Capítulo 11

1.2K 193 17
                                    


―¿Cómo estás? ―Asim me mira con preocupación, inclinándose delante mí, ofreciéndome uno de los pocos recipientes de sangre que nos quedan. No he estallado en llamas, pero mis manos y rostro tienen heridas, las veo y siento. Son enormes ampollas.

―Bien, supongo. ―Hago una mueca, pero bebo el líquido frio. Ayuda, puedo sentir como mis heridas lentamente se recuperan.

―Funciona. Quizás no tan bien como se podría estar, pero lo hace.

Asiento. Es verdad, hasta este momento no lo había pensado de ese modo, todo se trataba de cruzar y traerlos a un lugar seguro.

―¿Cómo está Kyla? ―Su respuesta en una negación con la cabeza.

―Si no llegan antes del amanecer... ―Sus palabras me dejan helada por dentro.

Conozco a Kyla hace casi 4 años, la vi cuando eran solo una chica de 14 años y pensar que por mi culpa puede morir. Y en manos, precisamente de un humano. Una ironía.

"¿Qué ha dicho Koller?", pregunto mentalmente. No estoy segura si sigue consciente, pero no deseo que escuche nuestra conversación. Ciertamente estamos bastante separados de ellos, pero no puedo estar segura.

"No tiene lo necesario para atenderla. Además, parece que perforó algún órgano vital".

Miro con impotencia su figurada recostada en un rincón. Nuestras chaquetas han servido como una improvisada cama, incluso la misma bata de Koller.

"Tienen que llegar", mis palabras son más una especie de súplica.

"Deben hacerlo o estaremos perdidos". Me tiende otra botella, que rechazo. "Te necesito fuerte, debemos prepararnos para los impuros".

"¿Qué hay de ti?".

Sus manos tienen un aspecto horrible, lo mismo que su mejilla izquierda. No son ampollas, es sangre y piel desprendida. Puedo hacerme una idea de lo que pasaría de alguno de nosotros, sin beber el bloqueador, saliera durante el día.

"Estaré bien". Niego y tomó la tercera de las botellas que pretendía darme.

"Te necesito fuerte", repito sus palabras.

Una pequeña sonrisa se dibuja en su cara, antes de asentir y beber el líquido rojizo.

Aparto la mirada.

"Nunca podre acostumbrarme a esto".

"Lo harás", afirma, poniéndose de pie. "Quédate con ellos, veré si hay alguna arma o algo que podamos usar".

"No te expongas". Levanta una mano y niega.

"Tranquila. Aprendí la lección".

Mientras él se aleja, miro la espalda de Koller, sus hombros están caídos y hay cierta tensión en sus movimientos. Está agotado. Tomo mi mochila y busco un par de barras nutritivas.

Lentamente me acerco, se gira al sentirme, ya que intencionalmente hago un poco de ruido.

Me hace una seña para que nos retiremos.

―Debes comer. ―Contempla las envolturas en mi mano, luciendo tan perdido, como si no estuviera seguro―. Lo necesitas.

Eso parece convencerlo. Suspirando coge la primera, pero se vuelve hacia donde permanece Kyla.

―No tengo nada que sea útil ―explica con gesto ausente, pasándose una mano por la frente―. Solo he contenido la hemorragia y aplicado algo para el dolor, pero...

La guardia (Saga la Donante #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora