Cuando llegamos a casa, me moría de ganas de arrastrarme en la cama y abrazarme con Corey, sonreí al pensar en él, lo extrañé. Bostecé cuando salí del auto, cerrando la puerta de golpe.
— Oh, Dios, quiero tomar un café ahora mismo — dijo Drake mientras caminábamos hacia la puerta.
— ¿Café?, podrías dormir un poco. ¿Por qué te encanta quedarte despierto toda la noche? — inquirí y se encogió de hombros.
— Me encanta la noche — declaró.
— No puedo esperar hasta que hayas terminado con la escuela, podemos salir a beber, quedarnos despiertos toda la noche. Va a ser increíble — dijo y me reí.
— No puedo esperar — comenté, entramos y Drake cerró la puerta con llave después de que entré.
— Bueno, nos vemos mañana, calabaza. Voy a ir a hacer café — mencionó y puse los ojos en blanco ante sus tontos apodos.
— Buenas noches — dije, se dirigió a la cocina y yo corrí escaleras arriba.
Tan pronto como llegué a la puerta de mi habitación, esta se abrió y Corey se encontraba allí, su cabello estaba desordenado y solo llevaba boxers, parecía que ya había estado en la cama. Sus ojos se abrieron y sonrió.
— Wow — expresó.
— Hola — saludé, sonreí y él soltó una carcajada.
— El cabello ... wow — comentó y me reí.
— Drake me convenció ¿Te gusta?
— Te ves increíble — mencionó, me mordí el labio y contuve una risa. Podía sentir mis mejillas calentarse
— ¿Te gustaría entrar a la habitación? — preguntó y me reí.
— Sí, eso estaría bien.
Entré en la habitación y él cerró la puerta detrás de mí envolvió sus brazos alrededor de mi cintura.
— Te extrañé.
— Yo también te extrañé.
— Oh, ¿en serio? No creo, estabas demasiado ocupada divirtiéndote. Tiñéndote el cabello y Dios sabe qué más, hueles a cigarrillos.
— Sí ... Drake me ofreció algunos — dije.
— ¿Qué?
— Sí.
— ¿Entonces aceptaste la oferta? — inquirió y asentí.
— ¿Por qué? — agregó y me encogí de hombros.
— ¿Cuántos fumaste?
— Tres ... cinco.
— ¿Por qué demonios lo hiciste? Sabes lo malo que es eso.
— Sí, pero yo ... — no terminé habar, ya que no tenía una excusa.
Él sacudió la cabeza.
— Eso tiene que ser lo más estúpido que has hecho, ¿te das cuenta de que podrías morir por fumar?
— Te preocupas demasiado.
— No, no lo hago, solo hace falta un cigarrillo para volverse adicto. Fumaste cinco, eso es mucho.
— No voy a hacerlo de nuevo.
— Demonios, tienes a Drake ofreciéndote, va a ser bastante fácil hacerlo de nuevo — comentó y miré hacia abajo.
— Fumar es como inhalar veneno. Dios, Arabelle, ¿por qué hiciste algo tan estúpido?
— ¿Por qué estás creando un gran problema con eso? Fueron un par de cigarrillos, no voy a morir — dije, sonando más enojada de lo que había querido decir.
Él me soltó y dio un paso atrás. De acuerdo, tal vez estaba un poco agitada por la noche que tuve y el hecho de que era algún momento a la mitad de la noche y no estaba en la cama como debería estar. Él soltó una carcajada.
— Bueno, lo siento por preocuparme, supongo que debería dejar de preocuparme más por ti porque aparentemente te pone nerviosa que me importe si mueres o no — declaró y suspiré.
— ¿Qué le pasó a tu brazo? — preguntó, notando el vendaje que cubría mi nuevo tatuaje.
— Pensé que habías dicho que ibas a dejar de preocuparte por mí — murmuré.
— Ojalá pudiera hacerlo — dijo y luego salió de la habitación.
Me quedé allí por un momento ¿Ojalá?, incluso después de todo este tiempo todavía desea no haberme amado. Él no quiere que estemos juntos, entonces, ¿por qué lo estamos?
Él fue quien dijo que me amaba, no entiendo, ¿qué más puedo hacer para convencerlo de que deberíamos estar juntos? Suspiré y me fui a la cama, sentándome en el borde sentí una punzada de náuseas.
— Oh Dios — murmuré para mí misma — Alcohol y cigarrillos.
Solo Dios sabe lo que había en esa botella que Jimmy me dio, probablemente era la mezcla de todos los alcoholes fuertes. Caminé hacia el baño, sintiéndome mareado, cerré la puerta y me senté al lado del inodoro en caso de que las náuseas incrementaran. Después de un rato salí del baño, vomité dos veces. Después de cepillarme los dientes varias veces, miré el reloj junto a mi cama, eran poco más de las cuatro de la mañana. Suspire suavemente, me sentía cansada, pero estaba demasiado inquieta para dormir. Tal vez a Drake todavía le quede un poco de café, pensé. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina, Drake estaba sentado en el mostrador como si no fuera la mitad de la noche y todos los demás no estuvieran en la cama, con el café en mano, me miró.
— Oye, Bells, ¿qué estás haciendo despierta todavía?
— No puedo dormir, además me enfermé. ¿Has visto a Corey?
— Oh, eh, no, ¿no está siempre contigo?
— No, se fue poco después de que yo volviera y no lo he visto, así que me preguntaba dónde estaba.
— ¿Por qué se fue? — inquirió y me encogí de hombros.
— Supongo que se podría decir que tuvimos una pelea, no le gustó que hubiera fumado y yo no vi cuál era el problema.
— Oh — murmuró Drake — Sí, puedo verlo como el tipo de persona que se molesta por esas cosas. Se preocupa demasiado, puedo decirlo.
Me acerqué a la cafetera y me preparé una taza
— ¿Estás enojado con él? — preguntó Drake.
— No.
Nunca me enojo con él.
— ¿Crees que él está enojado contigo?
— No sé por qué haces estas preguntas? — dije con irritación.
— Solo por curiosidad — dijo y volvió a tomar su café.
Me senté en el mostrador frente a él y puse mi cabeza sobre la mesa.
— ¿Por qué no te vas a la cama, Bells? — preguntó, pero lo ignoré.
— ¿Crees que se fue? — le pregunté.
— ¿Quién? ¿Corey?
— Sí.
— No sé, ¿quieres decir que se fue, como irse y que nunca volver? — dijo y asentí
— Lo dudo, a menos que hayas tenido la peor pelea de la historia.
Cerré los ojos, aun apoyando la cabeza contra el mostrador.
— Drake, ¿crees que somos el uno para el otro? Sé honesto.
— Sí, ciertamente, sin duda creo que son el uno para el otro y eres tonta para dudar de eso.
— No es que lo dude, creo que él lo duda, lo ha hecho desde el principio. No cree que debamos estar juntos, lo ha dicho muchas veces — le dije.
— Sí, pero eso fue hace un tiempo, él todavía estaba en que los vampiros deberían odiar a los humanos. Ahora es diferente — mencionó y levanté la cabeza para mirarlo.
—¿Tú crees? ¿O todavía pensará así?
— Creo que él piensa eso, pero no sobre ustedes dos, creo que él piensa que ustedes son una excepción — comentó y bajé la cabeza.
— Drake, no creo que Corey quiera estar conmigo.
— ¿Por qué demonios piensas eso?
No fue Drake quien lo dijo e inmediatamente levanté la vista y vi a Corey.
— Les daré algo de privacidad — dijo Drake saliendo de la habitación.
Después de eso se hizo el silencio y Corey se acercó.
— ¿Por qué crees que no quiero estar contigo? — inquirió, miré hacia abajo y me encogí de hombros.
— Tienes que tener una razón — declaró y me quedé callada.
— Arabelle, por favor mírame — agregó y lo miré, resistiendo el impulso de mirar hacia abajo.
— Dime por qué piensas eso, necesito saberlo — dijo.
— Porque ... no crees que los vampiros y los humanos deberían estar juntos. Desearías jamás haberme amado para que no estemos juntos — murmuré.
— ¿Por qué crees que desearía no haberte amado?
— Um, lo que dijiste antes de irte — repliqué, él apartó la mirada por un segundo y luego me miró.
— No quise decir lo que dije, no deseo no preocuparme por ti.
— Entonces, ¿por qué lo dijiste? — pregunté.
— No lo sé, estaba enojado — aclaró y miré hacia abajo.
— Arabelle, te amo más que a nada, quiero estar contigo, siempre he querido estar contigo. Eso es lo único que podría pedir. Y esa es la única verdad.
— ¿En serio? — pregunté.
— Sí — respondió y me mordí el labio para contener una sonrisa.
— Lo siento.
— No hay necesidad de disculparse, es mi culpa — dijo.
— No lo creo.
— Espera, ¿de qué estamos hablando? ¿Estamos hablando de ti pensando que no quería estar contigo o de ti fumando? — cuestionó, luciendo confundido.
— Ambos — respondí.
— Oh, bueno, de cualquier manera, es mi culpa, te hice pensar que no quería estar contigo y reaccioné de forma exagerada.
