Seguí a Corey, caminando a su lado mientras bajaba las escaleras a toda prisa.
— ¿No puedes qué? — consulté — ¿No puedes decirme?
— Exactamente.
— Bueno... ¿puedes intentarlo?
— No.
Llegó a la puerta principal y tuve que detener el cierre de esta después de que él salió.
— En serio, Arabelle, no importa.
De repente se detuvo en frente del porche, haciéndome casi chocar con él, pero me detuve a tiempo.
— Si importa y si no me lo dices haré que Drake lo haga, así que de cualquier manera voy a averiguarlo — comenté.
Suspiró, metiendo la mano en el bolsillo para sacar una caja de cigarrillos.
— ¿De dónde sacaste eso? — le pregunté, desviándome del tema por un momento.
— Drake — respondió, colocando un cigarrillo entre sus labios.
Asentí, viéndolo encenderlo.
— Entonces, ¿vas a decirme o tendré que preguntarle a Drake? — inquirí y él exhaló el humo de cigarrillo.
— No quiero que te enfades.
— Bueno, ya estoy enfadada porque no me lo quieres decir.
— Confía en mí, te enfadarás mucho más si te lo digo — reclamó con firmeza.
Se hizo un nudo en mi estómago y exhalé pesadamente.
— Solo por favor, dime. La ansiedad me está matando.
— Bien — dijo y arrojó el cigarrillo — Ayer, cuando Drake y yo volvimos, yo... tuve una confrontación con Nick...
Me mordí el labio.
— ¿Es solo eso? — cuestioné.
— No. Él, eh... Ay, Dios, no puedo hacer esto.
— No, por favor, continúa — pedí.
Mis músculos estaban tensos.
— No sabía que tenías un sótano — afirmó.
Eso envió una sensación de temor a través de mí. Ya no usábamos el sótano, pero mis padres solían usarlo cuando tenían esclavos, lo usaban para torturarlos. Pero eso fue antes de que yo naciera, solo había estado allí una sola vez. Tenía la garganta apretada.
— ¿Te lastimó? — consulté y él asintió.
Tragué saliva, sintiendo mis ojos humedecerse.
—¿Por qué no hiciste algo?
— Sabes muy bien que no podría haber hecho nada. Si hubiera luchado, había sido cien veces peor. Lo sabes.
— ¿Qué tanto te lastimó? — pregunté, temiendo la respuesta.
— ¿De verdad quieres saber? — inquirió y asentí.
Levantó su camisa para revelar su estómago, el cual estaba cubierto de profundos cortes y moretones de aspecto horrible. Cerré los ojos y puse la cara entre mis manos. Sentía que me iba a romper y comenzar a llorar desconsoladamente, aunque creo que eso ya era seguro que iba a suceder. Sentí que Corey colocaba sus manos sobre mis hombros.
— Esto no fue tu culpa — declaró y lo miré con lágrimas en mi cara.
— ¿Cómo no lo fue?
— Estabas en coma — replicó y sonrió.
— ¿Cómo se enteró Drake?
— Me estaba buscando y me encontró en el sótano. De hecho, detuvo a Nick. Así que podría haber estado mucho más herido o...
— Recuérdame que abrace a Drake la próxima vez que lo vea.
Soltó una carcajada, pero su expresión se oscureció un poco, sus ojos me escanearon con preocupación.
— Estoy bien, Arabelle, de verdad, no llores.
— Sería imposible para mí no llorar. Me siento tan...
Cerré los ojos contra la ola de emociones.
— Por eso no quería decírtelo — comentó y suspiró, soltando mis hombros — No quería que te enfadaras.
Inhalé profundamente, escondiendo mis emociones y tratando de recuperar mi compostura. Abrí los ojos.
— Estoy bien — declaré.
— No, no lo estás — dijo, mirándome directamente.
Me limpié las lágrimas de la cara cuando vi que un auto se detenía en la entrada. Era de Nick. Sonreí.
— Justo a tiempo — mencioné.
Corey parecía aprensivo mientras miraba el auto. Nick caminó hacia el porche con Trey a su lado.
— Oh, hola, Arabelle. Pensé que aún estarías en el hospital — habló Nick, jugando con las llaves de su auto.
— No, estoy mejor — respondí, sonriendo alegremente.
— Eso es bueno — comentó y sonrió.
— Sí, ¿puedo hablar contigo adentro? — consulté.
— Eh, claro.
Me siguió al interior, me giré con la mano en la puerta y me encontré con la mirada de Corey.
— ¿Puedo escuchar su conversación? — preguntó y sacudí mi cabeza.
— Deberías quedarte aquí.
— ¿Estás segura? Tal vez yo debería estar allí.
— No, iremos al sótano.
Cerré la puerta y me volví para mirar a Nick, él me dio una mirada cansada.
— Supongo que ya sabes — declaró Nick.
Me dirigí hacia la puerta del sótano, por el pasillo.
— Si te refieres a lo que le hiciste a Corey, entonces sí, lo sé.
— Entonces... ¿qué? ¿Vas a llevarme al sótano y torturarme? — cuestionó.
— No.
Abrí la puerta, haciendo un gesto para que él entrara primero. Me miró por un momento y luego comenzó a bajar los escalones de madera. Cerré la puerta y lo seguí hacia abajo. Estaba oscuro y mohoso, solo una pequeña luz de techo de metal se balanceaba ligeramente en el centro de la habitación. El piso estaba salpicado de sangre, al igual que las paredes.
— ¿Por qué lo hiciste? — pregunté curiosa.
Él estaba de pie junto a la mesa de madera llena de cuchillos y otros utensilios afilados.
— Se lo merecía — declaró Nick.
— Y según tú, ¿por qué?
— Hay demasiadas razones para enumerar además del hecho de que él es un vil monstruo al que tú llamas persona.
— En este punto, te llamaría a ti el monstruo — repliqué, caminando hacia él y soltó una carcajada.
— Difícilmente. Arabelle, yo soy el que te ama.
— También él lo hace.
— Él no puede amar
— ¿Quién dice? ¿Tú? Tus opiniones no valen nada.
— Son mejores que las de él.
Tomé uno de los cuchillos de la mesa y miré a Nick mientras él estaba de pie con una mano sobre la mesa de madera, mirando hacia abajo.
— Nick, en serio, en este momento estoy tratando de no matarte. No estoy segura de por qué, ya que no creo que nadie te extrañe — mencioné y él me miró.
— Te arrepentirías.
— Probablemente.
Casi podía saborear la ira en mi lengua, era tan fuerte que casi era tangible.
— Pero si alguna vez vuelves a lastimarlo, te mataré — declaré.
El cuchillo que sostenía en mi mano se estrelló contra algo sólido y la expresión de Nick reflejó dolor. Miré hacia abajo y le quité el cuchillo de la mano. En realidad, no tenía la intención de golpear algo en específico, solo estaba tan enojada que terminé clavando el cuchillo en lo que pensé que era la mesa.
— Yo... en realidad no quise lastimarte, pero ahora entiendes mi punto — dije y él acunó su mano sangrante.
— ¿Qué demonios, Arabelle? ¿Realmente te importa tanto tu estúpido esclavo?
— Él no es mi esclavo y sí, en caso de que no lo hayas notado, me preocupo mucho por él.
— Él te terminó, no quiere estar contigo.
— Ni siquiera lo conoces — tiré el cuchillo por la habitación — Solo vete, Nick. Antes de que me enoje aún más.
Inhaló profundamente.
— Esto no ha terminado. La ley está de mi lado, él es un esclavo, no vale nada.
— Vete — insté, él se inclinó y me besó.
— Te amo, Arabelle. Solo estoy esperando que vuelvas a la normalidad.
Antes de que tuviera la oportunidad de golpearlo, él se alejó y corrió escaleras arriba. Suspiré, todavía sintiendo una mezcla de frustración, ira y tristeza desgarradora por Corey. Iracundamente golpeé la mesa y las herramientas ensangrentadas se dispersaron sobre el frio suelo. Desearía más que nada haber podido estar aquí para detener a Nick. Esto no fue justo ¿Por qué Corey tuvo que pasar por esto?
