Capitulo 16

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William

El sexo con Ashley cada vez era más intenso y me fascinaba lo bien que nos complementábamos en la cama. Ella era una sinvergüenza que se paseaba desnuda por la habitación provocándome y terminábamos teniendo sexo desenfrenado, pero intentábamos por todos los medios minorar los ruidos. Además de que delante su padre nos comportábamos como si fuéramos unos novios enamorados y me divertía mucho en ésa falsa.

— Fue un gusto conocerlo, Wilfredo y a su esposa también — dije apretando la mano del mayor que estaba encantado conmigo y a mí me pareció un buen tipo.

— El gusto fue todo mío muchacho. Asegúrate de cuidar a mi hija y por favor todavía no me hagan abuelo — dijo riendo mientras me abrazaba y yo asentí con diversión—. Papá te quiero mucho y estaré aquí para navidad — decía la rubia abrazando a su padre que me había dado cuenta lo mucho que lo quería.

Nos montamos en el auto y prendí la calefacción para calentarnos un poco por el frío de la nieve. Estaba algo decepcionado porque los días tan divertidos que pasé con ella habían llegado a su fin y me temía que no volverían a ocurrir.

— Ahora oficialmente terminamos — dije tratando de sonar divertido y ella sonrió sobándose las manos—, ¿Por qué no hacemos de nuestra ruptura algo interesante? — pregunto acomodándose en su asiento un poco más cerca de mí y yo la miré para luego darle un beso en los labios.

— Soy todo oído. Dime, ¿Qué se te ocurrió? — pregunte colocando mi mano en su muslo y ella enarco una ceja pensativa—. Olvídate tú y solo espérame en la noche en tu oficina. Te tendré una sorpresa. Será la mejor ruptura que hayas tenido — respondió riendo y yo estaba ansioso por saber que tenía pensado para esta noche.

No tardamos tanto en llegar y apenas eran las siete de la mañana cuando dejé a Ashley en su edificio. La vi desaparecer al entrar y no aparte los ojos de ella en ningún momento. Llegue a mi casa y me quité el horrible abrigo gris que Ashley me obligo a comprar. Todavía no puedo creer que he comprado ropa en un local de segundas manos y menos la vergüenza que pase en la farmacia, pero lo que no puedo borrar de mi cabeza fue aquél momento intenso en la casita del árbol. ¡Maldita sea, ¿Qué me está pasando?!

— Buenos días, Cynthia. ¿A qué se debe tu llamada? — salude tan pronto escuché el móvil sonar al salir de la ducha—. Buenos días hermanito, pero ya que no apareciste para cenar el día de acción de gracias te llamó para invitarte esta noche a comer conmigo y Mario. ¿Qué dices? — decía bastante animada, pero no podría ir. Ya había quedado con Ashley y por nada del mundo me perdería su sorpresa, me dije a mi mismo comenzando a buscar el traje de color crema que me pondría.

— Cynthia lo siento, pero está noche no puedo y no me ruegues por favor hermanita que tengo un compromiso importante — respondí sintiéndome un poco mal por haberle rechazado su oferta, pero no podía dejar a mi gatita salvaje esperando. ¡Dios, voy a seguir llamándola mi gatita! ¡Ashley no es mía! Bueno mía, pero en la cama.

— Espero que valga la pena para hacerme esté desplante — se quejó como siempre solía hacer cuando no obtenía lo que quería.

— Te aseguro que vale la pena — dije sonriendo y a la misma vez recordando éstos pocos días a su lado. Luego de haberme despedido de mi hermana me vestí con el traje que había sacado, me perfume y me puse una chaqueta negra larga para el frío. Tomé el maletín que usualmente llevaba cuando tenía documentos que llevar y me fui algo ansioso para la oficina.

Ashley

Llevaba un par de horas trabajando y sentía mi estómago revolverse cada minuto que pasaba. Estaba nerviosa por lo que le tenía planeado para William. Cuando llegue a mi departamento prepare un bolso aparte con lo que me pondría. De vez en cuando veía a William desde su oficina mirándome y sonriéndome hasta con sus ojos. Su mirada puesta en mi no me dejaba trabajar tranquilamente y Milena al parecer se había dado cuenta de las miradas que nos lanzábamos desde nuestro lugares porque estaba mucho más insoportable. En lo que llevaba de día no dejaba de lanzar comentarios malintencionados y pedirme documentos de mala gana.

La fuerza del destino (DISPONIBLE EN AMAZON KINDLE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora