𝙿𝚘𝚒𝚗𝚝𝚕𝚎𝚜𝚜 | Libro #1...

By __NiallsPlacebo

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Louis Tomlinson puede ser todo menos amable. No es amigable, simpático, afable ni ningún adjetivo positivo qu... More

BIENVENUE À L'ACADÉMIE
Nota de la Autora
| TEASER TRAILER |
POINTLESS - LOS PERSONAJES
PROLOGUE
PREMIER
DEUXIÈME
TROISIÈME
QUATRIÈME
NOTA!
CINQUIÈME
SIXIÈME
SEPTIÈME
NOTOTA
HUITIÈME
NEUVIÈME
DIXIÈME
ONZIÈME
DOUZIÈME
TREIZIÈME
QUATORZIÈME
QUINZIÈME
SEIZIÈME
DIX-SEPTIÈME
happy bday to your shitty author
DIX-NEUVIÈME
VINGTIÈME
❄️ HIVER SOUVENIRS [memorias de invierno]❄️
VINGTIEME PREMIÈRE
VINGTIÈME DEUXIÈME
VINGTIÈME TROISIÈME
VINGT-QUATRIÈME
VINGTIEME CINQUIEME
VINGTIÈME SIX
VINGTIÈME SEPT
VINGTIÈME HUIT

DIX-HUITIÈME

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By __NiallsPlacebo



REAL QUICK:

Necesitarán la canción en multimedia

el video que les dejó acá abajo 

Lip Gloss – Lil Mama

Now or Never – High School Musical 3

(en ese orden)




Era temprano en la mañana cuando Elizabeth se abrió paso en los corredores de las aulas. Había miradas que la seguían, que se prendían a su figura esbelta mientras esta caminaba, completamente ignorante a la atención que poseía.

La pelinegra deslizaba los dedos sobre la pantalla de su celular, tratando por todos los cielos de encontrar una canción que le agradara antes de alcanzar el salón de arte. Se sentía ansiosa por alguna razón desconocida para ella. Tenía un tremor en los dedos y una agitación en el pecho que podría haber inculpado en el café que había desayunado. Pero lo había tomado descafeinado.

Por lo tanto, el estallido de energía inseguro debía provenir de otro lugar. Alzó los ojos, de pronto molesta con sus dedos temblorosos, que parecían engarrotarse con cada movimiento que les pedía hacer sobre su playlist de música.

Entonces, lo notó. Su cuerpo había estado sintiéndose ansioso debido a los muchos pares de ojos que se posaban en ella. Era raro.

Es decir, si, sabía que poseía una reputación parecida a la de Louis.

No era mucha sorpresa, sabía que, viéndose de la forma en la que lo hacía, y proviniendo de la clase de familia que tenía, de alguna forma tendría una especie de puesto invisible en la escuela que la diferenciaría del resto.

Pero, no se lo tenía creído. Su vida era demasiado mierda como para sentirse superior por ello.

Sin dejar de caminar, dejó viajar su vista hasta su propio cuerpo, examinando sus jeans negros y su pesado suéter Armani extra-large de lana rosa fucsia. ¿La veían por la ropa? Tal vez parecía aun más pálida de lo que ya era debido al exorbitante color.

Las palabras que su madre le había dicho hace unos días rebotaron dentro de su cabeza como una burla.

''Estás más gorda que nunca. Mírate las mejillas, flácidas y redondeadas como un lechón.''

''¿Cuándo dejarás de pensar en boberías?''

''¿No te has cansado ya de correr por ahí en tus vestiditos? Termínalo ya, ocupa tu tiempo en algo de provecho.''

Su estómago dio una vuelta dolorosa dentro de su abdomen, devolviéndola a la realidad. No se había percatado de que una canción ya salía de sus auriculares y de que había alcanzado el segundo piso del edificio, donde se encontraba la sala de pintura.

El pasillo principal de aquel piso estaba tapizado de panfletos blancos, con impresión roja sobre estos.

Oh, había varios de esos en el pasillo de abajo también. La gente la tenía en la mano mientras escudriñaba su marcha. Justo igual que la gente en este pasillo.

Ok, ahora si se sentía nerviosa, observada. ¿Qué estaba pasando? ¿De qué no estaba enterada?

Se retiró los audífonos sin detener su caminata y sin apartar los ojos de la gente que se cruzaba en su camino, viéndole, sonriéndole o ambos. Apenas estuvo libre de música, los murmullos y las risas se registraron en su cerebro, haciéndola perder un poco el control.

Apresuró sus pasos, alcanzando la puerta de la sala de arte.

Esta estaba sellada con los mismos panfletos esparcidos por el piso. Para abrirla, Elizabeth debía arrancarlos.

