YOUR SIDE OF THE BED |KTHβœ”οΈ

By Taekimanne

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Almas gemelas. Oscuros secretos. Un pasado oculto. Amor que trasciende. TRAMA ORIGINAL. NO SE PERMITEN COPIAS... More

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By Taekimanne




Encontrar a Taehyung entre los pasillos de la librería no fue tan complicado. Alcancé a verlo sentado en el suelo con un par de niños a su alrededor que escuchaban atentos su narración personalizada. Sonreí al ver que sostenía en sus manos el libro infantil en el que había trabajado el último mes.

—En la galaxia de la vía láctea. . . En una vecindad de estrellas. . . En una gran ciudad. . .

Los niños parecían embrujados por su voz.

—En un pequeño piso. . . Vivía un muchacho que tenía curiosidad por todo.

Taehyung no se percató de mi presencia, permanecía concentrado intentando coordinar su lectura mientras les enseñaba las imágenes a la par.

Recordé su interés al preguntarme de qué trataba mi proyecto mientras días atrás caminábamos juntos rumbo a mi apartamento. Vi la más pura emoción fluir de sus pupilas mientras yo le hablaba del libro infantil que contaba la vida de Carl Sagan.

—Me parece fenomenal que los niños puedan aprender de una forma tan divertida —me dijo, después de escuchar todo—. ¿Sabes? —hizo una pequeña pausa, su mirada se perdió un poco mientras parecía imaginar—. Me habría gustado dedicarme a eso. . .

—Vaya, ¿un cuentista? —pregunté, interesada— ¿Te gustaría escribir cuentos?

—¡Qué va! —negó con la cabeza—. Me gustaría leerlos. Creo que de no haber sido veterinario, me habría gustado estudiar de cuenta cuentos.

Me reí. —¿Es eso una carrera?

—¿No lo es? —abrió los ojos exageradamente entre la sorpresa y la indignación—. Pues entonces propongo que creemos una licenciatura en cuenta cuentos.

—Bueno, podría ser una licenciatura en narración oral —sugerí y continue sonriendo ante la idea.

—No, no —se quejó Tae—. Eso es muy aburrido, yo quiero ser un LCC.

—¿LCC?

—Licenciado Cuenta Cuentos —sonrió, y simuló acomodarse el cuello, orgulloso.

Habíamos pasado la siguiente hora sentados en la banqueta fuera de mi edificio, pensando en las materias que impartiríamos y cómo en la graduación de nuestra primera generación reservaríamos la cafetería a lado de mi oficina con el "marry me" como menú principal. Hicimos un piedra, papel o tijera para disputarnos la dirección de nuestra nueva y ficticia institución.


—. . . quería que todo el mundo lo entendiera para que pudiera sentirse parte de las estrellas, como le pasaba a él.

Tae continuaba leyendo con la misma energía del principio, pensé que tenía razón, quizá debía haber sido un LCC. Solté una risita ante el recuerdo.

Los niños estaban sumergidos en la historia, podía ver sus ojitos bailarines que se paseaban de una imagen a otra mientras Tae leía y en ocasiones hacía pausas para contestar con toda la paciencia del mundo las preguntas que surgían entre los pequeños.

—. . . tú y yo, la tierra y todos los seres vivos están hechos de polvo de estrellas —finalizó. Cerró el libro haciendo un sonido especial y pude ver la decepción en el rostro de un par de de niños que seguro querrían seguir escuchándolo.

Los padres que esperaban cerca llamaron a sus hijos y tomaron un ejemplar del libro que Taehyung les acababa de leer. Algunas madres le dedicaban coquetas sonrisas, pero Tae seguía perdido entre las letras de la contraportada tanto como yo en su imagen. Supuse que sintió mi mirada, porque en ese momento levantó la vista y sonrió al toparse con ella. Palmeó suavemente el lugar a su lado, invitándome a sentarme con él en el suelo.

—¿Cómo fue? —me preguntó cuando logré ponerme cómoda.

Le había invitado al lanzamiento del libro y él no había pensado dos veces para aceptar gustoso.

—El escritor acaba de irse después de tomarse algunas fotografías y firmar algunos libros —contesté. Seokjin me había dejado ir a casa, prometiéndome que él se haría cargo del resto—. Veo que te ha gustado —señalé con la mirada el libro que sostenía en las manos.

Taehyung me ofreció una enorme sonrisa y señaló mi nombre en la página de créditos.

—Estás aquí, Tashi.

Parecía tan orgulloso, la garganta se me hizo nudo. No me había detenido a pensar en el hecho de que era la primera vez que mi nombre como tal aparecía impreso en la página de un libro. De pronto sentí que aquel era tan solo el primer paso y que mi sueño ya no parecía tan lejano.

—Tu mamá estaría orgullosa. Estoy seguro.

El nudo se hizo doble. La mirada llena de magia de Tae de alguna manera me hacía sentirla presente. Era la primera vez que escuchaba aquella frase, por más que había deseado oírla de voz de mi padre, sintiendo su aprobación, jamás había sucedido.

—Gracias —no supe qué más decir, pero parecía que él podía entenderlo sin necesidad de palabras.

Una de las últimas noches que me había acompañado a casa —que ahora era nuestra nueva costumbre—, había terminado contándole sobre la muerte de mi madre. Después de que él se sincerara conmigo al hablarme un poco de su familia; su medio hermano Yoongi y la muerte de la primer esposa de su padre, su niñez al cuidado de su abuela y lo duro que había sido para él decirle adiós. Me había hecho sentir en un espacio seguro para también compartir con él algunas cosas sobre mi pérdida.

—¿Qué opinas de esto? —me preguntó y señaló el libro—. ¿De qué crees que estamos hechos, Tashi?

—No lo sé —respondí de inmediato—. Dime tú, ¿estamos hechos de polvo de estrellas? —tomé el libro de sus manos y comencé a ojearlo. Él sonrió de lado.

—Yo digo que sí. No creo que por nada la ciencia lo haya comprobado —aseguró—. El cosmos está dentro de nosotros, 97%. Pero creo que es más sencillo y a su vez más profundo que eso.

Retiré mi vista de las páginas por un momento para dedicarla a él. —¿Cómo es eso?

Taehyung se recostó sobre su espalda y me dedicó una mirada que me invitó indirectamente a hacer lo mismo que él. Como si aquello fuera a ayudarme a entender mejor su punto. Así lo hice, sin pensarlo mucho me recosté también. Nuestros hombros se rozaron. Sonreí al ver que el techo estaba lleno de esas estrellas fluorescentes de las que era fan cuando niña. El techo de mi habitación solía estar repleto de ellas.

—Tengo una teoría —comenzó a hablar sin quitar la mirada del techo—. Hay un vínculo. Tú, yo. Todos estamos unidos. Todos somos naturaleza. Todos somos polvo de estrellas —se giró para observarme—. Piénsalo, ¿alguna vez has mirado al cielo con nostalgia? Una parte de nosotros sabe que pertenecemos él, anhelamos volver.

Me limité a escucharlo.

—La materia estelar. La materia que nos forma. Los vínculos. El ciclo de la vida —giró su cabeza de nuevo y dedicó su mirada a las múltiples estrellas de plástico pegadas estratégicamente en el techo—. Las plantas; crecen, dan semillas, mueren y vuelven a vivir a través de ellas. ¿No crees que sucede lo mismo con nosotros?

—¿A qué te refieres?

—"La materia no se crea ni se destruye, sólo se transforma" —citó—. Creo que vamos y volvemos. No desaparecemos del todo sólo porque nuestro cuerpo físico muera.

—¿Hablas de reencarnación? —volteé a mirarlo.

—Mmm. . . —hizo una mueca—. No creo que tenga que ver con ser buenos o malos. Sólo es una modificación. Una muy sutil —me miró de nuevo—. Volvemos. No creo que tengamos el mismo rostro, pero sí la misma alma.

Sentí cómo recorría mi rostro, examinándolo con cierta melancolía en sus ojos.

—¿No es rara y hermosa nuestra simple existencia? —concluyó, después de un breve momento en silencio absoluto.

Yo sonreí y asentí antes de perderme en mis pensamientos.

—¿Crees que tengamos la facultad de volver a reunirnos con las personas que amamos? —pregunté una vez pude asentar mis ideas.

Taehyung volvió a suspirar, esta vez fue uno más profundo.

—Absolutamente. Hay vínculos demasiado fuertes, compañeros del alma, estrellas gemelas —se incorporó y me extendió una mano para ayudarme a hacerlo también—. Aunque supongo que nunca lo sabremos. Nadie sabe qué ha existido y qué ha desaparecido. . .

Sus palabras hicieron mella en mi mente. Aunque no lograba entender del todo su idea, algo dentro de mí podía jurar que todo tenía demasiado sentido —un nostálgico suspiro escapó de mis labios mientras pensaba en la madre de Yoongi, en la mía, en la abuela de Tae—. "Qué rara y hermosa es nuestra simple existencia" repetí para mis adentros mientras divisaba el cielo estrellado al salir del lugar.

Entonces allí, caminando a lado de Tae, en medio de la noche fresca y con un ejemplar bajo mi brazo, supuse que existían cosas que a veces no podría alcanzar a comprender del todo.

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