La guardia (Saga la Donante #...

By Iselayuki

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Libro #4 de la Saga La donante. Una historia previa al inicio de la donante. Conoce un poco más sobre los gu... More

Sinopsis
Prologo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Aviso
Capítulo 27

Capítulo 18

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By Iselayuki



El tiempo se detiene, contrario al placer que aparece prolongarse una eternidad. Liel embiste un par de veces, siento su cuerpo ponerse rígido, antes de que se corra y se apoye sobre mí. Mi cabeza sigue nublada por el placer, ha pasado tanto tiempo desde que estuve con alguien y definitivamente, nada podría compararse. Puede que sea solo por el cambio o porque es él.

―¿Estás bien? ―Sostiene con sus brazos, suficiente de su peso para no aplastarme―. ¿Tus costillas? ―dice mirándome con algo de preocupación, su mano tocándome uno de los costados.

Sacudo la cabeza. Lo cierto es que, en este momento, lo único que siente mi cuerpo son las secuelas del sexo, el sabor de su sangre aun en mi lengua y su olor en mi nariz. Es como si su sangre hubiera ayudado a mi condición, hay solo unas ligeras molestias, pero son mínimas. Hago una nota mental para preguntarle al respecto.

―Eso fue... ―jadeo pasando mis dedos por su espalda, él se mueve llevándome sobre su pecho.

―Lo siento, fui demasiado brusco. ―Aparta el pelo de mi cuello, su pulgar rozando el lugar donde ha mordido.

Veo mi propia marca en él. No es algo que debería provocarme satisfacción, pero lo hace, así que alejo la mirada.

―Mihan, ¿estás bien? ―insiste ante la falta de respuesta de mi parte.

―No tengo nada de que quejarme ―aseguro, mis ojos siguiendo la agitación de su pecho, dejando que el silencio llene el espacio―. Estoy bien. ―Sus dedos viajan por mi columna, pero puedo sentir su mirada examinando mi rostro.

No estoy segura si debo apartarme, realmente no quiero hacerlo, puedo sentir el agotamiento arrastrarse sobre mí.

―Descansa ―susurra, inclinando mi cabeza para que descanse sobre su pecho―. Tenemos un largo camino por recorrer.

Quiero hacer preguntas, pero mi respuesta es intangible, antes de sumirme en un sueño profundo.

҉

Parpadeo un par de veces, logrando salir del estupor, sin saber cuánto tiempo ha pasado, pero dándome cuenta de varias cosas, la primera de ellas es que sigo recostada sobre Liel, uno de sus muslos colocado entre los míos y una de las mantas cubriendo mi espalda.

La segunda es que mi cuerpo no solo parece estar en mejores condiciones, sino reaccionar a él. Puedo sentir mis pezones contra su pecho y la humedad entre mis muslos, el olor de mi propia excitación llegando a mi nariz. ¡Maldición!

Su mano toca mi trasero y no puedo contener un gemido. No soy la única que parece dispuesta y lo hace saber cuando se mueve, presionando la punta de su miembro en mi entrada.

Mis caderas se agitan y sin palabras, me encuentro cabalgando sobre él, mis manos en su pecho, las suyas sosteniendo mis caderas. Es una locura. Hace solo unas horas parecíamos odiarnos y ahora...

El sexo es lento, permite que marque el ritmo y yo disfruto de la vista, de la forma en que me mira, que solo aumenta mi excitación. No soy alguien totalmente experimentada, pero mi cuerpo parece tener el control sobre mi mente.

҉

Me muerdo el labio mientras termino de vestirme, él ha encontrado algunas ropas que sustituyen las anteriores, que son asco. Las mías, especialmente. No hemos dicho mucho y temo que ahora viene esa parte horrible e incómoda después de un buen sexo con alguien a quien no conoces demasiado. Si, nos hemos encontrado algunas veces durante estos años y si, estamos haciendo un viaje juntos, pero no sé mucho de él. Ni siquiera si sale con alguien, esa es quizás la peor parte. Es decir, siendo tan bueno, dudo que tenga problemas para tener compañía. Y los vampiros no parecen entender mucho sobre exclusividad.

Y no, no soy una chica virginal que espera que nos casemos y seamos felices, a todo esto, ¿los vampiros se casan? No tengo idea, pero...

―Lo siento ―su voz es un susurro. Dios. Quiero darme de golpes contra la pared, anoche e incluso hace unos momentos todo parecía genial, pero mentiría si dijera que no tengo idea de lo que viene―. Me olvide de tus heridas.

Confundida me doy vuelta mirando su rostro, pero mi atención se desvía a la marca en su cuello. Prácticamente ha desaparecido, pero recuerdo exactamente lo que sentí.

―No mentí ―digo, obligándome a mirar sus ojos―. Estoy bien, creo que algo hizo tu sangre. Estoy mejor que antes de tomar uno de los frascos. ¿Por qué?

―Nuestra sangre es mas efectiva, especialmente si eres lo suficientemente viejo. Sin embargo, olvide advertirte lo que ocurre cuando te alimentas de otro vampiro.

Me cruzo de brazos. De nuevo mi atención va a su cuello. Eso si fue un poco extraño, simplemente me deje llevar y culparlo no podría, porque fui quien inició las cosas.

―¿Qué quieres decir? ―Parece incomodo y eso alivia un poco de mi propia incomodidad. Liel siempre me ha parecido alguien que tiene el control de todo y no se equivoca.

―Sobre el impulso sexual que tomar de la vena desencadena.

―Oh. ―Tiene sentido, aunque sería una mentirosa si negara que me atrae.

En los últimos años, he evitado el contacto con el resto de los vampiros que vivían en los laboratorios, pero a veces me cruzaba con ellos y con ningún otro sentí un poco de curiosidad. Como lo hice con Liel.

―Estabas herida y siendo terca, pero no lo maneje de la mejor manera. Así que, si quieres golpearme, estoy bien con eso.

Suelto una risa nerviosa y agito las manos.

―Esta es una conversación un poco extraña, ¿Sabes? Hace un momento no estaba fuera de mí, así que no voy a culparte, yo estaba dispuesta ―admito sosteniendo su mirada―. Si estás buscando una salida...

―Yo te deseaba, Mihan ―me interrumpe―. Lo hago y no, no voy a disculparme, salvo por mi descuido con tus heridas y no decirte antes lo que pasaría si bebías de mi sangre. ―Evito abrir la boca y actuar como una loca, ante su admisión, porque sigo siendo una chica y la manera en que lo ha dicho y en que sigue mirándome, estoy segura de que afectaría incluso a Anisa que siempre parece tener algo contra todo el mundo―. No es el momento, ni el lugar para hablar, así que ¿esta bien si dejamos esta conversación para cuando salgamos de aquí?

―De acuerdo. ―Se adelanta un paso y tomando mi nuca, me besa. Es un beso demandante y que me deja con ganas de más, pero permito que retroceda y vuelva a ser todo seriedad y negocios.

―Ahora debemos pensar que haremos. No tenemos sangre, solo un par de sustitutos y el sol aun se encuentra arriba.

―¿Estás seguro de que aun esperan por nosotros?

―Si. Nos darán cierto margen, por eso debemos llegar antes de medianoche. ―Se frota la barbilla―. No estoy seguro como lo que vimos puede cambiar las cosas, pero trataran de no irse sin nosotros.

Mi mente se pone en marcha.

―Podemos usarlos ―señalo el contenedor que se ha quedado abandonado en un rincón―. Si bebemos los sustitutos, podemos salir con el sol arriba. Dolerá, pero no explotaremos o seremos como un fosforo.

―Dijiste que te hizo daño y aun no estás completamente recuperada. No voy a arriesgarte.

Mi estómago hace cosas raras ante sus palabras.

―No estoy sugiriendo salir ahora, pero podemos hacer un par de horas antes de que anochezca por completo. Ganar algo de tiempo.

Parece considerarlo y tomado su bolsa, saca un mapa que extiende en la cama.

―Hay bastante zona boscosa que podemos usar como protección. ―Veo el radio en su bolsa y no puedo evitar tomarlo y dirigirle una mirada interrogante―. No hay señal. La comunicación murió desde anoche. Además, lo metí al agua, así que puede ser eso también.

