Inevitable (El juego de Elena...

By migomz

165K 4.5K 327

Elena es una adolescente cuya ideologia intrincada sobre los hombres le hace desarrollar rechazo total hacia... More

Prólogo
Capitulo 1: Comienzo de la caída
Capitulo 2: Roce entre jugadores
Capitulo 3: Táctica defensiva
Capitulo 4: Peligroso acercamiento entre equipos opuestos
Capitulo 5: ¿Primer beso de amor?
Capitulo 6: Declaración comprometedora previa al juego
Capitulo 7: Comienzo del juego
Capitulo 8: ¿Que tú harías qué?
Capítulo 9: Jugada rápida
Capitulo 10: Segundo Strike
Aviso: ¡Una novedad!
Capitulo 12: Golpe bajo
Capitulo 13: Diferencias dentro del mismo equipo
Capitulo 14: Salida familiar
Capitulo 15: Y el imbécil queda en evidencia
Capitulo 16: ¿También tú?
Capitulo 17: Hola a la vieja Elena
Capitulo 18: Bases llenas
Capitulo 19: Home run
Capitulo 20: Primera vez
Capitulo 21: Intensiones secretas
Capitulo 22: Fuerte como goma espuma
Capitulo 23: "La charla"
Capitulo 24: Out
Capitulo 25: Cambio de estrategia
Capitulo 26: Reescribiendo las reglas
Capitulo 27: Tercer strike ¡Estás fuera!
Capitulo 28: El resultado se esclarece
Capítulo 29: Nuevo jugador
Capítulo 30: Un punto y el juego termina
Capítulo 31: Buen juego con ¿buen final?
Epílogo
Agradecimientos y una sorpresa

Capitulo 11: Cambio de posiciones

4.4K 127 4
By migomz

Agarré con fuerza mi bolso y me dirigí a la institución sintiendo a mis mejillas arder. No era necesario que dijera los insultos que lanzaba mentalmente al idiota ¡juro que le asesinaría si pudiera! Pero entonces recordé que no ensuciaría mis manos con semejante clase de hombre.

Respiré profundamente intentando aplacar el nudo que se había formado en mi garganta pues ¡de ninguna manera lloraría por él! ¡Por supuesto que no!

Miré mi mano derecha, sostenía el collar con fuerza queriendo lanzarlo a través del pasillo y dejar que se perdiera y que alguien más se lo llevara. Odiaba cualquier cosa referente al idiota, realmente lo hacía y el saber que tenía que seguir lo que dijera respecto a su estúpido regalo me sacaba terriblemente de mis casillas.

Frente a mí pasó él con una sonrisa en su rostro que me advertía que debía hacer lo que quisiera o habría consecuencias que incluían a Regie. Resoplé caminando con paso firme al baño de mujeres, una vez dentro revisé todos los cubículos esperando no encontrar a nadie.

—Bien ¿quieres jugar? —Me miré al espejo antes de colocarme el collar—. Entonces juguemos.

Ajusté el collar de modo que la piedrecilla descansara en el pequeño hueco en mi garganta. Respiré profundamente preparándome mentalmente para lo que tuviera que hacer de ahora en adelante, él no me ganaría de ninguna manera.

—Te has metido con Elena Rogers y eso te saldrá caro —Dije encogiendo mis ojos.

Acomodé mi cabello de manera que dejara ver al collar que tenía ¿él quería que la pasara mal? ¡Ja! Su lindo juego le saldría completamente al revés.

Caminé por el pasillo con la frente en alto, ubiqué mi salón y entré. Sonreí con malicia al ver al idiota sentado en uno de los últimos pupitres, fijé mi mirada en él hasta que me la devolvió, sacudí mi largo cabello y me senté como si fuera la diva de aquel lugar. Conseguiría lo que quería y él no me ganaría en eso.

La clase empezó y yo no podía borrar la sonrisa de mi boca, esto sería un juego bastante entretenido. Maquiné todo lo que podría hacer para que el idiota quedara en mal y por supuesto, aquellas maneras en que yo pudiera asegurarme que ganaría sin duda alguna.

Mi estómago gruñó al final de la segunda clase, para mi increíble suerte ya estaba en camino a la cafetería donde tendría una muy buena charla con Regie, más me valía asegurar mi espalda antes de realizar cualquier paso, además ¿cómo podría él no creerme? Ambos sentíamos repugno por el idiota y bueno, yo era de cierta manera su «pretendiente».

Compré mi comida con rapidez pues mi estómago me lo pedía con desesperación, a lo lejos divisé a Regie hablando con los que debían ser sus amigos, también vi al idiota que coqueteaba con la idiota del otro día que pretendía insultarme.

Sonreí en grande sabiendo cuál era el mejor paso ahora. Agité mi cabello y caminé hacia Regie moviendo un poco mis caderas como mamá me había enseñado, nunca lo había hecho y esperaba que me saliera bien. En el camino miré al idiota y le dediqué una sonrisa de inocencia mientras él me correspondía. «Que idiota».

— ¿Qué tal? —Saludé a los amigos de Regie antes de dejar la bandeja en la mesa y proceder sentarme a su lado.

—Hola —Saludaron ellos con sonrisas incómodas.

Miré a Regie en busca de una explicación y supe lo que necesitaba, él estaba hablando de mí. Bien ¿estaría mal que le besara? Pues no, él y yo teníamos algo, además el idiota seguía mirándome. Me acerqué y le robé un beso a Regie con toda la suavidad que podía, él sostuvo mi barbilla para acercarme a más y yo disfruté, después de todo Regie me gustaba un poco.

La extraña sensación que sentí el día que me besó por primera vez volvió y yo supe que estaba tomando la decisión correcta haciendo que el idiota quedara mal y que Regie siguiera conmigo a pesar de los posibles ataques que habría.

Comencé a comer mi comida dándole una mirada de triunfo al idiota. Los amigos de Regie nos abandonaron unos momentos después, supongo que entre ellos tendrán sus códigos, tampoco es que me importe, era mejor para mí puesto que necesitaba hablar con Regie.

— ¿Has visto mi collar? —Pregunté distraídamente mientras me terminaba mi yogurt de mora.

—Sí —Respondió él dándome una linda sonrisa.

— ¿Y?

Él miró mi cuello por unos momentos como si quisiera conocerle bien antes de emitir un juicio.

—Te va bien, me gusta.

— ¡Gracias! —Le abracé sin querer—. No sabía si sería de tu gusto, temí usarlo.

— ¿Por qué? —Preguntó cuando le solté.

—No conozco de tus gustos, no sabía si te gustaría.

Su sonrisa se me hizo tierna y mi estómago se retorció en gusto.

—Esa parte es mi culpa pero no te estreses, te queda bien y me gusta.

De camino a la siguiente clase dejé que tomara mi mano derecha, era increíblemente cómodo e incluso una parte de mí se cuestionó por qué antes no le había dejado hacer aquello pero pronto me bloqueé a mí misma, era tonto, yo odiaba a los hombres y por supuesto que no le habría dejado hacer aquello antes. Cuando pasamos al lado del idiota levanté un poco nuestras manos para que él supiera que «mi terreno» ya estaba marcado.

Las últimas dos clases me tocaban con Regie por lo que optamos por sentarnos cerca. Era todo un alivio que este chico no fuera tan exigente, me refiero a que no pedía en exceso mi atención. Había escuchado quejas de mis amigas sobre sus novios que eran peores que una garrapata y yo rezaba para que jamás me encontrara con alguien así.

El idiota se sentó varios pupitres delante de mí, le daba miradas envenenadas que él parecía sentir pues más de un par de veces volteó pero yo fingí tomar apuntes en mi cuaderno.

El timbre sonó dejándonos saber que el día había acabado por fin, ahora me esperaba un buen fin de semana que esperaba se hiciera bastante largo. Salí del salón acompañada de Regie y por supuesto estaba sujeta a su mano, de ninguna manera le soltaría, lo estaba disfrutando.

— ¡Regie te necesito! —Gritó un chico asomándose por una puerta.

—Debo…

—Periodismo, entiendo, ve —Dije con una sonrisa.

—Te lo compensaré hoy, lo prometo —Dicho esto me besó y fue hacia la puerta.

Me aferré a mi bolso y sonreí lo mejor que pude. Comencé a caminar hacia la salida a paso medio, no sabía si mi padre pasaría por mí o quizás no lo recordaba. Bajé las escaleras que había y llegué al estacionamiento que estaba atestado de estudiantes, fue en ese momento en que deseé tener un auto, sería algo mucho más fácil para mí.

Una mano firme me jaló hacia el instituto de nuevo y yo no tuve tiempo para resistirme pues al voltearme y ver su rostro mis pies se movieron casi por reflejo.

— ¿Ahora qué? Hice lo que quisiste —Me quejé señalando al collar.

—No te he traído para eso —Aclaró mirando hacia afuera como si esperara que nadie nos viera.

—Dime qué quieres, tengo prisa —Pedí cruzándome de brazos.

Él me miró con una sonrisa y yo supe pronto qué iba a intentar. Sus labios pretendieron besarme pero yo quité mi rostro, él no haría conmigo lo que quisiera aun cuando parte de mí deseaba que sí.

—No soy tu juguete —Le aclaré alejándome dos pasos.

Sus ojos claros me observaron por varios segundos antes de que él se acercase y me acorralara contra la pared.

—Elena eres mi juguete desde que decidiste jugar conmigo —Dijo a centímetros de mi rostro—, no puedes escapar de eso.

—No es sólo tu juego imbécil —Le recordé empujándole con toda la fuerza que tenía.

Su risa profunda hizo que el cabello de mis brazos se erizara.

—Lo es.

—No, no lo es —Me acerqué a él dispuesta a devolverle su propio juego—, es mi juego y yo decido qué hacer.

A pesar de que él era más alto que yo por unos pocos centímetros conseguí alzarme suficiente para acorralarlo entre mis dos brazos.

—No te metas conmigo idiota —Le advertí acercando mi rostro a él.

Parecía tener una sonrisa grabada en su rostro cosa que no me gustó en lo absoluto ¿sería acaso que él estaba esperando aquello? Pues esperaba que no.

—Me diviertes Elena.

—Disfrútalo entonces mientras dure.

Y con eso me alejé de él a paso rápido y salí del instituto. No me detuve a mirar si él me había seguido y en cambio fijé mi mirada en el auto de mi padre, sonreí de alivio de saber que no tendría que ir en bus a casa.

— ¿Qué tal tu día? —Preguntó papá moviendo la palanca de cambios.

—Entretenido —Respondí sin querer darle más detalle.

Al llegar a casa subí a la habitación y elegí que me pondría aquella tarde. Había un lindo vestido que no había estrenado aún. Me aseé completamente y corrí a mi habitación para vestirme completamente. Modelé frente al espejo, el color azul marino me quedaba bastante bien y las zapatillas le combinaban a la perfección, recogí mi cabello en una cola de caballo y supe que estaba lista.

El timbre sonó y yo bajé a recibir a mi visitante.

—Hola —Saludó Regie con una gran sonrisa.

—Hola.

Me gustaba ver que llevaba un jean oscuro con una franela vinotinto y unos tenis que le daban un aire de «estar a la moda». Salí de casa sin avisarles a mis padres, de cualquier forma ellos sabían que saldría aquel día. Un auto gris estaba estacionado en la calle por lo que miré a Regie con una clara pregunta en mis ojos.

—Sorpresa —Dijo él con una sonrisa.

En el camino al lugar donde él me llevaría estuvimos en silencio, yo no sabía qué decir pues era la primera vez que saldría en una cita con un hombre y ciertamente no sabía qué esperar de esto. Regie nos llevó a un lindo parque en el que parecía estar celebrándose algo pues habían puesto de comida, fotos, juegos y demás.

— ¿Dónde comeremos? —Pregunté recordando su oferta del día anterior.

—Aquí —Respondió mientras nos bajábamos del auto.

Él alargó una mano hacia mí y yo la estreché con mucho gusto. Pasamos a través de todas las tiendecillas que había, jugamos todos los juegos que podíamos e incluso nos tomamos fotos. En aquel parque había unas pequeñas mesas donde nos sentamos a comer la pizza que él había pedido en uno de los puestos.

— ¿Cómo la estás pasando? —Preguntó con una sonrisa.

—Muy bien, hacía tanto que no me divertía así—Confesé antes de darle un mordisco a mi pedazo de pizza.

Aproveché para mirar alrededor encontrando la amarga sorpresa de que el idiota estaba allí con su idiota novia. Aparté mi mirada fijándola en Regie.

— ¿Quieres hacer algo más? —Preguntó cuando acabamos nuestra comida.

—Sí, quisiera caminar un poco —Respondí.

Sonreí con satisfacción mientras maquinaba un buen plan para dejarle saber al idiota que no podría jugar conmigo y que por supuesto estaba con Regie.

Cerca de un pequeño lago que había nos encontramos a la parejita de idiotas, ella escribía algo en su celular y él miraba alrededor con los brazos cruzados. Casi grito de la emoción al saber qué hacer. Jalé de Regie hasta llegar a la orilla donde habían otras parejas sentadas en el suelo y nos detuve en el campo de visión del idiota.

—Gracias por traerme —Dije abrazándome al torso de Regie.

—Es todo un placer.

Sin pensármelo dos veces me alcé en puntillas y le besé lo mejor que podía. Sentí la mirada del imbécil sobre mí y reí por dentro ¡ja! Una pequeña probadita de su propia medicina.

Regie pidió que nos sentáramos en el suelo a lo que yo accedí encantada, por supuesto me abracé a él mirando por el rabillo del ojo como mi oponente me imitaba con su noviecita. La noche cayó unos momentos luego y las parejas a nuestro alrededor comenzaron a irse pues a pesar de que había buena iluminación lo que parecía ser una feria había acabado.

—Hora de ir a casa —Me indicó Regie mientras me ayudaba a levantar.

Le seguí de vuelta al auto mirando disimuladamente al idiota que dejaba atrás a su noviecita y caminaba detrás de nosotros. En el camino Regie llevaba mi mano izquierda en la suya y yo me limitaba a darle mis mejores sonrisas.

—Gracias por compartir tu tarde conmigo —Le agradecí luego de que ambos nos bajáramos del auto.

Él fue hacia mí y me abrazó con cariño, yo le correspondí sintiéndome verdaderamente bien.

— ¿Te gustaría salir mañana? —Preguntó acariciando mi rostro.

— ¿Contigo? —Pregunté de vuelta.

— ¿Con quién más? —Siguió él sonriendo divertido.

Le jalé hacia mí para besarle, algo en sus labios me hacían querer más de lo que él pudiera ofrecerme. Bien, era claro que me estaba dejando llevar bastante lejos pero ¿cómo detenerme cuando realmente no lo quería?

—Que descanses —Deseó antes de darme un rápido beso.

—También tú.

Le miré ir hacia su auto, entrar y encenderlo para finalmente perderse en la distancia.

«Elena, ya bajaste tus guardias completamente» me dije a mí misma con una tonta sonrisa antes de voltearme para ir la puerta de mi querido hogar.

Antes de que tan siquiera llegara a girar el pomo las luces de un auto me paralizaron ¿por qué él se había devuelto?

— ¿Quieres otro? —Pregunté antes de voltearme.

Me paralicé al ver que no era Regie el que estaba ante mí sino el idiota.

—Vete de mi casa, no te quiero aquí —Le advertí retrocediendo un paso.

—Si juegas conmigo perderás —Me amenazó viéndose molesto.

—No es tu problema que tenga una pareja —Bufé—, eres demasiado patético.

Me llevé las manos al cuello para quitarme el collar y devolvérselo, de ninguna manera seguiría con aquello.

—Es tuyo —Me detuvo él.

—No quiero nada que venga de ti, estoy con Regie y sólo recibiré regalos de su parte.

Le entregué su collar y entré a casa, él me siguió hasta la cocina donde me acorraló contra la pared.

—Dije que no te quería aquí —Le recordé.

Él no pareció escucharme y en cambio sostuvo mi rostro entre sus manos y me besó con la misma fiereza que el día anterior. Intenté deshacerme de sus manos pero el idiota era mucho más fuerte que yo. Me estremecí cuando una de sus manos se ajustó en mi espalda baja y me empujó más hacia su cuerpo.

« ¡Ya suéltate!» Me grité a mí misma.

Le empujé logrando que se alejara pero él volvió y me besó de la misma manera. Quise pensar en algo que evitara que esa parte demente de mí que parecía gustar de él tomara posesión de mi cuerpo pero no fue posible, ella iba un paso más adelante.

Mis manos se rindieron a cada lado de mi cuerpo y yo le devolví el beso con menos intensidad, él aprovechó aquello para pegarme de nuevo a la pared y sostener mi rostro entre sus manos. Mi corazón latía como loco por aquella peligrosa situación y yo realmente no veía la salida.

Caíste Elena —Susurró él separando sus labios de los míos.

— ¿Yo? Eres tú quien corre hasta mí para besarme —Le recordé intentando respirar con normalidad.

Sus ojos claros me observaron como si no pudiera analizar lo que le estaba diciendo.

—Gajes del oficio, de otra manera no caerías —Se defendió pasando su  pulgar por el límite de su labio inferior.

— ¿En serio usas eso como una excusa? —Pregunté con burla.

—No lo es, jamás sentiría atracción por alguien tan insoportable como tú —Arqueé una ceja en señal de molestia.

—Entonces dices no sentir atracción por mí —Me acerqué a él para jalarle y acorralarle contra la pared—, si eso es así entonces no deberías devolverme el beso.

Le besé de la misma manera en la que él lo había hecho conmigo, al principio no me correspondió pero fue demasiado débil y pronto yo había tomado su lugar contra la pared. Enredé mis manos en su cabello y lo acerqué a mí para dejarle en claro que él había caído mucho antes que yo.

¡Oh dios mío! Estoy admitiendo que caí en su trampa ¡no! Esto no se quedaría así.

Me separé de él casi con molestia pues no quería admitir que yo… que yo sentía algo por un hombre tan imbécil como él ¡de ninguna manera!

—Ya vete idiota —Le desprecié.

—No sin antes…

Se interrumpió a sí mismo al besarme, esta vez con suavidad, sus manos se ajustaron a mi cintura y yo por alguna razón no podía encontrar algo que estuviera mal en eso.

El juego no ha acabado —Susurró contra mis labios.

—Yo decidiré cuando lo haga.

Le miré a los ojos dejándole en claro que él no tenía el control sobre mí. Para mi sorpresa me dio un último beso rápido y salió de casa con rapidez.

Tragué con fuerza intentando pensar en lo que había pasado ¿yo le había devuelto el beso? ¡Oh no! Pero él no tendría por qué saber que había anotado un punto a su favor.

Este juego se estaba tornando personal y yo tenía mucho más riesgos de perder si seguía por el mismo camino.

Continue Reading

You'll Also Like

573K 44.2K 77
La experiencia me enseñó que las vidas perfectas no existen, pero la mía con Laura me hacía feliz. Sin embargo, nuestra vida de ensueño se convirtió...
39.8K 2.3K 17
Arodmy Darotski, no se enamora él se obsesiona. Su pensamiento siempre fue no perder el tiempo con crías menores que él, seres inexpertos como suele...
25.7K 1.1K 25
Laia Gonzalez, una joven de 16 años nacida el 02/07/2007, es la hermana pequeña de Pedro Gonzalez, mas conocido como Pedri, jugador del FC Barcelona...
19.9M 1.3M 122
Trilogía Bestia. {01} Fantasía y Romance. El amor lo ayudará a descubrir quién es en realidad y su pasado hará reales sus peores miedos. ¿Podrá ell...