𝕄𝕌ℕ̃𝔼ℂ𝕆 || 𝐍𝐨𝐌𝐢𝐧

By ErbaZen

246K 22.1K 22.7K

ADVERTENCIA: »Sexo explícito »Estupefacientes »Autoflagelaciones »Toxicidad »Perversión »Lenguaje explíci... More

• SINOPSIS •
#01
#02
#03
#04
#05
#06
#07
#08
#09
#10
#11
#12
#13
#14
#15
#16
#17
#18
#19
#20
#21
#22
#23
#24
#25
#26
#27
#28
#29
#30
#31
#32
#33
#34
#36
#37
#38
#39
#40
#41
#42
• EPÍLOGO •

#35

3.2K 371 416
By ErbaZen













- ¡Traga, traga, traga, traga, traga! - los gritos me perforaban cada zona del cerebro y aún así, como un idiota, era incapaz de dejar de sonreír. Veía desenfocado al tipo que había delante de mí, un tipo grande, con una prominente barriga y joven, de unos veinticinco, con la cara mal afeitada y los ojos ya llorosos de tanta bebida y tan fuerte, tan cargada.

No pudo más y, finalmente, cayó hacía atrás, llevándose la jarra del ponche consigo, tirándosela encima y haciendo volcar la silla, aplastándola con tanta grasa y destrozándola. Más gritos. Mi risa de idiota se ensanchó y, haciendo acopio de toda mi fuerza de voluntad, envolviendo mi estómago revuelto en una burbuja de puro alcohol, sintiendo como la sangre en mis venas había desaparecido por completo para dejar paso a ese fuerte líquido que me subía directamente al cerebro, me llevé la gran jarra de ponche a los labios y en seis sorbos, me la tragué entera.

Cinco jarras completas. Había ganado.

- ¡Uehhh! - gritos de histeria por todas partes sólo consiguieron aturdirme aún más, haciéndome difícil el conseguir levantarme del taburete por mi propio pie con tanta gente dando vueltas alrededor de mí, tantos colores revoloteando alegremente. Todo el mundo se me empezó a pegar y a tocarme felizmente por todos lados, de manera amistosa.

- ¡Puede que seas un maricón, pero eres el maricón más resistente que he conocido!

- ¡Que te den… hip… por el culo! - solté, entre risitas estúpidas y pasos totalmente descompasados.

- ¡Ese Jaemin, ese Jaemin, ueh, ueh! ¡Ese Jaemin, ese Jaemin, ueh, ueh! - y ahora se ponían a corear a mi alrededor. Me sentía como un hippie fumado de los sesenta, incapaz de dejar de reír como un idiota, con cara de drogado divirtiéndose bajo los efectos de la marihuana y era gracioso, alucinante, incluso divertido… hasta que empecé a notar los efectos secundarios.

- ¡Bueno, bueno! ¡He ganado! - me subí a la mesa, alzando las manos, vociferando - ¡Invitadme a otra ronda!

- ¡Uehh! - En ningún momento se me ocurrió que estaba haciendo el imbécil totalmente. De todas formas, no era el único que lo hacía.

- ¡Ese Jaemin, ese Jaemin, ueh, ueh! - ¡Si me puse a hacer palmas y todo incitando a todo el mundo a que me siguiera aclamando! Por supuesto, mi vena de famoso idol tuvo que aflorar justo en ese momento. Ahora tenía más claro que nunca que ser el vocalista o espero de un grupo famoso era mi destino por mucho que luchara contra él.

Alguien abrió una botella de champán, agitándola y dirigiendo el chorro a presión hacía mí, bañándome entero de arriba abajo.

- ¡Ey, ey, ey que está frío!

- ¡Uehh!

- ¡No crean que voy a dejar que me la metan por el culo por mucho que griten, eh! ¡Más quisieran millonarios de mier…! - de un tirón, sentí el suelo acelerarse hacia mi cabeza. Me escurrí sobre la mesa y caí al suelo de espaldas, dándome el mayor golpe de mi vida. Bueno… lo hubiera sido si no llega a ser porque había alguien debajo que impidió el tremendo golpe contra el duro mármol.

Por unos momentos estuve a punto de dormirme allí, sin ganas de levantarme, sólo con ganas de dormir y olvidarme de todo. Cerré los ojos, sin apenas percatarme del movimiento que había debajo de mí. Alguien me agarró los hombros, sacudiéndome con brusquedad.

- ¡Jaemin, Jaemin, imbécil! ¡Levántate! - abrí los ojos de golpe. A ese chico yo lo conocía de algo…

-¡Mierda, pero si es mi mejor amigo, Yanggie, el perro rabioso! - y me empecé a reír por mi propia broma.

- ¡Pero que estupideces dices! ¡Levántate idiota! - me puso de pie, tirándome del brazo.

- ¡No quiero! - empecé a patalear.

- ¡Jaemin!

- ¡Quiero dormir! ¡Déjame dormir! ¡Quiero dormir en el suelo, quiero!

- ¡Joder!

- ¡Uuh! - gemí en el esfuerzo por soltarme de sus fuertes dedos. De repente, Yanggie me agarró de las mejillas y me miró fijamente a los ojos.

- ¡Jaemin, estás haciendo el tonto! ¡Estás totalmente borracho y si es lo que quieres, yo te llevaré a un sitio para que puedas dormir tranquilo! - se me iluminaron los ojos o quizás es que se me dilataron las pupilas porque me estaba dando algo al corazón por el alcohol. En cualquier caso, sonreí.

- ¿Sí? ¡Viva! ¡Llévame a la cama! - Yangyang puso los ojos en blanco unos segundos.

- Dios mío… - y me tomó de la mano, entre bufidos y suspiros de fastidio, arrastrándome hacia las escaleras que subían a las habitaciones, quitándose a la gente de en medio a empujones.

- ¡Yanggie, eres un bruto!

- ¡No me digas!

- ¡Si te digo, eres un bruto pero yo conozco a alguien más genial que tú! - Yanggie me dirigió una mirada asesina. Me llevé la mano a la boca, riéndome con toda la malicia y mezcla de estupidez de la que era capaz.

- ¿Te refieres a ese genial que en estos momentos se está tirano a tu ex, la que te puso los cuernos con otros cientos de tipos? - ahí me dio en la yaga, recordándome de golpe a Jeno, todo lo que había ocurrido esa noche con él, su maldita frialdad y provocación a la hora de restregarme los cuernos. Entrecerré los ojos y en cuanto terminamos las escaleras, ya en el piso de arriba, me tiré al suelo de rodillas aún con Yanggie agarrándome fuertemente la mano. - ¿Qué haces?

- ¡Que te jodan, a ti y a los inútiles forrados en dinero aquellos! ¡Los odio!

- ¿Me estás llamando niñato con cuna de oro a mi? - le miré de arriba abajo. Yanggie podía tener pinta de cualquier cosa salvo de estar forrado en dinero. Era un macarra total que no se vestía con camisa ni para ir a una boda. El pelo castaño revuelto que le daba un aspecto de tipo duro, los ojos fríos y penetrantes, los labios fruncidos y un tanto quemados, descuidados, las pequeñas cicatrices que Jeno le había dejado marcando su cara, exactamente en la ceja, en el pómulo derecho y bajo el labio inferior. Su cuerpo estaba bien formado. Yanggie siempre había sido de mucha fuerza, bastante, pero aún así no me superaba en estatura, quizás un par de centímetros más bajo que yo, no mucho más. Era un creído de mierda, prepotente, bastardo… me recordaba a Jeno.

- Jeno… Jeno… - me encogí en el suelo, sollozando.

- ¡Oh, joder, no otra vez!

- ¡Jaeno, eres un hijo de puta, jodido imbécil! - y me puse a llorar otra vez. Yanggie se cruzó de brazos frente a mí, con mala cara. Varias personas que salían de los dormitorios o del cuarto de baño se me quedaron mirando, riendo como lo estúpidos que eran.

- ¡Ya vale, se acabó! ¡Deja de hacer el idiota, das vergüenza ajena! - Yanggie me agarró del brazo, cansado de mis lágrimas y empezó a arrastrarme por el pasillo. Me deslicé de rodillas por el mármol y hasta que conseguí levantarme entre tambaleos, anduve casi a gatas. El muy estúpido no se detenía ni para ayudarme a levantarme y yo… simplemente lloraba.

- ¡Jaeno, te odio, muérete! ¡Ojalá tengas un tropezón y te des la cabeza con la puerta, imbécil!

- ¡Joder con el marica de los huevos!

- ¡Jaeno! ¡Idiota, idiota, idiota! - Yanggie se detuvo frente a una puerta. Aún sin soltarme la mano, la abrió. Otra puerta se abrió a la vez. La primera a la derecha, haciéndome callar las maldiciones dirigidas hacía mi hermano/novio/psicópata.

Le miré salir del dormitorio desnudo de cintura para arriba, con el ceño fruncido y el pelo despeinado. Me miró. Yo le miré a él con las lágrimas en los ojos y el puchero intacto en mi expresión. Debió de considerarme patético. Daba pena.

- ¡JAENO! - le grité con todos mis pulmones. Él frunció el ceño aún más, mirando a Yanggie que no se había percatado de su presencia y que tiró de mí, introduciéndome en la habitación. - ¡Jaeno, eres un estúpido! - le grité antes de que Yanggie cerrara la puerta con nosotros dentro. Nos quedamos solos. Quise salir fuera y correr hacia Jeno, abrazarle y pedirle perdón pero no. No lo hice porque Yanggie me agarró de la cintura y de un empujón, me tumbó sobre la cama. Me quedé allí, con los ojos abiertos mirando el techo, sin moverme. Sentí como la cama se hundía a mí lado y le vi sentarse, suspirando.

- Eres insoportable, ¿Lo sabías?

- Hum… - murmuré, sin inmutarme. Ahora que estaba sobre una cama difícilmente me sacarían de allí. El estómago me empezó a dar molestas sacudidas, demasiado molestas, demasiado vomitivas. Tenía muchas ganas de vomitar, muchísimas y si me movía de la cama lo más mínimo, vomitaba, seguro. Miré la habitación desde mi posición, sin moverme. Esa no era la habitación de Yeji, estaba casi seguro.

- Voy a tener que arrastrarte hasta tu casa, ¿Verdad? ¿O volverás con Jeno?

- Hum…

- Oye, te estoy hablando, no te duermas.

- No me duermo.

- Pues al menos deja de llorar, ¿No? - es verdad, seguía llorando. Las lágrimas seguían cayendo sin mi permiso y Yanggie me miraba con mala cara.

- No mires. - le gruñí con la voz ronca, echando la cabeza hacia un lado.

- Eres como un niño chico. ¡Que exasperante!

- Nadie te ha pedido que me ayudaras. - ahora, tumbado en la cama, se me hacía más fácil relacionar conceptos. Todo me daba vueltas y tenía el estómago revuelto, hecho polvo, pero me sentía más capaz y más espabilado.

- Te he ayudado porque yo he querido. - cerré los ojos. Aquello sí que era exasperante. Yanggie se levantó de la cama y fue hacia el baño. Oí como abría el agua del grifo y la dejaba correr. - ¿Quieres ducharte conmigo, Jaemin? - se rió.

- ¿Qué? ¿Tú estás tonto? ¿Vas a ducharte?

- Puede… apesto a alcohol y tú aún más.

- Si me duchara no sería contigo precisamente.

- No. Sería con Jeno ¿Verdad? - apreté las sábanas de la cama entre mis manos.

- Ya lo hicimos antes de venir. No parece que sirviera de mucho.

- Si, mira como te ha dejado el pirado. Totalmente fuera de juego. ¿Qué piensas hacer ahora? ¿Vas a romper con él? - esa pregunta me tomó totalmente desprevenido. ¿Cortar con él? ¡Pues claro, era lo mejor que podía hacer! Pero no me veía capaz de ello. Me sentía estúpido. ¿Qué derecho tenía yo sobre él cuando me había puesto a bailar con Yeji delante suya? Ese maldito lapsus me había costado a Jeno, me había costado su nueva sonrisa tierna y sincera, su felicidad, sus caricias, sus besos, su aroma…

Por suerte, todo esto sólo parece haberme afectado a mi de manera negativa. A él parece haberle abierto los ojos para encontrar otro Muñeco.

Otro Muñeco…

- Jaemin… no me jodas. - me acurruqué en la cama, echándome a un lado y me encogí, rodeándome el cuerpo con los brazos. Temblaba, temblaba de los enormes sollozos imposibles de detener que salían de mi boca. La idea de que Jeno ya no estaba y no estaría nunca más para mí. La forma tan ruin en la que me había dejado tirado en medio de aquella fiesta por Yeji. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Ahora que parecía estar cambiando todo. Ahora que… ¿Ahora que qué? Jeno y yo sólo éramos novios de cara a los demás, hermanos en el ambiente familiar y entre nosotros, a nuestros ojos sólo éramos dos pedazos de carne fresca esperando a ser devorada por el contrario. ¡No éramos nada, no tenía nada que reclamarle! Pero…

Noté como la cama volvía a hundirse, esta vez a ambos lados de mi cuerpo. Yanggie se situó a horcajadas sobre mí, con las manos apoyadas en el colchón, mirándome sin pestañear. Me tapé la cara con las manos, incapaz de contener nada más.

- ¿Por qué? ¿Por qué? Todo estaba tan bien… incluso habíamos hecho algo parecido al amor… pero no, soy yo el ingenuo por esperar que un monstruo pueda convertirse en persona y… y… - empezaba a moquear. Ni yo mismo podía creer lo patético que era.

- Jaemin… - le oí suspirar y me agarró el brazo suavemente. No recordaba que Yanggie me hubiera tocado nunca de otra manera que no fuera para meternos empujones y puñetazos. Ahora, parecía que estaba hablando con otra persona. - ¿Por qué no le dejas? Creo que eres muy consciente de que es un hijo de puta, posesivo y peligroso. - si, era muy consciente de ello. Pero no quería. No respondí y Yanggie me acarició la cabeza, apartándome el pelo de la cara. - ¿Le tienes miedo o es que estás tan loco por él que no eres capaz de cortar por lo sano? - por un momento dejé los sollozos a parte para mirarle. Su rostro daba vueltas a mi alrededor, mareándome con su intensa mirada y la mía intentando patéticamente hacerle la competencia cargada de alcohol. - Creo que tu novio me matará en cuanto se entere de que estoy hablando contigo a solas en una habitación sobre una cama de matrimonio, pero precisamente esas son las cosas que deberías tener en cuenta, Jaemin. Alguien que te trata de manera tan posesiva y que a la hora de la verdad no tiene en cuenta tus sentimientos no creo que te merezca. - el labio inferior empezó a temblarme violentamente mientras me revolvía bajo su cuerpo, situándome boca arriba con el ceño fruncido y los ojos aún húmedos. ¿Quién se creía que era para hacer una observación así? ¿Qué mierda creía que sabía? ¡No tenía ni puta idea de nada! - ¿Por qué no le dejas y te buscas otro? - alcé una ceja. Una diminuta sonrisa torcida apareció en mi boca.

- ¿Otro? ¿Es que acaso tienes alguna propuesta? ¿Un pretendiente mejor que Jeno? - se rió.

- Exacto. Yo. - puse los ojos en blanco. Me hubiera reído de no ser porque me veía incapaz de hacer más esfuerzos a parte de revolverme incómodamente en la cama para no vomitar.

- No me hagas reír.

- No quiero hacerlo. Te lo digo muy en serio.

- Ya, el problema es precisamente ese. Te lo resumiré bien para que lo entiendas fácilmente. - nos observamos en silencio por un escaso periodo de tiempo, el suficiente como para saber que la persona que tenía encima de mí no captaba lo más mínimo mi atención. No teniendo a Jeno al otro lado de la puerta. - Tú no le llegas ni a la suela de los zapatos a Jeno. - Yanggie soltó una molesta risita socarrona.

- No soy yo quien ha puesto un buen par de cuernos hoy. - apreté los puños con fuerza, reprimiendo lágrimas incontenibles sin apartar la mirada amenazante de la suya. De repente, Yanggie se inclinó sobre mí. Abrí los ojos de par en par, observándole en silencio, sin saber que decir. Entreabrió los labios, ¿Pero que demonios hacía? Se me aceleró el corazón pero no de nerviosismo, si no de miedo, de rechazo puro hacia su persona. Era bellísimo, no podía negarlo. Yanggie era de esa clase de creídos que tanto le gustaban a las adolescentes que se morían por sus huesos y este pasaba de ellas, quizás utilizándolas vagamente para desahogar sus necesidades de vez en cuando. Ese extraño y paradójico hechizo no funcionaba conmigo, al menos no su hechizo. Conmigo sólo era efectiva la maldición de Jeno y cualquier intento de despacharla por parte de un hombre me repugnaba. Esa era la prueba de ello. Levanté el brazo para apartarlo de mí en un brusco movimiento, pero o mis reflejos eran muy lentos y estaba demasiado flojo o él muy rápido y bruto, agarrándome la mano y aplastándola sobre el colchón de inmediato, haciendo exactamente lo mismo con la otra.

- No. - le solté, claro, empezando a sentirme inquieto y nervioso por su acoso, y contra todo pronóstico, pegó sus labios a los míos durante unos escasos segundos que me dejaron totalmente paralizado. Me revolví bruscamente en la cama y zarandeé la cabeza, eliminando ese molesto contacto. - ¡No, quítate! - noté la muñeca crujir, quejándose por la fuerza bruta con la que me tenía agarrado, por las escasas uñas que me atravesaban la piel. Apoyé la rodilla en su abdomen, separando nuestros cuerpos, evitando más contacto. Nos miramos de nuevo. Yo le gruñí, apretando los dientes. Él parecía inmutable, frío. Retiraba lo dicho. Yangyang no se parecía en nada a Jeno.

Yanggie volvió a inclinarse sobre mí. Estuve a punto de escupirle a la cara pero en lugar de eso, una palabra salió de mis labios de manera instantánea. Un pensamiento fugaz que tuvo que escapar.

- ¡Jeno! - grité con las pocas fuerzas que tenía en los pulmones repletos de los efectos del cargado ponche, como el resto de mi cuerpo. Al ver que era incapaz de defenderme con toda mi fuerza, totalmente vulnerable, me asusté de verdad. - ¡Jeno! – me salió un grito totalmente agudo y desagradable.

- Empezaba a pensar que nunca ibas a decir mi nombre. - Yanggie se puso rígido sobre mí. Abrí los ojos que había cerrado con fuerza y mi cabeza se giró rápidamente a la derecha, junto con la mirada de mi acosador.

Jeno estaba allí. Los brazos cruzados sobre el pecho desnudo, los ojos entrecerrados, los labios entreabiertos, la cabeza ladeada, imponente, observándonos con la mirada resplandeciente. La puerta abierta de par en par y un alivio enorme recorriendo mi cuerpo a la vez que me preguntaba cuanto tiempo llevaba allí observando la pésima escena. Yanggie se detuvo de inmediato, con la congoja plasmada en la cara.

- Sigue. - le dijo Jeno con voz profunda pero obviamente, Yanggie no se movió un centímetro. - Vamos, sigue, no te cortes. Cógetelo delante de mí, pero si lo haces ten en cuenta que el Muñeco es muy selectivo y llorón. Tienes que darle bien fuerte o se quejará. - vi claramente como mi archienemigo empezaba a sudar en frío y se levantaba de encima de mi muy lentamente, dejándome tumbado sobre la cama de matrimonio respirando entre jadeos. Jeno clavó la vista en mí, evaluándome con los ojos, pero no hizo amago alguno de acercarse a mi cuerpo flácido y tembloroso. - ¿Te ha asustado, Muñeco? ¿Te ha hecho pupa? - sólo pude responder con un borbotón de jadeos ahogados antes de que se volviera de nuevo hacía Yanggie con porte totalmente tranquilo, sosegado, pero mirada de animal salvaje, de carnívoro hambriento frente a una manada de inocentes criaturas fáciles de cazar. - ¿Lo ves? Lo has asustado y ¿Qué es eso que tiene en los brazos? ¿Arañazos? No sólo tienes la mala educación de tomar mi juguete para jugar, sino que además lo rompes. - dio un paso hacía delante. Yanggie retrocedió.

De repente se empezaron a oír voces curiosas. Oí la voz de varias personas gritar, entre algunas de ellas estaban las voces agudas de las chicas dando grititos consternados.

- ¡Oh, dios mío, Yeji! - oí claramente fuera y pude captar algún que otro sollozo.

La gente empezó a asomarse por la puerta de la habitación. Algunos me miraron a mí, intentando incorporarme en la cama. Luego se fijaron en Jeno y Yanggie, abriendo los ojos como platos.

- ¿Quién te ha dado permiso para tocar mí juguete? No, no, tengo una mejor. ¿Cómo mierda tienes los huevos de venir y acercarte a menos de cinco metros después de todo aquel rollo de hace unos meses? Deberías temblar con sólo imaginártelo. No sé si eres valiente o rematadamente imbécil. - le metió un empujón brusco que lo hizo retroceder más de dos metros. Yanggie frunció el ceño. Conocía esa mirada. Conocía la mirada de los dos. Irritación, furia, pelea y después, alguna desgracia. - ¿No dices nada? - le metió otro empujón. - ¿Te ha comido la lengua el gato, sucio perro? - Yanggie apretó los dientes.

- Jeno… cuidado… - murmuré. Conocía demasiado bien lo que venía a continuación tras esa expresión de perro rabioso. Jeno ni me miró. Negó con la cabeza al ver como Yanggie ni se inmutaba.

