Luego de la batalla en Cuba, después de que Charles había perdido la sensibilidad en sus piernas, después de que Raven y Erik le habian abandonado... y luego de que aquel suprimiera las memorias de la joven a la que amaba...
Summer fue enviada a la Ciudad de Nueva York, dirigida por la oficial Moira; pues Charles había confiado en la agente para que instalara a Bloom en algún departamento, el cual, Xavier se encargaría de costear. Y además, procuraría que aquella tuviera una vida normal, fuera de que solamente tendría el conocimiento de su don telekinético; pues de esa manera no buscaría la expliación de su perdida de la memoria en la mente de nadie. Charles se ocupó de que Summer creyera que trabajaba en una boutique, y la convenció por medio de su hablididad telepática, que jamás se le ocurriera pisar el Condado de Westchester, otra vez.
Y cuando la agente MacTaggert regresó de Nueva York, el telépata decidió borrar su mente también.
Charles sufrió enormemente el haberse distanciado de Summer, pues era él, el único que recordaría los besos, las caricias, y aquella promesa de amor plasmada en una sortija que jamás se llegó a consumar; para siempre.
Varios meses después, Hank creó un suero que le ayudó a él a tratar su monstruosa apariencia de bestía, tal y como Havok lo llamaba, a la vez, que aquel tratamiento auxilió a Charles con su columna vertebral. Sin embargo, aunque el Profesor recuperó la movilidad de sus extremidades, no se atrevió a ir detrás de Summer. Pues a pesar de que nuevamente caminaba, lo hacía por medio de medicación, y no por su propia voluntad. Por otro lado, tampoco pudo resistirse a esos deseos que sentía por querer verla, ya que aunque Bloom no se encontraba con él, este quería estar seguro de que aquella se hallara con bien. Así que por varios años, Charles se colocó en las afueras de la boutique en donde Summer trabajaba, únicamente para observarla a través del cristal del negocio; sin cruzar palabra alguna con ella. Aunque varias veces después, Summer salió del local, ya sea porque decidía ir a comprar café, o algún platillo de comida en su receso; y de vez en cuando en aquellas salidas, Bloom se llegó a topar con Xavier. Ella saludaba por simple cortesía, mientras que él le saludaba porque era lo único que este podía hacer. Y para Charles, eso era suficiente.
Tiempo después, el telépata, Mccoy, Hayes, Summers y Pattinson conviertieron la mansión de Charles en una verdadera escuela para jóvenes con talentos. Por un período el instituto tuvo la oportunidad de acoger a varios mutantes como estudiantes, y como maestros, pero bueno, aquello sólo duró un instante, pues las guerras en aquellos años empeoraron y la milicia se vio obligada a solicitar chicos de 17 a 21 años.
Havok fue obligado a separarse de Laire para servirle al ejército. Y a pesar de que el rudo Alex Summers se negó y hasta se atrevió a confrontar a la milicia para que le dejaran al lado de su adorada Hayes, al final, tuvo que marcharse; pero sin antes prometerle a Laire que volvería a su lado. Así pasaran mil años. Y Hayes prometió que lo esperaría, así fuese una eternidad. Ambos se amaban, habian pasados sus mejores años juntos, desafortunadamente; a veces el amor no dura para siempre. Y lo peor de ello es que en muchas ocasiones, uno sigue enamorado, mientras el amor hacía el otro se pierde; o simplemente, se confunde.
La academia se vino abajo luego del reclutamiento del ejército, pero Charles, Hank, Laire y Dominick permanecieron bajo los techos del instituto; sin esperar nada. Pues no había nada en que depositar la fe, o la esperanza.
Como era de suponerse, Laire y Dominick extrañaban inmensamente a Summer. Ellas podian ir a Nueva York y verla sin ningún problema, y cada vez que regresaban al instituto, le comunicaban a Charles que aquella se encontraba bien, y hasta le informaban todo lo ha hecho, y todo lo que había dicho. A lo que Xavier siempre sonreía, pero a la vez, sus ojos se humedecian. Pues ella estaba viviendo los mejores años de su vida, pero sin él.
A pesar de ello, Xavier se mantuvo viajando a Nueva York, año tras año, estación tras estación, y con el tiempo, sólo notó que su amada se volvía más delicada, más esbelta... más hermosa. Y su depresión por no tenerla en sus brazos se volvió tan profunda que cada noche, cuando él creía que nadie le observaba, tomaba una copa, cogía una botella de whiskey, se sentaba tras su escritorio y miraba una foto de Summer que Laire le había regalado; mientras las lagrimas se deslizaban con sutileza por sus mejillas. Pues la bebida era el único medio en donde Charles, podía tener a su amada junto a él.
Hayes y Laire trataron infinidades de veces en hacerle razonar a Charles, en entender que Summer necesitaba estar allí, con ellos, y no en una tienda de ropa en donde su linaje no encajaba con nadie. Pues aquella era una mutante, no una humana ordinaría. Pero Xavier siempre se negó a aprobar que Summer regresara...
— Ella necesita estar con nosotros. — dijo Laire en un tono de notoria irritación, mientras se refería a Summer — Somos su maldita familia, Profesor.
— He dicho que no, Laire. — espetó con seriedad, y suma dureza — Ella está donde tiene que estar.
— ¡Eso no es verdad! — habló Dominick — usted borró la memoría de Summer. ¡Ni siquiera la dejó elegír! — sentenció — utilizó su don para beneficiarse a sí mismo...
— ¿Beneficiarme? — preguntó Charles con el ceño fruncido de disgusto, y una ceja alzada de extrañez — ¿beneficiarme, Dominick?, ¿es en serio?, ¿le llamas beneficiarme a renunciar a la única persona a la que he amado de verdad? — hizo una pausa esperando a que alguna de las féminas hablara, pero ninguna de ellas se atrevió a abrir la boca — Lo hice por su bien... — recalcó con suma seriedad.
— No. — interrumpió Laire, haciendo que Charles fijara sus ojos azules en aquella — No lo hizo por su bien. Ni siquiera esperó a que Summer reaccionara, además, mi prima no es como usted piensa. ¿Qué persona cree que es ella para pensar que pudo haberlo abandonado por su parálisis? ¡Ella jamás lo hubiera hecho!, así que díganos. — exigió saber — ¿Por qué lo hizo?
Charles relajó su semblante, mostrandose blando e indefenso. Sus ojos se tornaron cristalinos, mientras se le formaba un nudo en la garganta. Y al mismo tiempo, un silencio abrumador se hizo presente entre el telépata, Hayes y Pattinson.
— Porque si me hubiese rechazado, escucharla de sus mismos labios hubiera sido mil veces más doloroso que simplemente suponerlo... — admitió Charles con serenidad — y haberla oído sólo hubiera terminado por matarme.
Laire y Dominick se relajaron, y compadecieron a Charles. Ahora entendian con claridad, el porqué de sus acciones. A pesar de que estas no aprobaban sus desiciones, no podian decir que si ellas se hubiesen encontrado en la misma posición que él Profesor; no hubieran hecho lo mismo.
Hayes y Pattinson no volvieron a tocar el tema de Summer con Charles, pero con el pasar de los años, observaron como aquel hombre se hacía pedazos y derramaba lágrimas por aquel amor que aseguraban, jamás volvería a tocar. Laire, Dominick y Hank, notaron como Xavier dejó que su melena se alargara y su barba creciera. A él ya no le importaba su apariencia, ni su título, ni los jóvenes con increíbles talentos. Sus prioridades se habian desplomado en el transcurso de los años, pues lo único que su mente le repetía día tras día; era Summer.
A veces, aquel hombre llegaba al instituto luego de haber ido hasta Nueva York a mirar a Bloom tras la ventana de la boutique, y por casualidad, Laire y Dominick lo encontraban cuando él iba ingresando a la academia.
— ¿Cómo está ella? — preguntó Laire, al lado de Pattinson desde las escaleras, haciendo que Charles volteara a verlas inmediatamente.
El telépata sonrió a duras penas, y comenzó a caminar hacía las gradas.
— Ella se encuentra muy bien... — y mientras caminaba, sus piernas decidieron fallarle.
Charles ligeramente se desplomó, pero logró tomarse del barandal de las escaleras, e inmediatamente, Laire y Dominick corrieron hacía él en cuanto percibieron que estuvo a punto de caer al suelo. Ambas se colocaron bajo los brazos de Charles para sostenerlo.
— Debe dejar de tomar ese tratamiento, Profesor. — dijo Laire.
— ¡Hank! — nombró Dominick al científico.
— Lo necesito, Laire. — volteó a ver a Hayes, apenado — Y aquí ya no hay ningún Profesor.
— Usted está sacrificando sus dones para nada... — manifestó Laire con seriedad.
— Te equivocas. — objetó el telépata — Espero que no ocurra, pero, si pasa y Summer recupera la memoria, no quisiera que ella me viera en una maldita silla. Inmóvil, sin poder hacerme cargo de mí mismo.
— ¡Hank! — llamaba Dominick a Mccoy con insistencia.
— Ella no lo miraría con lástima.
— Eso tú no lo sabes.
En ese instante, Mccoy apareció y bajó por las escaleras al ver a Hayes y Pattinson sosteniendo a Charles; evidentemente, porque la medicación de Xavier había dejado de hacer efecto en aquel momento. Hank se aproximó tanto a Charles, que este pudo desprenderse de las jóvenes para luego aferrarse a bestía. El científico sentó a Charles sobre un escalón, al mismo tiempo que sacó el suero en una inyección, el cual, le entregó a Xavier. El Profesor se dobló la manga de la camisa con desesperación, ansioso por inyectarse aquel líquido que le permitiría volver a sentir sus piernas, mientras que Laire, Dominick y Hank miraban con pena aquella escena. Y una vez que Xavier se suministró el tratamiento, aquellos agacharon la mirada; decepcionados por el hombre en el que Charles se había convertido.
Pues cuando él les había enseñado a no esconder sus poderes, y mostrarse orgullosos de ser mutantes; Ahora este fingía ser alguien que no era.