La fuerza del destino (DISPON...

Від LovenessButterfly

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William un hombre acostumbrado a tener lo que quiere se encuentra con una mujer que sera la excepción, con un... Більше

La fuerza del destino )
AVISO
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Aviso
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29: La fuerza del destino
Epilogo
Epilogo 2
Agradecimientos
NOTA
Aviso

Capitulo 9

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Від LovenessButterfly


Ashley

No podía pensar con claridad, solo podía pensar que tenía a esté pedazo de hombre loco por mí y que me besaba como si no hubiera mañana. Abrí mi boca y él aprovechó para introducir su lengua tocando la mía con mucha agilidad. Tan solo sentir la invasión de su lengua todo mi cuerpo se erizo y decidí olvidar todo lo que él tenía planeado. ¡Al diablo si él solo quería sexo! ¡Yo también lo deseaba! Mi cuerpo gritaba por su atención y él estaba más que dispuesto.

—Espera —ordene culminando el beso y él me miró aturdido para luego darse cuenta que solo quería cerrar la puerta—. ¿En qué íbamos? — pregunté con una sonrisa pícara y él me halo de la mano para pegarme a su pecho, pero antes de que chocara con él brinque de golpe quedando a horcadas sobre él.

—Me sorprendes señorita Cortez — comentó dándole un apretón a mi trasero que está vez me gusto.

—Soy toda una caja de sorpresas — dije tomando posesión de su boca de manera rápida y salvaje. Sus manos recorrían mi espalda haciéndome temblar sobre sus fuertes brazos.

Sus labios bajaron dando desesperados besos por mi cuello causando que soltara un fuerte gemido de mis labios. ¡Qué hombre! ¡Dios! Sus manos subieron al amarre que había en mi cuello y lo soltó dejando caer el vestido hasta mi cintura mientras mis senos quedaron totalmente expuestos para él. Caminó conmigo en sus brazos sin dejar de besarme mientras chocábamos con alguna que otra cosa haciéndonos reír por lo bajo. Cuando al fin encontró mi habitación me lanzo sobre la cama y se trepo encima de mí. Él me dio una mirada lasciva por la única parte expuesta que tenía en ése instante y yo sentí como mis mejillas se tornaban de color carmesí. Me incorpore y le quite la chaqueta de un tirón más lo hale de la corbata con brusquedad para que callera sobre mí. Él me beso mientras yo intentaba quitar la maldita corbata que se había puesto en mi contra. William sonrió sobre mis labios y con una de sus manos se la quito lanzándola a algún lado del suelo. Yo seguí mi tarea de quitarle la camisa, pero la excitación que me cargaba encima me descontrolo un poco causando que le halara la camisa con fuerza viendo así como los botones se disparaban por la habitación.

—Lo siento — susurre al momento que tomó posesión de mi cuello y las corrientes eléctricas recorrían todo mi cuerpo.

—No importa tengo muchas, mi gata salvaje — dijo mirándome un instante a los ojos viendo el inmenso deseo que había en ellos. ¿Me llamo mi gata salvaje? ¡Qué vergüenza! ¿Hace cuánto tiempo no tenía sexo?

Por primera vez sus manos atraparon mis pechos y sentí tocar el cielo. Mis pezones se habían puesto sumamente sensibles y podía sentir ésa deliciosa sensación instalarse en mi centro. Cuando sentí que su boca succionaba unos de mis pechos mientras el otro era acariciado por su otra mano lo apreté del pelo más a mi pecho casi asfixiándolo. Él se incorporó y término de quitarme el resto del vestido incluyendo la única ropa interior que tenía puesta.

— Tienes la mínima idea del semejante cuerpo que tienes. Estoy loco por estar dentro de ti — dijo mirándome algo así como un pervertido, pero aún así me gusto. Sin darme tiempo a decir nada me abrió las piernas comenzando a sentirme avergonzada. Me miró para luego quitarse el pantalón y los bóxers sin olvidar sacar de ellos un preservativo que colocó al lado de mi cabeza.

Mis ojos se clavaron en su duro miembro y tuve unas ganas tremendas de apretarlo entré mis manos, pero no quería parecer una pervertida. Mi vista fue nublada por la intromisión de su dedo en mi vagina y un sonoro gemido lleno de placer dejé salir de mis labios. William era todo un experto porque sabía muy bien lo que hacía y no podía parar de arquear mi espalda y retorcerme en sus brazos. Estaba totalmente húmeda y lista para recibirlo cuando sentí mis entrañas contraerse dando pasó al mejor orgasmo que había tenido en mi vida.

— Ya avanza — dije acariciando su bien trabajado pecho y él me sonrió para besar nuevamente mis labios y se puso el preservativo para luego de una estocada entrar en mí sacándome un gritito.

—Estás tan caliente que me haces desearte aún mas — jadeó en mi oído para luego darle un mordisco que me dolió un poco. Sus embestidas no eran suaves, eran rápidas, pero totalmente excitantes. William era un especie de hombre apasionado, pero salvaje. En ningún momento dejó de acariciarme y besarme por todos lados. Además estaba segura que me había dejado varias marcas en mi cuerpo, pero en este momento no me importaba para nada.

Sí el primer orgasmo fue buenísimo, el de ahora con él dentro de mí fue como una explosión dentro de todo mi cuerpo que me hizo sentir sumamente satisfecha. Mi respiración estaba descontrolada y de su frente vi descender una capa de sudor. William me estaba mirando aún dentro de mí y me dio un último beso en los labios para luego acomodarse a mí lado.

— Ven vamos a dormir — eso fue lo único que salió de sus labios y me atrajo a su cuerpo quedando realmente cómoda sobre su pecho. Puede ser que haya cometido un error acostándome con él, pero ya está echó.

Desperté con molestias en mi cuerpo y miré a mi lado para ver a William todavía dormido. Parecía un bebé tan tranquilo y con su respiración acompasada. Rápidamente quité su mano que tenía en mi cintura y me levanté buscando algo que ponerme entre la oscuridad. Tomé un pantalón corto de uno de mis pijamas, un panti y una camisa de manguillos. No tomé ningún sujetador ya que a veces en las mañanas no me gustaba usarlos. Salí de la habitación sin hacer el mínimo ruido y me vestí en el baño más hice mis necesidades ya que estaba a punto de reventar mi vejiga.

Comencé a escuchar ruidos en la cocina así que supuse que el moreno se había despertado y estaba husmeando o preparándose algo de comer. Luego de unos minutos no escuche más ruido y salí en su búsqueda. Tal vez iba ser algo incómodo verlo a la cara después de lo que hicimos, pero no podía ser tan tonta lo nuestro fue solo sexo y nada de amor de por medio. Además eso era lo que quería William meterse entre mis piernas y yo se lo hice más fácil.

— Sí, anoche estuvo conmigo y lo pasamos delicioso. Me temo que llegaste tarde, Henry — lo vi diciéndole al pelinegro que tenía el rostro tenso y parecía que en cualquier momento iba a reventar de lo rojo que estaba.

Enojada era poco lo que sentía en ése instante. William era un poco hombre, hijo de su madre y un perro desgraciado. Entré a la habitación y busqué todas sus cosas echa una furia. Cuando ya tenía todo en mis manos salí para enfrentarlo y él estaba justo cerrando la puerta.

—No cierres la puerta que voy a sacar al perro — dije fulminándolo con la mirada y él frunció el ceño.

— ¿Tienes un perro? — pregunto abriéndola completa y yo no pude creer que no había captado mi indirecta.

—No, pero se coló un perro demasiado grande en mi departamento y lo voy a echar — respondí dándole un fuerte empujón que lo sacó hacía al pasillo y le tiré toda la ropa encima—, William ya obtuviste el sexo que querías de mí y no voy a negar que lo disfrute, pero nunca pensé que fueras tan poco hombre de hablar de lo que hicimos. Te escuché muy claro lo que le dijiste a Henry y me das asco —añadí furiosa apuntándole con el dedo y William se quedó totalmente serio sin decir una sola palabra.

—Ashley puedo...—, ¡No me importa una mierda lo que tengas que decir! ¡Ahora lárgate de aquí y solo trátame como tú empleada! ¡Imbécil! — exclame para luego darle una fuerte cachetada que me salió del alma sin dejarlo defenderse tan siquiera y cerré la puerta de un portazo.

William

¿Ella sabía de mis planes con ella? Nunca en mi vida me habían echado de un departamento y no me gusto para nada. Me sentí algo humillado, pero también me había pasado diciéndole al idiota de Henry lo que Ashley y yo habíamos echó. No fue de hombres y lo aceptó. Ahora tenía que buscar la manera de disculparme con ella porque yo puedo ser todo lo que sea, pero sé pedir perdón cuando cometo mis errores.

Estaba en el pasillo todavía en bóxers y mirando su puerta como un idiota. Me vestí apresuradamente antes de que alguien me viera, pero fue demasiado tarde porque vi a la misma mujer de la larga trenza que salía de su departamento y me dio una mirada llena de lujuria.

— ¿Qué miras? — pregunté mirándola serio y ella casi corrió a encerrarse en su departamento. ¡Como detesto la gente de los departamentos! Son molestosos, chismosos y se creen con derecho sobre la vida de los demás.

Terminé de vestirme con la camisa rota y la chaqueta en la mano. Cuando llegué a mi casa me metí bajo el chorro del agua y todas las imágenes de Ashley desnuda me vinieron a la mente. Ésa mujer tenía un cuerpo hermoso, perfecto y solo recordar sus gemidos me dan unas ganas de volver estar dentro de ella. Cada vez que la acariciaba sentía unas sensaciones distintas que nunca había sentido con ninguna otra mujer. La ansiedad y desesperación que sentía por tenerla en la cama eran tan grandes que al principio no creí que ella tomará la iniciativa, pero llegue a sentirme dichoso al ver que ella también estaba dispuesta.

Su cremosa piel era tan suave y el aroma que salía de ella me hizo sentir totalmente loco. Cuando desperté en aquella cama y no la encontré a mi lado me sentí algo decepcionado y ni siquiera sé por qué razón. Si todo el tiempo era yo el que salía de un departamento sin despedirme o les dejaba claro que era solo sexo, pero ahora era ella que dejó claro que lo sucedido era solo sexo y me sentía algo estúpido. Bueno eso era lo que yo quería así que no me puedo quejar, pensé sonriendo.


coobns

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