HOLA MIS QUERIDOS NOCTAMBULOS Y AMANTES DE LO INSANO E INCIERTO, ESPERO LES GUSTE MI MINI MARATON.
LOS AMO, DISFRÚTENLO... BESOS
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Sebastián me besaba de forma tan intensa y mi mente dejo de pensar en todo esto; en que estaba mal besar al padre de mi novio, el besar a un hombre mayor y sentirme bien ante tal hecho. Las manos del imponente hombre recorrían mis piernas y podía sentir el calor emanar de su cuerpo y eso provocaba que mi entrepierna vibrara.
-Lo dejaremos aquí presiosa. Si continúo no podré detenerme- se levanta, incorporándose a un lado.
Sigo tendida sobre el sillón y la imagen que he de tener ha de ser deplorable y poco decorosa. Mi pecho sube y baja tratando de recuperar el aire en mis pulmones. Fue tan intenso, tan posesivo, como si me aclamara como suya.
-Ire a vestirme e iremos a un lugar. Espérame aquí y ponte un poco más presentable- dijo antes de encaminarse al segundo piso.
-¿Que demonios haces Anastacia?- me cuestione a mi misma, sin entender el por qué de tal arrebato.
Me incorpore sobre el extenso sillón y acomode mi vestido, aún sentía la piel de mis piernas arder, aún sintiendo las caricias de Sebastián. Procedí a encaminarme al baño de la planta baja, al verle en el espejo me sorprendo ante la imagen ante mi; mis ojos brillantes, mis mejillas sonrojadas, mi cabello revuelto y mis labios inchados. Es tan vergonzoso el verme así. Tomo algo de agua y lo vierto sobre mi rostro y agradezco mucho no utilizar maquillaje, reacomodo mi cabello ajustándolo en la coleta que traía. Mis labios siguen rojos e inchados, pasó mis dedos sobre ellos y aún siento ese picor...
-Veo que te gustó el beso- me sorprende y volteó a verlo, con un impecable traje.
-No. No es por eso- siento mis piernas temblar.
-Vamos presiosa-
-¿A dónde?-
-Es una sorpresa- me hace una seña con su cabeza, indicando que lo siga.
El trallecto fue largo, el atardecer comenzaba a dar señales de que la noche no tardaría en caer, las tenues luces de la ciudad se estaban presentando en las calles y aún desconocía a cuál era nuestro destino. El vehículo comienza a detener su marcha. Al fijar mi vista, logro distinguir algunas luces de neón que se extienden por la calle, con la intención de atraer a las personas, reconozco esta zona; está llena de bares y antros.
-Vamos- me indica, sale del carro y yo solo lo observó rodear lo y abrirme la puerta. Su mano se extiende hacia mi, en un gesto de caballerosidad. La tomo y los escalofríos aparecen nuevamente.
Camino tras de él, parece tan confiado y sereno. Llegamos hasta un puerta enorme de metal resguardada por un hombre enorme, fácil su altura y tamaño cubre todo el espacio, pero se mueve sin rechispear abriéndole la puerta a Sebastián, quién entra como amo y señor.
-¿Qué es este lugar?- inquieto pero él se mantiene callado. Una mujer como de unos treinta y algo se hacerca.
-Señor las chicas están listas-
-Muy bien, que comiencen los ensayos, las veré desde mi oficina-
-Claro señor-
-Otra cosa- dice haciendo que la mujer detenga su paso- que Amatista sea la última-
-Como usted diga. Con su permiso- y eso es lo último que dice.
-Vamos presiosa-
Lo veo subir unas escaleras y continuamos el camino hasta una puerta de madera, al abrirla, puedo apreciar el espacio algo pequeño, la luz se hace presente segandome hasta poder adaptar mis retinas a ella. El espacio es hermoso, con un escritorio y un sillón en "L" a un lado un gran ventanal de vidrio templado.
-¿Que es este lugar?-
-Mi negocio- dice tomando haciendo sobre el enorme escritorio- ¿Te gusta?-
-No lo entiendo. ¿Por qué me ha traído aquí?-
-Presiosa, te dije que te mostraría el tipo de "servicio" que hace tu madre para mi- la forma tan descarada en que lo dijo me provoco náuseas.
