from zero » yoo kihyun

Von xsodapop

96.6K 9.4K 16.3K

Han Nabi es una chica que trabaja a tiempo parcial para poder pagarse la universidad debido a las deudas de s... Mehr

Capítulo 1: Renuncia
Capítulo 2: Reunión
Capítulo 3: Cero
Capítulo 4: Yoo Bakery
Capítulo 5: Hilo
♡ poems ♡
Capítulo 6: Chat
Capítulo 7: No es no
Capítulo 8: Mancha
Capítulo 10: Fiesta
Capítulo 11: Pijamada
Capitulo 12: Llamada
Capítulo 13: Ubicación
Capítulo 14: Caramelo
Capítulo 15: Promesa
Capítulo 16: Adiós
Capítulo 17: Acción
Capítulo 18: Citas
Capítulo 19: Error
Capítulo 20: Río Han
Capítulo 21: Hospital
Capítulo 22: Casa
Capítulo 23: Candor
Capítulo 24: Álbum
Capítulo 25: Fotografía
Capítulo 26: Estrellas
Capítulo 27: Recuerdo
Capítulo 28: Intento
Capítulo 29: Agridulce
Capítulo 30: Desilusión
Capítulo 31: Falla
Capítulo 32: Molestia
Capítulo 33: Arcade
Capítulo 34: Advertencia
Capítulo 35: Fresas
Capítulo 36: Descubrimiento
Capítulo 37: Confesar
Capítulo 38: Invalidar
Capítulo 39: Manzanas
Capítulo 40: Visita
Capítulo 41: Helado
Capítulo 42: Biblioteca
Capítulo 43: Bebé
Capítulo 44: Lluvia
Capítulo 45: Chocolate
Capítulo 46: Regalo
Capítulo 47: Parásito
Capítulo 48: Hogar

Capítulo 9: Disfraz

1.9K 228 384
Von xsodapop


El pánico me invadió. Había sido demasiado descuidada.

Me maldecí a mí misma mientras veía la sangre en mi pantalón. Había olvidado por completo cuándo era mi período; había creído que aún faltaba una semana.

Eso explicaba los dolores de estómago; eran cólicos.

Y mi espalda baja me había estado doliendo también durante el día, probablemente el dolor se agravó por el esfuerzo que había hecho al mover las cajas.

Y como no tenía contemplado nada de eso, no venía preparada, no tenía toalla femenina, ni un suéter o prenda con la cual cubrir mi cintura.

Suspiré y esperé en el baño a que se me viniera algo a la mente. No podía salir así, gran parte de mi pantalón estaba manchado, la sangre era muy notoria.

Inmediatamente pensé en llamar a Sunhi. O a Hyungwon, él nos compraba toallas femeninas algunas veces, cuando las necesitábamos en la universidad.

Pero ambos estaban en sus casas, tardarían al menos media hora en llegar allí, y no podía pasar tanto tiempo encerrada en el baño.

Además de que no traía conmigo mi celular. Lo había dejado dentro de mi mochila en la cocina. Por lo tanto, tampoco podía llamar a Solji para que me ayudara.

Como no tenía ninguna compresa, improvisé con el papel higiénico. Sin embargo, aún tenía que hacer algo para cubrir la mancha. Recargué mi cabeza en una de las paredes del pequeño baño, sin saber que hacer.

Me sentí muy ridícula cuando mis ojos comenzaron a cristalizarse. «¿Es enserio que vas a llorar por esto, Nabi?», me reñí a mí misma.

No sé cuántos minutos pasaron desde que entré al baño hasta que escuché golpecitos en la puerta.

—¿Nabi? ¿Estás ahí?

La voz de Kihyun provino desde el otro lado de la puerta.

Limpié una lágrima que se encontraba en la esquina de mi ojo y aclaré mi garganta.

—S-sí.

—¿Estás bien?

Probablemente ya habían pasado más de un par de minutos desde que estaba ahí para que él me preguntara eso. Cerré mis ojos con fuerza, avergonzada.

—Yo... creo que necesito ayuda.

—¿Ayuda..?

Tragué saliva, pero no pude contestar porque la voz de Kihyun continuó al instante.

—¿Qué? ¿Qué es? ¿Qué necesitas? —preguntó sonando preocupado—. ¿Te sientes mal?

—¿Podrías llamar a Solji, por favor?

—¿Solji? —dijo sonando extrañado—. Ah... la chica con la que hablas. Ella se fue hace un rato, junto con la mayoría.

¿Qué? ¿La mayoría ya se había ido? Me pregunté qué hora podía ser para que ya casi no hubiera nadie ahí, la cocina no tenía ventanas así que había perdido la noción del tiempo.

¿Ahora que se suponía que hiciera? Lo último que quería hacer era decirle a Yoo Kihyun que mi período había llegado sin darme cuenta, y que parecía que había teñido de rojo mi pantalón.

Respiré hondo, y me resigné.

—Sunbae... necesito algo con lo que cubrir mi cintura —susurré, como si de esa manera fuera a disminuir mi vergüenza.

Sabía que la menstruación era algo natural, pero aún así me resultaba embarazoso por algún motivo. En casa no hablábamos abiertamente de ello. Cuando tuve mi período por primera vez mi madre me dijo que siempre debía ser discreta al respecto. Ni mi padre ni Changkyun se enteraba cuando alguna de las dos menstruaba porque tratábamos de evitar tocar el tema frente a ellos, o dejar algun rastro en el baño que compartíamos. Era complicado, pero entendía que era así como habían educado a mi madre, además de que había crecido sin tener a alguien con quien compartir acerca de su ciclo.

Por lo tanto, para mí también era muy poco convencional hablar sobre ello con otros. Y me resultaba sumamente incómodo tener que decirle sobre mi período específicamente a Yoo Kihyun.

—¿Qué? —preguntó.

Suspiré.

—Manché mi pantalón con sangre, necesito algo para cubrirme.

—¿Qué? —repitió Kihyun, está vez sonando alarmado—. Nabi, ¿estás sangrando?

Suspiré, apenada. No quería hablar de mi periodo tan explícitamente con él.

—Sí. Podrias solo conseguirme un suéter o algo con lo que pueda cubrirme, por favor —supliqué.

—Oh... está bien, espera aquí —contestó él.

No había pasado más de un minuto cuando sonó otro golpe en la puerta. Kihyun había regresado.

—Nabi, aquí tienes.

Apagué la luz del baño y abrí la puerta un poco, para que él deslizara una chaqueta por la abertura. La tomé, cerré enseguida y encendí el foco.

Me había dado una chaqueta de cuero negra, por su forma y tamaño podía decir que probablemente era de hombre. Me la coloqué atada a la altura de mi cintura, pero lucía muy extraña. Así que opté por ponérmela.

Me quedaba grande, lo suficientemente para que cubriera mi trasero y una parte de mis muslos.

Después de esperar un momento a sentirme lo suficiente cómoda para salir, lo hice.

Kihyun estaba afuera del baño, esperándome. Tenía una expresión en su rostro que no había visto antes; una combinación entre preocupación y temor. En cuanto me vio se acercó a mí y me tomó suavemente por los hombros.

—Nabi, ¿te sientes mal? ¿qué sucede? —preguntó con inquietud—. El sangrado es por cargar las cajas, ¿no es así? Te llevaré al hospital, ven conmigo.

Tomó mi mano y comenzó a guiarme a la salida de emergencia por la cual yo había entrado. Paré en seco para detenerlo.

—No, no, espera, sunbae —murmuré desasosegada—. No es necesario ir al hospital.

Kihyun me miró confundido, sin soltar mi mano.

—Pero estás sangrando —insistió.

Miré hacia otro lado antes de contestar.

—Uhm... estoy en mi período.

Regresé la mirada a Kihyun y pude percibir la sorpresa en su rostro. La cual un segundo después se tornó en entendimiento, y por último en un pequeño atisbo de vergüenza.

—Ah... yo... —trató de formular una frase rápidamente, pero no le fue posible—. Perdón... pensé que te habías lastimado. Me asusté.

Soltó mi mano y se llevó la suya a la parte posterior de su cabeza, avergonzado.

—Esta bien... gracias por ayudarme de todas maneras.

Un silencio incómodo cayó entre nosotros.

—Bueno... uhm, creo que es mejor que vaya a terminar lo que estaba haciendo —dije dando media vuelta para regresar a la cocina.

—Nabi, no. Espera —murmuró, deteniéndome—. Es suficiente por hoy, debes irte a casa a descansar.