- ¡Venga, muévete, haz algo, no puedes ser tan patético si tienes fama de gallito rompe huesos! - le gritó, vacilándole. Yangyang gruñó. Jeno soltó una risita maliciosa. - Así que perro ladrador, poco mordedor. Que penoso… - e inesperadamente, Yanggie reaccionó. Alzó el puño. Observé boquiabierto como Jeno sonreía antes de que los nudillos de Yanggie chocaran contra su cara con un golpe estridente y seco. Cerré los ojos con fuerza como si quien hubiera recibido el golpe fuera yo y oí los gritos escandalizados de las personas asomadas a la puerta, a una distancia prudente.

De repente, se hizo un gran silencio. Abrí los ojos con lentitud, temiendo lo que fuera a encontrarme. Me quedé boquiabierto de nuevo.

Jeno sólo había doblado las rodillas, no había hecho mayor movimiento que ese. Ni le había vuelto la cara, ni había retrocedido un mísero milímetro. Sólo había doblado las rodillas un poco, lo suficiente como para aguantar la presión del golpe.

Yanggie si que dio un paso atrás, consternado. Jeno abrió la boca, hizo un gesto con la parte inferior, moviéndola. La mandíbula le crujió débilmente y volvió a su posición como si no hubiera recibido golpe alguno, dejándome ver su perfecto perfil intacto. Un pequeño hilito de sangre descendió por su labio inferior abierto hasta la barbilla.

- Ahora empiezas a hablar mi idioma. - un simple, rápido y fuerte golpe, monstruoso y certero en el pómulo derecho fue suficiente. Le dio con los nudillos, como si le hubiera dado una pequeña bofetada con la mano, no fue más que eso, un golpe y Yanggie acabó chocando brutalmente contra la ventana de cristal que estaba a tres metros de su posición inicial. La ventana se hizo añicos y él cayó al suelo boca abajo. Millones de cristales diminutos le cayeron encima de él como una lluvia de pequeñas gotas afiladas. Visto y no visto.

Jeno sonrió y tras unos segundos esperando para ver si Yanggie se levantaba o no, se volvió, dándole la espalda. Yangyang no se movía. Todo el mundo se echó hacia atrás, observando a Jeno en silencio cuando este se movió y caminó hasta mí.

Miré de reojo a Yanggie. Miré a las personas con rostro blanco repleto de sorpresa y terror. Miré a Jeno.

Me sentí raro, quizás por la comida amenazando con salir disparada de mi boca o por como la habitación se movía violentamente a mi alrededor. Pero la verdad, lo que me tenía turbado era ver como todo el mundo temblaba ante la mirada de Jeno y yo no. Simplemente, no tenía miedo, no me sentía intimidado, ni un poco. La costumbre quizás…

- Joder, Jeno… - murmuré, saliendo del shock. Alcé los brazos temblorosos hacia él, intentando levantarme y mareándome al instante, sintiendo el estómago trepar por mi garganta, a punto de devolver la cena. Me tapé la boca con las manos, reprimiendo el vomito. Jeno se inclinó hacia delante, haciendo amago de ayudarme cuando de repente se escuchó el molesto ruido de los cristales hacerse aún más pequeños contra el suelo.

Yanggie se empezaba a levantar lentamente. Jeno enseguida cambió de dirección y dio un paso al frente, con el ceño de nuevo fruncido.








🔹Gente.. si el capítulo anterior les pareció fuerte y éste aún más, es porque no saben lo que les espera en el próximo xdd

No se olviden de comentar y votar

Cuenta principal: ZensCT

GRACIAS por leer L@S AMO

ATTE: ErbaZen

Continue Reading

You'll Also Like

52.9K 5.6K 11
Nadie se esperaría que dos seguidores de Jesús estuvieran cogiendo en una cabina de confesiones mientras todos los demás escuchaban la palabra del se...
6K 389 13
Habían pasado algunos meses desde que todo cambio. Tienen el poder, pero hay tantas cosas que desearían no haber vivido para obtenerlo... Lady Magic...
8.2K 838 22
𝗠𝗙 | Ir a la casa de la amiga de su madre, fue mucho mejor de lo que esperaba, y no se iría hasta que el lindo rubio este encima suyo, rebotando so...
36.8K 6.4K 102
¿Cómo le dices a alguien que lo amas si no puedes hablar? 𖤐Capítulos cortos (200 a 1300 palabras) 𖤐100 capítulos 𖤐Contiene escenas lemon/?/sexo ex...