Compruebo sus palabras y lo devuelvo, sintiéndome decepcionada.

―¿Qué piensas les ocurrió a esas personas? ―pregunto al recordar la escena tan horrible. No eran solo adultos, había niños.

―Estoy casi seguro de que tiene que ver con los helicópteros que escuche.

―Pero... Eso no fue hecho por ninguna bomba o arma.

―La pólvora no es la única cosa peligrosa. ―Niego, sin comprender lo que quiere decir―. Creo que se trató de un agente biológico. Vi tambien algunos animales muertos afuera.

―¿Armas biológicas? ―Eso tiene sentido. Durante los últimos años que viví como humana, no se dejaba de mencionar que algunos países estaban trabajando en ellas, incluso algunos de los virus mas violentos que desataron pandemias se sugirió podían ser parte de lo que estaban haciendo algunos gobiernos―. ¿Somos susceptibles?

―No lo creo. Pero es mejor no acercarnos demasiado.

―¿Qué crees que pasó con Rolan? ―Sacude la cabeza.

―No es nuestro problema.

―Pero...

―Él puede cuidarse solo. Además, tú eres mi prioridad.

Creo que solo está siendo amable, porque sin mí, él habría llegado a tiempo, sin pasar por tantos problemas. Soy yo quien lo ha retrasado.

―Suena mejor que una carga, ¿no? ―Da una sacudida de cabeza, elevando las manos y dejándolas caer.

―No voy a ir de nuevo ahí, ya hemos tenido esta conversación. Solo te haré una pregunta. ―Me mira con gravedad, volviendo a ser el mismo Liel de siempre―. ¿Piensas desperdiciar lo que otros han sacrificado por ti?

―¿Qué? ―Me aparto, mirándolo furiosa―. No, no te atrevas, no sabes nada de mí ―lo acuso, apuntándolo con el dedo.

―Te equivocas. Sé más de lo que te imaginas. Estuve ahí esa noche, te vi morir, o mejor dicho, querías hacerlo.

Aspiro una bocada de aire. Claro que él estuvo ahí, él vio lo que pasó.

―Entonces, si lo sabias, debiste dejarme morir.

―No, pensé que cambiarias de parecer, pero sigues compadeciéndote.

―No, no lo hago, pero él tiene razón, si yo...

―Si tú no hubieras estado aquí, Koller y esa chica estarían muertos. Todo el trabajo, todos los años invertidos en la investigación se habrían perdido. Incluso fuiste un conejillo de indias y dejaste ver que casi lo han conseguido. Es posible que aun falte, pero ahora se tienen las bases, se tiene algo que puede cambiar todo y que quizás nos permita llegar a mejorar las cosas. Viste a esas personas, no ha sido suficiente todos los ataques, la estupidez humana acabara con todo si alguien no les pone un freno.

―Pero...

―No, cada uno de nosotros sabe cuál es nuestro deber. Ella lo sabía, Rolan lo sabe, pero esta cegado por el dolor. Sin embargo, esto no es sobre nosotros, sobre unos cuantos, es sobre el destino del mundo. Los fundadores quieren evitar que los humanos se destruyan, por eso debemos romper lo único que nos limita.

―El sol.

―Si, no es una cosa que recaiga sobre una única persona y nadie te culpara, pero aquí hay algo que tú tienes que hacer. Dejar de mirar atrás, dejar de añorar lo perdido. No puedes cambiar el pasado, pero si puedes elegir como construir tu presente. Eres solo tú quien elige qué camino tomar y de ti depende, si dejas que la vida tome las decisiones por ti.

Evito mirarlo, sus palabras calando dentro de mí. Tiene razón, no puedo seguir volviendo sobre lo mismo, sobre lo que no pude cambiar, lo que no podre cambiar.

―Ahora dime, ¿estás lista para salir de aquí? ―pregunta, ofreciéndome uno de los recipientes de protector.

Aunque quiero patearlo, lo acepto y retirando la tapa, lo bebo. Basta de autocompadecerse, tenemos que llegar. 

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