Lo miré directamente por uno segundo, y luego desvíe mi vista hacia un lado, confundida. ¿Por qué se preocupaba tanto por mí? Su consideración me parecía muy extraña

En cualquier otro momento hubiera objetado aquello, pero me sentía tan cansada, mi ropa tenía una mancha de sangre, y solo quería ir a casa y darme un baño, así que obedecí sin chistar.

—Mmh... está bien. Gracia, sunbae.

Fui a la cocina y tomé mi mochila. Después regresé a la bodega para salir por la puerta que daba hacia un costado del lugar. Kihyun no había dejado de seguirme en todo ese tiempo.

—Eh, bueno, hasta mañana —me despedí

Incliné mi cabeza hacia él, y tomé la manija de la puerta. Sin embargo, no pude abrirla. Respingué de forma inconsciente cuando Kihyun colocó rápidamente su mano sobre la superficie de la puerta, impidiéndome salir.

Al instante, me giré hacia él. Tenía una expresión de seriedad en su rostro.

—Dejame llevarte a casa —me pidió Kihyun, de la nada—. ¿Dónde vives?

Abrí mucho mis ojos. No podía dejarlo hacer eso.

—Ah... gracias, sunbae, pero está bien —contesté nerviosa, mirado hacia su mano. Tragué saliva deseando que me dejara salir—. Tomaré el autobús.

—Entonces, te acompañaré hasta la parada.

—N-no, no es necesario.

—Ya es tarde, no puedo dejar que te vayas sola otra vez —insistió—, además de que estás calles están un poco vacías.

Suspiré. No quería seguir tratando con él, así que lo dejé hacer lo que quería. Asentí y retrocedí un poco. Kihyun abrió la puerta y me dejó pasar antes que él.

Ambos salimos del edificio y él caminó en silencio junto a mí por un par de calles hasta llegar a la parada de autobús. Ninguno murmuró una palabra; Kihyun se mantuvo en silencio mientras caminaba cerca de mí en el lado en que pasaban los autos.

La parada del autobús estaba muy iluminada y había varias tiendas abiertas alrededor. Además de algunas personas caminando por las veredas.

Revisé mi celular y no era tan tarde como creía, pasaban de las nueve de la noche. Esa era usualmente la hora en que salía del trabajo, así que no me sentía tan insegura.

Me senté, no había más personas allí. Creí que en ese momento él se despediría, marchándose. Pero después de unos segundos, Kihyun se sentó a mi lado, mirando alrededor, sin decir nada.

Me quedé quieta. Podía irse, no entendía porqué seguía ahí. Lentamente, subí la vista hacía él.

—Ah... creo que aquí estoy bien, sunbae, puedes regresar sí quieres.

Sus ojos encontraron los míos.

—No, me quedaré hasta asegurarme que subas al autobús.

No le dije nada al respecto. Me quedé callada y solo asentí, dejándolo hacer lo que él prefiriera. Pero en mi mente no dejaba de preguntarme porqué razón Kihyun estaba haciendo todo aquello.

Me sentía demasiado intranquila de solo tenerlo cerca, aunque nada estuviera fuera de lo normal. El pasado me mantenía en constante estado de alerta si estaba a su alrededor.

Pasó cerca de un minuto cuando él se levantó de la banca de metal.

—Espera aquí, vuelvo rápido.

Antes de que pudiera decir algo, Kihyun caminó hasta una 7-Eleven que estaba detrás de la parada de autobús. Lo vi entrar, pero al percatarme de que lo estaba siguiendo con la mirada, volví a observar la calle. Mientras tanto, presté atención a los autos que se acercaban, esperando que mi autobús llegará antes que Kihyun.

Sin embargo, después de unos tres minutos lo vi caminando nuevamente hacia mí. En ese momento, a la distancia pude ver venir el autobús que yo tomaba aproximándose. Me paré y me acerqué a la acera.

Kihyun llegó hasta donde estaba y extendió una bolsa de plástico hacía mí.

—Toma —dijo él.

La miré, vacilante. La tomé esperando que no fuera lo que yo pensaba. Abrí la bolsa y dejé caer mis hombros.

Una caja de ibuprofeno, un paquete pequeño de toallas femeninas, tres bolsas de té de manzanilla y una barra de chocolate.

Miré el interior por un momento y luego cerré la bolsa.

—Sunbae, gracias, pero no puedo aceptar esto —dije regresándosela, nerviosa.

Kihyun no la tomó. Mi autobús estaba a solo unos metros.

