Era una locura, no podía llamarse de otra forma y Anthony lo había dicho ya unas cuantas veces, pero al parecer a ninguno de los dos le importaba o simplemente estaban demasiado ocupados con otras cosas como para escucharle.
Después de lo ocurrido el día anterior, Sebastian se había mostrado más silencioso de lo normal, parecía perdido en sus pensamientos, en unos recuerdos en los que hacía mucho que no pensaba y por su mirada, por lo poco que lo conocía, Chris sabía que dolía mucho.
Emily le llamó al móvil, pero no contestó, también recibió una llamada de su padre, pero tampoco le contestó. No sabía que decirles, ni sabía si contarles la verdad, decirles lo que estaba haciendo, que se había enamorado de otra persona, de un hombre o si por el contrario, era mejor seguir con su falsa vida delante de ellos.
Demasiadas cosas en su cabeza ya le daban migrañas. Ya tenía bastante con la idea de que Vía era un muchacho, en cierta forma vivo, al que su padre tenía encerrado en algún sitio, que estaba sufriendo y que le estaba pidiendo ayuda a través de una voz en su cabeza.
Para colmo estaba la historia de Sebastian. Por lo poco que había dicho el hacker la noche anterior, VIA era mucho más peligroso de lo que jamás había pensado, el gobierno mentía sobre el uso que le daban y Sebastian había sido una de sus víctimas por medio de la tortura.
Por eso, Chris decidió tener su primera cita con él, aunque no fuera más que una pizza en el sofá y la primera película que encontraran en Netflix.
Con un poco de suerte, no llegarían a verla, porque lograría hacer hablar después de la primera cerveza.
- ¿No deberíamos estar planeando como llegar hasta Tom? - Preguntó Sebastian mientras Chris lo arrastraba hasta el sofá. - Además debo decir que me siento en una película de adolescentes. Has hecho que tus amigos nos dejen solos, les has pedido que vayan al cine como si fueran tus padres. ¿Has puesto un calcetín en la puerta para avisarles de que no pueden entrar todavía?
- Muy gracioso. - Chris contestó con una pequeña burla pero le guiñó el ojo señalando a la mesa con las pizzas, las botellas de cerveza y el mando a distancia. - Pero lo cierto es que no pretendo nada sexual contigo hoy.
- ¿Ah no? Vaya, yo pensaba que querías hacer algo más después de lo de anoche.
- Y quiero, claro que quiero. Pero antes... Se que no nos conocemos mucho, pero algo me dice... soy bueno leyendo las caras de la gente. La tuya me dice que tienes algo que te ronda en la mente, algo que te hace daño. - Sebastian respiró con fuerza, desvió la mirada y apretó la mandíbula. - Mira, no quiero que te sientas incómodo, tal vez aquí fuera nos conocemos desde hace poco, somos unos desconocidos en realidad. Pero sabes tan bien como yo que a través de VIA y nuestros encuentros, somos...
- No lo digas, es demasiado cursi.
Chris dio un par de pasos hacia Sebastian y le acarició la mejilla con la mejor sonrisa en sus labios.
- Vamos, lo hemos dicho muchas veces durante las sesiones. Tú mismo lo has dicho. Somos almas gemelas.
Sebastian bufó pero se echó a reír y como había hecho unas horas antes, sostuvo el rostro de Chris con ambas manos y le dio un beso.
- ¿Qué quieres saber?
- No quiero saber nada. Quiero que me digas lo que tu quieras.
Sebastian se sentó en el sofá y bebió un poco de cerveza.
- No hay mucho que contar en realidad. Se define en pocas palabras, soy hacker, lo soy desde los quince y cuando era un crío no era tan cuidadoso como ahora. Me cogieron haciendo una tontería, pero para ellos ya era un criminal terrible. Me encerraron, creo que entonces lo estaban probando todo y yo era, junto a otros chavales, su conejillo de indias. Probaron con nosotros diferentes tipos de nuevas torturas, legales, las llamaban ellos. Nada mortal, nada que después, si nos soltaban, ninguno de nosotros podríamos demostrar.
