Never Again [Editando]

By aa-maria

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Ellos podrían ser fácilmente el Cliché más perfecto que van a encontrar. Porque eso son. Pero también hablam... More

Never Again
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 77
Capítulo 78
Epigolo
Agradecimientos
ATENCIÓN+Historia De Liover De Vuelta
Secuela Públicada

Capítulo 72

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By aa-maria

Los Angeles, California. Estados Unidos.

     —¡No, no, no, no!— grito Liliana cuando Oliver la tomo de la cintura, un segundo más tarde esaaban dentro de la alberca —¡Esta fría, imbécil!

     —¡Oh, Lili!— exclamó Oliver con indignación —Aquí hay niños, ese vocabulario.

     —Imbécil— movió la mano arrojandole agua —Esta frío, joder.

     Oliver la miro salir de la alberca, peoo Valery le tomo la mano, y la arrastro con ella a los toboganes, detrás de ellas iba Adriana, mientras que Aurora jugaba con Isabel en la alberca de los más pequeños. El pequeño Aiden estaba en los brazos de Melany quien estaba recostada en una tumbona.

      Owen y Vanessa estaban en las resbaladillas de agua esperando su turno. Valery se quejo junto a ellos y Liliana tomo a la pequeña Adriana en brazos. Cuando por fin se lanzaron iban las tres en las mismas balsa. No obstante con ella volvieron arrastrarla, esta vez Liliana sola y Valery con su hija en las piernas.

     —¿Hola?— cuestiono Liliana respondiendo la llamada —Oliver, déjame. ¿Hola?

     —Liliana— eso era un sollozo, inmediatamente se separo de Oliver.

      —¿Qué sucede?— se aparto del grupo completo —¿Estas bien?

     —Quieren que decida con quien quedarme— Lili tomo asiento en las sillas del pequeño restaurante —. Esto es estúpido, se supone que debo estar feliz.

     —Esta bien creer que se iban a reconciliar, Tina— le aseguro ella con una pequeña sonrisa —. Pasaron toda tu infancia y adolescencia juntos.

     —Yo les dije que se divorciaran, Liliana. Y ahora estoy llorando— ella paso las manos por su rostro —. Ahora quieren que decida con quien me quedaré.

     —Te quedaras en Boston conmigo, y solo los visitarás lo necesario, no tendrás que decir con quien quedarte.

     —No funciona así, Lili— se limpio las lágrimas —. Ellos esperan que les diga quien es mejor. Y si no lo hago, entonces comenzarán a discutir por mi custodia.

     —¿Qué quieres hacer? ¿Mamá o papá?— preguntó ella en un susurró.

     —Han sido los mejores padres, nunca podría decidir— soltó un sollozo —. Mamá es la mejor consejera, vamos de compras y compartimos todo. Papá es mi primer amor, es mi héroe. ¿Cómo tomó una decisión así?

     —¿Hablaste con alguno?

     —Parecen niños, Liliana— se lamento —. Quieren quedarse con todo. Y lo que logran dividir, el otro lo quiere.

     —No tienes que tomar una decisión, Tina— miro a Oliver acercarse —. Solo tienes que decirles que tendrás una habitación en cada casa, y ropa en ambas. Y ya esta.

     —Christina, tu padre vino— esa era su mamá —. Tiene que traerte el lunes por la mañana, para la evaluación psicológica.

     —Vale, mamá. Iré enseguida— dijo ella sin abrir la puerta de la habitación —. Sólo iré al sanitario.

     —Todo saldrá bien, cariño— le aseguro Lili —. Te quiero mucho, Christina. Y sabes que estoy aquí para ti.

     —Lo sé, te quiero— respondió su amiga —. Disfruta de las vacaciones. Y les mando un beso a todos.

     —Y nosotros a ti.

     Ese era el asunto importante. Nuestros padres nos encierran en burbujas perfectas, en mundo donde nadie llora y sufre. Y creen que nos hacen bien. Pero cuando la Burbuja explota, y nos toca enfrentarnos a un mundo al que no estamos preparados. Es cuando vemos lágrimas, dolor y sufrimiento.

     Los padres de Christina, son un diez. Han sido compañeros de vida, de crianza, y socios de empresa. Pero ese amor con el que un día se casaron enamorados, simplemente se esfumó. Los gritos se hicieron presente, y con ellos el reflejo de una Christina teniendo ataques de ira.

     —¿Qué está sucediendo?— preguntó Oliver sentándose frente a ella.

     —Christina y la constante guerra con sus padres— se encogió de hombros levemente —. ¿Donde están los demás?

     —Se iban a duchar para ir a la playa. ¿Vamos o quieres quedarte?

     —Vamos— le tomó la mano que le ofrecía —. Me gusta tu short.

      —Y a mi me gustas tu— le beso la mejilla —. Buenas tardes— saludaron saliendo del lugar.

     California tenía un clima perfecto en verano. Aunque muchas veces el calor fuera insoportable. La playa estaba sola, su hermana y sobrinas iban con un bañador enterizo. Las niñas jugaron una hora, antes de que volvieran a cambiarse.

     Los West estaban comprando helados, mientras que Vanessa y Owen estaban intentando dormir al pequeño Aiden quien estaba de malhumor debido a que tenía sueño. Isabel caminaba por la orilla de la playa, con el celular en las manos y los audífonos en las orejas.

     —Una fotografía— dijo Oliver cuando Las Stern, Adam y las niñas estaban en un banco —. Sonrían.

     Fueron a cenar en un restaurante cerca de la playa. Para cuando había anochecido seguían en la costa. Oliver tomó de la mano a Liliana y la guió hasta que llegaron a la arena, ella se quito las sandalias y las llevó en su mano, Oliver hizo lo mismo. Tomaron asiento a la orilla. Había poca iluminación y algunas personas caminaron. La tranquilidad de las olas del mar moviéndose y chocar contra ellas, era una sensación de paz.

     Oliver la observó. Se veía tranquila. Como su el mar el estuviera diciendo algo.

     —Cuéntame la historia más bonita del mundo en seis palabras— ella lo miró un segundo antes de volver a mirar el mar.

     —Ya no volvería a sentirse sola— sonrió con orgullo, y lo miro a los ojos.

      —Vale, ahora la más triste, pero en cinco palabras— ella lo pensó, lo miro a los ojos.

     —Esa noche, se acostó llorando— Oliver le beso la mejilla —. ¿Qué más?

     —Esta bien, pero cuéntame la historia más bonita en cuatro palabras— Liliana lo miro con diversión.

     —Fue un amor correspondido— él se acercó a ella y le dio un beso en los labios —. Y muy bien correspondido.

     —Ahora la más triste, pero con tres palabras— ella le volvió a dar un beso, lo miró directo a los ojos cuando se separaron.

     —No pudo despedirse— una lagrima rodó por su mejilla, y él la seco rápidamente.

     —La más bonita en dos— le limpio otra lágrima traicionera.

     —Lo logró— él le beso la frente levemente —. Dime tu la más triste en una palabra.

     —Ojalá.

     Liliana había amado ese juego durante años. Su padre se lo enseñó en cuanto la miro devorar libros como si no hubiese un mañana. Un día, bajo el árbol de la cama, mientras ella leía, su padre le explicó el juego. Y al morir él, nunca más volvió a jugarlo.

     Era como revivir una etapa de su vida que creyo muerta. Y ahí mirando a Oliver se prometió a sí misma, que si un día tenía hijos, ellos conocerían el juego. No sólo nutria el conocimiento. Sino que, les enseñaba lo hermoso que eran los libros.

     —Si me pides que me quede, sabes que lo haré— Liliana levanto la cabeza del hombro de él —. Lo digo en serio, si quieres que me quede. Si me dices que me quede. Lo haré sin dudarlo ni un segundo.

     —Lo sé, Oliver— lo miro a los ojos y suspiro —. Pero no lo hare, nunca esperes eso de mi. Porque no estoy dispuesta a cortar tus alas. Al contrario, quiero que sean cada vez más fuertes y grandes.

     —¿Hago lo correcto que irme?— ella le acaricio la mejilla —Cuando te veo, simplemente puedo pensar en un futuro juntos. A niños corriendo por la casa, mientras cocinamos. Te imagino a ti esperándome con un libro en las manos.

     —Tu ida a Francia no va a cambiar eso, muñeco— le beso la mejilla —. Lo único que puede cambiar eso, es que tus sentimientos por mi cambien.

     —No creo que lo hagan— ella le sonrió levemente —. Creo que sin importar cuanto tiempo pase, seguiré sintiendo esta paz que me transmites. Esta seguridad de estar con la persona correcta.

     —Te amo, ¿lo sabias?— ella negó levemente —Bueno, te amo. Te amo tanto.

     —Es bueno saberlo.

     —¡Oliver, Liliana!— grito Valery desde el muelle —¡Es hora de volver, vamos!

     Ellos se pusieron de pie, y caminaron de regreso tomados de la mano. Una escena de Melany y Diana cantando en el karaoke de restaurante, mientras el público las animaba, fue lo que las recibió. Ambas estaban pasadas de copas, no borrachas, pero si lo suficientemente ebrias, como para dárselas de valiente en ese momento.

      —¡Liliana, Oliver, queremos nietos!— gritaron ambas señalandolos, las personas voltearon a mirarlos.

     —Si, y un buen café fuerte— Jack les quito el micrófono junto a Oriel —. Gracias por animarlas, pero es hora de volver.

     —Vaya, y a mi me decían que debía pensarlo bien— una Valery indignada cruzada de brazos miró a su madre.

     —Bueno, Adam no es Oliver, eso seguro— Elian sonrió con diversión —. Nunca había visto a mamá relajarse tanto.

      —Nunca lo ha hecho— se encogió de hombros —. Tu deberías tener cuidado de embarazar a esa novia tuya.

     —Yo no pienso tener hijos, por el contrario, Oliver y Liliana, parecen estar siendo presionados, para cumplir el deber— ella le mostró su dedo medio —. ¿Qué? No digo mentiras.

      —Tengo mejores planes, que tener un bebé a esta edad— le aseguro ella cruzada de brazos —. Por cierto, deberías ayudar a Isabel con Aurora.

      —Ya saben, me pueden hacer tío cuando quieran.

     California tenía una vida movida de noche. Las personas en el restaurante aplaudieron a las dos ebrias antes de salir del restaurante. Y ella hacían reverencias, mientras que sus esposos las arrastraban hasta la salida.

     Liliana se escabullo entre las personas, y seguida de ella, Oliver. Habían pasado suficiente vergüenza como para seguir. Cuando llegaron al hotel cada quien se fue a su habitación. Liliana tomó asiento en el sillón del balcón, sacó su libreta y comenzó a redactar.

     —¿Qué tal las vacaciones?— preguntó su psicóloga cuando la cámara la dejó ver —¡Oh, pareces una dulce fresa!

     —No importa cuanto protector solar use, sigo quedando roja— aseguró ella —. Ya me adapte— se encogió de hombros —. Han sido increíble. Hemos disfrutado mucho.

      —¿Y la comida? ¿Estas cominndo todo lo que quieras?

     —Por supuesto que si, la comida es increíble, y por las mañanas voy al gimnasio— se encogió de hombros levemente —. Sigo los consejos de mi entrenador, me envía rutinas a diario.

     —Y yo observo que coma todas sus comidas— intervino Oliver —. Lo siento, ¿sabes donde esta mi cargador?

     —En la caja fuerte— dijo Liliana con una sonrisa —. Oliver, ella es mi psicóloga.

     —Hay mucha verdad en lo que dices, cariño— dijo la mujer con una sonrisa divertida —. Es un niño muy guapo.

     —Es un placer conocerte— aseguró ella —. Bien, las dejo, hasta luego.

     Oliver entro de nuevo y cerró la puerta del balcón. Observo a Liliana hablar sin parar del día que habían tenido. Él sonrio al ver la emoción en sus ojos. Como cuando una niña cuenta su historia favorita.

     Puso a cargar su celular y miro el ordenador. Thalia había publicado miles de fotos e Story sobre el viaje. Se veía feliz, y Matt también. Ambos merecían ser felices realmente.

     —Oliver, estoy intentando comunicarme con Liliana— dijo Chris al otro lado de la línea —. Chad esta furioso.

     —Hola para ti también— ironizó el rubio —. Liliana esta en la sesión psicológica. Su celular esta en silencio cargando.

     —¿Qué fue lo que ocurrió?— cuestiono Chris —¡Chad, Chad, estoy hablando contigo! ¡Chad!— se escucho un puertazo —Vale, esto es increíble.

     —¿Se te ocurrió llamar a Abril?— le pregunto —Es decir, pudieron haber tenido una discusión.

     —Ya lo hice, y ella solo dijo que mi hermano era un imbécil que no confiaba en ella— paso las manos por su rostro —. Necesito que Liliana hable con los dos. Siempre le cuentan a ella.

     —Cuando yo me comporto como Chad, Owen entra a mi habitación y solo se sienta junto a mi en silencio.

     —¿Qué sentido tiene eso?— preguntó —No lo estoy ayudando.

     —Aunque no lo creas, si lo haces. Muchas veces, solo queremos estar en silencio, que nadie nos pregunte nada, cuando se le baje la colera, simplemente te dirá— él miró a Liliana quien parecía no querer dejar se hablar —. Solo hazlo, te va a decir que quiere estar solo y le dirás que lo sabes, así que, lo acompañaras en silencio.

     —Vale, por algo Liliana se enamoro de ti, así que, quizás este cometiendo una estupidez— aseguro él —. Pero te haré caso.

     —Envíame un mensaje si funciona.

     —Vale, dile a Lili que me comunicare con ella luego— y colgó la llamada.

     Oliver siguió observando las fotografías. Damian estaba en Miami, iría a visitar a Christina, pero al parecer aun no se veían, porque habia subido un selfie, junto al paisaje. Mientras que Jacob estaba en Inglaterra visitando a su padre.

     Intnnto esperar a Liliana despierto. Pero el cansancio le ganó. Así que, cuando ella entró a la habitación d  nuevo, dejó el ordenador en el escritorio, y lo miró dormir. Apago las luces, y se metió en la cama con él. Definitivamente tener a Oliver junto a ella en la cama, era una costumbre que simplemente no quería perder.

     Porque con el sentía la seguridad que un día sintió con su padre.

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