortos en una conversación sobre los antepasados de la familia Bangkok.

—Entiendo ¿Por eso el hotel está decorado con cuadros de piratas?

Zach asintió, entusiasmado: —Si, conseguí el cuadro de Barba Negra en una subasta. Bueno, en realidad Yelehen me lo consiguió...

Harlen la miró: —Cierto, vi muchos cuadros en su oficina ¿Es aficionada al arte?

—Lo soy –contestó—. Cuando vi el de barba negra en la subasta me reí y le mande la foto a África solo para bromear, segundos después Zach me estaba llamando, ordenando que lo comprara.

—Te lo pedí de forma amable...—Zach sonrió de manera ligera— ¿Verdad, Áfri?

—Mmm... bueno, literalmente me quitaste el teléfono de las manos, bebé...

—No sé de qué me estás hablando...—Zach se hizo el desentendido, volviendo a mirar a Harlen— Tengo el cuadro del Capitán W en mi oficina, pero aun no puedo conseguir el de su esposa, Mary Boom. La tiene un coleccionista.

—Que por cierto...—Yelehen llamó la atención— Tendrás que esperar hasta que el coleccionista muera, me puse en contacto con él, pero está negado a vender la obra. Coleccionar objetos de mujeres piratas es su cosa.

—El capitán W es de quien desciendes ¿No? –Zach le había dicho tantos nombres de piratas que Harlen quería estar seguro.

—Si, según la leyenda familiar. Ninguno de mis primos o yo sabemos si lo inventó algún tátara abuelo por diversión, o si de verdad descendemos de él, pero a todos nos gusta pensar que sí.

—Por supuesto que desciendes de piratas...—interrumpió África. Zach la miró con ternura.

—Y a mi novia también le gusta pensar que sí.

—Tranquilo, robaré la pintura por ti, cariño –Comentó África relajada.

— ¿Y si vas presa? –Yelehen sonrió a su amiga— esa pintura está valuada a un alto precio, bebé.

—Primero, la idea es que no me atrapen. Y además no me preocupa, mi novio es dueño de una isla paradisiaca, podrá sacarme en un minuto.

— Deja de decir que soy dueño de la isla, África. Solo soy dueño de uno de los hoteles, mis propios trabajadores empezarán a mirarme raro, creyendo que tengo alguna fortuna oculta enterrada por ahí...

— ¿Pero no lo tienes? –África frunció el ceño.

— Sí, pero se supone que nadie tiene que saberlo –Contestó él, alentando aquella broma de que tenía un tesoro pirata enterrado en alguna parte.

A Yelehen le causó gracia que el aun alimentara aquella fantasía de su amiga: —Dios, un día este hombre será secuestrado por tu culpa, África.

— No te preocupes, amor –dijo en tono meloso—. Pagaré el rescate del secuestro...—Acarició su cabello— si me dices donde tienes enterrado el tesoro.

Zach entrecerró los ojos: —No caeré en esa, Áfri.

—Bueno –hizo un pequeño puchero y dejo de acariciarlo—, pero después no te quejes cuando no tenga dinero para pagar el rescate. Que mi sueldo de piloto es muy bueno, pero el estilo de vida de mis padres es muy caro de pagar.

Yelehen frunció el ceño, escuchándola: —Pero si tus padres viven en una granja autosustentable.

—Shhh –África chitó— ¿Qué clase de amiga eres tú? Él estaba a punto de revelarme la ruta hacia el oro.

Harlen se rio de ellos: — Tesoro oculto ¿Eh? Ustedes sí que llevan lo de ser pirata a un nivel real.

—Puff...—Yelehen rodeó los ojos— hasta tienen un barco pirata.

— ¿Que?

—Si –Zach confirmó—. Es un pequeño orgullo. Aunque es más parecido a un barco pirata con fines temáticos que a uno de verdad...

—Disculpen...—El mesero llamó su atención— a alguien se le cayó una cajita debajo de la mesa.

Todos se inclinaron a mirar que era, pero fue Zach en primero en agacharse y tomarla: —Oh, sí, es mío. Gracias, Harry.

