Mi madre solo había dicho una cosa en respuesta a lo que le dijo Corey: "Estoy en camino". Ella, junto con mi papá, probablemente estaban enloqueciendo ahora mismo.
Sam se había ido poco después de la una de la mañana, iba a pasar la noche, pero tenía que estar en casa temprano en la mañana, así que decidió regresar.
Pasé un mal rato tratando de dormir esa noche, estaba completamente despierta y no podía tranquilizarme para poder descansar un poco. Miré el reloj en mi mesita de noche y al ver que eran más de las tres y media de la mañana, suspiré. Cada vez que intentaba cerrar los ojos, los abría unos segundos más tarde.
Me senté en mi cuarto oscuro, pasándome una mano por el pelo. No solo no estaba cansada, sino que también creo que otra razón por la que no podía dormir era la maldita sed insaciable y, por supuesto, el dolor constante.
Esto era un infierno. Puse mi cara en mis manos. Tal vez esto no sería tan malo si ya hubiera sabido que iba ocurrir. Si hubiera sabido que iba a convertirme en vampira, podría haberme preparado desde antes. Pero en cambio, ahora estaba lidiando con algo de lo que casi no sabía nada y, a decir verdad, estaba muy asustada.
Tenía miedo de convertirme en vampira, nunca he tenido nada contra los vampiros, pero tampoco he tenido el deseo de ser uno de ellos. Odiaba la idea de que estaba cambiando y que no podía controlarlo.
No quiero ser vampira, especialmente no ahora. Al menos podría haber sucedido en un momento en que mi vida fuera un poco menos complicada.
No sé cómo lidiar con esto, realmente desearía que Corey y yo siguiéramos juntos en este momento. Ahora podría hablar con él sobre esto y estoy segura de que él lo entendería más que nadie, pero no es lo mismo. Si estuviéramos juntos, probablemente no dudaría en hablar con él, pero ahora es diferente. Nuestra relación es diferente, no es estable, no es tan reconfortante como solía ser, ahora es incómoda y complicada.
Suspiré miserablemente. Desearía que él no hubiera terminado conmigo. Tenía ganas de llorar, me dolía el corazón tanto como el resto de mi cuerpo y no sabía cómo solucionarlo. Era algo que no podía controlar.
Si no tengo a Corey, entonces ¿qué tengo? ¿Qué más podría querer? Él es lo único que tengo en la vida que hace que todo... valga la pena. Antes de conocerlo, mi vida era un desastre, nada me importaba, no pensaba en mi futuro, solo hacía cualquier cosa que pareciera hacer que las cosas avanzaran, no tenía un propósito. Pero cuando lo conocí, cuando me enamoré de él, todo tenía sentido, mi vida tenía sentido.
Respiré hondo y me levanté de la cama, dirigiéndome hacia el vestidor. Me quité el camisón y lo tiré en el piso. Agarré la primera ropa que vi, me puse unos jeans ajustados azules y una camiseta gris con el logo de "The Raiders", el cual era uno de mis equipos de fútbol favoritos. No me molesté en ponerme calcetines y me calcé las botas de combate.
Luego, salí de mi armario y me detuve en medio de mi habitación. Me di cuenta de que podía ver perfectamente en la oscuridad, ¿otra cosa de vampiros?
Sacudí mi cabeza y continué, agarré mi i-pod y luego salí de mi habitación. Bajé las escaleras en silencio y salí por la puerta principal, agarrando mi chaqueta de cuero. Bajé los pocos escalones del porche, tropezando en el último. Caminé por la entrada de los autos, metiendo mis manos en los bolsillos de mi chaqueta mientras escuchaba "The Beatles" con mis audífonos.
Solo quería aclarar mi cabeza y tomar un poco de aire fresco, sentía que si me quedaba en esa casa terminaría teniendo un ataque de nervios o algo así. Solo tenía que salir de la casa, salir de mis pensamientos y deshacerme de mi ansiedad.
Caminé por el sendero oscuro y cuidadosamente pavimentado que me alejaba de mi casa, el cual estaba rodeado principalmente de bosque, sin pensar realmente en nada. Después de caminar por un tiempo, comencé a ver algunos edificios a lo lejos, ¿en serio ya había caminado tanto?
Mientras mis ojos estaban distraídos por las formas distantes de los edificios delante de mí, vi a alguien salir del bosque. Había algunas farolas encendidas que emitían una luz tenue y cuando salió la figura del bosque, supuse que era William por el cabello rubio y la larga chaqueta de cuero. Seguí caminando y una vez que estaba a menos de un metro de distancia, definitivamente podía decir que era él.
Metí los audífonos en mi bolsillo, mi música se había detenido desde hace un minuto. Me miró mientras estaba parado en medio de la carretera, con un cigarrillo entre sus labios. Su cabello estaba peinado hacia atrás, mostrando sus prominentes pómulos.
— Bueno, bueno, ¿qué tenemos aquí? — dijo con una pequeña sonrisa mientras sostenía el cigarrillo en su mano.
Su acento británico era más agradable de lo que recordaba, no pude evitar sonreír apartando mi vista de él por un momento.
— Si la Reina sale a dar un pequeño paseo a medianoche ¿Debería inclinarme? — comentó burlonamente y sacudí mi cabeza.
— ¿Qué haces aquí, William?
— Yo debería preguntarte eso. Yo soy un vampiro, tengo permiso de caminar afuera en medio de la noche. Esa es mi excusa.
Supongo que ahora yo también tengo esa excusa.
—Bueno, yo solo salí a caminar, sabes, para aclarar mi mente — respondí y él asintió.
— Entonces, ¿qué es lo que te preocupa?
— Um, nada realmente, solo...
— ¿Problemas de amor? — pregunto.
— Sí, se podría decir eso.
— ¿Quieres compartirlos conmigo? — inquirió y me mordí el labio, mirándolo con escepticismo — Oh vamos, amor. Podríamos ir a mi cripta y compartir algunas historias. Puedes contarme todos tus problemas.
Lo miré fijamente, sin saber si estaba de acuerdo en ir o no.
— No muerdo — declaró sonriendo y suspiré.
— Esta bien.
Su sonrisa se ensanchó y comenzó a caminar por el sendero. El cementerio estaba a solo unos metros de distancia, justo enfrente de una iglesia. William me condujo dentro de su cripta y cerró la pesada puerta después de que entré.
— ¿Dónde duermes? — cuestioné, mirando alrededor del lugar iluminado con velas.
— Allá — replicó, señalando un ataúd de hormigón — Es muy acogedor.
— Oh — dije, mirando hacia otro lado.
— No duermo dentro, amor. Duermo en la parte de arriba.
Puso una mano sobre la tapa dura y gris que tenía una manta rota sobre ella.
— Oh — comenté con más comprensión — Aun así, no parece muy cómodo. Llámame anticuada, pero yo prefiero las camas suaves con muchas almohadas.
Él sonrió — Bueno, sobrevivo con lo que tengo. En realidad, no está mal.
— ¿Por qué no, oh, no sé te quedas en una casa?
— Tengo que mantener mi perfil bajo. No puedo dar a conocer mi presencia a todos en la ciudad — se sentó en el ataúd — Además, me gustan las criptas.
— Ah — asentí.
Palmeó el lugar a su lado, dudé por un momento, pero después me acerqué y me senté a su lado. Terminamos hablando durante más de una hora sobre mi relación con Corey, desde que nos conocimos hasta el presente.
— Sabes, tuve una situación similar hace unos cien años — mencionó William.
— ¿Cien años? Dios, eres viejo — bromeé y él sonrió.
— Solo mi alma lo es.
Los dos estábamos acostados sobre la tapa del ataúd, él estaba acostado de lado, con la cabeza recargada en la palma de su mano y el codo apoyado en la tapa; y yo estaba acostada sobre mi espalda con las manos detrás de mi cabeza.
— Puedes continuar con lo que estabas diciendo — afirmé.
— Conocí a una vampira llamada Darla, yo había sido un asesino de vampiros durante poco más de un año y en realidad estaba planeando matarla, pero ella me sedujo. Terminé enamorándome de ella poco después y nos quedamos juntos, viajando a través del mundo durante años. Olvidé por completo mi ocupación como asesino y en realidad terminé siendo más como los vampiros que había matado. No me juzgues, pero en realidad maté a muchas personas en ese momento.
— ¿De verdad? — pregunté.
— Sí, bueno, estaba cegado por el amor como dirían algunos. Ella era el equivalente de lo que todos piensan que son los vampiros; asesinos oscuros, misteriosos y seductores. Y estaba bajo su hechizo, estaba completamente enamorado de ella, ella era mi vida, mi razón de vivir. Eso hasta que un día tuvimos una discusión, ella quería masacrar a un pueblo entero y yo lo dudaba. Terminó diciendo que no me amaba, que solo me estaba usando y que, en realidad, ella estaba en una relación con un demonio durante todo el tiempo que estuvimos juntos.
— Wow — comenté y él asintió.
— Y entonces ella me dejó, yo estaba devastado como puedes imaginar. Fui un desastre total. Todo lo que hice fue beber para olvidar mi miseria. Me tomó años recuperarme, pero eventualmente lo hice, aunque no del todo, y comencé a matar vampiros de nuevo.
— Entonces, ¿todavía la extrañas? — inquirí.
— Sí, algunas veces y otras no tanto.
— Mmm, me siento mal por ti.
— Bueno, estás manejando tus problemas de amor mejor que yo.
— No creo que sean tan malos como los tuyos. Quiero decir, todo lo que él hizo fue romper conmigo.
— De todas formas, es doloroso, ¿no es así?
— Bueno, sí — estuve de acuerdo.
— Bueno, aun así, lo estás manejando mejor que yo.
— Intento no dejarme extrañarlo y cuando lo hago, como ahora, me pongo ansiosa. Simplemente no quiero... sentirme así.
Me mordí el labio inferior y él asintió.
— Entiendo, pero a veces es mejor aceptar que estás herido. Nunca sanarás si no lo enfrentas.
— Bueno, esa es la cuestión, no creo que pueda hacerlo. Quiero decir, él lo es todo para mí, todavía. Entonces, no creo que eso suceda. Simplemente no voy a poder superarlo, yo ni siquiera creo que quiera hacerlo.
— No lo sabrás a menos que lo intentes. Pero por ahora solo lidia con toda la miserable etapa de depresión. Es lo único que puedes hacer — declaró y me mordí el labio.
— ¿Sabes qué hora es?
— Casi las cinco y media — respondió.
— Debería irme — comenté.
— Bueno, al menos déjame acompañarte a casa — mencionó y lo pensé por un momento.
— Um... Sí, claro.
Después del corto viaje de regreso, William me acompañó hasta el porche. El cielo aún estaba oscuro con una luna brillante.
— Entonces, um, supongo que nos veremos por aquí — le dije y él asintió.
— Sí.
— Sorprendentemente, la pasé muy bien. Fue relajante hablar de esas cosas.
— Cuando quieras. Siempre estoy cerca y no tengo mucho que hacer — comentó y solté una carcajada — Pero estoy seguro de que tú estás ocupada, siendo la Reina y todo eso.
— En realidad, ha sido un poco lento, no hay mucho que hacer. Pero probablemente solo es por ahora — declaré y él sonrió.
— Bueno, cuando estés libre puedes pasar a visitarme en cualquier momento. Ya sabes dónde vivo.
— O simplemente puedo dar otro paseo a medianoche.
— Sí, o eso — dijo y sonreí.
Para mi sorpresa, se inclinó y me besó. No estaba segura de qué hacer, pero terminé empujándolo ligeramente.
— Todavía no me siento cómoda haciendo eso — murmuré y él asintió con una leve sonrisa.
— Cierto, aún soy ese tipo misterioso en el que no confías.
— Eso lo resume perfectamente.
Los dos nos reímos suavemente.
— Debería entrar antes de que alguien se dé cuenta de que me fui — declaré.
— Nos vemos, amor.
Salió del porche y se dirigió a la oscuridad. Abrí la puerta principal, entré y la cerré suavemente detrás de mí. Me quité la chaqueta y corrí escaleras arriba, tratando de ser lo más silenciosa posible. Me detuve cuando terminé de subir las escaleras y vi a Corey apoyado contra la puerta de mi habitación. Me mordí el labio y caminé lentamente hacia él.
— Hola — saludé.
— ¿Cuál es exactamente tu fascinación por salir en medio de la noche sin decirle a nadie? — cuestionó Corey casualmente.
Al escuchar su voz nuevamente, me quedé sin aliento, era como un refugio seguro en una tormenta caótica.
— La última vez no fue mi culpa — reclamé.
— Eh, lo fue un poco — dijo burlonamente.
— Fui a dar un paseo.
— Al menos podrías haberme dicho ¿Tienes alguna idea de lo preocupante que es que desaparezcas de la nada en medio de la noche? ¿Estás tratando de matarme? — inquirió y sonreí ante sus palabras.
— No puedes morir, especialmente no por eso.
— Bueno, parece que sí puedo — insistió y puse los ojos en blanco.
— ¿Cómo supiste que me había ido?
— Te escuché. La próxima vez deberías ser un poco más silenciosa.
— Fui muy silenciosa — protesté.
— Bueno, te olvidas de que tengo una audición mejor que la promedio.
— ¿Por qué no estabas dormido?
— En realidad, ya no duermo — afirmó.
— Oh, ¿por qué?
Me miró como si yo ya supiera el por qué.
— ¿Entonces? — pregunté y él sacudió la cabeza.
— Olvídalo ¿Tú qué estabas haciendo despierta tan tarde?
— No podía dormir.
— Mmm, ya lo esperaba.
— ¿Por qué?
— Sabes, los vampiros tienden naturalmente a estar despiertos en la noche.
— Cierto — comenté y asentí.
— Entonces, ¿por qué saliste a caminar? — cuestionó.
— Um, solo quería aclarar mi cabeza — repliqué.
— ¿Algo te molesta?
— No.
— ¿No quieres decirme?
Me quedé en silencio porque él tenía razón. Pero, ¿cómo podría hacerlo? La mayor parte lo involucraba.
— Eso debe ser un sí — afirmó — ¿Por qué no quieres decirme?
Me encogí de hombros.
— Tampoco quieres decirme la razón por la que no quieres. Tú sabes que siempre te digo que quiero que tengamos una relación con confianza y que siempre nos contemos todo.
— Si, lo sé — dije y sonreí levemente.
— Bueno, me estoy preparando para decir eso otra vez — declaró y solté una carcajada.
— Yo solo... no quiero compartirlo contigo.
— ¿Por qué? ¿Porque terminamos?
— Si.
— Eso es estúpido.
— No puedes decir eso porque no sabes de qué se trata — afirmé.
— Déjame adivinar, ¿se trata de que terminamos?
— No.
— ¿Me involucra de cualquier manera? — preguntó.
— Algo así— respondí y él suspiró.
— Ahora, he terminado con esta conversación — comenté, entrando en mi habitación.
— Bueno, yo no — mencionó y me siguió al interior.
Suspiré para mí misma. Me senté en la cama, me quité las botas y las lancé por la habitación.
— En serio, ya terminé con esta conversación — afirmé.
— Solo porque rompimos no significa que ya no podamos ser cercanos — declaró.
Me senté en la cama, mientras, él estaba a algunos metros de distancia.
— Tú fuiste el que dijo que querías ser mi esclavo. Hasta donde yo sé, los esclavos generalmente no tienen relaciones cercanas con las personas que los poseen.
— Lo sé, eso es cierto, pero quiero serlo. Nuestra relación nunca será normal sin importar lo que sea. Así que puedo ser tu esclavo, pero aún podemos ser cercanos. Puede que no sea la relación promedio entre los esclavos y sus dueños, pero realmente, ¿cuándo tendremos una relación promedio? — respondió.
— Eso es cierto ¿Puedo irme a la cama ahora?
— Sí, nos vemos mañana.
— Con luz y temprano — comenté.
— Lo dudo. Ya es temprano.
— Tienes razón.
Me recosté en la cama y él salió de la habitación.