—¡Saldré!— grita mamá desde afuera.
—¡De acuerdo!— contesto y me levanto para lavarme los dientes.
Escucho la puerta principal cerrarse y me dirijo hacia la cocina, aún somnolienta, me preparo mi cereal de chocolate y me lanzo al sofá donde al frente hay una pequeña televisión que mi madre había dejado encendida antes de irse. Estaba justamente en el canal donde pasan mi serie favorita que comienza a esta hora. Qué maravilla.
***
Termino de colocarme los converse y suelto mi cabello sin cepillarlo, ya lista para salir de la casa; verifico la hora en el enorme reloj que está colgado de la pared diagonal a la entrada 1:16pm, sonrío al darme cuenta que voy temprano y salgo hacia donde se suponía que había dejado mi auto.
¡Maldición!
Mi hermosa madre se lo ha llevado a Dios sabe a dónde ¡y ni siquiera me avisó!
Me dispongo a caminar hacia la parada del bus pensando en la pelea que se desatará por ello, como siempre.
Pero que bello, hermoso, espectacular es la vida del pobre.
Ruedo los ojos por mi pensamiento sarcástico y canto aleluya al ver el bus llegar. Pago mi pasaje y me siento en uno de los asientos de atrás. El viaje será largo así que me dispongo a mirar hacia la ventana, el conductor estaciona en una parada y veo pasar a muchas personas caminando de un lado a otro, pero lo que llama mi atención no es esa masa de gente, sino un extraño vestido todo de negro, ¿lo peor? tiene una máscara blanca en su rostro y podría jurar que me está mirando fijamente, pero no puedo estar segura de ello.
Calma, Sarah
Trato de tranquilizarme pero es imposible.
Así que para confirmarlo, levanto mi mano y la sacudo en modo de saludo con cierto temor en mi interior.
¿A quién no le daría miedo que un tipo vestido todo de negro que lleva una puta máscara en el rostro te mira fijamente y te corresponde el saludo? Esperen.. un segundo..
¡Me correspondió el saludo!
Siento que en cualquier momento cagaré lo que comí antes de salir.
Me estaba viendo a mí. Qué escalofriante.
El bus vuelva a arrancar y aparto la vista rápidamente, le pido a Diosito mentalmente que me cuide y a cambio me meteré en un convento.
Un momento.. ¿Las monjas son vírgenes, cierto?
Mejor retiro lo dicho.
Al llegar decido no darle tanta importancia a lo del bus y me consigo a Boris en la entrada.
—Sarah Fleming llegando temprano, lo cuento y no me creerán— dice al verme, le enseño mi apreciado dedo del medio y le sonrío.
—Bonita forma de saludar— se burla.
—Cállate idiota— espeto antes de entrar al local.
—¡Mucho mejor!— ruedo los ojos.
Me consigo con muchos clientes y a Cinthya atendiendo un poco atareada.
—Llegas temprano—dice aliviada— hay muchos clientes y anhelaba que llegaras para que me ayudes— asiento sin ánimos y me voy al interior dónde está Luke que sonríe al verme.
—Dios sí existe— finge estar totalmente sorprendido al verme llegar.. puntual.
Porque sí, ser puntual no es una de mis virtudes que digamos..
—Ay por favor ¿tú también? luego celebramos mi puntualidad, déjenme en paz— espeto y voy a los vestuarios.
—Lo siento, es que de verdad sorprende— dice siguiéndome atrás y se detiene cuando entro a los vestuarios.
—Vete a la mierda Luke— ríe.
—Tu siempre tan educada, enana.
—¡Ya deja de llamarme así!— grito desde adentro y me termino de colocar el estúpido uniforme.
—Yo no tengo la culpa de que tu estatura sea la de un minions— salgo del vestuario y le doy una mirada amenazadora.
—Pareces un grano en el culo, apártate de mi camino— le paso por al lado caminando hasta llegar donde está Cinthya.
—Entrega ésto a la mesa ocho, iré a la cocina— ordena y me tiende una bandeja con cuatro donas de arequipe junto a dos malteadas, me dirijo hacia mi destino dónde están dos parejas acarameladas.
—Su órden— proporciono la bandeja en la mesa y les regalo una amigable sonrisa.
Y así transcurre todas mis tardes; atendiendo, caminando de un lado a otro y conteniendo mis ganas de mandar a la mierda a los clientes caprichosos. Ya es de noche y no hay casi nadie en el local. Miro la hora en mi celular 7:10 pm. Bien, sólo falta cuarenta minutos para largarme.
—¿Agotada?— pregunta Boris apareciendo en mi campo de visión.
—Esa palabra queda corta— sonrío sin ánimos.
—Te llevaré a casa cuando salgas, si quieres— dice pasando un brazo por mi hombro y le sonrío por agradecimiento.
—Te lo pagaré algún día.
—Oh, claro que sí— dice formando una sonrisa pícara en sus labios.
—Ni lo sueñes, asqueroso—. Me intento apartar de su lado pero me sostiene más fuerte.
—Es broma, pitufa, nunca te vería de esa forma— hace una mueca en su rostro. Ruedo los ojos por su forma de llamarme—. Ya no hay tantos clientes, Luke, Cinthya y Martha están en la cocina, vamos.
Me suelta y lo sigo, veo a Martha y me lanzo en sus brazos.
—Mi niña— exclama correspondiendo el abrazo— guardé de tus favoritas—. Se aparta y cojo la pequeña caja de donas que me extiende.
—Mmm, donas de chocolate, bañadas en crema de chocolate y chispitas de chocolate. Divino— y sí, también soy amante del chocolate. Le trueno la mejilla con un sonoro beso— eres la mejor.
Martha me ha dado el cariño maternal que me gustaría recibir de mamá. Sin duda alguna le roba el cariño a cualquiera por su forma de ser, es demasiado atenta, gentil y buena persona. Éste mundo necesita de muchas Marthas.
—Podemos irnos ahorita, ya el local está vacío y recuerden que mañana viene Thomas— habla Cinthya.
Thomas es el dueño de Ricas Donas, así es como se llama el local donde trabajo.
—Oigan ¿Y Polly?— pregunto con la boca llena ganándome miradas de asco departe de Luke y Cinthya. Boris y Martha se ríen.
—Extraña a su mejor amiga— me molesta Luke.
—Mejor amiga tu culo— gruño—sólo me parece extraño que no llegó a trabajar hoy. Ella nunca falta—. Alzo los hombros.
Que quede claro algo: no soporto a Polly, pero pregunto por simple curiosidad.
—Cierto— concuerda Boris—. Pero eso no importa. Mejor así para ti, ¿no?
Polly no le ha hecho nada a Boris, de hecho, he llegado a creer que siente cosas por él. Pero mi amigo siempre me apoya, es fielmente testigo de las tantas veces que me molesta.
—Por supuesto— digo terminando mi dona. Luego, voy a los vestuarios y me despojo del uniforme para colocarme mi cómoda ropa, al ya estar lista me devuelvo adónde están todos.
—Bueno, ya llegó la hora de irnos— digo agarrando el brazo de Boris.
—¿Ustedes dos se irán juntos?— pregunta Cinthya alzando una ceja.
¿Y a ti qué te importa?
Decido contenerme.
La ignoramos por metiche y me despido de Martha con otro fuerte abrazo.
—Sarah— me llama Luke antes de irme— despídete de tu mejor amiga— se voltea dejando a mi vista su trasero.
Boris retiene una carcajada.
—Bien—, digo acercándome y me inclino— nos vemos mañana mejor amiga, por cierto, recuérdale a Luke que existe el agua y el jabón, sólo digo— me alejo apretando mi nariz y haciendo una mueca de asco.
Boris suelta la carcajada escandalosa mientras me levanto y le sonrío a luke que tiene una expresión incrédula.
—Me fuese tirado un pedo— gruñe.
Arrugo la nariz.
—Sería un poco indecente de tu parte— beso su mejilla y salgo del local junto a Boris.
Me subo al auto de de mi amigo y éste lo enciende, pero a los dos segundos se vuelve a apagar.
—¿Qué sucede?
—No lo sé, estaba en perfecto estado cuándo lo dejé aquí— dice inspeccionando con el entrecejo fruncido—...y tiene suficiente gasolina.
—Vuelve a intentarlo— sugiero cruzando los dedos.
Lo vuelve a intentar una y otra vez pero nada, siempre es el mismo resultado.
—Iré a revisar afuera— asiento y lo dejo mi mirar cuándo el capó del auto tapa su figura.
Escucho a unos arbustos moverse y mi vista cae rápidamente hacia esa dirección. El aire sale de mis pulmones y mi pecho sube y baja violentamente cuando noto a una sombra que forma una silueta humana con capucha, a pesar de que esté oscuro lo veo con claridad, las imágenes del hombre de negro que vi ésta tarde me vienen a la mente, recuerdo su mirada fija en mí y el saludo que me correspondió. Recuerdo todo bastante claro y mi mente se queda en blanco, mis manos empiezan a sudar por el temor y el nerviosismo.
¿Quién es él?
—Sarah, ¿Te encuentras bien?— pregunta Boris a través de la ventana del conductor y me giro rápidamente hacia el. La preocupación está planteada en su rostro y sonrío para tranquilizarlo.
—S-si— balbuceo aún nerviosa— sólo tengo mucho frío—. Ahora funce el ceño y se quita el abrigo que llevaba puesto.
—Ten—. Me lo tiende y le doy un «Gracias» apenas audible. Entra al auto y ésta vez enciende de maravilla— ¿Segura que estás bien?— insiste.
—Muy segura, ahora arranca el jodido auto— trato de sonar normal pero no le convence, aún así decide quedarse en silencio porque no pronuncia nada más.
***
Veo el auto de Boris alejarse y luego me dirijo hacia la entrada de la casa sin antes pensar sobre lo que sucedió hace apenas unos minutos. Estoy segura que era el mismo hombre de la máscara, no tengo pruebas, pero tampoco dudas.
Tenía la capucha, por eso mi pantaletita de abuelita estaba a punto de tener compañía.
Pero no entiendo, ¿Quién puede ser? No tengo dinero que digamos como para pensar que me quiere secuestrar, ¿Y si me quiere violar? Lo dudo, no me preocupo por mi aspecto así que puedo considerarme fea.
Ay Yisus, protéjeme de lo que sea ese bicho raro y te aseguro que buscaré la forma de volver a ser virgen y meterme en ese convento.
Al entrar, me consigo la casa tal cual como la dejé, eso significa que mamá no ha llegado y me preocupa. Marco su número en el celular y me lleva directo al buzón, maldigo entredientes. Seguro está en uno de esos bares de mala muerte haciendo de las suyas.
Tendré que esperarla.
Minutos después, enciendo la tele y pongo el canal de noticias para actualizarme.
—.. y vuelve a ocurrir una tragedia en el pueblo de Vashley. Alina Klein de veintidós años de edad, recibió tres puñaladas con arma blanca en su abdomen, el cuerpo de la víctima fue encontrado en su departamento ayer a las ocho de la noche. Según los médicos forense: el cuerpo de Alina Klein llevaba siete horas sin vida aproximadamente—. Le subo el volumen sin despegar la vista— En la hora del crimen las cámaras de seguridad lograron captar a un sospechoso saliendo de su departamento— en eso, pasan el video y me quedo atónita viendo la pantalla suplicando en mi interior que no fuera real— llevaba una capucha y una máscara que nos impide ver su rostro. El caso es que, ese mismo sospechoso también fué visto en los casos anteriores que han transcurrido durante estas dos últimas semanas, donde muchas jóvenes como Alina fueron asesinadas de formas similares...—
Apago la televisión enseguida y noto que caen lágrimas de mi rostro sin parar, estoy llorando del miedo, de la angustia, ésto no puede ser real.
Como lo dicen en las noticias, en el pueblo que vivo han estado transcurriendo terribles asesinatos. Todas las víctimas resultan ser jóvenes de mi edad apróximadamente, nunca antes pudieron captar el autor de todas las masacres y ahora que me topo con el tipo tenebroso de la máscara, ahora resulta que es el principal sospechoso.
Por algún motivo pienso que soy la siguiente víctima, ese mismo encapuchado me está siguiendo. Es él, me quiere matar. Cojo el celular y y marco el número de emergencia con los dedos temblorosos, cuándo me llevo el teléfono a la oreja justamente tocan la puerta.
El teléfono cae entre mis manos haciéndose añicos en el suelo.
Sollozo aún más fuerte y me quedo mirando la puerta. El sonido vuelve a retumbar la sala y es aún más fuerte. Respiro profundo.
No es momento de tener miedo.
Yo no soy cobarde.
Me dirijo hacia la cocina y cojo el cuchillo más grande y filoso, camino con mucha cautela hasta llegar a la puerta, le quito el seguro con la mano izquierda mientras que en la otra afianzo el agarre de mi única arma.
***
Dejen sus opiniones y bueno nada, a seguir leyendo.
–Gil.