Otro mundo [Libro 1][Eldarya]...

By AdrianaEDaSilvaT

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Prologo Elizabeth es una chica de unos 25 años que, a pesar de estar en un mundo real, esta constantemente te... More

Prologo
Capítulo 1: Llegada al otro mundo
Capítulo 2: La guardia de Eel
Capítulo 3: Test faérico
Capítulo 4: El espía
Capítulo 5: Humana trepadora
Capítulo 6: La primera misión
Capítulo 7: Los peligros de la cueva
Capítulo 8: Un elfo muy mandón
Capítulo 9: Un ente azul
Capítulo 10: La poción y un día de diversión
*Especial Halloween*
Capítulo 11: Traición
Capítulo 12: Desahogo
Capítulo 13: Noche con el Obsidiana +18
Capítulo 14: El perdón
Capítulo 15: La historia tras el cristal.
Capítulo 16: Entrenamiento en la oscuridad
Capítulo 17: Noticias de Oriente
Capítulo 19: Magia
Capítulo 20: Cena para cinco
*Especial San Valentin*
Capítulo 21: La ceremonia
Capítulo 22: Amor dominante
Capítulo 23: Bajo la luna +18
Capítulo 24: Desaparecidos
Capítulo 25: Aparición nocturna
Capítulo 26: La isla
Capítulo 27: En el interior
Capítulo 28: Detrás de las máscaras
Capítulo 29: Diario de un Dragón enamorado
Capítulo 30: Un poder desconocido
Capítulo 31: La Guardia Brillante
Capítulo 32: Secretos
Capítulo 33: La Guardia Glacial
Capítulo 34: Mensajes
Capítulo 35: Idiota
Capítulo 36: Olvídame
Capítulo 37: Controlado
Capítulo 38: Un viaje mágico
Capítulo 39: Derdranë
Capítulo 40: Bajo el Sauce
Capítulo 41: Prometidos
Capítulo 42: El clan
Capítulo 43: Vitalum Vitalis
Capítulo 44: Uno +18
Capítulo 45: ¿Quién soy?
Capítulo 46: Caminante de mentes
*Nevra Spin Off*
Capítulo 47: El origen de todo
Capítulo 48: De nuevo en Eel
Capítulo 49: En la mente del druida
Capítulo 50: El escondite
Capítulo 51: Sin respuestas
Capítulo 52: La feria Carmesí
Capítulo 53: El ritual
Capítulo 54: Dolor
Capítulo 55: Cazadores de Elegidos
Capítulo 56: Una invitación
Capítulo 57: En silencio
Capítulo 58: A sangre fría
Capítulo 59: Premonición
Capítulo 60: El orbe de Nahaira
*Portada de la segunda temporada*
*Especial Halloween 2019*
Segunda temporada comenzada

Capítulo 18: Aprendiz de enfermera

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By AdrianaEDaSilvaT


En este capítulo aparece un personaje cuyo lenguaje sustituye un S por una H. Me inspire en los trolls del World of Warcraft. 

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Esa noche me quedé acostada en mi cama mirando al techo, pensando en todo lo que Huang Hua me había contado sobre lo que sabía de los elegidos.

Todos tenían algo de faéricos, algunos más arraigados que otros, y algunas veces reconocían su poder al llegar a Eldarya y otros nunca sabían su verdadero origen. Siempre aparecían en un lugar que les era familiar, un lugar en el que tuvieran un vínculo.

Los Elegidos no siempre se quedaban viviendo en Eldarya, en la parte que aparecían. Muchos habían logrado volver, pero los que se quedaban tenían longevidad y tardaban en mostrar rasgos de vejez, como si hubieran nacido en la misma Eldarya, ya que su cuerpo iba adquiriendo maana. El último elegido, según me contó, se quedó en Eldarya y formó aquí su familia, logró vivir casi ciento ochenta años y descubrió que era descendiente bastante lejano de un FengHuang. Todos los elegidos tenían descendencia lejana relacionada con este mundo. No se tuvo que enfrentar a grandes males cuando llegó, pero sí tuvo que ayudar a una parte de Eldarya a abastecerse dado que pasaban por un momento de crisis. Y ahora doscientos años después llegué yo.

