Otro mundo [Libro 1][Eldarya]...

By AdrianaEDaSilvaT

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Prologo Elizabeth es una chica de unos 25 años que, a pesar de estar en un mundo real, esta constantemente te... More

Prologo
Capítulo 1: Llegada al otro mundo
Capítulo 2: La guardia de Eel
Capítulo 3: Test faérico
Capítulo 4: El espía
Capítulo 5: Humana trepadora
Capítulo 6: La primera misión
Capítulo 7: Los peligros de la cueva
Capítulo 8: Un elfo muy mandón
Capítulo 9: Un ente azul
Capítulo 10: La poción y un día de diversión
*Especial Halloween*
Capítulo 11: Traición
Capítulo 12: Desahogo
Capítulo 13: Noche con el Obsidiana +18
Capítulo 14: El perdón
Capítulo 15: La historia tras el cristal.
Capítulo 16: Entrenamiento en la oscuridad
Capítulo 17: Noticias de Oriente
Capítulo 18: Aprendiz de enfermera
Capítulo 19: Magia
Capítulo 20: Cena para cinco
*Especial San Valentin*
Capítulo 21: La ceremonia
Capítulo 22: Amor dominante
Capítulo 23: Bajo la luna +18
Capítulo 24: Desaparecidos
Capítulo 25: Aparición nocturna
Capítulo 26: La isla
Capítulo 27: En el interior
Capítulo 28: Detrás de las máscaras
Capítulo 29: Diario de un Dragón enamorado
Capítulo 30: Un poder desconocido
Capítulo 31: La Guardia Brillante
Capítulo 33: La Guardia Glacial
Capítulo 34: Mensajes
Capítulo 35: Idiota
Capítulo 36: Olvídame
Capítulo 37: Controlado
Capítulo 38: Un viaje mágico
Capítulo 39: Derdranë
Capítulo 40: Bajo el Sauce
Capítulo 41: Prometidos
Capítulo 42: El clan
Capítulo 43: Vitalum Vitalis
Capítulo 44: Uno +18
Capítulo 45: ¿Quién soy?
Capítulo 46: Caminante de mentes
*Nevra Spin Off*
Capítulo 47: El origen de todo
Capítulo 48: De nuevo en Eel
Capítulo 49: En la mente del druida
Capítulo 50: El escondite
Capítulo 51: Sin respuestas
Capítulo 52: La feria Carmesí
Capítulo 53: El ritual
Capítulo 54: Dolor
Capítulo 55: Cazadores de Elegidos
Capítulo 56: Una invitación
Capítulo 57: En silencio
Capítulo 58: A sangre fría
Capítulo 59: Premonición
Capítulo 60: El orbe de Nahaira
*Portada de la segunda temporada*
*Especial Halloween 2019*
Segunda temporada comenzada

Capítulo 32: Secretos

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By AdrianaEDaSilvaT


Decidí contarle el sueño en el que tocaba los cristales contaminados y estos se desvanecían. El Oráculo había aparecido en el ayudándome a portar un cristal puro.

Miiko no dejaba de mirar el cristal que tenía en sus manos y todos en la estancia no sabían qué decir ante eso.

– Entonces ese es tu acometido – rompió el silencio Huang Hua – Ayudarnos con los cristales contaminados, limpiarlos para así reconstruir el Gran Cristal.

– Cada pieza que encontramos vuelve a su lugar – Miiko se acercó al Gran Cristal y extendió sus manos con el fragmento que tenía en ellas. El pequeño trozo de cristal flotó enfrente suyo para luego acabar incrustado en el Gran Cristal.

Un fino brillo azulado invadió la estancia un breve segundo de tiempo. Hubo una larga pausa, un silencio algo incómodo, donde todos observábamos a Miiko.

– ¿Está todo listo para el viaje? – dijo al fin la kitsune aun mirando el cristal.

– Sí – contestó Nevra, que aún seguía sujetándome de los brazos.

– ¿Y Senoth?

– Tiene puesta vigilancia todo el tiempo, la señorita Huang Hua nos indicara cuando debemos transportarlo.

– ¿Qué ha pasado con él? – pregunté.

– Después de sacarle el cristal su energía y su poder menguó. El dolor de fallar lo hace sentir débil y sin ganas de luchar. Eso sí... Tenemos que encontrar al Daemon que le entregó el cristal contaminado – por primera vez oí a Leiftan hablar.

– Aun así, le tenemos con una venda en los ojos para que no pueda usar la hipnosis.

– ¿Por qué lo van a juzgar en el Templo FengHuang?

– Las diferentes clases de FengHuang usan sus conocimientos de leyes y normas para juzgar y condenar a los que más daño provocan, hablando de las razas más fuertes de Eldarya, son los únicos que tienen el poder para condenarlos, ya que el mal que ellos hagan desestabiliza este mundo – me explicó Huang Hua – Senoth acabará seguramente en la prisión del templo. Ahí será controlado y si es posible sometido para quitarle su magia y que jamás pueda dañar a nadie.

– ¿Y la isla? ¿Qué pasó con ella y Ligeia?

– Cuando Leiftan dejó inconsciente a Senoth la hipnosis se rompió. Ligeia, al ser la reina, está conectada con los miembros de su tribu. Es una tribu de sirenas que se creía extinta. Solo viven del comercio y están casi siempre bajo el agua, ocultos en esa isla. Senoth usaba su canto para atraer a los corazones más puros, casi siempre eran niños los que seguían su canto, la inocencia de estos les hacía puros.

– Pero yo la pude oír cantar e inocente no soy. – solté una carcajada incómoda y miré a la kitsune que era la que me estaba explicando todo.

– Debe ser que tu corazón no ha sido corrompido aún. – me miró – Parece que al ser la Elegida tienes el poder de purificar desde tu corazón.

– Todo esto es tan extraño para mí...– murmuré.

– Deberías de ir a descansar un poco y luego a la biblioteca para escribir tu informe. En otro momento te contaremos el resto de esta reunión.

– Está bien...– miré al vampiro que aún me sujetaba y le sonreí para que me soltara. Lo hizo sin dejar de mirarme y yo salí de la estancia con un dolor de cabeza.

En vez de ir a mi habitación fui al cerezo a tomar un poco el aire y aclarar todos mis pensamientos. Había sido demasiada información en tan poco tiempo.

Era parte bruja, aún había un poder en mí que no sabían de qué raza era, puedo purificar los cristales con la ayuda del Oráculo, Senoth ira a una prisión en la que sus poderes serán anulados...

En mi mente vino la batalla en la que Senoth y Leiftan se enfrentaron y recordé cuando vi a Leiftan con los ojos cambiados, como en el sueño que tuve. ¿Quién será él de verdad? Tendré que hablar con él cuanto antes sobre el tema.

Suspiré y miré hacia el cielo. El aire fresco del momento, el sonido del viento golpear las hojas de cerezo y verlas caer con suavidad hacían que me relajara y despejara un poco mi mente.

Después de un rato en calma y sumida en mis pensamientos decidí que era el momento de ir a la biblioteca para escribir mi informe.

Al llegar oí a Yhkar hablar con Nevra.

– Venga Yhkar...Déjame otro libro como este... Sé que tienes más...

– Tengo más Nevra, pero es UNO por persona de misión, no te puedo dar otro por tu cara bonita.

– Seguro que puedo hacer algo para obtener el otro. – el tono de voz de Nevra cambió, parece que usaba sus encantos para conseguir ciertas cosas.

– No Nevra, tus encantos y esa cara de familiar triste no me harán cambiar de opinión. Las normas son las normas. Tienes un libro para comunicarte con Karenn, si quieres hablar con otra persona se lo dices a Karenn y que le dé el libro a esa persona.

Oí como Nevra suspiraba cansado y al darse la vuelta se topó conmigo.

– ¿Va todo bien? – pregunté.

– Si, muy bien...– suspiró – ¿No fuiste a tu habitación?

– No, fui a que me diera el aire y vine a escribir el informe.

Ykhar se acercó a mí con un montón de papeles para que rellenara, los vi y suspiré.

– Deja que te ayudo – Nevra vino conmigo a sentarse en uno de los sitios que estaban libres para escribir en la biblioteca. Dejó un fino libro de piel marrón sobre la mesa. – Creo que fuiste al cerezo ¿Verdad?

– ¿Cómo lo sabes?

– Tienes un par de pétalos por tus cabellos...– pasó sus manos de forma delicada quitándome las flores que aún estaban en mi cabello. Le miré mientras hacía eso.

– Gracias... mi vista se fue al libro que dejó en la mesa – ¿Y ese libro?

– Este libro nos lo dan cuando tenemos misiones largas para comunicarnos mejor. Me han dejado uno nada más para que se lo dé a Karenn para que no se preocupe.

– Pero estabas pidiendo otro...

– Si, quería otro para comunicarme contigo...– dijo en voz suave – Pero si te escribo tendré que hacerlo a través de Karenn.

– Tranquilo Nev. – le miré y sonreí. Me resultó tierno que quisiera que tuviera un libro también para comunicarse conmigo en su ausencia.

– Venga, en cuanto antes empieces antes podrás irte – me sonrió.

Estuvimos varias horas sentados en la biblioteca y hablando de lo sucedido. Yo escribía todo lo que recordaba y había pasado durante la estancia en la isla. Me dolía la mano de tanto escribir y me había quedado varias veces sin tinta.

– ¿Hay que escribir todo?

– Si claro, es un informe detallado de la misión.

– ¿Tengo que poner que baile contigo? ¿Eso es importante?

– No, eso no – sonrió de lado y me miró – Eso es para nosotros nada más. – me guiñó el ojo.

Sonreí de forma confidente y seguí con el informe.

Al acabar fuimos juntos a cenar con los demás en la cantina, un momento agradable lleno de risas y un poco de tristeza ya que, tanto Ezarel como Nevra, se iban mañana para la misión. Karenn había recibido el libro de Nevra con una sonrisa apagada y dijo que le escribiría todos los días.

Valkyon estuvo toda la cena ausente en mente, estaba distraído y más callado de lo normal. Tendré que hablar con él en otro momento a ver qué le pasa.

Al acabar de cenar Nevra me acompañó hasta mi habitación diciéndome que había cambiado algo y quería que lo viera.

Me fijé al llegar a mi puerta que esta ya tenía una ornamentación significativa sobre el marco. Habían puesto un cristal y detrás de este saliendo unas enredaderas con rosas.

– ¿Es mi ornamentación? ¿Qué significa?

– Eres la Elegida, te representa un cristal y lo del fondo...Te lo contaré cuando vuelva – me guiñó el ojo.

Cuando abrí la puerta de mi habitación observé que el papel pintado que me había puesto en el principio había cambiado. Seguía manteniendo los colores rojos, pero esta vez es el dibujo del papel era de mariposas negras. Había cambiado el dosel de la cama por cortinas semitransparentes rojas, las sábanas ahora eran de seda y había llenado la estancia con jarrones negros y rosas rojas con bordes dorados.

Al lado del escritorio había puesto una enorme estantería llena de libros y un estante lleno de mis blocks.

– Vaya...Nevra... ¿Y esto? – entré en mi habitación mirando el papel de esta. Acerqué mi nariz a uno de los jarrones con rosas y las olí bajo la atenta mirada de Nevra.

– Aun tenías el papel roto de la pared, no te iba a dejar eso, así que decidí que te la remodelaría un poco ¿Te gusta?

– Me encanta – le miré y sonreí – Antes también estaba genial. Me encanta el papel elegido.

– Me alegro. Las rosas son para darle mi toque – sonrió ladino mirando las flores.

– No tenías que haberte molestado tanto en verdad. Podría haber puesto un cuadro en donde el papel estaba roto.

– Lo sé, pero no quería que recordaras ese mal sueño...– se apoyó de lado en el marco de la puerta y me contempló con su ojo gris.

– Gracias, de verdad – le sonreí.

Me acerqué a él y le di un fuerte abrazo el cual me devolvió. Le había rodeado el cuello con los brazos y él me rodeó por la cintura. Escondió su rostro en mi cuello y suspiró.

– Creo que mejor me despido ya de ti...– dijo en un susurro Saldremos antes del alba para no retrasarnos mucho...Yo...

– Ten mucho cuidado ¿Sí? – instintivamente perdí mis dedos por sus cabellos acariciándolos con suavidad. Me encantaba sentir sus abrazos y quería disfrutar de este último antes de su viaje.

Él se aferró con fuerza a mi cintura, parecía que no tuviera ganas de irse.

– Me gustaría tanto que no fuera casi más de un mes de viaje... ¿Qué hago yo sin ti? – murmuró esto último en un suspiro.

– ¿Una fiesta? – soltó una leve risa. – Seguro que sabrás cómo entretenerte, siempre hay chicas guapas en las ciudades.... Y bueno... tienes a Ezarel para fastidiarle.

– Eso es verdad – me miró y sonrió – No prometo escribirte a diario, pero si cuando esté en un lugar nuevo, prometo narrarte todo lo que vea. Solo conoces Eel y esa estúpida isla...Así al menos sabes algo más de este mundo.

– Tengo una idea – me solté de su abrazo y caminé hacia mi mesa, saqué la cámara y se la entregué – ¿Te acuerdas de este artilugio de nuestra primera misión?

– ¿Cómo olvidarlo? – miró la cámara – Se encendía aquí y se tomaba foto aquí ¿No? – encendió la cámara, apuntó hacia mí y tomó la una foto. – Y para ver las imágenes era aquí ¿No?

– Si, veo que te acuerdas– sonreí. – Bueno ahora puedes tomarme fotos de los lugares a los que vayas y al volver me las puedes enseñar.

– Me gusta mucho esa idea – me sonrió sin dejar de mirar la cámara.

– Eso sí, no quiero fotos de chicas desnudas aquí – reí –. Ni tuyas tampoco jaja.

– Oh gatita me lo pones muy difícil me miró y sonrió ladino – Prefiero que me veas desnudo en persona – me guiñó el ojo y no evité sonrojarme.

– Eres un idiota – le golpeé el brazo.

Se colgó la cámara al hombro y me tomó de la mano jalándome hacia él, dándome un abrazo con fuerza.

– Ya me voy a descansar, estaré en la habitación de Karenn por si necesitas algo.

– Tranquilo, dejaré que disfrutes con ella esta noche.

– Cuídate y cuídame a Karenn. Le diré que te pase lo que te escriba y me lo puedes contestar también.

– Está bien, cuidare de ella y sí, me cuidare. – le sonreí – Creo que te voy a extrañar...

– Y yo a ti...– tomó mi cuello con sus manos y puso sus labios en mi frente besándome con suavidad – Buenas noches Eli...

Cuando separó sus labios de mi frente me acerqué a él besando su mejilla.

– Buenas noches Nev...– mordí mi labio inferior mirándole. Se iba a ir muchísimo tiempo y mi corazón latía a gran velocidad al tenerlo cerca. Esas ganas de besarle se hacían cada vez más presentes en mí.

Él se fijó en mis labios y se quedó un rato viéndolos. Sutilmente relamió sus labios y luego suspiró. El brillo de su ojo gris fue más intenso, tenía una mirada que no sabía cómo descifrarla, era una mirada totalmente nueva para mí, la misma mirada que cuando bailamos en la isla.

Muy a mi pesar se alejó de mí y se fue al cuarto de Karenn. Contemplé como entro en la habitación de su hermana dedicándome una última sonrisa.

Cerré la puerta de mi cuarto y suspiré apoyando mi frente contra la puerta. Este hombre me desequilibraba por completo. Creo que este tiempo separados me ayudara a organizar mis sentimientos hacia él, pero lo iba a echar mucho de menos.

Al día siguiente me fui al entrenamiento con Valkyon, que no había ido al viaje. En mi mente estaba su comportamiento más que extraño de estos días y me gustaría saber que pasaba por su mente.

– Buenos días jefe – le salude al incorporarme a su guardia.

– Buenos días Eli, veo que ya estás mejor. Ponte con Cameria para entrenar – me dijo sin apenas mirarme.

– Está bien...

Saludé a Cameria, era la mujer que me había dado la misión para cuidar a los niños, resulta que su raza es una hamadriade, por eso lleva consigo su árbol.

Era bastante fuerte y muy ágil. Fue bastante duro entrenar con ella y entendí enseguida por qué era la mano derecha de Valkyon.

Era una mujer con muy buenos reflejos y una excelente fuerza. Era bastante estricta a la hora de entrenar y no tuvo piedad conmigo.

– ¡Aaahhh! – grité con fuerza la tercera vez que conseguía lanzarme por los aires y caía al suelo.

– Estás muy blanda Elizabeth, venga levántate.

– Como sigas así me romperás algo. –me levanté a duras penas y me puse en posición.

– Me gusta tu determinación, no te rindes.

– Eso jamás.

Después de horas de golpes y caídas el entrenamiento acabó y yo terminé realmente molida. Busqué a Valkyon con la mirada, pero este ya no estaba ahí.

Fui a mi cuarto a coger mis cosas para darme una ducha y al acabar el baño caminé a la cantina para almorzar y vi a Valkyon sentado solo en un lateral así que decidí acercarme a él para hablar.

– Hola Valk ¿Cómo estás? – dejé mi bandeja sobre la mesa.

– Oh...Hola...– parecía que no se había percatado de mi llegada – Emm... Bien y... ¿tú?

– Bien...aunque ahora algo preocupada...Por ti.

– ¿Por mí? Si estoy bien – tomó de su cerveza.

– Estas muy extraño Valk, distraído, no eres tú mismo – puse mi mano sobre su brazo y le miré – ¿Qué te pasa?

– Ya te dije que nada – se levantó de la mesa con brusquedad y le tomé fuerte del brazo antes de que se fuera.

– No sé qué te pasa, pero me preocupo por ti porque eres mi amigo y compañero de guardia, tampoco es para que me trates de esa forma. – lo miré bastante seria y él desvió su vista – Si en algún momento te interesa contarme qué coño te pasa puedes ir a buscarme.

Solté su brazo con rapidez y él se quedó una fracción de segundo quieto, suspiró y se marchó de la estancia sin voltear a verme. ¿Qué demonios le está pasando?

Acabé de almorzar y me dirigí hacia la enfermería donde Eweleïn me miró confundida.

– ¿Qué haces aquí?

– ¿No trabajo aquí contigo?

– Sí, pero no ahora, hace dos días que te has despertado, creo que deberías de descansar.

– ¡Oh venga ya! Necesito hacer cosas.

– Pero fuera de aquí. Adiós, adiós – me empujó fuera de la enfermería y cerró la puerta detrás de mí.

Genial... ¿Y ahora qué hago yo?

Salí hacia el mercado y decidí ver qué novedades había por sus puestos. Me encantaba ver la variedad de productos extraños que había en sus lugares, los diferentes olores, los colores. Disfrutaba mucho de estar ahí.

Mientras caminaba entre la gente divisé a Leiftan a lo lejos comprando en un pequeño puesto de repostería.

– Hola Leiftan– me acerqué a él. Alzó su vista y me miró con una sonrisa.

– Hola Eli, veo que estás mejor ¿Quieres dar un paseo?

– ¿No te interrumpo?

– Para nada. – terminó de pagar lo que tenía en la mano y me dejó pasar delante de él para caminar por el mercado.

Mientras hablábamos solo pensaba en lo que tenía que preguntarle, esa extraña transformación que vi en mi sueño, la misma que vi en la isla cuando lucho con Senoth.

Llegamos a la placita del refugio y nos sentamos en un banco. Abrió la bolsa de lo que había comprado y sacó dos pastelitos rellenos y me dio uno a mí.

– Están riquísimos, ya verás. – me sonrió invitándome a probarlo.

Mordí un poco, sentí una suave crema caramelizada recorrer mis papilas gustativas. La masa del pastelito era ligera y esponjosa. Algo realmente delicioso.

– Vaya está buenísimo– di otro bocado.

– Veo que también eres de dulces como yo – me miró y ambos sonreímos.

Después de estar un rato hablando tomé el valor para preguntarle.

– Leiftan...Hay algo que tengo en mi mente que no consigo sacar...Algo que vi.

– ¿El qué?

– Bueno...Primero lo vi en un sueño y luego en la isla. – noté como su mandíbula se tensaba un poco, pero seguía manteniendo su aura calmada.

– ¿Qué... fue lo que viste?

– Te vi transformado en algo totalmente diferente a lo que eres – luchaba por mantener sus ojos fijos en los míos, pero al poco tiempo miró hacia otro lado. – Tus ojos cambiaban, se volvían negros y brillantes, eso lo vi en la isla y en el sueño te vi...No solo con esos ojos, también tenías cuernos oscuros y, si no recuerdo mal, también tenías unas alas enormes negras...

– Es solo un sueño...– se acomodó su chaqueta nervioso.

– Lo último puede, pero se lo que vi, vi tus ojos cambiar, tu aura se volvió oscura...Leiftan... ¿Qué eres en verdad? – le miré intentando descifrar sus gestos.

– Ya lo sabes soy un lorialet – me miró e intentó sonreír de forma calmada, pero estaba bastante nervioso y rojo. Miró hacia una de las calles del refugio.

– He leído sobre tu raza y no tienen eso que vi...Leiftan si no lo dices por miedo a ser juzgado puedes confiar en mí, yo seguiré apreciándote seas lo que seas. – puse mi mano sobre su hombro y volteó a verme, esta vez vi alivio en sus ojos.

– ¿De verdad? ¿Estarás conmigo, aunque sea lo peor?

– Alguien como tú dudo que sea lo peor – le regalé una sonrisa – Pero sí, estaré contigo, por algo somos amigos.

– Me alegra oír eso, pero no te preocupes, soy un lorialet. Seguramente lo que viste fue a causa de Senoth y la situación – desvió el tema de forma rápida – Ahora discúlpame, pero tengo una reunión con Miiko.

¿Qué estaba pasando hoy? Primero Valkyon me ignora totalmente y ahora Leiftan me trata como si fuera tonta. No entiendo nada.

Me levanté del asiento y decidí ir a la cantina para cenar.

Me senté junto con Karenn, Chrome, Marcus y Alajea, esta estaba algo desagradable conmigo, cosa que no entiendo por qué, pero decidí pasar de ella.

– Me dijo mi hermano que al llegar a Balenvia escribiría – sonrió – Llegarán en dos días y medio. Espero que no le pase nada...Es un largo viaje y encima tienen que dar un rodeo hasta el Templo FengHuang

– Ya verás que todo sale bien Karenn – le miré y sonreí.

– Ya se lo he dicho yo, que su hermano es bastante fuerte como para que le pase algo – comentó Chrome apoyando la mano en el hombro de Karenn dándole ánimos – Anda toma, te doy mi postre de fruta de media noche.

Ella sonrió de forma amplia y aceptó con gusto el postre de Chrome. La cena fue bastante amena, pero decidimos irnos pronto a la cama.

Me despedí de Karenn en su puerta y cuando iba a entrar a mi habitación vi a Valkyon venir hacia mí.

– ¿Podemos hablar? – me dirigió su mirada ámbar bastante apagada.

– Si claro. – abrí mi habitación y le invité a pasar – Siéntate.

Se sentó en el sillón individual de la habitación y yo me puse frente a él en el sofá.

Mi miró y luego miró la habitación. Echó hacia atrás sus cabellos blancos y apoyó los codos en sus rodillas.

– Siento mucho mi comportamiento de estos días... Sobretodo hoy en la comida.

– Tranquilo Valk.

– Sé que tú no has hecho nada, pero me cuesta abrirme a los demás...Aunque eso ya lo sabes.

– Por eso te dije que cuando estés listo para hablar cuentas conmigo.

– Quiero decirte porque estoy así...Pero es algo doloroso para mí...

Hizo una pausa y se levantó del sillón para ponerse a mi lado en el sofá.

– Empezaré por el motivo por el cual no voy a al templo con los chicos...Es que hace como dos años mi hermano, Lance, murió ahí...– bajó la cabeza – Nunca encontramos su cuerpo, pero si a su familiar totalmente destrozado...

– Dios mío...Qué horror...Lo lamento... – apoyé mi mano en su brazo.

– Y yo...Pero eso no es lo único que me tiene así...En la isla pasó algo, que me tiene perdido... ¿Sabías que el hechizo bloqueador de la puerta era un conjuro creado solo para que los descendientes de raza de dragones pudieran romperlo?

– Si eso me lo dijo Senoth y en verdad nunca me dijeron cómo consi...

– Fui yo...– me interrumpió Valkyon – Yo logré leer el hechizo de la puerta y abrirla...

– ¿Qué? – me quedé de piedra al oírle decir esto.

– Leiftan me ha dicho que si se leer esa escritura y romper el hechizo es que mi otra mitad es la de un Dragón... Yo...– pasó sus manos por sus cabellos– Es muy extraño todo... ¿Y si Lance lo sabía y por eso le mataron?

– Eso es una suposición Valk... ¿Lo sabe Miiko?

– No...Solo lo saben los chicos y tú... No quiero decir esto hasta no estar seguro del todo... Por eso si me has visto extraño estos días ha sido por ese motivo. Muchos recuerdos han despertado en mi interior y no es agradable el recordarlo.

–Siento mucho haberte insistido...

– No lo has hecho, me has dejado margen y te lo agradezco.

Nos quedamos un rato en silencio, decidí acercarme a él y brindarle un abrazo reconfortante, el cual no rechazo.

– Gracias por contarme cómo te sientes Valk.

– Ya eres una de los nuestros – me sonrió

Estuvimos un rato hablando de cosas triviales, lo hice sobre todo para que Valkyon se distrajera un poco y olvidara las cosas malas que me había contado. Me gustaba que se abriera un poco más a mí y que me contara algo tan delicado como la pérdida de un hermano. Yo no quise preguntar los detalles y él no me lo contó todo, pero así está bien, no es bueno recordar algo así.

También estaba como yo, un poco consternado por descubrir qué mitad era, o podría ser él. Un Dragón, era una de las tres razas más poderosa de todas y descender de una quería decir que él podría albergar un gran poder. Con razón al tacto siempre es más cálido que los demás.

– Deberías de descansar, mañana tienes un duro entrenamiento. Cameria no te va a dejar tranquila hasta que la derrotes.

– Oh gracias ¿Esto es mi castigo por faltar a tu guardia?

– Por supuesto – me sonrió y se fue a su habitación.

Al despertarme al día siguiente Miiko había convocado una reunión de la Brillante de forma urgente. Así que me vestí con rapidez y me dirigí a la Sala del Cristal.

Ahí se encontraban casi todos los miembros de la Guardia Brillante, menos los chicos que estaban de misión y por una extraña razón faltaba Leiftan. Pero, aparte de ellos, había dos hombres más.

Estos portaban una armadura azulada, llena de pieles grises y bastante gruesas. Portaban armas de gran tamaño y uno lleva un icono con un símbolo que nunca había visto antes en un escudo.

Él que llevaba el escudo era un hombre enano, cabellos castaño claro y largos, con un rapado lateral haciendo triángulos, también tenía una inmensa y poblada barba media pelirroja. El arma que tenía a su espalda era un martillo grueso de una mano. Puede ver que sus ojos, negros como el carbón, se pusieron sobre mí en cuanto llegué a la sala.

Su acompañante era un hombre alto, de cabellos azulados, tenía el cabello echado a un lado, mostrando unas trenzas que le cubrían la mitad de la cabeza mientras en el otro lado tenía el cabello medio largo y liso. Tenía unas orejas puntiagudas, más o menos similares a las de Nevra. Llevaba un bastón bastante grande, lleno de plumas y enredaderas, y en la parte superior tenía una gran bola azulada con brillos blancos en su interior. Sus ojos, que también se pusieron en mí, eran de un color violáceo, me fijé que en su rostro tenía marcas como de raíces oscuras por sus mejillas que venían desde su cuello.

– Elizabeth, que bueno que llegaras – habló Miiko y caminó hacia mí – Esta reunión es inesperada. Ellos forman parte de la Guardia Glacial.

– Leiftan –

Sé que hay una reunión de último momento en la Sala del Cristal, pero tenía que reunirme con Bamet, el maestro, para pedirle explicaciones.

Había esperado a que Elizabeth se encontrará mejor y que Senoth estuviera de camino hacia el Templo FengHuang para ir a hablar con él, así asegurarme que no pone en seguimiento a Senoth.

Me adentré en el bosque con rapidez hasta llegar al árbol que me permitía adentrarme a la guarida del Bamet.

En todos estos días no he parado de dar vueltas sobre el tema ¿Qué quiere en verdad? ¿Por qué controlar a un Dragón? ¿Cómo sabe contaminar cristales? ¿Es de fiar? ¿Qué quiere de Elizabeth? Elizabeth... Ya me ha visto como parte de lo que soy e incluso a soñado con eso... ¿Cuánto tiempo más puedo estar mintiéndole a ella?

Al llegar estaba ahí, sentado en su imponente sillón rojo, tomando una copa de vino y jugando con la caja en la que guardaba el corazón de Lance.

– Leiftan...Que grata sorpresa. No esperaba verte por aquí... Pensé que desde que te libraste de esa poción no te atreverías a pisar mi hogar.

– Bamet, tenemos que hablar de los últimos acontecimientos. Lo de la poción sabrás que no fue cosa mía. – Bamet soltó un gruñido y me miró con interés.

– ¿Qué tal está la Elegida?

– Bien...De ese tema quería hablar... ¿Fuiste tú quien ideó el plan de Senoth?

Se acomodó en el sillón, dejó su copa de vino a un lado y me miró.

– Ese estúpido Dragón no atiende a normas... Dime que lo has matado...

– Así que tú le distes el cristal ¿Cómo...?

– Si, fui yo, yo se lo di. Estaba tan obsesionado con revivir a su viejo amor que cualquier cosa que le ofreciera la hubiera aceptado. Nunca podría haber revivido a su viejo amor con el cristal contaminado. Mi objetivo era la Elegida.

– ¿Qué quieres de ella? – lo miré con los ojos llenos de rabia. – ¿Sabes que casi la mata?

– El imbécil estuvo a punto de destruir siglos y siglos de espera solo por desobedecerme...– se levantó y se acomodó su capa – Solo tenía que meterla en uno de esos tanques que el diseño y dejarla ahí para mí. Es así como la necesito, viva... Pero no...– gritó – Se encapricho con su cuerpo y su rostro y la quería para recipiente... Menos mal que estabas ahí...Aunque me decepciona que no lo mataras...– me miró con sus ojos rojos.

– ¿Por qué la quieres a ella?

– Su sangre es demasiado valiosa para mi plan...Él la necesita.

– ¿Quién es Él?

– Estás haciendo demasiadas preguntas Leiftan...– se acercó con gran rapidez a mí y tomó mis mejillas con fuerza – No seas ingrato con quien te ha criado... ¿Dudas de mí?

Lo miré, claro que dudaba de él, pero necesitaba saber que quería y cuáles eran sus movimientos.

– No, para nada, solo quiero saber las cosas. – me apretó más fuerte y soltó mi rostro empujándome hacia atrás.

– Ya te enteraras, de momento parece que hoy te vas a enterar de algo más...

– ¿A qué te refieres?

– Los de la Guardia Glacial me han visto merodeando cerca de ellos. Tienen un cambia forma entre ellos, por eso me vieron. Así que han venido para avisar a la kitsune.

– Están demasiado lejos de su base... – lo miré confundido.

– Lo sé, ve y entérate que dicen. Si hace falta me encargare del druida que me vio personalmente... – se volvió a sentar y cogió el corazón de Lance – Venga ve a traerme una botella de vino y a traerme los papeles de mi escritorio. – Lance salió de la estancia y Bamet me sonrió – Me encanta tener un esclavo...

Cuando estaba a punto de partir me llamó con su voz arrogante.

– Leiftan...En breve tendrás noticias mías, necesito que me busques si la guardia tiene ciertos papeles y me saques alguna que otra cosa...

– Estaré esperando tus órdenes...

Salí de la estancia a gran velocidad. ¿Qué hacía la Guardia Glacial en Eel? ¿Qué hacía Bamet en su territorio? Cada vez me gustaba menos todo esto, algo me decía que no iba a terminar nada bien.

¿Y Elizabeth? Quería su sangre... ¿Por qué? ¿Debería de decirle todo esto a ella? ¿Me aceptaría tal y como soy en verdad?

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