Heather giró sobre su cama, despertando y soltando un bostezo. Sus ojos se abrieron de par en par al recordar donde se encontraba. Cerró sus ojos nuevamente y volvió a girarse hacia la pared.
Finge estar dormida, finge estar dormida, se repetía a sí misma en su mente. Incluso estando acostada sentía todo su cuerpo doler.
Escuchó como la vieja televisión seguía reproduciendo el video musical de Der Kommissar a un alto volumen. Heather juraba que, por haber escuchado sin parar esa canción, ya sabía alemán a la perfección. Las dos primeras veces que el video se repitió no le pareció una mala canción, pero ahora sentía sus oídos sangrar cada vez que escuchaba esa tonta melodía.
Heather soltó un gruñido y acarició sus brazos en un intento de darse calor.
—Maldito Peter Parker.—susurró.—Me deberá pizza doble.
Las calles del camino hacia el centro comercial estaban vacías, lo cual le daba un poco de terror. Caminó lo más rápido que podía mientras intentaba pensar cosas tranquilizadoras.
—No te pasará nada, Heather.—se decía a sí misma.—Eres una Gryffindor, tienes que ser valiente.
Su corazón se detuvo al escuchar las ruedas de un vehículo acercarse tras ella. Giró levemente y vio una camioneta blanca al final de la calle.
—No debe ser nada...—pensó en voz alta, caminando más rápido. Sacó su celular de su bolsillo y maldijo al ver que le quedaba 1% de batería. Abrió el contacto de Peter y justo cuando iba a llamarlo se apagó.—Mierda.
Volvió a ver sobre su hombro y se relajó al ver que la camioneta había desaparecido.
—La suerte está de mi lado.—dijo aliviada.
Regresó su vista hacia el frente y soltó un grito al ver a los un hombre enmascarado a escasos pasos de ella.
Lo siguiente fue completa oscuridad.
Heather se estremeció al recordarlo. No tenía noción del tiempo; podían haber pasado horas, días, incluso meses y no lo sabía.
La puerta de metal se abrió y la pelirrosada aguantó un jadeo.
—Sé que estás despierta, niña.—dijo el hombre.
Heather giró y se levantó lentamente. Analizó rápidamente al hombre enmascarado y notó que no era el mismo que la había despertado el día anterior.
—Pensé que era buena actriz.—dijo la chica sarcásticamente.
—Siéntate.—el chico ignoró su comentario.
Heather negó, asustada, haciendo que él soltara un suspiro.
—No quiero usar la fuerza, niña, sólo coopera.
—Deja de hablar con ella, idiota.—se escuchó a través de las bocinas.
Heather se sentó a regañadientes en la horrenda silla. Ya sabía lo que pasaría; la forzarían a ver el video musical a centímetros de la pantalla. El muchacho le amarró sus piernas y brazos a la silla y susurró un <<Lo siento>>.
Se acercó a la televisión y quitó el irritante video musical. Heather suspiró aliviada.
—Al fin. ¿Cuántas veces han repetido ese tonto video?—preguntó la pelirrosada.
—Más de cinco mil.—insertó un CD en el reproductor y observó unos segundos a la chica. Heather no podía ver su expresión por culpa de la máscara.
Cuando el chico se fue, el video comenzó. No era uno musical. Heather frunció el ceño al ver a Iron Man volar sobre unos edificios. Otras personas con trajes (supuso que los Vengadores) aparecieron y empezaron a disparar.
—Destrucción.—dijo una voz del video.—Más de mil ciudades destruidas por estos supuestos héroes.
Heather ahogó un grito cuando un edificio caía sobre un grupo de personas corriendo. Cerró sus ojos para evitar ver, pero recibió una corriente eléctrica en sus brazos y piernas.
—¿A estas personas las llamamos nuestros héroes?
—Por favor, párenlo.—gimió. Cada vez aparecían más muertes, más gente llorando... y todo por los Vengadores.
—Tú sabes como lo puedes parar.—dijo la persona de la bocina.—Dinos la identidad de Spider-Man.
Heather soltó un leve sollozo. No lo podía hacer. No a Peter.
—Van más de seiscientos desparecidos y ochenta y dos muertos.—habló a la cámara una señora.—No sabemos que sucede. Y-yo estaba cocinado y de repente todo se cayó. No encuentro a mis hijos...
Un carro voló sobre la señora, cayendo en otro edificio cercano.
—¡Son los Vengadores!
—¡Ayuda!
Heather intentó distraer su mente. El chico le dijo que habían repetido más de cinco mil veces el video musical de Der Kommissar, el cual duraba casi cuatro minutos. Si lo multiplicaba y dividía podía llegar a la conclusión que...
Llevaba casi dos semanas secuestrada.
Nico dio una mirada por el restaurante hasta encontrar a su hermano, quien escribía eufóricamente en su celular.
Harry alzó su mirada al ver a su hermano sentarse frente a él.—Oh, Nico. Qué bueno que viniste.
Se inclinó sobre la mesa y lo abrazó. Nico frunció el ceño, incómodo.
—¿Cómo estás?—preguntó Harry.—Hace días que no sabemos de ti. Padre esta muy preocupado.
Nico le entregó un sobre amarillo.—Te devuelvo todo.
—¿Qué?¿Por qué?—dijo con tono incrédulo.
—No quiero trabajar en Oscorp.—admitió Nico.
Harry soltó un bufido.—Estás bromeando, ¿no?
—No. Fue lindo reencontrarme contigo y Norman, pero prefiero conseguir las cosas con mi propio esfuerzo.—Nico le dio una sonrisa corta y se levantó.
—¿Qué? ¿Simplemente te irás?
Nico ladeó la cabeza, escondiendo una sonrisa.—Sí. Adiós, hermanito.
—¡Espera...!—gritó Harry, pero el chico de rulos ya había salido del lugar.
Su sonrisa sarcástica se borró cuando salió del restaurante y recordó todo su plan. Sabía que hacía lo correcto; estar conectado con la empresa Oscorp traía muchos riesgos que él no quería cargar ahora.
Jugó con la tira de su mochila mientras recordaba la carta que dejó en su cama.
Gracias por todo. Por darme un hogar y cariño cuando lo necesitaba. Pepper, Tony, Morgan, han sido la mejor familia que he tenido. No se preocupen por mí.
Hasta luego,
Nicholas
Sabía que heriría a las únicas tres personas que estuvieron para él cuando su madre le dio la espalda, pero no podía evitar sentirse culpable por todo lo de Heather. En su mente no paraba de repetirse la pregunta: ¿Haberle contado su relación con Oscorp tendría algo que ver con su secuestro?
Subió al autobús que iba hacia la casa de su madre, esperando desde lo más profundo de su corazón que hubiera echado al idiota de su novio y todo pudiera volver a la normalidad.
—¡Peter!
Silencio.
—¡¿Peter?!
Sin respuesta otra vez.
May abrió la puerta de la habitación de su sobrino y soltó un suspiro al verlo durmiendo. Se acercó y lo sacudió lentamente.
—Peter, tienes que ir a la escuela.—susurró.
El castaño gruñó y abrazó más su almohada.
—Si sigues faltando no podrás graduarte.—insistió su tía.
—No he faltado tanto, May.—dijo Peter, aún con sus ojos cerrados.
—Hoy se cumplen dos semanas...
Peter empujó levemente la mano de su tía.—Déjame en paz, por favor.
May comprendía la tristeza de su sobrino, pero no podía descuidar sus estudios por tanto tiempo. Agarró la sábana de Peter, moviéndola completamente y ahogó un grito al ver que, en vez de su pijama, llevaba su traje de Spider-Man.
—¡May!—se quejó.
Su tía se cruzó de brazos y frunció el ceño.—¿Hasta que hora estuviste afuera?
—Hasta las... ¿nueve? ¿Tal vez las dos?—Peter se irguió, estirando sus brazos.
May lo fulminó con la mirada.—¡Por eso tienes sueño, Peter! ¿Cómo se te ocurre quedarte hasta tan tarde?
—Tenía que intentarlo una vez más, ¿ok?—dijo molesto.—Me voy a bañar.
Su tía bufó y salió de la habitación.
Peter puso su cabeza entre sus manos por unos segundos. Dos semanas sin saber nada de Heather, sin hablar con Tony, sin ir a la escuela... ¿Para que iría si sólo pensaba en ella y en lo culpable que se sentía por su desaparición? Todas las noches recorría las calles, pero no encontraba rastros de su ubicación.
Se olió levemente y se alzó de hombros. No olía tan mal. Se puso una camisa y un pantalón cualquiera. Agarró una manzana y salió del apartamento, sin siquiera despedirse de May.
—Luces como mierda.—dijo MJ al ver a Peter en su casillero.
—Gracias.—musitó el castaño.