Huang Hua decía que en mi interior albergaba un gran poder, no recordaba que ninguno de los anteriores transmitiera el aura de magia que emanaba de mí y esperaba que con la ceremonia de bendición algún poder floreciera. Pero yo no notaba nada, no sentía ningún poder dentro de mí, solo el comunicarme con entidades espirituales y sentir algunas emociones de los de mi alrededor, nada poderoso.

Me quedé dormida pensando en toda la información que me habían dado, seguía estando incompleta y en vez de aclarar mis ideas me sacaban más preguntas ¿Qué antepasados míos fueron faéricos? ¿Por qué yo tenía que ser la Elegida? ¿Cómo seleccionaba el Oráculo a los elegidos si todos venían de la Tierra? ¿Cuál es el cometido que se me ha otorgado a mí? ¿Qué son los Elegidos para Eldarya?

Los lametones de Umbra me despertaron, la acaricié con cariño y me levanté para darle de comer. Me fijé que el sol apenas estaba comenzando a aparecer. Al mirarme al espejo vi grandes ojeras por la noche que pasé dando vueltas a todo este asunto.

Me vestí rápidamente y salí con Umbra para ir a dar un paseo, antes de despedirme de los chicos que partían de forma inmediata a la misión.

Era otra cosa que no dejaba de darle vueltas ¿Niños desaparecidos? ¿Quién querría secuestrar niños? ¿Y para qué fin?

Al llegar al sendero de los arcos me senté para que Umbra jugara con otros familiares que se encontraban por ahí y me quedé esperando a que los chicos pasaran.

El primero en aparecer fue el madrugador Valkyon que venía acompañado de un rawist, era un familiar similar a un caballo, era totalmente negro, con rayas blancas por el lomo, la diferencia con el caballo de dónde vengo es que tenía el esqueleto de su cráneo por fuera, dándole aspecto como un caballo zombie, digno de Halloween.

– Buenos días Eli, me alegro de verte – le regalé una sonrisa y me levanté para acercarme a él.

– Vine para despedirme de ustedes, van a ser casi dos semanas y quería desearles suerte – me puse de cuclillas y le di un abrazo que me devolvió con calidez levantándome del suelo.

– Se agradece que vengas a despedirte, Huang Hua nos dijo que la esperáramos en la Gran Puerta ¿No las has visto?

– No, al primero que he visto es a ti.

– Pues has madrugado mucho – miró mi rostro – Aunque más bien creo que no has dormido mucho y es normal con todo lo que nos contó ayer.

– Si la verdad es que sí.

– Bueno voy a ir yendo a la Gran Puerta para acomodar a esta hermosura. Cuídate y vigílame a Floppy. – le dio unas caricias a la cresta al rawist, le sonreí y se alejó.

Al poco llegó Ezarel con otro rawist.

– ¿Ya estás aquí para curiosear? – me dijo al llegar a mi altura.

– Buenos días duende, yo también me alegro de verte – le regalé una sonrisa burlona y me saco la lengua – Estoy aquí para despedirme de ustedes y desearles suerte.

– ¡Oh! – se llevó una mano al pecho dramatizando Que detalle.

– Anda ven aquí que sé que lo estás deseando – me acerqué a él y le di un abrazo, pero se mantuvo estático sin devolvérmelo – No me seas grosero.

– ¡No me gusta que me toquen! – a pesar de todo me dio unas palmaditas en la espalda.

– Valkyon ya está en la puerta esperando – le indiqué y miré que de uno de los bolsos sobresalía un tarro de miel, lo que me hizo reír.

– Es por si a donde voy no hay, no puedo dejar ese tarro solo en la despensa a manos de Alajea o de alguna humana entrometida – me pellizcó la mejilla y se fue a dar con Valkyon.

Al rato largo llegó Huang Hua acompañada de Leiftan y Miiko, esta vez su acompañante particular, llamado Feng Zifu, no está con ella.

– Buenos días Elizabeth ¿Qué estás haciendo aquí? – me sonrió radiante.

– Vine a despedirme de los chicos.

– Es muy amable por tu parte ¿Ya están todos?

– Solo Ezarel y Valkyon, están esperando en la Gran Puerta.

– Perfecto vamos para allá – sonrió y se alejaron de mí, Leiftan me miró y me regaló una sonrisa antes de irse también.

Nevra que solía ser siempre puntual estaba tardando más de lo que era de esperar. Al rato llegó con su rawist acompañado por Karenn quien lo miraba preocupada.

Al verme le murmuró algo a Karenn y esta se fue a hacia la Gran Puerta con el rawist mientras Nevra se acercaba a mi sonriéndome.

– Creo que llegas tarde – le miré alzando una ceja.

– Lo sé, pero me estaba despidiendo de Karenn y había ido a buscarte, pero no te encontré ¿Qué haces aquí?

– Vine a despedirme de ustedes y desearles suerte en el viaje.

Me sonrió galán y me dio un abrazo bastante fuerte, él me rodeó la cintura y yo le rodeé el cuello.

– Estaré casi dos semanas fuera...– dijo con voz apagada escondiendo su rostro entre el hueco de mi cuello.

– Lo sé, por eso viene a despedirme, es mucho tiempo y encima puede ser peligroso.

– Cuídate ¿vale? – se separó del abrazo, besó mi frente y me miró a los ojos. Su mirada reflejaba un poco tristeza.

– El que se va eres tú, no yo, deberías de cuidarte tú de los peligros que puedas encontrar y más si consigues pistas de quién está detrás.

– Lo sé, pero aun así...Cuídate – me acarició la mejilla con dulzura con su dedo pulgar y yo no pude evitar sonrojarme ante ese gesto. – Tampoco me extrañes mucho – volvió a poner su semblante de seductor y sonrió ladino – Que sé que lo harás.

– No creo, hay más galanes salvajes por Eel – me reí y le di otro abrazo el cual me devolvió con gusto. Besé su mejilla y vi cómo se sonrojaba levemente. – Mucha suerte en el viaje Nevra.

– Vigílame a Karenn, que no se acerque a Chrome.

– La vigilare, pero no voy a impedir que se acerque a Chrome, ellos se gus...

– Shhh no digas eso, no, no y no. – se separó de mí y me tomó de los hombros – Karenn y Chrome separados ¿Entendiste? – no pude evitar reírme al verle así.

– Es tan tierno que te preocupes por Karenn con respecto a los chicos, pero no pasara nada malo. – hizo una mueca con la boca de desaprobación.

– Ya debo partir...– tomó mi mano y la besó – Espero verte en dos semanas...

– Yo también – le sonreí y se alejó lentamente sin soltar mi mano hasta que la distancia hizo que se separaran – Eres un dramático jaja.

– Lo sé y te encanta eso – me dedicó una sonrisa pícara y se fue hacia la Gran Puerta.

La verdad es que si, cada vez me iba encantado más todo lo que él hacía, su sonrisa, su mirada gris, sus gestos, sus dramatismos, sus pequeños celos, todo...

Al día siguiente de la partida de los chicos Huang Hua me llamó para reunirme con ella en la Sala del Cristal quería comenzar a preparar la ceremonia.

– La ceremonia es muy sencilla, siempre se realiza en la Sala del Cristal y es un baile que llevamos décadas realizando para atraer la buena suerte y la bendición.

En la sala se encontraba Miiko, Leiftan, Ykhar y algunos FengHuangs con instrumentos musicales.

– ¿Qué tipo de baile?

– Te lo demostraremos – Huang Hua hizo un gesto y los músicos de la sala comenzaron a tocar una melodía que me recordaba a la danza árabe. Timbres cálidos y melodiosos que incitaban a bailar.

De entre el grupo de los FengHuangs salieron unas chicas con ropajes similares a los usados en la danzara árabe y se pusieron a bailar prácticamente igual.

– ¿No es danza del vientre?

– Es verdad, en tu mundo se le llama así a esta danza ¿La conoces?

– Si, yo daba clases de eso en mi mundo.

– ¡Perfecto! – dio unas palmaditas y saltitos de alegría – Menos trabajo para ti a la hora de aprender la coreografía. Este baile se realizaba cuando en Eldarya no quedaban muchos y necesitábamos el apoyo de nuestro Oráculo, la cual aparecía siempre al final del baile y nos otorgaba fuerza y energía.

– En mi mundo este baile se suele usar para seducir...– oí como Leiftan carraspeó y se puso rojo. – Por eso me descuadra un poco el uso en esta celebración, aunque hay muchas tribus que usan bailes de ese estilo para llamar a la buena suerte.

– Pues venga a qué esperas – me empujó al medio de las chicas que estaban bailando para imitar sus movimientos. Yo no solía ponerme nerviosa al bailar en público, pero las miradas atentas de todos hacían que mis piernas flaquearan. – ¿Por qué no cierras los ojos y te dejas llevar ahora y luego vas aprendiendo la coreografía?

– Emm, está bien...– cerré los ojos, aun así, notaba la mirada de todos, pero poco a poco se fue disipando ese sentimiento y se fue llenando con las emociones que transmitía la música que estaban tocando los FengHuangs.

Poco a poco relajé mis piernas, fui moviendo mis caderas y mi cintura al compás de cada tambor y cada golpe que sonaba en la música. Una de las FengHuangs se puso a cantar en un idioma que transmitía calidez.

Poco a poco me fui soltando, mis manos se movían al compás de la música y el canto, a la vez que mis piernas y mis caderas marcaban el ritmo. Movimientos firmes y seductores, pero a la vez armoniosos. Mi cuerpo se fundía con la melodía cálida que invadía la sala. Me sentía viva al bailar, cada parte de mi cuerpo disfrutaba de ese momento. Era como cuando dibujaba, una parte de mí se perdía en eso. Había extrañado esta sensación.

La música acabo y solo pude oír aplausos. Al abrir los ojos todos me estaban mirando y sonriendo, no evité sonrojarme ante ese momento.

– Ha sido increíble Elizabeth – Huang Hua me tomó de las manos – Parecía que la música y tú fuerais uno. Ahora te enseñaremos la coreografía. Será una gran ceremonia.

Al día siguiente, después de ensayar por la mañana el baile para la ceremonia, me dirigí a la enfermería a encontrarme con Eweleïn.

– Buenas tardes jefa, aquí su nueva ayudante deseando trabajar y aprender cosas nuevas.

– ¡Elizabeth! Por fin te puedo ver por aquí, ya tenía ganas de ver tu potencial. Ven sígueme, hoy vas a preparar unas pomadas para ayudar a respirar mejor y mientras las preparas te daré consejos básicos para atender a un paciente con resfriado, se acerca la época de la gripe, así que mejor que te prepare.

La seguí por uno de los pasillos de la enfermería hasta la sala más alejada de todo. Era una sala mediana, con una mesa en el medio, varios calderos y estanterías hasta arriba llena de frascos de diversos tamaños, formas y colores, con algunos libros. Al fondo de la sala se podía apreciar un pequeño huerto, con diversas plantas y flores bajo un gran ventanal.

– Este es el laboratorio de la enfermería, las plantas que ves al fondo son las que más se utilizan en nuestro trabajo, también encontrarás ya pociones creadas y etiquetadas. – me sonrió y sacó un libro de uno de los estantes. – Este libro tiene las nociones básicas de la medicina de Eldarya. No es tan fascinante como la medicina de tu mundo, pero al menos no te aburrirás. Te recomiendo que le eches una ojeada y cuando lo acabes te examinaré, a ver como se te da.

– Muchas gracias Eweleïn, prometo hacerlo bien y esforzarme al máximo – le sonreí.

– ¡Eso es lo que quería oír! Las pomadas que tienes que preparar se encuentran en la página diez, hazme una primero de prueba y yo te digo después, dependiendo del resultado, cuantas me realizas.

Abrí el libro que me dio y busqué la pomada de la que hablaba, los ingredientes ya los conocía, los busqué en el pequeño invernadero de la sala y comencé a realizar los pasos para la fabricación de la pomada.

Después de un rato, bajo la mirada atenta y curiosa de Eweleïn, quien me iba hablando de las revisiones básicas y rutinarias de la gente de Eel, acabé la pomada con la consistencia deseada.

– Veamos... – ella tomó la pomada, la olió – Si el olor es el indicado, mentolado y fresco para abrir las vías respiratorias. A ver ahora en la piel. – se aplicó un poco en el brazo y dejó que actuará, la pomada de ser blanca pasó a ser azulada y luego transparente en cuestión de segundos. – Es... ¡Fantástica! Ezarel tenía razón, tienes un don para esto – me sonrió – Voy a atender unas revisiones, me gustaría que me hicieras unas cuantas más, hoy al menos tenemos 2 consultas con enfermos de gripe, pero quiero tener de reserva.

–Por supuesto jefa. – le sonreí y salió de la sala. No pasaron ni treinta segundos cuando ya había vuelto con algo en las manos.

– Se me había olvidado por completo, ten. – me tendió el trozo de tela que tenía en la mano. – Es una bata sin mangas como la mía, es necesario que la tengas si vas a trabajar aquí – me guiñó un ojo y me la puse enseguida – Bien. Te dejo con tu trabajo jovencita.

Cuando me quedé sola en la estancia la contemplé un buen rato. Era un lugar agradable, transmitía muy buena energía y me motivaba a trabajar en él.

Mientras fabricaba las pomadas no dejaba de pensar en el baile de la ceremonia y luego mi mente viajó hacia la misión de los chicos en búsqueda de pistas sobre el caso de los niños desaparecidos.

Algo en el fondo de mi ser decía que iba a pasarle algo a uno de los chicos, pero negaba para mis adentros deseando que solo fuera los nervios de no saber de ninguno...Sobre todo notaba la falta de Nevra. Desde que se disculpó conmigo sobre la poción nos habíamos acercado mucho más, lo notaba más abierto y cercano a mí que antes y eso me gustaba mucho. Le estaba echando mucho de menos. Mordí mi labio al pensar en él.

Suspiré de forma lenta.

– Ese suspiro significa que estás pensando en alguien...– la voz de Eweleïn invadió la sala y pegué un brinco en mi asiento. – No quería asustarte, solo vine a buscar las pomadas y a decirte que vinieras para que me ayudes a atender a una paciente.

– Está bien...Pero toca la puerta para la próxima porque si no me tendrás que hacer la autopsia en esta misma sala – ella se rió y me ayudó a llevar las pomadas a la sala principal.

Dentro de la sala se encontraba una niña, de la edad de Mery, de piel violácea con pintitas de un color más oscuro y cabellos azules y cortos. Tenía unos grandes ojos lilas, unas orejas puntiagudas y pequeños colmillos, como de ogro, saliendo por su boca. Pude ver que sus manos eran un poco más grandes de lo normal y que solo tenía tres dedos enormes. A su lado había una mujer idéntica a ella, salvo que esta tenía el cabello violeta.

– Buenas tardes Lorelei, te presento a Elizabeth, ella es mi ayudante – Eweleïn se acercó a la niña – Elizabeth ella es Lorelei, es una pequeña jovencita troll que está resfriada, ya van dos resfriados este mes. Ella hoy se encargará de revisarte, es muy buena.

Le sonreí a la niña y ella me devolvió la sonrisa de forma tímida.

– Hola pequeña, es un placer conocerte – me acerqué a ella. – Espero ayudarte a curar ese resfriado que tienes.

Eweleïn comenzó a explicarme como se tomaba la temperatura en Eldarya, no usaban termómetros como en mi mundo, solo ponía una piedra transparente sobre el pecho de la persona y si esta piedra se ponía roja al instante es que tenía alta temperatura, si se ponía naranja tenía fiebre, amarilla si tenía poca fiebre y azul cuando tu temperatura bajaba de la temperatura media. También me había explicado que cada especie tiene una temperatura corporal diferente, dependiendo de donde sean, pero que la piedra se adaptaba a eso, indicándonos rápidamente los resultados. Coloqué la piedra en el pecho de la niña. Tenía fiebre, la piedra se puso roja enseguida.

Luego me enseñó como oían los latidos del corazón sin usar un estetoscopio. Cogió un objeto en forma de O, que parecía metálico, y cuyo centro era de cristal y me dijo que lo pusiera también sobre el pecho de la niña, dentro del cristal se podía sentir las vibraciones de los latidos del corazón, unas ondas azuladas se movían en el interior siguiendo los latidos.

Estuvo también explicándome cómo examinar la garganta, los oídos y la toma de la tensión, de forma muy similar a como se hace en mi mundo.

– Por lo que veo tienes las amígdalas inflamadas, por eso le cuesta mucho respirar, y una fiebre bastante alta. ¿Aparte de ponerle la pomada que más hacéis para bajarle la inflamación?

– Le damos una poción especial para eso, pero enseguida se vuelve a poner mala. – Eweleïn me miró. – ¿Qué hacías tú en tu mundo cuando estabas así?

Yo padecía mucho de la garganta y, aparte de usar los medicamentos indicados, me hacía infusiones de pimienta negra, miel, canela, jengibre, anís estrellado, que se conoce como té Chai y le echaba limón. A mí me ayudaban mucho a la hora de respirar y me aliviaba el dolor ¿Te duele la garganta? – miré a Lorelei.

– Hi – dijo con voz débil.

– Ahora Elizabeth te aplicará la pomada que ella hizo y yo iré a la cantina a pedir que te hagan esa infusión a ver cómo te sienta.

Cuando abandonó la sala le coloqué a Lorelei la pomada en la garganta bajando hasta su pecho.

– ¿A qué te gusta jugar? – le pregunté mientras le daba un masaje suave en la zona de la garganta.

– Al ehcondite y a la búhqueda del tehoro.

– Vaya, esos eran mis juegos favoritos cuando era pequeña. Cuando te mejores jugaremos con los demás niños del refugio, conozco a uno que le encantaría participar.

– ¿De verdad? ¿Vendríah a jugar conmigo?

– Claro, por eso tienes que ponerte buena, ya verás que bien te sienta – le sonreí y ella me miró con ojos de ilusión. – ¿Cómo sientes la pomada?

– Hiento frehca mi garganta y mi pecho y rehpiro mejor. – me alejé de ella y tomé un paño con agua fría, la hice recostarse y le coloqué el paño en la frente.

– Es para ver si se te baja la fiebre. ¿Sales mucho a jugar cuando hace frio?

– A veceh cuando me ehcondo hace frio.

– ¿Y dónde te escondes?

– Mi papá trabaja en una de lah cantinah del refugio y me ehcondo en el almacén, hiempre gano, nadie habe cómo entrar. – miré a la madre de la niña.

– ¿Tienen algo para conservar los alimentos ahí?

– Sih, mi marido tiene hechizado varioh barrileh con frio para mantener frehcoh algunoh alimentoh.

– Puede ser que de ahí ella se enferme tanto, estando en ese lugar frio y luego ir a correr y coger calor...– miré a la niña – Lorelei, tienes que evitar esconderte ahí, ya sé que siempre ganas, pero si sigues escondiéndote ahí no podrás mejorarte y pasarás más tiempo en casa y no jugaras tanto... Seguro que tú quieres dejar de estar malita y salir a jugar ¿Verdad? – ella asintió – Cuando vuelvas a jugar escóndete en otro lugar que no sea la alacena de la cantina de tu padre.

Estuvimos un rato hablando mientras esperábamos a Eweleïn. Cuando ella regreso tenía una taza humeante de una rica infusión.

– Veo que te han tratado bien ¿Cómo te sientes?

– Mejor – la niña sonrió y tomó la taza que le daba Eweleïn.

– Bébela con cuidado que está caliente – me miró – ¿Le bajo la fiebre?