Para cuando sus ojos se ajustaron a la tinta roja de la impresión sobre estos, sus mejillas ya estaban sonrojadas. Y a medida que leía, sus ojos se llenaban de lágrimas.

Ahí, a vista de todo el mundo, estaban fotos de su padre. Y la razón detrás de la llamada que había recibido por parte de su madre.

Su padre, Bernard Bishop, era un hombre de negocios muy importante, con un cargo todavía más importante en una gran empresa del Reino Unido. Y ahora, su nombre era reconocido y recordado por cualquiera que leyese la prensa internacional, debido a un fraude de 2 billones de euros, del cual era el autor intelectual.

Había sido una noticia muy sonada, en los dos días que tenía en el ojo público.

Su madre había llamado para reprenderle por preocuparse tan poco por los asuntos familiares, por vivir tan ensimismada cómo para estar con su familia en aquel momento de debilidad, y por ''no ser ni siquiera agradable a la vista. Dios Elizabeth, con la cantidad de paparazzis que van a seguirte ahora, y tú con esos rollos en todo el cuerpo y la celulitis en tus piernas. No podremos depender tampoco de nuestra apariencia.''

Era estúpido. Toda la situación era estúpida, vacía y superficial.

Pero Elizabeth estaba acostumbrada a ello.

Siempre se había tratado de la cintura pequeña, la piel perfecta y la cara bonita. La ropa cara. El porte, los modales. La apariencia frívola de la familia perfecta y la imagen visualmente placentera.

Que su verdad estuviese expuesta ante toda la gente, al alcance de las ávidas garras de sus compañeros de clase, eso. No estaba acostumbrada a eso. Era una situación para la cual no había sido preparada.

Un par de lágrimas lograron deslizarse fuera de sus ojos mientras sus pálidas y flacuchas manos se abrían paso entre el bonche de panfletos pegados contra el marco de la puerta. Sus dedos destrozaron frenéticamente el papel debajo de ellos hasta que la puerta cedió, entonces estos se aferraron a la manija de esta como si su vida dependiera de ello.

Elizabeth estampó la puerta detrás de sí, censurando las risas y los murmullos que hacían eco fuera en el pasillo.

Su espalda se deslizó contra la superficie de madera barnizada hasta que su trasero chocó con el suelo. Pequeñas perlas saladas resbalaban por su cutis liso mientras los sollozos llenaban la estancia. El aire impregnado a acuarelas y óleos que alguna vez se sintió como su único lugar seguro, ahora parecía pesado.

Sentía como si cada escultura y retrato en la estancia le juzgara en silencio. Como si no tuviese nada que hacer allí, lloriqueando tumbada en el suelo como una cría.

Cómo odiaba ser tan débil.

✧・゚: *✧・゚*    *・゚✧* :・゚✧

—No voy a repetírtelo dos veces, chico. Tómate el jodido medicamento.

—Odio las inyecciones, Louis. Por favor no me hagas tomármelo.

—Jodí mi orgullo rogándole a mi tío por ti, ¿y piensas echar todo mi trabajo a la basura?

—Algo asi.

—Sobre mi frio y tieso cadáver, mequetrefe.

Louis y Harry peleaban en susurros, rodeados de libros en uno de los cubículos de la biblioteca.

Se suponía que estaban esperando a Stan y Elizabeth para estudiar los cuatro y después salir a comer todos juntos, pero el par de pelinegros ya tenía media hora de retraso.

Y como ya sabemos, Louis y Harry pelean como si les pagaran por ello.

—Si lo tomo, ¿de acuerdo? Es sólo que... odio todo lo que tenga que ver con punzocortantes.

Louis le rueda los ojos. —Es una aguja de mierda que no es ni la mitad de un picadientes. Eres un gran bebé cagón.

Luego de unos segundos de labios temblorosos y mente incapaz de pensar en una buena respuesta, Harry murmura un: —Tu eres un cagón a secas.

Louis suelta una risita, retomando la lectura de su libro de química. —Qué buena respuesta. Ingeniosísima.

El ojiazul se encuentra delante del pizarrón blanco adherido a una de las paredes, libro en una mano y un plumón en la otra. La superficie blanca delante de él se pinta parcialmente con la letra del joven. Fórmulas, dibujos y palabras clave en diferentes colores se explayan estratégicamente.

Louis había tomado el rol de tutor de estudios de sus amigos hace unos cuantos días. Por causas de la vida—Stan no había llegado a dormir y salió a buscarlo, con el corazón acelerado por la incertidumbre—se había topado a Harry y a su compañero de habitación en la biblioteca; el pelinegro al borde de un ataque de ira y al menor a dos segundos de llorar por no entender qué diablos era el balanceo de ecuaciones por tanteo.

Elizabeth se le había acercado el mismo día a preguntarle, tímidamente, como se hacían las reglas de tres.

Entonces, el ojiazul decidió intervenir. Tenía demasiado tiempo libre de todos modos.

Si, era una buena acción, una que estaba haciendo por voluntad propia, por cierto. Pero aún no caía en cuenta de ello. Eso vendría después, acompañado de otra cosa.

Por ahora, Louis se esforzaba por llenar el pizarrón con garabatos clave, intentando crear una especie de guía que cubriera todos los estilos de aprendizaje. No tenía tiempo de averiguar quien de ellos era kinestésico, visual o cualquiera de esas mierdas, asi que eso tendría que bastar.

Harry repasaba su propia guía de lengua, repitiendo el apunte en voz tan baja que parecía que la habitación estaba callada. Había un silencio parcial. Era cómodo. El olor a plumón de pizarrón blanco se mezclaba con el perfume suave de Harry y con la canela en el té de Louis.

—Entonces, ¿qué tal te ha ido buscando compañero de habitación? — dijo el ojiazul, mientras escribía.

Harry alzó la vista, viendo por un momento la figura del mayor, moviéndose a medida que escribía sin perder un segundo. Parecía intensamente concentrado en lo que hacía, y aun asi, lucia tan casual.

Sabia que llevaba varios segundos sin decir una palabra, pero sus ojos no dejaban de examinar cada parte del chico frente a él. Desde el incidente con su ex compañero de cuarto, algo había cambiado entre ambos muchachos.

Harry no estaba seguro de qué, y tampoco estaba muy seguro si sólo él podía notarlo (o si sólo él lo sentía). Pero, había algo. Algo que hacía que cada movimiento, cada gesto, expresión, paso y hasta pieza de ropa que perteneciera al ojiazul, tuviese una chispa de importancia que no estaba antes allí.

—¿Harry?

—Oh, ¡sí! He- he ido a hablar con la señora de recursos estudiantiles y me ha dado unos expedientes. Me he juntado a hablar con dos chicos, pero aún estoy decidiendo.

Harry se sonrojó fuertemente, avergonzado por haberse embobado tanto tiempo en cosas tan tontas como todo eso.

Louis le alzó una ceja y sonrió, medio confundido por la conducta del menor. Pero no le tomó mucha importancia.

—¿Qué tenían de malo los chicos con los que te juntaste?

—Uno apestaba a cigarrillo y otro simplemente no me dio buena espina. Aún me quedan tres prospectos.

—Hmm— tarareó Louis, volviéndose a ver a Harry, flequillo sobre los ojos y gafas de montura negra sobre su nariz, —No te pongas tan quisquilloso, mocoso. Tampoco es la gran cosa.

—Dices eso porque Stan hace lo que le mandas. Yo lo tengo distinto.

Louis asiente. —Bueno, eso es un buen punto.

Harry le sonríe como emocionado, colocando su barbilla entre las palmas de sus manos. —Además, tengo curiosidad. Hay un chico de la India, y otro de Corea del Sur. Ambos están de intercambio y volverán el día del examen. Entonces, si alguno me convence, seremos compañeros el próximo semestre.

—Bien, por fin harás amigos y nos dejarás en paz a mi y a los míos— Louis se desliza en la silla a la cabecera de la mesa, a unos cuantos centímetros de Harry. Hay una mirada superior en sus ojos.

El menor le toma de los hombros y lo envuelve en un apretado abrazo que sabe que sacará al mayor de sus cabales.

—Oh, yo nunca te dejaría en paz, Lou. Ahora somos inseparables.

Louis rueda los ojos y le pellizca el brazo. Específicamente, en el lugar donde sabe le colocan las inyecciones de hierro.

Harry salta, sacudiéndose de dolor. Louis se libera del agarre de acero del menor y ríe, satisfecho.

—¡Eres tan malo! — se queja Harry, como un niño pequeño. Pucheros y todo.

—Eso te enseñará— Louis se encoje de hombros. —Últimamente me tocas demasiado. No me gusta que invadan mi espacio.

Es el turno de Harry de rodar los ojos. —Ya deja el acto de amargado. Todos sabemos que en realidad eres súper suave.

—Eso es súper incorrecto— replica Louis en tono nasal y afectado que hace alusión a una chica. —O sea, súper no, Harry. Súper ubícate.

—¡Ya, deja de molestarme!

—Sus gritos se oyen desde afuera— dice Stan, abriendo la puerta de repente. Ambos chicos se quedan quietos ante la intrusión. —¿Ahora por qué están peleando?

—No lo sé. Si estuvieras aquí desde hace media hora, tal vez lo sabrías— replica Harry, simple.

Louis le da una mirada sorprendida que se transforma en una de orgullo. —¡Eso!

Stan sonríe y pone los ojos en blanco. —Deja de juntarte con él, te está arruinando.

Harry cuelga su brazo sobre el cuello del mayor y lo atrae hacia su cuerpo, quedando mejilla con mejilla. —Somos un dúo ahora, no sé a qué te refieres.

Louis le ve como si quisiera matarlo, pero Stan puede ver justo a través de su fachada. Esta nervioso, el contacto con el cuerpo de Harry lo pone nervioso. Y hay un ligerísimo rubor en sus mejillas bronceadas. Podría hasta parecer que está ansioso.

—Bien, bien, equipo Rocket. ¿Qué temas han cubierto hasta ahora? — Stan se rinde y se desliza en la silla frente a Louis, no sin antes darle una mirada que dicta ''sé que estás nervioso.''

El mayor se aleja de Harry rápidamente, ajustando el beanie sobre su cabeza.

—No mucho, sólo las primeras dos unidades.

Stan asiente. —Bien, repasaré Lógica mientras hacen eso. Realmente no necesito ayuda con Química.

Louis abre la boca para decirle que eso es perfecto, asi le ayuda a explicarle a Harry cuando Elizabeth abre la puerta de un tirón.

—Hey, perdedores— lanza una gran y pesada bolsa sobre la mesa, atinando de pura suerte al espacio libre de apuntes y libros. —Les he traído el almuerzo.

El ojiazul alza la vista hasta su cara, con una sonrisa radiante de gratitud. Pero esta expresión flaquea apenas nota los ojos rojos e hinchados de su amiga. La punta de su nariz se colorea de un leve tono de rosado. Ella ha tratado de ocultarlo inútilmente con sus gafas de diseñador de armazón extra grueso.

Hay de dos, o ha vomitado, o ha estado llorando.

Apenas la ve sentarse en la silla libre para hurgar ávidamente dentro de la bolsa, sabe que es la segunda. Elizabeth jamás comería después de haber vomitado.

Le da una mirada a Stan y observa su cabello seco, las ojeras grises y el ligero temblor en sus manos. Luego piensa en Harry y su nariz sangrante, sus manchas blancas y el hierro corriendo por sus venas.

Louis era el más completo ahí, ¿no es así?

Suspiró para si mismo.

''Supongo que es mi deber cuidar que estén tranquilos, hasta que todo vuelva a la normalidad.''

Lo que no sabía, es que aquello sólo era el comienzo.

✧・゚: *✧・゚:*    *:・゚✧*:・゚✧

—¿La pe con la e?

—Pe— dijo Harry

—¿La ele con la o?

El menor observó a Louis por unos segundos pensando, mientras este le veía irritado. —L-lo.

—¿La te con la a? — insistió Louis.

—Ta.

—¿Qué dice?

—T-tomate.

Aveda jajajajajaja tenia que hacerlo sorrynotsorry

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—Honestamente, estoy hasta la puta madre—Elizabeth lanzó sus apuntes de Lógica contra la pared. —¿Para qué mierda necesitamos aprender sobre lógica proposicional si vamos a cobrar por usar mallones?

Los chicos que la acompañaban dentro del cubículo se quejaron en acuerdo.

—Siento que la mitocondria tiene cuatro orbitales y se comprueba con binomio cuadrado perfecto— dijo Harry, tironeándose del cabello. —Toda la información esta revuelta.

—Dejen de quejarse, bola de piojos. Todavía que soy tan amable de explicarles— vociferó Louis, desde su posición en el suelo.

—Uy, el santo te dicen— dijo Elizabeth. —Ojete.

—El tuyo en un cornete— respondió rápidamente el otro.

—Y el tuyo al mío se somete—contribuyó Harry, cerrando su mochila.

—Me como los dos de rechupete — añadió Stan.

El resto de los chicos le abucheó, lanzándole las bolas de papel descartado que se apilaban sobre la mesa, en protesta.

—Cómo siempre cagándola— dijo Elizabeth, rodando los ojos. Stan le dio una mirada cargada de falso dolor y ella le sonrió con cariño. —Bromi, gordo.

Louis da una arcada en el aire mientras guarda sus pertenencias. —Giuk, ustedes dos han estado demasiado unidos últimamente. Se torna asqueroso.

—Sólo copiamos lo que vemos— Stan se encoge de hombros, abrazando a Elizabeth por los hombros. —Harry y tu están juntos todo el tiempo ahora.

—Ahora la apariencia inocente de Harry es más interesante que nuestro viejo, decrepito y decadente exterior— filosofa Elizabeth, recostándose sobre el pecho de Stan con expresión soñadora.

Louis cierra su mochila a la vez que le da una mirada incrédula. —Dios mío, Stan. Hemos estado juntos un solo día. Y cállate, Elizabeth. Tu decrepito exterior ha estado presente desde el día en que te conocí.