—¡¿Peter?!—Ned gritó, se acercó corriendo y lo abrazó. A los segundos, se separó con cara de asco.—Hueles horrible.
Peter rodó los ojos.
—¿Y Nico?—le preguntó Ned a MJ.
—Aún no sé nada de él.—respondió la chica triste.
—¿Qué?—dijo Peter.—¿Qué le pasó?
—Fui a la mansión y Stark dijo que se fue, dejándoles una nota de despedida.—explicó la morena.—No contesta mis mensajes ni los de Ned. No ha venido a la escuela el mismo tiempo que tú... Sólo esperemos que esté bien.
Ned asintió triste. MJ vio su reloj y se despidió con una palmada en el hombro a Peter.
—Y... ¿cómo van con la investigación?—preguntó Ned intentando romper el silencio incómodo.
—No sé.—dijo Peter de manera cortante, sacando sus libros y poniéndolos en su mochila.
—¿Estudiaste?—Peter lo observó confundido y Ned le dio una sonrisa triste.—Tenemos examen de Física y Geometría Analítica.
¡Ring! La campana anunció el inicio de las clases.
—Agh...—gruñó Peter. No debió hacerle caso a May.
Tony dejó el destornillador y miró su trabajo vagamente hecho.
—Mierda...—susurró al ver que su reloj marcaba las 6:00 am.
Salió del garaje hacia las habitaciones. Abrió levemente la puerta de la habitación de Morgan y sonrió al verla dormir junto a Pepper. Desde el... incidente de hace dos semanas, decidieron que lo mejor sería que Morgan no fuera al colegio.
Tony se acomodó en su cama, intentando conciliar el sueño cuando su celular empezó a sonar.
—Agh...—gruñó mientras buscaba su teléfono.—¿Aló?
—Pon cualquier canal, rápido.—dijo Rhodey.
—¿Qué?
—¡En la televisión, Tony!
El morocho se levantó y buscó rápidamente el control remoto.
—¿Dónde está...? ¡Agh! F.R.I.D.A.Y prende el televisor.
Tony abrió los ojos como platos al ver lo que aparecía en la pantalla: Una demacrada Heather estaba amarrada a una silla con lágrimas en sus golpeadas mejillas.
—No me mates.—dijo la chica a alguien tras la cámara.—Por favor, no me mates.
—Lee el cartel.—musitó el hombre.
—¿A-a la cámara?—la voz asustada de Heather le rompió el corazón a Tony.—M-mi nombre es Morgan Stark, hija secreta del multimillonario Anthony Stark, también conocido como Iron Man...
—¿Qué?—susurró confundido.
—Estoy en un lugar indescifrable, secuestrada con personas inrastreables.—continuó Heather.—P-papá y S-spider Man, mi vida d-depende de ustedes.—soltó un sollozo.—No, por favor...
—Sigue leyendo.—ordenó la misma voz de antes.
Heather intentó tranquilizarse.—Si no hacen lo que se les ordena antes de este domingo, estaré... m-muerta.
Pepper entró corriendo a la habitación y ahogó un grito al ver a su sobrina.
—Anthony Stark, sólo tienes que hacer una sencilla c-cosa.—siguió leyendo la chica.—Entregar todos los dispositivos y armamentos de las Industrias Stark a...—Heather abrió sus ojos como platos.— a-al grupo t-terrorista PROCSO.
Tony miró a Pepper por unos segundos. Ambos sin palabras.
—Spider-Man, este domingo, 24 de noviembre, a las cinco de la tarde, irá a la Casa Blanca, aparecerá en televisión en vivo y... No, no...—Heather soltó un sollozo.—Y revelará su identidad.
La pantalla se puso negra y aparecieron varios detalles para realizar ambas cosas.
Pepper cayó de rodillas, siendo sujetada por su esposo, y empezó a llorar. Los teléfonos de ambos sonaban sin parar. Todo el país lo había visto; la supuesta hija de Tony Stark moriría si su "padre" no entregaba todo su imperio y Spider-Man no revelaba su identidad al mundo.
—Tienes que hacerlo, Tony.—dijo Pepper entre sollozos.—Tienes que salvar a mi Heather.
Tony agarró los hombros de su esposa y la sentó en la cama, quedando frente a frente.
—Lo haré. Lo prometo.
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¡Regresé! ¿Qué creen que hará Tony? ¿Vivirá Heather o acabaré la historia en dos capítulos? Nahh, estoy jugando.... ¿o no? JAJAJA
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