TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY...

By imwritercs

345K 18K 1.6K

Phoebe es exitosa en su profesión, más que feliz en su matrimonio, y pese a que Rose llega casi a los cinco a... More

Leer, por favor.
[PREFACIO]
-1-
-2-
-3-
-4-
-5-
-6-
-7-
-8-
|9|
-10-
-11-
-12-
-13-
-14-
-15-
-16-
-17-
-18-
-19-
-20-
-21-
-22-
-23-
-24-
-25-
-26-
-27-
-28-
-29-
-30-
-31-
-32-
-33-
-34-
-35-
-36-
-37-
-38-
-39-
-40-
-41-
-42-
-43-
-44-
-45-
-46-
-47-
-48-
-50-
-EPÍLOGO-
UNA HISTORIA MÁS
CHRISTIAN | ÚLTIMO ESPECIAL

-49-

4.4K 314 34
By imwritercs

Últimos capítulos... 5/6

Una vez que nos encontramos frente a frente, sin nadie a nuestro alrededor, le indico con una seña que puede empezar a hablar. No me resta paciencia como para perder el tiempo. Sin embargo, ella no abre la boca.

— ¿Para qué pides hablar conmigo a solas si finalmente vas a quedarte callada?

—Lo siento. —Susurra cabizbaja. 

—Deberías sentir vergüenza de trabajar con una mujer tan inescrupulosa como esa, ¿Qué has ganado con hacerte su cómplice?

—Nada. Yo quería irme de su casa, pero no pude, porque por un descuido de ellas escuché su conversación, y ese fue el motivo por el cual decidí que debería esperar un poco más de tiempo. Quise advertirte, pero no me hiciste caso. 

—Leila, ni siquiera me explicaste nada, ¿Cómo demonios iba a comprender la gravedad del asunto?

—Quería decírtelo todo, pero Camille me interrumpió.

—Solo quiero que me digas donde están mis hijos, el resto no me importa. Por favor, dime donde puedo encontrarlos.

—Yo me uní a ellas porque alguien debía cuidar a los niños, no dejaría que le hicieran daño. —Dice ignorando mi petición. —Ellos están bien.

Toca mis fibras más sensibles, al fin habla de ellos. 

— ¿Dónde les has dejado? Leila, solo tienes que decirme.

—No puedes ir sola, hay muchas personas ahí, te harían daño. Phoebe, te juro que no participé en todo esto porque quise, yo no soy mala como ellas. Mi intención era estar segura de que los niños estuviesen bien, si yo podía cuidar de ellos, no le harían daño. Yo les escuché hablar de su plan, pero me dio mucho miedo enfrentarme a cualquiera, ellas son muy malas y solo saben hacer cosas malas. 

— ¿Por qué no viniste a decirnos lo que ellas planeaban? Todo esto se habría evitado. Mis hijos estarían aquí. —Murmuro con los ojos húmedos. —No solo se llevaron a Rose y Manuel, los golpe de Camille me hicieron perder a mi bebé, hasta hace dos días, vivía con la emoción de estar embarazada. 

—Lamento tu pérdida, de corazón. Ella son así, se roban la felicidad de otros, no les importa nada. —Dice con la voz apagada. —Por eso quiero que paguen, porque son malas, muy malas. No podía hacer nada porque ellas me seguían a todos lados, no conozco la privacidad. 

—No sé cuánto daño te hicieron —coloco mi mano sobre tu brazo—, pero sí sé que puedo ayudarte. Lamentablemente te convertiste en cómplice, y debes cumplir tu condena, pero si me dices donde están, me encargaré de que el mejor abogado del país te represente, y tu pena sea reducida por colaborar. 

—Yo también hice cosas malas, nunca supe llevar mi vida por el camino correcto, me acostumbre tanto a la penumbra, que nunca quise buscar el sol. Voy a asumir las consecuencias de mis actos, pero lo haré feliz, porque sin ellas, todas seremos libre. —Por primera vez me mira, su mirada es triste y apagada, siento pena por ella. —He venido con mi hermano, él me está ayudando. Salimos con la excusa de hacer las compras, pero nos venimos para acá, él me espera afuera. Yo solo quería que supieses que yo hice todo para ayudar. Diré en donde están, pero no pueden hacer nada sin pensarlo primero, necesitan un plan para sacar a los niños de esa casa con bien. Perdóname por ser parte del motivo por el cual sufres, espero que me perdones, no lo hice con mala intención.

—Leila, ahora comprendo que solo eres una víctima en todo esto. Y yo te perdono, por que sé que tus intenciones eran buenas. Gracias por hacer esto, pese al miedo que sientes, que estés aquí, me devuelve un poco la alegría que he perdido. —Le miro fijamente, es una persona que siempre permanece en perfil bajo. —Levanta la cabeza, que nadie nunca te haga sentir menos, porque vales mucho más de lo que tú misma crees. ¿Puedo llamar a los chicos?

—Sí, pero antes, ¿La hija de mi señor Grey puede brindarme un abrazo?

—Claro. —Me levanto para rodearle con mis brazos. —Gracias, Leila. 

Camino hacia la puerta, y llamo a los chicos de seguridad, pero claramente se deja venir todo el batallón. Le tranquilizo, tanta gente a su alrededor parece incomodarle. 

—Necesito papel y lápiz —pide. Ever se retira para ir por las cosas. —Haré un croquis del lugar, así podrán acceder con facilidad. Esta —saca una llave y la deja sobre la mesa —abre la puerta de atrás, ahí no hay nadie, y yo misma me encargaré de que esté libre. —Ever regresa y le entrega las cosas. Ella en seguida empieza con los trazos. 

— ¿Cuántas personas hay en el lugar? —pregunta Taylor. 

—Cuatro, dos hombres que no conozco y ellas. Aquí —señala uno de los recuadros que hizo —están los niños. Uno de ellos permanece en la puerta, el otro da rondas por la casa. Camille siempre está durmiendo, en esa habitación. La señora Helena. —Se me revuelve el estómago al escuchar su nombre. —Ella se encierra en el despacho del primer piso, y más ahora que...

—El señor Grey está ahí, ¿Verdad? —inquiere Sawyer. 

Doy un paso atrás, su pregunta me marea. ¿Dónde está mi padre?

— ¿De qué hablas, Sawyer?

Pregunto confundida. Él me prometió que los traería de regreso, ¿Qué hiciste, papá? El corazón se me acelera. Miro a mi madre, ella parece enterada de algo que yo ignoro. 

—Ella lo engañó, le dijo que si iba, los niños serían entregados. Pero no era cierto, le puso una trampa. 

La opresión en mi pecho me impide respirar con normalidad. De pronto todo empieza a dar vueltas a mi alrededor, ha ido con ella para salvar a los niños. Y esta vez, sí es mi culpa, me agarro de la silla cuando siento que estoy por caer. No escucho las voces con claridad, y finalmente todo se vuelve de color negro. 

Para cuando abro los ojos, estoy en la sala, mientras Paul y mi madre me hablan. El olor a alcohol inunda mis fosas nasales, y mi aturdimiento va pasando poco a poco. Pero entonces, recuerdo lo que dijeron. 

—Mi papá —murmuro tratando de levantarme, pero solo consigo marearme. 

—Tranquila, cariño. Él va a estar bien, al igual que los niños. Taylor y compañía ya están trabajando en el plan de rescate, con la ayuda de Leila. 

—Pero él se fue, ¿Y si les hace daño a todos? Tú lo sabías, mamá, sabías la locura en que se iba a meter, y no dijiste nada. 

—Me lo dijo, estuve ahí cuando habló con esa mujer. Phoebe, no sabíamos que Leila iba a hacer esto para ayudar. Al no tener noticias, tu padre confió en que al actuar él, iba poder resolverlo todo. 

—Ahora está en peligro. Si esa mujer fue capaz de meterse con los niños, ¿Te imaginas lo que le hará a él?

—No le hará daño, en su forma enferma, pero lo quiere. Sé que Christian estará bien, lo sé. —Dice más para ella que para nosotros. 

Me tomo la cabeza, me siento pésimo. 

—Suegra, llevaré a Phoebe a la cocina un momento, me temo que es su presión. 

—Iré al jardín para ver como va todo. —Besa mi frente. —Todo va a estar bien, mi niña. 

Muevo la cabeza tratando de aclararme, pero solo consigo que mi vista se ponga muy borrosa. 

—No hagas eso, amor. —Paul sostiene mi cara entre sus manos. —No te muevas de aquí, iré por tu pastilla y algo dulce para que te mejores. 

Me deja recostada en el sofá antes de irse. Señor, estoy tan aturdida que ni siquiera logro entender mis propios pensamientos. Cierro los ojos un instante, tratando de aclarar mis ideas. 

—Buenas tardes. —Abro los ojos. Me levanto asustada al no reconocer al hombre que ha entrado. 

— ¿Quién es usted? —inquiero confundida, me preparo para huir, pero nuevamente soy víctima del soponcio. — ¡Paul!

Grito como único mecanismo de defensa. Pasos y pisadas, la sala se llena de personas, incluso mi esposo tiene todavía en sus manos el bote de vidrio donde se guarda el azúcar. 

—Es mi hermano —interviene Leila. —Es mi hermano. 

—Me disculpo, yo no quise asustar a nadie. Es solo que el tiempo está pasando, y ya me llamaron para preguntar la hora de nuestro regreso. Y todavía debemos ir por las compras. 

—Nos faltan algunos detalles. —Le dice ella. 

—No tienen que preocuparse por el asunto de las compras. —Dice Paul. —Hay algunas bolsas del supermercado en la despensa, podemos reunir algunas cosas para que se las lleven, de esa forma no tienen que ir a ningún otro sitio.

Mi amor es el rey de las buenas ideas, se van los dos acompañados por el señor Zimmerman a la cocina. Con ayuda de mi madre vuelvo a recostarme. Cierro los ojos, mientras escucho los últimos detalles de el plan que han armado.

Leila y su hermano se marchan, teniendo claro cuál es su tarea durante el operativo. Ellos llevan uno de los móviles para estar en contacto con el equipo que hábilmente ha organizado. 

Taylor nos explica de qué va todo. Ellos irán y se dividirán para entrar a la casa, el paquete pequeño que Ever le entregó a Leila, resultan ser sus gotas para dormir, ella debe colocarlas en las bebidas que les ofrecerá a los hombre que rondan la casa, el efecto será un tanto tardío, pero al menos les tendrán aturdidos. Yo digo que entren y les den con todo hasta romperles la cabeza, pero incluso mi madre se asusta al escucharme hablando así, dice que estoy muy agresiva, ha despertado una parte de mi que desconocía por completo. Miro los trazos que están en el papel, la mujer tiene talento, pese a haberlos hecho rápidos, sus líneas son rectas y ha dejado todos los accesos bien marcado. La "x" en ese cuarto están mis niños.

—Yo quiero ir —digo firmemente convencida. 

—No lo creo conveniente, Phoebe. Y lo digo como el encargado de tu seguridad que soy, lo mejor será que ustedes esperen aquí.

—Luke Sawyer, estoy diciendo que quiero ir por mis hijos, y nada va a detenerme.

—Te recuerdo que hace años me prometiste no hacer ninguna locura, ¿Lo recuerdas? Fue el día en que descubrimos lo de Nancy. 

— ¿Qué descubrieron de Nancy? —pregunta mi madre. —Era la señora de servicio antes de que llegara Danielle, ¿Qué sucedió y por qué no sabíamos nada?

— ¿Ves, Sawyer? Ya tocaste un tema que no debías. —Le reclamo.

Paul regresa de la cocina, y me tiende el vaso. Zumo de naranja...

—Suegra, ese es un asunto que en su momento elegimos ocultar. Rose ya había nacido, y pensamos que no debíamos arruinar algo tan especial. —Se acerca a ella, y con su forma tan calmada de explicar las cosas,le dice: —Esa mujer resultó ser la madre de Hyde, e intentó llevarse a la niña después de la muerte de su hijo. 

— ¡Cristo! —exclama con las manos en el pecho. 

—Luke llegó a tiempo, y con ayuda de Picky, recuperamos a Rose y ella fue apresada. Resulta que su nombre no era Nancy, sino... ya no lo recuerdo, creo que la edad empieza a trabajar sobre mi. Ella se hizo pasar por su hermana, que sí era la verdadera Nancy, que ya había muerto. En resumen, la mujer está loca y vive encerrada en un manicomio como parte de su condena. 

—Joder, si Rose no se nos hace aventurera, es porque ya quemó todo sus cartuchos de adrenalina. —Repone la señora Judith. —Seis años y esa niña ya tiene más cuentos para sus nietos que yo.

—Al menos así, sería un problema menos de que preocuparse, si no le gusta el motocross, una chorrada menos. —Acota el señor Zimmerman, más como un reclamo.

—Manuel tiene una moto, y hace el sonido con la boca. —Recuerdo las veces en que he recibido mascarilla gratis por ese motivo, toda la saliva termina en mi cara. —Puede que él sea como su padre y su abuela. 

—Mejor me quedo ciego antes que ver eso. 

— ¡Eh, gilipollas! No me rayes diciendo esas tonterías, que luego me cabreo y te parto la crisma con mi tacón. 

El ambiente se siente diferente, me he podido reír de lo que ha dicho mi pintoresca y siempre vivaz suegra. Bebo poco a poco de mi zumo, dejo que ellos sigan hablando sobre el plan, solo para saberlo de cabo a rabo, porque de ninguna forma pienso quedarme aquí solo a esperar, no quiero pasar más tiempo sin mis hijos. 

Por ello, cuando empiezan a alistarse para emprender el viaje, vuelvo a la carga:

—Me he recuperado perfectamente, puedo ir con ustedes. —Sawyer mueve la cabeza.

—No va a haber modo de convencerte, ¿Verdad? —enarco una ceja, y él suelta aire con brusquedad. —De tal madre, salió la hija —murmura. Miro a mamá, sonríe orgullosa. —Me ponen en unos aprietos, que luego debo rezar. Irás con nosotros, pero no serás parte del rescate, esperarás donde yo te diga. 

***

En las afueras de Seattle. 

Los autos se detienen, y mi guardaespaldas es el único que se baja para venir a donde estamos. Tras convencerlo de venir yo, Paul se unió, y ya después mis suegros y mamá también. Pero el abuelo Manuel se quedó descansando, es lo mejor para él. Se inclina en la ventana, del lado del copiloto, donde estoy yo. 

—Ya está configurada la dirección a la cual deberán ir cuando yo de la orden, ni un segundo antes —le explica a Paul. Me mira y me extiende su móvil. —Una llamada, Phoebe. Cuando el teléfono suene, será la señal de que recuperamos a los niños y al señor Grey, espera mi llamada. 

Asiento, él golpetea la puerta, y gira para irse. 

—Sawyer —le llamo saliendo del auto, él regresa. Le doy un abrazo, y después de entrego la cadena de Rose. —Devuélveme la alegría devuélvemelos. 

—Señora Zimmerman —dice abriendo la puerta. —Así será, ahora, adentro. 

Me acomodo en el asiento, que me parece el sitio más incómodo del mundo. Sawyer da las órdenes, y los autos con la policía inician su camino. Verle siendo el jefe, y a Taylor obedeciendo, es algo que nunca imaginé. 

Paul une su mano con la mía, y deposita un beso en ella. Me dedica una mirada tranquilizadora, haciendo eso que me ha mantenido en pie en los momentos más difíciles que hemos vivido. Siendo el esposo perfecto, el hombre más maravilloso sobre la tierra. ¿Qué tanto habrá soportado solo para verme bien? Su fortaleza mantuvo a la mía todo este tiempo. En las alegrías y en las penas.. todos los días de mi vida. 

—Paul —murmuro apretando su mano, él me mira. —Gracias. 

— ¿Por qué, cariño?

—Por todo. —Es tanto, y tanto. —Por enamorarte de la mujer rara que no bebe café, que te hizo esperar para salir contigo. También por insistir hasta enamorarme como lo estoy de ti. Por los riesgos que corres por mi. Por enseñarme lo que es el amor, por darme una segunda oportunidad cuando yo decidí dejar lo nuestro, cuando la verdad es que para entonces estaba profundamente enamorada de ti. Por estar cada instante para mi, sin importar mis celos, los berrinches y mi inmadurez. Porque desde que llegaste a mi vida, le transformaste en algo mejor. Porque siendo solo tú, haces que mis días sean diferentes. ¿Sabes? cualquiera hubiese huido al ver la locura que comprende ser la hija de un Grey, sin embargo, nunca me dejaste. Ah, porque ahora no solo soy la chica, sino, la señora de Zimmerman. Has estado ahí cada vez que te he necesitado, si me río, si lloro, incluso si me ataca el mal humor, sin importar lo mal que me comporte contigo, si me quiero arrancar los pelos o te los quiero arrancar a ti. Porque siempre encuentras la forma de hacerme recuperar la serenidad. Y no puedo dejar de mencionar que   prepararas la comida más deliciosa del mundo para mi. Por venir a esta ciudad, por quedarte en ella, por permitirme ser parte de tu vida. Por los años que tenemos juntos, y por los muchos que nos hacen falta. Y por nuestros hijos, que son los más hermoso que puedo tener. Paul, muchas gracias por mantenerte firme pese a tu dolor, por mantenerte en pie para darme la mano y ayudarme a levantar. Sé que.. —sorbo mi nariz. Sus ojos están muy brillantes, los ojos que me encantan, tomo un poco de aire. —Aun no he terminado. Sé que perdimos una parte de nosotros con el bebé, y que tu ilusión...

—Phoebe, no... —coloco mi dedo sobre sus labios. 

—Sí. Es necesario que lo diga. Creo que tú serías feliz si formamos un grupo de basquet nosotros solos, y yo sería la mujer más afortunada si tengo un grupo de lectura lleno de pequeños rubiecitos caminando por toda la casa. He pensado, y, pese a lo sucedido, si mi cuerpo se recupera como es debido, podríamos intentar tener más mini Zimmerman. Y mi bebé, se llama Paul, como tú, él siempre va a estar presente en nuestros corazones, y será el ángel más hermoso que cuide de nosotros. Tengo a mis tres Zimmerman, y estoy feliz con ustedes, pero podemos darle muchos hermanitos a los niños. —Tomo su rostro entre mis manos, limpio sus mejillas. —Una vez me dijiste que alguien muy poco romántico te había dicho que los demás forman parte de nuestra vida, pero nosotros somos quienes la construyen, y que si alguna vez encuentras a la persona indicada, no debes dejarla ir, ¿Lo recuerdas? —asiente. —Ese día me pediste que fuera tu novia, yo dije que sí. Y luego en tu lugar favorito, mencionaste que hay corazones que el tiempo se encarga de unir, justo antes de pedirme que compartiera el resto de mi visa contigo, y entonces acepté. Por eso también debo agradecerte, por lo que me haces sentir con tus palabras, por estar en lo prospero y en lo adverso cada día de mi vida. Y porque eres la razón por la cual puedo despertar cada día siendo la mujer más afortunada del mundo, ¿Ya había agradecido por nuestros hijos? Bueno, no importa, puedo repetirlo cuantas veces me sea posible. Infinitas gracias por esos dos preciosos niños, que hoy volverán a nosotros. Porque tú, Manuel y Rose, conforman la razón de mi existencia. Te amé ayer, te amo ahora, estoy segura de que te amaré mañana, y no dudo que te amaré toda mi vida. 

—Dices que yo soy el que dice palabras bonitas, pero aquí la maravillosa eres tú. Yo te agradezco por se el motivo de estar aquí, en esta ciudad, con nuestra hermosa familia. Con nuestros hijos, que representan lo más grande que puedo tener en la vida, porque han sido traídos al mundo por ti. Has dicho tantas cosas, que no creo poder siquiera acercarme a ello. La vida me dio la fortuna de que aparecieras en mi vida, y desde que te vi en aquella librería, supe que debía acercarme a ti. Casualidad o destino, cualquiera va bien, nuestros padres se encargaron sin saberlo de unirnos. Desde entonces, todo ha sido dicha y fortuna, sin importar los malos momentos. Ten por seguro que siempre estaré a tu lado cuando me necesites, aunque te pongas muy gruñona, o que de verdad te rías de cosas sin sentido. Porque mi corazón y mi vida entera te pertenecen. —Se inclina hacia mí. —Y durante mucho tiempo más, seremos muy felices. Con Manuel, Rose y un equipo de lo que quieras. Gracias por darle mi nombre a nuestro bebé, nuestro ángel, siempre vivirá en nuestro corazón. Te amo y te amaré toda mi vida, preciosa. —Besa mis labios con dulzura.

Un sonido extraño nos asusta, ¡Es el móvil!

Con las manos temblorosas consigo cogerlo y deslizar el dedo por la pantalla para responder. 

—Hola.

—Señora Zimmerman, si gusta usted de venir, hay unos personas que quieren verla. —La línea se queda en silencio.

Escucho el balbuceo de Manuel. Siento que recupero la vida.

—Mami, ¿Cuándo vienen?

—Mi niña, ahora mismo vamos. Te quiero, mi corazón. 

—Yo te quiero a ti, mami. 

Termino la llamada. La sonrisa de Paul me contagia, y con un último beso, pone el auto en marcha, sacando la mano para que mi madre también lo haga.

Un minuto, dos minutos, tres minutos... miro el reloj, la carretera, el camino se me hace largo. Reviso el gps, ya estamos muy cerca. Alcanzo a ver las patrullas, los autos y la ambulancia. En cuanto el auto se detiene, salgo, ni siquiera cierro la puerta, corro hacia donde están las personas. Los agentes sacan a los dos hombres casi inconscientes para subirlos a la camioneta, Leila y su hermano conversan con otros agentes, ella me saluda con la cabeza, y yo le correspondo, le debo tanto, que la ayuda que le pueda brindar, me parecerá poco. Busco con la mirada, pero no veo señales de mis niños.

—Phoebe —me giro con dirección a la voz que me llama, Sawyer me tiende un lazo celeste, lo reconozco, le pertenece a mi niña. —Creo que es de la suerte, les cambiaron de lugar en medio del operativo, pero Ever le reconoció, y así les encontramos a los tres. Reyes —grita, y el chico de la ambulancia se asoma. —Trae a los treinta y tres doce —dice risueño. 

Creo que he escuchado eso en uno de los tanto miquitos que ven los niños. 

No espero que se acerquen, cuando veo a mi niño aparecer, corro para llegar a él. Lo abrazo fuerte cuando le tengo conmigo, no puedo evitar llorar.

—Ma...ma, paaaaa —balbucea. 

—Sí, mi amor. Mamá —le beso por todos lados.

Me falta... Pese a mi emoción, me falta una personita para completar mi felicidad. Manuel eche sus brazos hacia su padre, y no soy egoísta, dejo que él también le tenga. Mis suegros y mamá se acercan a donde estamos,creo que se perdieron. 

—Sé a quien busca, señora Zimmerman. —Esta vez es Ever quien aparece. —Nuestra señorita ha tenido que hacer cositas de princesa. Ya le traen.

Mi niña, mi niña. 

— ¡Mami! —escucho el grito de mi hija, ella corre hacia mi, con una enorme sonrisa. 

—Mi corazón —murmuro cuando llega hasta mis brazos. La aprieto y beso su cabecita repetidas veces. —No sabes lo mucho que te extrañé, y la alegría que me da tenerte así, en mis brazos. 

—Yo te extrañé a ti, mami. 

Mis cinco invencibles: Luke, Radamel, Taylor, Ryan y Ever. Se reúnen en un mismo sitio, les sonrío, cumplieron su promesa. Mis niños están conmigo. 

—Estrellita —dice Paul, y mi niña le lanza un beso.

Con lo grande que es, mi esposo consigue tenernos a los tres en el mismo abrazo. 

— ¡Christian! —la voz de mi madre se escucha llena de emoción. 

Mi mirada viaja hacia donde ellos se reencuentran, mamá le dice muchas cosas, y él le responde. Siempre he amado su amor, y un día como hoy, no es la excepción. Más atrás, el detective sale de la casa, y a su espalda, un grupo de agentes, que traen a las dos perras. Mi madre deja a papá, y a toda prisa consigue llegar a la vieja Helena, dejándole su mano totalmente repintada en la mejilla, ¡Qué bien se siente! Sonrío, mostrándole mi felicidad, que una vez más fracasó, y que por estúpida, pasará encerrada mucho tiempo. Que Camille esté tras las rejas no me va a devolver a mi bebé, pero puedo sentirme satisfecha de que será juzgada por ello. 

—Mi amor, no vuelvo a hacer enojada a ninguna de ustedes dos. Mínimo, me gano una cita con el cirujano oral. —Le doy un golpe en el hombro. —Empezaremos con el quiropráctico.

—Bruto —siseo. 

Él lo resuelve como sabe. Con un beso.

***

Al llegar a la casa, mis hijos pasan de un lado a otro, sus mejillas ya tienen como ocho mil tipo de labiales diferentes. El regreso se ha complicado un tanto, la prensa se ha enterado y nos ha llenado aquél sitio, por fortuna, nuestros hombres de seguridad nos ayudaron a salir de todo el alboroto. Todos han venido en cuanto se enteraron de la buena nueva. Mis suegros han llamado a mis cuñado y al señor Bjorn para compartir nuestra dicha.

Manuel nos ha llegado más sociable que nunca, le sonríe a todos, y se deja llenar de besos. Ya huele delicioso, mi amor le ha dado un baño y le ha colocado la loción que me encanta. Rose, mi sirena, está tardando de más. Dejo a mi niño con su padre y voy por mi rubia. Entro a su habitación, y por el contrario a lo que esperaba encontrar, ya está vestida, y lo que le entretiene es el cabello. 

— ¿Te ayudo, cariño?

—Sí, mami. 

Me coloco detrás de la silla, y después de desenredarle el cabello, le hago una trenza. Saco el lazo que Sawyer me dio, y se lo coloco. 

—Mami, lo había olvidado. —Me enseña su cuello, tiene puesta la cadena. —Sawyer me dijo que te lo entregaba. 

—Gracias, mi vida. —Beso su mejilla. 

—La señorita de la otra casa, me regaló dos chocolates. —Corre al baño, y regresa de la misma forma. —Uno para ti, y otro para papá. Ella me dijo que no llorara, porque ustedes... no me acuerdo de la palabra. 

—Yo sé cual es, no te preocupes. Gracias por el chocolate. —Acaricio su rostro, mi pequeña. —Ve a la sala, el abuelito Eric te quiere mostrar algo. 

Da su típico brinquito y sale de la habitación. Este lugar que me vió sufrir antes, ha regresado a la vida. Tengo a mis hijos conmigo, tengo todo lo que necesito para ser feliz. 

— ¿Se puede pasar? —pregunta mi papá desde la puerta. 

—Por supuesto.

—Se te ve preciosa cuando sonríes.

—Gracias, papá. Gracias por lo que hiciste, sigues siendo mi príncipe salvador. —Lo abrazo. —No vuelvas a hacer algo así. 

—Eso sí que no, lo repetiría cuantas veces fuese necesario. Por mi familia, ningún riesgo es grande. 

Aprieta mis mejillas, como hace años. 

—Papá, con todo esto, siento que necesitamos cambiar de aires. No sería ahora mismo, porque está la escuela de Rose y nuestros trabajos. Pero Paul y yo nos iremos a España con los niños, en esta ciudad nos han sucedido tantas cosas, tanto buenas como malas, y queremos tener un nuevo comienzo, ¿Qué opinas?

—Pese a que quisiera tenerte a mi lado para siempre, voy a decir que el lugar de una persona, está donde le dicta su corazón. Y si ustedes quieren mudarse, háganlo, es su familia. Años tardes, pero ya he comprendido que ustedes son míos, mis hijos, pero ya volaron y formaron sus familias, solo puedo desearles lo mejor, y que ese nuevo inicio, esté lleno de prosperidad y mucha felicidad. Ya planearemos las visitas y vacaciones, es lo de menos. —Toca mi nariz con su índice. —No importa donde estés, siempre serás mi niña de ojos grises.

—Te quiero, señor Grey. —Digo sonriente.

—Y yo a ti, señori... perdón, señora Zimmerman.

Le vuelvo a abrazar. 

Los dos hombres más importantes se reúnen en una misma habitación, Paul ha entrado, y es mi padre quien le invita al abrazo. 

Dos maravillosas personas.

Dos de mis amores. 

Dos hombres que representan tanto para mi. Uno me dio la vida, y el otro me enseñó a vivirla. 











¡Ya solo nos queda un capítulo! No puedo creer lo cerca que estamos del final. 

Espero que les haya gustado el capítulo. 

Abrazoooooooooooooos.

Continue Reading

You'll Also Like

3.6K 606 35
Bienvenidos a un pueblo donde todo es perfecto, pero nada es lo que parece. Springholl aparenta ser el lugar en el que cualquier familia le gustaría...
718K 57.8K 85
"Uncanny: una experiencia sobrenatural o inexplicable, extraña o más allá de lo ordinario" Todos los vampiros tienen un compañero destinado, alguien...
12.7K 1.2K 19
Si no es muy tarde para darte todo lo que no sabía Si no es muy tarde para remediar las cosas que hice mal Si no es muy tarde para ser la mujer que t...
6.2K 395 26
Él dueño de un Banco decide crear un proyecto de Becarios, pero su corazón es duro como una piedra, amargado, grosero e idiota. Se encuentra con una...