Capítulo 12

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Miro detrás de mí, Koller sostiene la pequeña arma que Asim encontró, yo tomo la mía, aunque prácticamente he descartado usarla, la única espada que encontramos la tiene Asim. Realmente no estamos preparados, pero haré todo lo que pueda para protegerlos y luego, ir en busca de Marine. Me niego a aceptar que ya no está. Me toma un segundo darme cuenta de que la expresión de Asim ha cambiado, ya no es una de alerta o lista para la pelea, parece cargada de alivio, antes de que abra la puerta y un par de cuerpos crucen el umbral.

No estoy segura de lo que siento al ver los recién llegado, si es alivio o furia.

Han llegado.

El primero en entrar es un fundador, que reconozco como Reus, el padre vampírico de Kyla, corre hasta donde está ella y grita algo, pero yo solo puedo ver los mechones largos del pelo de un vampiro que he visto antes en las habitaciones de Marine, de pie en la puerta me mira, hay una pregunta silenciosa en su mirada. Sacudo la cabeza ligeramente, sin saber que decir. Él da media vuelta, a pesar de que Asim y Liel, discuten con él, los aparta y se marcha.

―¿Qué demonios pasó? ―pregunta Reus.

No escucho la pregunta, me lanzo hacia la puerta, pasando las tres figuras, incluido Asim. Sigo el rastro de Rolan, que se dirige justo a la entrada de lo que era el edificio de laboratorios. Necesito saber. Guardo una pequeña esperanza, pero me es imposible llegar lejos, un par de brazos me aprisionan reteniéndome.

―No ―gruñe una voz en mi oído.

―¡Suéltame! ―Forcejeo desesperada, pero su agarre es demasiado firme.

―¡Basta! ―Su tono es tan autoritario que me quedo inmóvil, antes de observar su cara.

El rostro serio de Liel, que me observa con reproche, mientras sus brazos se niegan a dejarme ir. Quiero golpearlo. No es algo especialmente contra él, es solo que deseo descargar la frustración que siento en estos momentos y que no me deje ir empeora las cosas.

―Déjame ir. ―Ahora mi voz es más una súplica, pero él niega y mira a nuestras espaldas.

―Es tarde.

Libero mi mano y golpeo su rostro, ni siquiera se inmuta y tampoco me libera.

―¡No! Tú no sabes nada...

―No tenemos tiempo para esto. ―Reconozco la voz de Abiel y veo que no está solo, hay otro vampiro que sostiene nuestras cosas, mientras que Reus y Asim se encargan de conducir a Kyla y Koller fuera de la bodega donde nos habíamos refugiado―. Tenemos que irnos.

―¿Qué? ―Comienzo a negar, pero Liel, se inclina frente a mí, bloqueando mi visión del resto. Nuestros rostros están tan cerca, su voz es apenas un susurro.

―Escucha. ―"Esa chica se está muriendo, debemos sacarlos de aquí".

"Pero...".

"Es tarde. No hay nada que podamos hacer. La sangre solo atraerá a más impuros, debemos irnos".

Le miro impotente, las palabras de Marine repitiéndose en mi cabeza. Sé lo que debo hacer, pero no quiero hacerlo.

Dejo de luchar y él tira de mí, su agarre firma sobre mi muñeca.

―¿Qué hay de Rolan? ―pregunto examinando hacia donde nos dirigimos. Estamos rodeando la bodega donde nos encontrábamos y caminamos hacia unas pequeñas ruinas, saliendo de los terrenos de los laboratorios.

―Estará bien. Sabe que si no viene se quedará, aunque creo que no será el único.

No entiendo su comentario, pero no pregunto más.

La guardia (Saga la Donante #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora