El Chico Limón | COMPLETA

kesii87 tarafından

3.1K 277 76

Blanca es una chica corriente, secretaria en el banco popular en un pueblo costero, con una vida planeada, ll... Daha Fazla

Sinopsis
PORTADAS
Personajes | Editado
CAPÍTULOS
Almanaque de Subida
Capítulo 1 - Tras el tiroteo | Editado
Capítulo 2 - De paseo por la Calle Ancha
Capítulo 3 - El camarero ligero de ropa.
Capítulo 4 - Quién no arriesga no gana.
Capítulo 5 - Un fin de semana en Sevilla
Capítulo 6 - Como amigos
Capítulo 7 - Día de playeo.
Capítulo 8 - Uña y Carne
Capítulo 9 - Menta y Limón
Capítulo 10 - Pasión por el surf.
Capítulo 11 - Una llamada telefónica
Capítulo 12 - Paréntesis.
Capítulo 13 - Encoñada con él.
Capítulo 14 - Algo serio.
Capítulo 15 - Una charla productiva.
Capítulo 16 - Posibilidades.
Capítulo 17 - Disfrutar como una niña.
Capítulo 18 - Perfume.
Capítulo 19 - Amnesia.
Capítulo 20 - Reunión Familiar.
Capítulo 22 - Un secreto a voces.
Capítulo 23 - Amigos con Derechos.
Capítulo 24 - Tenerife.
Capítulo 25 - Conexión Interdimensional.
Capítulo 26 - Acelerar el proceso
Capítulo 27 - ¿Qué es?
Capítulo 28 - El regreso de Juan Carlos
Capítulo 29 - Irracional pero real.
Capítulo 30 - Fumarse la pipa de la paz.
Capítulo 31 - El chico limón y su coche rojo.
Capítulo 32 - Dos mitades de un todo.
Capítulo 33 - Un perreo intenso.
Capítulo 34 - Un cumpleaños diferente.
Capítulo 35 - Vivir en un puto cuento de hadas.
Capítulo 36 - La boda de Susanita.
Capítulo 37 - El amor.
Epílogo.

Capítulo 21 - Los locos.

52 4 2
kesii87 tarafından

Muy buenas tardes a todos.

Hoy os doy la sorpresa de subiros capítulo un día antes de lo que toca, más que nada porque estoy feliz, feliz, feliz, y me apetecía. Estoy pasando unos días en la casa de la playa, y aún con todo lo que está cayendo con todo el tema que nos ha tocado vivir... estoy disfrutando mucho de las pequeñas cosas, del paisaje, de la gente, de la familia, y de todo.

Soy de las que piensan que la vida es más bonita de lo que nos fijamos a primera vista. Si prestas atención te darás cuenta de que el mundo es un lugar maravilloso, con paisajes realmente bellos, y ni siquiera nos paramos a mirarlos. La vida sería distinta si la gente tomase conciencia de ello.

Y no me enrrollo más, sin más dilación, os dejo el capítulo de hoy, que es súper divertido, siguiendo con la misma gama de diversión de los dos anteriores.

Espero que os guste :D

La familia de Blanca es genial.

---

Me reí mucho aquel día, era imposible no hacerlo rodeada de los míos, sin dejar de bailar, mientras él me miraba, y reía, parecía que se lo estaba pasando bien. Pero no todo fue bailar, al tercer la bamba, nos pusimos a charlar, dejando a Juanito bailando con mi abuela, incluso mi padre tiró la toalla con él.

- Entonces ¿eres de Punta Umbría? – preguntaba mi madre, sorprendida, justo después de escucharle hablar sobre ello. Asintió, con total naturalidad, como si no estuviese incómodo en lo absoluto – Pero por tu acento pareces extranjero.

- Eso es porque me llevé mucho tiempo viviendo en Tenerife – aseguró él, encogiéndose de hombros, mientras Juanito hacía de las suyas, pero aquella vez, para sorpresa de todos, puso otra canción. Cuando seas mía de Son by for.

- ¡Oh! – gritamos Marta y yo, para luego levantarnos y marcharnos a bailar juntas, él tan sólo sonrió, mientras ambas bailábamos y cantábamos aquella bonita canción.

- Hugo – le llamó mi abuela, justo cuando el daba un sorbo al brandy.

- Dime, Amalia – respondió él, como si se conociesen de toda la vida, haciéndola sonreír, con ganas.

- Vente para acá – le dijo, para luego mirar hacia mí - ¡qué bien me cae este chico, oye! – sonreí, divertida, mientras él dejaba la copa en la mesa y corría hacia ella – no como el seco de Juan Carlos.

- ¡Abuela! – me quejé, para luego seguir bailando junto a mi prima, mientras mi padre sacaba a mi madre a bailar.

- ¿Qué estás poniendo, Juanito? – se quejó su madre, cuando cambió la canción bruscamente, poniendo una de David Bisbal y Alejandro Fernández. Mi abuela no soltó a Hugo, al contrario, le obligó a bailar, como si aquello fuese un paso doble, él no se quejó, en lo absoluto, al contrario, le siguió el rollo.

El timbre de la puerta sonó y Marta fue a abrir, yo la verdad es que ni lo escuché, porque en ese momento estallé a carcajadas, pues Juanito volvió a poner la bamba, cortando la canción a la mitad, mientras mi padre ponía el grito en el cielo.

- ¡Juanito! Pero ¿qué te he dicho?

- Siento llegar tarde – comenzó mi hermano, en la puerta, abriéndose paso con un par de bolsas en la mano – traigo la cena, porque ya la hora que era... - echó un vistazo al personal, y se fijó en Hugo - ¿quién es el que baila con la abuela?

- Un amigo de tu hermana – respondió, como si tal cosa, cogiendo las bolsas que este le cedía, para luego mirar hacia atrás - ¿no viene María?

- Está aparcando – aseguró – no había ni un puto aparcamiento en la calle – explicaba, dejando la puerta abierta, para que su novia entrase en cuanto volviese y no tuviese que llamar al timbre - ¿y Juan Carlos?

- Lo han dejado – informó ella, ante la cara de sorpresa de él.

Un grito de júbilo se escuchó en mitad del jardín. Era yo, por si lo dudabais. Solté a mi prima y corrí hacia mi hermano, atravesando todo el camino, para luego estrecharle entre mis brazos, mientras él me levantaba del suelo, y me apretaba a él, igual de feliz de verme allí, que yo.

- Pero qué guapa que estás, coño – me decía, justo cuando nos separamos, agarrando mi rostro entre sus manos, con una sonrisa en el rostro, para luego besarme en la mejilla – dejar al soso ese te ha sentado bien – bromeó, haciéndome reír.

- Ya pensé que iba a irme sin verte – le dije, molesta, porque con el trabajo no le había visto desde que había vuelto.

- Puto trabajo – respondía él, encogiéndose de hombros – la tienda está a tope, y encima la gente está flipada en aprender surf y submarinismo, no doy a vasto.

- ¿Y María? – pregunté. Él miró hacia atrás, y luego hacia mí.

- Viene ahora, está aparcando – aseguró, pero cuando otra persona llegó, no era ella – Me he traído a Mou.

- ¡Estás hasta en la sopa! – se quejó, divertido hacia mí, para luego darme un par de besos, reparando en Hugo - ¿también estás aquí?

- ¿Os conocéis? – pregunté, idiotizada. ¿En qué momento se habían conocido aquellos dos?

- Anoche – explicó él. Claro. Yo y mi amnesia.

- Venga – llamó mi hermano en cuanto María llegó y cerró la puerta detrás de ella, mientras yo le daba un par de besos para saludarla – que ha llegado el Lucas con la cena.

- Tío, te quiero – comenzó Pedro, untando las manos, haciendo fricción entre ellas, deseando hincarle el diente a lo que fuese que hubiese traído.

- ¡A comer! – insistió papá, mientras Juanito, quitaba la música y le pasaba el móvil, al fin.

Aquella parte también fue agradable.

Hugo estaba sentado junto a mí, devorando aquel rico sushi que mi hermano había traído, mientras que Juanito se comía la pizza. Lucas pensaba en todo, ¿qué creíais?

Estuvimos hablando sobre el negocio que tenían montado en el puerto, una tienda de tablas de surf y cosas, así como muy hippies, hasta bolsos vendían, de la que, por supuesto se ocupaba mi cuñada, mientras mi hermano daba clases de cualquier cosa acuática en verano, y la ayudaba a vender en invierno.

- ¿En serio? – preguntaba él, sin dar crédito - ¿das clases de surf? – mi hermano asintió, con la boca llena de arroz, hablando sin que le entendiésemos nada. Estallamos a carcajadas mientras él se atragantaba y todo – yo también hago surf, en mis ratos libres.

- Wuau – comenzó él, con una sonrisa en el rostro - ¡Qué bien me cae este tío! – todos volvimos a reír.

- El submarinismo me llama bastante, pero nunca me he animado – añadía.

- Ah, es un pasote tío – aseguraba el otro. Y no había más que verlos, habían hecho buenas migas, ahí hablando de sus cosas, mientras Mou opinaba al respecto, y Pedro tan sólo los observaba.

Papá trajo tres copas más para servir más brandy, y allí seguimos, entre risas, hablando de todo un poco, hasta que el tema se puso peliagudo.

- ¡No! – me quejaba, mientras mi hermano dejaba de contar la anécdota y miraba hacia mí, sin comprender mi punto de vista - ¡Vais a echar por suelo mi reputación!

- ¡Ah! ¿pero tú tienes de eso? – preguntó él, haciendo que le mirase con cara de pocos amigos.

- Muy gracioso – le dije, él sólo rio, para luego mirar hacia Hugo.

- Pues como te decía... - proseguía, como si nada, mientras él bajaba la mano, y yo miraba hacia ese punto, fijándome en que la tenía abierta, como si realmente quisiese que yo... Alargué la mano, entrelazándola con la suya, sintiéndome a salvo, sonriendo como una idiota, mientras él hacía lo mismo, aunque sin mirarnos aún, él estaba tremendamente concentrado en lo que decía mi hermano - ... y claro, llegamos a casa, Blanca es demasiado salvaje cuando bebe de esa forma, y lo peor es que al otro día no se acuerda de nada.

- Ya me he dado cuenta – aseguró él, haciendo que mi hermano sonriese, al darse cuenta de que parecía conocerme mejor de lo que la mayoría esperaba – Amnesia post borrachera.

- Es exactamente así – aceptaba mi hermano – pues eso, tío, mi madre y yo intentando meterla en su habitación, y ella cantando la raja de tu falda a viva voz, despertando a los vecinos. Un show.

Estalló a carcajadas al escuchar aquello, justo en el momento en el que la abuela se ponía en pie, algo mareadilla.

- Venga – llamó hacia los demás – que me duermo con tanta charleta y el Brandy – ya sabíamos lo que quería incluso antes de que mi padre sacara el móvil y se lo pasara – niño – llamó hacia Juanito – ponme esto que yo no tengo la vista cansada.

La bamba resonó de nuevo en aquella noche, haciendo que todos volviésemos a reírnos. Él soltó mi mano, justo cuando mi abuela miró hacia mí. Me levanté y la seguí hacia la pista, mientras papá, mamá, mis tíos, mi prima, y hasta Mou nos seguían, empezando a bailar como tontos allí, dándolo todo.

- ¿Has visto que panda de chalados? – preguntó mi hermano, en tono broma, mirando hacia todos, mientras él asentía, con una sonrisa en el rostro – Esto es así todos los días, ¿eh? En cuanto nos juntamos...

- No te quejes que tú eres el peor – le decía su novia, tirando de su mano hacia arriba, para que le siguiese. Sonrió hacia ella, para luego mirar de nuevo hacia Hugo.

- El deber me llama, hermano – se marchó, y se unió a los demás, mientras Juanito quitaba la canción y ponía la de Salomé.

Me reí mucho aquella noche, al más puro ritmo de Salomé, maría, ave maría y hasta la raja de tu falda de estopa. Bailando todos con todos, incluso Hugo se animó y terminó allí, dándolo todo junto a mi familia, como si nos conociésemos de toda la vida. Fue muy agradable, la verdad.

Y por si eso fuese poco... las miradas fugaces llenas de complicidad que nos echábamos lo mejoraban todo incluso más, si eso era posible.

El soldadito marinero sonaba en aquel momento, bailando por parejas, Hugo estaba conmigo, con una sonrisa en el rostro.

- Te habremos parecido todos, una panda de locos ¿no? – pregunté, haciéndole reír, para luego negar con la cabeza, en señal de que no era así.

- No – recalcó – Me ha encantado ver esta parte de ti – aseguró, sonreí.

- ¿La parte loca como una puta cabra? – insistí, ensanchó la sonrisa, y apoyó su mano sobre la mía, que previamente estaba en su pecho.

- La familiar – contestó, sin más, dejándonos llevar por aquella bonita canción, que estaba a punto de terminar, sin saber qué canción le daría a mi sobrino por poner. Era todo un torbellino, ese niño.

- La raja de tu falda, cómo no – reconocí al escuchar los primeros acordes, mientras él reía, tirando de mi mano para separarnos, aunque sin soltarme aún, bailando mientras mi hermano aparecía por detrás y comenzaba a cantar el estribillo a viva voz, contagiándonos, entre risas.

Juanito hizo de las suyas, pero no puso la bamba, eso fue todo un acierto, cambió de canción y puso otra de estopa, una que me encantaba de ese disco. Se titulaba Bossanova.

- Ahí lo llevas, Blanquita – me dijo mi hermano, haciéndome reír, para luego mirar hacia Hugo – se llevó todo el curso 3º de ESO flipada con esta canción – él sonrió, fijándose en mí, que comenzaba a cantarla, a viva voz, mientras mi prima Marta y María me cogían de la cintura, una a cada lado, y me seguían la corriente.

- No me preguntes si anoche – comenzamos, mientras yo me fijaba en él, que miraba hacia mí, sin quitarme ojo de encima, pero lejos de sentirme incómoda me sentía bien – estuve en casa dormido, tampoco que hacía mi coche...

- Ahora no habrá dios que la haga callar – añadió mi hermano, haciéndome reír, mientras Hugo se mordía el labio, divertido, tocándose la nuca, algo intimidado, para luego levantarla al escucharme cantar, de nuevo.

- No preguntes si es que estaba, de fiesta con los amigos, que mis respuestas son balas, para tu corazón herido – proseguía, a coro con mi cuñada y mi prima – pero si me dejas esta noche yo te doy... todos los besos que te debo. Ya sé que siempre digo que empiezo a partir de hoy, que luego nunca me atrevoooo

- ¿En esa época no estaba contigo? – preguntaba hacia Mou, haciendo que este les prestase atención – se la pasaba el día cantándotela en el coche, o cuando te veía por la calle.

- Totalmente, ella siempre ha sido muy intensa – añadía este – cuando le da por algo le da fuerte, ehh.

- ¡Ostiaaaa! – gritó mi hermano, cuando la canción terminó, y empezó la de Culo de Pitbull - ¡Que temazo, tío!

Nos movíamos al ritmo, sin dejar de hacer el tonto, de reír, de hacernos bromos, moviendo las caderas y el trasero, mientras él se unía a nosotros. Era muy de nuestro estilo. Sabía que me seguiría perfectamente al fin del mundo con solo proponerlo. Era de esos tíos, con los que conectas, que están en tu misma honda, y ... Bueno, no os tengo que decir más ¿no? Ya sabéis como era la conexión que había entre nosotros, la he repetido mucho en este libro.

- Ya empezaron estos con la juventud – se quejaba mi abuela, molesta con mi sobrino, pero este pasaba de todos, bailando solo, bailando moviendo el culo. No podía ser de otro modo.

- ¡Ostiaaaa! – repitió, cuando empezó una de Lil Jon, mirándome de lleno con cierta complicidad – Blanquita, ¿te animas? – asentí, apartándome de Hugo, para luego acercarme a mi hermano, apoyando mi mano en su hombro, empujándole en el momento justo en que la canción rompía, dejando a Hugo algo sorprendido, porque bailábamos siguiendo unos pasos ensayados.

Era nuestra coreografía, nosotros mismos no la inventamos cuando estaba en el instituto, y la bailábamos en cada garito que la ponían, cuando estábamos juntos.

Ambos lo dábamos todo, justo como siempre, y él no nos quitaba ojo, estaba terriblemente impresionado.

La parte favorita de mi hermano llegó y se tiró al suelo, a hacer volteretas, mientras yo daba vueltas alrededor de él, con gracia. Éramos como dos raperos.

¿Entendéis ahora de dónde me viene la pasión por el Hip Hop? La culpa la tenía mi hermano que me seguía el rollo.

La canción terminó, con ambos cruzados de brazos, poniendo una pose chula, haciendo que él se metiese su labio inferior en su boca, mordiéndolo, mientras yo reía, y él ponía cara de circunstancia. La bamba volvió en ese momento, por si lo dudabais. Pero no duró mucho, pues papá recuperó su teléfono y puso la de safari, él era peor que nosotros.

- ¡Eso ha sido una pasada! – me dijo, tan pronto como llegué hasta él, haciéndome reír, moviéndonos al ritmo de la canción – Parecíais profesionales y todo.

- El profesional eres tú – le dije, él asintió.

- Ahora comprendo de dónde viene tu pasión por el baile – aseguró – y esos bailes con los que me sorprendes de vez en cuando – reí, alto tímida, mientras su teléfono comenzaba a sonar – espera.

Dejó de bailar, pero sin soltarme aún, pero yo lo hice, me solté, cuando mi prima me cogía de la cintura y tiraba de mí, para bailar de nuevo la canción del secreto de amor. Juanito ya iba en bucle.

- ¡Qué va! – le escuchaba a él – Estoy en casa de Blanca.

- ¿Cómo qué en casa de Blanca? – preguntaba Isaac, sin dar crédito, mientras él sonreía hacia mí -Tío, pero ¿con sus padres y todo? ¡Qué puta locura me estás contando, hermano!

- No te empieces a liar tu solo – le dijo, sin más, bajando la mirada un momento – me ha presentado como un amigo, y aquí estamos todos bailando, tan a gusto.

- ¿Cómo que bailando? ¡Me estoy perdiendo, tío!

- Su familia es una puta pasada, Isaac – aseguró él, mirando hacia ellos, hacia mi abuela, mis padres, mis tíos, mi hermano, ... - su hermano ha traído sushi y ...

- ¿Pero qué coño me estás contando? – insistía el otro – Tío – insistía – qué estás en casa de Blanca con su familia. ¡Con su familia, hermano!

- ¿Y qué? – se quejaba este, cansado de que siguiese por ese camino - ¿es un pecado enorme estar aquí, con ella?

- ¿En serio? Pero ¿tú te estás oyendo? – el otro es que no daba crédito, no había más - ¿qué coño te pasa con esa niña que no dejas de hacer idioteces? – estaba tentando a mandarle a la mierda, cuando él habló de nuevo - ¡Despierta de una vez, joder! Qué luego aparecerá su novio, y te dejará más planchado que una colilla en el asfalto – perdió su humor en ese justo instante.

Mientras que ellos hablaban, yo hablaba con mi prima. Las cosas suceden así en la realidad, que una conversación tenga lugar en un momento, no significa que todo lo demás se detenga.

- ¿qué te traes con él? – preguntó Marta, mientras yo dejaba de prestarle atención y miraba hacia ella – A ver, tengo que admitir que es un partidazo. Es guapo, es divertido, baila de vicio, y lo más importante, se te ve bien con él. Pero... Acabas de dejarlo con Juan Carlos... ¿no crees que es un poco pronto para echarte un nuevo novio?

- No es mi novio – contesté, a la defensiva.

- Pero te gusta – admitía ella, mientras yo bajaba la mirada, algo incómoda – he visto como le miras, y habría que estar ciego para no fijarse en él. ¡Joder! Blanca, ¿dónde has conocido a un tío así?

- Lo cierto es que nos conocimos en el hospital – recordé, al pensar en ello, sorprendiendo a mi prima – cuando pasó lo del atraco que te conté – añadía – él estaba allí, se dislocó el codo o yo que sé, y ... - me detuve, con una sonrisa en mi rostro al recordar aquello – imagínate la situación, yo drogada con la morfina, babeando, porque seguramente estaría babeando, y parecería una muerta, y él...

- Ya me lo imagino – aceptó ella, estallando a carcajadas, haciéndome reír a mí también – tú ahí pareciendo un adefesio y él... perfecto.

- Exacto – reconocí, para luego torcer el gesto y mirar hacia él, pero no le encontré, ¿dónde coño se había metido? Dejé de bailar con mi prima, y le busqué por todo el jardín, pero no estaba.

¿Dónde coño...?

Se había ido.

- ¿Se ha ido? – pregunté en voz alta, haciendo que mi prima se diese cuenta de lo que ocurría.

- Anda ya – me calmó ella – seguro que ha ido al baño – añadió, para luego coger a Mou del brazo, haciendo que se fijase en ella - ¿dónde está Hugo?

- Se acaba de ir – aseguraba, tan tranquilo – se ha despedido de todos y ... - miró hacia mí, que aún intentaba unir las piezas del puzle, entender por qué se había ido así, sin más – Oye, me cae de puta madre, eh, Blanca.

- ¡Joder! – me quejé, para luego correr hacia la calle, atravesando el jardín, haciendo que todos mirasen hacia mí, sin comprender la situación.

- Pero ¿qué le pasa? – preguntó mi madre, sin dar crédito, pues yo no solía ser así. Mi prima se encogió de hombros y ahí quedó la cosa.


----

¿Qué os ha parecido?

Pero... ¿qué le ha pasado a Hugo? ¿Por qué se ha ido así no más? :S

El próximo capítulo será el domingo :)

Okumaya devam et

Bunları da Beğeneceksin

22.6K 1.2K 30
El Testamento Jonas Jenna Milburne sólo había hecho su trabajo: Cuidar del recién fallecido Paul Jonas. No esperaba que él la incluyera en su testam...
454K 29.4K 29
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
6.7M 276K 72
Molly Johnson es una mesera y necesita juntar mucho dinero para salvar a su hermana. Axel Cavelli es un exitoso empresario y necesita una novia por t...
20.6K 724 41
se prohibe la copia total de la novela