Durante las siguientes semanas no vi a Erick, lo llamaba y no me contestaba, cuando llamaba a su casa su padre me dijo que tuvo que salir de viaje a donde su madre. Pero algo me decía que no estaba diciendo la verdad. Las cosas que vi en aquella ocasión aun me abrumaban. No soy quien para juzgar lo que hacen los demás, pero ¿drogas?...
Baje de mi habitación, era viernes por la tarde y mi padre ya estaba mas alcoholizado que nada.
-Hola cariño-
-¿Mama? Creí que estarías trabajando-
-Es mi día libre, además tiene tiempo que no hacemos algo juntas-
-Si, pero no tienes...-
-Te gustaría ir de compras conmigo, ahorre algo de dinero para comprarte lo que necesitaras: Ropa, zapatos y lo que gustes-
-En serio. No prefieres guardarlo para el alcohólico de mi padre- mi voz sale algo mordas y sarcástica.
-Ana, no digas eso. Esta pasando por una mala racha-
-Yo no se como no le has puesto un alto- saco el jugo de naranja y me sirvo en un vaso, tratando de ignorarla.
-Entonces ¿Quieres ir?-
-¿De compras?- hago como que pienso- esta bien- le digo resignada, aunque lo que realmente quiero es salir de esta ratonera.
Ya tenia tiempo que no salía con mi madre. Caminamos por el centro comercial, ya había escogido bastante ropa, aun no entendía como mi madre tenia tanto dinero, pero no me importaba, si podía darme un gusto lo aprovecharía, tanta maldita carencia me estaba matando.
Caminamos por el centro comercial y nos detuvimos en un pequeño restaurante. Los pies me mataban y las bolsas me lastimaban los dedos.
-¿Como te fue en la competencia de baile?-
-Genial-
-Me hubiera encantado estar ahí-
-No te preocupes, no fue para tanto-
-Tu hermano me platico que tienes novio-
-Alfred habla de mas- ella río tras la diversión que le causaban mis palabras.
-¿Y cómo es él?-
-Un chico- dije con ironía
-¡Ana!- me reprende.
-Disculpa madre, solo que es raro que te estes interesada-
-Yo siempre me intereso. Se que no estado mucho tiempo en casa, pero saber que los amo y me preocupo por ustedes-
-Si, lo se-
-¿Entonces?- pregunto con un gran interés.
¿Le hable sobre Erick? Si. ¿Le dije todo? No. No debo hablarle de cada aspecto de mi vida, a pesar de ser mi madre. Es extraño confiar en alguien, decir y contar las cosas que te preocupan. ¿Y si le dijera? Todas esas sensaciones que tengo. Todos los cambios que siento. Todas las dudas que rondan en mi mente.
Cuando salimos el restaurante, el aire templado golpeaba nuestros cuerpos y alborotaba nuestros cabellos. No es por nada pero mi madre es hermosa, mi padre se lo repite cada instante. Se de su vida en la escuela, era la tan impetuosa y descarada, algo así como Gisela, que saben lo que tienen y lo explotan al máximo. Ella tiene el cabello castaño claro, casi un rubio imperceptible, el cual brilla con las tenues luces. Su piel es blanca y aun refleja esa juventud de hace años. Caminamos con bolsas en cada mano, riendo y hablando de cosas triviales, era cierto tenía mucho que no platicábamos, de hecho no había tenido oportunidad de hablarle sobre Erik, lo cual es muy triste, por que él se ha convertido en un novio formal, no solo como un titulo aparente, nuestra relación estaba yendo a algo que realmente no entendía aun. Menos esas extrañas sensaciones al estar cerca de su padre, lo cual me hacia sentir muy incomoda.
-Buenas noches hermosas damas- la imponente voz me paralizo y mas aun verlo tan jovial frente a nosotras, me sentía que mis pies se habían convertido en plomo y me habían fijado al piso.- Es un gusto verte Ana- Sebastián me da un dulce y delicado beso en la mejilla.
-Buenas noches señor Robinson-
-Ana... linda... los formalismos están de mas- noto como mira a mi acompañante y al virar mi rostro, diviso la expresión de asombro de mi madre y el como ha dejado de respirar, por un momento creí que solitaria las bolsas y saldría corriendo del lugar, como si del mismo diablo se tratara- No sabia que tenías una hermana- la manera descarada en la que lo dice me provoca un escalofrío.
-No es mi hermana. Ella es mi madre, Samara. Mamá él es el señor Robinson, padre de Erick. Mi novio- mi voz saca de su trance a mi madre.
-Mucho gusto, Samara Mayer.- le extiende la mano, el señor Robison como todo caballero la toma, pero lleva sus labios a la mano de mi madre, plantando un delicado beso sobre sus nudillos, veo como mi madre deja de respirar.
-Es un gusto- susurro de forma seductora.
-El... el gusto es mío- mi madre trata de dar una sonrisa.
La verdad no logro entender, hay tanta tensión en el ambiente. Sebastian sonríe con algo de malicia y complacencia, mientras que mi madre trata de evitar su mirada a toda costa. Se remueve, con las bolsas en sus manos. Hay algo raro en todo este comportamiento. Cuando logra recuperar la cordura, extiende una amplia sonrisa.
-Lamentamos despedirnos tan pronto, pero como podrá ver...- alza las bolsas- debemos regresar a casa, estamos agotadas. ¿Verdad cariño?- dice una forma tan brusca, que dudo que esta mujer a mi lado sea mi madre.
-Noto que fue una tarde muy productiva. Gustan que las lleve...-
-No- se apresura a decir mi madre- Digo, no gracias, tomaremos un taxi. No queremos molestar-
-Para mi no es molestia. ¿Tu que dices Ana?-
-Yo- me señalo, algo estupefacta aun por la intensa conversación entre ambos adultos.
-Ana, debemos irnos. Señor Robinson, un gusto conocerlo-
-Señora Mayer, de verdad, no rechace mi ofrecimiento, ya es muy tarde y es peligroso que dos hermosas mujeres vayan solas por ahí-
¿Qué demonios pasa?
Él insiste tanto. Como si... no no puede ser... aun que....
-Mamá, creo que tiene razón- digo tratando de aligerar el ambiente, pero mi madre me ve de forma reprobatoria ante mi comentario- Digo, es tarde y de aquí a que encontremos un taxi-
-Escuche a su hija- la mirada de mi madre viajaba de mi a Sebastian y creí que en algún momento saldría volando como la hélice de un helicóptero.
Después de tanta insistencia. Mi madre accedió. Sebastian parecía complacido y satisfecho. Esto fue raro, muy raro para mi gusto o solo es mi imaginación. El camino a casa fue silencioso, la tensión se sentía y notaba como mi madre me veía de ves en cuando por el retrovisor, yo en ocasiones me perdía en la oscuridad de la noche que estaba tras la ventana del carro. Al llegar, Sebastian nos ayudo con las bolsas, a pesar de las negativas de mi madre a hacerlo, yo entre a la casa con mis bolsas en mano, pero no sin antes de darle las gracias a Sebastian por traernos y desearles una buena noche. Al entrar mi madre se quedo atrás, decidí ir a ayudarla al notar que tardaba mucho, pero lo que vi me sorprendió. Sebastian tenía a mi madre sujeta por la muñeca y por la expresión en el rostro de esta le dolía. El rostro del hombre reflejaba reproche e ira latente. Decidí entrar de nuevo y dejarlo pasar. Tal vez mi madre dijo algo impropio, ya que es bien sabido lo imprudente que puede llegar hacer.
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HOLA MIS QUERIDOS NOCTAMBULOS
CÓMO VA?
LES ESTA GUSTANDO ESTA HISTORIA... NO VEO TANTO INTERES, PERO CON POCOS O MUCHOS SEGUIRE... SI ERES NUEVO, TE INVITO A LEER AMNESIA.
PREPARENSE. PORQUE LES TENGO GRANDES SORPRESAS, SE QUE HASTA EL MOMENTO, SE PUEDE HACER UN POCO SOSO... PERO POCO A POCO: LOS SECRETOS, LAS DUDAS Y LA REALIDAD SE HARA PRESENTE.
¡¡¡¡¡¡ALERTA DE SPOILER!!!!!!
EN SERIO, LEAN AMNESIA ANTES DE ESTA NOVELA YA QUE MAS ADELANTE LAS HISTORIAS SE ENLAZAN Y NO QUIERO QUE QUEDEN CON CARA DE ¿WHAT? 😲
LOS AMO MIS QUERIDOS NOCTAMBULOS Y LES PIDO QUE RECOMIENDE, COMPARTAN Y VOTEN. ASI COMO SUS COMENTARIOS ME INTERESAN.
BESOS Y DULCES SUEÑO 😈