Otro mundo [Libro 1][Eldarya][Nevra][COMPLETA]

Capítulo 24: Desaparecidos

Resumen del capítulo anterior, para las personas que no lo leyeron: Elizabeth tiene un sueño erótico con Leiftan, pero al acabar este sueño Leiftan se le aparece con cuernos negros en su cabeza, unas alas negras y el color blanco ahora estaban en negro. Ella no sabe si preguntarle o buscar información por su cuenta.

Nevra se entera de que Elizabeth se besó con Leiftan bajo el efecto de la poción, pero ella no le dice nada del segundo beso. Por supuesto, Nevra también se puso celoso.

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La noche era cerrada, el bosque estaba en silencio y yo estaba descalza caminando por el frondoso bosque. Lo reconocía, era el bosque que estaba al lado de Eel, su vegetación frondosa y su tierra fresca eran característicos de la zona.

Pero... ¿Qué hago yo aquí?

De pronto el silencio del bosque fue interrumpido por la hermosa voz de siempre. La mujer cantando de forma melodiosa y armoniosa. ¿Estoy en mis sueños otra vez?

Corrí hacia el sonido de la voz, era realmente hipnótica y hacía que mi corazón saltara de emoción al oírla. Entonces la vi, a lo lejos, la silueta de una mujer de cabellos largos y lacios. Y detrás de ella le seguían las siluetas de menor tamaño, me acerqué más y esta vez pude observar mejor esas siluetas que siempre aparecían en mis sueños. Llevé las manos a mi boca, eran niños, ninguno mayor de diez años, todos seguían a la mujer que cantaba con esa voz tan hipnótica.

Al acercarme más pude apreciar mejor a la mujer, tenía algunas escamas por su rostro y sus brazos y unas orejas similares a las de Alajea. ¿Una sirena? Pero ¿Por qué se lleva a los niños?

Siempre pasaba lo mismo en mis sueños, ahora tendría que emerger una isla con un enorme castillo en el centro del agua. Efectivamente, enseguida aparecí en el acantilado que está por Eel y del agua emergió la isla, como si la mujer la invocara. Esta vez pude contemplar como ella y los niños caminaban sobre el agua para llegar a la playa de la isla que acababa de emerger frente a mí.

El paisaje cambió, ahora me encontraba en un alargado pasillo de piedra con una alfombra verde bajo mis pies, todo iluminado con antorchas de fuego verde. Era la primera vez que me hallaba en este lugar en mis sueños.

Comencé a correr por el pasillo, había muchas puertas, pero todas estaban cerradas y a lo lejos visualicé la figura de un hombre, acompañado de la silueta ya conocida de la mujer. Observé que tocaban un par de baldosas y una de las estatuas que se encontraban a su lado se hecho hacia un lado dejando ver un pasadizo en donde ellos se perdieron.

Sin pensarlo me acerqué rápido a eso, total, es un sueño, nada malo puede pasarme. Toqué las baldosas como ellos lo hicieron y el pasadizo se abrió ante mí. Al entrar vi unas escaleras de caracol que bajaban, la estancia estaba muy oscura, así que fui bajando con cuidado.

Al llegar al final vi enfrente mío una enorme puerta verde, con un montón de ornamentaciones de caras de niños, algo que me puso los pelos de punta. La puerta se encontraba entre abierta así que decidí entrar a mirar.

La estancia me heló la sangre, era enorme y fría, en el centro se hallaba una enorme mesa llena de artilugios que nunca antes había visto y al fondo había un montón de filas y filas de enormes cápsulas de cristales llenos de un extraño líquido verdoso con algo dentro.

Al acercarme a uno de esos cristales observé que en su interior había un niño, con expresión vacía, su cuerpo era demasiado delgado y se podía ver atreves de su piel su corazón palpitando de forma lenta y brillando de un azul muy intenso.