—Nabi, quédatelo, es para ti. Y tampoco te preocupes por la chaqueta.

«Ah, cierto, la chaqueta», recordé.

—¿De quién es?

—Mía, pero no te preocupes.

Parpadeé, más atribulada que antes.

Saqué rápidamente dinero de uno de los bolsillos de mi pantalón, sin siquiera ver la cantidad. Tomé una de sus manos. Kihyun no se inmutó en lo absoluto, y aproveché eso para depositar el dinero en su palma y la cerré en un puño. 

—Ah, no —murmuró, sorprendido, después de darse cuenta de lo que había hecho—. No, Nabi, espera.

Kihyun trató de regresarme el dinero, pero el autobús llegó al lugar y me subí antes de que él fuera capaz de acercarse a mí.

Me senté y miré hacia la ventana que daba a la otra calle. Evitando ver a Kihyun.

El autobús arrancó.

Estaba muy confundida. Cada vez estaba siendo más difícil guardar mi distancia con él, y eso no me estaba agrandando en lo absoluto.

🍃🍃🍃


—Sí, Nabi, está bien. Llegaremos ahí en una hora —murmuró Sunhi a través del teléfono.

La había llamado cuando iba camino al centro social. El día anterior habíamos hecho los preparativos para la fiesta y en un par de horas más debían llegar todos aquellos que habían adquirido una entrada al evento.

Sunhi y Hyungwon me habían dicho que no me preocupara por mi disfraz, que ellos me consiguieran uno y me lo llevarían antes de que comenzara la fiesta.

—Gracias, Sunhi, los veo en un rato más —dije—. Pero en serio, ¿puedes decirme de qué es mi disfraz?

Sunhi era tan ocurrente que no sabía que esperar de ella. Y como ya la conocía, le había pedido que por favor me consiguieran algo que fuera sencillo.

—No —contestó con énfasis—. Ya te dije que es una sorpresa.

—Sunhi, por favor —le pedí.

—Tranquila, te va a gustar, yo lo sé.

Suspiré. Sabia que no me iba a revelar nada así que me rendí. Me despedí de ella y terminamos la llamada.

Llegué al lugar. La decoración que había por fuera del edificio era asombrosa. Las puertas y ventanas estaban decoradas con luces de colores obscuros y telarañas artificiales. Había calabazas y decoración alusiva a Halloween.

La fiesta tenía temática de Halloween, sin embargo, octubre iba comenzando. Y aún así, todas las entradas del evento se habían agotado.

Entré por el mismo lugar que el día anterior. Había tres chicos y una chica en la bodega, acomodando algunas cosas. Todos ellos ya estaban disfrazados, la chica tenía un disfraz de blanca nieves y los chicos estaban vestidos de diferentes súper héroes.

Los saludé con una reverencia y me dirigía hacia la parte principal del centro social.

Si la decoración que había por fuera era genial, los arreglos que había por dentro era espectaculares.

Había letreros, luces, telarañas falsas, esqueletos de plástico, calabazas en cada esquina y un montón de cosas más. No podían imaginar cómo se vería el lugar repleto de gente y con música a todo volumen.

Me emocioné repentinamente. Nunca había ido a una fiesta, así que estaba entusiasmada.

Mis cólicos ya se habían calmado. Había tomado las pastillas que me había dado Kihyun después de mucho pensarlo, y antes de irme a dormir había preparado una de las bolsas de té para relajarme y aminorar el malestar.

Me sentía mucho mejor y más cómoda.

Había algunas personas yendo de un lado a otro, con sus disfraces listos, pero no tantas como la tarde anterior. No ví a Solji, y por suerte, tampoco a Kihyun.

Misook estaba sentada en una de las mesas que había en las orillas. La parte central estaba despejadas justamente para que fuera la pista de baile.

Traía puesto un traje de lentejuelas morado, de gitana.

Me acerqué a ella y la saludé. Me dijo que podía ir a la cocina a terminar de preparar los bocadillos para más tarde. Ya había alguien allí haciéndolo, yo sólo tendría que ayudar.

Fui hasta ahí, y en cuanto abrí la puerta quise volver a cerrarla.

Kihyun estaba a un lado de la barra con un delantal rojo puesto sobre lo que parecía un disfraz de príncipe color azul con detalles dorados. Tenía peinado su cabello hacia atrás, dejando descubierta su frente.

Al escuchar la puerta miró hacia mí por un segundo y regresó su atención a los rollos de dulce que estaba preparando. Pero después de un momento volvió a mirarme, sorprendido.

—¡Ah, Nabi! —exclamó.

Dejó de hacer inmediatamente lo que hacía, se limpió las manos con un trapo y se acercó a mí.

—Sunbae —lo saludé, inclinando mi cabeza.

—¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor? —murmuró con interés.

Asentí con la cabeza. Y luego miré hacia el suelo.

—Um... Gracias por ayudarme ayer.

—No, no hay nada que agradecer.

Desvíe mi vista hacia la barra, evitando sus ojos.

—Me enviaron aquí, para ayudar a terminar de preparar los bocadillos.

—Oh, genial. Ya casi está todo listo, solo hay que terminar estos rollos y ponerlos en la mesa de aperitivos.

Asentí con la cabeza. Me indicó que me sentara cerca de la barra y me explicó cómo preparar los rollos de dulce. Él permaneció a un lado mío.

—¿Qué hay de tu disfraz, Nabi? —preguntó Kihyun después de un par de momentos en silencio.

No lo miré, seguí haciendo lo mío.

—Mis amigos van a traerlo, ya no deben tardar.

—Oh, ya veo. Supongo que-

Un golpe fuerte en la puerta de la cocina interrumpió a Kihyun. Y una nueva voz estruendoso sonó.

—Llegó el sol.

Un chico disfrazado del Guasón estaba apoyado en el marco de la puerta. Se acercó a nosotros caminando con gracia. Era alto y delgado, pero no lo reconocía por el maquillaje que traía.


—Dijiste que vendrías hasta más tarde —le dijo Kihyun.

—¿Acaso no estás feliz de verme? —preguntó el chico, fingiendo desánimo.

Kihyun suspiró.

—Solo ponte un delantal y ayúdanos —le ordenó Kihyun.

—Ah, se dice hola. ¿Por qué siempre eres tan mandón? —se quejó el chico.

Pero aún así tomó uno de los delantales que había en la barra. Estuvo a punto de ponérselo pero se detuvo, y posó sus ojos sobre mí.

—Hola —me saludó con una gran sonrisa.

Pero su maquillaje hacía que se viera un poco extraño haciendo eso.

—Hola —hice una reverencia educadamente.

Kihyun nos miró a ambos y lo señaló a él.

—Nabi, él es Minhyuk, amigo mío —mencionó Kihyun, y luego agregó—; por desgracia.

Minhyuk agrandó mucho sus ojos y lo golpeó con el delantal, de manera juguetona.

—Oye —dijo Minhyuk—. Ya te dije que dejes de fingir que me odias.

Kihyun dejó de hacer un rollo de dulce y apoyó sus manos sobre la barra.

—Y yo ya te he dicho que dejes de ser tan ruidoso.

Minhyuk comenzó a protestar mientras Kihyun solo lo miraba con una sonrisa burlona. Hasta que el chico paró repentinamente y puso sus ojos en mí.

—Espera, eres Nabi, ¿cierto?

Asentí.

El chico abrió su boca con asombro y luego miró a Kihyun.

—Ah... ya veo Kihyun, ella es la chica, ¿no es así? —preguntó Minhyuk.

Incliné mi cabeza y luego miré a Kihyun, confundida. ¿De qué estaba hablando?

De haber sido posible, Kihyun le hubiera arrojado dagas a Minhyuk a través de sus ojos. Lo fulminó con la mirada al mismo tiempo que apretaba sus labios.

—Ah... yo y mi bocota otra vez, ¿verdad? —susurró Minhyuk, encogiéndose y torciendo su boca, como quien sabe que ha cometido un error.

Kihyun suspiró profundamente y se apretó el puente de su nariz.

—Minhyuk, ¿podrías ir a ayudar allá afuera? —preguntó, sonando irritado—. Creo que serías de más utilidad allá.

—Está bien —contestó Minhyuk con ánimo, ignorando la actitud de Kihyun.

Sin embargo, antes de llegar a la puerta se detuvo y regresó a la barra con nosotros.

—¿Ahora qué? —murmuró Kihyun.

—Olvidé que venía a mostrarte esto.

Dijo el chico mientras metía su mano derecha a su abrigo morado y sacaba una pequeña cámara Polaroid.

—¡Ta-rán! —exclamó Minhyuk sosteniéndola en alto—. Traje mi cámara Polaroid.

—¿Acaso esa no es mi cámara Polaroid que te presté hace como un mes? —cuestionó Kihyun, levantando un ceja.

Minhyuk sacudió una de sus manos.

—Eso no es importante ahora. Ya tienes como un millón de cámaras —contestó Minhyuk, evadiendo la pregunta—. Lo importante aquí es que se me ocurrió la idea de tomar fotos con esto y luego venderlas. Así podrían recaudar más fondos.

Aclaró su garganta como si fuera a dar un discurso y prosiguió.

—Puedo tomarlas y pegarlas en ese espacio que está cerca del vitral. La gente se acercara a verlas y obviamente las comprará porque todo el mundo ama las Polaroid —explicó—. Solo dile a un chico que se encargue de recaudar el dinero durante la fiesta y listo.

Miré a Kihyun. Asentía con la cabeza lentamente.

—Bueno, no es una mala idea.

Minhyuk sonrió.

—Lo ves. Sabes que soy inteligente aunque no lo quieras admitir

Kihyun apartó su vista de él, y bufó. Luego fue hasta el lavabo para enjuagarse las manos.

—¿Qué hay de ti? —preguntó Minhyuk dirigiéndose a mí y apoyando una mano sobre la barra—. ¿Dónde está tu disfraz?... ¡Ah! Espera no me digas, estás disfrazada de una linda universitaria, lo sabía.

Chasqueó sus dedos como si hubiera resultó un acertijo. Por lo general, me sentía incómoda si los hombres hacían ese tipo de comentarios, pero viniendo de él, sonaba gracioso. Mis labios formaron una media sonrisa.

—Mis amigos no tardan en traer mi disfraz, los estoy esperando.

—Oh, ya veo —asintió con entendimiento—. ¿Te gusta mi disfraz?

Dijo enderezándose y haciendo una pose divertida.

—Sí, se ve bien —respomdí sinceramente—. Me gusta el maquillaje.

—Gracias, lo hice yo mismo.

Abrí mucho mis ojos, asombrada. Estaba apunto de decirle que era genial que lo hubiera hecho él mismo cuando Kihyun habló.

—Está mintiendo.

Minhyuk rodó los ojos.

—Bueno, lo hizo mi prima, pero se parece mucho a mí así que es como si yo lo hubiera hecho.

Volví a sonreír.

—Minhyuk, creo que ya es hora de que vayas a otro lado, ¿no? —inquirió Kihyun.

Minhyuk frunció el ceño, pareciendo un niño haciendo un berrinche.

Comenzaron a discutir, pero mi atención se alejó de ellos cuando sentí mi celular vibrar dentro del bolsillo trasero de mi pantalón.

Limpié mis manos con una servilleta y lo saqué. Me había llegado un mensaje de Sunhi diciendo que ya estaban allí.

—Eh... sunbae —llamé a Kihyun, quién dejó de prestarle atención inmediatamente a Minhyuk.

—¿Qué sucede?

Señalé mi celular.

—Mis amigos ya llegaron... ¿puedo ir  rápido a cambiarme?

—Claro que sí, ve —contestó—. Yo termino con esto, no te preocupes.

Le agradecí y comencé a alejarme. Fui hasta la bodega, ya que les había dicho que me esperaran por esa puerta.

La abrí y me llevé una mano a la boca, asombrada.

—¡Woah! Se ven geniales —exclamé al verlos.

Sunhi tenía un disfraz de enfermera que le llegaba hasta la mitad del muslo, medias con liguero de encaje blancas y tacones rojos que hacían juego con los detalles que tenían el vestido. Se veía tan bonita y atrevida.

Mientras tanto, Hyungwon vestía una bata de doctor, pantalón de algodón blanco y zapatos negros. Su cuello estaba rodeado por un estetoscopio y traía puestos unos anteojos redondos sin cristal. Se veía muy guapo e intelectual.

Ambos entraron y me contaron su trayecto en metro hasta allí.

—Las chicas de secundaria no dejaban de tomarle fotos en el metro con sus teléfonos ni siquiera disimulaban —dijo Sunhi—. Incluso una de ellas utilizó el flash de la cámara.

—Los disfraces fueron idea de Sunhi —aclaró Hyungwon, cambiando de tema—. Antes de que comiencen las reclamaciones, Nabi.

