Cartas a Kim JongIn [KaiSoo]

By BlueSoo

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Una carta, dos cartas, tres cartas... ¿Cuántas serán las suficientes para que al menos una de ellas llegue a... More

Carta 1
Carta 2
Carta 3
Carta 4
Carta 5
Carta 6
Carta 7
Carta 8
Carta 9
Cap. I: Caída libre
Cap. II: Gravity
Cap. III: Flower
Cap. IV: Failed opportunity
Cap. V: First time
Cap. VII: Baby Don't Cry
Cap. VIII: Bingsu
KyungSoo
Cap. IX: Brave
Cap. X: Look
...

Cap. VI: Wait

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By BlueSoo

Agradecí por primera vez al cielo, a los ángeles y a la vida el tráfico intenso que nos mantuvo juntos por más tiempo. Disimuladamente lo veía de reojo para cerciorarme de que estuviera bien, algunas veces volteaba hacia la ventana y en otras sonreía bajito con un leve sonrojo en sus mejillas. 

No podía negar el nerviosismo en mis manos temblorosas sobre el volante. Al igual que él, sin decirnos nada, nuestros deseos eran mutuos. Así como yo quería conocerlo, también su corazón esperaba con ansias el momento de cruzar nuestros caminos, el oír nuestras voces y mirarnos a los ojos sin haber personas o cristales que lo impidan. Un momento único que no debía desaprovechar.

La larga fila de coches nos alejaba a siete cuadras de su casa, el pequeño se removía de su lugar incómodo de tanto tiempo sentado acompañado de unos gestos de dolor que me alarmaron un poco.




—¿Te encuentras bien? —pregunté preocupado— ¡Sé que el tráfico en este momento es terrible, pero espera un poco más por favor!

—Lo sé, no te preocupes por mí —respondió sin voltear a verme, tenía la cabeza gacha— Solo es por el frío que está haciendo.

—Por cierto, KyungSoo, ¿por qué usas silla de ruedas? —¿acaso no es obvio? respondió mi cabeza— B-bueno, q-quiero decir que...

—No estoy paralítico... no aún — alzó su cabeza y me miró con ojos tristes— Digamos que, estoy enfermo de la columna. No sé cuándo podré caminar bien.




Mi cabeza quedó en blanco ante tal contestación. Ya había analizado la situación desde que lo vi bailar en su habitación la vez pasada y llegué a la conclusión de una posible fractura en el pie que lo tenía atado a estar así. La tensión invadió nuestro pequeño espacio en tan solo unos segundos.




—Yo... —JongIn, él está sincerándose. ¡Contesta algo decente! —Lo siento.





¡¿Es en serio?!




—Es por eso que el frío afecta a mi espalda, pero no te preocupes, estoy bien.

—KyungSoo...




En ese momento tenía ganas de abrazarlo, recargarlo en mi pecho acariciando su suave cabello negro y decirle que contaba conmigo para lo que sea, no importa que. Cantarle al oído lo maravilloso que es tenerlo junto a mí hasta que cayera dormido como el ángel que tanto había anhelado tener. Sentirlo seguro en mí.

Pero solo se me ocurrió un lo siento mediocre de mi parte, no sabía que decir para alentarlo. Se me ocurrió la idea de encender el aire acondicionado, al menos serviría como relajante a su malestar. Buscaba en el coche alguna chamarra o algo térmico que pudiera servir, aunque solo hallé basura de Sehun en el asiento trasero.




¡¿En dónde rayos dejé el suéter de Soo?!

¡Maldición! ¡Como si estar lleno de nervios no fuese suficiente!

Mi suéter, ¡claro!




KyungSoo era primero, así que me quité la prenda que tenía puesto y lo coloqué velozmente antes de que se atreviera a rechazarlo.




—Póntelo, el aire acondicionado y el suéter te harán sentir mejor. Recíbelo, por favor.

—Gracias, pero no es necesario el suéter, puedo soportar este clima.

—Claro que sí, tu salud es primero, KyungSoo —activé mi modo tierno mirándolo fijamente sin llegar a afectarlo demasiado— Por favor.

—B-Bueno, s-si insistes, lo haré.




El panorama se aclaraba lentamente con el avanzar de los coches, la escasa resolana comenzaba a envolver la ciudad.
KyungSoo se quedó quieto en su lugar con la cabeza ligeramente inclinada a su hombro, desabroché mi cinturón de seguridad y me acerqué alarmado por su repentino silencio, temía que le pasara algo debido a su enfermedad.

