Capitulo 28

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Capitulo 28

Ashley

Hoy era el gran día y los nervios me tenían muy mal. Sentía náuseas, mareos y me sudaban las manos. William se encargo de todo y hasta mandó a traer una modista de una tienda de novias para que me muestren los modelos que yo quisiera escoger. Todos estaban preciosos, pero hallaba que el blanco no era exactamente lo que debería ponerme para la ocasión porque primero ya no era virgen y estaba embarazada, pero de todos modos William me suplico por el blanco. No pude resistirme cuando me puso aquella cara de cachorro abandonado pidiéndome que me casara de blanco así que accedí.

Además hablamos mucho sobre el nombre de nuestra bebita y él acepto que la llamáramos Victoria. Porque primero me sugirió que la nombraremos Tomasita y yo casi lo ahorco para luego decir que era broma y que Victoria era un nombre hermoso como yo.

La boda iba a ser lo más íntima posible. Solo fueron invitados: mi padre con Angie, Nick, Mario que ahora es novio de Cynthia, Carolina y Rita porque fueron muy buenas conmigo cuando trabajaba en la empresa y unos primos de William sin faltar su madre.

— Princesita estoy tan orgulloso de ti — dijo mi padre entrando a la habitación donde Cynthia, Angie y Carolina me arreglaban con emoción.

— Gracias, papá — me levanté aun escuchando las quejas de mi cuñada y abrace a mi padre que estaba muy elegante de etiqueta—. Eres la novia más hermosa — me dio un beso en la frente y yo sentí mis ojos llenarse de lágrimas, pero no permití que salieran para luego tener que escuchar a mi cuñada quejarse por dañar el maquillaje.

Las damas de honor serían Cynthia, Carolina y Rita que llevaban vestidos azul pálido corto hasta las rodillas con un escote pequeño con pedrería debajo del busto. Sus cabellos tenían un semi recogido y sus maquillajes eran leves haciéndolas lucir más bonitas.

Mientras que yo tenía un vestido blanco largo de seda y los mangos eran en tirantes para bajarlo por los hombros haciendo que mi pecho estuviera a merced del viento y de los ojos de William. Mi cabello estaba recogido en una trenza de lado con pequeñas flores blancas y rosadas incrustadas, además de algunos flequillos sueltos. Mis parpados fueron maquillados con sombra color crema y rosa sin faltar el delineador y labial rosado. Estaba hermosa y radiante aunque días antes lucía algo pálida y decaída.

La idea de casarme con William me tenía inmensamente feliz. Yo lo amaba y él también a mí. Cada día me lo demostraba con sus muestras de cariño y desde que me propuso matrimonio recibo flores de distintas clases todos los días con un mensaje romántico. No lo he visto desde ayer al mediodía y se me preocupa tanto por mí que casi obliga a su hermana a que duerma conmigo, pero lo puse en su lugar y se despidió de mi algo enojado.

— Mi hermano se desmayara cuando te vea — dijo mi cuñada abrazándome y tocando mi panza con ternura. Desde ésta semana nos habíamos vuelto muy cercanas y la sentía como la hermana que nunca tuve—. Estoy deseosa por verlo. Ya me imagino que él enojo se la pasará cuando esté frente a él — me volví a mirar en el espejo mientras sonreía emocionada y Cynthia soltaba una risita.

— Ashley, William hace horas que dejo el enojo. Él solo se preocupa por ti.

— Es hora chicas o él novio vendrá aquí a buscar a mi hija — dijo mi padre interrumpiendo nuestra conversación. Yo asentí y tomé el pequeño ramo de flores blancas y mi padre me ofreció su mano para salir y luego tomar las escaleras.

Al bajar las escaleras me encuentro con que toda la sala está decorada de flores blancas haciéndome sentir emocionada y nerviosa al mismo tiempo. Había un fotógrafo al pie de la escalera que me tomó varias fotos y luego salimos de la hacienda. El sol estaba en su máximo esplendor y me imagine lo hermoso que se vería el lago en donde nos casaríamos.

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora