Capitulo 11

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 Ashley

En toda la semana el moreno no dejaba de llamarme para darme órdenes y todas de manera grotesca. William Johnson se estaba convirtiendo en un ser tan insoportable que cada vez que veía su nombre en la pantalla de mi móvil me daban ganas de tirarlo por la ventana literalmente, pero como el dinero no nace de los árboles no lo hice. Algunas veces hasta me gritaba y yo no decía nada porque yo era solo una empleada para poder gritarle miles de verdades por minutos que tenía atrabancadas en mi garganta.

También estaba molesta conmigo misma por el simple echó que no podía dejar de soñar con él. Ya había perdido la cuenta de todos los sueños eróticos que invadían mi mente mientras dormía causando que despertara sudada y excitada. Deseaba tanto a ése condenado hombre que solo ponerme a pensar en aquella noche me enfurecía y a la misma vez deseaba tenerlo de frente para que me hiciera suya, pero no pensaba caer de nuevo en su red.

— El encanto por ti le duro muy poco porque resulta que yo soy mucho más mujer que tú — dijo Milena pasando frente a mi escritorio arreglándose la camisa después de haber salido de la oficina del moreno. Sentí una rabia invadir todo mi cuerpo, pero no se lo di a demostrar. ¡Maldita perra del infierno! William es una basura de hombre. Tanto molestarme con querer tener sexo conmigo y después de una semana se está revolcando en su oficina con ésa descerebrada pechugona.

— Oye Milena sabes que tú tienes toda la razón en que eres mucho más mujerzuela porque yo si me se valorar mientras que tú pareces una perra en celo — me levanté al decir cada una de aquellas palabras y ella apretó los puños furiosa.

— Mira perra no me busques porque me vas a encontrar y te puedo partir la cara — se acercó a mí y colocó sus manos en mi escritorio, pero sin dejar de mirarme de manera desafiante.

— Más te vale que te estés quieta y no te metas conmigo porque donde yo pegó el puño no crece pelo. Así que saca tú cara fea de mí vista — dije apretando el puño y mostrándoselo. Ella me fulmino con la mirada para luego alejarse. En ése momento escuché la risa de Rita y Carolina que me miraban sorprendidas.

En todo el día que llevaba trabajando William no me llamó para nada. Solo me encargue de responder llamadas, correos y organizar todo lo que me traían de otros departamentos para cuando él me los pidiera. Sentía que Milena tenía razón cuando dijo que el encantó por mí le duro muy poco y a la misma vez estaba algo decepcionada. Nunca debí dejarme llevar y acostarme con él sabiendo que eso era lo que el moreno deseaba.

Me levanté algo desanimada, pero con la frente bien en alto para así no demostrar que aunque sea me había afectado un poco. Me despedí de las chicas y tomé el ascensor pegando mi cabeza contra la pared.

— Ashley quiero pedirte disculpas — dijo Henry tan pronto las puertas volvieron a abrirse y él había entrado.

— No quiero hablar contigo estoy cansada para que vengas con falsas disculpas — dije poniéndome recta y él se acercó para tomar mi mano, pero le di un manotazo.

— Tienes toda la razón en estar molesta. Sé que te traté como si fueras de mi propiedad, pero estaba enojado porque William es un ser despreciable. Le gusta meterse con las mujeres de los demás y luego que ya obtiene lo que quiere la desecha. Solo quería protegerte, Ashley — decía mirándome con una profunda tristeza en los ojos y pensé que tal vez él tenía razón y solo busco la manera de ayudarme de no muy buena manera.

—Está bien te disculpo, pero no te metas en mis asuntos personales — él asintió algo más animado y me dio un abrazo que yo correspondí. Bajamos juntos y decidimos compartir el taxi para que nos saliera más económico porque el pelinegro no quería ir en tren. ¿Qué tenia de malo tomar el tren? Algunas veces había personas no muy amables, pero no quiere decir que te van a matar allí dentro.

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora