Forzada a Comprar un Esclavo...

By EriAna_SG

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Arabelle es forzada a comprar un esclavo vampiro, incluso cuando ella detesta tener esclavos. Esto es lo qué... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo Final
Extra 1
Extra 2
Aviso Secuela

Capítulo 48

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By EriAna_SG

Una botella medio vacía de pastillas para el dolor yacía sobre las sábanas de la cama, algunas pastillas se derramaban sobre el edredón negro. Estaba medio acostada, tenía los ojos cerrados y mi respiración era lenta. Me sentía horrible, el dolor no solo estaba en mi cabeza sino en todo mi cuerpo y, además, estaba extremadamente sensible a la luz y al sonido, por esta razón tuve que poner el televisor en silencio ya que este me molestaba mucho. Una razón que pensaba que podía causar el dolor, era la migraña, pero esta no explicaría por qué me dolía el resto del cuerpo y no solo mi cabeza. También podría ser que me estaba enfermando de gripe o algo así, pero no me sentía mal, gracias a Dios, solo tenía dolor. Escuché un suave golpe en mi puerta, pensé en ignorarlo, pero al final decidí no hacerlo.

— Adelante — comenté.

Me senté, la puerta se abrió y para mi sorpresa era Reaver, inmediatamente me vino a la mente el sueño que había tenido y tragué saliva, lo miré mientras entraba en la habitación. Cerró la puerta detrás de él y me saludó con una sonrisa.

— Hola — dije, pasándome una mano por el pelo.

— ¿Cómo estás? — preguntó.

¿Debería mentir o decir la verdad?, decidí decir verdad.

— Um, no estoy tan bien.

— ¿En serio? ¿Qué pasa?

Mostró una preocupación genuina que me consoló un poco y se sentó en la cama a mi lado.

— Simplemente no me siento bien — repliqué y sus ojos escanearon la botella de píldoras.

—¿Tienes un dolor muy fuerte o simplemente buscas una sobredosis de medicamentos para el dolor?

— El primero — respondí, me puso una mano en la frente y me quedé sin aliento.

— Parece que no tienes fiebre, de ​​hecho, parece que estas muy bien — declaró, alejando su mano.

No sabía qué pensar del hecho de que yo quería que me tocara de nuevo.

— Así que supongo que hoy no vas a hacer mucho — mencionó.

— No, si puedo hacer cosas ¿Qué quieres que haga? — respondí.

— Bueno, no hay mucho que hacer... la principal preocupación que tengo es el hecho de que harás ilegal la esclavitud — comentó — No me malinterpreten, no estoy en contra de que hagas eso, de hecho, creo que es una gran idea, los vampiros deberían tener los mismos derechos que los humanos considerando que ellos también viven aquí.

— ¿De verdad? — pregunté sorprendida y él asintió.

— Simplemente no creo que la mayoría de la población este de acuerdo porque, hasta donde yo sé, todos apoyan la esclavitud.

— Si, lo sé.

— Así que no buscas ser muy popular con tu gente, ¿eh?

— Bueno, yo creo que es lo correcto — contesté y me encogí de hombros.

— Pero, es solo que todos los demás no piensan que es así.

— Ya lo sé — declaré y él sonrió levemente.

— Bueno y una vez que los vampiros sean liberados de su esclavitud actual, ¿planeas hacer que sean como civiles normales? — cuestionó y asentí — ¿Qué pasa si...? No digo que esto sucederá, pero ¿qué pasa si al hacerlo el estado del país empeora? ¿Estás preparada para el resultado?

— ¿Qué quieres decir? — pregunté.

— Bueno, los vampiros son esclavos por razones, ¿quién puede decir que no matarán a las personas? Se alimentan de sangre y mataron personas antes de ser esclavizados.

— Pero eso fue porque no los estábamos tratando bien.

— Nadie los va a tratar bien solo porque ya no sean esclavos.

— Está bien, entiendo lo que estás diciendo ahora — dije y me recosté en la cama, suspirando — Solo quiero paz, ¿es tanto pedir?

Cuando Reaver no dijo nada después de unos minutos, lo miré, él me estaba mirando, no podía decir exactamente qué estaba mirando, pero no era mi cara.

— ¿Reaver? — inquirí y sus ojos se encontraron con los míos.

— ¿Sí?

— Te quedaste quieto por mucho tiempo.

— Oh, sí, estaba pensando.

— ¿Sobre qué?

— Nada importante — respondió y se puso de pie — Supongo que debería dejar que descanses.

— Puedes quedarte si quieres, no es que me estés molestando — declaré y él sonrió.

— No, está bien, deberías descansar. Espero que te sientas mejor.

— Gracias, yo también.

Salió de la habitación y una vez que cerró la puerta, tomé otra píldora, ¿cuántas son demasiadas? La tragué con un poco de agua que tenía aquí desde hace algunas noches. No veo por qué este maldito medicamento no está funcionando, al menos debería aliviar el dolor un poco, es todo lo que pido. Me levanté de la cama, me puse un par de pantalones de chándal grises y caminé hacia la puerta. La abrí y me detuve, Corey estaba sentado en el suelo, apoyado contra la pared junto a la puerta, me miró y rápidamente se puso de pie.

— ¿Qué estás haciendo? — pregunté.

— Estaba limpiando — respondió — ... el piso.

— ¿Sentado?

— Estaba tomando un descanso — replicó y asentí, sin creerle.

— Bueno — comenté.

— Entonces, ¿qué estás haciendo?

— Estaba a la cocina, para buscar otro tipo de medicamento — le expliqué, pasando junto a él.

Se paró frente a mí, bloqueándome el paso.

— ¿Por qué? ¿Pasa algo malo?

— No, solo quiero medicamento.

— Debes tener una razón para eso, ¿todavía tienes ese dolor de cabeza?

— Sí, solo que ahora se esparció al resto de mi cuerpo.

Pasé junto a él, caminando hacia las escaleras, pero se puso en mi camino una vez más, bloqueando las escaleras.

— Creo que deberías ir al médico.

— No.

— ¿Por qué no? ¿Odias a los médicos? Sabes que son un activo valioso para la sociedad.

— Nunca dije que no lo eran, Corey.

Una mirada pasó por su rostro que no entendí del todo, tomé su distracción momentánea para pasar junto a él, sin embargo, me siguió, no es que no esperara que lo hiciera.

— En una escala del 1 al 10, ¿cómo calificas tu dolor? — me preguntó mientras entraba a la cocina.

— Ocho, no, siete — respondí.

— ¿Cuál de los dos?

— No, seis.

Revisé el gabinete sacando una botella de Aleve.

— Entonces, ¿qué hace falta para que pueda llevarte al médico?

Me di la vuelta, abrí la botella y lo miré.

— No lo sé.

— Sabes, pueden darte medicamentos para el dolor, medicamentos buenos.

Dudé un poco, eso sonó bien. Sacudí mi cabeza y la pastilla en mi mano.

— ¿Cuántas te has tomado? — preguntó Corey.

— Esta es la primera.

— ¿De cualquier tipo?

— Bueno — me detuve — No.

— Eso es lo que pensé. Si las demás no funcionaron, tampoco estas lo harán.

Me encogí de hombros, me puse la píldora en la boca y la tragué sin agua.

— Si no vas al médico de buena gana, te llevaré allí de alguna manera — declaró y sacudí mi cabeza en desacuerdo — Entonces, ¿puedo hacerte algo de comer?

Sacudí mi cabeza otra vez, apoyándome en la barra.

— ¿Cuándo fue la última vez que comiste? ¿No han pasado ya casi 24 horas? — inquirió y me encogí de hombros — Bueno, entonces necesitas comer.

— No tengo hambre — afirmé.

— Al menos trata de comer algo — comentó y pensé por un momento.

— Bien — dije y él sonrió.

¿Por qué sus sonrisas son tan increíbles?, es irritante.

— Entonces, ¿qué quieres? — preguntó, colocando sus manos a ambos lados de mí e inclinándose cerca, sus palmas descansaban contra el borde del mostrador.

Dios, cómo amaba estar cerca de él, me enviaba una pequeña emoción eléctrica.

— A ti — dije.

Soltó una carcajada y bajó la cabeza, mirando al suelo. Me mordí el labio, tratando de ocultar mi sonrisa, apuesto que se estaba sonrojando. Ese era uno de los beneficios de beber sangre con tanta frecuencia, él podría sonrojarse. Volteó a mirarme, sus pálidas mejillas tenían un ligero tinte rosado.

— No creo que eso esté en el menú, tendrás que elegir otra cosa.

— Bueno, entonces puedes hacer lo que quieras, no me importa — mencioné y él soltó una carcajada.

— Bueno — se apartó del mostrador y se enderezó, luego se puso una mano en el cuello — ¿Sabes en qué estaba pensando?

— No, ¿en qué estabas pensando?

— Estaba pensando sobre antes de que estuviéramos juntos y sobre lo extraño que era en ese momento tan solo pensar que lo llegaríamos a estar, antes ni siquiera hubiera imaginado que pudiéramos estar juntos.

— Entonces, ¿estás diciendo que es raro que hayamos estado juntos?

— Bueno, más o menos. Solo digo que, mirando hacia atrás, nunca hubiera pensado que terminaríamos juntos, incluso como amigos.

— Pero no estamos juntos...

— Pero lo estuvimos por poco tiempo.

— Bien, entonces, ya que estamos hablando del tema y que parece que estás de buen humor para hablar de estas cosas... — hablé, pero intervino Corey.