— No reaccionaste de forma exagerada solo estaba irritada, pero no por ti.
Se sentó frente a mí, donde Drake había estado sentado.
— ¿Por qué estabas irritada entonces?
— Bueno, Drake me convenció de ... enfrentar mis miedos, por así decirlo. Fue una noche difícil.
— Él te convence de muchas cosas — comentó y asentí.
— Necesito dejar de escucharlo.
Aunque a veces me da buenos consejos, pensé.
— Entonces, ¿qué miedo enfrentaste? — preguntó, agarrando mi taza de café y tomando un trago.
— Mi miedo a las agujas — dije y sus cejas se alzaron.
— Oh, en serio y ¿cómo hiciste eso? — inquirió y contuve una sonrisa.
— Me hice un tatuaje — repliqué y escupió el café que había estado bebiendo.
Debí haber esperado hasta que hubiera terminado de tomar un trago. Me reí.
— ¿Hiciste qué? — preguntó.
Le di una servilleta y se limpió la cara, luego me reí de nuevo.
— Me hice un tatuaje.
— ¿De qué?
— Bueno, te lo mostraré — declaré, me bajé del taburete y me acerqué a él.
— ¿No planeas tomar otro trago? — le pregunté.
— Ja, ja, muy divertido, solo muéstrame la maldita cosa.
Me reí por lo bajo, me quité la gasa del brazo y luego le mostré su nombre en mi brazo con tinta negra, mirar el tatuaje nuevamente me recordó lo increíble que se veía. Realmente me encantó, incluso si era simplemente su nombre, significaba más para mí que cualquier otra cosa. Me alegré de haberlo hecho también para mostrarle cuánto significa para mí. Corey suspiró, me miró y sonrió.
— No puedo creer que hayas hecho eso por mí, es muy dulce — declaró y sonreí.
— Pensé que era una buena manera de mostrarte cuánto te amo, y valió la pena, incluso si me dolió como el infierno. Ahora puedes recordar cuánto significas para mí cada vez que lo mires — comenté y volvió a mirar el tatuaje.
— Aw dios, siento que voy a llorar.
Se dio la vuelta y lo vi cerrar los ojos y parpadear un par de veces.
— Esto apesta, ¿cómo haces que se detenga? — dijo y solté una carcajada.
— ¿Hacer que detenga? ¿Tus emociones? No puedes.
— Ah, maldita sea.
Volvió a mirarme, sus ojos brillaban a la luz.
— Haz que se detenga — se quejó y me reí.
— ¿Por qué te estás riendo? Realmente no es gracioso — dijo, pero luego se rio, ignorando lo que dijo.
— Lo siento, Corey, no puedo hacer que tus emociones se vayan. ¿Por qué no quieres llorar?
— Porque llorar apesta y una vez que comienzas, no puedes parar... es simplemente estúpido — comentó y sacudí mi cabeza.
Respiró hondo y me acercó a él, me acarició suavemente la mejilla con el pulgar y me miró directamente a los ojos.
— Te amo — dijo.
— Yo también te amo — dije y él sonrió.
— No tanto como yo te amo.
— Oh, Dios mío. ¡Me hice un maldito tatuaje de tu nombre y tengo miedo a las agujas! — exclamé.
— Lo sé y me sorprende que hayas hecho eso por mí.
— Bueno, no deberías estar sorprendido — declaré y me dio una mirada extraña.
— ¿No debería?
— No, haría cualquier cosa por ti y deberías saber eso. Significas todo para mí, no podría vivir sin ti. Juro por Dios que eres lo que hace latir mi corazón. Eres mi única razón para vivir y yo... Dios te amo demasiado — mencioné y tomé una respiración profunda — Desearía poder explicarte cuánto te amo, pero no puedo encontrar las palabras correctas para hacerlo.
Bajó la mirada y vi una lágrima caer por su rostro.
— Maldita sea — maldijo en voz baja, secándose la mejilla.
— Corey, es mejor si lloras, no tiene sentido intentar contenerlo — le aseguré.
Después de un momento me miró, las lágrimas caían en cascada por su rostro perfecto.
— Eres la única persona en la que he confiado — dijo.
— Bueno, prometo no romper nunca tu confianza, siempre puedes contar conmigo.
Se puso de pie y me abrazó mientras continuaba llorando, podía sentir las lágrimas en mis propios ojos. Después de unos minutos, se apartó y me besó ligeramente.
— Gracias — dijo.
— ¿Por qué? — le pregunté.
— Por todo — dijo, me incliné y lo besé.
— Cuando quieras, amor.