Otro mundo [Libro 1][Eldarya]...

Oleh AdrianaEDaSilvaT

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Prologo Elizabeth es una chica de unos 25 años que, a pesar de estar en un mundo real, esta constantemente te... Lebih Banyak

Prologo
Capítulo 1: Llegada al otro mundo
Capítulo 2: La guardia de Eel
Capítulo 3: Test faérico
Capítulo 4: El espía
Capítulo 5: Humana trepadora
Capítulo 6: La primera misión
Capítulo 7: Los peligros de la cueva
Capítulo 8: Un elfo muy mandón
Capítulo 9: Un ente azul
Capítulo 10: La poción y un día de diversión
*Especial Halloween*
Capítulo 11: Traición
Capítulo 12: Desahogo
Capítulo 13: Noche con el Obsidiana +18
Capítulo 14: El perdón
Capítulo 15: La historia tras el cristal.
Capítulo 16: Entrenamiento en la oscuridad
Capítulo 17: Noticias de Oriente
Capítulo 18: Aprendiz de enfermera
Capítulo 19: Magia
Capítulo 20: Cena para cinco
*Especial San Valentin*
Capítulo 21: La ceremonia
Capítulo 22: Amor dominante
Capítulo 23: Bajo la luna +18
Capítulo 24: Desaparecidos
Capítulo 25: Aparición nocturna
Capítulo 26: La isla
Capítulo 27: En el interior
Capítulo 28: Detrás de las máscaras
Capítulo 29: Diario de un Dragón enamorado
Capítulo 30: Un poder desconocido
Capítulo 31: La Guardia Brillante
Capítulo 32: Secretos
Capítulo 33: La Guardia Glacial
Capítulo 34: Mensajes
Capítulo 35: Idiota
Capítulo 37: Controlado
Capítulo 38: Un viaje mágico
Capítulo 39: Derdranë
Capítulo 40: Bajo el Sauce
Capítulo 41: Prometidos
Capítulo 42: El clan
Capítulo 43: Vitalum Vitalis
Capítulo 44: Uno +18
Capítulo 45: ¿Quién soy?
Capítulo 46: Caminante de mentes
*Nevra Spin Off*
Capítulo 47: El origen de todo
Capítulo 48: De nuevo en Eel
Capítulo 49: En la mente del druida
Capítulo 50: El escondite
Capítulo 51: Sin respuestas
Capítulo 52: La feria Carmesí
Capítulo 53: El ritual
Capítulo 54: Dolor
Capítulo 55: Cazadores de Elegidos
Capítulo 56: Una invitación
Capítulo 57: En silencio
Capítulo 58: A sangre fría
Capítulo 59: Premonición
Capítulo 60: El orbe de Nahaira
*Portada de la segunda temporada*
*Especial Halloween 2019*
Segunda temporada comenzada

Capítulo 36: Olvídame

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Oleh AdrianaEDaSilvaT


Me quedé mirando la puerta por donde había salido sin entender absolutamente nada. Me quedé sentada sobre la mesa donde me había dejado, llevé mis manos a mi boca rozando donde él había besado. Sonreí levemente.

Había vuelto antes de la misión y me había besado con la misma pasión de mis sueños, sentía como todo él me reclamaba y todo mi ser lo reclamaba a él, pero... ¿Qué había pasado? ¿Por qué salió corriendo? ¿Por qué este beso fue un error para él? ¿Hice algo mal?

No entendía su actitud después de ese beso, ni su alejamiento de golpe. Tenía que hablar con él y que me explicara qué estaba pasando.

Cuando iba a salir de mi habitación a buscarle sentí que algo me empujaba otra vez al interior de mi habitación. Al fijarme era Karenn que había entrado de golpe y cerró la puerta tras ella.

– Karenn no es buen momento, tengo que ir a hablar con Nevra... – caminé hacia la puerta, pero ella me impidió el paso.

– Se lo que ha pasado, ha ido corriendo a mi habitación y me lo ha contado...

– ¿Enserio? – me dejé caer en el sofá y la miré – ¿Por qué ha hecho eso? ¿Qué le ha pasado? No entiendo nada Karenn...– llevé mis manos a mi rostro intentando aguantar las lágrimas.

– Es un idiota Eli...No es tu culpa, no hiciste nada...

– ¿Entonces? Si yo no le gustó ¿Por qué me besa? ¿Soy su nuevo juguete o qué?

– ¡No! – gritó de forma fuerte y se sentó a mi lado. Él tuvo una muy mala experiencia en el pasado, quedó marcado por eso y tiene miedo, pero... Él está enamorado de ti... Lo sé...

– Aun así... ¿Por qué no habla conmigo?

– No lo sé... Es un idiota...Yo vine a ver como estabas... Se ha comportado muy mal...

– Yo...siento algo muy fuerte por él y no quiero que esto quede aquí...En un simple beso y ya...

– ¿Tú también le quieres? – me miró con sus ojos brillando ante esa confesión.

– Si joder...– llevé mis manos a mi frente y respiré hondo – Claro que le quiero... ¿Pero tú has visto cómo es tu hermano? Quien no podría quererle...

Se levantó de golpe y tomó de mi mano para que me levantara.

– Vamos corre díselo...Tiene que saberlo...– me arrastró hacia la puerta y la abrió.

– Karenn... Eso lo debe de saber...

– No, no lo sabe, y si lo sabe necesita oírtelo decir.

Sin soltarme de la mano entró en su habitación y se quedó quieta mirando a todos lados.

– ¿Ahora dónde fue ese idiota? – me miró – Vamos a buscarlo, tiene que saber que es correspondido...

– Karenn no quiere verme, salió corriendo...

Mientras caminaba detrás de ella a toda prisa buscando a su hermano por todo el Cuartel General, le iba diciendo que parara, que lo más seguro es que Nevra no quisiera nada conmigo y por eso le parecía un error. Que seguro me quiere como una hermana y por eso se arrepiente del beso.

Llegamos a salir al mercado, estaba todo iluminado por la luz tenue de la luna.

– No Eli... Sé que él te quiere... Pero se castiga demasiado, es un cabezón y se cierran en sí mismo... Él te quiere más de lo que tú crees... Sé que llevaba tiempo aguantándose las ganas de besarte... ¿Por qué crees que siempre te besa en la frente? Es su forma de contenerse... Lo conozco bastante...

Volví a llevar mis dedos a mis labios, recordando el beso de hace unos instantes y no evité sonreír. ¿En verdad me quería? Su beso fue tan real, tan cálido, la sensación de su boca reclamándome, su cuerpo pidiendo más del mío, el latir acelerado de su corazón. ¿Todo era porque él me quería?

– Entonces le diré lo que siento...Si eso le ayuda, lo haré.

Caminamos juntas por las calles del mercado hasta que vimos la silueta de dos personas contra una de las farolas del lugar. Una era bastante alta y la otra muy pequeña. La más alta estaba encorvada hacia la pequeña y la pequeña se veía que estaba de puntillas. Aun así, mantenían la distancia.

Al acercarnos Karenn soltó un leve "menudos idiotas" y yo miré hacia la pareja de la farola. Me quedé de piedra al ver quiénes eran. Vi a Nevra besarse con Alajea de forma intensa. A pesar de ser un beso que parecía apasionado, daba la sensación de forzado, Nevra no cerraba su ojo gris mientras la besaba, tenía su mirada perdía, y la desvió hacia nosotras de forma rápida. La posó en mí.

Hace como una hora me había besado con pasión y deseo en mi habitación y ahora me lo veo acorralando a Alajea contra una de las farolas del mercado, besándola. ¿A qué juega? ¿Tan grave fue besarme?

Con los ojos llenos de lágrimas salí corriendo hacia el refugio. Sentía como mi corazón se había partido en una fracción de segundos y el pecho comenzó a dolerme. A pesar de estar al aire libre sentía que me faltaba el aire.

Pude oír de lejos la voz de Nevra llamándome a todo pulmón y yo solo corrí más rápido alejándome de ahí.

– Nevra –

La única forma que había encontrado para borrar el sabor de su boca fue con Alajea. Llevaba tiempo rondando a mi alrededor y esa noche la vi por el mercado. La dejé que coqueteara un poco y luego la besé.

Sé que estuvo mal, pero necesitaba olvidarme de su beso como sea. Aun así, no pude. Fue como con Analís la última vez que estuve con ella, estaba todo el rato pensando en Elizabeth, como ahora.

Este beso era frío, sin emoción, ni sentimientos, me daba asco a mí mismo por lo que estaba haciendo. No se comparaba al beso que tuve con Elizabeth, ese fue cálido, apasionado, lleno de deseo, de sentimientos... Ni así podré quitarme el recuerdo de ese beso, seguía sintiendo que necesitaba más de su boca, de ella, pero no me lo puedo permitir.

Sentí de pronto la presencia de alguien y giré mi mirada hacia las personas que se habían detenido a la distancia. Y me detuve en el beso con Alajea, quedándome totalmente de piedra.

Ahí estaba Elizabeth, al lado de Karenn, mirándome con una cara totalmente desencajada y empezando a brotarle lágrimas por sus ojos. Mierda... No tenía que ver esto... Vi como su respiración se fue haciendo pesada y su corazón latía con fuerza. Salió corriendo sin decir nada hacia el refugio.

¿Por qué he hecho esto? ¿Tan idiota soy?

– ¡¡Elizabeth!! – grité fuerte y me dispuse a correr tras ella, pero la mano de Karenn me sujetó con fuerza.

– Ya para Nevra... ¿A qué juegas?

Karenn me miró llena de furia y decepción. Volteé a ver a Alajea que aún estaba ahí.

– ¿Podrías...dejarnos a solas...? – la miré.

– Nevi...Pero...

– Alie vete...– le dijo Karenn sin mirarla. Dado el tono de voz de Karenn, y la mirada que me estaba echando, la sirena se alejó confundida mirando la escena – ¿A qué juegas?

– Yo...yo...Mierda – grité y volteé a ver hacia donde Elizabeth había corrido. No he pensado...Esto confundido yo... ¿Qué hacen aquí?

– Ella venía a decirte algo...Iba a decirte que te quería pedazo de cretino – golpeó mi pecho con su puño – Pero eres tan cabezón y tan cegado que no eres capaz de ver el daño que haces, tanto a ella como a ti mismo.

– ¿Qué? – miré a mi hermana con el ojo abierto. Ella había venido para decirme que me quería... Me quería... ¿Me quería?

– Lo que oyes Nevra...Te lo he dicho desde hace tiempo... Deja de castigarte por el pasado, Elizabeth no es como...como Lynnette y lo sabes...– puse una mala mueca al oír su nombre – Ahora...Ahora por esta estupidez...

– Mierda...– llevé mis manos a la cabeza – No soy bueno para ella...Ella se...

– ¿Se merece alguien mejor? En este momento sí, porque eres un imbécil que en vez de disfrutar de su compañía la estás cagando y te andas besando con otras mujeres minutos después de besarla a ella...

Sin dejar que Karenn acabara salí corriendo de forma rápida tras los pasos de Elizabeth. Me he comportado como un idiota monumental. Mi hermana tenía razón... Tenía que disculparme con ella y explicarle las cosas...Debía de sincerarme a mí mismo frente a ella y decirle lo que siento cada vez que la veo... Que paraliza mi mundo y mi vida, que es a ella a la que quiero a mi lado.

Seguí el rastro que dejaba su suave aroma y la visualicé sentada en la plaza del refugio. Oía como sollozaba de forma sutil y se murmuraba mil veces que era una estúpida. Se me partía el alma al oír su llanto, y más sabiendo que fue culpa mía.

– Eli...– me acerque a ella de forma cautelosa y ella se levantó del banco a gran velocidad.

–Vete Nevra, déjame en paz.

– No...Quiero explicarte las cosas...Lo que viste...

– No necesito explicaciones...– su labio temblaba al hablar y mis ganas de abrazarla contra mi pecho fueron en aumento – Yo sé lo que vi...

– Si, por eso vine...Quería...

– Ya me lo dijiste todo Nevra...– me miró con unos ojos llenos de rabia – El beso nuestro fue un error...Tan grande fue el error que fuiste corriendo a los brazos de otra después de ese beso para olvidarlo ¿No es así?

– No...Eli...Deja que...

– ¡No Nevra! ¡No! – alzó la voz furiosa – Yo no soy como tus amiguitas, a mí no me gusta que me utilicen ¿Qué querías? ¿Una noche conmigo? ¿Jugar con mis sentimientos? ¿Es así como consigues tus conquistas? No, yo no soy como esas...

– Para nada...Yo...Tú no eres...– pero no me dejó hablar.

– ¡Cállate! No quiero tus explicaciones vacías – volvió a llorar. – Yo te quería...De verdad que si... Me he enamorado justo del que menos entiende del amor, él que lo busca con cualquiera en los rincones de Eel...He sido una estúpida...

– Eli...por favor...– sus palabras me estaban doliendo, por la razón que tenía en ellas, sentía el dolor que emanaba de ella. Me acerqué a ella y tomé su mejilla. Necesitaba decirle que para mí no es alguien con quien pasar solo una noche y que ella no es una conquista...

Un sonido fuerte invadió la plaza y yo me quedé con el rostro mirando hacia uno de los callejones. Me había dado una bofetada. Me la merecía. La miré llevando mi mano a la mejilla que había golpeado y observé como toda ella temblaba.

– No te acerques a mi...No me vuelvas a llamar...No quiero saber nada de ti...Como has dicho...Esto ha sido un error...Nunca debió de pasar...Nunca debí enamorarme de ti...Olvídame Nevra...Olvídame... Aléjate de mí – me quedé en shock por lo que acababa de pasar. Ella se dio la vuelta y se perdió por los callejones.

– ¿Qué? ¡No! Por favor déjame explicarte...– no podía permitir que se alejara de mí, la necesitaba a mi lado, necesitaba explicarle lo imbécil que era, que en verdad yo quería estar con ella. No podía irse de mi vida.

Sentí que una mano se posaba en mi hombro y al darme la vuelta a ver quién era, vi al lorialet contemplándome con pena. Lo que me faltaba.

– Déjala Nevra... Deja que se despeje...Hablemos...

– No tengo nada que hablar contigo Leiftan. – saqué su mano de mi hombro molesto y caminé hacia donde Elizabeth había ido, pero el lorialet me volvió a tomar del hombro.

– Ahora no te va a oír, déjala que tome el aire...Vamos al Cuartel.

Sabía que tenía razón, suspiré y me di la vuelta para caminar al Cuartel General.

– ¿Estarás contento no? – le comenté de forma agria.

– ¿Perdón?

– Si...Ya tienes vía libre...

– No Nevra, te equivocas. Hace tiempo que sé que con ella no puedo tener nada, que su corazón ya tenía dueño...

– Si lo dices por mí ya lo has oído...No quiere verme...

– He oído lo que ha pasado y no se los motivos que te han llevado a actuar así, pero han sido desafortunados. Has usado a Alajea y Elizabeth también se ha sentido usada. Si en verdad tienes un problema con algo de tu pasado debiste de hablar con ella en vez de recurrir a seducir a otras...

Me quedé sin saber que decir, ya que por desgracia tenía razón. Él siguió hablando.

– Créeme cuando te digo que si hubiera tenido una sola posibilidad con ella lo habría intentado hasta estar a su lado. Es una mujer maravillosa, llena de luz y de amor. Algo que sé que ya sabes... Tienes la suerte de que ella te ama Nevra, no sabes lo afortunado que eres de querer a alguien y esta, a su vez, te corresponda...

– Tienes razón... Me he comportado como un imbécil con ella... Pero sé que la he perdido... Su mirada estaba llena de odio y dolor...

– Esta dolida, es algo normal. Nevra...– se detuvo frente a su habitación – Yo he aprendido que vivir anclado en el pasado solo genera más dolor... No permitas que eso te haga perder a alguien a quien quieres...– y sin añadir nada más se adentró en su habitación.

Tanto Karenn como Leiftan tenían razón. Me he comportado como un auténtico imbécil con ella, tengo que superar el dolor que me causaron en un pasado para poder disfrutar de ella... ¿Y si no quiere verme en verdad nunca más? No podría soportar esa idea, me dolía solo de pensar que se iba alejar de mí. La amaba y la había dañado... Golpeé mi cabeza contra la pared. Eres un idiota...

Al día siguiente me dispuse a buscarla, pero solo la encontré por la tarde. Estaba en el Jardín de la Música, sentada con Jinrei mientras ella jugaba y acariciaba a Umbra. Tenía unas enormes ojeras en sus ojos y su mirada era totalmente triste. No brillaba la luz que solía desprender. Sentí una punzada en mi pecho al verla así. Era mi culpa.

Decidí acercarme un poco sin que me vieran y escuché la conversación que estaba teniendo con Jinrei.

– Miiko me contó que cuando atraparon al Dragón que llevaron al templo tú hiciste algo increíble.

– ¿Sí?

– Reviviste a una niña troll usando un hechizo de brujería...Es un hechizo para un nivel muy alto de magia...

– Si...Fue lo único que se me ocurrió...

– Me gustaría saber si te volvería a salir.

– ¿Qué quieres decir? – Jinrei se acercó a ella y la miró.

– Quiero saber si parte de tu don es ser una bruja que controla la vida y la muerte o fue una pura casualidad.

– No voy a matar a nadie para probar eso Jin...

– Tú no... – estiró su mano hacia Umbra – Pero yo sí...

Vi como las líneas de su rostro se iluminaron de un azul muy intenso, Jinrei ahogó un grito de dolor al sentirlo mientras recitaba un hechizo druida. Su mano se posó sobre Umbra quien lamía el brazo de Elizabeth, cuando una luz de un azul oscuro salió de la mano de él dejando que la cabeza del familiar cayera de forma pesada sobre el brazo de su dueña.

– ¿Umbra? – Elizabeth agitaba al familiar – ¿Umbra? – el familiar no se movía – ¿Qué has hecho?

– Usa tu poder...Lo tienes dentro...Sabes lo que tienes que hacer.

Elizabeth soltó un grito lleno de dolor mientras se aferraba al cuerpo del familiar llorando, Jinrei había usado su magia oscura para arrebatarle la vida a Umbra. Salí corriendo hacia él y le tomé del cuello de la túnica estampándolo contra una de las murallas que rodeaban Eel con demasiada fuerza.

– ¿Por qué coño has hecho eso? – lo alcé del suelo lleno de furia. Oía los llantos de Elizabeth llamar a Umbra desesperadamente. Me dolía oír su llanto y mi rabia iba aumentando. Apreté su cuerpo contra el muro.

– La has matado...La has matado...Umbra...– sollozaba.

– Suéltame Nevra...Ella puede revivirla – me miró y luego desvió su mirada hacia Elizabeth – Sabes el hechizo... ¡Hazlo! – le gritó mientras Elizabeth lloraba fuerte. Sus ojos estaban fuera de sí, expresaban ansia y poder, algo extraño en el druida.

– ¿Sabes que la última vez que ella usó ese hechizo casi muere? – golpeé su cabeza fuerte contra el muro, que se resquebrajó por donde estaba su cabeza.

– Ella es más fuerte de lo que tú piensas... Su poder aumentó...Lo aguantara...

Miré hacia Elizabeth sin soltar a ese cretino y la vi abrazando a Umbra contra su pecho, susurrando unas palabras en latín sin dejar de mirar a su familiar. Contemplé como sus ojos se pusieron totalmente blanco y un fino hilo de humo azulado salió por su boca hacia la del familiar. No pasaron ni dos segundos y Umbra comenzó a mover sus orejas.

– ¡Umbra! – la abrazó con fuerza contra su pecho sin dejar de llorar. Vi cómo se tambaleaba un poco, tumbándose levemente en el suelo y aguantando la respiración.

– Magnifico...– oí murmurar a Jinrei que no dejaba de mirarla con admiración.

– Cállate...– le metí un puñetazo rompiéndole la nariz – No te acerques a ella...

Caminé rápidamente hacia Elizabeth para preguntarle cómo estaba, pero ella ni levantó la vista para verme, era como si yo no estuviera.

Tenía unas ganas de tomar su rostro entre mis manos, besar sus mejillas y limpiar las lágrimas que caían por ellas. Abrazarla y decirle que todo está bien y que ese cretino jamás se acercaría a ella. Pero ella ni me miraba.

Jinrei se acercó limpiándose la nariz ensangrentada con su túnica.

– Sabía que lo ibas a lograr... Tu poder es magnífico... Tenemos que seguir...– Elizabeth se levantó con rabia y lo elevó en el aire sin usar sus manos, dejando que flotara.

– Primero una daga ilusoria en mi cuello y luego matas de forma real a mi familiar... ¿De qué coño vas? No te acerques a mí, no quiero saber nada de tus estúpidas técnicas para mi poder, buscaré sola mi camino. Agradece que no soy como tú...Por qué no hubiera dudado ni un segundo en matarte...– y sin añadir nada más lanzó a Jinrei por los aires hacia el otro lado de la muralla, pero este fue rápido y se transformó en un búho azulado que se quedó sobrevolando sobre nuestras cabezas.

Cargó a Umbra entre sus brazos y se fue caminando hacia el Cuartel General. Yo la seguía de forma cercana, pero en ningún momento se volteó a mirarme. Llegamos a la altura de su habitación.

– Elizabeth...Por favor...Quiero hablar contigo...– y sin voltearse me trancó la puerta en la nariz. Oí como unos segundos después explotaba a llorar. – Por favor...– golpeé la puerta varias veces – Tú también necesitas hablar...No me ignores por favor... Me daña verte así... ¿Está mejor Umbra? Contéstame eso por favor...– volví a golpear la puerta y solo oía sus llantos en aumento. – Elizabeth...Solo déjame contarte las cosas...Por favor...Te necesito...No sabes cuánto te necesito...No...no quiero perderte...– apoyé mi cabeza contra la puerta controlando mis ganas de llorar.

Al cabo de unos minutos dejé de insistir, solo la oía sollozar en su habitación y yo me estaba muriendo por dentro.

Pasaron cuatro días desde aquel acontecimiento y ella seguía sin dirigirme la mirada. Estaba apagada y perdida, apenas la oía reírse cuando todos estaban en el comedor, por mucho que Chrome y Marcus hicieran el tonto frente a ella. Cada vez que Jinrei se intentaba acerca a ella lo lanzaba por los aires sin importar quien estuviera mirando.

Le tocaba estar entrenando en mi guardia. Yo pensaba que no vendría, pero me sorprendió que hubiera venido. Sonreí de forma boba al verla entre los miembros de avanzado, pensaba que al ser yo él que lleve el entrenamiento al menos voltearía a verme, pero jamás me miró.

En una de las tardes de entrenamiento los dividí por parejas y a ella le tocó con Analís. La actitud de la pelivioleta era muy agresiva hacia Elizabeth, no sabía por qué y me acerqué un poco.

Ya tenía ganas de enfrentarme cara a cara contigo...– se colocó en posición de ataque.

– ¿Y tú eras...? – se puso a la defensiva.

– Oh venga no te hagas la tonta... Todas sabemos que Nevra ya no nos mira por tu culpa...– se abalanzó sobre ella haciendo los movimientos del entrenamiento, Elizabeth se defendía. No entendía los comentarios de Analís ni que quería conseguir con esa actitud tan agresiva.

Elizabeth no contestó ante eso y Analís sonrió de lado. Volvieron a ponerse en posición.

– Seguro que por culpa tuya me dejo a medias la última vez que estuvimos a solas en mi cuarto y sé que con Alajea paso lo mismo...Deberías de dejarle en paz... A él le gustaba revolotear por nuestro lado. Lo has fastidiado todo... Se nota que no eres para nada su tipo...Deja de joderle la vida...

– ¿No será que se cansó de estar con las mismas putas de siempre? – soltó Elizabeth de forma seca y bastante brusca. La gatita sacó sus garras. El brillo de los ojos de Analís cambio y miró a Elizabeth con odio.

– Te vas a enterar maldita zorra...– corrió hacia ella y la tiró en el piso poniendo sus manos sobre su cuello, apretando con fuerza y acercando su boca a la de ella, aspirando de forma agresiva, haciendo que un humo rosado saliera de la boca de Elizabeth. La raza de Analís podía robar parte de la esencia de las personas, algo que estaba prohibido realizar.

– ¡Analís! ¡Para ya! – grité y la tomé de los hombros tirándola hacia atrás con brusquedad para que se separara – Tengo que reportar eso ante Miiko. Sabes que no puedes usarlo.

– Mírate...defendiendo a esa zorra...– señaló a Elizabeth quien se acababa de levantar con ayuda de Karenn y de Chrome. Todos habían formado un círculo a nuestro alrededor y miraban atentamente la escena. Apreté mi puño ante ese comentario.

– ¡No permito que le hables de esa forma! – le grité – Tú no tienes nada que...– me contuve de decirle algo más dado a que era el Jefe de Guardia – Vamos donde Miiko...

Sin esperarlo vi a Analís volar por los aires y acabar en el agua estancada de la cueva. Elizabeth la había lanzado por los aires.

– Límpiate bien esa boca si vas a hablar de mi...A saber que te has metido en ella antes...

– ¡Bien dicho! – oí gritar a Chrome desde lejos.

– Venga todos sigan practicando, aquí ya no hay nada que ver – dije dando un par de palmadas nerviosas al ver el ambiente tenso.

Elizabeth caminó hacia las escaleras y rápidamente la alcance. Su actitud se había vuelto más hostil que de costumbre y me estaba preocupando.

– ¿A dónde vas? ¿Estás bien? El entrenamiento no se terminó, puedo ponerte con otra pareja o incluso practicar conmigo.

No me dijo nada y comenzó a subir las escaleras. Fui a tomarla de la mano para voltearla, pero se soltó con asco de mi agarre sin mirarme.

– ¿Vas a seguir ignorándome? ¿Ni una mirada? Eli... Mírame por favor...– hice una pausa y decidí poner voz autoritaria – Soy tu jefe de Guardia, te ordeno que te quedes y que me mires...

Se detuvo unos segundos, creí que iba a voltear su vista hacia mí y mi corazón se detuvo, pero volvió a retomar su camino. Vi cómo se alejaba por las escaleras y llevé mis manos a la cabeza. Miré a Analís que se estaba secando la ropa siendo apoyada por su grupo de amigas que me miraban con odio. Apreté mi mandíbula intentando contener mi mal estar y eché un último vistazo hacia las escaleras.

Al acabar el entrenamiento decidí ir hacia donde Miiko para pedirle una penalización a Analís por el intento de uso de su poder. No llegué ni a entrar cuando oí que estaba hablando con Elizabeth. Esta le estaba pidiendo si podía irse a vivir al templo FengHuang o ir a vivir a un lugar muy alejado de Eel. Miiko le preguntó por qué, pero no recibió respuesta alguna. Yo si sabía el por qué...Era yo...

Sentí unas finas manos tocar mi brazo.

– Déjalo ya Nev...– oí a Karenn quien me hizo un gesto para seguirla hacia mi habitación. – Creo que necesitas hablar...

Al entrar cerré la puerta tras de mí y me quité el parche lanzándolo al suelo.

– Quiere irse Karenn...Por mi culpa...– intenté contener las lágrimas que comenzaban a brotar por mis ojos. Me senté en el borde de la cama.

– Si...Me lo comentó...– ella se sentó frente a mí en el suelo, tomó mi parche entre sus manos. – No creo que Miiko le deje...

– Soy yo el causante de su daño...Karenn...– la miré con la vista nublada – Ya ni me mira...Ni nada...Ni una sonrisa he visto en su rostro...Extraño tanto su sonrisa... Todo es mi culpa...– respiré hondo, sentía como no pude contener más las lágrimas.

– Dale tiempo Nevra...Fue mucho para ella...– suspiró. – Yo intentaré seguir hablando con ella.

– Yo me alejare de ella...– murmuré y me acosté mirando el techo – Si es lo que necesita para ser feliz...Lo haré... Aunque me muera en el intento...Solo quiero verla de nuevo sonreír... Su sonrisa...

– Elizabeth –

Había intentado hablar con Miiko para poderme ir lejos a otra guardia o algo así, pero ella se negaba a dejarme sin protección fuera de estas murallas.

Necesitaba irme cuanto antes de aquí. El dolor que sentía ahora al verle era diferente, más agudo, más fuerte. Me costaba verle y no llorar en el intento. No podía seguir así, mi corazón se resquebrajó totalmente.

Aún seguía amándole, pero tenía un dolor muy grande en mi pecho. ¿Debería oír lo que tiene que decirme? No... Si en verdad le gustara, como Karenn me dice tantas veces cuando hablamos del tema, no hubiera salido corriendo cuando me besó, ni hubiera besado a otra una hora después de nuestro beso...No creo que sea amor...

Su insistencia me quemaba, me dolía, aun así, una parte de mi lo necesitaba, necesitaba sus abrazos, sentir su apoyo, su respiración... Me hizo tanta falta su apoyo cuando Jinrei hizo lo que hizo... Matar a Umbra...No solo era mi familiar sino el primer regalo que me hizo Nevra... Aunque necesité su apoyo, el dolor de sentirme utilizada y que el tiempo que ha estado conmigo era solo un juego para él, no me permitió buscar apoyo entre sus brazos. Sin él me sentía extrañamente sola...Aunque tuviera a más gente no era lo mismo, no eran él...

Aun así, no ha dejado de intentar hablar conmigo, y yo seguía sin querer oírle, seguro que son excusas. Me dolía mucho verle, sentirle y no estar con él como antes.

Siempre que pasaba por su puerta por las mañanas para ir a la cantina él la abría rápidamente, me saludaba y sé que me sonreía, pero yo siempre seguía de largo.

Una de esas mañanas no salió a saludarme y después del desayuno al bajar a la cueva para el entrenamiento Sombra, no apareció, en su lugar estaba Marcus como nuevo entrenador, pero no explico el porqué. Miré a Karenn quien se encogió de hombros.

Pasaron los días y poco a poco Nevra se dejó de ver. La última vez que lo vi estaba ojeroso y con algo más de barba, el cabello revuelto y la cara mucho más delgada. Después de ese día su presencia dejó de notarse, no salía de su cuarto, ni iba al entrenamiento, ni a las reuniones de la guardia brillante.

En el fondo, sabía que verle me hacía daño, pero aun así...Seguía enamorada de él, y sentir ya que no está en la misma habitación que yo era doloroso también.

Había pasado poco más de dos semanas desde la última vez que vimos a Nevra, estaba preocupada porque no le veíamos, y a su vez ansiosa por verle, ni siquiera sabía si seguía en su cuarto o se había ido de Eel.

En la enfermería Eweleïn estaba ocupada, ya que había llegado un miembro de Obsidiana de una misión totalmente mal herido. Tanto fue así que hasta tuvieron que usar las reservas de sangre de Karenn para una transfusión. Yo aún no tenía los conocimientos suficientes para participar en una operación de ese calibre.

Ese día me dirigía hacia la biblioteca cuando cierta vampiresa me asaltó con cara de preocupación.

– Vamos a mi habitación...tengo que hablar contigo.

Y sin más dilación tomó mi mano y me arrastró hasta su habitación cerrando la puerta tras ella y volteándose a mirarme.

– Por favor...Escúchame...Es Nevra...Esta muy mal...

– ¿Qué? ¿Qué le pasa? ¿Dónde está? – mi preocupación se notó, pero luego intente parecer indiferente – Busca a Valk o a Ezarel...Son sus amigos...

– Solo tú puedes en esto...Él está...En su habitación...Lleva más de tres semanas sin salir de ahí y si no es porque voy a verle ni se afeitaría, ni peinaría, ni asearía, nada... Está con la mirada perdida en un punto, acostado en su cama sin moverse... Está fatal...Necesita verte...Que le mires...Que le sonrías...

– Karenn yo no puedo...– no sabía porque estaba actuando así Nevra, pero mi preocupación fue en aumento cuando Karenn agrego lo siguiente.

– No come Eli, ni sangre, ni comida normal...Siempre que le llevó término devolviéndola...Tengo miedo por él...Sé que aún le amas... ¿Verdad?

– Yo...Si...Pero Karenn sabes lo que pasó...

– Lo sé...pero creo que al menos le hubieras dejado explicarse... Tenía derecho a eso...

– No quería que se inventara una excusa...

– No hay excusas, ya oíste a Analís la otra vez, no había ninguna otra...Solo tú...Solo te quiere a ti...Por favor...Eres la única que puedes hacer que vuelva...

– Karenn...– la miré y suspiré. Tenía razón, estaba muy dolida por lo que Nevra hizo, pero aun así debí de escuchar lo que me quería decir. Me comporté de forma egoísta con él y me cerré totalmente en banda por mi dolor. – Iré a verle ahora, y le convenceré para que coma al menos.

– ¿De verdad? – me miró sonriendo.

– Si, por su puesto...

– Por favor...Sonríele...Le gustara eso...Anda corre ve...– me sacó rápido de su habitación.

Caminé de forma nerviosa hacia su habitación y me detuve un momento frente a su puerta. Respiré hondo y toqué de forma suave la puerta. Al no ver respuesta, volví a tocar.

– Emm...Nevra...Soy Elizabeth... ¿Podemos...Podemos hablar? – dije con voz temblorosa. Estaba así por mi culpa, no comía por mi culpa y se escondía por mi culpa. Tenía al menos que arreglar eso.

En ese momento vi como la puerta se abría de forma lenta y Nevra me miraba con su ojo gris, con un brillo apagado. Tenía la cara muy pálida y realmente más delgada que la última vez que le vi, tanto era así que parecía que su parche bailara sobre su rostro. Tenía una enorme ojera bajo su ojo gris y los labios totalmente secos. Su cabello estaba más largo y desordenado, mal cuidado. Me sorprendió mucho verle así, pero como me dijo Karenn, esboce una gran sonrisa para él.

–E-Esa sonrisa...– comentó al mirarme sonreír y un brillo peculiar se depositó en su ojo.

Sin previo aviso Nevra cayó al suelo de espalda desmayándose.

– ¡Nevra! – pegué un grito y me acerqué a él tomándole el pulso. Era bastante débil, apenas se lo notaba – ¡Karenn!¡¡KARENN!! – comencé a gritar a todo pulmón mientras intentaba sacar a Nevra de su habitación arrastrándole.

– ¡Nev! – gritó Karenn al acercarse a mí – ¿Qué ha pasado?

– No lo sé, abrió la puerta, me miró y se desmayó...Vamos a la enfermería, ayúdame...

Entre las dos fuimos arrastrando a Nevra como pudimos hasta la Sala de las Puertas. Por suerte Valkyon salía de la herrería con un par de armas en la mano que dejo caer al suelo de forma rápida al vernos arrastrar a Nevra.

Con gran agilidad lo cargó y lo llevó a la enfermería.

– ¿Qué le pasó?

– No sé, se desmayó de repente...– miré a Karenn angustiada mientras Valkyon lo dejaba sobre una de las camillas – ¿Cuándo fue la última vez que comió algo? – le revisé la pupila de su ojo gris y este no reaccionaba ante ningún efecto de luz. Vamos Nevra, no me dejes....

– Pues...No lo sé... Creo que desde que se encerró...

– ¿Podéis morir por falta de sangre?

– Seguramente si...– dijo en un murmullo.

– Mierda...A ver piensa...– me concentré cerrando los ojos – Eweleïn está ahora en una operación y tiene toda la sangre que teníamos...Valk sujeta fuerte a Nevra de los brazos...Karenn...ve a la sala del fondo y tráeme un frasco que tenga dos colores, uno gris y otro azul, debe tener una etiqueta con la numeración 24...

Ella asintió y se fue a buscar lo que le pedí. Valkyon agarró los brazos de Nevra y los pego contra la camilla. Yo busqué uno de los aparatos que usaba el especialista en la higiene bucal y le abrí la boca a Nevra enganchándole el aparato para que no cerrara la mandíbula.

– ¿Qué harás? – me miró Valkyon.

– Hay que darle sangre...– me remangué la manga de la camisa – Morirá si no come nada y no voy a permitir eso...

Karenn llegó con el frasco a toda prisa y yo la miré.

– Agítalo y cuando yo te diga me lo echas en el brazo... ¿Has comido? – asintió – Mejor, porque voy a darle mi sangre a tu hermano...

Cogí una especie de bisturí que tenían y me lo acerqué al brazo. Hice una línea vertical desde mi muñeca hasta la mitad del brazo para que brotara más sangre. Solté un fuerte grito de dolor al sentir ese objeto clavarse en mi piel. Dejé que la sangre brotara y acerqué mi brazo a la boca de Nevra, dejando que la sangre cayera en su interior.

Notaba como poco a poco el cuerpo de Nevra comenzaba a reaccionar ante la sangre, intentaba cerrar la mandíbula y observé como Valkyon hacía fuerza contra la camilla.

Cuando comencé a ver borroso le pedí a Karenn que echara ese líquido en mi brazo y en unos segundos la sangre dejó de brotar.

– ¿Y ahora? – me comentó Karenn preocupada que se había acercado a abrazar a Nevra cuando Valkyon soltó sus brazos y yo quité el aparato de su boca.

– Esperar a ver cómo reacciona...– miré a Nevra preocupada y eché hacia un lado su cabello – Repetiré este proceso hasta quedarme sin sangre si hace falta...Pero él volverá...

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Kamu Akan Menyukai Ini

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