La Casa GAY

By La_dona_que_escribe

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"La casa GAY, un lugar para todo aquel hombre homosexual que fue rechazado por su familia, tirado a la calle... More

Sinopsis
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Especial Rubelangel
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Especial Wigetta
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidós
Capitulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiséis
Capítulo Veintisiete
Capítulo Veintiocho
Capítulo Veintinueve
Capítulo Treinta - Final

Epílogo

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By La_dona_que_escribe

--Llegamos. --pronunció con emoción la chica rubia, observando con asombro la edificación frente a ella. Habían viajado desde tan lejos y con suma dificultad, que al estar ahí de pie les parecía un sueño a las dos mujeres.

Se escuchó un ligero sollozo, y la rubia se giró para ver a su amiga. Sonrió con ternura al verle llorar, y soltó sus cosas para abrazarle, reconfortándola 》Ya estamos aquí, estaremos bien Elvisa. --la mujer transgénero asintió, limpiando sus lágrimas de felicidad antes de soltarse de su mejor amiga.

--Pensé que jamás llegaríamos. --jadeó, negando con su cabeza antes de aferrarse a las correas de su mochila.

Su mano derecha buscó la de su mejor amiga, una mujer lesbiana, y le sonrió antes de mirar al frente --Vamos Elvisa. --las dos caminaron con una sonrisa, abriendo la pequeña reja para luego llegar a la puerta principal de la casa, una completamente puerta negra con tres diminutos corazones rosados sobre ella. La peli roja fue quien tocó la puerta con su puño al llegar a ella, sonriendo mientras aguardaba.

No pasó mucho cuando fue abierta por un alguien de larga cabellera negra con las puntas grises, con un short cubriendo sus piernas y una gran sudadera con algunos personajes de Pokémon sobre ella. Sus ojos verdes miel observaron a las mujeres, y poco después sonrió con amabilidad --¿En qué podemos ayudarles?

--Ve-venimos de lejos pa-pa-para --Elvisa estaba nerviosa, y luego de tartamudear agachó su rostro avergonzada, y su amiga le animó a continuar con una suave caricia con el pulgar en su mano--, buscamos refugio, y escuchamos que aquí podían dárnoslo.

--¡Claro! Pasen, bienvenidas a La Casa Gay, a La Casa LGBTTTIQA si prefieren. --les dejó pasar, y las chicas rieron emocionadas, entrando al lugar, sintiéndose muchísimo mejor. Prueba de aquello, eran sus grandes sonrisas.

Me presento --les dijo cerrando la puerta, para luego colocarse frente a ellas sin borrar su sonrisa--, soy Rubén, ganador del certamen de belleza de este año en el Pride.

--¡Vi el video! --gritó Elvisa, emocionada-- Fu-fue genial, muchas felicidades, te veías preciosa ¡Precioso!

Rubén rió, llevando sus manos a las puntas de su peluca para jugar un poco con ellas --Gracias, ya me verás el siguiente año, será mi segunda victoria. --las dos mujeres rieron, y siguieron al hombre que entró en lo que parecía ser una sala.

Un pequeño tour primero antes de pasar a la oficina, ¿Cómo se llaman? --preguntó, y Elvisa miró a su amiga esperando que ella respondiese por ambas.

--Nos dicen Melo y Elvisa, bueno, nosotras nos decimos así. --Rubén asintió escuchando, y luego estiró sus brazos, señalando a su alrededor.

--Esta es la sala, contamos con una televisión Smart, y una pequeña librería --apuntó al estante--, también tenemos videojuegos.

--Wow, eso es genial. --sonrió Melo, queriendo acercarse para ver los títulos, pero su mano entrelazada con la de su amiga le impidió ir.

--Pueden estar aquí cuanto deseen, ahora está vacía porque hay pocas personas en casa, pero normalmente los fines de semana hacemos competencias o cosas así --habló. Ella asintieron, y luego de observar con mayor atención, no pasaron por alto ese cuadro en la pared de un hombre joven. Rubén carraspeó, acercándose para pararse al lado del cuadro--. Él es Diego Martínez, fundador de La Casa Gay --explicó--, él junto a su mejor amigo, Samuel de Luque crearon este lugar como un refugio para quienes no tenemos la suerte de ser aceptados en casa. 

--¿Murió? --susurró Elvisa asombrada, notando que la fotografía incluía fecha de nacimiento y de defunción. Le dio bastante pena, se veía muy joven en la foto. Melo le dio un codazo por su pregunta.

--Sí, hace bastante de hecho, pero su socio y co-fundador, Samuel, es quien se encarga de la casa ahora. Y tiene ayudantes, digamos que somos sus elfos --la broma logró hacer que las chicas rieran, y Rubén, sonriendo, apuntó a la puerta--, por favor, síganme a la cocina, ¿Ya comieron? 

Mientras ellas negaban, apenadas, entraron encontrándose con un hombre peli negro junto a otro más alto que él. Los dos se veían entretenidos haciendo de comer, por lo que luego de un carraspeo por parte de Rubén, los dos voltearon.

--Oh, bienvenidas. --sonrió el de abundante barba, saludándoles desde su lugar.

--Alejandro, un placer --saludó el de baja estatura--, ¿Se quedarán con nosotros o solo son amigas de Rubén?

--Se quedaran, y serán mis amigas. --respondió Rubén por ellas, negando levemente al escuchar hablar a Alex.

El peli negro asintió y señaló a la mesa --La comida estará lista pronto, mi novio está por terminarla. --apuntó al otro hombre, quien sonrió en grande al notar las miradas de las mujeres.

Rápido dio su nombre para presentarse --Abraham.

--Sí, ajá, iré a registrarlas, en seguida volvemos. --Rubén dijo antes de marcharse con ellas siguiéndoles. 

Alex rió regresando a ayudar a su pareja, provocando que el barbudo le mirase sonriendo mientras continuaba cocinando --Lo mejor será terminar pronto, alimentaremos a unas personas más.- le dijo el menor.

--Alcanzará, y si no es así, siempre podemos ofrecer un delicioso postre. --Alejandro asintió a las palabras de su pareja, besando su mejilla con cariño antes de ir a la mesa a poner dos platos nuevos.

Observó los siete platos en la mesa y una triste sonrisa llegó a su rostro, desearía poner más. Se recargó en una silla, y Abraham giró un poco su cabeza para verle, notando que su estado de ánimo había bajado >> ¿Alex?

--Son siete platos --susurró, girándose para ver a su novio--, como antes.

Casi pudo verles sentados, Rubén al lado de Miguel riendo, con él a su derecha, frente a Frank, Luzu y Guillermo, con Samuel escuchando a todos. 

El barbudo sonrió ligeramente, y seguro de que no ocurriría nada si dejaba la comida sin supervisión un momento, fue hacia su pareja para abrazarle de frente, reconfortándole --Están bien, todos.

Asintió --Lo sé, lo sé, es solo que, ahora que Rubén y yo nos hacemos cargo de la casa, se siente todo tan raro. Hacen falta los demás.

Una mano fue a su nuca, acariciándole con suavidad --Samuel y Guillermo volverán pronto, y ustedes podrán descansar después de tanto esfuerzo.

--En cuanto lleguen --empezó a decir Alejandro, apartándose de su pareja para ir a revisar él la comida, tomando la espátula para mover un poco el guisado, evitando que se cociese de más--, tú y yo nos iremos ahora de vacaciones, ¿A dónde quisieras ir?

Abraham le abrazó por detrás, riendo mientras pensaba --Podemos ir a un festival musical.

--Ah, odio esos eventos ruidosos --se quejó el peli negro, escuchando la risa de su pareja--, pero bueno, está bien. Tú solo dime dónde será.

Un cariñoso beso fue dejado sobre la piel de su cuello, lo que le hizo reír. La barba de su pareja picaba >> ¡Abraham! --se carcajeó al sentir más besos y que el agarre en su cintura tomó fuerza.

En la oficina de Samuel, Rubén estaba sentado terminando de escribir los datos que les dieron las chicas frente a él --Acabamos con esto, vengan, les mostraré su habitación --se levantó de la silla, dejando los papeles sobre el escritorio. Señaló a la puerta y ambas asintieron, saliendo antes que él. Juntos subieron las escaleras--. De momento tenemos a alguien más aparte de ustedes, se fueron hace dos meses unos chicos. Les ayudamos a encontrar trabajo, y ahora son independientes --explicó, volteando a verles con una sonrisa--, pueden quedarse el tiempo que deseen, solo recuerden darnos una donación para mantener la casa.