—Pero, ¿Cuántos más vendrán a futuro, Louis? ¿Qué hay del tiempo para Stan? — el pelinegro se lleva una mano al pecho, acongojado. Elizabeth rompe a reír ante el dramatismo.

—Si, Louis. ¿Qué hay de nosotros? Harry tiene muchas cosas a su favor, ¡no es justo!

Harry simplemente se sonroja y Louis arde de vergüenza ante eso. Genial, ahora le habían metido ideas al chico.

Y a su cerebro, que de repente vio dos veces a Harry, repentinamente interesado en encontrar lo que sus amigos estaban implicando.

—Todos ustedes son demasiado— termina Louis, rodando los ojos con todo el desprecio que su cuerpo es capaz de almacenar.

Hay un corito de risas detrás de él mientras camina fuera del cubículo. Ahora que habían almorzado juntos allí dentro y los temas por repasar se habían acabado, no quedaba nada más que regresar a sus habitaciones.

El cuarteto de estudiantes se abre paso en el campus, dirigiéndose hasta los complejos de apartamentos. Eso, hasta que sus celulares comienzan a vibrar con una notificación.

—Es Miss Greta— dice Elizabeth, clavando sus ojos azules en la pantalla de su iPhone. —Quiere que nos veamos en una hora en el salón de ensayos.

—A mí también me llegó— murmura Louis, leyendo sólo la vista previa de la notificación.

—Miss Ruichang también quiere que vaya— dice Harry, viendo la pantalla desgastada de su teléfono.

—Uy pues a mi no me llegó una mierda— dice Stan, indignado. —Ay mírennos, somos bailarines.

Harry ríe, empujándole. —A veces me pregunto que haces aquí si no quieres bailar.

—Los jugadores de fútbol y soccer necesitan estudiar ballet, ¿sí? Lee un libro— dice Stan, sacándole la lengua.

—Hablando de fútbol. Pásame el video de ayer— dice Elizabeth, con la emoción saliéndole de los poros. —Necesito atesorar eso.

Tanto Louis como Harry se sonrojaron. No sabían que había un video.

—Claro, ahora mismo te lo paso— Stan sacó su celular. —Realmente se lucieron, chicos. Nunca, en mis dieciocho años de vida espere ver algo parecido.

—Todo fue idea de Louis, yo sólo fui arrastrado contra mi voluntad— dijo Harry, tratando de disimular la pena que sentía.

Tres pares de ojos fueron puestos sobre la figura bronceada de Louis. Este les vio como si tuvieran la peste.

—¿Se les perdió algo?

—¿No tienes nada que decir en tu defensa?

Louis volvió el rostro al frente, continuando su camino hacia el salón de ensayos como si nada.

—Hice lo que hice y no me arrepiento.

El par de pelinegros se limitó a romper en carcajadas, mientras Harry dejaba vagar su mente.

Verán, ayer....

Louis estaba en una racha de buenas acciones. Y eso de alguna forma le desconcertaba tanto como lo alegraba. Al parecer, el mayor si tenía corazón.

Acá va la explicación: Stan había estado pasando por un mal momento respecto a su salud emocional (o algo asi, Louis fue muy vago con ello— sólo había dejado claro que Stan no tenía ánimos de nada), entonces, se había acercado a un par de chicas en su clase que pertenecían al equipo de animadoras y entre los tres idearon una rutina sencilla y especial.

Louis se había tomado la molestia de buscar a los amigos de Stan—el chico no sabía sus nombres, sólo conocía sus caras y las clases que compartían, por lo que recorrió el campus más de una vez— para formar un cuerpo de porristas que tuviese un significado especial para su amigo pelinegro.

Era algo que podría hacer trizas el orgullo de cualquiera. Louis estaba sorprendido de la respuesta tan positiva que había tenido. Al parecer, Stan era muy querido. Y eso era bueno. Le hacía sentirse menos culpable por ser amable con él.

La academia tenía casa llena. Era un partido importante. Aquel que decidía si el equipo de soccer clasificaba para las semifinales. El aire parecía pesado con expectativas y nervios, tanto de los chicos sobre el pasto recién cortado, como del público que abarrotaba las gradas a todo lo largo y ancho del campo.

La banda representativa de la escuela se acomodaba en la última fila de las gradas, tocando fuerte y claro una destartalada versión de Mr. Brightside por The Killers. El público coreaba y aplaudía al ritmo, esperando a que comenzara el medio tiempo.

Louis y Harry esperaban a la orilla de la cancha, junto con el resto del equipo de animadoras improvisado. La gente cercana a la zona lanzaba silbidos y uno que otro comentario que oscilaba de burlesco a alentador. Sea como fuere, Louis estaba logrando su objetivo: Obtener atención y reacción.

—Bueno, bola de mujerzuelas. ¿Alguien tiene una duda de la rutina? — preguntó Louis, volviéndose hacia donde los demás se paraban estirando y esas cosas. —Tenemos que lucirnos, ¡espíritu de equipo!

