YOUR SIDE OF THE BED |KTHβœ”οΈ

By Taekimanne

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Almas gemelas. Oscuros secretos. Un pasado oculto. Amor que trasciende. TRAMA ORIGINAL. NO SE PERMITEN COPIAS... More

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By Taekimanne


—¡Vaya! Sí que es lindo —admitió Tae, mientras le echaba un vistazo nada discreto al lugar. 

—Te lo dije —contesté orgullosa, guiándolo hasta la mesa del fondo, a lado del ventanal. 

Habían pasado ya tres semanas desde nuestra visita al arroyo Cheonggyecheon y un montón de mensajes y llamadas en el intermedio hasta nuestro actual encuentro —la mayoría llenos de planes que no lográbamos concretar debido a nuestros apretados horarios que terminaban por no coincidir—. 

Los últimos días me había mantenido bastante ocupada, trabajando por largas jornadas gracias al repentino proyecto que había puesto en mis manos el Sr. Kim. Salía tan tarde de trabajar que terminaba aceptando el aventón que me ofrecía amablemente Seokjin después de terminar nuestro avance en la oficina. Así que ni siquiera había podido encontrarme con Taehyung en el tren como de costumbre. 

—Bueno, si yo fuera tú, tampoco saldría de este lugar. —Tae me sonrió, asomando su rostro juguetonamente detrás del menú. Logró arrancarme una risita. 

—Creo que si no fuera tan agradable, ya me habría aventurado a explorar otros lugares. 

Sus labios seguían pintando una sonrisa y sus ojos permanecían fijos sobre el menú que ya había puesto sobre la mesa, movió sus dedos al ritmo del jazz de fondo atrapando cada nota. 

—¿Qué debería pedir? 

—¿Te gusta el jazz? 

Preguntamos al mismo tiempo. Nuestras miradas se encontraron y nos echamos a reír. 

—Sí —contestó a mi pregunta después de un breve silencio, al ver que yo no respondí—, bastante. —Subió ligeramente ambos hombros y los dejó caer —Supongo que me gusta cómo me pasa por el cuerpo. La música puede transmitir demasiado. 

Me parecía la persona más transparente y bohemia que había conocido en la vida. 

—Marry me. 

Tae entre la sorpresa y confusión abrió los ojos enormemente ante mi repentina respuesta.

—¿Cómo? 

Me arrepentí al darme cuenta del malentendido. 

—Es el nombre del combo —señalé el menú—. Los especiales de febrero —me tembló un poco la voz—:  Do not bacon my heart, Bee mine, Stole a pizza my heart, y el Marry me. . . Ese es mi favorito. 

Taehyung se sonrojó apenado. 

—Oh, ya veo. 

—Panini con espinacas, mozzarella  y pavo, una porción de las papas más crujientes y deliciosas que hayas probado y limonada rosa. 

Vi que se relamió ligeramente los labios y tragó un poco de saliva. 

—Me has convencido. 

—¡Te va a encantar! —le aseguré y ordenamos. 

—"Do not bacon my heart" —leyó entretenido mientras esperábamos, parecía que las opciones del menú le divertían—; sandwich tostado de tres quesos fundidos y rebanadas de tocino frito, doble porción de papas fritas y Coca Cola. 

Me reí al ver su expresión después de leer. 

—Tentativo, pero ahora me da miedo el nombre —se rio y siguió echando un vistazo a los demás combos, sonreía cuando entendía la relación de los alimentos con el título—. Sigo sin entender el porqué del "Marry me".

—Cuando llegue lo sabrás. También dudaba al principio porque no encontraba relación alguna, pero tengo mis teorías. . . —susurré como si se tratara de alguna clase de secreto confidencial. 

—¿Ah, sí? —Tae siguió mi juego. 

Asentí. 

—Después de probarlo, querrás casarte con quien lo preparó. —Solté con tal confianza como si aquella fuera una verdad absoluta. 

Su sonrisa cuadrada hizo aparición en todo su esplendor. Justo en aquel momento nuestra orden llegó.

—Ya veo. —Me miró aprobado mi teoría, sus ojos se empequeñecieron debido a los pómulos que empujaban la sonrisa que intentaba contener. 

Habíamos acordado reunirnos a comer juntos, aún me quedaban un par de detalles antes de la entrega final del proyecto, así que Taehyung había sugerido que hoy era el día perfecto para aquel tour pendiente por la épica cafetería a lado del edificio de mi editorial. Era el pretexto perfecto para vernos. 

—Oh, no —dijo luego de ver la hora, y se apresuró a comer el último bocado—. Tengo que relevar a Jimin, se me hace tarde. 

Justo a inicios del año había montado su propia veterinaria junto a su socio y mejor amigo Jimin. Se habían conocido desde el primer año de universidad y desde entonces eran inseparables. 

Taehyung tomó un sorbo de limonada y se sonrojó al encontrarme observándolo mientras masticaba a toda prisa. 

—¿Te gustó? —pregunté, esperando el veredicto final. 

Él asintió en respuesta. 

—La siguiente ocasión juro que traeré un anillo para el chef. 

Me reí. 

Después de pagar y tomar nuestras cosas, me dejó en la entrada de mi edificio a unos cuantos pasos de la cafetería y nos despedimos. Lo vi ponerse su chaqueta mientras caminaba alejándose por calle, volteó a verme una última vez y levantó su celular agitándolo. Enseguida una notificación llegó. 

TAE_15:02 

Nos vemos esta noche en el tren, ¿cierto? 


Cuando levanté la vista para verle, apenas alcancé a divisar su silueta dando la vuelta por la esquina. Estaba segura que aquella sonrisa se quedaría pintada en mi rostro por el resto del día.  


ººº

—Nat. . . —Seokjin se recargó en mi escritorio, su rostro quedó justo a la altura de la pantalla de mi ordenador, obteniendo mi total atención después del pequeño sobresalto. Me quité ambos audífonos. 

—Hey. 

Él sonrió. 

—Llevo unos diez minutos tocando. Espero no te moleste que entrara, la puerta estaba abierta. 

—Oh, no. Para nada —señalé a los culpables de mi distracción, que aun seguían en mis manos—. Lo siento, no te escuché —me disculpé. 

Seokjin hizo una mueca restándole importancia. —Descuida. 

—Dime, ¿cómo puedo ayudarte? —pregunté mientras le ofrecía tomar asiento. 

Sentí las miradas intrusas echando un vistazo por la puerta, vi por encima del hombro y corroboré que un par de personas husmeaban a la distancia y sin discreción hacia nosotros. La situación se repetía todo el tiempo, comenzaba a acostumbrarme. Seokjin parecía tener embrujado a más de la mitad del personal, que solía desvivirse cada que nuestro director editorial paseaba alrededor. 

Y no podía culparles, Seokjin era todo lo que alguien pudiera desear. Era el prototipo de hombre perfecto, más que atractivo, joven, exitoso y con una personalidad envidiable. El tipo de chico que daría orgullo llevar a casa y presentarle a tus padres. 

Pero Seokjin parecía hacer caso omiso a las insinuaciones de las personas a su alrededor. Me preguntaba si era porque estaba tan acostumbrado a ellas que a este punto lo agotaban, o si era quizá tan despistado como para no darse cuenta. 

No podría saberlo. Era tan enigmático como carismático, y no teníamos el tipo de relación que me permitiese indagar más allá. Y tampoco me interesaba tanto como para intentar. 

Seokjin regresó a la puerta en dos pasos y la cerró antes de sentarse en la silla frente a mi escritorio. 

—Eché un vistazo a los escritos de la autora que me recomendaste hace unos días. Le he contactado y conseguido que  escriba algo improvisado para mí. —Me miró con un brillo peculiar en sus ojos y me ofreció un par de folders—. Me ha gustado mucho, pero preferiría que los leyeras antes de tomar una decisión. 

Lo miré un tanto confundida. No solo porque aquel no era mi trabajo, sino porque hubiera tomado tan enserio mi recomendación espontánea. A veces solía pasearme por blogs en busca de personas y textos que me inspiraran, así la había encontrado. Amaba lo que escribía, tan transparente y natural, y le había contado a Seokjin sobre ella mientras revisábamos la producción del nuevo libro en que trabajábamos. 

—Claro. —Tomé los folders, sabiendo que me gustaría lo que fuera que hubiera dentro mucho antes de leerlo. —¿De verdad piensas publicarla? 

Seokjin sonrió. —¿Por qué no? 

—. . . es decir. . . tú sabes. . . la empresa no suele apostar por los novatos. 

La Woongjin Holding alcanzaba el décimo puesto dentro del ranking global de las mejores editoriales, pero era mucho más que eso. El Señor Kim estaba al frente de la editorial, pero la empresa familiar abarcaba un mercado todavía más extenso. Como su nombre lo anunciaba, era la matriz de empresas subsidiarias de energía, hotelería, parques temáticos . . . y una editorial. Sabían lo que hacían, habían trabajado así por años elevando el prestigio de su marca. No se aventuraban invirtiendo en nuevos prospectos jamás, preferían siempre ir a lo seguro. 

—Bueno, creo que puedo convencer al Sr. Kim —me dedicó una sonrisa cómplice. 

Y eso era. Había una complicidad implícita desde aquel día en que accidentalmente había descubierto su secreto. Una tarde, esperando fuera de la oficina del presidente pude escuchar fragmentos de una conversación. El Sr. Kim levantaba la voz y la otra persona le llamaba padre. Por un momento creí que alguno de sus hijos había ido a visitarlo, luego las palabras duras del Sr. Kim recordándole que la familia y el trabajo eran dos temas muy distintos y debían permanecer así, echándole en cara que era tal como él lo había pedido en un principio, me hicieron dudar. No tuve mucho tiempo para pensarlo, enseguida vi a Seokjin salir de su oficina, parecía igual de sorprendido que yo al topar su vista con la mía. Nunca me dijo nada, pero desde entonces entendíamos que por mutuo acuerdo compartíamos un secreto. 

—¿Crees? —pregunté, dudosa. No estaba segura de que pudiera convencer a su padre. 

—No es tan duro como parece —. Bufó Jin en respuesta a mi expresión. 

—Bueno, después de todo, quién mejor que tú para conocerlo. 

Seokjin sonrió tristemente. Se puso de pie dando por finalizada nuestra conversación. 

—En cuanto los lea te haré saber lo que pienso —le dije, tomando los folders en mis manos. 

Él asintió. —Podríamos hablar de ello de camino a tu casa. 

Permanecí en silencio un par de segundos. —Tenía pensado irme un poco más temprano hoy, estoy apresurándome ahora —confesé, señalando la pantalla de mi ordenador— así no tendremos que quedarnos tan noche hoy. 

—Genial —me alabó Jin, pero me dio la sensación de que parecía un tanto decepcionado—. Hace falta descansar un poco. 

—Así es. 

—Bueno, hablemos de ello después. 

—Prometo leerlo esta noche —Afirmé. 

Seokjin me sonrió y con un ligero movimiento de cabeza se despidió antes de salir por la puerta de mi oficina. 

Guapo, inteligente, exitoso, joven y además. . . heredero de una gran fortuna. Me pregunté cuál sería la razón para mantener en secreto su conexión con el presidente Kim. 

"Algo que definitivamente no me incumbía", me repetí a mí misma antes de regresar mi mirada a la pantalla y continuar con mi trabajo. 



ººº



La noche era fresca. Estaba un par de minutos atrasada, pero mis pasos largos lograron darme ventaja y llegué justo a tiempo a la estación. Cuando entré al vagón, Tae ya me sonreía desde nuestro lugar. Llegué a su lado intentando controlar mi respiración agitada, sin éxito aparente. 

—¿Corriste? 

—No.

Tae me miró, apretando los labios en un intento por ocultar su sonrisa. Era difícil negar lo obvio. 

—Bueno, un poquito, sí —admití, y él se rio finalmente. 

—Nat. . . —articuló y yo le miré esperando que me dijera algo después de llamar mi nombre, en cambio, siguió pronunciándolo como un susurro en sus labios—. Nati. . . Natalia. . . Natasha. . .  Tashi —dijo y se le iluminaron los ojos. 

—¿Cómo? —No estaba segura de qué significaba aquello. 

Taehyung recorrió mi rostro a profundidad con sus pupilas vivaces y sonrió convencido. 

—Creo que te va muy bien. "Tashi", ¿te gusta? 

¿Acaso estaba poniéndome un diminutivo especial? 

No pude evitar sonreír. —Sí, me parece lindo. ¿Tengo cara de Tashi? 

Él sacudió su cabeza, negando. —Tienes cara de "Ella". 

—¿Ella? ¿De verdad? 

Esta vez Tae asintió, orgulloso. 

—Jamás habría pensado en ese nombre, es decir, siempre creí que tenía cara de Salma o Samantha. . . nunca de Ella. 

—¿Es lindo, no? 

—Lo es. ¿De dónde lo has sacado? 

De pronto me invadió la curiosidad. 

—Ella Fitzgerald —dijo, la sonrisa no abandonaba su rostro. 

—¿Es alguna actriz? 

Se rio y negó haciendo un movimiento con su mano. 

—Cantante —me corrigió—. La reina del Jazz. Mi favorita. 

—Oh. 

—¿La has escuchado? 

—Me temo que no. 

Mi respuesta pareció sorprenderlo, y a la vez llenarlo de motivación. Sacó sus audífonos de la mochila y me extendió uno que me coloqué con cuidado mientras él seleccionaba una canción en su celular. 

|Mírame, me siento tan indefenso como un gatito trepado en un árbol. 

Siento como si me hubiera aferrado a una nube, no puedo entenderlo. 

Me pongo sentimental, solo tomándote la mano| 


Lo miré emocionada, la voz de Ella era preciosa. Él parecía orgulloso de mi reacción. 


|Caminas hacia mí y mil violines comienzan a tocar, 

o quizá es el sonido de tu saludo la música que me parece oír

Me pongo sentimental, en el momento que estás cerca|


Taehyung volvió a jugar con sus dedos que parecían bailar delicadamente cada nota, y movía sus labios cantando en silencio.

|¿Puedes ver que me estás guiando? 

Y eso es justo lo que quiero que hagas.

¿No te das cuenta como estoy desesperadamente perdido? 

Por eso estoy siguiéndote|

No me di cuenta del momento preciso en el que Taehyung y yo terminamos sosteniéndonos la mirada. 

|Estoy demasiado sentimental, y demasiado enamorado|

Sentí un hueco en el estómago, luego un extraño nerviosismo que recorrió mi cuerpo hasta la punta de los pies. Rompí el contacto visual de inmediato, de pronto me sentía. . .  ¿intimidada? Por suerte la voz en los altavoces anunciaba mi estación. Me quité el audífono torpemente y no sé si mi expresión fue suficiente para disculparme al intentar dar la vuelta. Pero entonces, antes de darme cuenta, los dedos de Tae se aferraron delicadamente a mi muñeca. 

—¿Puedo acompañarte a casa?—Preguntó, y todos mis sentidos se nublaron de repente. 

¿Por qué me sentía tan ajena a la realidad en ese preciso momento? La singular sonrisa de Tae iluminó todo otra vez y los sonidos que brevemente se sintieron lejanos comenzaban a hacerse presentes de nuevo. 

—Cla. . . claro. 

Mi respuesta fue suficiente para que camináramos hacia la salida, esquivando a las personas que entraban, pues las puertas estaban a punto de cerrarse. Miré a Taehyung caminando a mi lado en una especie de sueño real, con una sensación que me resultaba única pero por alguna extraña razón se sentía bastante familiar. 







ººº

Me siento super cursi con esta historia. . . y me encanta!

Por cierto, les dejo allá arriba en multimedia la canción de Ella. Si tienen Spotify, en mi perfil hay un link hacia mi cuenta, en donde está la playlist de esta historia y también van a encontrar "Misty" 

Gracias por leer y por su paciencia con mis lentas actualizaciones<3

¡Nos leemos pronto!

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