Yelehen frunció el ceño hacia la cajita de terciopelo negro que Zach había levantado, tanto África como ella se miraron de inmediato, alarmadas.

Quería hacerle un montón de peguntas a su mejor amiga, pero por la cara de sorpresa de ella, aquello también la había tomado con la guardia baja.

Ambas mantuvieron la boca cerrada, pero Yel sabía lo que decían las miradas urgentes de África: "Oh dios, va a pedírmelo, va a pedírmelo"

La emoción surgió en su pecho haciéndola desear saltar del asiento y abrasarlos, oh dios mío... ¿Zach realmente lo haría?

—Bueno...—Dijo cuándo se volvió acomodar en la mesa, dejando la cajita al lado de su plato— te lo iba a dar cuando estemos solos pero supongo que ahora no podemos hacer como si nada ¿No? —África negó de inmediato con la cabeza, una sonrisa boba comenzaba a dibujarse en su rostro—. Es algo para ti, cariño –Lo mantuvo en su mano acercándolo a ella—. No le pedí ayuda a Yel para elegirlo porque ambos sabemos lo mala que es guardándote sorpresas.

África soltó una risita, asintiendo.

Yel ya tenía todo lo que iba a pasar reproduciéndose en su cabeza, Zach se pondría de rodillas y abriría la caja mostrando un hermoso y elegante anillo entonces, como sus empleados estaban al tanto, descorcharían una botella de champaña mientras se acercaban a felicitarlos. Y ella podría abrazar a África.

Incluso cuando Zach no se arrodilló, pensó que estaba bien, que de todas formas, ponerse de rodillas era un gesto muy anticuado, pero entonces abrió la caja y...

Y no había anillo. Sino un colgante.

La emoción de ambas bajó en un instante, ella pudo sentirlo en todo su cuerpo y verlo reflejado en los ojos de África: — ¿Un colgante? Qué lindo...—Murmuró incomoda, tomándolo, era un zafiro azul bastante grande— lo que siempre había soñado.

— ¿Estás bien? –Zach recién entonces notó su decepción.

Yelehen compartió una mirada incomoda con Harlen, el resto de la cena iba ser muy difícil si África se quedaba decepcionada por una propuesta no cumplida, no podría fingirlo demasiado y Zach se quedaría toda la cena intentando averiguarlo.

—Sí, solo creí que me propondrías matrimonio –Soltó África, sorprendiéndola incluso a ella.

— ¿Casarnos? –Zach tragó, vio su nuez de adán moverse— Pero dijiste que estabas en la mejor parte de tu carrera, que no querías dejarla.

—Pero ¿Por qué voy a dejarla? Puedo seguir trabajando.

— ¿Entonces qué? ¿Tendremos un matrimonio a distancia?

— ¿Distancia? Zach prácticamente vivo en la isla, ya saque todas mis cosas del departamento de Yelehen.

Zach la quedó mirando, Yelehen no tenía ni idea de que era lo que él estaba pensando, su cara no delataba nada.

— ¿O acaso no quieres casarte conmigo? —Rompió el silencio África— ¿Quieres estar con otra mujer?

—No, en mi vida. Solo quiero estar contigo.

— ¿Entonces?

— ¿Me estas proponiendo matrimonio?

África rodeó los ojos: —Bueno si, técnicamente ¿Qué dices? ¿Quieres o no? Y por dios no te ahogues, no puedo casarme con un hombre que se ahoga cuando me estoy declarando.

—No, no voy a ahogarme –aunque casi parecía que lo hizo—. Sí, quiero, casémonos.

—Bien ¿Cuándo?

— ¿Cuando? –Repitió él en una risa nerviosa— No lo sé, cuando quieras.

— ¿Cuándo yo quiera? –África se hundió de hombros— hoy.

— ¿Hoy? –Y cuando parecía a punto de ahogarse otra vez, Yelehen se estiró por debajo de la mesa para patearlo, aquello lo hizo reaccionar. Se aclaró la garganta y contestó con firmeza— sí, casémonos, hoy. Pondré a todo el hotel en marcha. Harlen tu vienes conmigo, ya que eres famoso por tus trajes, me ayudaras a elegir uno.

