TRES ZIMMERMAN PARA UNA GREY...

By imwritercs

338K 17.7K 1.6K

Phoebe es exitosa en su profesión, más que feliz en su matrimonio, y pese a que Rose llega casi a los cinco a... More

Leer, por favor.
[PREFACIO]
-1-
-2-
-3-
-4-
-5-
-6-
-7-
-8-
|9|
-10-
-11-
-12-
-13-
-14-
-15-
-16-
-17-
-18-
-19-
-20-
-21-
-22-
-23-
-24-
-25-
-26-
-27-
-28-
-29-
-30-
-32-
-33-
-34-
-35-
-36-
-37-
-38-
-39-
-40-
-41-
-42-
-43-
-44-
-45-
-46-
-47-
-48-
-49-
-50-
-EPÍLOGO-
UNA HISTORIA MÁS

-31-

5.5K 346 47
By imwritercs

Al día siguiente, abro los ojos y estoy sola en la cama. Pese a la tregua que nos hemos montado Paul y yo, ha decidido continuar durmiendo en la otra habitación. Ni siquiera hemos tenido la oportunidad de hablar como se debe, y eso me consume por dentro. Me levanto para tomar una ducha con agua tibia, para relajarme y hacerme sentir un poco consentida, aunque no sirve de nada, tan pronto como termino de sacarme el jabón, salgo del baño para vestirme y prepararme para ir a la editorial.

Antes de bajar, paso por la habitación de los niños para despedirme de ellos. Mis pequeños durmientes aún no despiertan. Me gusta verles dormir, se ven como los angelitos que son. Estaría muy gustosa de quedarme con ellos, pero para mí desgracia, debo ir a trabajar. Cierro la puerta con cuidado, muy despacio para no hacer ruido, no quiero despertarlos, pues los dos han heredado el carácter de sus dos abuelos juntos, claro, solo si no duermen como se debe. Me giro y encuentro a Paul saliendo de la que es nuestra habitación, ya cambiado, con su traje, listo para irse a la empresa.

—Buenos días, Phoebe —murmura. No me ha llamado cariño, y eso confirma que aún seguimos en lo mismo.

—Buenos días, Paul. Los niños aún duermen.

Se me ha escapado el hambre. Paso a su lado para entrar a la habitación y coger mi bolso, me iré a la editorial de una vez. Tal vez consigo adelantar un poco de trabajo y centrar mi mente en ello. Bajo a la sala buscando con la mirada a Sawyer, algunas veces consigo alcanzarle por estos lados mientras termina de desayunar. Paso por la cocina para dejarle unas cuantas indicaciones.

—Phoebe, ¿Qué quieres desayunar?

—Nada, aún no tengo mucha hambre, conseguiré algo de camino. —Ladeo la cabeza, habré cogido algún mal aire. —Danielle, que Rose se beba las vitaminas, por favor. ¿Puedes poner las gotas en el zumo?

—Yo se las doy, ¿Y si te preparo algo para llevar?

—No es necesario. Sigue con lo que estás haciendo y encárgate de atender a nuestros invitados cuando Paul se marche. Aunque no estoy segura de que vayan a quedarse en casa, de todos modos te los encargo.

Me giro para marcharme, escucho voces provenientes de la parte de arriba. Lo primero que veo es a Jasmina bajando por las escaleras, doy pasos rápidos para conseguir salir de casa, con la esperanza de que no me haya visto. Encuentro a Sawyer dándole los últimos retoques al auto, y le digo que estoy lista para marcharme. No hace preguntas, simplemente guarda lo que estaba utilizando, y en segundos el auto es puesto en marcha.

***

Conseguimos llegar tan temprano, que solo está el personal de limpieza. Entro a mi oficina, y me desconecto del mundo. De inmediato me pongo a revisar mi escrito elegido para esta semana, me ha atrapado desde un inicio, y creo que se puede trabajar con él.

A las ocho en punto, Hannah hace su aparición, tan puntual como siempre.

—Buenos días, Phoebe. ¿Hubo adelanto de horarios y no me di cuenta? —pregunta ella una vez que está frente a mí.

—No, he venido un poco más temprano de lo normal. —Respondo sin dejar de ver el monitor, siento que si le suelto un momento, terminaré perdida. —Hannah, quiero que canceles mis citas o cualquier actividad para hoy. Y montes una entrevista con la señorita Cruzado en la sala de juntas, eso para mañana a las once, que asistan Braulio y Mabel. Necesito que me comuniques a las nueve con Hugo Dupeyron, insiste hasta que le localices. —Levanto la mirada por un instante, ella está tomando apuntes. —Y por favor, consígueme un té de lo que sea.

—Entendido y anotado, ¿Algo más?

—Sí. —Le miro fijamente. —Nadie puede pasar a verme, a excepción de Braulio.

—Si eso es todo, me retiro para ir por tu té de lo que sea. —Comenta con sorna, pero no me da risa.

Regreso mi atención al monitor, para revisar mis correos y darme cuenta de que no hay nada interesante. Eso hasta llegar a uno de los últimos correos del sábado por la tarde, me han enviado toda la información para el inicio del ciclo escolar de Rose. De inmediato hago las transacciones en el banco para que queden saldados todos los requisitos de entrada, en cuanto a lo monetario. He de tomarme un día para llevarle de compras y conseguir todo lo necesario, en útiles y su uniforme. Mi niña va a entrar a primer curso, y eso es altamente doloroso como madre. Parece que fue ayer cuando le di a luz.

El sonido de la notificación se escucha, y en la barrita de notificaciones me indica que ha llegado un correo nuevo.

De: Paul Zimmerman.
Para: Phoebe Grey.
Asunto: Tú... Rose

He recibido el correo que me enviaron de la escuela de Rose, ¿Cuándo iremos? Hay que comprarles los útiles y sus uniformes con tiempo. Avísame, por favor.

Tú, deberías tomar algo de desayuno. Danielle comentó que no has querido tomar nada. Solo te recuerdo que no debes dejar pasar las horas de la comidas, eso te puede hacer daño.

Responde.
Paul Zimmerman, Presidente de Müller Seattle.

Le doy al botón de responder.

De: Phoebe Grey.
Para: Paul Zimmerman.
Asunto: Respuesta.

Ya he realizado los pagos de la escuela. Yo veré qué día llevo a nuestra hija de compras, entre mujeres nos entendemos mejor. Me gustaría compartir ese momento con ella. Si quieres, puedes cuidar a Manuel mientras tanto.

Ya he solucionado lo de mi desayuno. Gracias por preocuparte.
Phoebe Grey, directora de Editorial Grey.

Mientras espero su respuesta, Hannah entra con mi taza de té y le deja sobre el escritorio. Al salir, deja cerrada la puerta. Su correo llega justo cuando estoy llevándome la taza a la boca.

De: Paul Zimmerman.
Para: Phoebe Grey.
Asunto: Responsabilidad compartida.

Te recuerdo que la niña es hija de ambos, por lo tanto, ya que has pagado los gastos esenciales, utiliza la tarjeta que te he facilitado para realizar las compras, así quedamos a mano.

Me preocupo por ti, porque es mi deber como esposo.

Nos veremos por la noche. ¿Puedo comentarte algo?
Paul Zimmerman, presidente de Müller Seattle.

Esbozo una sonrisa.

De: Phoebe Grey.
Para: Paul Zimmerman.
Asunto: Acepto...

Voy a utilizar la tarjeta, tenlo por seguro.

Me alegra que lo recuerdes. Porque eso no lo olvido, llevo mis alianzas cada día.

Dímelo, desde aquí te leo.
Phoebe Grey, directora de Editorial Grey.

Le doy enviar, y bebo unos cuantos sorbos de té.

De: Paul Zimmerman
Para: Phoebe Grey
Asunto: Cuentas claras...

Conservan matrimonios. ¡Qué coincidencia! También las llevo cada día. Desde seis años atrás.

Edwin es el comprador de las acciones que Chlöe ha puesto en venta, esta tarde cerraran el contrato. Y realizaran una cena por ello, sé todo lo que se ha desatado, pero me serviría mucho si vas conmigo. ¿Me acompañas?
Paul Zimmerman, Presidente de Müller Seattle.

Leo dos veces el segundo párrafo de su correo. Cena y Chlöe... juntos. Pero vamos, que no va a ser malo, además, Gina también va a asistir. Bueno, el señor Björn es su abogado, probablemente su hija también asista. Eso quiere decir, que mi agruras y la gastritis de me van a unir en una sola noche. Sé que puedo. El primer paso, es el inicio de muchas cosas. Dejo mi taza a un lado, y dirijo el cursor a responder.

De: Phoebe Grey.
Para: Paul Zimmerman.
Asunto: Cada día de mi vida.

Voy a ser tu compañía para esta noche, y para toda la vida. Avísame la hora por si he de irme un poco más temprano a casa.

Te amo, por siempre.
Phoebe grey, directora de editorial Grey.

Le doy enviar.

Espero, espero y espero su respuesta, pero parece que no va a llegar.

Diez minutos después, y sin poder concentrarme en mi trabajo, reviso mi bandeja de entrada, comprobando que se encuentra vacía. Siento que me quedo sin aire, me levanto de la silla y empiezo a andar por toda la oficina, cojo una de las botellas de agua de la mesa para beber un poco, de pronto mi garganta está completamente seca. Mi móvil suena, y es mi tono favorito, se me acelera el corazón, ¡Me está llamando! Me pongo nerviosa, como si fuese la primera vez que lo hace.

—Paul —murmuro tratando de ocultar la alegría que me invade.

—Te amo. —Dice, provocando una sonrisa inmediata. —Y siempre, no es suficiente. No podré ir a casa por ti, pero le enviaré la dirección a Sawyer de donde estaremos, es a las ocho. —Me quedo en silencio, me han encantado sus primeras dos palabras. —Cariño, ¿Estás?

Me ha llamado cariño, ¡Cariño! Gesticulo sin emitir sonido.

—Sí, me distraje con el escrito que estoy leyendo. Pero sí, te he escuchado... todo.

—Menos mal —dice en un susurro. —Tengo algo que decirte, pero lo haré cuando nos veamos esta noche. Que tengas un buen día.

—Te deseo lo mismo, nos vemos.

Dejo el móvil sobre el escritorio y apoyo mi cadera. Por primera vez en el día, me siento bien. Y tengo hambre. Camino hacia la puerta, y me asomo.

—Hannah —le llamo. Ella deja lo que está haciendo para verme. — ¿Me consigues algo de desayunar? Que no sea demasiado. —Sonrío. —Y Sawyer, me gusta tu corbata de hoy. Ustedes son una pareja verdaderamente preciosa.

Me encojo de hombros, divertida, y regreso a mi sitio. Que el trabajo no va a realizarse solo. Hannah me consigue frutas y un emparedado con queso y zumo, me parece delicioso. Tras de eso, se retira para dejar que lo disfrute.

Una hora más tarde, y cuando llevo el escrito bastante adelantado. Braulio entra a mi oficina como si fuese la suya, sin anunciarse ni nada, pero no me molesta. En cambio, él parece no haberlo pasado muy bien anoche.

—Terminamos la revisión, eso ya es asunto del pasado. Ahora sí, podremos centrarnos en la escritora de lanzamiento, y en mi escritora favorita, tú. —Dice dejándose caer en el sillón.

—Las cosas parecen marchar bien, pero tu cara me dice otra cosa. —Bufa cansado. —Déjame adivinar, ¿Lucy?

—Ha tenido antojos cada media hora, y todos de cosas extrañas. Lo peor es que cuando lo conseguía, ya estaba durmiendo nuevamente. Estoy feliz con la idea de ser papá, pero las noches me están matando. Ah, y por las mañana es terrible, llora cada vez que me ve salir. ¿Es eso normal?

—Por supuesto, todo es culpa de las hormonas. Tranquilo que ya solo te faltan unos cuantos meses. Después sigues sin dormir, hasta que el pequeño cruce la barrera de los diez meses, o al menos así ha sido con Manuel, duerme a cualquier hora, y solo nos despierta cuando su pañal está húmedo. Pero vamos papá, que los hijos cuestan, pero finalmente vale la pena al tenerles.

—Espero esa etapa como agua de mayo. —Murmura riendo al fin. —Y después está Jeff, es meloso con Lucy, pero también se comporta extraño cuando hablamos del bebé.

—Mira, dicen por ahí que cuando el niño mayor se junta con mamá, el bebé es del sexo opuesto. He de decir que me funcionó, porque Rose era todo un amor conmigo, y salió Manuel. También hemos vivido la etapa de los celos, la pequeña hacía de todo por llamar la atención.

— ¿Ya ha pasado esa etapa?

—En suposición, le hicimos ver que ella es la mayor, lo mucho que la adoramos y que debe enseñarle todo lo que sabe a su hermano.

—Espero no haberme vuelto loco para cuando llegue ese momento. —Dice divertido. —Phoebe, el próximo mes será de locos para todos. Tenemos el lanzamiento del libro de la señorita Cruzado y tus firmas. Hablo como padre y manager, viene la entrada a clases, digo, deberías ocupar uno de estos días para realizar todas estas gestiones.

—Lo sé, Braulio. No me agrada la idea de salir de la ciudad, pero es parte de mi carrera. Y de lo otro, pierde cuidado, el viernes me encargaré de ellos.

Nuestros días de conversaciones de cosas meramente de la editorial, se han visto cambiadas por uno que otro tema de los niños. Creo que esa es la clave para no aburrirnos de lo que hacemos, encontrar la variedad.

***

De tarde, Hannah consigue comunicarse con Hugo, mi nuevo proyecto personal, quedamos de reunirnos la semana próxima, puesto que se encuentra fuera del país, le insto a no fallar, puesto que tengo mucho interés en que publique con nosotros. Consigo establecer la reunión para mañana con Wal Cruzado, me lleno de vitalidad de saber que poco a poco hemos resuelto todo, y que próximamente llevaremos al mercado un nuevo libro.

Me voy de la editorial, una hora antes de la salida, para arreglarme como se debe para la cena. Al llegar a la casa, no puedo evitar entretenerme con mi pareja llena de amor. Me entretengo con los niños y les reparto besos, Rose me cuenta emocionada todo lo que ha hecho con su hermano durante el día, ¡Y que Manuel camina! Trata de enseñármelo, pero el señor pereza se niega a levantarse de la alfombra, está decidido a haraganear. Consuelo a mi niña diciéndole que lo veremos en otro momento, le hago sonreír con cosquillas. Le comento a Danielle sobre la cena, y ella se va a hacer cargo de los niños regresemos, lo que excede su hora establecida de trabajo, por lo cual, he de remunerarle de mi parte, aunque no lo acepte, en el cheque de fin de mes saldrá la bonificación.

Dedico una hora completa a mi arreglo, con un baño de espumas incluido y un arreglo en mis uñas, lo horrible que se veían. ¿Y cómo no? Si me las he pasado mordiendo todos los días. Me coloco el vestido, que fabuloso. Utilizo los dedos para arreglarme el cabello y acomodarlo para que caiga con naturalidad sobre mis hombros, retoco el maquillaje al ver la hora, ya voy tarde. Busco mis zapatos, me los pongo y salgo volando de la habitación.

—Mami, eres lindísima —dice mi niña al verme. Me acerco para besar su frente.

—Tú eres muy preciosa, mi corazón. —Le dejo para que termine su cena. —Dan, ¿Sabes si están las visitas?

—No, se han ido después del almuerzo y no regresaron. Estaba ocupada con los niños, en el jardín, que solo alcancé a verles cuando salían.

—Bien, supongo que los veré en un rato. Dan, cuídame a mis niños.

—Lo haré gustosa, después de la cena Rose me ha prometido un concierto con sus canciones —murmura divertida. —Tú ve y pásalo bien esta noche, que luces como toda una reina.

Le sonrío. Y tras despedirme de mis hijos, emprendo la marcha para ir al restaurante, que según Sawyer, es elegante y le han inaugurado hace nada, pero que por lo general es visitado por magnates. Supongo que por eso mismo le han elegido.

Me siento abandonado. 

Río al leer el mensaje de Paul, estamos a nada de llegar. Cinco minutos después, el auto se detiene y puedo bajar.

—Adelante —me dice Sawyer sosteniendo la puerta del local. —Es en uno de los privados. Entra, y el mesero te llevará.

—Gracias, Sawyer.

Me adentro y me dirijo hacia el chico que está en la entrada, detrás del atril. Le digo que busco a unas personas, seguido de mi nombre y de inmediato me dirige por el camino que debo ir, en el tercer piso. Me deja justo frente a la puerta, y gentilmente la abre para que entre. Me encuentro con todos sentados a la mesa, soy la última en llegar. Y lo que presentía, se hace realidad, trato de sonreír, pero encontrarme a las dos mujeres y sentadas una al lado de la otra, me pone fatal. Mi amor se levanta para darme la bienvenida, y acercándose, me sorprende cuando sus labios se unen a los míos.

—Moría por decirte lo mucho que te amo —susurra a mi oído. Me he sonrojado, y no puedo dejar de verle.

—Te amo. —Susurro, besando su mejilla, para luego limpiar los restos de labial que le han quedado.

Edwin me da un abrazo cariñoso, el hombre es todas atenciones y adulaciones. Saludo a todos los de la mesa, incluyendo a las mujeres que no me agradan, pero soy muy educada, y les regalo mi mejor y más encantadora sonrisa. Finalmente, tomo asiento en medio de Paul y Gina.

—Juro por la vida que eres la más esperada de la noche. —Sisea entre dientes. —Al menos para Paul y para mí, no sabes lo que es no tener una puta idea de lo que se dice aquí y no saber qué demonios responder.

—A la buena que he llegado, entonces. Tú tranquila, que ya nos pondremos a hablar de pañales sucios y biberones —le comento divertida.

—Lo mejor de todo, es que nos llevamos viendo día de por medio, y eso me hace sentir en casa. Extrañaba a mi amiga.

—Y yo a ti, pero que conste, tú me has abandonado.

Hacemos silencio cuando llega el menú, y hemos de ponernos a elegir. Estoy jodidamente cansada, hago mi mayor esfuerzo porque no se note. Paul y yo elegimos lo mismo, solomillo con crema y patatas. Me encanta cuando toma mi mano sobre la mesa, mientras conversa con los hombres de sus negocios.

—Quiero brindar por el negocio que hemos conseguido cerrar esta tarde. Para mí es un honor poder asociarme con un hombre como lo es Edwin, quien ha dejado constancia de lo maravilloso que es como persona y su actitud para estar al frente de cualquier empresa. —Levanta la copa una vez que nos han servido los platillos. —Y por la oportunidad de convivir con todos ustedes esta noche, mi última noche en Seattle, mi único pendiente aquí ha sido resuelto.

Chocamos nuestra copa, mi esposo ríe al verme tomar vino, ya sabemos el historial que me tengo con esa bebida. Claro y que en un sitio así, le llamé bonito a su culo.

Al terminar la cena, nos quedamos conversando cada quien en un lado del privado. Yo, no puedo evitar reír al escuchar sobre la nueva travesura que ha hecho Meli, y lo poco gracioso que fue limpiar el desastre, pese a que contarlo si es divertido.

—Phoebe, ¿Podemos hablar un momento? —casi me atraganto al escuchar a Chlöe hablándome.

—Claro. —Acepto, mi educación está ante todo. Pero si me busca, no dudaré en tirarle de los pelos. —Ahora regreso, Gina.

Con la mano le hago la seña a Paul de que he de ir un momento con la mujer, y el asiente con tranquilidad. Nos acercamos al balcón para conversar con más privacidad.

—Dime —suelto con impaciencia. Solo espero que su plan no sea arrojarme por el balcón.

—Sé que nunca nos llevamos bien, y que no soy de las personas más deseada para ti. Y también soy consciente de que yo misma he provocado eso con mis actitudes y la forma en que actúo. —Apoyo mi mano en el barandal. —Paul y yo tuvimos una relación muy bonita, la mejor que he tenido y que yo misma arruiné. Cuando quise recuperarlo, pensando en que esperaría por mí toda la vida, tú ya eras la dueña de su corazón. 

— ¿Y a qué viene todo esto?

—Déjame hablar, por favor. —Hago un mohín para que continúe. Yo no entiendo nada. —Fueron muchos años, y nos volvimos a encontrar, pero sus ojos ya no estaban puestos en mí. Me aferré a la idea de que teníamos una historia, y que el amor que sentíamos sería lo suficientemente fuerte para superar todo. Pero el "nuestro" ya no existía. Yo le convertí en un "nosotros" de caminos separados. Y todo este tiempo he querido convencerme de que yo podría encargarme de hacerle funcional. Pero, ¿Sabes qué? Muy en el fondo estaba consciente de que Paul era muy feliz contigo. Decidí dejarlo por la paz. Con mi padre muriendo, me he dedicado solo a él, pero cuando supe que vendría aquí y con las cosas que me dijeron, pensé que sería mi oportunidad. Y solo me sirvió para decepcionarme, sé que solo me soporta y trata de convivir conmigo por educación, y porque necesito de su ayuda. Solo soy una amiga en su vida, y tú, lo eres todo para él. Me comentaron que ustedes la estaban pasando mal, y vi mi oportunidad, pero alguien que se pone como estúpido con un correo o una llamada, definitivamente, es porque su corazón tiene dueña. Me regresaré a Alemania, para estar al lado de mi padre en sus últimos días, pero no puedo hacerlo sin disculparme contigo, igual que como lo hice con Paul. Sé que no seremos amigas, pero quiero irme de Seattle sabiendo que no dejo cuentas pendientes. Por favor, discúlpame, siento mucho todo lo que hice antes, y puedo asegurarte que nunca volveré a entrometerme entre ustedes. ¿Me disculpas?

Santa mierda.

Esa sí que no la he visto venir. Me he quedado pasmado con todo lo que ha dicho.

—Mi vuelo sale en dos horas. Me marcharé, y quiero hacerlo sin tener el peso de que hice daño, te ofrezco una disculpa por mis actos. De corazón, les deseo que sigan siendo muy felices. 

—Chlöe, no tengo nada que disculparte. Porque sé que si hemos discutido, ha sido por mi culpa, no la tuya. A como dices, Paul me ama y no tendría por qué dudar de él. Pero si te sirve de algo, espero que te vaya bien en tu vida, sin rencores ni nada de por medio. —Extiendo mi mano. —Que tengas un buen viaje de regreso a casa. Te aseguro que ya no estás en mi lista negra.

—Gracias. Les deseo una buena vida juntos, al lado de sus hijos, rodeados de amor y todo lo bueno que merecen. Te agradezco por escucharme. —Toma mi mano y la aprieta. —Te aseguro que si nos volvemos a encontrar, igual y nos tomamos un café juntas.

—No vayas tan rápido, Chlöe. —Digo con la ceja alzada. Pero mi sonrisa no tarda en aparecer. —Que solo aceptaré si puedo elegir té, el café no me agrada.

—Me asustaste. —Sonríe. —Un té, por supuesto.