Chris de sentó a su lado en el sofá y acarició su rodilla, pero no dijo nada, porque no sabía que podía decir a todo lo que estaba escuchando. Simplemente se lo quedó mirando esperando a que siguiera hablando.
- Se podría decir que me soltaron pronto y no volví a saber de ellos, pero como he dicho, esa gente sabía muy bien lo que hacían. Una vez en tu mente, no necesitan estar cerca de ti para controlarte, para hacerte daño y jugar con tu cerebro.
- Por eso sabías lo que me pasó anoche. Pensabas que había sido el gobierno. - Sebastian asintió. - Pero te puedo asegurar que el gobierno no me ha torturado nunca, en realidad hasta que te conocí no había hecho nada ilegal.
- Lo siento, de verdad, no pensé que... Cuando nos conocimos en VIA y mi personaje se enamoró de ti, no imaginé que llegaría a conocerte en persona y mucho menos esperé meterte en ningún lío como el de estos días.
-Hey, no lo he dicho como algo malo. No es que me sienta orgulloso de hacer nada ilegal, pero al mismo tiempo, creo que nunca me he sentido tan vivo como estos días. Pero te aseguro que el gobierno nunca me ha puesto las manos encima.
Se miraron en silencio un momento y los dos se echaron a reír.
- Me muero de hambre, la verdad. Con tu ataque de noche y demás, no he podido comer nada desde no se cuando.
- Comamos. Ya pensaremos luego como llegar hasta Tom. Aunque si podemos esperar un poco más, podríamos ver una película primero, algo corto, algo que nos haga reír.
*
- ¿Estás seguro de que quieres hacerlo? - Sebastian estaba tenso, no le gustaban los planes improvisados y mucho menos los que salían de unas cuantas cervezas y estómagos llenos con pizza.
- No veo otra forma de averiguar donde está exactamente Tom... VIA para llegar hasta él.
- ¿Y crees que es buena idea entrar en VIA después de lo que pasó anoche? ¿Y si "el padre de Tom" sabe que estaba hablando contigo y si es una trampa para ti?
- ¿Por qué te metieron en la cárcel?
Sebastian se quedó sorprendido por la pregunta y durante un segundo no supo que responder.
- ¿Qué tiene que ver eso con lo que estamos hablando?
- ¿Te detuvieron por robar un juego de ordenador?
- No, pero...
- Dime
- No, no se trataba de un juego. Intenté colarme en la sede de la universdad para que aceptaran a mi mejor amigo, aunque le habían rechazado por ser demasiado pobre, no podía permitir que una mente tan brillante como la suya se quedara sin recibir los estudios que se merecía.
- Entonces te detuvieron por una buena causa. Estuviste en la cárcel y te torturaron por hacer las cosas bien y por no dejar que los ricos y poderosos se salieran con la suya.
Sebastian se echó a reír, acababa de entender a donde quería ir a parar Chris y lo malo es que tenía que darle razón. No había hecho ninguna de los incursiones cibernéticas para aprovecharse, no quería ganar dinero, no quería hacerse rico o famoso. Siempre lo había hecho para ayudar a alguien que lo había necesitado y siempre le había metido en verdaderos problemas, le había llevado a la cárcel, había terminado en el hospital, casi le habían matado, pero ahí seguía haciendo lo mismo.
- ¿Estás usando mi propia experiencia en mi contra para obligarme a que estar de acuerdo contigo?
- Suena retorcido, pero supongo que sí. ¿Ha funcionado?
Sebastian suspiró y se pasó una mano por el pelo en gesto nervioso.
- Supongo que no me queda más remedio que enseñarte como se mueve uno con soltura dentro de VIA y como darte cuenta de que alguien intenta entrar en tu cabeza sin tu permiso. - La enorme sonrisa dibujada en los labios de Chris calentó su corazón y se la devolvió. - Pero no significa que estemos preparados en un par de horas, hace falta tiempo para prepara el cerebro para algo así.
- Algo me dice que el chico lleva mucho tiempo esperando a alguien que le escuche y esté dispuesto a ayudarle. Creo que podrá esperar un poco más. ¿De cuanto tiempo hablamos? ¿Un par de días?