—Yo tengo una duda. ¿Quién te dijo que eras el capitán de mi equipo? — hablo la actual capitana de las animadoras. Louis realmente no recordaba su nombre, pero la sonrisa listilla que tenía sobre los labios le decía que no estaba del todo enojada por robarle el papel de líder.

—¿Alguna otra duda? Una importante, ya saben— replica Louis, rodando los ojos.

Harry se ríe con el resto del equipo.

Cuando Louis le había explicado la razón por la cual estaba a las nueve de la noche, en medio de un campo de futbol fuertemente iluminado, con el viento frio subiéndole la falda cada cierto tiempo, el menor no se lo podía creer.

Algo estaba cambiando, lentamente, al Louis Tomlinson que había jurado conocer por estos seis largos meses. Era reconfortante de ver. Sabía que todas las personas poseían un lado distinto al que mostraban a diario, pero, nunca se imaginó que el ojiazul fuese tan considerado.

O por lo menos, lo suficientemente encariñado con Stan como para hacer todo eso.

Realmente no tenía problema con vestirse de chica, maquillarse y bailar. Sabía que eso no significaba nada y que no le afectaba. Pero, ¿pararse enfrente de una cancha con más de quinientas personas rondando desde alumnos hasta completos extraños, y hacer todo eso?

Se necesitaba una confianza gigante. Y un motivo muy desinteresado.

Si alguien se hubiese acercado hace dos meses a decirle que Louis, su amigo amargado, ceñudo y antipático haría una revolución polémica en miniatura sólo para animar a su compañero de habitación, Harry se habría reído en su cara.

Sus ojos verdes se posaron en las chicas que aún ensayaban los pasos de la coreografía. Louis y él habían llegado una hora más temprano para repasar el baile con el resto de los involucrados. También para alistarse. Es decir, si, iban a vestirse de chicas, pero eso no significaba que saldrían cómo travestido sin experiencia. Debían verse impecables. Esto no era una bromita para el ridículo. Louis había dejado muy claro eso.

De repente, el silbato del arbitro resonó alrededor de la cancha, señalizando el comienzo del medio tiempo. Louis junto las manos en un aplauso y giró sobre sus talones, una mirada determinada se posó en sus ojos zafiro.

—Es hora, zorras. No quiero fallas.

Antes de que siguieran avanzando, Harry gritó. —¡Hey, esperen! — entonces, coloca una de sus manos hacia el frente.

Todos captan rápidamente y comienzan a apilar sus manos sobre la del pecoso. Louis observa todo con una ceja alzada, siendo el último en poner la mano. No sin antes poner los ojos en blanco.

¡Un, dos, tres! ¡Aquí, allá! ¡Bulldogs! — entonan todos, al unísono.

La banda escolar comienza a tocar uno de los clásicos y favoritos: Get Ready for This.

Los chicos desfilan en una perfecta línea, sosteniendo sus brillantes pompones que resplandecen a medida que las blancas luces del campo rebotan en ellos. Los uniformes rojos, negros y dorados parecen pegarse a la piel de todos el equipo. Un brillante moño con purpurina se alzaba sobre la cabeza de cada uno.

Pronto rompieron formación, dando comienzo a la primera parte de la coreografía.

Era algo simple. Y debido a que todos eran bailarines, no había muchos limites en cuanto a movimientos.

Al principio consistió en simples saltos en con las piernas abiertas en el aire, piruetas, saltos y el ocasional meneo a los pompones.

El público no tardó mucho tiempo en reaccionar, vitoreando y lanzando silbidos de aprobación.

—Díganme que ustedes también ven chicas sin tetas entre las porristas— habla el portero de la escuela.

Stan se asoma detrás de él mientras seca el sudor de su rostro con una toalla.

Puede ver a una figura en particular, pequeña y de piernas torneadas rematando en una falda demasiado levantada por el respingado trasero.

—Tienes que estar jodidamente bromeando....

—¿No es ese tu compañero de habitación? — observa uno. Pronto, todo el equipo esta fuera del espacio de descanso, observando más de cerca el espectáculo.

Stan no puede evitar reír a carcajadas.

Ahora puede distinguir a sus amigos, acompañados de Louis, Harry y algunas de las porristas usuales.

¿Qué diablos estaban tratando de hacer?

Entre tanto, la banda terminó con el numerito y el grupo remató con la pose clásica del cuerpo de porristas. El público en las gradas rompió en aplausos, incluso los que iban con el equipo rival.

La banda comenzó su retirada al mismo tiempo en que las bocinas emitían a máximo volumen Lip Gloss, de Lil Mama. El familiar tronar de la batería invadió el espacio y las porristas perdieron todo rastro de espíritu estudiantil.

Louis, Harry y otros dos chicos quedaron al frente de la formación, golpeando los pies contra el piso y aplaudiendo al ritmo de la canción. En cuanto las primeras palabras sonaron, dejaron caer el trasero hasta el suelo, como un vil grupo de strippers cuya renta expiraba al día siguiente.


Un grito entusiasmado fue escuchado en todas las gradas. El equipo de la casa aplaudía, gritaba y silbaba más emocionado que el resto.

Lo entretenido del espectáculo no eran los chicos en faldas. Era el hecho de que la coreografía y la música llamaban demasiado la atención, combinado con el hecho de que todos se movían en sincronía. Era un espectáculo para admirarse.

—¡Buuuulldogs! — gritó Louis con todo el aire que le permitieron los pulmones.

—Bulldogs, bulldogs— coreaba el resto del cuerpo de animadoras. Siguiendo los movimientos. Las caderas rebotaban y se meneaban al ritmo del hip-hop. No era ningún problema para nadie menear el trasero y dejarlo caer, los músculos de sus piernas podían con eso y más.

Harry y Louis llevaron el número al final, nunca dejando de sacudir el trasero mientras se inclinaban hacia delante y dejaban ver los pantaloncillos de purpurina dorada que todos usaban debajo de las faldas.

Una fiera sacudida de cabello después, la música dio pasó al último número de la noche.

Y esto fue demasiado obvio, puesto que Louis había trabajado extra duro en el baile de este.

Stan supo lo que le esperaba cuando la inconfundible voz de Troy Bolton salió de los altavoces.

Sixteen, Sixteen minutes left better get it done... Sixteen, sixteen more minutes, get ready, GAME ON!

El pelinegro era un fan ávido de High School Musical, desde que esta había debutado, y Louis lo sabía, solían ver juntos la trilogía una y otra vez. Por eso era el número más importante.

Esta era una rutina casi igual a la que el cast de la película hacía. Sólo que ahora tenían a seis machos y seis chicas que saltaban por los aires y podían estirarse como una liga.

El grupo daba saltos y volteretas impresionantes al ritmo de la melodía. Los pompones solo acentuaban los movimientos constantes de sus hombros, caderas y cabello. El público se volvía loco, siguiendo de memoria la letra de la icónica película.

This is the last time to get it right, this is the last chance to make it our night.

We gotta show what we're all about, work together!

Stan sentía que iba morir ahí mismo. Sus amigos sí que se habían lucido.

Louis y Harry hicieron playback con el solo de Troy y Gabriella, ganando risas y gritos de animo por parte del resto del equipo.

Varias chicas rebotaron y giraron en el aire con ayuda del equipo, presumiendo de las habilidades de las verdaderas porristas, durante la parte coreada en la pista. El lenguaje corporal de todos estaba en perfecta sincronía aún después de tres canciones seguidas. Ni un momento perdieron la sonrisa.

Se notaba la emoción y las ganas de bailar. La tribuna aplaudía al ritmo de la canción, cantando a voz en grito y meneándose al ritmo.

This is the last chance to make our mark, history will know who we are!
This is the last game so make it, count it's
Now or Never, yeah!

Al final, un simple movimiento de cabello bastó para cerrar el show.

Todo el mundo irrumpió en aplausos mientras el grupo jadeaba, agotado. El himno de la escuela comenzó a sonar, indicando que el medio tiempo había terminado. La botarga de la escuela entró en ese momento escoltando a las controversiales porristas hasta las bancas.

La afición animó más que nunca, de repente motivadas por el pequeño espectáculo dado por los muchachos. El ambiente de la corte de fútbol parecía más animado de lo que había estado en meses.

No hace falta aclarar quién ganó el partido.

—Harry— Louis tironeó del cuello de su suéter. —Ya llegamos.

El ojiverde volvió la vista a su alrededor, reconociendo el edificio de ballet.

Un viento frío había comenzado a golpear alrededor, obligando a los chicos a ceñirse la ropa.

—Esta cerrado— titiritó Elizabeth, alejándose de la puerta que no cedía. —Tendremos que esperar acá afuera hasta que llegue la profesora.

El grupo de amigos se sentó sobre los escalones de concreto frente a las puertas del edificio, todos juntos en busca de calor.

—En serio no supero esto— dijo Stan, viendo el video en su celular.

La pelinegra junto a él rio. —Yo tampoco. Lo mejor de todo el puto juego fue el número de High School Musical, ¡estaba temblando en mi asiento! Esa cosa te llena de espíritu de equipo, aunque no tengas equipo.

Louis y Harry rieron juntos.

—Gracias, viejo— habló Stan, abrazando a Louis. —Fue el mejor regalo de todos.

—Soy su fan— murmuró Elizabeth, abrazando a Harry contra su cuerpo. —Estoy segura de que los admitirían en Maison sin problemas.

¿En qué? — dijo Harry alzando las cejas.

—Ah, si— rio Stan, soltando a Louis, quien suspiró aliviado. —El cabaret ese en la novena avenida.

Louis recibió un codazo de Stan, como si supiera de lo que le estaba hablando. Pero el ojiazul no podía estar más perdido.

—Te diré que si para que te calles— dijo el mayor.

Stan rodó los ojos. —Es famosísimo, no mames. Literal tienen a un diseñador de pasarela que les hace los trajes. Los dueños son un matrimonio súper conocido.

—Pues ni tan conocido porque no tengo puta idea de quienes son.

—Oh, ¡ya! — replica Harry. —He leído en internet acerca de ellos. El mayor de los dos es un reconocido-

—Ah, allá viene Miss Greta— interrumpe Louis, levantándose del suelo.

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—¡¿Qué quiere qué queeeee?!

Miss Greta rio ante la expresión de su grupo de alumnos. —No quiero, se hará otra función para El Cascanueces. El público la ha pedido sin cesar.

—Tenemos una semana para ensayar— continuó. —Y la fecha cae el mismo día que su prueba de invierno, lo siento. Era eso u obligarlos a quedarse una semana de las vacaciones. Las fechas en el teatro no están precisamente flexibles.

Muchos murmullos y dudas resueltas después, Miss Greta se dirigió hacia cierto ojiazul.

—Louis. Necesito que respondas a tus tareas de asesor de grados inferiores y les ayudes a organizar el baile de navidad. Requieren máxima asistencia, están perdidos.

Un corito de risas se alzó alrededor y Louis permaneció con cara de póker.

—Ok.

Miss Greta asintió satisfecha, después, posó su mirada sobre Harry.

—Miss Ruichang no pudo venir, pero me ha pedido que te informe que tienes un papel nuevo. Eres el líder de las flores ahora. Tendrás ensayos extras, así que no te desveles y distribuye tus tiempos de estudio con sabiduría.

Luego de eso, la profesora los despidió. Mientras la multitud avanzaba, Louis permaneció en su lugar, con el ceño fruncido. Stan y los chicos se mantuvieron junto a él, esperándolo.

—¿Sucede algo, Louis?

—Si— Louis se cruzó de brazos y alzó la voz. —¿Por qué estamos haciendo doble puesta en escena? Ninguna vez, en los quince años que lleva esta institución, se ha hecho eso. ¿Qué es tan importante como para repetirlo?

La mayoría de los alumnos se detuvieron, esperando escuchar la respuesta de la maestra.

La expresión calma de Miss Greta fue tintada con un sentimiento difícil de descifrar. Pero Louis podría apostar que lucía preocupada.

—La Academia Vagánova quiso asistir a ver la puesta en escena. Los videos y publicidades del evento se volvieron virales y quieren verlo por cuenta propia.

Murmullos e inhalaciones de sorpresa se alzaron rápidamente, como un enjambre de abejas violento. Louis sintió el miedo emanando de los chicos a su alrededor.

Ese, era el ballet más importante de la industria. No había más. No podías ir más alto.

Por eso nunca asistían a eventos de reclutamiento. No necesitaban cazar prospectos, puesto que ellos llovían a sus pies. Entrar por tu linda cara era lo siguiente a imposible.

Y ahora, Louis y el resto de su clase debían probarse a si mismos delante de los ojos de toda la comitiva más estricta y dura de toda la industria.

Esto sólo podría hacerlos o romperlos.

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¿Captaron la referencia? *laughs like Rasputia*

5858 palabras para ustedes, oh god, i did that:0

Necesitaban visuales para este cap, por eso los gifs.

Siento que este cap quedo mierda, pero me vale tres kilos. Los amo jiji. Pareciera que este cap es relleno pero no, luego tendrá relevancia.

Ustedes que creen que este sucediendo entre Stan y Eli?

Sugerencias para el compañero de habitación de Harry? Soy toda ojos.


Also, estoy asqueada por la cantidad de machismo que me topé en las páginas de animadores. Truly disgusting.


02/12/18: Hola, olvide aclarar algo.

LA CELULITIS ES NORMAL. TODOS la tenemos. TODOS. no se dejen engañar por la gente odiosa que jura que sólo las personas obesas la tienen. Y NO TIENE NADA DE MALO TENER. <3

Nunca traten de vivir queriendo darle placer a los demás. Ni siquiera a sus padres. Sé que lo que digo suena absurdo para aquellos que aún dependemos de ellos, pero aun cuando nos vemos obligados a hacer lo que nos mandan y ser como quieren, NUNCA pierdan la idea de lo que ustedes son, oyeron? jamás. nunca se rindan en ser como ustedes quieran.

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