Los mutantes yacian en la planta baja de la mansión.
Era de noche; el cielo estaba cubierto por el manto de la oscuridad y parecía que las estrellas brillaban con más intensidad en aquel crepúsculo. Hank se encontraba dormido sobre un sillón en una de las salas de la residencia, mientras que Laire y Peter dormían en otra de las estancias del hogar, y solos.
La bella joven de ojos pardos, descansaba sobre el pecho del chico de extraña melena grisácea, mientras que él, reposaba su mejilla sobre la cabeza de la fémina que le había cautivado. Ambos lucian cansados. Evidentemente, porque una guerra, una lucha cuyo final marcaría su vida; les esperaba al amanecer.
Por otro lado, Logan y Dominick se encontraban en una sala. Ella dormía sobre el pecho de James, mientras que este, la observaba. La miraba fijamente, y de manera serena. Se notaba lo mucho que él le amaba, y era raro, pues él era el tipo de hombre que no mostraba sus sentimientos. Siempre lucia serio, y frio; parecía que nada podía hacer que su semblante se relajara. De hecho, nada ni nadie podía hacer de él un hombre emotivo; nadie excepto Dominick. Pattinson era su razón de ser, de vivir. Prácticamente, ella era su vida. A pesar de que Logan no expresara demasiado lo que sentía por aquella; pues no era esa clase de cabellero.
Sin embargo, esa noche al lado de su adorada, no pudo evitar que su impulso varonil y entrañable le orillara a reaccionar de la siguiente manera. Contempló a Dominick por un segundo, pero después, la acomodó sobre el sillón de tal manera que le pudo dar un tierno beso en los labios. Un gesto que por muy dulce y moderado que fuese; Dominick terminó por sentirlo sobre su boca, lo cual lentamente, la hizo despertar.
Pattinson no se disgustó. Ni siquiera se notó incomodada de aquella acción tan repentina por parte de Logan, de hecho, por un instante; pareció corresponder el acto de James.
Él la miró por largos segundos, y notó como las mejillas de su futura esposa se encendían en un tono ruboroso. Lo cual, le extrañó a James. Pues por un momento, él creyó que Dominick lo abofetearía por aquel beso tan osado de su parte. Logan envió su apenada mirada hacía el piso, mientras que ella, le veia fijamente.
- Lo siento. - se disculpó James tan rápido como apartó su mirada de Dominick.
La chica de mechones verdes agachó la mirada, al igual que Logan. Aún no podía decirle a su futuro marido que le quería, mucho menos que le amaba, sin embargo, no podía negar que un sentimiento hacía él comenzó a crecer en su interior desde que inició la misión. En el fondo, Dominick sabía que terminaría amando a ese hombre.
Dudosa por lo siguiente que haría; tomó a Logan de las mejillas y lo hizo acercarse a ella para después, plantarle un delicado beso. Y al momento en que ambos fusionaron sus labios, Logan y Dominick cerraron sus ojos, y se autorizaron dejarse llevar por el momento.
Por otro lado, había quienes tampoco dormían; como Charles y Summer.
Ella se encontraba sentada sobre el regazo de Charles, mientras que este, se hallaba sentado sobre la cama, con la espalda recargada en la cabecera de su lecho; ambos estaban desnudos. Las sábanas cubrian a la perfección a Xavier, al menos hasta donde Bloom yacía sentada, y el pecho de esta, era ligeramente tapado por su larga cabellera negra. Ella estaba situada frente a Charles, y él, tenía sus brazos rodeando de manera afectuosa, la cintura de su amada.
Los dos se miraban fijamente el uno al otro.
- Te amo, - dijo el telépata mientras contemplaba sin parpadear el rostro de Summer - demasiado. No tengo palabras que expresen lo que siento por tí.
Summer respiró lento y profundo. Casi pareció que sus ojos se humedecían de alegría por aquello que le había dicho Charles momentos atras. Sin embargo, Bloom fue capaz de contener aquel júbilo que se esmeraba por querer salir de sus ojos.
- Y yo te amo a tí. - dejó salir la bella joven.
- Deberías descansar. - le sugirió Charles.
- Lo haré, si tú descansas conmigo.
Xavier sonrió sin mostrar su dentadura, mientras veia a Summer a los ojos.
- Está bien. - le dijo sin dejar de mirarle.
Ella se quitó de encima de Charles, y se tiró sobre el colchón pecho abajo.
- Mañana será un día difícil. - comentó Summer, sin ver a Xavier; sin embargo, este de inmediato clavó sus luceros azules en aquella, una vez que le escuchó hablar del día de mañana.
- Sí, será un día difícil, para nosotros. - aclaró Charles, y con rapidez, Summer alzó la cabeza para luego encajarle su mirada extrañada encima.
- ¿A qué te refieres con para nosotros? - indagó curiosa, pero confundida a la vez - ¿Me estas excluyendo de la misión? - preguntó, obviamente con la esperanza de que Charles le respondiera lo que ella quería escuchar, y no que le dijera algo que seguramente, terminaría por hacerla enfadar.
- Sí. - contestó el telépata con seriedad, y con su mirada fija en Summer. Notó que su respuesta no le agradó a su amada, pues en cuanto este habló, ella frunció el ceño leve pero visiblemente.
- Sabes que debo ir. - dijo Bloom en un tono firme, a la vez que su voz reveló que se encontraba disgustada. Charles apartó su mirada de aquella y la fijó hacía el frente, como si la ignorara - ¡Podrías morir! - le reprochó indignada.
- No me pasará nada. - volteó a ver a Summer, de nuevo. Esta vez, él le dedicaba una mirada relajada a Bloom - Volveré, y después, podremos estar juntos.
- Claro, ¿a sí como aquella vez en Cuba? - preguntó la chica con evidente ironía en su hablar.
- Sólo quiero protegerte. - explicó él, en un tono de voz que pareció escucharse entristecido luego de oír la recriminación que Summer le había lanzado.
- Y yo a tí. - dijo Bloom, insistiendo en hacerle entender que quería estar a su lado mañana.
- Y lo harás, si te quedas aquí y no haces una tontería. - aclaró él, mientras sus ojos vibraban observando la cara de su adorada - No quiero perderte. - admitió, y al mismo tiempo, su confesión salió en un suspiro que de inmediato, trajeron consigo ganas de llorar; pues los ojos de Xavier se mostraron humedecidos mientras hablaba y miraba a Summer como si en verdad, fuese a perderla - La razón por la que pude vivir todos estos años sin tí, es porque estabas viva, y podía verte a pesar de que no fueras mía, pero si murieras... - hizo una pausa mientras afligido, apreciaba a la joven - yo me rompería.
Summer miró la tristeza y la preocupación en los ojos de Charles. Aquella pena plasmada en el rostro de su amado hizo que con velocidad, se tragara su enojo; pues nada más de percibir la intranquilidad que aquel hombre sentía en sus adentros, provocó que aquella se sintiera como una idiota al esforzarse porque él la dejara viajar mañana a su lado. Luego de varios segundos, Summer desvió su vista de Charles, sintiéndose como una desconsiderada.
Él la amaba, por lo tanto, aquel amor estaba enfocado en mantener a Summer a salvo; siempre.
- Prométeme que no irás a Washington. - dijo Charles captando con rapidez la atención desorientada de Summer. Ella miró a su amado, pero sus labios no emitieron respuesta alguna - ¡Prometelo!
Luego de que Charles le exigió a Summer que le prometiera quedarse en casa, el silencio dominó la habitación. La joven de luceros grises, observó por instantes la mirada sería e intranquila, pero a la vez entristecida del telépata. No quería tener que dejarlo enfrentar una lucha que les esperaba mañana, a él sólo. No iba a poder solamente sentarse y esperar a que Charles regresaba. Y si es que regresaba. Sin embargo, sabía que él no estaría tranquilo hasta no escuchar de sus labios que esperaría su regreso.
- Lo prometo. - terminó por decir, a pesar de que fuese una mentira. Y si Charles hubiese sido más atrevido en ese instante, haber leído la mente de Summer le hubiera hecho saber, que ésta iría con, o sin su consentimiento.
El rostro de Charles se relajó después de escuchar lo que precisamente, quería escuchar, y luego, se inclinó hacía un costado de la cama, justo del lado donde se encontraba un mueble, del cual, haló un cajón e introdujo su mano en el interior de aquel. Summer levantó un poco la cabeza, intrigada por lo que Charles estaba haciendo. Luego de que la mano del telépata rebuscara por unos momentos en lo profundo de la gaveta, pareció que dio con lo que buscaba, pues con lentitud, sacó del cajón algo tan pequeño que lo tenía envuelto en su puño. Al enderezarse sobre la cama, rotó su cabeza y miró a Summer.
Charles tomó la delicada mano de Bloom con suavidad, y sin que ella observara todavía lo que él tenía en su mano; sintió como un diminuto objeto, pero no menos valioso, envolvía su dedo. Cuando Xavier alejó sus manos de Summer, esta apreció con claridad que su dedo anular portaba una sortija. La misma sortija que él le había regalado años atras para sellar su amor por siempre.
Al sentir, y ver el anillo sobre su dedo, Summer no pudo evitar que sus ojos se mostraran vidriosos. Pues aquella joya despertó nostalgia en ella.
- Se supone que debería preguntar si quisieras ser mi esposa, - hizo una pausa, llamando la atención de la joven - pero creo que me amas tanto como yo te amo a tí.
- Creí que habias leído mi mente, - dijo con notoria ironía, mientras sonreía entre feliz, y melancólica - Charles.
- Una vez te dije que nunca entraría a tu cabeza. - esbozó una apenas visible sonrisa - Pero por curiosidad, ¿qué pensaste?
Summer relajó su rostro, y sonrió pícara.
- Que necesito más de los besos de mi futuro esposo. - respondió ella, con una ceja alzada y una sonrisa maliciosa.
Aquel respiró hondo, y le permitió a su pecho inflarse de alegría tras escuchar la respuesta de Summer. Sin perder el tiempo, él se inclinó hacía ella y se acercó tanto a su amada que terminó por fundir apasionadamente, sus labios con los de aquella.
Charles besó y acarició a Summer toda la noche; hasta que horas después, ambos terminaron tumbados y abrazados sobre la cama. Esperando que los días que les esperaban luego de mañana, fueran así para toda la vida.