- ¿Un par de días? - Sebastian se echó a reír, pero solo durante un segundo, porque aquello era demasiado serio. - Controlar tu cerebro dentro de VIA es casi tan difícil como le es para un niño ponerse a caminar. No hay un tiempo definido, pero desde luego no pasa en un día.
- Vale. - Chris lanzó un intenso suspiro. - Entonces tendremos que empezar ya, porque quiero ayudar a ese crío, sonaba desesperado. ¿Cómo lo hacemos?
- Solo hay un modo, pero creo que deberías descansar un poco más, recuperar fuerzas antes de ponernos a ello.
Chris apoyó una mano sobre su hombro y por un momento, el silencio se adueñó del apartamento. Sus amigos se habían marchado, al cine o a cenar o simplemente habían decidido dejarles solos. Así que durante un momento, la respiración de ambos fue todo lo que se escuchó en el apartamento.
Chris movió su mano hasta el cuello de Sebastian y sonrió al notar que temblaba por su contacto.
- Con todo lo que has pasado en la vida y te pone nervioso sentir mi mano sobre tu piel. Increible.
- Aunque no lo parezca soy un tipo tímido.
- Si claro, tú tímido.
- Por algo soy hacker y no voy haciendo el vigilante por las calles. Soy tímido, siempre lo he sido, me cuesta mucho hablar en público y desde luego, me pone muy nervioso, el contacto de otra persona.
- ¿También si te beso?
- Chris...
- Se que esto es importante y soy yo el que te he dicho que debemos ayudar al crío cuanto antes, pero no creo que pase nada si nos tomamos cinco minutos para sentir como saben los labios del otro en el mundo real.
- No es la primera vez que nos besamos.
- Pero dos veces aquí fuera no se acercan si quiera las cientos de veces que nos hemos besado dentro de VIA. Allí los dos estamos cómodos, porque los dos sabemos lo que siente el otro. Aquí, es como si fuéramos todavía dos extraños.
- Ryan no habla tanto. - Dijo Sebastian riéndose.
- Ryan es un esclavo, no está en su naturaleza hablar por si mismo libremente. ¿Quieres que yo sea Ryan?
- No, quiero que seas tú, porque algo me dice que en realidad siempre he sabido que Ryan no era real y que me estaba... encariñando de ti.
Chris no tuvo que preguntar para entender que encariñarse significaba enamorarse, sobretodo porque él sentía exactamente lo mismo. Desde que había comenzado a entrar en VIA y sobretodo desde que había conocido a Benjamin en el otro lado, había pensado que la persona que había detrás, la persona real, la del mundo físico debía ser increible.
No se equivocaba y por eso, le besó. Sabía que no habría muchas más oportunidades de estar tranquilos y acaramelados en los siguientes días, así que aprovechó esos últimos instantes para sentir y creer que se habían conocido de una forma normal, en el trabajo o en un bar, que se habían enamorado poco a poco, cualquier historia parecía más tranquila que la que realmente estaban compartiendo.
Sus labios se encontraron en un beso tímido, que poco tenía que ver con los besos que habían compartido dentro de sus experiencias. De alguna forma y sin decir nada, parecía que los dos querían ir despacio, poco a poco, aunque no tuvieran mucho tiempo.
- Deja que entre yo. - Susurró Sebastian sin apenas separarse de Chris. - Conozco VIA mejor que tú y sobretodo conozco sus peligros.
- Tom conecta conmigo. Por algo será. Por algún motivo quiere que sea yo el que llegue hasta él, el que descubra como encontrarle y sacarle de ese lugar en el que lo tienen encerrado.
- No hay forma de que cambies de parecer ¿Verdad? - Chris negó con la cabeza con gesto convencido. - Muy bien, es una lástima, si lo hiciera yo se que estoy preparado y podríamos pasar el resto del día en la cama o haciendo otra cosa.
- Mira que eres malo.
- Malo eres tú que te empeñas en hacerte el héroe y no quieres pasar más tiempo conmigo para conocernos fuera de VIA.
Chris le dio un golpecito en el hombro, se puso en pie y tiró del brazo de Sebastian para levantarlo también.
- Podemos conocernos igualmente mientras me preparas para moverme por VIA, así que vamos, dime que es lo que tengo que hacer