— ¿A dónde vas con esto?

— ¿Quieres decirme por qué rompiste conmigo?

— No lo sé... realmente no tiene sentido cuando lo digo en voz alta — dijo vacilante.

— Solo inténtalo — insistí y él suspiró.

— Esta bien, bueno, ¿sabes?, cómo estaba diciendo, antes de que estuviéramos juntos, nunca hubiera pensado que llegaríamos a estarlo — replicó y asentí.

— Lo acabas de decir.

— Bueno, yo solo... no digas ningún comentario.

— Bien, solo continúa — dije.

— Lo estoy haciendo. Bueno, no creo que debamos terminar juntos.

— Continúa...

— Eso es todo. Bueno, quiero decir, creo que algo podría pasar. No quería casarme contigo porque no quiero que terminemos... odiándonos el uno al otro.

— Bueno, demasiado tarde para eso... — declaré, pero él ignoró mi comentario.

— Soy estúpido y arruino las cosas, tú has sido testigo de eso. Es como si quisiera arruinar cualquier cosa que me haga feliz porque no creo que yo pueda ser feliz. Uf, esto no tiene sentido, voy a empezar a cocinar ahora — mencionó y se giró hacia la nevera.

— Entonces, ¿por qué me dijiste que me amabas en primer lugar? Podrías haber sabido que algo saldría de eso.

— No, yo no pensé que me amaras — declaró, rompiendo los huevos en un tazón.

— Entonces, ¿por qué lo dijiste?

— Porque sentí que tenía que hacerlo.

Me acerqué a él y me senté sobre el mostrador junto a la estufa.

— Me sorprende que lo hayas dicho si pensaste que yo no te amaba también, ¿cuál era el punto?

— Pensé que deberías saber cómo me sentía.

Se estiró a mi lado y abrió el armario de otro lado. Mis ojos lo recorrieron por un momento y luego lo miré a los ojos, me sonrió y miré hacia otro lado, tratando de no sonreír. Consiguió lo que estaba buscando en el armario y continuó preparando mi desayuno.

— ¿Sabes?, tienes razón — comentó.

— La tengo — dije y asentí — ¿Sobre qué?

Él sonrió — Sobre mí siendo paranoico.

— Te lo dije. Entonces, ¿cómo te diste cuenta?

— Siempre me he preguntado si nunca te gusté y si solo me estabas usando para controlar a todos vampiros, para ganar su confianza y luego destruirlos a todos — declaró, sonreí y él puso una mano sobre mi boca — No te rías, sé que es estúpido.

Contuve el impulso de reír y asentí, él quitó su mano.

— Entonces, ¿me extrañaste anoche? Esa fue nuestra primera noche separados desde que llegué aquí — inquirió.

— No, dormí todo el tiempo — dije simplemente.

— Oh, ¿al menos me extrañaste cuando te despertaste?

— Um, en realidad no, estaba un poco distraída, así que debe haber sido por eso.

— ¿Qué te distrajo?

— Eh... nada — repliqué y él me miró.

— Obviamente es algo que no quieres decirme.

— Maldición, tienes razón.

— Entonces, ¿por qué no quieres decirme? ¿Es algo malo?

— Um, bueno, no necesariamente pienso que sea malo — declaré y me encogí de hombros ligeramente.

— Eso no significa que no fue así. Dime.

— No, de todos modos, no es importante, solo es un sueño que tuve.

— ¿Otra pesadilla? — cuestionó.

— No.

— Entonces, ¿qué fue? ¿Un sueño sexual? — preguntó en broma y me mordí el labio inferior — Oh, Dios mío, lo fue ¿De verdad tienes sueños así? Estaba comenzando a pensar que eras una santa. Así que, cuéntame sobre eso.

— No — dije, sacudiendo mi cabeza.

— Pero, puedes decirme cualquier cosa. De hecho, quiero que me digas todo y cualquier cosa.

— No quiero. Si el sueño te hubiera involucrado, entonces... — me detuve, pensando que ya había dicho demasiado.

— Tú... ¿Tuviste un sueño sexual que no me involucraba?

— Eh... sí — le respondí con cautela.

— Entonces, ¿quién era? — cuestionó, pero me quedé callada.

A él ya no le agradaba Reaver y podría terminar enojándose.

— Dime, no es que me vaya a enojar — declaró con su atención en lo que estaba haciendo.

— Bien, era Reaver.

— ¿Tuviste un sueño teniendo sexo con él? — inquirió, poniendo bastante énfasis en "él".

— Si — respondí y vi su mano apretarse en un puño, sabía que se iba a enojar.

— ¿Te gusta? — preguntó como si ya supiera la respuesta.

— No — contesté rápidamente.

— ¿Por qué estás mintiendo?

— Yo... — respiré hondo — No lo sé.

— ¿Por qué te gusta? ¿Por qué te gusta alguien que no sea yo?

— Ni siquiera sé por qué me gusta y no estoy segura de cómo responder a la última pregunta — repliqué y él dio un paso atrás, con los ojos fijos en el suelo.

— ¿Puedo matarlo?

— No — respondí — Sabía que ibas a enojarte, por eso no quería decírtelo.

— Bueno, ¿cómo te sentirías si me gustara otra persona?

— Estaría... molesta. Pero, tu rompiste conmigo.

Sus ojos brillaron hacia mí, se estaba preparando para decir algo, pero Reaver entró en la habitación. Corey lo miró, su expresión revelaba cuánto no le agradaba. Reaver sonrió cortésmente a pesar de que la expresión de Corey era cualquier cosa menos agradable. Reaver me entregó una botella naranja de pastillas.

— Esto debería ayudar con el dolor — mencionó y lo tomé.

— Oh gracias — repliqué y sonreí suavemente.

Él sonrió — De nada.

Salió de la habitación y Corey y yo nos miramos.

— Realmente no me agrada — declaró Corey — Pero aparentemente a ti sí.

Su voz estaba llena de amargo sarcasmo. Sentí una punzada de culpa, ¿cómo podría gustarme alguien que no fuera él? Cuando lo pensaba, en realidad no tenía sentido, nunca me gustaría alguien que no fuera Corey, porque simplemente no era Corey, no he pensado en nadie más de esa manera desde el primer día que lo conocí.

— En realidad no vas a tomar esas pastillas, ¿verdad? — cuestionó.

— Oh no, si lo haré — respondí, mirando la botella.

Tomó la botella de mi mano y la examinó.

— ¿Cómo consiguió la morfina?, esto es fuerte. No lo tomarás.

— ¿Cómo sabes eso? — le pregunté con escepticismo.

— Estás hablando con un exdrogadicto, sé bastante sobre analgésicos.

— No me sorprende. Pero ¿por qué no puedo tomarla?

— Debido a que es muy fuerte, podrías sufrir efectos secundarios, especialmente porque no estás acostumbrada a tomarlo ni nada por el estilo. Además... podría haberle puesto algo.

— Paranoico — declaré.

— Y lo admito, pero por favor, entretente con mi paranoia y no la tomes.

— Bien, pero ¿qué hago con el dolor? Es muy irritante.

— Te llevaré al médico — dijo y suspiré.

— Bueno.

Me tomó de la mano y me ayudó a bajar del mostrador.

— Yo voy a conducir, ¿verdad? — preguntó, poniendo la botella de píldoras en su bolsillo.

Entré al auto y me abracé las rodillas, recargando mi barbilla sobre ellas. El sol me había lastimado mucho los ojos cuando salí para entrar al auto, me hizo sentir incómoda por decir lo menos, pero no dije nada al respecto. Corey conducía con una mano en el volante, su codo descansaba en el alféizar de la ventana mientras usaba su mano para descansar la cabeza. El cinturón de seguridad hacía que mi posición se sintiera incómoda, pero no importa, me gustaba sentarme así.

La culpa me carcomía a medida que pasaba el tiempo, ¿por qué me sentía tan mal porque me gustaba Reaver? Simplemente no podía sacarlo de mi mente. Seguí pensando, ¿por qué me gusta? Yo no quería que me gustara, solo quería que Corey me gustara porque él era, ya sea que estuviéramos juntos o no, el amor de mi vida o mi alma gemela si crees en ese tipo de cosas, yo no estaba segura de sí lo hacía o no. Tal vez no me gustaba Reaver y yo creía que sí, esa era mi mejor excusa. De cualquier manera, no haría nada al respecto, yo no quiero estar con Reaver, quiero estar con Corey.

— Oye Corey — hablé, rompiendo el silencio, él me miró por un segundo.

— ¿Si?

— Me preguntaba, si hubiéramos estado juntos cuando te enteraste de que me gustaba Reaver, ¿hubieras reaccionado de la misma manera? — inquirí, se enderezó y dejó de recargar su cabeza en su mano.

— Me hubiera alterado más, creo que soy melodramático.

— ¿Entonces no estás tan molesto como lo hubieras estado?

— No, solo no lo estoy mostrando porque... bueno, no estamos juntos, así que realmente no tengo derecho a estar tan molesto.

— Entonces, ¿estás enojado conmigo o solo enojado en general?

— Ambos y no solo estoy enojado, estoy... no importa.

— No, termina lo que ibas a decir — comenté.

— Iba a decir triste, supongo. Nunca esperé que te gustara otra persona y ahora que te gusta, me pone triste, me duele.

Volvió a descansar la cabeza sobre su mano, luciendo deprimido.

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