Sam #PGP2021

Bởi Mialroga_

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Un viaje a mi vida y a los amores en ella. Los llevaré a un pequeño recorrido en mi vida, a mi pasado, más co... Xem Thêm

Antes de...
Dedicatoria
Sinopsis
Introducción
Capítulo 1 - Un final inesperado
Capítulo 2 - Adiós a la Abadía
Capítulo 3 - Un inicio accidentado
Capítulo 4 - La familia siempre unida
Capítulo 5 - Nuestro cinco y seis
Capítulo 6 - Amigas inseparables
Capítulo 7 - Bahías de Huatulco
Capítulo 8 - De amores y bahías
Capítulo 9 - Siempre a tu lado
Capítulo 10 - Monte Albán
Capítulo 11 - Agua de horchata
Capítulo 12 - Mole
Capítulo 14 - Sabor a mí
Capítulo 15 - Hierve el agua, Oaxaca
Capítulo 16 - Hogar, dulce hogar
Capítulo 17 - Gritos, regaños y desacuerdos
Capítulo 18 - Propuesta
Capítulo 19 - Ocho en punto
Capítulo 20 - Viaje Estelar
Capítulo 21 - Películas y hormonas
Capítulo 22 - Noche buena y lejía mental
Capítulo 23 - Muérdago
Capítulo 24 - La magia de las palabras
Capítulo 25 - Ángel
Capítulo 26 - Muñeco de nieve
Capítulo 27 - Casi de año nuevo
Capítulo 28 - Gracias
Capítulo 29 - Anticipación
Capítulo 30 - Querer y merecer
Capítulo 31 - Sin respiración
Capítulo 32 - Segundas intenciones
Capítulo 33 - Reacciones a nuestras acciones
Capítulo 34 - Dejarlo partir
Capítulo 35 - Celos cavernícolas
Capítulo 36 - Quédate
Capítulo 37 - Perfectamente imperfecto
Capítulo 38 - Detén el tiempo
Capítulo 39 - Casi una tormenta
Capítulo 40 - Primera plana
Capítulo 41 - Enfermero particular
Capítulo 42 - Sí
Capítulo 43 - Preparativos
Capítulo 44 - Nuestro
Capítulo 45 - Frío
Capítulo 46 - Golpes
Capítulo 47 - Tiempo
Capítulo 48 - Realidad
Capítulo 49 - Ellos
Capítulo 50 - Agosto en Londres
Capítulo 51 - Lágrimas
Capítulo 52 - Sin miedo a vivir
Para ustedes
Pequeño espacio

Capítulo 13 - Desafinados

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Bởi Mialroga_

Durante la siguiente semana no supimos más de ellos, pero Terin y yo visitamos el museo de arte contemporáneo MACO, el mercado 20 de noviembre en donde compramos más recuerditos para nuestras familias.

— ¿Crees que esta tasa le guste a mi padre?

La tasa en cuestión tenía un muñeco vestido de blanco, con sombrero de paja y enseñando el trasero. Me reí de su ocurrencia, pero su tasa no era menos graciosa que el vasito tequilero que yo tenía en la mano, cuya forma era la de un borracho con la cabeza echada hacía atrás y bebiendo hasta quedar inconsciente.

— Estoy segura de que le encantará a sus empleados.

Imaginar al super empresario, todo serio y conservador, utilizando esa tasa para beber su café o té todas las mañanas, frente a sus trabajadores no solamente sería gracioso, también sería algo legendario.

— La llevaré entonces —negué dejando el vasito en su sitio, pero al final decidí que llevarlo como regalo para papá, y otro para Anton sería genial.

— Van a amarlos.

Visitamos el mercado orgánico El Pochote y probamos enfrijoladas, tacos de chile relleno, y deliciosas aguas frescas de sabores exóticos, también paseamos por la Calle Macedonio Alcalá y vimos varias tiendas, cafés, restaurantes, museos y galerías de arte; entramos a Los Baúles de Juana Cata, encontramos desde huipiles, camisas, blusas, faldas y sombreros tejidos, todo era muy colorido, viajamos a la Zona Arqueológica de Mitla, el Ex Convento de San Pedro y San Pablo Teposcolula y el Ex Convento de Cuilapam de Guerrero, cada lugar era único, al finalizar la semana sabíamos que nuestro viaje se acortaba rápidamente, y eso nos ponía muy tristes.

Conocimos a varios lugareños, paseamos en un bus turístico, probamos todo tipo de moles y mezcales, llegamos a un pequeño bar karaoke y nos quedamos tomando más mezcal.

— Vaya, vaya, pero si son las señoritas Geographic/Imperio de la moda —la voz de Nathan nos hizo sonreír cuando los vimos acercarse.

— ¡Hola! – dijimos al unísono.

— ¿Podemos sentarnos con ustedes? —interrogó Gabriel señalando nuestra pequeña mesa, ambas asentimos.

— ¿Qué están tomando? —preguntó Nathan

— Mezcal. ¿Gustan? —Nathan asintió, Terin sirvió cuatro pequeños vasos, les pasó uno a cada uno, Travis lo rechazó amablemente.

— Trabajando, pero muchas gracias.

— Lo tomaré por ti entonces —tomé el vasito de Travis y di un trago, luego puse sal en mi mano y la comí, un poco de limón y listo.

— ¡Wow! Así se toma, ¿eh? —Gabriel sonó animado.

— Así es, venga, prueba —él hizo exactamente lo mismo que yo había hecho, pero con un muy poco elegante atragantamiento.

— ¡Dios! —tosió poniéndose rojo —. Quema, y mucho.

Me aguanté la risa y le ayudé brindándole un poco de agua. Luego de su momento con el mezcal continuamos charlando y riendo. Era agradable estar con ellos. A leguas se veía que en realidad eran tres hombres bastante amables, y muy unidos; se hacían bromas ligeras, hasta Travis dejó de lado su seriedad por unos minutos.

Aunque la manera en la que Gabriel y yo nos conocimos no fue la mejor, honestamente ambos tomamos la decisión de dejar eso de lado, y realmente nos llevábamos bastante bien.

— Así que, Gabriel —Terin hipo —, ¿qué haces para vivir? —sonreí porque noté lo ebria que Terin estaba poniéndose, así que le quité el mezcal que se dirigía a su boca, ella no parecía muy feliz por mi osadía.

— Me dedico a la hostelería.

— ¿Tienes un hotel? —la pregunta de Terin hizo que Travis y Nathan rieran en voz baja.

— Dijo hosteleria, no hoteleria —ella asintió cuando la corregí.

— Así que tienes un hostal —Gabriel sonrió.

— Yo no diría que Gabo tiene uno, más bien algunos cientos —Terin asintió de nuevo, pero sabía que ella no entendía mucho de eso en este momento.

— ¿Cientos? Eso debe de ser mucho trabajo, tan solo tender cien camas debe ser un trabajo muy cansado—los tres hombres se rieron de su comentario.

— ¿Alguna vez has oído hablar Pissaro & Kendrick?

Mi cerebro se iluminó de inmediato, por supuesto que había odio hablar sobre esa corporación; ricos y famosos se alojaban en sus hoteles, comían en sus restaurantes, bebían en sus bares. Eran lugares demasiado exclusivos para las personas que no ganaban millones.

Los ojos de Terin se abrieron sorprendidos al darse cuenta de que el billonario Gabriel Kendrick estaba sentado a nuestro lado. Las noticias de negocios siempre hablaban de él, y de lo joven y rico que era, a pesar de su corta edad.

— Te das cuenta de que si lo hubieras demandado jamás habrías tenido que trabajar en tu vida —gritó cerca de mi oído, aunque estaba segura de que ella quiso murmurar sus pensamientos.

— Amo mi trabajo —le recordé, ella arrugó la nariz.

— Yo también amo el mío, pero pudimos viajar por todo un año —desestimó sus propias palabras con un movimiento de mano —. Así que, Gabriel, entonces eres algo así como el señor y amo del universo —él se notó un poco incómodo, algo que Terin no podía notar ya que se encontraba prácticamente bizqueando.

— En realidad soy una persona común y corriente, el meritó no es mío solamente, mi familia comenzó con pequeños hoteles y restaurantes, yo elevé un poco los números, nada extraordinario. Nathan es quien ha tenido que vérselas más difíciles, ser el abogado principal de la corporación lo vuelve loco, y también ha tenido que trabajar para hacer crecer la corporación —Nathan le dedicó una sonrisa tierna a su hermano.

Me recuerdan tanto a Anton y a mí.

— Lo dice el hombre que no deja el trabajo ni cuándo se va a la cama —lo regañó Nathan.

— Oh, cierra la boca —aunque Gabriel se quejó, vi claramente como se sonrojaba —. Y tú, Samanta, ¿te codeas con modelos todo el día?