Afortunadamente no era nada grave, el cansancio lo hizo quedarse dormido. Sonreí ante tal acción y por la pequeña papada que se dejaba notar, sus hermosos y fruncidos labios acorazonados creaban un puchero irresistiblemente tierno. Enderecé su rostro colocando una almohada ortopédica alrededor de su cuello, siempre llevaba una conmigo para dormir en los recesos de la universidad.

El claxon de los coches llamaba desesperadamente a que avanzara y tenían razón, ya íbamos para tres horas atascados en el mismo lugar. Después de unos minutos la comenzó la movilización y manejé con prontitud hacia la casa de KyungSoo. Una cuadra antes divisé al señor Steve caminar sobre la banqueta rumbo a su negocio, no me resistí y me detuve a hablarle casi susurrando.




—Señor Steve, ¿cómo está?

—¡Oh! ¡¿JongIn?! —se asomó por la ventanilla y miro con sorpresa a la personita durmiente—P-Pero... ¡¿QUÉ HACE AQUÍ KYUNGSOO?!

—¡SHHH! ¡Lo despertará si habla con ese volumen de voz!




KyungSoo abrió de golpe los ojos volteando varias veces a los lados, el señor lo saludo y él respondió aún somnoliento.




—¡Tranquilo, Kyung, vuélvete a dormir —dije colocando de nuevo la almohada en su cuello y cedió a cerrar sus ojos— Descansa.

—Supongo que despertó dentro del sueño, de no ser así, hubiese salido huyendo al verme... P-Pero ¡¿Que se supone que haces con él?! —habló algo enojado el viejo— ¡Debes tener una explicación lógica!

—¡Y se la daré, Señor Steve! Por ahora lo más importante es llevar a KyungSoo con su madre, solo quería saludarlo, pero es mejor que me vaya, nos vemos después.

—P-pero...

—Adiós.




Seguí con mi camino hasta llegar a la puerta de su hogar. La señora esperaba junto a la ventana el retorno de su hijo. Bajé y rápidamente abrí la puerta contraria quitando la almohada y sosteniendo al pequeño delicadamente, ya que aun se encontraba dormido.




—¡Gracias, JongIn! Te agradezco infinitamente este favor —la señora abrió la puerta de su casa de par en par permitiendo fácil acceso a ella— ¡¿Dónde está la silla de ruedas?!

—Digamos que hubo un pequeño... accidente que por fortuna no paso a mayores. ¿Me permite entrar a la habitación de su hijo?

—¡Claro, por aquí!




Seguí a la señora velozmente procurando no tropezar con los muebles.
Recosté al bajito sobre su almohada muy sutilmente tratando de no despertarlo.

 Las facciones de su cara cambiaron drásticamente al dejarlo allí, ahora su expresión era triste y el puchero de sus labios desapareció. Mi instinto pedía a gritos quedarme más tiempo junto a él, cuidar su sueño y al mismo tiempo conseguir la preciada carpeta que guardaba justo en el buró que tenía enfrente. Maldita curiosidad.




—JongIn, ¿qué pasó realmente? ¿Se portó mal contigo? Porque si fue así yo...

—No, señora Sunhee, él es una maravilla de persona, mas bien, estuvimos conociéndonos en el parque y sucedieron algunos... eventos inesperados —comenté nervioso— Sí, eso pasó.

—N-no entiendo. P-Pero, ¿todo bien con Kyung, c-cierto?

—Por supuesto, no se preocupe por nada. Ambos estamos bien.

—Me siento mal al haberte mandado... De haber ido yo, tú no...

—¡Por favor, señora Sunhee, yo me ofrecí a hacerlo! KyungSoo es... —mi mirada insistió en llevar toda la atención a aquel chico recostado en su cama— La persona más linda que he conocido.

—¡Me alegro mucho que no te hayas quedado con aquel KyungSoo gritón de la vez pasada! —rió— KyungSoo tiene un carácter que domina terriblemente.




Cuánto daría por dominar ese carácter.




—Las personas somos así. A veces perdemos la cordura en cuestión de segundos y huimos para no provocar un desastre mayor. Y en otras veces... cuando te das cuenta, el daño ya está hecho. Todos respondemos de diferente manera, entienda a KyungSoo.

—Lo entiendo, JongIn. Mi desesperación como madre me invade de momento. Discúlpame.

—Oh, no se preocupe —sonreí.

—¡Pero, por favor, siéntate! Iré por una taza de té.

—Se lo agradezco mucho.




Debía aprovechar el tiempo en espera de mi té y sacar la carpeta del cajón. No sabía del todo como sucedían las cosas entre KyungSoo y su familia, así que preferí esperar a que él mismo me explicara la situación que vivía con más lujo de detalle.

Mi mente se debatía entre hacer tal acción o dejar las cosas como estaban. No era un ladrón, y si lo fuera, sería por robar el corazón del pequeño habitante de esa casa.




¿Sí o no?

¿Vale la pena hacerlo?

¿Perderé a KyungSoo por invadir su privacidad?

¡Por supuesto que sí! ¡Solo un loco se atrevería a tomar objetos preciados de una persona!

¿Y si lo hago para después devolverlo sin que se entere?

¡Claro!




No perdí más tiempo y abrí el cajón despacio y sin causar ruido, retiré algunas revistas bien apiladas de National Geographic colocándolas una por una en el piso. Al tener a la vista la carpeta de cuero café con mi nombre grabado en el frente, la tomé y guardé dentro de mi camiseta blanca. Se me había olvidado el suéter de KyungSoo en el carro, ya que el mío por fortuna era ocupado por su preciado cuerpo y su madre ni cuenta se dio. Bonito momento para recordar en qué parte del coche lo dejé.

La forma de la pieza era algo grande y se iba a ver bastante notorio al momento de irme. No tenía de otra más que dejarlo cerca de la ventana y recogerla al salir. En cuanto escuché los pasos de la señora acercarse, acomodé las revistas en su lugar cerrando sutilmente la pieza de madera.




—Aquí tienes, JongIn —la señora entró a la habitación y me extendió la taza de té— Olvidé preguntar qué tipo de té tomas y solo tenía rojo.

—De hecho, es mi preferido —tomé de un solo trago el té y con la misma le devolví la taza— Está delicioso, pero debo irme. Tengo asuntos que atender

—Está bien, gracias por traer a mi niño. ¿Cómo puedo pagarte este favor?

—Bueno... —podría concederme el permiso de estar con su hijo y hacerlo feliz por siempre— Creo que permitiendo... que venga a visitar a KyungSoo.

—¡Oh! —sonrió— Pero por supuesto que sí. Mi niño solo tiene dos amigos, le caerá de maravilla uno más.

—¡Excelente! Entonces es un hecho, nos vemos mañana señora SunHee —hice una reverencia rápida.

—¡Te estaremos esperando, JongIn!

—Bien —admiré de nueva cuenta al bello durmiente susurrándole unas ultimas palabras— Hasta pronto, Doh KyungSoo.




Me acompañó hasta la puerta y salí fingiendo caminar hasta el coche para después regresar cuando ella entrara de nuevo a su casa. Dejé pasar unos segundos escondido a lado de la puerta y caminé con pasos alargados rumbo a la ventana entreabierta.

Estiré mi brazo lo más que pude logrando tomarla sin percatarme de las plantas que KyungSoo tenía en la repisa. Bastó un pequeño empujón para que el cactus cayera y se derramará el sustrato en la banqueta, la señora Sunhee apareció de inmediato en el cuarto y, por si fuera poco, KyungSoo despertó por el alarmante «¡Qué pasó!» de su madre.



—¡S-SEÑORA SUNHEE...! —piensa, JongIn— Lo que pasa es que... me gustaron los cactus y quería tomar una foto para mi colección y accidentalmente se me cayó uno.

—¡Ah, es eso! —rió— Bueno, yo no puedo decir nada al respecto —volteó a ver al pequeño recostado en su cama— ¿Qué dices KyungSoo?

—Yo... n-no te preocupes, después arreglaré la planta.

—En serio, lo siento, KyungSoo — «Golpea tu cara, tal vez sea menos raro», malditos pensamientos. Saqué mi cartera tomando unos billetes para minimizar el daño o la vergüenza— Te dejo dinero por si necesitas algo...

—¡No, no, no, JongIn! —respondió su madre— ¡Ahora mismo reparo este desastre!

—¡Muchas gracias, señora SunHee! —¿algo más que quieras agregar tonto JongIn?, maldita mente. Terminé una reverencia y miré a KyungSoo— Una vez más, mil disculpas. Nos vemos mañana.

—A-adiós, amigo —sonrió.

El suéter le quedaba perfecto, un poco grande, pero aun así la perfección venía de él.

—Adiós... KyungSoo.




Tomé la carpeta tirada a un lado de la planta destrozada cuando ellos se distrajeron y corrí directo a mi coche. El frío aún era algo intenso en el exterior, el aire acondicionado seguía encendido esperando por mí al igual que el suéter ajeno tendido en el asiento, allí estaba en todo ese tiempo. Un recuerdo único que decidí conservar hasta que encontrara el momento oportuno para devolverla.






[...]



Desbloqueé la pantalla de mi celular antes de encender el coche, mensajes de Chanyeol, Sehun y Jongdae invadieron la barra de notificación, todas de Kakao Talk. No tenía cabeza para responder ningún mensaje, mi interés en esa tarde se ubicaba en la carpeta que mis manos sostenían fuertemente.

Manejé sin detenerme con dirección al departamento con una sonrisa en mi rostro. Mi día avanzaba mejor de lo que esperaba, conocer a KyungSoo de esa manera jamás lo imaginé. La palabra amigo pronunciada por él mató toda malicia en mí, derretía todo mi ser y desvanecía cualquier oscuridad iluminando con el timbre suave único de su voz.

Al dejar mi vehículo el estacionamiento, corrí a subir las escaleras recuperando el ejercicio faltante en mis rutinas diarias. En mis manos llevaba el preciado suéter, la carpeta y mis llaves. Antes de llegar a la puerta 128, encontré a Sehun saliendo del elevador con el cabello revuelto y la camiseta desabotonada. Pensé que venía solo, aunque detrás de él se ubicaba Junmyeon a las grandes risas. Mi amigo se detuvo en seco al verme parado frente a mi departamento.




—¡JONGIN! ¿DÓNDE ESTABAS? TT-e estuve b-buscando y...

—¡Hola, Junmyeon! —saludé a mi jefe ignorando a Sehun— Tengo que entrar a descansar, adiós.

—¡OYE, KAI! ¡YO...!

Cerré la puerta y dejé las llaves sobre la mesa junto con el celular. No perdí tiempo y corrí hacia la cama, por fin sabría el porqué de mi nombre allí escrito, la culpa me invadió por unos segundos, pero me prometí mentalmente que, si no encontraba algo que me interesara, lo regresaría tal y como estaba, ¿o cómo era?




Bien, aquí vamos.




Abrí lentamente la carpeta encontrando algunos dibujos muy bien trazados. La fachada de la cafetería con el señor Steve modelando se encontraba plasmado en la primera hoja, los pequeños detalles se veían magníficos ya que daba un realce a mi parecer.

Pasé la hoja hacia atrás descubriendo el segundo dibujo, mas bien, el boceto de una persona posando elegantemente. Alcé la hoja observando detenidamente a dicho personaje dibujado, el cuerpo, la ropa, el cabello peinado; todo apuntaba que el modelo del retrato era yo. Reí automáticamente ante tal cosa, un boceto dibujado por el propio KyungSoo que debía guardar en caso de que debiera devolver la carpeta.

Aparté mi nuevo tesoro en mi buró y seguí observando hoja por hoja hasta llegar al inicio, acomodé con cuidado sin que se arrugara por la fricción, ya punto de cerrar la carpeta y guardarla para regresarla al día siguiente, vi algunos sobres que sobresalían del cierre trasero. Saqué el pequeño montón con extrañeza al darme cuenta que no solo los dibujos era parte de lo que contenía, ninguno de ellos tenía destinatario; solo simples sobres blancos.

El sentimiento de culpa golpeó mi cabeza como un mazo de feria, no quería quedar como un chismoso ante la privacidad de KyungSoo, aunque este no supiera ni siquiera que su carpeta no se encontraba en su lugar.




Solo los veré y haré de cuenta que jamás los abrí.




Y ahí estaba, abriendo el primer sobre con extrema torpeza y con un ligero temblor en mis manos. Al abrirlo, se desprendió la suave fragancia de KyungSoo que logré capturar por la tarde, el refrescante aroma a menta inundaba mis fosas nasales y a mi habitación entera. Fui desdoblando el papel perfectamente cuadrado y con dobleces muy bien remarcados hasta tenerlo extendido ante mis ojos, primero dirigí mi vista en la fecha anotada, primero de Julio del año presente, Nonhyeon-dong, Seúl, Corea del Sur.



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Hola...

No sé cómo expresarme a través de estas hojas de papel que saqué de mi vieja carpeta de dibujo. Créeme, mis manos tiemblan en cada palabra que escribo. Sé que no me conoces, yo tampoco te conocía hasta que cruzaste justo frente a mí, mas bien, frente a mi ventana. Mi nombre es Doh KyungSoo, una persona que te observa desde las sombras postrado a una silla de ruedas o a la cama de mi habitación de por vida, o al menos eso dicen los médicos. ¿No te parece que son crueles? Lucho a diario para romper ese diagnóstico en mi mente y enfrentarme a todos con la cara en alto.


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KyungSoo le escribía a un extrañó mientras que el extraño rondaba frente a su casa, a pesar de su enfermedad se esforzó en escribir y se atrevió a darle a conocer su nombre, debió ser alguien muy importante en su vida, pensé.


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De todas las personas que pasan, ninguna se me hizo interesante, quiero decir, nadie robó mi atención, pero, solo fue hasta ese momento porque segundos después... apareciste tú. Mis ojos quedaron sorprendidos y mi corazón ni se diga. No pude quitar la vista de tu rostro somnoliento, tu piel bronceada, hermosa y única. Llevabas camisa rosa melocotón, con pantalón negro de vestir en conjunto con esos zapatos que por lo que me di cuenta, eran nuevos. Y cómo olvidar tu cabello castaño despeinado.


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Describió algunos detalles de la vestimenta del tipo, ya no existía una sonrisa en mi rostro debido a que la carta no era para mí. ¡Caracoles, ostras y todos los demás animales del mar, estaba enfadado!



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Solo tardaste unos cuantos segundos platicando, lo que para mí fueron los más sagrados de lo que llevo de existencia. Mi emoción era tanta que traté de levantarme de la cama y así poder admirarte más de cerca. Lamentablemente, mis piernas no soportaron mi peso y caí. Con mucho esfuerzo logré ponerme de pie, siendo la mala suerte el que golpeó mi realidad al ver que ya no te encontrabas allí, solo recibí un saludo del viejo a lo que respondí sin ánimos, todo volvió a ser como antes.


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«¡¿Qué tan importante es aquella persona como para que mi pequeño cayera al intentarlo ver?!»

«¡¿Estoy sintiendo celos?!»

«¡Sí, son celos!»

«¡¿Por qué KyungSoo?!»

«¡¿Tanto impacto te causó su belleza?!»

«Es un chico, efectivamente es un chico, pero...»




No debía de sacar conclusiones tan rápido con solo leer una carta, los celos hacia el desconocido eran fuertes cuando ni siquiera lo conocía. No importaba si pasaba la noche entera analizando carta por carta, debía de estar el nombre escrito del susodicho en cualquiera de ellas. En la primera mi KyungSoo no tenía mucha información más que la vestimenta. Guardé la hoja en el sobre y proseguí con la siguiente carta, listo para un segundo impacto.


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Hola, soy yo de nuevo...

Hoy amanecí con ganas de escribirte otra carta para contarte algunas cosas sobre mí, la inspiración sale por sí sola cuando te veo.

Por cierto, luciste demasiado atractivo hoy, Tu ropa deportiva encaja muy bien con tu figura y los tenis negros que llevabas combinaban perfecto contigo.


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«Deportivo el chico ese, ¿eh? Así que te gustan de esa forma.»

«Quisiera que tu inspiración naciera también cuando me vieras»



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Mi nombre ya lo sabes, pero lo repetiré, me llamo KyungSoo, Kyung significa celebrar y Soo es el nombre de un río... ¿Le encuentras sentido a esto? Yo tampoco, no sé en qué estaba pensando mi madre al ponerme ese nombre, además de ser muy poco común.


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El nombre más perfecto que había escuchado en lo que llevaba de existencia, recordé su hermosa voz pronunciando su nombre de aquella vez en el parque. Al ser poco común como mencionó en su carta, eso lo hacía único. Su narración del cómo se enteró sobre su enfermedad me dejó atónito, no tome mucha atención en eso, pero tampoco lo ignore del todo ya que necesitaba hablar del tema personalmente con él. También escribió los nombres de sus padres y de ¿Eunyeong?

Casualmente también se llamaba como la amiga de Jongdae, desafortunadamente, el nombre que buscaba aún no aparecía. Seguí con la siguiente carta esperando alguna aparición del tipo.



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Hoy me encuentro muy feliz al escribirte esta carta. Finalmente, después de dos semanas, escucho por primera vez tu nombre.


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«¡Vaya...por fin!»



Leí rápidamente los detalles simples que ponía hasta llegar al punto exacto.