-Sigo sin entender-
-Este es mi bar, "Amnesia". No tiene mucho que lo abrí en la cuidad, siempre que abro un nuevo bar estoy al tanto de él por un periodo de tiempo y luego lo dejo seguir solo.-
-Sabe que soy menor de edad, no debería de estar en un lugar como este. ¿Por que me ha traído?-
-Sigues dándole muchas vueltas al asunto Anastasia. Ya te dije te mostraré el trabajo de tu madre. Presta atención por el ventanal- me señala. Sin dudar me paro enfrente, veo a la mujer de antes bajo un enorme escenario y otra chica sobre él, baila de una forma tan erótica que causa escalofríos. Trago profundo al ver los movimientos que realiza, la agilidad y destreza de cada uno de sus pasos.
-Es como lo que tú haces, bailar-
-Eso no se parece en nada a lo que yo hago-
-Solo hay que darle otra perspectiva- puedo sentirlo parada a mi lado observando.
-Sigo sin entender.-
-Tan impaciente como dulce-
-En su casa dijo que me mostraría lo que mi madre hace y me besó, creí... Creí que...-
-Eso... Eso fue algo que tenía ganas de hacer desde hace tiempo, presiosa. Y no se acerca ni a la octava parte de lo que tú madre hace- siento mi boca ceca y mi corazón a mil por hora.
No soy estúpida, si Sebastián me dijo que me mostraría el tipo de trabajo que realiza mi madre para él, eso quiere decir que...
-Le toca a mí más presiosa gema- murmura y fijo mi vista sobre el escenario.
-¿Mamá?-
La mujer sobre el escenario comienza una danza lenta y delicada, los movimientos sutiles y sensuales. He dejado de respirar, no puedo creer lo que veo, analizó casa aspecto y si es ella. Mi madre baila en este lugar. Pero no necesariamente es malo, solo baila, es bailar, pero el hecho es...
-Ella bar es una fachada- Sebastián interrumpe mis pensamientos- las chicas de aquí hacen más que bailar presiosa-
-¿A qué se refiere?-
-Ellas dan servicio sexual a los hombres que vienen y pagan- sonríe de lado, mi rostro a de ser un poema para él.
-Quere decir que mi madre es una prostituta- me tapo la boca ante la mención de dicha palabra.
-Miralo como quieras Anastasia, tu madre acepto y ahora es parte de este trabajo-
-Le diré que deje esto. Le pediré que busqué otro trabajo-
-Y tú crees que con eso los sacará del pozo en el que los metió su padre-
-¿De que me habla?-
-Sobre las deudas que tienen y el por qué despidieron a tu padre- lo observó sin entender lo que dice- Dulce e inocente Ana, serás muy inteligente pero no sabes nada de la realidad en tu propia familia-
-¿Y usted si?-
-Si. Tu madre me lo platico todo- toma lugar en el sillón en "L" y da unas palmadas en el lugar a su lado, el cual espera que ocupe. Estoy ante su atenta mirada- cuando conocí a tu madre hace aproximadamente unas tres semanas, se veía desesperada, estaba trabajando en una pequeña cafetería. He de admitir que se miraba sexy con su uniforme y...-
-Deje de expresarse así de mi madre en mi presencia-
-Como digas presiosa. Te decía, al verla tan desesperada le tome el atrevimiento de ofrecerle un trato, cubriría todas sus deudas, a cambio de que trabajará para mí. Yo no sabía lo exorbitante de la deuda de tu padre, al parecer había hipotecado la casa por mucho dinero, el cual uso para los estudios de tu hermano y tuyos, darles los lujos que se les antojara. Todo se fue en picada, lo habían bajado de su puesto por malos manejos y tuvo que desacerse de varias cosas y poder pagar algunas de sus deudas-
-Veremos la forma de pagarle. Hablaré con ella. Me en camino a la salida-
-No creas que es tan fácil Anastasia. Aunque hay una forma para librar a tu madre de esto, si es lo que deceseas-
-¿Cuál?-
-Que tú ocupadas su lugar-
Amo a mi madre y ver que está en esta situación solo por nosotros es desagradable y denigrante, es peor saber que lo ha dado todo y mi padre no hace nada para remediarlo, la ira me carcome; odio a mi padre por empujarla a esto, odio a Sebastián por engatusarla y abusar de su necesidad y me odio a mi por no darme cuenta de lo que realmente pasaba con mi familia.
Mis ojos se fijan en el escenario donde anuncios danza mi madre, mostrando su cuerpo y a sabiendas que en cuestión de horas este lugar estará lleno de hombres asqueroso que anhelan tocarla.
- Entonces que dices presiosa- Sebastián está tras de mí su aliento golpear en mi cabello y sus manos se posan sobre mis brazos acariciando de arriba a bajo con suavidad.- ¿tenemos un trato?-