– Le acabo de poner la piedra y de rojo paso a naranja oscuro. La pomada la está ayudando a respirar mejor.

Después de que la niña bebiera la infusión esta se encontraba mucho mejor y con más ánimos. Eweleïn le dio la pomada y le indicó que se la pusiera antes de dormir y por la tarde. La niña se despidió de nosotras dándonos un cálido abrazo y la madre nos agradeció por la atención brindada.

– ¡Has estado genial! Deberías de dejar a la guardia y unirte a mí – me sonrió.

– Jajaja puedo estar en ambos lados – me quité la bata y la colgué en el perchero. Ella me imitó.

– Venga te invito a tomar algo antes de que Karuto cierre sus puertas.

Acepte gustosa y nos fuimos a la cantina donde tomamos unas bebidas calientes y charlamos. Ella tenía la misma edad física que los chicos, unos veintiocho años, pero en verdad tenía unos ciento setenta y cinco años, llevaba en la guardia desde hace cincuenta años, su guardia era Absenta, pero con los años dejó la guardia para unirse a la enfermería y de ahí fue ascendiendo hasta ser lo que es ahora, la enfermera jefa.

Conocí más a Eweleïn, una mujer realmente inteligente y fuerte, bastante valiente. Era amiga de Miiko y aunque ella fuera una autoridad superior jamás le hacía caso si iba en contra de lo que ella creía y nunca dudaba en plantarle cara. Miiko le había ofrecido varias veces formar parte de la guardia Brillante, pero ella siempre lo rechazaba ya que estaba saturada con su trabajo como para llevar a cargo la responsabilidad de esa guardia.

Cuando era noche profunda me despedí de ella y me fui a dormir a mi cuarto. De lo agotada que estaba caí en los brazos de Morfeo de forma inmediata.

Me desperté en medio del bosque ¿El bosque de Eel? Aún era de noche y me era difícil distinguir en dónde estaba ¿Cómo llegué aquí? Sentía el aire frio del lugar y un silencio realmente pesado fue quebrado por una hermosa voz femenina que cantaba a lo lejos.

Hipnotizada por el timbre de su voz, caminé por el espeso bosque descalza, buscando el origen de tal hermosa melodía.

Anduve durante mucho tiempo en la espesura del lugar hasta que de lejos visualicé la silueta de una mujer, seguida por otras siluetas de un tamaño más pequeño que el suyo. Su voz era realmente cálida y hermosa.

Cerré los ojos meciéndome por su melodía y al abrirlos me encontraba ahora en lo alto de un acantilado, cuando ante mi apareció una enorme isla que emergió del agua, en ella se podía visualizar un frondoso bosque y a lo lejos un enorme castillo.

La suave melodía de la mujer seguía sonando en mis oídos, volví a cerrar los ojos, sintiendo como cada nota vibraba en mi interior.

Al abrirlos me encontraba ahora encerrada en una cápsula de cristal violáceo, semi transparente, en donde apenas podía entrar. El canto de la mujer ya se había apagado y no podía ver más allá del cristal, veía formas moverse, pero borroso, y no era por el material de donde me encontraba, era mi vista.

Comencé a golpear fuerte el cristal. Intentaba gritar, pero ninguna voz salía de mi boca. De repente comencé a sentir como mis pies se iban humedeciendo y al mirar al suelo vi que el lugar diminuto donde me encontraba se estaba llenando de lo que parecía ser agua.

Intenté gritar, pero no emitía ningún sonido, cuando el agua me llegó a la altura del cuello pude ver un rostro deforme mirarme a través del cristal. Sus ojos eran negros, enormes y tenía una sonrisa realmente sobrenatural, extendida, y totalmente negra.

En ese momento pude gritar, grité con todas mis fuerzas y me desperté sentada en la cama, aun gritando, con un sudor frio por todo mi cuerpo y la respiración totalmente agitada.

Había sido un sueño, pero fue tan real, sentía aun el frio del agua en mi piel y el movimiento de esta al entrar donde me encontraba. ¿Qué querrá decirme ese sueño?

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