Regresamos al área de la mesa para reunirnos con todos, pero en el sitio faltan dos personas. Gina me dice que Paul ha acompañado a su "prima" al tocador porque algo se le ha ido al ojo, y como estaba cerca, le pidió que fuese con ella.

—Deberías ir a ver, Phoebe. Igual y una chica es de mucha más ayuda. —Murmura Chlöe. —No quites tus ojos de ella. —Y un poco confundida, baja la voz y me dice: —Me ha utilizado, ella es quien me decía todo de ustedes. Ve con ellos.

Jodida niña. No me importa de quien sea hija, ahora sí le canto sus verdades. Salgo del privado para ir en busca de los baños, ¿Dónde quedan? Pregunto a unos de los chicos que aguardan en el pasillo, y me indica por dónde ir.

—No. —Escucho mientras me acerco. —Has entendido mal las cosas, mi comportamiento contigo no tiene nada que ver con un interés más allá de lo familiar.

—No me puedes hacer esto. —Brama ella verdaderamente molesta. —He hecho muchas cosas para llamar tu atención, desde que éramos niños y nunca me hiciste caso.

—Esto es lo más incómodo que he podido vivir. No puedo creer lo imbécil que he sido, confié ciegamente en ti, y he discutido con mi esposa por esto, y no sabes lo mucho que me molesta lo que haces justo ahora. No, Jasmina, olvida todos tus planes en los que me incluyas, porque nunca van a ser realidad. Quiero mantener distancia contigo, y la única razón por la que hablaremos, será porque nuestros padres estén presentes. No te acerques, ni a mí, ni a mis hijos, ni a Phoebe.

— ¡Me equivoqué, si! Pensé que con ustedes distanciados, al fin tendría mi oportunidad. No he hecho nada mal.

— ¿No? —en su tono de voz puede notarse decepción. —Has intentado besarme, y eso es llegar demasiado lejos.

Miro hacia todos lados, no debería estar aquí.

—No volverá a suceder. No puedes terminar nuestra amistad por una tontería.

—Lo has hecho tú. Y cállate, porque solo haces que me enfade mucho más. —Hay un momento de silencio. —Haz tu vida, pero lejos de mi familia. No quiero lastimarte, pero voy a ser sincero contigo. Así llegase a divorciarme de Phoebe en cualquier momento o circunstancia, y es cosa que no  veo posible, elegiría un millón de veces quedarme solo, porque esperaría todo el tiempo del mundo para enamorarle otra vez para regresar a su lado.

— ¡Eres un insensible! —Grita.

Escucho sus tacones acercándose, y me oculto rápidamente en el baño de los hombres. Abro los ojos a más no poder, hay tres tipos meando, siento mi cara arder, y salgo huyendo de ahí. Uish, ¡Qué vergüenza de porquería! El corazón me va a mil por el susto. Me meto nuevamente en el pasillo que lleva al tocador de mujeres.

Paul se ha llevado las gafas a la parte de arriba de la cabeza, apoyando la frente en la pared, con un gesto dolido. Permanece con los ojos cerrados. Me acerco a él, pasando mis manos por sus brazos, deposito un beso en su espalda.

—Lo siento, Phoebe. —Puede reconocer mi loción, lo sé. —Tenías la razón, y hemos discutido tantas veces por lo mismo, cuando tus sospechas eran ciertas.

Continue Reading

You'll Also Like

2.3K 299 34
Alguien te está vigilando. Te sigue a donde quiera que vas y te observa entre las sombras. Es muy curioso como todos los niños alguna vez tuvimos un...
8.7M 469K 49
Aaron Foster nunca supo en qué momento las cosas cambiaron con ella. Empezó siendo solo un juego para él, besos, toqueteos y pura diversión, nada más...
21.8K 2.4K 56
-Vamos- dice él con la respiración cortada- de muestrame que mereces el lugar que tienes, que mereces llevar el apellido una Braus. -No necesitó demo...
broken By andrea

Short Story

17.9K 1.3K 26
rota, como un vaso de cristal