—¿Eh? ¿A qué te refieres?

—¡Sorpresa! —exclamó Sunhi al mismo tiempo que sacaba de una bolsa de plástico, que traía consigo, un traje de enfermera igual al suyo.

No, no puede ser.

—Sunhi, dime qué hay otro disfraz para mí además de ese, por favor —imploré.

No podía ponerme algo así, era demasiado revelador para mí, además de que era blanco y yo estaba en mi período. Ese traje de enfermera solo representaba desastre.

—Te dije que no le iba a gustar —murmuró Hyungwon sentándose sobre una caja—. Sabía que debiamos haber alquilado los de las tortugas ninjas.

—¿No te gusta, Nabi? —preguntó Sunhi, entornando sus ojos.

—No, no es que no me guste. Es solo que... No creo que vaya conmigo —expliqué, tratando de no herir sus sentimientos.

—Nabi, te vas a ver increíble con esto. ¡Por favor, úsalo! —suplicó Sunhi, juntando ambas manos—. Haré lo que me pidas.

Siempre me resultaba un poco difícil decirle que no a Sunhi, así que lo único que hice fue dar un gran suspiro y aceptar con una sonrisa derrotada.

Veinte minutos después ya tenía puesto exactamente el mismo disfraz que Sunhi, incluso consiguió tacones de mi talla.

El traje me quedaba un poco apretado y tenía que estar estirándolo hacia abajo cuando caminaba porque sentía que era demasiado corto. Y las medias me hacían sentir extraña.

Estaba sentada sobre una caja mientras Sunhi me maquillaba un poco y arreglaba mi cabello.

Hyungwon había estado jugando en su celular durante todo ese tiempo y cuando finalmente me vio, dijo:

—Vaya. Nabi, creo que vas a romper un par de corazones hoy —levantó su pulgar y después continuó jugando.

Sunhi terminó de arreglarme y retrocedió un paso para verme desde otro ángulo. Su cara se iluminó.

—Ah, Nabi, te ves tan bonita —exclamó rodeándome con sus brazos—. Cásate conmigo, por favor.

—Eso es ilegal, Sunhi —intervino Hyungwon sin despegar los ojos de la pantalla del teléfono.

Sunhi sólo lo miró y rodó sus ojos.

—Gracias, Sunhi —sonreí mientras me ponía de pie—. Aunque sigo sintiéndome un poco incómoda.

No había un espejo de cuerpo completo allí, ni en el baño de la bodega en donde pudiera mirarme, lo cual me hacía sentir un poco insegura.

—Nabi, te ves muy linda. Solo disfruta el disfraz, por favor —murmuró ella, haciendo un puchero.

Quejarme del disfraz no me iba a llevar a ningún lado, así que me resigné.

—Pueden esperar un poco aquí, por favor, iré a ver que falta y si ya pueden estar allá adentro.

Caminé con cuidado de no tropezar. No estaba acostumbrada a usar zapatos de tacón alto, así que tenía que andar con cuidado.

Justo cuando salía de la bodega, Kihyun estaba saliendo por la puerta de la cocina, probablemente yendo hacia el espacio principal de la fiesta. Ya no traía puesto el delantal.

—Sunbae, ¿en qué más puedo ayudar?

Sus ojos se agrandaron al verme y su expresión cambió un poco. Su mirada fue desde mis pies hasta la punta de mi cabeza.

Tardó un momento en contestarme. Y antes de hacerlo, tragó saliva.

–Nabi, te ves muy... linda.

🌻🌻🌻🌻

Gracias por votar y comentar, me alegran el día.

Weiterlesen

Das wird dir gefallen

123K 11.1K 60
Siempre fuí una débil e ingenua niña, más aún cuando ocurrió aquello que me marcó, aquel fatídico día que los perdí y con ellos se fue mi lado tierno...
95.1K 21.2K 49
La mano del rubio se coló bajo la máscara del anbu acariciando su rostro suavemente, los azules lo veían con debilidad y un gran amor, Itachi se dejó...
48.9K 1.9K 38
Esto es para los que no tienen Twitter y quieren arruinar su estabilidad emocional :v
59.7M 1.4M 17
Sinopsis Kaethennis ha disfrutado de los placeres de la vida, mucho, casi se puede decir que demasiado. Un alma libre, al menos así se definiría el...