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Solo bastó que caminaras unos cuantos pasos antes de llegar a la puerta del negocio para que el señor Steve gritara tu nombre en señal de saludo dentro de todo el bullicio... ¡Hola JongIn!


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«...»

«¡¿Ah?!»

«¡¿QUÉ?!»




No podía creer lo que leía, todo lo que las tres cartas contenían era para mí. Mi pequeño KyungSoo escribió estar cartas para mí y nadie más. La sonrisa del principio volvió de golpe mientras que mi cabeza unía los fragmentos sueltos escritos. Obviamente las vestimentas que describía eran gracias a mí. ¡QUÉ ESTÚPIDO FUI?




«¡C-claro, es cierto! ¡Por algo está escrito mi nombre en esta carpeta!»

«¡Ahora entiendo esa vez que arrojó el libro con furia, aquí lo dice!»

«¡Pero también se enteró de la cita con Haneul!»

«¡Maldición!»




No perdí más el tiempo y seguí con las demás, en algunas relataba su vivir, las citas con el doctor, la estúpida cita, su amigo Baekhyun que también se llamaba igual que el chico misterioso de la radio y su amor secreto llamado Chanyeol y ambos viviendo en Bucheon, bastantes coincidencias.

El presentimiento de que alguien lo miraba, claramente era yo en la ventana admirando su belleza. Muchas cosas importantes me relataron en esas hojas, un pedacito de su vida me la obsequió a través de su puño y letra. Todo perfecto hasta que un nombre me dio mala espina y no dude en saber quién era ese tipo, Jongsun.

El doctor maravilla no lo conocía, no tenía que pensar mucho para saber que era el mismo hombre intentando besar los labios acorazonados de KyungSoo la tarde pasada.

Me quedé sentado en mi cama meditando y procesando lo leído, demasiada información para un rato. El nombre de Jongsun rondaba en mi cabeza por dos puntos.

La primera, su nombre era similar al mío y segunda, la última carta de despedida porque mí pequeño se quedó sin papel, escribía un posible acercamiento al susodicho, la idea me cayó como bandeja de agua helada. Tan solo imaginarlo me provocaba dolor de cabeza, nadie podía ser digno de pasear con KyungSoo en lugares públicos, excepto sus padres, hermano, amigos, novio, yo por supuesto.

Acomodé mi cuerpo en forma de cruz sobre mi cama y en una mano sostenía el montón de sobres aromatizadas por el perfume.

Las veces que pasaba frente a su casa para él eran especiales. Suspiré infinitas veces recordando los momentos y miradas indiscretas que sostuvimos en las tardes de café. Sus ojos se iluminaban con ternura pura mientras esperaba sentado en su mecedora, no le importó el malestar de su espalda o el frío de la ciudad.

Si pudiera regresar el tiempo, jamás lo hubiese hecho esperar.

Mi pequeño KyungSoo, mi hermoso pingüino de labios acorazonados se enamoró de mí y yo me enamoré de él.

No podía quedarme así, sin hacer algo al respecto para acercarme más. Él me dio casi todo lo que tenía que saber acerca de su personalidad, su gusto por el Bibimbap y el Bingsu. Los platillos deliciosos que mi cabeza comenzaba a imaginar, las canciones de Laura Branigan, entre otros detalles.

Secretamente crecía un amor entre nosotros, por alguna razón soñábamos despiertos a ser pareja. Las cartas claramente reafirmaron mis sentimientos puros hacia KyungSoo a pesar de las circunstancias que se nos atravesaban.

Guardé todo tal y como estaba acomodado. Un debate mental comenzó al decidir si regresaba la carpeta o la conservaba para un futuro. Mi corazón gritaba guardarlo y en mi cabeza retumbaba devolver lo robado. Mi madre alguna vez en mi infancia mencionó algo parecido como: Siempre es bueno pensar con la cabeza, pero tampoco dejes a un lado el corazón.




«Mamá, le haré caso a mi corazón"




Y esa noche, un hombre llamado Kim JongIn durmió infinitamente feliz después de saber que su persona favorita y él sentían lo mismo...








☘️



—¡No debí haberlo hecho!

—¡Pero lo hiciste, JongIn! Ahora no me digas que estás arrepiento.

—Ayer fue ayer, y hoy es hoy. ¡¿Qué hago ahora?! ¿Lo devuelvo o me lo quedo?

—Todo está hecho ya. Vamos, guárdalo.

—Está bien, comeré la hamburguesa.




Sehun subió a mi apartamento cerca de las siete de la mañana, su antojo de comer hamburguesas era tanta que le importó poco despertar temprano y levantarme a cumplir su capricho. Junmyeon se encontraba de viaje en Estados Unidos negociando con inversionista interesados en Gang TV. El reportaje de Milán cruzó fronteras tendiendo gran impacto en el extranjero. Eunyeong aún seguía supliendo mi lugar en el noticiero vespertino, la universidad estaba a punto de entra en fase de descanso por cambios en la administración; las cosas fluían con calma.

Terminamos nuestras hamburguesas con algo de arrepintiendo por romper la dieta y dejar caer semanas de esfuerzo con los ejercicios.

Sehun escuchó detenidamente todo lo ocurrido con la familia Doh. Según su punto de vista, nunca debí extraer de la habitación la carpeta de KyungSoo, al menos tuve que darle su tiempo y dejar que él lo mostrará. La culpa se duplicó aún más reflexionando sus palabras sintiendo la necesidad de devolver dos cosas: la carpeta y lo que recién había consumido.




[...]


Volví a la casa de los Doh por la tarde como se lo prometí a la señora Sunhee. Al verme, no lo pensó tanto y jalo del mi brazo hasta llegar directo a la sala y sentarme en el sillón individual.




—¡Es un honor tenerte aquí de vuelta! ¿Quieres té rojo?

—¡Gracias, señora Sunhee! Pero, si usted está muy ocupada, no es necesario.

—¡Ay, por favor! Ahora te lo preparo.

—Espere...

—¿Sí?

—¿S-Se encuentra K-KyungSoo?




¡Rayos!

¡¿Tartamudear ahora?!

Debía ser una broma de mi cabeza.




Demostrar una personalidad impecable y elegante a los padres es la parte primordial para un buen inicio de relación.




—No está en casa, salió de paseo con el doctor Jongsun— miro su reloj de pulsera con desconcierto— Ya deberían estar en casa.

—Lo mismo digo... — murmuré.

—¿Eh? ¿Dijiste algo, JongIn?

—¡N-no nada!




Mi boca emitió palabras inconscientemente al escuchar lo que dijo la señora. Su última carta no mentía al proponerse estar más tiempo con su doctor. A parte de las claras intenciones que Jongsun tenía con mi KyungSoo y que Baekhyun le alertaba. Eso según su carta.




—Si quieres verlo, tendrás que esperar un poco más.

—Claro que esperaré —respondí inmediatamente.

— Prepararé tu té, por lo mientras... — acercó hacia mi lugar algunas revistas de National Geographic que estaban sobre la mesa— Hojea esto si quieres.

—Gracias, señora Sunhee.




Cinco minutos, aún no llegaban...

Diez minutos, no aparecían ni sus sombras...

Veinte minutos, ya había terminado la primera taza...

Treinta minutos, iba por la tercera taza y con la cabeza a punto de explotar de no saber nada...

Cuarenta y cinco minutos después, la señora ya no sabía qué preguntarme para matar el tiempo.

Una hora con cinco minutos...




—¡VOY A BUSCARLO!

—¡ESPERA JONGIN! En cualquier momento pueden...

—Hemos llegado ma... —KyungSoo por fin apareció en la puerta junto a JongSun— ...dre.




La señora camino a donde se encontraban he hizo pasar al doctor de igual manera que a mí. KyungSoo quedó congelado al verme al igual que su acompañante, el lugar se volvió tenso en unos cuantos segundos, sólo faltaba que llegara su señor padre y...




—¡Dios mío! No sabía que teníamos visitas.

—¡Qué bueno que llegas, Youngsoo! Quiero presentarte a alguien.




Sin darme cuenta, los padres, el doctorcito y KyungSoo estaban reunidos, excepto Seungsoo y el señor Steve, perfectos eran para completar la reunión... ¿familiar?




En ese momento me ubicaba entre mi posible rival, el amor de mi vida y los padres del amor de mi vida, al final era lo que quería, ¿no?

La señora me acercó más al padre de KyungSoo al mismo tiempo que vi de reojo al de labios acorazonados. Sus ojos agrandados más de lo normal mirando la escena justo frente a él, era obvio su nerviosismo al presenciar el encuentro que posiblemente jamás imaginó, al menos no de esa manera.

Para tranquilizarlo, sonreí disimuladamente para él sin exagerar demasiado; antes que todo, lo último que quería causarle era una angustia innecesaria.