Después de un momento más, no pude contenerlo y caí de rodillas llorando. Fallé, no pude mantener a salvo a Corey, lo que había sido mi objetivo desde que lo conocí. Nunca quise que él tuviera que pasar por eso otra vez, pero lo hizo. Y Dios, eso me destrozaba por dentro.
Me puse de pie cuando escuché que alguien bajaba las escaleras y me limpié la cara, sollozando. Vi a Drake en la tenue luz desde arriba, mirándome escépticamente.
— ¿Qué estás haciendo aquí? — preguntó con curiosidad.
Se acercó y debió darse cuenta de que había estado llorando.
— Oh no, lo sabes, ¿no? ¿Sobre lo que Nick le hizo a Corey? — inquirió y asentí — Oh, Bells... Dios, lo siento. Sé que debes estar muy molesta.
Me rodeó con sus brazos, me abrazó y le devolví el abrazo con fuerza.
— Gracias, Drake, por lo que hiciste.
— Como si lo pudiera haber dejado allí para que fuera torturado por ese bastardo, sí, claro. Sé cuánto significa para ti Bells y yo también me preocupo por él. Yo tampoco quisiera que lo lastimaran.
Sentí lágrimas deslizarse por mis mejillas de nuevo.
— Estoy tan contenta de tenerte, Drake.
— Yo también de tenerte a ti. Te quiero, Arabelle.
Por una vez, su voz sonaba seria. Me aparté para mirarlo con una pequeña sonrisa.
— Nunca me llamas por mi nombre completo.
— Hay algo que quiero decirte. No es tan malo ni nada, bueno, en realidad, depende de cómo lo veas.
— ¿Qué es?
Me miró con aprensión unos minutos antes de suspirar y sacudir la cabeza.
— Olvídalo, ahora no es un buen momento.
Incliné la cabeza con curiosidad, ¿qué podría tener que decirme? Me soltó, uniendo sus dedos con los míos.
— Vamos, salgamos de este lugar, huele a muerte — dijo.
Drake y yo subimos las escaleras con las manos entrelazadas.
— No puedo creer que realmente hayas lastimado a Nick — comentó, mirándome.
— ¿Lo viste? — cuestioné.
— Oh sí, estaba goteando sangre por todas partes.
— En realidad, fue un accidente — admití.
— Un mal accidente. Corey parecía bastante sorprendido cuando vio a Nick sangrando.
— ¿Cómo vio a Nick? Le dije que se quedara afuera.
— Oh, bueno, salí a fumar y él estaba allí afuera con Trey, comenzamos a hablar y nos quedamos parados en el pasillo. Luego Nick salió de la cocina con una toalla ensangrentada alrededor de su mano. Se veía muy enojado cuando vio a Corey, lo empujó con fuerza, lo llamó algo que probablemente no quieras escuchar y luego subió. Le ofrecí ayuda a Corey, pero él no quería que lo ayudara. Parecía un poco deprimido. Me siento mal por él.
Me mordí el labio, sintiendo lágrimas queriendo salir de mis ojos.
— Tal vez debería haber lastimado más a Nick — declaré y Drake soltó una carcajada.
— Aun así, él no habría sido amable con Corey.
Entramos en la sala principal y vi a Corey sentado en el suelo, mirando sombríamente el suelo.
— ¿Todavía no te has levantado? — preguntó Drake.
— No tenía ganas — respondió Corey, sin despegar los ojos del suelo.
Drake y yo intercambiamos una mirada.
— Oigan, ¿quién quiere helado? — consultó Drake, sonriendo abiertamente.
Sonreí levemente y Corey levantó la vista. Drake soltó mi mano y se la ofreció a Corey con una sonrisa alegre. Corey lo miró sin comprender por un momento antes de agarrar la mano de Drake y dejar que lo ayudara a levantarse. Drake envolvió un brazo alrededor de su hombro.
— Muy bien helados, ¡aquí vamos! Saben, también tienen sangre allí, así que bien por ustedes dos.