--¿Tendremos que conseguir trabajo? -preguntó Elvisa, preocupada por esa parte. Rubén lo notó, y se detuvo justo cuando llegaron al tercer piso.

--Tal vez, todo depende de qué crea conveniente Samuel. Lo preferible es que sí pero si ve que lo mejor es que no sea así, no debes porque hacerlo.

--¿Dónde está ese tal Samuel? --preguntó Melo, siguiendo al chico hasta la segunda puerta. 

--De viaje con su novio, le convenció de salir --rió antes de susurrar como si fuera un gran secreto--, fue un milagro que pasara, ese hombre no quiera dejar la casa por nada.

Ellas rieron por cómo se los dijo, y luego de que abriese la puerta entraron. Era sencilla, con dos camas, y en seguida colocaron sus pertenencias sobre ellas. Rubén las observó con una sonrisa, recargándose en el marco y observando la habitación que hace un año tuvo en ella a sus amigos. Un suspiro salió de sus labios.

--No entren a las otras habitaciones, mucho menos a la mía --dijo con una sonrisa, pero se escuchó serio--, respetamos mucho eso así que si quieren hablar con alguien toquen primero la puerta.

--¡Rubén! --se giró ante el llamado de la joven voz. Él le sonrió al chico que subió las escaleras, y luego de pedirle que se acercara, paso un brazo por los hombros del menor. 

Era un adolescente, uno robusto con grandes mejillas. Vio a las chicas y les sonrió moviendo su mano --Chicas, él es Joel, ellas son Melo y Elvisa. Duerme en el segundo piso, al lado de mi habitación. --tenían más cuartos disponibles ahora. Miguel y él dormían juntos y Alejandro finalmente se había ido a vivir con su pareja, a pesar de que solía pasarse todo el día en la Casa Gay.

--¡Hola! --exclamó y ellas regresaron el saludo con un poco de timidez. El chico miró al mayor-- Ya vamos a comer.

--Bien, ¿Ya llegó  Miguel? --negó a su pregunta y le respondió.

--Me dijo que tenía una sorpresa.

Rubén bufó, asintiendo, y luego se dirigió de vuelta a las chicas --Bajen en cuanto puedan, bienvenidas.

--Gracias. --dijeron al mismo tiempo.

Rubén bajó junto al muchacho que fue corriendo a la cocina, atraído por el excelente olor que desprendía la comida. Se sentó ansioso, y los mayores rieron. Había llegado meses atrás luego de huir de casa, nunca fue expulsado de ella pero les aseguró que no quería volver por los homofóbicos comentarios de sus padres. Temía salir del clóset, así que mejor huyó de con sus padres. Samuel intentaba animarle a volver un día, preocupado principalmente en que la policía estuviese buscándole, pero Joel insistía en quedarse. Al menos ya había dejado una carta en el buzón de su antiguo hogar, dejándoles en claro que estaba bien.

--¿Saben de la sorpresa de Miguel? --cuestionó Rubén apoyándose en una silla mientras veía a sus amigos servir la comida en platos. Le entregaron uno, y el de peluca fue dejándolos en la mesa. 

--No --contestó con sinceridad Alejandro, llevando otros platos y tirando de la oreja de Joel cuando este empezó a comer--, espera a que estemos sentados. --le regañó. Le trataban como un hermano menor. Se quejó el adolescente, ya acostumbrado a eso y susurrando una grosería antes de recibir un leve golpe de parte de Rubén.

El oji verde miel le miró divertido, colocando el resto de platos con comida en la mesa. Poco pasó para que aparecieran las recién llegadas, y pasaran a tomar asiento. Con todos ya en sus lugares, solo había un lugar con un plato frente a él sin una persona ocupándolo. 

--Empiecen a comer, le llamaré. --señaló Rubén antes de sacar el celular, pero no tuvo tiempo a marcar cuando se escuchó que abrían la puerta.

Varios pares de ojos se fijaron en la puerta de la cocina, esperando a Miguel llegar con una caja de regalo para su novio. Pero en vez de eso, oyeron --¡Espero que allá un plato para mí! --Rubén gritó mientras Alejandro casi se caía de la silla y Abraham se atragantó. El resto, estaba confundido por esa desconocida voz.

Un hombre de gran sonrisa apareció, castaño y extendiendo sus brazos para recibir abrazos --¡FRANK HIJO DE PUTA! --gritó Alejandro parándose para correr y arrollar a su amigo junto a Rubén, casi asfixiando al castaño. Las carcajadas no tardaron en sonar, bastante ruidosas e incluso pegadizas. 

--¿¡Por qué no llamaste?! --Rubén interrogo casi ofendido.

--¿Conocen la palabra sorpresa, pringaos? --respondió con otra pregunta sacando más carcajadas e insultos por parte del de baja estatura. Otro abrazó fue dado, y por detrás apareció Miguel riendo junto a otro hombre.

--Sí, sí, saluden al parguela de Frank pero no al fantástico de Luzu que volvió de la muerte. --dijo el hombre castaño y alto, provocando más gritos de emoción y abrazos por parte de Rubén y Guillermo. 

Se notaba que recién llegaban, ambos tenían mochilas en sus espaldas, y en la entrada seguían sus maletas. Miguel rió escuchando las bienvenidas y caminó hasta sentarse en el que era su lugar, sorprendiéndose por los nuevos rostros --Oh, hola, bienvenidas, supongo --rió nervioso--, uhm, soy Miguel.

--Melo. --levantó su mano. Elvisa estaba comiendo, por lo que tardó en pronunciar su nombre, e igual casi se no le entendió por la comida, pero Miguel asintió fingiendo haberle comprendido.

--Oh, creo que voy a llorar, tanto tiempo sin saber de ustedes hijos de puta. --pronunció Rubén todavía emocionado, sonriendo al ver a Frank rodear contento la cadera de Luzu.

--No ha sido tanto, no exageres. --respondió Luzu, encogiéndose de hombros antes de reír. Vamos, que para él casi un año no fue no mucho tiempo. 

--Malditos gilipollas --susurró Alejandro--, pensé que no los vería nunca.

Los dos rieron con diversión. Aquel día, los disparos fueron dados por un grupo enemigo del hermano de Borja, quienes sin duda le usaron como venganza a un mal negocio. Después del horrible ataque contra Luzu, pasó un duro momento en el hospital en el filo de la muerte, pero contra todo pronóstico comenzó a presentar mejores. Conforme pasaron los meses, las probabilidades de recuperarse eran cada vez mayores. Apenas fue dado de alta, por el miedo de que algo así se repitiese, Frank se lo llevó sin decirle a nadie de a qué lugar huirían. Sin duda, fueron unos largos meses manteniéndose sin comunicarse, pero fue un acuerdo mutuo el regresar para visitar por unos días a sus amigos.

--Quería que le vieran vivito y coleando, y más insoportable que nunca. --dijo Frank, posando su mano libre en el rostro de Luzu para apretarle las mejillas, parando los labios con esa acción, y para sorpresa de todos (aunque no tanta) le besó en los labios cortamente.

--Así que mientras estaban sabe donde finalmente decidieron estar juntos. --supuso Alex, pues mientras Luzu se recuperaba en el hospital jamás formalizaron algo, pero era común encontrarles dándose besos "para darse fuerza".

Frank asintió orgulloso enseguida, mientras Luzu rodaba los ojos y suspiraba --Claro, le fue imposible caer por mí. --respondió el mayor, sacando risas de parte de Frank.

--¡Bienvenidos! --exclamó Abraham llegando para abrazarles-- ¿Tienen hambre? Les sirvo yo.

--¡Mucha! --Frank fue a seguirle para ayudarle mientras gritaba, y Luzu  fue a sentarse, notando entonces a las dos chicas y al muchacho.

Frunció el ceño --¿Y dónde están Samuel y Guille? --preguntó al percatarse de su ausencia.

--Viaje romántico, idea de Guillermo --respondió Alejandro tomando lugar en la mesa--. Le costó convencerle, pero se marcharon, regresan en unos días.

Luzu silbó asombrado, y su novio se sentó a su lado con un humeante plato en sus manos. Se iba a quejar por no haber traído el suyo cuando Abraham lo colocó frente a él. Sonrió, listo para comer no sin antes agradecer al barbudo.

Rubén carraspeó, llamando su atención --Déjenme presentarles a los actuales residentes de la Casa Gay --fue posando su mano sobre la cabeza de quienes mencionaba--, Melo, Elvisa, y Joel.

--Mucho gusto, les aseguro que no ay un lugar más genial y cómodo en toooda España. Aquí cuidarán de ustedes, y harán grandes amistades. --les dijo con sinceridad Frank, logrando implantar sonrisas en los tres desconocidos para él.

--Claro, y como despedida, se llevan cinco disparos en el pecho. --contó Luzu, ganándose un codazo por parte de su novio y Abraham casi se ahoga. Le terminó saliendo el agua por la nariz, causando carcajadas en Miguel y Alex, el último por la cara que pusieron los menores.

--No has cambiado nada --Rubén dijo mirándole con una ceja alzada. Suspiró--, ¿Qué harán? ¿Se van a quedar aquí? ¿Van a un hotel? ¿Volverán a irse de la nada?

--Un hotel, nos quedaremos una semana, ¿Verdad? --Frank se dirigió a Luzu, quien asintió sin dejar de comer-- Luego de eso nos vamos.

--Y no nos vuelven a ver hasta Navidad. --agregó Luzu, ganándose otro codazo mientras él reía. Le divertía tanto hacer enojar a su novio con sus tontos comentarios.

Entre risas, la comida continuó, rememorando de cierta manera aquellas tardes de hace meses. Luzu pensó en aquel entonces que se marcharía para jamás volver, solo, pero al final de todo se fue con ese chico de gran sonrisa, con quien estaba aprendiendo a vivir muy lejos de allí. 

Después del ataque poco supo de su hermano, tal vez se fue a rendir cuentas con el grupo que le disparó. Lo único que sabía era que no habían vuelto a molestarle, y con eso estaba feliz, junto a Frank se sentía mejor, completo, de una manera en la que jamás llegó a sentirse antes. 

Le costó un poco decir en voz alta la palabra "novio", se sentía extraño para él, pero que el castaño se burlase de él por eso le animaba a dejar de verlo como algo incómodo, algo malo, que por supuesto no lo era. Quería  a Frank, estaba enamorado de él, y había aceptado sentirse orgulloso de eso.

Aunque claro, aun estaban esas bromas entre ellos donde Luzu aseguraba por culpa del beso que le dio Frank era que le terminó queriendo, como si le hubiese "contagiado" lo gay. Cada que decía eso su novio asentía entre risas y se le acercaba para morder sin mucha fuerza sus hombros afirmando que de esa manera le mantendría a su lado. Era parte de sus juegos, algo que les gustaba hacer antes de darse besos.

Luzu caminó por el lugar cuando acabó de comer, yendo a la sala. No había vuelto desde el día del ataque y se sorprendía al ver que las cosas estaban como antes, a excepción del cuadro de Diego en la sala. Lo observó con atención, trayendo a su mente más recuerdos de su estadía en la casa.

Rubén explicándole que no podía entrar a su habitación ni a su baño.

Miguel jugando en la sala a los videojuegos gritando al enojarse.

Alejandro hablando con Abraham mientras se burlaba de las malas habilidades de sus amigos en los juegos.

Guillermo golpeando imbéciles que le creían inferior, débil.

Samuel gritando cuando algo en la casa estaba muy sucio o desordenado.

Frank siguiéndole a todas partes. Frank siendo el primero y único en el que confió.

El castaño le abrazó por detrás, viendo la foto al igual que él. Sintió las manos de su pareja acariciar el pecho, donde siempre estarían las cicatrices, representando un vivo recuerdo de que logró sobrevivir. No sonrió hasta sentir un beso en su hombro --Me alegra que Samuel haya puesto una foto suya. --susurró Frank.

Luzu asintió --Es una forma de honrarlo, está bien, creo --sus manos acariciaron las del menor--, ¿Recuerdas cuando Guillermo te mandó a volar aquí? --preguntó, volteándose para ver al otro extremo de la sala-- Estábamos ahí, con Lana, fuiste con Guillermo para provocarle celos a Samuel, y te pateó.

Escuchó la fuerte carcajada de su novio, asintiendo para asegurar que podía recordar eso >> Caíste justo ahí, creí que estarías muerto.

Frank volvió a reír --Necesitaras más que una patada de Guillermo para zafarte de mí. --respondió con orgullo, soltándole para colocarse frente suyo. Luzu le miró con una ceja alzada.

--Yo te gano Franker, necesitaras más que unos disparos para salvarte de Borja Luzuriaga. --él, al contrario del menor, se tomaba con gracia el ataque, mientras que Frank le parecía un tema con el que no se podía bromear.

Se puso serio, listo para reclamar, pero Luzu entonces le tomó de la nuca para atraerlo a él y besarle. Cada vez descubría que le gustaban más los besos de Frank, sus labios, sus risas, cada día se enamoraba un poco más del hombre de gran sonrisa. Algo que jamás creyó posible. Gozando de tomar desprevenido a su pareja, le rodeó la cadera acercándole a él, y Frank cedió abrazándole de regreso, respondiendo al beso sin dudar.

El menor usó una de sus manos para acariciar el pecho de su pareja, en el área que fue disparada, logrando sacarle una sonrisa al otro. Rieron un poco antes de separarse, y Frank besó con cariño su mentón. Se apartó sin soltar su brazo, dando un tirón para que le siguiera --Ven, pronto nos iremos al hotel, así que hay que estar con ellos.

--Igual vamos a volver mañana, y el día siguiente, y el día siguiente a ese, y el día siguiente, así hasta que nos vayamos.--recordó Luzu caminando al lado de Frank, quien solo rió llevándole a donde estaba en resto, de momento, estaban preparándose para salir. Rubén aprovechaba que no estaba Samuel para hacer que todos salieran al parque o a cualquier lugar en el que pudiesen disfrutar de la luz del sol.

--Estamos cambiando un poco las cosas a cómo las hacíamos antes --Alejandro le iba hablando a Luzu y Frank--, salimos juntos, estamos recibiendo más gente y Rubén y Samuel están hablando de ampliar la casa, o comprar otra y que Rubén se haga cargo de ella --los tres miraron al de peluca, quien no dejaba de hablar con Melo y Elvisa, haciéndolas sentir más integradas y relajadas--. Todo esta bien.

Frank sonrió, tranquilo --Me alegra, nosotros --miró a Luzu antes de continuar--, también estamos bien. Vivimos juntos, vamos al cine a veces aunque nos gusta más estar en casa, ambos cocinamos, pero creo que a Luzu le va mejor en eso que a mí --Alejandro rió al ver como la pareja se miraba, ambos sonriendo con diversión--. Ah, este parguelita no puede lavar ropa, me encogió mis camisas la otra vez.

--Tampoco tu eres mejor que yo, mamón.

--¡Pero tío! --Frank rió empujando al mayor, intentando alejarlo de él pero Luzu le rodeó de la cadera sin de reír por la reacción de su pareja.

--Quién lo hubiese dicho --susurró Alejandro negando con su cabeza--, Frank y Luzu, juntos. 

--Así debía de ser. --afirmó Frank sin dejar de sonreír.

Luzu soltó una carcajada soltando a su pareja para tomarle de la mano, continuando caminando junto a esas personas tan importantes para él, esas personas que le enseñaron la hermosa y colorida diversidad de la vida. Que le mostraron a ser tolerante, a no negarse a las maravillas que la vida podía ofrecerle. Que le llevaron a su felicidad, una que no obtuvo por encontrar al compañero perfecto, sino aquella en la que se aceptó a sí mismo.






_______


¡Después de más de un año acabé este fic! 

Ah, deos. No sé si alguien entre los que llegó aquí haya estado desde el principio, si es así, woh, daaaaaamn, gracias por esa paciencia de oro. Y si no, también, que todos los lectores tuvieron que esperar demasiado a actualizara y terminara este fic, sí, oficialmente está acabado. 

Gracias por leerlo, gracias por quedarse. Y mis más sinceras disculpas, como podrán ver, ya no le pongo tanta dedicación a los fics de esta cuenta y me apena, en serio, sé que aun hay personas esperando por esto y por "Oh Honey!" y yo no hago más que tardarme cada vez más. Les debo una gran disculpa.

Estoy contenta de poder traerles este epílogo, espero y les haya gustado <3

Gracias por leer <3 <3

Adiós 


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