Estaba feliz de ir a dormir esa noche, me encontraba completamente contenta en los brazos de Corey, hasta que comencé a tener esas horribles pesadillas nuevamente, las cuales interrumpieron mi sueño profundo y pacífico. La sangre sabía tan real, los gritos eran tan sinceros y las imágenes eran tan vívidas que no parecía un sueño en absoluto. Cuando Nick cortó la garganta de Corey con una daga, fue tan real que nunca hubiera imaginado que fuera un sueño. Me sentí muy aliviada cuando desperté, una mezcla entre alivio y horror se apoderó de mi corazón y dificultó mi respiración. Cubrí mi cabeza con las mantas e intenté frenar mi corazón martilleante.
— Fue solo un sueño — me susurré a mí misma.
Miré por encima de las mantas a Corey, que yacía perfectamente quieto, su cabeza enterrada en la almohada y sus brazos a mi alrededor. Di un suspiro de alivio, me levanté y me acerqué a la ventana, mirando por las cortinas. La noche estaba quieta, la luz de la luna proyectaba sombras a través del oscuro patio. Cuando me estaba preparando para volver a la cama, de reojo vi que algo se movió, miré por la ventana, pero no vi nada. Bajé las escaleras, curiosa por lo que vi y miré por la ventana que estaba al lado de la puerta principal.
Di un pequeño salto cuando llamaron a la puerta, la observé y debatí si abrirla o no, pero no podía simplemente ignorar lo que estaba ocurriendo y volver a la cama, así que vacilante abrí la puerta sin saber que esperar. Había un chico parado en la puerta, no lo reconocí, tenía el cabello ondulado color castaño oscuro y ojos azules, junto con una piel pálida y mortal.
— Eh, por favor dime que eres la princesa — habló.
— Um, sí, soy yo.
— Oh, gracias a Dios — declaró, respiró y se llevó una mano al pecho.
— Um, ¿quién eres? — pregunté.
— Eh, me llamo Jake, soy el hermano de Corey — dijo y me quedé boquiabierta.
— ¡¿Tú eres quién?!
— El hermano de Corey ... ¿estoy en la casa correcta?
— Eh si, lo siento, es solo que Corey me dijo que su familia estaba muerta.
— No me sorprende, ¿Pu...puedo entrar?
— Si claro.
Abrí más la puerta, invitándolo a entrar, él entró, mirando alrededor de la habitación y luego cerré la puerta.
— Entonces, um, ¿por qué estás aquí exactamente? — inquirí y él volteó a mirarme.
— Eh... vine a ver a Corey, quiero decir, nos enteramos de que tú y él se casarán... — dijo y me dio una mirada inquisitiva.
— Oh.
— Entonces, ¿realmente te casarás con él? — cuestionó y sonreí levemente.
— Sí.
— Wow, ustedes dos son realmente como ... quiero decir, ¿le gustas?
— Si — respondí y una mirada de sorpresa cruzó su rostro.
— Entonces... ¿dónde está él?
— La última vez que lo vi, estaba dormido.
— Oh, bueno, ya sabes, probablemente debería irme. Ni siquiera sé por qué vine aquí, fue una idea estúpida — mencionó y se dirigió hacia la puerta.
— Espera, no puedes irte — dije y me miró con miedo.
— ¿N... no puedo?
— Quiero decir, viniste aquí por una razón, ¿al menos no quieres ver a Corey primero? — inquirí y él exhaló lentamente.
— Oh ... bueno, no quiero molestarlo.
— Estoy segura de que no lo harás. Por favor, quédate — declaré y dudó por un momento.
— Está bien — dijo y sonreí.
— Así que, déjame presentarme correctamente, soy Arabelle — mencioné, le ofrecí la mano y él me la estrechó.
— Encantado de conocerte, de verdad — respondió.
— Lo mismo para ti, todavía no puedo creer que seas el hermano de Corey — dije y soltó una carcajada.
— Me imagino que no habla mucho de su familia.
— No, en realidad no lo hace, así que um, voy a ir a buscarlo — él asintió — Puedes venir conmigo si quieres.
Me siguió a mi habitación.
— Creo que esperaré aquí afuera — afirmó.
— Bueno.
Entré en la habitación oscura mientras Jack esperaba en el pasillo junto a la escalera.
— Arabelle — escuché que me llamaban desde la oscuridad y dejé de caminar.
— ¿Corey?
— Aqui estoy.
Me di vuelta y lo vi de pie junto a la pared, se inclinó hacia la luz de la luna.
— ¿Qué estás haciendo? — le pregunté caminando hacia él y se llevó un dedo a la boca para indicarme que guardara silencio.
— Él puede oírte.
— ¿Qué, Corey, sabes quién está ahí afuera? — susurré y él asintió.
— Por eso no voy a salir.
— ¿Por qué?
— ¡No quiero salir! — susurró con dureza.
— Pero es tu hermano.
— Exactamente por eso me quedaré aquí.
— ¿En serio?
— No lo he visto en años.
— Sí, por eso creí que querrías verlo — declaré y sacudió la cabeza con los ojos muy abiertos.
— ¿Que se supone que le debo decir?
— Dile que no estoy aquí.
— Ya le dije que estabas aquí.
— Maldita sea.
— Corey, tienes que salir.
— No.
— Vas a salir por esa puerta — afirmé y suspiró con irritación.
— Por Dios, te odio — declaró.
Creo que realmente sentí que mi corazón se detenía. Él me miró con una expresión de preocupación.
— No me refería a eso — aclaró y yo solo lo miré en silencio.
— Querida, no estás respirando — dijo, colocando una mano con gentileza sobre mi hombro.
Respiré temblorosamente, dándome cuenta de que tenía razón, no estaba respirando.
— Sabes que no quise decir eso, ¿verdad? — preguntó y lo miré por unos momentos antes de asentir — No parece que me creas.
— Sí, solamente estaba realmente sorprendida — dije suavemente.
— Quise decir que odio la vida, lo cual tampoco es realmente cierto, yo... — se detuvo.
Puso un suave beso en mis labios y me dio un fuerte abrazo.
— Lo siento mucho, prometo que nunca volveré a decir eso... incluso si fue por accidente.
Traté de alejarme, pero él apretó su agarre.
— Por favor, dime que no te hice sentir mal.
— No lo hiciste — mentí.
— Estás mintiendo — afirmó.
— Cómo...
— Se nota por el tono de tu voz — me interrumpió.
Se apartó de mí, pero mantuvo sus manos sobre mis hombros.
— No hay palabras para expresar cuánto lo siento, sabes que eres lo único que amo en este mundo — declaró y asentí.
— Lo sé, solo que no esperaba que dijeras eso... nunca.
— Y yo nunca pensé decir eso. Siempre arruino las cosas.
— Eh, creo que realmente deberías ir a hablar con tu hermano ahora — dije y él asintió con la cabeza.
— ¿Quieres que me quede aquí o...?
— No — mencionó y me agarró la mano — Tu vienes conmigo, te necesito.