—¿De quién se trata? — respondió el señor dejando sus maletas en el piso.

—¿Recuerdas al presentador de noticias del canal ocho?

—¡Oh por dios! ¡Claro! El noticiero de los jueves.

—Bueno, te presento a JongIn, Kim JongIn.

—Mucho gusto, señor...

—YoungSoo, Doh YoungSoo.




Ambos hicimos una reverencia corta pero respetuosa. El señor miro con curiosidad por encima de mi hombro saludando a JongSun con la mano de manera energética, automáticamente deduje que no era la primera vez que veía al señor YoungSoo a pesar de llegar de viaje. 

Miré hacia la derecha donde se encontraba el pequeño en silla de ruedas porque sentía que la vista de un par de ojos negros estaba posicionada en mí.

Rápidamente volteó a otro lado fingiendo interés en la charla amena entre los señores Doh y JongSun.




—Oye, KyungSoo, ¿qué haces en medio del camino? Hay visitas, hijo—habló el señor Doh antes de sentarse en el sillón.

—¡L-lo siento, ahora me muevo!




KyungSoo tomó ambas ruedas de la silla listo para manejar, mi cuerpo fue más hábil y lo detuve poniendo mis manos encima de las suyas. Levanté mi vista conectando con sus hermosas perlas oscuras consiguiendo que tragara en seco un buen trago de saliva retenida.




—No te preocupes, yo te ayudo.

—¡Lo siento, pero yo lo ayudaré! Al final de cuentas fui yo quien lo dejó mal posicionado —interrumpió Jongsun— Tú eres un invitado y no queremos causarte molestias.





¡¿EN QUÉ MOMENTO LLEGÓ A LADO DE KYUNGSOO?!

¡AUN NO CRUZAMOS PALABRA Y YA ME ESTÁ CAYENDO MAL!

¡YA ESTUVO CON ÉL MUCHO RATO, AHORA ME TOCA A MÍ!

¡¿POR QUÉ HABLA COMO SI FUERA PARTE DE LA FAMILIA?!




—No es ninguna molestia, estoy aquí por él— respondí— Soy su amigo, ¿cierto, KyungSoo?

—S-sí, es m-mi amigo —KyungSoo volvió a tragar saliva nervioso por el asunto— Y-Yo puedo moverme solo. G-Gracias a los d-dos por ofrecerse, por favor, no se peleen.

—No estamos peleando, pequeño —contestó el doctor.





¡¿PEQUEÑO?!

¿CÓMO ES POSIBLE QUE DIGA ESO?

¡ESO SÓLO SE LO DIGO YO!




—¡Claro que no estamos peleando, KyungSoo!— hablé un poco más alto para que los señores escucharan— Ya que tú y yo somos... amigos, ¿no crees que merezco un poco de tu valioso tiempo, KyungSoo?

—¿Eh? S-sí. Lo siento por la demora que te hice pasar—KyungSoo volteó la mirada hacia Jongsun— Gracias por el paso, me la pasé increíble. Ahora quiero platicar con JongIn ya que, me siento apenado por el retraso...

—¡P-Pero Kyung! ¡Tú no sabias que él estaba aquí! No deberías sentirte... —al ver la mirada del pequeño, decidió dejar la fiesta en paz— Entiendo, KyungSoo, créeme que lo entiendo.

—Gracias, doctor.




JongSun dirigió sus pasos rumbo a la salida despidiéndose y dando una última una reverencia a los Doh y a KyungSoo.




—Lo más seguro es que mañana pase de nuevo por aquí y espero salir contigo al parque. Me he divertido mucho y quisiera repetir la experiencia.

—Yo también me divertí mucho, Doctor JongSun, mañana lo estaré esperando.

—Hasta mañana entonces.

—Hasta mañana, Doctor JongSun, qué descanse —contesté sarcásticamente.

—Sí, sí, señor Kim, hasta muy pronto.




Sin pedirle permiso, me coloqué detrás de la silla y lo guíe hasta su habitación. Las cosas no estaban saliendo como esperaba, al menos quería hacer algo con él desde hace tiempo...




—Ahora que estamos solos... ¿Podemos platicar?








🙏

[N/A]: MIL DISCULPAS

Me atrasé demasiado con la actualización, pero después de mil años, ya está.

No puedo escribir otra cosa más que un sincero gracias. Espero que les guste y sé que está lleno de faltas ortográficas, después haré revisión.

¿Qué tal nuestro Nini celoso?

Gracias

Liz💗




































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