—¿Es una broma? —la expresión del doctor Shin era confundida.
—No es broma, yo jamás bromeo.— Él le dio la espada, se espero esa reacción desde un principio.
El aire frío golpeo su rostro con fiereza, su cuerpo de pronto lo sintió pesado y tenso.
—¿Cómo se que va a funcionar?
—Funcionó hace un par de años.— dejo que el viento halado de la noche calara sus huesos mientras los recuerdos grites y agrios de aquella noche llegaron a su mente.
—No hay prueba científica que justifique que...
—Archivo 245, paciente Jin Se–yeon. —fue su única respuesta.
Su corazón dolió ante el recuerdo de aquella mujer tan hermosa y única a la que siempre amo con toda el alma pero nunca pudo estar con ella.
Las circunstancias siempre le impidieron que su amor fuera correspondido.
No fueron destinados pero la amo como tal, en su corazón existía un pequeño rincón para la omega.
Su esposa, sin duda había llegado en el peor momento de su vida. La amaba, por supuesto que si, al igual que a sus pequeños hijos pero el los recuerdos le hacían odiarse por ser débil, por ser un mal alfa.
Ahora beta.
Tener su propia familia le hizo vivir, sentir que seguía vivo y que el amor no era del todo malo.
Su omega. Sus hijos. Su familia.
La familia que siempre sonó ahora lo esperan en casa.
Su casa.
Din dolor.
Sabía que su lobo estaría feliz de ello pero llevaba años sin sentirlo.
El rostro pálido de Taehyung llego a su mente al igual que el de Yoongi.
Ambos.
No dejaría que ellos pasarán por eso.
El lo había vivido y no dejaría que ellos experimentan tal dolor.
—Sólo tienes que convencer a los padres del omega, de mi sobrino me encargo yo. Pero si te parece puedo personalmente decirles.
—Vere que puedo hacer, no te prometo nada.