— Lo hago, todo el tiempo —gracias al cielo Terin ya estaba devorando sus quesadillas, así se le bajaría un poco el alcohol de las venas.

— ¿Hombres y mujeres por igual?

— Hombres y mujeres por igual. Algunos son realmente agradables, muchos son buenos amigos nuestros.

— Me he topado con algunos que no son tan agradables —puntualizó Gabriel.

— Algunos son bastante apáticos —secundó Nathan.

— Y nunca saludan

Finalizó Travis.

Un hombre que cantaba con mucho sentimiento terminó su turno en el escenario improvisado del establecimiento, los aplausos por su entusiasmo no se hicieron esperar; una idea muy loca surgió de la nada.

— ¿Ustedes cantan? —hablé sin dejar de mirar al escenario.

— Me gusta la música, pero cantar no se me da para nada —la sonrisa maliciosa que se dibujó en mis labios hizo titubear la de Gabriel.

— ¡Oh!, esto va a ser bueno.

Nathan se frotó las manos mientras sonreía, Gabriel por otro lado negaba con la cabeza, Travis solo observaba manteniendo el fantasma de una sonrisa en sus labios. Era bastante obvio que de los tres hombres presentes, Gabriel era quien menos se arriesgaba a probar cosas nuevas.

Una verdadera lástima, el mundo se descubre a mordiditas, y a mí me encantaba dar mordidas gigantescas.

— No, no, no, no. Eso no voy a hacerlo. Yo no canto, nunca.

— ¿Ni en la ducha?

— No, Samanta, yo no canto, y si mi vida dependiera de cantar, ten por seguro que moriría.

— Eso es muy triste, cantar alegra el alma —achicó los ojos.

— No voy a hacerlo.

Ahora yo achiqué los ojos. Gabriel y yo tuvimos nuestra primera lucha de miradas, con Anton siempre las tenía, y con lo cabezota que yo era, siempre terminaba ganándole.

Gabriel se echó hacia atrás en su silla y cruzo sus brazos sobre su pecho, estuvo unos momentos en silencio, como calibrando la situación, pero mantuvo la mirada firme. Luego de unos minutos él finalmente lanzó un suspiró, se volvió hacia su hermano quien mantenía una sonrisa burlona, entonces Gabriel sonrió de vuelta.

— Lo haré, si Nathan lo hace conmigo —a su hermano se le borró la sonrisa burlona de golpe.

— No, no, no —se defendió su hermano.

— También cantaré —Terin pestañeó con inocencia a Nathan, él suspiró —. Cantaremos todos, como amigos que somos —ahora las dos pestañeamos.

— Vamos, en algún momento tenemos que luchar contra nuestros miedos —hablé son seriedad —. Los miedos se superan cuando los confrontamos. Ya saben, cuando los miedos te dan la espalda, les pellizcas las pompis.

Los tres arrugaron la frente, porque la frase realmente no iba así, pero quedaba a medida por la situación.

— Me voy a arrepentir de esto —Gabriel se tomó de golpe el resto de su mezcal, teniendo la misma reacción que al principio.

— Con calma, compadre —palmeé su espalda —. Ese trago es fuerte.

— Hagámoslo.

Gabriel se puso de pie llamando la atención de más de medio bar, pero él no pareció cohibirse en absoluto. Debo admitir que me sorprendió bastante escuchar que aceptaba, él no parecían el tipo de hombre que haría algo así, y lo corroboré por la cara de sorpresa que vi en Travis.

Nos dirigimos al escenario le hablé al joven que presentaba a los cantantes, le pedí que no dijera qué canción interpretaríamos, él asintió y se rió en voz baja.

— Damas y caballeros, este cuarteto nos va a deleitar con baile y canto —los dos hermanos me observaron sorprendidos —. Nos visitan desde Londres, un fuerte aplauso para ellos.

Silbidos y aplausos llenaron el bar, Terin y yo sonreímos, ellos ya no parecían tan seguros de querer participar.

Dios, esto va a ser divertidísimo.

Terin se acercó a Nathan y yo a Gabriel, aunque por su altura tuve que subirme a un banquito para que el micrófono quedara a una altura apropiada para ambos. Cuando la música comenzó Gabriel achicó los ojos, yo me encogí de hombros. Carraspeé preparándome para cantar.

