Irrumpir en el Ardid (irrumpi...

By migomz

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Astrid es una semiangel que siempre se sintió ajena a su naturaleza, su temple será puesto a prueba cuando de... More

Sinopsis
Al final de la cadena alimenticia
Las mejores cosas vienen en paquetes de dos
No siempre lo que ves es lo que realmente hay
El ángel que nació para triunfar
La bienvenida puede ser agridulce
El primer acercamiento, primera victoria
El arriesgarse puede ser una buena tentación
No todo tiene que empezar con el pie derecho
La situación pinta como un rompecabezas
Y los secretos comienzan a revelarse
Las explicaciones sobran en este paquete
Que las apariencias no te engañen cuando a punto de caer estás
El ángel de la guerra
La soledad nunca estuvo mejor acompañada
¿El ángel o el humano?
Todo cae en picado
Los ojos ven, los oídos escuchan pero el corazón no acepta
En la muerte se encontró la libertad
Atentar contra el mundo celestial tiene sus consecuencias
El camino se hace más angosto y el abismo más grande
Y sin poder evitarlo eres tu enemigo
Demasiado tarde, demasiado doloroso y sin control
Epílogo
Aviso: ¡Una pequeña sorpresa!
POV Brashier: El ángel que nació para triunfar
Aviso: ¡Buenas noticias, continuación de la historia!
Nota final de la autora (por favor leer)

La furia es especialista en la locura

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By migomz

No había dicho palabra alguna desde que habíamos vuelto a casa, aún estaba en shock por todo lo sucedido pero mayormente era que mi cabeza analizaba las cosas que me habían sucedido desde diversas perspectivas, necesitaba respuestas y estaba dispuesta a encontrarlas, no me importaba lo que tuviera que hacer, yo las conseguiría.

Paul curó la herida de mi mano derecha y mi mejilla izquierda, las heridas no eran muy profundas por lo que sólo le bastó desinfectarlas y colocarme una bandita en mi mano. Durante la ducha opté por sentarme en suelo y sostener mis piernas mientras el agua caía sobre mí ¿Quién es Casius? ¿Qué relación tenía con Kenton? ¿Qué quería Maciel? ¿Quién era mi madre? ¿Por qué desertó? ¿Quién le había asesinado? ¿Por qué lo hicieron? ¿Quiénes están implicados en ello? ¿Quién era realmente mi padre? ¿Qué quería Maciel de él? ¿Qué era la comunidad? ¿Por qué el Alto Consejo no parecía saber lo que era realmente Maciel? Mi cabeza estaba a punto de explotar por la cantidad de preguntas que formulaba.

Miré las palmas de mis manos sin saber exactamente por qué lo hacía, el agua era tibia pero yo sentía mucho, mucho frío. Mis ojos picaron avisándome que las lágrimas estaban saliendo de ellos, las gotas de agua se las llevaban camuflándoles de mí. Junté mis manos por las muñecas ahuecándolas un poco, las miré deseando poder hacer bien una cosa aquel día, quería que las llamas aparecieran en el medio de ellas, sólo allí.

Sentí cosquillas en mis brazos que iban hacia mis manos, las sentí palpitar como si tuviera un corazón en medio de ellas. Entonces ocurrió lo que creí que no podría lograr en mucho tiempo. Las llamas se alzaron en medio de ellas hasta quizás unos cinco centímetros por encima de mis dedos ¡Lo había logrado! Las llamas brillaron con orgullo deleitándose de los elogios silenciosos que les daba.

Con una sonrisa separé las manos formándose una llama en cada una, moví mis dedos atravesando las llamas sintiendo un calor reconfortante mientras lo hacía.

—Son muy bonitas —Les dije por lo que brillaron aún más.

Junté mis manos de nuevo por las muñecas dejando que las llamas bailaran por mis palmas, tocando ligeramente las yemas de mis dedos, llegué a reír por las cosquillas que ellas me provocaban, intentaban levantar mi ánimo así como yo les había hecho felices a ellas.

Gracias —Les susurré juntando completamente mis manos ordenándoles con suavidad que se fueran.

Cerré la llave del baño para poder salir, había pasado demasiado tiempo debajo del agua y ya no sentía tanto frío como antes. Sequé mi cuerpo y me envolví con la toalla, no me di mi tiempo para mirarme en el espejo pues no quería saber cuál era mi aspecto.

Cuando abrí la puerta me sobresalté al ver a Paul y Brashier en el pasillo, ambos con los brazos cruzados mirándome con detenimiento.

— ¿Cómo te sientes? —Preguntó Paul, Brashier le dedico una mirada de fastidio.

—Mejor —Respondí encogiéndome de hombros.

Caminé hacia la habitación donde cerré la puerta para tener privacidad de nuevo. Me quité la toalla dejándola en el suelo, cerré los ojos y relajé todo mi cuerpo. Invoqué las llamas sintiendo como mi cuerpo entero cosquilleó para que luego un calor muy, muy reconfortante me rodeara.

Gracias —Les susurré a las llamas.

Abrí los ojos viendo como rodeaban mi cuerpo, mis alas estaban en proceso de crecimiento por lo que me mantuve muy quieta. Las llamas se expandieron formando un aro de fuego a mi alrededor, mis alas se agitaron en mi espalda por lo que me estremecí. Sentí mis manos más calientes de lo usual por lo que las levanté, allí (en cada mano) habían dos llamas de un color rojo brillante, levanté mis dedos más cerca de mis ojos para examinar mejor qué era eso.

Mis alas crecieron completamente por lo que se estiraron con fuerza a cada lado de mi cuerpo produciendo un fuerte sonido de viento que me hizo gemir debido a la increíble sensación de libertad que estaba experimentando. El aro de llamas comenzó a cambiar de color a uno rojo intenso, incluso más que el color de las llamas que estaban en mis manos.

— ¿Puedo pasar? —Le escuché preguntar a Paul dándome cuenta del ruido que producían las llamas.

— ¡No! —Le grité con voz extremadamente celestial, una voz que me hizo pensar a mí misma como en un verdadero ángel del calibre de un serafín.

El aro de llamas creció tomando la forma de ondas, mis alas se agitaron extasiadas del poder que comenzaba a crecer dentro de mí a velocidad media. Mi piel se erizó de placer cuando el aro de fuego chocó contra mi cuerpo con violencia mezclándose con todo mi ser, el sonido fue tan colosal que la casa entera se agitó con fuerza e incluso afuera el aire se agitó haciendo que las hojas de los árboles bailaran con violencia.

Alcé mis brazos queriendo abrazar la libertad que parecía extenderse desde dentro de mí hasta unos pocos centímetros a mi alrededor. Las llamas rojas envolvieron mi cuerpo queriendo protegerlo y luego saltaron hacia los rincones de la habitación, les ordené que dejaran todo intacto, ellas respondieron con un crujido. Una extraña melodía que incluía tambores llenó la habitación, las llamas se hicieron más brillantes disfrutando del ritmo. Mi cabeza se movió sola siguiendo la tonada, la libertad se incrementó llenándome de una emoción tan fuerte que sólo puedo describirla como estar en la cima y luego lanzarse cayendo y cayendo sin ningún otro pensamiento que la sensación de increíble libertad.

Sentí una burbuja nacer en mi pecho, comenzó a subir pasando por mi garganta explotando en mi boca. Estallé en profundas carcajadas de regocijo que estremecieron la casa. Las llamas rugieron con fuerza disfrutando tanto como yo, la melodía aumentó llenando mi ser entero.

La habitación se iluminó con fuerza a causa del brillo de las llamas que no hacían nada más que aumentar y aumentar. Dejé caer mi cabeza hacia atrás sintiendo como un grito quería salir.

— ¡EGO SUM IMMORTALIS! —Grité al mismo tiempo que una voz divina lo hacía.

Reí junto a ella (definitivamente era una mujer) sintiéndome extasiada por lo que estaba pasando ¡Estaba ascendiendo a una inmortal!

El sonido de una risa ahogada me hizo abrir los ojos, miré hacia mi izquierda encontrándome con Paul y Brashier que me miraban embelesados, sonreí hacia ellos y fijé de nuevo mi atención hacia el frente.

Las llamas rojas bailaron delante de mí, retorciéndose y girando sobre sí mismas, luego viajaban hacia mí y se mezclaban con mi piel con violencia, por supuesto esto no me afectaba en absoluto ni siquiera me moví un centímetro. Reí de nuevo sintiendo cosquillas en toda mi piel, cerré los ojos dejándome llevar por las miles de sensaciones que recorrían todo mi ser.

Mis alas se juntaron en mi espalda listas para desaparecer, les di un Adiós silencioso para luego sentir como las llamas le rodearon para ocultarlas. El cosquilleo fue remitiendo al igual que la melodía, de un momento a otro todo estuvo calmado.

— ¡Increíble! —Gritó Paul emocionado.

Tapé mis partes nobles ocultándolas de la vista de ellos ¡Era inmortal! No era ya un simple ángel ¡Era un ángel inmortal! Era demasiado increíble como para poder digerirlo tan fácilmente.

Brashier cubrió mi cuerpo con la toalla y yo le agradecí en silencio aquello.

—Saldré en un momento —Les indiqué por lo que ellos salieron sin rechistar.

***

Inmortal, ella era inmortal. Ese pensamiento seguía rodeando la cabeza de Brashier a pesar de que la conversión hubiera acabado cinco minutos atrás. Aristed era Inmortal lo que la hacía increíblemente poderosa, también sumamente atractiva  a los ojos de Brashier pero decidió que esto último no le afectaría en absoluto, después de todo él era un solitario y seguiría siéndolo al menos durante 50 milenios.

Paul no dejaba de sonreír lo que irritaba al ángel ¿Por qué este maldito humano disfrutaba tanto de la conversión de Aristed? Se suponía que no entendiera lo que estuviera ocurriendo.

Increíble —Susurró el humano llevándose una mano a la cabeza.

Brashier le observó vigilante sabiendo que aquel humano no era común, aquel humano tenía un secreto bastante bien guardado que él descubriría. Los ojos azules grisáceos siguieron el movimiento de Paul mientras éste caminaba de un lado a otro desbordando felicidad ¿Qué era él en realidad?

Intentó repasar todo lo que sabía de este humano, bueno, aparentemente era bueno con el arco (él mismo se lo había dicho en una conversación machista de quién tenía más habilidad que quién), parecía un maldito vigilante cuando estaba cerca de Aristed, era como si sus ojos se ajustaran con precisión a cada movimiento o gesto que ella hacía, era estúpidamente valiente (¿Qué si no si quería protegerla de Kenton?).

Una idea saltó a su mente lo que le hizo mirar a su alrededor. Ambos estaban apoyados en la baranda del pasillo, si miraba hacia abajo vería el piso inferior y la escalera de madera. En las paredes del otro extremo tenía diversos adornos de flechas y arcos, Brashier había visto aquella mañana una habitación llena de espadas y arcos de diferentes tipos de madera al igual que fotos de un humano que supuso inmediatamente que era el padre de Paul. Había algo curioso a lo que no le había dado la suficiente importancia pues en ese momento lo único que tenía en su cabeza era el encontrar a Aristed.

¡Bum! Tuvo una increíble revelación que le hizo hervir las venas.

— ¿Por qué nos trajiste? —Le exigió saber Brashier pegándole a la pared rodeando el frágil cuello del humano con sus manos.

Paul le miró confundido sin saber a qué se refería el ángel ¿De qué estaba hablando? Brashier le miraba con tanta rabia contenida que a pesar de que el ángel claramente se encontrara a punto de asesinarle sólo pudo sentir más confusión.

— ¿De qué hablas? —Preguntó Paul intentando descifrar a lo que se refería Brashier.

—Sabes perfectamente de lo que hablo —Le respondió con la mandíbula tensa.

El ángel y el humano se miraron a los ojos fijamente con sus rostros a centímetros, el humano intentó descifrar qué era lo que Brashier sabía o parecía saber, el ángel intentó controlar su rabia para no asesinarle en aquel preciso instante, después de todo era el protegido de Aristed.

Paul siguió luchando contra sí mismo para intentar descifrar qué era lo que Brashier tenía en su cabeza.

—No sé de lo que estás hablando —Dijo haciendo que la furia de Brashier aumentara.

—Eres uno de ellos maldito humano —Explotó Brashier apretando su agarre de Paul.

El humano sintió como el aire comenzaba a fallarle, no a causa del apretón de Brashier, si no a causa de sentirse expuesto, él se había dado cuenta de lo que Paul había sido.

—No lo soy —Se defendió Paul empujando a Brashier lejos de su cuerpo pero el ángel no se movió ni un centímetro.

¿No lo era? ¡Claro que lo era! Brashier tuvo que pensar en algo, o mejor dicho en alguien  para no apretar más su agarre hasta hacer explotar la cabeza del humano. ¿Cómo pudo ser posible que no se hubiera dado cuenta? Desde un principio había sospechado de este humano, hace dos años cuando le había salvado supo que era malo, su esencia apestaba a hierro (lo que indicaba un alma malvada). Si no hubiera sido por que escuchó cierta conversación de él con su padre no hubiera podido huir al bosque y por lo tanto salvar su vida.

Este maldito humano no se saldría con la suya, Brashier no permitiría que le ocurriera a Aristed lo que había pasado con él. Todo había comenzado con una “inocente” flecha que atravesó su ala y casi la asesina.

—Sabía que algo extraño estaba pasando pero no te salió bien, tienes hasta mañana para desaparecer —Le advirtió el ángel acercando más su rostro al de Paul.

—No sabes de lo que estás hablando —Le contradijo el humano con determinación.

—Lo sé perfectamente maldito humano, conozco más a los de tu clase de lo que tú alguna vez lo harás —Los ojos azules grisáceos se fijaron en los café de Paul atravesándolos.

—No sabes nada Brashier —Se burló Paul con una sonrisa engreída—, no temo de ti

—Deberías —Siseó Brashier entre dientes apretados.

—No tengo por qué temer una penalidad que no he cometido

—Es lo más absurdo que te he escuchado decir, considerando el hecho de que sólo dices estupideces —Le espetó Brashier apretando más los dientes.

—No soy de ese bando Brashier —Comunicó Paul sintiendo como traicionaba a los que sí eran de su clase, se suponía que todo era un secreto—, estoy con los otros

Entonces Brashier cayó en una profunda conmoción que él mismo luchó por convertir en furia, no caería tan fácil en los juegos de ese humano, no cuando no podía saber a ciencia cierta si era verdad lo que decía, después de todo el bando contrario era sólo un mito entre los ángeles, pero igual de misterioso que el bando del que le acusaba.

***

Suspiré con fuerza antes de abrir la puerta de la habitación para luego encontrarme con la no grata sorpresa de que Brashier tenía a mi protegido sujeto por el cuello. Con pasos determinados y rápidos fui hacia ellos, Brashier se giró para verme, me congelé en mi lugar al ver tal mirada de furia contenida en sus ojos.

—Suéltalo —Le exigí suavemente.

Brashier miró por última vez a Paul dándole una mirada extremadamente dura, tanto que mi piel se erizó y mis alas exigieron salir para poder proteger a Paul. Me llevé una terrible sorpresa cuando miré a mi protegido y no vi ni una pizca de temor en sus ojos, sólo determinación.

—Te estaré vigilando —Le advirtió mi  ángel a Paul para luego soltarle.

Sin pensarlo dos veces fui hacia Paul y le abracé distribuyendo una ola de tranquilidad en todo su cuerpo intentando calmar cualquier miedo que estuviera sintiendo.

—Estoy bien —Me aseguró mi protegido acariciando mi cabello.

Le miré a los ojos preocupada de que Brashier le hubiera asustado de tal manera que no quisiera saber más de los ángeles, me sentiría terriblemente mal si me pedía que me fuera.

— ¿Te gustaría ir al lago? —Ladeé mi rostro mirándole confusa.

Alguna parte masoquista de mí parecía desear que Paul explotara en furia en contra de los ángeles por lo que Brashier había hecho y que él pareciera simplemente pasar la página me dejaba en el aire pero de igual forma prefería que todo se olvidara.

—Por supuesto —Respondí con una sonrisa.

—Entonces arriba —Se volteó y agachó un poco para que yo me montara en su espalda.

Con una gran sonrisa de diversión salté sobre su espalda rodeando sus caderas con mis piernas, Paul las agarró con firmeza y comenzó a caminar hacia las escaleras. Miré a Brashier que nos dedicaba una mirada vigilante como si de un momento a otro Paul se convertiría en algo peligroso que podría hacerme daño ¡Era ridículo! Es decir ¡Era de Paul de quien estábamos hablando!

— ¿Quiénes venir? —Le pregunté a Brashier alargando una mano hacia él.

—No lo dudes —Respondió caminando detrás de nosotros.

Mientras bajamos las escaleras Paul brincaba haciéndome reír a carcajadas tontas, él intentaba levantar mi ánimo y por supuesto que yo le dejaría hacerlo.

Salimos de la casa en pocos segundos y yo me permití mirar alrededor, a pesar de que era de noche la claridad de la luna enviaba destellos entre los árboles facilitándonos el camino hacia el lago. Brashier nos cubría las espaldas andando a paso extremadamente silencioso que si no fuera por sus constantes bufidos molestos hubiera asumido que ya no estaba.

Cuando llegamos al lago corrí hasta la orilla, me quité mis zapatillas y mojé los dedos de mis pies sintiendo cosquillas y una sensación increíble de serenidad. Miré hacia el horizonte dándole la bienvenida a la paz, la misma paz que me había consolado los últimos meses que estuve lejos de casa.

Me senté en la orilla sin colocarme mis zapatillas, abracé mis piernas y me quedé allí sin moverme para nada más que respirar. El agua del lago tenia destellos plateados provenientes de la luna lo cual me hizo sonreír pues inevitablemente les comparaba con las inusuales estrellas que adornaban la comunidad.

Los brazos de Paul me rodearon con cariño haciéndome saber que no estaba sola, al parecer esa costumbre seguía vigente pues era lo que él había hecho los días que nos quedábamos allí esperando a que el sol se volviera a ocultar.

Gracias por compartir este momento conmigo —Le susurré apoyando mi cabeza en su hombro.

Siempre que quieras damita —Me susurró de vuelta besando el lado izquierdo de mi cabeza.

Así estuvimos hasta que la luna se ocultó y el cielo comenzó a tomar una coloración naranja. No escuchaba los pasos de Brashier pero su esencia me acariciaba la piel constantemente dejándome muy en claro que él estaba vigilándonos.

El viento pasó a través de la orilla acariciando mi piel con cariño y dejándome un claro mensaje de que necesitaba salir de allí. Muchas veces yo había ignorado ese mensaje de advertencia pero ahora las cosas parecían ser diferentes ya que mi instinto de supervivencia me gritaba que debía hacerle caso esta vez.

—Andando —Dije con voz tensa.

Paul me miró confundido pues ambos sabíamos que usualmente yo elegiría quedarme mucho tiempo más, pero incluso con su confusión se levantó del suelo y caminó a mi lado. Brashier que al parecer tenía mucho tiempo caminando de un lado a otro apuró su paso para flaquearme.

— ¿También lo sentiste? —Preguntó con voz tensa mirando hacia adelante.

—Sí —Contesté rodeando el torso de Paul protectoramente.

Nos internamos en el bosque caminando a paso rápido pero no desesperado, necesitaba salir de allí, algo muy serio ocurriría si no lo hacíamos. Entonces más de diez esencias con hierro en ellas me golpearon con fuerza haciendo trastabillar hacia atrás, Brashier reaccionó con rapidez y sostuvo mis hombros estabilizándome.

—Será mejor que corras —Me advirtió tomando mi mano izquierda.

Tendí mi mano derecha hacia Paul quien la tomó sin preguntar el por qué, los tres corrimos tan rápido como nuestros pies nos permitían. El viento sopló con fuerza urgiéndonos que nos apuráramos, que el peligro estaba terriblemente cerca. Al llegar a la casa Brashier y yo fuimos a la habitación para recoger nuestra ropa y no dejar rastros de que estuvimos allí, fue en ese momento cuando el sonido de varios pies pisando con fuerza el piso de abajo me advirtió que era demasiado tarde.

Miré a Brashier que tenía su mirada fija en la puerta que ahora estaba cerrada ¿Qué podíamos hacer? No podíamos simplemente bajar y salir por la puerta pues nos atraparían quienes fueran esas personas. Su mirada azul grisácea recorrió la habitación a velocidad media.

—La ventana —Aquellas dos simples palabras me bastaron para colgar mi bolso al hombro y correr hacia la única ventana que había allí.

Brashier la abrió y dio un vistazo hacia abajo, miré con ansiedad la puerta escuchando como los pasos rápidos de las personas se aproximaban cada vez más, ellos sabían que estábamos allí.

— ¿Confías en mí? —Preguntó dándome una mirada intensa.

—Más que en mí misma —Respondí sin realmente pensar en lo que estaba diciendo.

Él asintió con fiereza y saltó fuera llevándome consigo, sofoqué un grito de terror pero pronto su brazo estuvo alrededor de mi cintura y sus alas negras aleteaban con fuerza elevándonos por el aire. Miré hacia atrás viendo como la casa quedaba atrás en pocos segundos.

—Estamos a salvo —Comenté para mí misma.

Brashier no sonrió ni hizo un gesto que me dijera que estaba efectivamente escuchándome. Entonces algo viajó por el aire a velocidad increíblemente rápida atravesando el ala derecha de Brashier, él soltó un gemido de dolor y pronto nos encontrábamos descendiendo a velocidad peligrosa.

—No me sueltes —Pidió mientras aleteaba con fuerza elevándonos un poco y disminuyendo la velocidad de la caída.

Miré horrorizada como el suelo estaba cada vez más cercano, él se esforzó por disminuir el impacto pero no fue suficiente. Sus alas desaparecieron un par de segundos antes de chocar contra el suelo con fuerza, el aire salió de mis pulmones con fuerza y la realidad se hizo bastante distorsionada, sólo puede escuchar  a mi cuerpo tropezando todo a su paso.

La inconsciencia luchó por llevarme pero me rehusé a que lo hiciera, no era momento para dejarme llevar, Brashier y yo estábamos en un grave peligro. Abrí los ojos sintiendo dolor en mi cuerpo, las llamas aparecieron dejando intacta mi ropa pero acariciando mi piel, una sensación de calidez hizo aminorar mi dolor.

Miré hacia mi izquierda buscando a Brashier, él estaba a más de diez metros de mí, ya había reaccionado y se encontraba de rodillas mirando a su alrededor buscándome. Sin pensar en el dolor me levanté del suelo obviando los gritos que mi cuerpo profería diciendo que debía quedarme allí y dejar que todo pasara, necesitaba movilizarme y ni siquiera él me lo impediría.

—Vamos —Le dije a Brashier ayudándole a levantarse.

—Queda descartado el vuelo —Bromeó haciendo un gesto de dolor.

—Correremos entonces —Le dije con una sonrisa para luego abrazarle.

Expandí una ola de tranquilidad sintiendo parte de su dolor como mío, no me concentré en ello y en cambio deseé que todo acabara y que él pudiera mejorarse pues nos necesitábamos mutuamente.

Gracias —Le escuché decir bajito por lo que me solté de él.

—Andando

Agarré su mano izquierda y comencé a correr a su lado con toda la fuerza que mis piernas me permitían. Brashier miraba con la mandíbula tensa hacia adelante y supe que sus heridas no estaban curadas, quería tanto detenerme y calmarle pero no podía, simplemente no podía permitírmelo pues si nos deteníamos un segundo sería un segundo de ventaja para aquellos que nos estaban siguiendo.

El sonido de motores me alertaron de que no sería tan fácil huir de ellos, respiré agitadamente sintiendo como el terror inundaba mis venas. Sí, ambos éramos inmortales pero eso no significaba que no nos pudieran herir o encarcelar para que la raza humana conociera nuestra existencia, si eso ocurría todo se vendría abajo y la guerra que estallaría sería colosal.

—Saldremos de ésta, confía en mí —Dijo Brashier por lo que le miré.

Sus ojos azules grisáceos me miraban con detenimiento diciéndome que él haría lo que fuera necesario para protegerme, intenté sonreírle pero mi boca sólo podía hacer una mueca de terror a lo que estaba ocurriendo.

Los motores sonaron más cerca siendo acompañados por el sonido de ruedas sobre la tierra, el viento acarició mi piel temiendo por Brashier lo cual me desconcertó.

—No mires atrás —Me reprendió al adivinar mi intención.

—Están cerca —Urgí intentando correr mucho más a prisa.

—Saldremos de ésta —Determinó.

Apreté nuestras manos queriendo sentir que efectivamente él estaba allí y que ambos estábamos juntos en aquello. Pasábamos los árboles a velocidad rápida y dimos varias vueltas intentando ganarles en paso a los que nos perseguían.

De pronto el sonido de varios objetos viajar por el aire a velocidad rápida me alertó que estaban extremadamente cerca y que definitivamente Brashier y yo tendríamos que pelear de acercarse más. Sentí el cosquilleo en mi piel invadirme en cuestión de un par de segundos, le ordené a las llamas no lastimar a Brashier a lo cual obedecieron besando mi espalda.

El fuego se extendió a nuestro alrededor creando un aro de protección, Brashier me miró con una sonrisa a lo cual yo correspondí con otra. Detrás de mí un látigo de llamas calcinó algo que iba hacia nosotros para lastimarnos, no pude evitar voltearme y ver con sorpresa como varios hombres corrían a velocidad increíblemente rápida con diversas armas en sus manos, lo más increíble era que las armas eran arcos, dagas y demás ¿Por qué no portaban armas modernas?

—Ellos siguen la modernidad de hace seis siglos —Respondió Brashier como si yo hubiera formulado la pregunta en voz alta.

—A este paso nos alcanzaran —Dije entre jadeos comenzando a sentirme cansada.

Él miró hacia atrás y luego su mirada se fijó en mí.

— ¿Tus llamas están de acuerdo en rodearme sin llegar a quemar mi piel? —Preguntó con seriedad alternando miradas hacia atrás.

Mis llamas acariciaron mi piel diciendo que por aquella sola vez no le lastimarían.

—No te lastimaran —Le respondí mirándole.

—Entonces haz aparecer tus alas y que el fuego nos proteja de sus armas —Ordenó mirando hacia atrás.

Sin perder tiempo le pedí a mis alas que aparecieran. El cosquilleo invadió mi cuerpo con extrema rapidez, las llamas aparecieron formando mis alas en mi espalda, mantuve mi mano sujeta a la de Brashier para asegurarme de que las llamas no le dañarían. Me estremecí cuando ellas se formaron y se estiraron sintiéndose libres de nuevo.

Entonces el pánico volvió a invadirme pues no estaba completamente segura de poder volar, lo había hecho estando sola ¿Podría hacerlo teniendo otro peso?

—Confío en ti —Dijo Brashier rodeando mi cadera con su brazo izquierdo.

—Ahora, arriba —Ordené.

Las llamas se extendieron hacia Brashier para protegerle de igual manera, le miré casi esperando ver alguna expresión de dolor o algo parecido pero lo único que hacía era sonreír divertido. Mis alas aletearon con fuerza y el viento se alzó por debajo de ellas ayudándome a volar.

—Creo que un poco de ayuda no te vendría mal —Comentó Brashier abrazando completamente mi cadera quedando frente a mí.

—Gracias —Le dije de vuelta con una sonrisa.

Le abracé por los hombros para sostenerle con toda la fuerza que podía (que era mucha), tomé impulso y me elevé por el aire a gran velocidad, atravesé las nubes y opté por estabilizarme.

—No vueles directo a casa, ve hacia el oeste para despistarlos —Aconsejó mirando hacia abajo.

—Claro

Daba las infinitas gracias al cielo porque aún no era completamente de día y el cielo seguía siendo de un color naranja camuflando mis llamas. Mis alas aleteaban con una fuerza increíble haciendo que estuviéramos a kilómetros de distancia del bosque en cuestión de un par de minutos.

¿Quiénes eran esas personas? ¿Por qué nos atacaron? Era cierto que eran peligrosos pero yo no veía el por qué debían atacarnos cuando no les habíamos hecho ningún daño. Adivinaba que Brashier tendría que explicarme unas cuantas cosas cuando llegáramos a casa.

Cuando estuvimos bastantes kilómetros alejados del lugar donde estuvimos a punto de ser interceptados viré a la derecha para ir hacia la casa de Igor, esperaba por todo lo santo que aquellos hombres no pudieran saber dónde estaba residiendo.

No podía dejar de pensar en todo lo que acababa de ocurrir, primero la no grata sorpresa de Kenton queriendo asesinarme y ahora esto ¿Alguien más quería hacerme pasar otro mal rato?

—Aristed, puedes hacer que el fuego se vaya —Le escuché decir a Brashier por lo que le miré.

—Claro

No tuve que pedirlo e incluso pensarlo, ellas remitieron rápidamente dejándonos desprotegidos ¡Que digo! Ya estábamos lejos de los que querían acabar con nosotros por lo que no necesitaba protección alguna de las llamas. Miré hacia adelante visualizando la villa donde vivía, mis alas supieron exactamente que hacer por lo que me limité a dejar mi mente en blanco y no pensar en lo que estaba pasando, de lo contrario tendría un gran dolor de cabeza que prometía ser terrible.

El cielo estaba a pocos minutos de volverse celeste por lo que aleteé con más fuerza, Brashier tenía los ojos cerrados dándome a entender que estaba completamente concentrado en algo así que le dejé ser, no quería interrumpirlo.

En el momento en que llegamos a la villa hice desaparecer mis alas de manera poco elegante haciéndonos caer al suelo, lo positivo es que no había más de un metro entre nosotros y el suelo. Levanté mi bolso que había caído y miré hacia Brashier quien tenía la mandíbula tensa, algo le estaba preocupando y yo quería descubrirlo.

Él comenzó a caminar sin darme la mano de nuevo lo que me hizo suspirar de tristeza, me había hecho una falsa idea demasiado rápido y ahora tenía que comenzar el proceso de desengañarme de ella, era lo mejor pues podría tener menos posibilidades de decepcionarme en un futuro.

—Camina más rápido —Me urgió con voz tensa.

Me aferré a la tira de mi bolso y apuré mi paso caminando cabizbaja a su lado, el que fuera tan duro me afectaba de muchas maneras de las que algunas no estaba aún dispuesta a aceptar. Sentí su mirada sobre mí pero desvié la mía de manera de ocultar mi rostro de él.

Aquello nos había pasado a ambos, era verdad pero quizás él estaba más acostumbrado a esto de los combates ¡Jesús! ¡Después de todo él era el ángel de la guerra! Pero yo no lo estaba, no creía estarlo jamás. Merecía un poco de consolación de su parte diciéndome que todo estaría bien o cualquier estupidez que me hiciera olvidar un poco lo que pasó.

— ¡Apura el paso! —Me gritó exasperado a lo cual yo le correspondí deteniendo mi paso—. ¿Qué crees que haces? No puedes detenerte en este momento

—Lo estoy haciendo —Dije con terquedad.

No tenía por qué tratarme de esa manera pues al fin y al cabo yo no tenía la culpa de lo que estaba sucediendo, ambos (no solo él) éramos víctimas del ataque.

—Camina —Ordenó agarrando mi brazo derecho con fuerza para luego casi arrastrarme hacia adelante.

— ¡Suéltame! —Grité empujándolo con mi mano izquierda.

— ¡Debes avanzar! —Me exigió mirándome con furia.

— ¡No tengo la culpa de lo que está pasando así que no la descargues conmigo!

Él me soltó inmediatamente como si yo le hubiera quemado la mano, quizás ese era el caso pero lo importante es que su mirada era de sorpresa como si yo le hubiera despertado de un sueño.

—No te culpo por lo que pasó —Su voz se hizo más suave.

—Pero me gritas como si así fuera

Él suspiró llevándose las manos a la cabeza claramente exasperado por algo, no quise saber que le ocurría pues presentía que el hacerlo significaba tener que soportar sus insultos y altanerías, no estaba de humor para soportarle en aquel momento, ni siquiera podía hacerlo conmigo. Me volteé y comencé a caminar de nuevo.

—Detente

— ¿Ahora me detienes? ¡Decídete de una buena vez! —Le grité con rabia.

— ¡No me alces la voz! —Me advirtió con voz letal.

— ¡No eres quien para exigirme nada!

Su rostro se deformó a causa de la rabia pero no me acobardé y en cambio le miré de la misma manera ¡Él no debía gritarme! No me importara quien fuera.

Era una pérdida de tiempo que siguiera haciendo aquello por lo que me volteé y comencé a correr en dirección a casa, busqué la esencia de Igor y la seguí. Sabía que Brashier estaba detrás de mí pues podía escuchar sus pies chocar contra el suelo pero aun así no me volteé, no quería verlo pues la rabia que me había hecho sentir era descomunal ¡Quería calcinarlo! Yo no tenía culpa en lo que estaba pasando como para que ameritara ganarme gritos de su parte.

Toqué la puerta de la casa de Igor con insistencia, él no salió hasta un par de minutos después. Nos miró completamente confundido.

— ¿Qué hacen aquí? —Preguntó haciéndose a un lado para dejarnos pasar.

No dije palabra alguna y en cambio me limité a ir a la cocina, necesitaba agua para compensar el sudor que mojaba mi ropa produciéndome asco. Abrí la nevera, saqué una jarra y comencé a tomar sin importarme lo que Igor me fuera a decir sobre ello.

— ¿Qué fue lo que pasó? —Le escuché preguntar a Igor de nuevo.

—Nos persiguieron —Respondí dejando la jarra en la mesa donde habitualmente comíamos.

— ¿Quiénes?

—No hubo forma de saberlo —Miré hacia Brashier que me miraba fijamente sin emociones.

Por alguna razón aquella simple mirada me enfureció más de lo que ya lo hacía su ser entero.

— ¡No me mires así! —Le grité dando varios pasos hacia él.

— ¡¿De qué manera?! —Igor se hizo a un lado y nos observó.

— ¡De la manera tan estúpida con la que lo haces!

El viento sopló dentro de la cocina con fuerza haciendo que mi cabello bailara de un lado a otro, sus ojos azules grisáceos me miraron de manera dura pero no me importó en absoluto.

—Puedo calcinarte si llegas a hacerme algo —Le advertí con voz severa.

— ¿Quieres retarme?

—Ya lo hice

Entonces sin pensar en lo que estaba haciendo salté sobre él derrumbándonos en el suelo, Brashier me miró sorprendido por unos momentos mientras yo intentaba golpearle al rostro, sentía tanta furia que ya no podía controlar mi cuerpo.

— ¡Aristed cálmate! —Me gritó Igor jalándome por los brazos.

Invoqué las llamas que golpearon sus manos haciéndole retroceder ¿Le quemé? ¡Nadie le dijo que debía acercarse a donde yo estaba!

— ¿Ahora quién es más fuerte que quien? —Le dije a Brashier mientras sentía como mi cabello se convertía en llamas.

—Por que estés sobre mí no significa que ganarás —Se burló.

Solté un fuerte gritó que hizo retumbar la casa entera, a pesar de que él atrapó mis muñecas logré soltar mis manos y rodeé su cuello apretándolo lo más que podía, él lucho contra mí logrando apartar mis manos de su cuello. Con determinación mordí una de sus manos haciéndolo gemir de sorpresa y sin perder tiempo le ahorqué de nuevo con más fuerza. Brashier quitó mis manos de su cuello de nuevo lo que me enfureció aún más.

— ¡Ya basta! —Gritó Igor.

Ninguno le hizo caso, ambos nos mirábamos a los ojos con rabia. Intentaba golpearle pero sus manos estaban firmemente cerradas en mis muñecas. De un momento a otro él estaba sobre mí colocando mis manos por encima de mi cabeza. Luché por deshacerme de su agarre pero él apretó con más fuerza haciéndome gritar de dolor, él tampoco se detendría de herirme.

— ¡Brashier!

—Cierra tu maldita boca Igor —Le espetó enfureciéndome aún más.

Alcé con rapidez su rodilla pegándole en sus partes nobles, él gritó adolorido pero no me soltó así que repetí el golpe varias veces hasta que se tiró al suelo temblando por el dolor.

— ¡Nadie maldice a mi padre! —Le grité dándole golpes en el pecho.

Brashier aún estaba delirando por el dolor por lo que no pudo reaccionar a mis golpes que a pesar de ser un poco infantiles eran duros, me enorgullecía la fuerza que había ganado por ser inmortal. La furia se hizo más fuerte por lo que lancé un golpe certero en su rostro rompiendo su labio inferior, él fijó su mirada en mí con tanta rabia que mi cuerpo se congeló por unos momentos.

—Tú lo elegiste —Rugió antes de alzar sus brazos.

Algo invisible rodeó mi cuello con fuerza estrangulándome, caí con fuerza al suelo golpeándome la cabeza. Igor estaba en una de las esquinas de la cocina mirándonos completamente horrorizado, algo transparente le rodeaba por lo que no podía moverse.

Brashier saltó hasta estar encima de mí nuevamente, el “algo” invisible desapareció dejándome respirar de nuevo. Intenté rodear su cuello con mis manos pero me fue imposible pues ese algo las amarró en mi pecho. Brashier me sonrió burlón y se levantó del suelo.

— ¿Sigues siendo valiente? —Preguntó engreído moviendo su mano derecha hacia arriba.

Mi cuerpo fue alzado por el aire, le miré con furia diciéndole que me soltara pero él negó lentamente con la cabeza.

—Quisiste jugar conmigo y eso no se hace —Intenté desatar mis manos pero ese algo las apretó más.

—Brashier basta, ella no es un enemigo —Le advirtió Igor con furia.

El ángel de la guerra miró hacia él con una sonrisa sínica en su rostro. Su mano derecha se cerró en un puño apretado de pronto y el aire me apretó con tanta fuerza que los bordes de mi visión se hicieron borrosos. Quise gritar pero mis pulmones no tenían aire para sustentar mi grito. Igor gritó por mí y una luz azul marino llenó la habitación.

— ¡Bájala en este preciso instante! —Le exigió liberándose de la trampa que Brashier le había puesto.

El ángel de la guerra abrió su mano y yo caí al suelo, jadeé con fuerza intentando aspirar algo de aire, mis pulmones ardían insoportablemente. Miré hacia Brashier que me observaba sin emociones, sentí mi cuerpo cosquillear, las llamas estaban listas para lanzarse sobre él y calcinarle.

— ¡Basta! —Me gritó Igor poniéndose entre Brashier  y yo.

— ¿Cómo le puedes defender? —Me quejé levantándome del suelo.

—No lo hago, esto es simplemente estúpido —Miró hacia Brashier—, ambos están tensos pero eso no significa que acaben el uno con el otro

Mi padre nos dedicó una mirada dura a ambos, yo no apartaba la mía de los ojos azules grisáceos de Brashier, él tampoco lo hacía con los míos.

La racionalidad fue llegando poco a poco llenándome de pesar ¿Cómo yo pude hacer aquello? ¿Cómo pude tan siquiera pensar en asesinarle? ¡Era terrible! Yo amaba a Brashier y el que yo misma le hiriera me lastimaba más de lo que los golpes le dolían a él. Mis ojos se llenaron de lágrimas rápidamente lo que hizo que Brashier relajara su semblante.

—Lamento esto —Dije desde mi posición.

—También lo lamento —Igor sonrió un poco y dejó la vía libre para que nos abrazáramos.

Nos miramos a los ojos fijamente sintiendo (ambos, de alguna manera pude sentir sus emociones) dolor por lo que acaba de pasar, fuera cual fuera la razón de nuestro arrebato no involucraba que nos tratáramos de aquella manera.

 Bajé mi mirada sintiéndome avergonzada de lo que hice, no me alcanzaría la eternidad para perdonarme a mí misma por herirle ¿Qué hubiera pasado si hubiera acabado con él? ¡Hubiera sido terrible!

Caminé hacia el pasillo sintiendo las miradas en mi espalda, la esencia de Brashier me rodeó preguntándome qué ocurría, yo negué con la cabeza no pudiendo encontrar mi voz. Todo cayó sobre mí de nuevo sumiéndome en una absoluta tristeza.

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