— ¿Que? eh... no, yo creo que mejor...—Pero Zach no lo dejó terminar, jalándolo de la remera y llevándolo hacia la salida.

Una vez solas en la mesa, Yel solo pudo mirarla: —África... ¿Qué diablos?

—No lo sé, no lo sé...—Su amiga parecía desconcertada, de repente en su rostro se reflejaban demasiadas emociones— oh dios, Yelehen. Es que... realmente me ilusioné pensando que me iba a pedir matrimonio, y pensé ¿Sabes qué? mejor suelta la emoción ahora así luego no la alargas y se empeora, mejor que sepa de una vez porque me quede así. Y de repente lucio tan asustado por la idea de casarse conmigo –Explicó, gesticulando tanto con sus manos que Yel siguió con la mirada todos sus movimientos— ¡Que no pude evitar presionarlo! Y ahora me dijo que sí.

—No solo te dijo que si, idiota, van a casarse hoy.

— ¿Hoy? –Repitió África como si escuchara por primera vez eso.

— ¡Si! ¡Fue tu idea!

— ¡Solo estaba probándolo!

— ¿Ahora qué harás? Entiendes que no puedes casarte para demostrarle algo a tu novio ¿Verdad?

— ¿Por qué no?

Yelehen se quedó en silencio ante eso, no por darle la razón, sino más bien en un silencioso ¿Me estás hablando enserio?

—Es que...—África no pareció entender la mirada, siguió hablando— quiero casarme con él, joder... casi deje de respirar cuando vi la caja y me dieron ganas de llorar...

—Eso no es mérito, tu lloras por todo.

— ¡Concéntrate! Lo amo, el me ama, aceptó casarse conmigo ¿Por qué voy a impedirlo?

—Cariño, yo también deje de respirar cuando vi la caja, quise saltarle al cuello cuando note que era solo un maldito colgante, con el perdón de todos los zafiros del mundo –agregó—, quise que se ahogara cuando vi tu cara de desilusión...

—Casi se ahogó...

—Por eso. Pero ¿Hoy? no tenemos vestido, ni tus padres están aquí...

—Oh, dios mis padres... me había olvidado por completo de ellos. No puedo casarme sin mis padres.

— ¡Exacto! ¿Ves? Podemos organizar todo para unos días...

—O puedo llamar a Faustino...

— ¿Qué tiene que ver tu copiloto en esto?

—Bueno... Zach tiene un helicóptero.

Yel estaba a punto de tener una crisis de estrés pensando en una boda organizada el mismo día, y África estaba sonriendo pensando en la posibilidad de traer a sus padres en un helicóptero. Ella estaba loca.

—Incluso así, Áfri. Son como ¿Qué? ¿Dieciséis horas de viaje?—África negó de inmediato.

—No, eso es en un vuelo comercial. En un helicóptero en ocho horas estarían aquí...

—No puedo creer que enserio, estemos haciendo esto...—Respiró profundo— es una locura... pero vamos a hacerlo —se fijó en la hora—, si tus padres llegan en ocho horas, entonces... te estarías casando a las cinco de la mañana ¿No? –África asintió— bueno, podemos hacer la boda al amanecer, siempre amaste los amaneceres.

Los ojos de África se nublaron, emocionados: —Voy a casarme al amanecer, en la playa... ¡Yelehen ves que es mi sueño!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

¡Hola hola! ¿Cómo estás?

Gracias por hacerme sentir acompañada en mi inutilidad, leí en varios comentarios que, como Yelehen y yo, hay más personas que no saben nadar y tienen miedo a las grandes masas de agua, sin duda no sobreviviremos en mar abierto, pero podemos ir juntas a natación <3.

Bueno, ahora dime que te pareció el cap, esa escena de África pidiéndole matrimonio a zach fue una de las primeras que escribí, y todavía me sigo riendo con ella. La pedida de manos más random de mis historias.

¡Dejen su voto y comentario si quieren saber la ruta hacia el tesoro de Zach!

Con amor y fiebre de oro, Esme.

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