Comenzamos a cantar Man! I Feel Like A Woman de Shania Twain y para sorpresa nuestra, ellos no solo cantaban peor que nosotras, también hacían los bailes tontos peor de lo que nosotras los hacíamos, y se sabían la letra de principio a fin.

La gente en el bar se volvió loca, especialmente las mujeres, todos comenzaron a silbar y a aplaudir más fuerte, algunas incluso se levantaron de sus lugares y se unieron al espectáculo. Cuando terminamos de cantar Beyoncé con Single Ladies comenzó a sonar por los altavoces, a Terin y a mí se nos desencajó la mandíbula cuando los dos comenzaron a bailar la coreografía exacta, Gabriel se giró hacia mí mientras señalaba su mano y bailaba, me dio un guiño y continuo bailando, animando al público a seguir uniéndose a nuestro lamentable espectáculo.

— No. Puede. Ser.

Me solté a reír, y reí con ganas.

En ese momento me di cuenta de dos cosas, la primera: Gabriel y yo podríamos ser muy buenos amigos, y la segunda, Gabriel realmente sabía bailar.

Había escuchado hablar de él en las noticias, y aunque nunca leí nada sobre él en las revistas de cotilleo, las modelos no dejaban de mencionar que en todas sus apariciones públicas iba de la mano con una mujer diferente en cada brazo; nada que opinar al respecto.

Vive y deja vivir.

A Gabriel le gustaba salir de fiesta, como a muchos seres humanos, aparentemente no se le conocía una relación seria, pero ninguna revista amarillista, ni las noticias, hablaban sobre el hombre que se sentía lo suficientemente cómodo haciendo el tonto delante de un montón de desconocidos; tampoco mencionaron que fuera divertido estar con él, o que tuviera un gusto culposo por la comida mexicana, y el uso de gorras.

Aunque trabajaba en la industria de la moda en lo personal no me gustaban los chismes, y jamás había visto su imagen en las revistas. Yo era muy reservada en mi vida y no me gustaba meterme en la vida de los demás, tuve el presentimiento de que Gabriel era similar a mí en ese aspecto de nuestras vidas.

— ¡¿Quieren otra?!

Varios gritos se hicieron eco dentro del local, muchos gritaban apoyando al presentador para que continuáramos entreteniendo, pero los cuatro declinamos la invitación, la verdad era que estábamos agotados. Nuestro día había sido bastante largo, y la voz ya no nos daba para más.

— Los cuatro cantamos terrible nos soltamos a reír cuando Terin remarcó lo que ya sabíamos.

— Es una verdadera bendición que seamos buenos en nuestros trabajos —continuó Nathan.

— ¿Puedo hacerte una pregunta? —asentí manteniendo mi atención en Gabriel mientras Nathan, Travis y Terin charlaban animadamente.

— Claro, dime.

— ¿Qué tan mal oído tengo que tener para querer escucharte cantar de nuevo? —achique los ojos.

— Eres un tonto —golpeé su brazo —. Canto mucho mejor que tú, mi falsete no suena como el llamado de apareamiento de un pato —se carcajeó.

— Podré sonar así de mal, pero te mueres por escucharme cantar otra vez.

Blanqueé los ojos, pero no pude evitar reírme. En realidad sí tenía ganas de escucharlo cantar, aunque su voz sí sonará de esa manera.

Le sonreí y le di un guiño, él lo hizo de vuelta.

Gabriel definitivamente tenía material de amigo, era agradable, atento, mostraba humildad, se notaba el amor que le tenía a su hermano, y lo mucho que quería a Travis. Su trato con las personas siempre era amable, y le gustaba reír.

Es un buen hombre.

Solamente esperaba que al dejarlo entrar a mi vida no estuviera cometiendo un error descomunal. 

🔎¿Qué tal les va pareciendo la historia? 🔍

🧐 ¿Cuál es su personaje favorito hasta el momento? 🧐

🇲🇽 ¿Conocen Oaxaca? 🇲🇽 

Quiero agradecer a todas las personas que se han ido agregando a la historia, a todas aquellas que están votando, recomendando en sus redes sociales, y a las personas que se han animado a comentar, un agradecimiento especial a 💚 Jessicaherrera01QueenElsiiiiAngeles_201 💚 por comentar en la historia. 

🌻Si he dejado a alguien de lado en los agradecimientos les pido por favor que me lo hagan saber.🌻

Les dejo un gran abrazo a todos ustedes. 

¡Nos leemos pronto! 



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