Capítulo 26

1.7K 215 17
                                    


El «te veo más tarde» de Liel, se convierte en un amanecer y después en otra noche sin verlo. Así que Asim y yo terminamos vagando por el lugar, esperando por instrucciones ya que él es nuestro entrenador de turno. No me pasa inadvertido que no es el único que no se encuentra, así que presto atención intentando entender que ocurre o a que se debe su repentina ausencia.

Liel no ha dado muchos detalles sobre la situación en estos momentos del mundo en general, en parte creo que teme que pierda la cabeza o que haga locuras, cosa que no haré. Lo ocurrido en América, la muerte de Marine, el enfrentamiento a Rolan y la huida de los impuros me ha dejado en claro la seriedad de las cosas y mi situación. De lo poco que consigo saber, parece que los impuros han comenzado a atacar a los humanos de forma indiscriminada y eso desde luego que es malo. Los fundadores, los vampiros que nos dirigen, tenían intención de no revelar su existencia hasta tener lista la fórmula que nos permita exponernos al sol, sin consecuencias. ¿Por qué esperar? Porque no es como si pudiéramos salir y decir "sorpresa, somos vampiros", los humanos tienden a querer eliminar aquello que nos resulta desconocido. Y si consideramos que los impuros están dejando una muy mala impresión, lo más probable es que comience una nueva guerra entre ellos y nosotros. Especialmente tras el calor de la guerra y enfrentamientos.

Esa sería una muy mala idea por muchos motivos. El principal de ellos, el mundo es demasiado caótico como necesitar nuevos enfrentamientos y definitivamente, un humano no es rival de un vampiro. Si los vampiros quisieran, los convertirían en esclavos o algo parecido.

Maldición. No había pensado en eso y espero que nadie más lo haya hecho. Sería terrible, como una de esas películas o series donde ellos gobiernan.

―¿Qué te tiene tan preocupada? ―Asim juega con una barraja de cartas al otro lado de la mesa del comedor.

Obviamente no nos alimentamos como los humanos, pero es el mejor sitio donde poder pasar el rato y la mayoría de los humanos se encuentran en el otro lado del refugio.

»Creo que no debes preocuparte por él, yo estaría mas preocupado por nuestros traseros. Aun me duelen los pies por esas carreras que nos ha obligado a hacer. Pensé que el tipo era tranquilo, pero es un jodido tirano.

Sonrío. Liel no bromeaba con eso de ser exigente, a todos los ha tenido corriendo como si nuestras vidas dependieran de ello. Sumado a que ahora ha puesto algunas trampas y obstáculos, a veces incluso va detrás de nosotros. Mas de uno lo ha maldecido, incluida yo.

―Seguimos siendo lentos.

―No me molestes ―farfulla sacudiendo la cabeza.

―Los impuros son demasiado rápidos, debemos mejorar.

―Supongo, pero...

―Novatos. ―Ambos nos volvemos ante la voz de uno de los guardias. Creo que Yujoo o algo así. Es difícil aprender el nombre de todos―. Síganme.

Asim se encoge de hombros y me indica que avance.

Cuando entramos en el espacio de entrenamiento, no me sorprende ver al resto de aspirantes a guardias, lo que si lo hace es ver quien nos espera.

―Aquí los tienes, Fabien.

―Gracias, Yujoo. ―Él hace una pequeña seña, antes de girarse y salir―. Hoy seré yo quien practique con ustedes.

―Genial. Mas correr ―suspira Asim.

―¿Saldremos? ―pregunta Karam, el tipo que parece fue militar. Aunque al inicio creí que eran un poco rudos y extraños, y que no les gustaba la idea de una chica entre ellos, no son tan malos como pensé.

La guardia (Saga la Donante #4)Where stories live. Discover now